Después de que Natsu se fue, me preocupaba bastante sobre lo que había dicho Natsu.

Escuchó una voz en mi habitación y sentía algo nostálgico en ella. ¿Que podría ser?

Estaba llena de dudas. Pero eso no era lo único,estar sola en esta gran mansion, fría y enorme, me hace sentir...un dolor en mi pecho.

Fui a mi habitación para tomar una baño, entre a esta, tome mi toalla, antes de pasar por el marco de la puerta, de nuevo el me habló.

—¡¿Porque lo detuviste, estúpida?! — me grito enojado, me gire a verlo.

—Callate, espejo...— le conteste, escuche como apretaba su dentadura y volvió a gritarme.

—¡¡Solo un poco más y ya estuviera fuera de este maldito espejo!! —

—¡¡Callate!!— grite ya molesta, no siguió hablando —¡Solo callate...!— trate de retener las lágrimas.

—Que se hayan muerto tus padres no es mi problema, tu eres mi juguete y haras lo que diga — es de lo peor, un imbécil ¿Acaso no tiene sentimientos? Pues claro que no, es un espejo.

Lo deje hablando sólo y me metí al baño, me despoje de mis ropas y rápidamente me meti a la bañera, me abrace de mis rodillas y puse mi cabeza sobre estas, dejando salir mis gruesas lágrimas.

Después de unos largos minutos del baño, me fui a acostar a mi cama, quería dormir y despertar con mis padres, dándome los buenos días, que esto fuese un mal sueño...Pensando en esto, me quede profundamente dormida.

A la mañana siguiente me desperte pesadamente, gracias a los brillantes rayos del sol. Hoy tenía que ir al instituto, fui al baño para lavar mi cara, me cambie con el uniforme, al ver la cocina sola y la mesa, sentía un vacío enorme en mi corazón. Realmente no tengo ganas de ir...

—Ya me voy— dije para salir por la puerta.

De repente se vino a mi mente Natsu...
A pesar de que apenas lo conocí, me ayudó dándome ánimos, pero me deja inquieta lo que me dijo, es misterioso...

Sin darme cuenta, llegue al instituto, encontrándome con Levy y Erza.

—Buenos dias, chicas— les salude alegre y las dos me devolvieron el saludo con una sonrisa.

La clases siguieron su rumbo normal, por fin el receso, las chicas me esperaron en el salón ya que quería comprar algo en la cafetería.

Parecía como si fueran a sacrificar alguien, había una multitud enorme, trate de meterme entre la gente ¡lo único que quería era un melon pan!

Estire mi mano para alcanzar el pan, cuando notó que alguien lo agarro. No creó que viva para contarlo. Me voltee rápido para ver al culpable, cuando me di cuenta de quien era abrí los ojos como plato.

—Nos volvemos a encontrar, Lucy— me sonrió.

—¡¿N-Natsu?!— no me dejó reaccionar porque me sacó de toda la multitud.

—Aqui tienes— me entregó el pan y me sonrió.

—G-gracias...— tome el pan con mis manos y desvíe la mirada.

Dicho esto, hice una pequeña reverencia en agradecimiento y lo esquive, camino a mi salón.

—¡Espera!— me detuvo tomando de mi muñeca, voltee a verlo algo nerviosa —¿Puedo ir a tu casa de nuevo?

¿Que?...

—L-lo siento, de verdad tengo prisa ¡Adios!— me safe de su agarre y acelere el paso.

Jamás debí llevarlo a mi casa ¡Soy una tonta!

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