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🌾Capítulo VI🌾

<Capítulo VI>
"Me parece conocido."

Un castaño se encontraba sentado en una de las bancas que había en el lugar, desde esa pequeña distancia, apreciaba con una mirada divertida a su gemela bajo presión, nunca la había visto así, por lo que debía aprovechar y grabar todo en su cabeza para recordarlo hasta cuándo su memoria se acabe.

—¡Es que no sé que hacer! —Exclamó una mujer asiática con cabello negro lacio que le llegaba hasta más abajo de la cadera de largo mientras que intentaba acomodar el vestido de Mabel.

—Yo tampoco, es que no sé como esta cosa. —Una voz gruesa de mujer lo hizó voltear a verla pero se arrepintió cuando vio como está se intentaba poner aun su propio vestido de dama de honor.

—¡Por Dios, Grenda! Hay un hombre aquí. —Se quejó Dipper para taparse los ojos con un ligero sonrojo aunque no le atrajera para nada la chica, seguía siendo vergonzoso.

—Oh, vamos, Dip-dop, recuerda que antes hacíamos pijamadas todos juntos, hasta ellas ya te vieron andar en bóxer en la cabaña del Tío Stan.

Suspiró resignado, era cierto, aquellas amigas de su hermana se habían vuelto sus amigas después de un tiempo que hasta todos en ese lugar podían pensar que se consideraban familia pero de distinta sangre.

Paso media hora de quejas y gritos de felicidad al terminar sus acciones, hasta que finalmente todo estaba listo, justo cuando Dipper ya estaba abriendo la puerta para marcharse, fue detenido por la voz de Mabel quien le había pedido que la esperara y hacer que ambos quedarán solos en aquella linda habitación que era de ambos cuando eran apenas unos preadolescentes porque, si, Mabel había insistido tanto con su prometida para que se casarán en aquel misterioso pueblo donde se habían conocido grandes amistades y primeros amores de los dos chicos.

—¿Qué sucede, Mabs? —Se acercó un poco a ella para quedar a menos de un metrode distancia, pudo ver como está movía sus manos con nerviosismo, entendió lo que pasaba. —Tranquila, todo estará bien, tu la amas y ella te ama ¿No?

—Es que... Quería que nuestros padres estuvieran aquí, quería que fuera papá quien me llevará al altar...

—¡Oye! Me siento ofendido, creí que sería bueno llevándote a ese altar.

Mabel sonrió con dulzura, feliz de que su hermano si estuviera allí.

—Además, no olvides que nuestros tíos tambien están aquí, aunque papá y mamá no quisieran haber venido, ellos se pierden de la buena comida que darán en la celebración porque no creas que no le he echado el ojo.

Rieron por lo dicho, no era tanto porque las palabras hubieran sido graciosas, sino que se sentían felices y ellos lo sabían de alguna forma, como decían de pequeños: su conexión de gemelos.

Fueron caminando hacia la puerta pero antes de salir, Dipper hizó una postura con su brazo para que la novia pusiera el suyo entrelazandolos, se sonrieron para seguidamente salir en dirección al patio donde la gente los esperaba.

Todo pasaba como en cámara lenta, daban pasos por encima de la tela color lila que los dirigía al altar, todos sonreían, había las típicas personas que no conocían a los gemelos y quedaban embobados por la hermosa belleza de ambos, su cabello esponjado y castaño, la piel ligeramente bronceada y sus grandes ojos marrones cautivaban a cualquiera, más con Dipper quien parecía un adolescente demasiado lindo por su cuerpo pequeño, casi a la misma altura que Mabel, sumándole aquella nariz redona que siempre estaba de color rosa como sus labios.

La ceremonia comenzó y finalizó como cualquier otra, sellando el amor eterno que planeaban las chicas con un beso. Muchos aplaudieron y gritaron de la emoción, Dipper hizó ambas cosas, estaba feliz por su hermana, demasiado que una lagrima traviesa resbaló por su ojo derecho pero la limpió lo más rápido que pudo.

—¡Come lento, Bill! —Will lo regañaba, la comida salía por las comisuras de sus labios y eso incomodaba a algunas personas que pasaban frente a la mesa de comida y preferían alejarse para volver en otro momento.

El rubio lo ignoró, le daba totalmente igual lo que las personas pensaran, tenía hambre y eso era suficiente para ignorar a todos, hasta a su propio hermano quien se dio por vencido y decidió mirar al frente como forma de derrota. Se sintió culpable al ver como Will se enfadaba con él, estaba apunto de tragar la comida que estaba en su boca hasta que vio una cabellera castaña, no le iba a prestar atención hasta que vió como aquel chico se giraba y así poder ver su rostro. Comenzó a ahogarse de la sorpresa, la comida estaba en su garganta impidiendo que el oxígeno pasará a su cerebro y pulmones, todas las personas lo empezaron a ver, no sabían que hacer ante un rubio en mitad de la muerte.

—Ay, no, tenía que ser el dorito. Siempre él. —Pacífica puso su mano en la frente mientras negaba con la cabeza.

Dipper volteó a ver hacia donde se originaba el ruido para encontrarse con un rubio que le resultaba familiar pero al ver lo que pasaba, corrió hacia él con rapidez, se puso detrás suyo para rodearlo con los brazos y presiono el cuerpo de Bill varias veces hasta que expulsó el pastel de fresa encima del ojo de Will. Todo bien hasta que a Bill se le ocurrió girar para agradecerle a la persona que lo salvó sin darse cuenta que estaba demasiado cerca de la mesa de comida, al darse la vuelta sin querer empujó a Dipper quien cayó encima de la mesa, una grande jarra de agua lo mojo y lo que quedaba de pastel cayó en su cabeza.

—¡DIPPER, EL AGUA DE HORCHATA NO! —Mabel se acercó corriendo, no a socorrer a su hermano, sino a intentar salvar la grande jarra de agua de sabor.

El castaño tenía la mirada dirigida al suelo, como si estuviera analizando lo que pasaba hasta que miró a Bill quien lo miraba arrepentido.

—¿Me perdonas?

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