Dos.

Recuerdo que ése día era jueves, lo sé porque desayuné un sándwich y en clase de matemáticas todos se burlaron porque tenía lechuga en mis dientes. Eso pasa por no lavarme los dientes luego de cada comida pero ¡vamos! A puesto a que tú tampoco lo haces. Los humanos somos muy contrariados, juzgamos hipócritamente, acéptalo, de eso se trata la vida, al menos la vida de las personas en la época correcta.

En fin, ése día había olvidado ir al baño antes de ir al instituto, era como una costumbre y si no lo hacía entonces luego me cobraba factura y de un momento a otro sentía que la vejiga me explotaría en cualquier segundo. Afortunadamente el profesor no era un competo idiota así que tome el pase y salí del salón directo hacia el baño. ¡Oh, olvidé decirte! eso fue hace un año, cuando estábamos en quinto y todos se concentraban en qué chica estaba más buena; simios.

A veces pienso que no debí nacer hombre ¡No me malinterpretes! ¡NO soy gay! Y tampoco me siento atrapado en el cuerpo de alguien más o esas frases que terminan de portada en alguna noticia (si eres gay no quise ofenderte), es sólo que los chicos de mi edad son unos idiotas, su día se basa en golpearse y clasificar a las chicas mientras se dicen apodos tontos. Algo como:

"Oye tigre, te veo bien con la de pechos grandes"

Y eso mientras le da palmadas en el hombro. Lo sé, lo veo todos los días de mi vida. Soy bueno observando a las personas, lastima que no cuente como algo productivo... Ya me estoy saliendo del tema, lo siento, suelo divagar mucho... Así que estábamos con mi vejiga.

Recuerdo que salí corriendo al baño cuando me aseguré que nadie me veía, pero pare en seco cuando escuché un llanto, y no uno muy normal, te juro que creí que estaban matando a alguien, provenía del armario del conserje (no entiendo por qué tiene un armario, ese hombre nunca limpia y cuando lo ves sientes que morirá en cualquier momento). Me debatí si entrar o no pero lo hice. De inmediato esos ojos marrones me observaron y las ganas de ir al baño quedaron en segundo plano.

Ella solo me observo y siguió llorando, entonces simplemente lo hice, sin pensarlo. Solo lo hice. Me acerque a ella y la abracé, no me apartó. No sabía qué le ocurría pero sí sabía que haría cualquier cosa para borrar esas lágrimas. Olía a coco, yo odiaba el coco pero después de ése día se volvió mi olor favorito. Frote su espalda e hice como si mi mano no temblase, ella lloraba desconsoladamente y por ése pequeño instante no fui el chico del cubo de Rugbi y ella no fue la chica rara.

No entraré en detalles porque fue una conversación privada y lo que le paso no tienes por qué saberlo, pero sí te diré que luego de eso me susurró un "gracias" y me dio un beso en la mejilla antes de echar a correr fuera del armario. Me quede allí quizás unos veinte minutos con la mano en la mejilla. El conserje entro y me corrió pensando que me estaba masturbando. No me importó en lo absoluto porque tenía el olor a coco en mi nariz y un cosquilleo en la mejilla.

Llámame raro pero no me lavé la mejilla hasta el otro día.