<Capitulo V>
"Hasta la próxima." 

Al fin, la ropa habia estado lista desde hace unos minutos y Dipper ya estaba poniéndose la ropa con la mirada de Bill encima de él y eso comenzaba a incomodarlo de cierta manera.

—¿Puedes no verme?

—Es que te veías mejor con mi playera, se te ve mejor el amarillo. —Respondió como si nada.

Era increíble que en menos de dos horas, Bill pasará de ser un hombre asustado por acostarse con otro hombre a comportarse como era realmente, era extraño que ya se tuvieran la confianza para contarse ciertas cosas y eso les parecía extraño pero genial de cierta forma, agradecían internamente que el ambiente no se volviera incómodo en cualquier momento. Cuando el castaño finalmente se acomodo su ropa en su lugar, aprovecho para enviar un mensaje de texto a su hermana y a Wirt sobre que estába bien y en un momento más llegaría a su departamento, Bill lo miraba desde una distancia prolongada, justo sentado en una silla de madera que estaba junto a una mesa de igual material, sus ojos denotaban algo que Dipper no sabía pero tampoco le dio importancia, le daba medianamente igual aunque en su mente paranoica tenía varios pensamientos de estár junto a un psicópata, que en cualquier momento, lo asesinaría para comérselo como si fuera un filete, por eso mismo, apresuró el movimiento de sus dedos en la pantalla de el aparato y terminar por ponerse sus zapatos.

—Bueno, supongo que ya me voy, rubia. —Avisó para dirigirse a la puerta pero fue detenido por el otro. Cuando sintió los dedos de Bill sujetar su brazo, entró en pánico pero no lo demostro, antes no lo había pensado tanto pero ahora si tenía temor de terminar siendo asesinado por un casi desconocido.

—Sólo quería saber si podríamos vernos de nuevo. —Comentó con pena, no estaba acontumbrado a pedir la compañía de alguien pues siempre era al revés.

Dipper relajó la mirada y su cuerpo, se alejó un poco de él pero su brazo seguía siendo sujetado con un poco de fuerza pero sin lastimarle. —Lo siento, Bill. No suelo "enredarme" con la misma persona. No es que me caigas mal o algo parecido, solo... No es de mi rutina. —Respondió avergonzado y con sus mejillas teñidas de rosa, no quería lastimar al otro, le había agradado después de todo, pero no quería distracciones por ahora porque iba a estár más ocupado que de costumbre todo ese mes y no le apetecía tener algo con alguien.

—Entiendo... Lo lamento, sólo me emocione. —Soltó una risilla para disimular su pena y lo soltó.

Dipper le sonrió con amabilidad y se despidió dejando en claro que no deberían volver a verse para generar mal entendidos y que le había agradado estár con él, saliendo por la puerta sin darse cuenta que dejaba a un hombre con la mirada extrañada como un niño a quien se le pierde su juguete preferido.

El pequeño Pines se encontraba ya un poco perdido entre las calles pero cuando finalmente encontro el túnel del metro se alegro de enorme forma para terminar por subirse al que lo dejaría por su hogar, no pudo evitar preocuparse por su gato, aunque el sabía que tenía la suficiente agua y comida, algo en su mente lo inquietaba y pensó que aquello sería su mascota.

—¿En verdad l-lo hiciste con un c-chico? —Preguntó su hermano con sorpresa pero feliz de que el rubio le tuviera confianza de nuevo.

—Así es, Willcito, no recuerdo mucho, la verdad, pero algunas cosas se me vienen a la mente. —Respondió y un ligero sonrojo y una sonrisa egocéntrica se albergaron en su rostro pues algunas escenas de Dipper pidiéndole más era lo que venía a su cabeza.

—¿C-cómo q-qué? —Se intimidó por la mirada tan extraña que Bill tenía pero la curiosidad le gano.

—Hay cosas que aun no debes saber a tu edad. —Dijo con un deje se superioridad aunque eso no le extraño viniendo de su hermano menor.

—Soy mayor que tú, Bill.

—Pero tu mentecita es de baby. —Sujetó las mejillas del d cabello azul para zarandearlas un poco ganando una mirada de irritación de su hermano.

Will estaba ofendido por su hermano, a él no le agradaba que lo trataran como un pequeño niño, solo seguía siendo muy tímido aun para su edad, eso generaba que muchas personas lo creyeran con retraso mental por estár tartamudeando la mayoría del tiempo con las personas que apenas conocía pero las que ya estaban en su vida desde hace años, sabían que éste era bastante inteligente pero no más que Phill o Bill.

El rubio se alejo, dejándole al fin las mejillas y aprovechó para hablarle. —¿Entonces... T-te gustan los ho-hombres?

—Bueno, tal vez.

Se quedaron en silencio, uno un poco incómodo, cuando estaban a punto de irse cada uno a sus hogares, recibieron un mensaje que agradecieron para que el ambiente no estuviera tan tenso, era un texto de la misma persona, diferentes apodos: "Alpaca rubia." y "Paz."

Abieron la boca sorprendidos cuando, al llegar al final del largo escrito que relataba cuanto amaba a su chica, decía claramente "¡Estás invitado a mi boda!"