•C I N C U E N T A Y C I N C O•
(2/3)
RAPHAEL
Miró las parejas moverse en la pista, sonriendo y divirtiéndose mientras se abrazaban susurrándose de cerca como sabían hacer las parejas, se estaban divirtiendo y eso le molestaba, porque todo le recordaba a Simón, lo que podrían estar haciendo dándose una oportunidad bailando en aquel lugar, abrazados, mientras él le susurraba palabras lindas a su oído viéndole sonreír, pero eso no pasaría, haciéndolo volver a la realidad cruzando los brazos desviando la vista sorprendido a ver a Magnus Bane, su mejor amigo, en el escenario junto a los demás chicos bailando, aunque el moreno llevaba una marcara para ocultar su identidad, aunque a él no se le podía engañar porque conocía muy bien a su amigo. Tomó la radio de su cintura para avisar lo que estaba sucediendo, no quería imaginar que el moreno se había escapado para hacer aquella locura.
—Lidya, llamado urgente, cambio.
Podía observar como llevaba uno de los disfraces como sus compañeros, el mismo o el idéntico que él se había puesto para ayudarlo a arreglar, no podía imaginar que Magnus se había despertado o se le había cruzado por la cabeza para llegar al mismo momento en el que estaba, y que ninguno se diera cuenta que el diseñador de las vestimentas ahora estás ahí arriba. En el medio de la música pudo escuchar cómo Lidya le respondía.
— ¿Qué sucede Santiago? Cambio.
A pesar de que estaba todo oscuro podía ver a ese chico y estaba seguro de que era quien pensaba, nunca se había equivocado en reconocer a una persona, menos con alguien que convivía todos los días con él, no podía equivocarse porque reconocía perfectamente en silueta física y situación mental de su amigo como para estar ahí arriba.
—Magnus está en el escenario, bailando con una máscara ¿Lo bajo de ahí? Cambio.
Ya estaba comenzando a ver cómo el moreno estaba tocándose mucho, para provocar ¿Pero provocar a quien? Miró por todo el lugar, pero sabía que no podría ver más allá de aquellos bultos de gente, pero sabía que el moreno si podía ver a la persona que provocaba y cuando se esmeraba a aquello, nada podría hacerlo retractar su acción, muy dentro suyo sabía que esa persona no era más que Alexander Lightwood.
—No, mandaré a Alexander, gracias por avisar, quédate en tu sitio, cambio.
Y lo había conseguido, tenía las fichas a su favor y tenía a Alexander justo donde lo quería, a sus pies, en el mismo juego que estaba entrando y no habría salida hasta que el moreno le dijera que era hora de marcharse, de seguro que hasta el mismísimo Magnus Bane ya tenía planeado, cómo sería todo hasta el final del juego, no pasarían más de unos pocos meses hasta que se aburriera y buscará una nueva presa. Pudo observar al ojiazul subir por el escenario y agarrar al moreno de la máscara para subirlo a su hombro y bajar, escuchando como muchos se quejaba, otros reían por la acción.
—Tendrán una noche agitada— se susurró— te felicito Magnus Bane, una buena estrategia.
La noche pasó rápida y como era de esperarse era otro día sin ningún tipo de problema, Pandemónium era un lugar respetado, si habían problemas de inmediato se sacaba la raíz de aquello, pero todos sabían que si lo hacía perderían aquel lugar que les hacían bien. Casi en el amanecer el auto donde ambos iban, él y Magnus, arrancó con un moreno un poco alborotado y algunas marcas en su cuello mostrando lo divertido que había sido la noche mientras que el sentía el cansancio bajar por todo su cuerpo rogando unas horas de sueño de la cual estaba encantado recibir.
—Alexander dijo que Simón estaba muy triste cuando se estaba encaminando a la terminal, dice que no quería irse y que estaba esperando que fueras a buscarlo.
—Muy infantil de su parte— susurró.
—Pero adorable si lo piensas, a pesar del golpe que le diste el aún estaba esperanzado de que irías— respondió Magnus— si eso no es amor ¿Entonces qué es?
—Amigo mío, estoy muy cansado para escuchar tus estupideces ¿Podríamos dejar este tema hasta mañana a la tarde? ¿O no hablar nunca? Por favor.
Como lo espero el moreno se quedó callado el resto del camino y Raphael solo cerró los ojos relajándose en aquel asiento ¿Simón también estaba así? ¿Pensando en él? ¿O tratando de olvidarse? Suspiró sintiéndose un poco estúpido al no poder olvidarse de Simón, lo quería ahí a su lado pero le odiaba por todo lo que pasaba, era una lucha interna la cual se le agregaba el peso de la operación de su madre y a Magnus molestando con la ida de Simón que le hacía imposible soportar aquello.
— ¿Así que te divertiste con Alexander?
Pudo escuchar la risa del moreno que debía estar recordando aquellos momentos, había acertado cuando dijo que estaba arriba del escenario, porque si era él, y todo era un plan organizado para llevarse al ojiazul a su lugar privado y abusar, o mejor dicho divertirse, con él.
—La mejor noche— dijo entre risas— todo de acuerdo a mi plan.
— ¿Hasta cuándo piensas jugar con él?— preguntó Raphael.
Vio como Magnus negaba unos segundos, como si en verdad estuviera sacando cálculos de aquella situación, contando cuanto sexo habría y todos los cálculos que sabía hacer siempre.
—Es un juego muy distinto a los demás, Alexander es un jugador experto como yo, ambos entramos a este juego donde somos quienes guiamos, esto se acabará según cuál de los jugadores se canse primero y ese será el ganador— comentó— y sabes que no soy de durar mucho en esto.
—El juego ya es tuyo Magg— alentó.
Cuando ya quisieron ver el auto estaba parando en el puente de la casa, y ambos bajando con cansancio para caminar dentro de ella, era un día más pero agotador, ya que Raphael le había bajado por todo el cuerpo un cansancio emocional por todas las cargas que estaba soportando y Magnus, bueno el moreno tenía un cansancio físico por haber tenido una noche movida siendo de pasivo. Cuando caminaron a su habitación, su amigo moreno dijo algo antes de cerrar la puerta con rapidez:
—Duerme bien mi querido Rapha, sueña con el amor que acabas de perder.
Y eso había sido lo suficiente como para que al llegar a la cama se quedará despabilado unos minutos pensando en el otro chico, preguntándose una vez más que estaría haciendo, maldiciendo a Magnus por lo que le estaba causando, queriendo ponerlo mal hasta llegar al punto donde debería llamar a Simón en medio de una crisis, y se estaba rehusando a eso.
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