Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Extra II

"Pequeños instantes de felicidad"

—¡Oye! ¡Milton! ¡Ven aquí, pequeño mocoso!—corría por la arena intentado atrapar a ése chiquillo.

—¡Ña, ña, ña! ¡A qué no me atrapas!—se volvió a mí mientras sacaba la lengua y hacia demás muecas.

—¡Juro por todos los astros que haré que te ganes una buena paliza!

—¡Atrapame, gorda!

Me detuve y abrí mi boca en una perfecta "o". Universo, dime por favor, que él no acaba de decir lo que creo que acaba de decir.

Bueno, yo creo que sí acaba de decir lo que tú crees que acaba de decir.

No hablaba contigo.

¡Bien! Pero yo también estoy aquí, gorda.

¡Que no estoy gorda! ¡Cierra la boca!

Y era cierto, no estaba gorda. Al menos no en mi cuerpo, quizás tenía mis mejillas un poco más infladas. ¡Pero no estaba gorda! Milton siempre quería molestarme con eso.

—¡En serio, no quieres probar lo rápidas que son mis piernas cuando se lo proponen, mocoso!—recordé todas las veces que literalmente, corrí por mi vida.

Continuó corriendo e ignorando mis gritos, mientras todo el mundo en la playa nos veía, pero poco me importaba. Ahora estaba yo a cargo, y ése chiquillo de calzones sucios debía de hacerme caso.

Bien Milton, tú lo pediste.

El entrenamiento que había estado manteniendo gracias al nado sincronizado me ayudó demasiado en ése momento. Eso y también las experiencias de haber corrido tanto, je.

Por lo que rápidamente pude alcanzar a Milton y cuando estuve a punto de atraparlo, otros brazos lo hicieron primero.

—¡Ajá! ¡Te atrapé!—lo levantó en brazos y ambos rieron.

¡NO!

JA. Alguien lo agarró primero, eh.

Shhhh.

—Yo ya iba a atraparlo—dije recuperando el aliento—¿Por qué eres así? Ya casi era mío.

Lo miré mal y él sonrió.

—Oh vamos, bonita. Sólo quería ayudar.

No, no, no. Esta vez no funcionaría ni el "bonita", ni mucho menos su estúpida y perfecta sonrisa, ni tampoco el hecho de que llevara el torso desnudo. ¡Eso no, James Martin!

Pero míralo, es tan lindo, joder.

Si quieres llévatelo.

¿De verdad?

No.

Ay.

—Milton, estás a mi cargo, compórtate tu madre me arrancará la cabeza si algo te pasa, ingrato—asintió y se echó a correr de regreso a nuestro lugar—Y tú, Martin. ¿Ya ves porque no quiero hijos contigo?

Lo miré mal y él rió. Pasó su brazo por mis hombros, mientras caminábamos detrás de Milton.

—No seas tan amargada, bonita.

—No es que sea amargada. Es que ¡Mira!—señalé al chiquillo—¡Le apañas todo a Milton! Y sólo tiene ocho.

—Entre hombres, nos cubrimos las espaldas—le di un codazo en el estómago que le sacó una pequeña carcajada—Lo siento, no es mi culpa ser su tío preferido.

—¡Ahí sí te pasaste!—siguió riendo—Es obvio que yo soy su tía favorita, tonto, sino que otra explicación a qué me saque tantas canas verdes.

—Ahorra algunas de ésas canas verdes para los nuestros.

—Eso dicelo a Milton, no a mí—apoyé mi cabeza de su hombro, mientras seguíamos caminando.

Milton era el pequeño "bebé" de mi hermana, ella seguía insistiendo en que era su bebé y lo más gracioso, era que cada vez que lo decía o ella lo llenaba de besos, el chiquillo hacia muecas de fastidio.

Sí, para su muy buena suerte. Era igual de afectivo que yo.

Tú eres afectiva. Mira como estás de acaramelada con el James.

Es distinto. Esto no es tan afectivo.

Claro.

En serio, hay veces que James sólo puede causarte diabetes. Pero al fin y al cabo, es el chico al que amo y puedo dar mi brazo a torcer en algunos momentos con él.

—Tía Q, tengo hambre—reclamó el chiquillo apenas llegamos a nuestro lugar.

Busqué rápidamente en mi canasta y saqué un envase de plástico con varios de mis especiales emparedados. Y nos sentamos los tres dispuestos a comer.

Sonreí debido al apodo anterior. Sí, había sido Jacob que le mostró ése apodo y de la nada, sólo comenzó a llamarme "Tía Q" cada vez que lo hacía, sólo podía pensar en el idiota de mi mejor amigo, que aún seguía llenando el mundo de colores.

Y pensar en mi mejor amigo, me llevaba a pensar en la loca de mejor amiga que tenía. Eva, había estado viajando por todos lados, conociendo todo el mundo, haciendo lo que más le gustaba. ¿Pero al lado de quién más le gustaba? Aunque ella juraba odiarlo, James y yo sabíamos que ésos dos terminarían enrrollandose.

Si es que no lo hicieron ya.

Papá y mamá estaban de vacaciones a las Islas Maldivas, como regalo de aniversario que junto a mis hermanos decidimos darles. Claro que quién se encargó de todos los vuelos y estadía, había sido Quincy.

Ése seguía igual de soltero empedernido, pero vale, que la madurez le había traído un montón de mujeres atractivas.

Si fuera soltera envidiaria a mi hermano.

O quizás no. A veces pensaba tantas cosas y aunque por mi cabeza no dejaban de pasar los "Y sí..." que llegaban a sembrar algo de duda en mí.

Sólo pensaba en todo lo que tenía y en quién era ahora. Veía a mi familia, mis amigos y mi chico, y podía estar segura de que estaba en el lugar y con las personas correctas.

—Iré a jugar a la pelota—dijo Milton apenas terminó de comer.

—Sólo no te alejes—levanté mi pulgar.

Me acosté sobre la toalla, bajo el gran paraguas y coloqué las gafas de sol sobre mis ojos, no pasaron ni siquiera dos minutos cuando sentí el pecho de James rozar contra mi brazo y seguidamente su brazo rodearme.

—Se siente tan bien estar así—murmuró.

—Sí, es todo tan tranquilo, tan pasivo, tan...

—Estable.

—Exactamente. Esto es felicidad pura—levanté mis gafas y nuestros ojos se conectaron.

La felicidad son sólo pequeños instantes, bonita—acarició mi mejilla.

—Entonces, desearía que éstos instantes fueran eternos—lo abracé.

—Mientras en tus recuerdos se perpetuen, lo serán, bonita—dejó un beso sobre la coronilla de mi cabeza—Mírame a mí, mis pequeños instantes de felicidad se basan en convivir contigo, en leer juntos, en comer juntos o sólo verte ahí, junto a mí dormida en la cama.

Sonreí como boba y el dejó un suave beso sobre mis labios.

»Tú eres mi felicidad, bonita.

Vieron que sí da diabetes. Pero joder, como me encanta.

—A Samantha le encantaría saber de esto—mi sonrisa se amplió.

—¡Oh no! No te atrevas—me apuntó.

—No me retes, jamón.

—En ése caso, yo puedo contarle muchas cosas a Pat—paseó sus dedos sobre mi abdomen, mientras me miraba con una ceja levantada.

Iba a replicar de inmediato, pero me ví interrumpida por la voz de mí, muy embarazada hermana.

—¿Y mi pequeño bebé?—gire a verla y llevaba los brazos como jarras en su cintura.

—Está jugando a la pelota.

—¿Y dónde está?—buscó por la playa con sus ojos.

—Ahí al frente—seguía viéndola.

—Quinny—dijo sosteniéndose el puente de la nariz—Si estuviera al frente de nosotras, ¿Crees que te preguntaría dónde está?

Me levanté abruptamente, logrando que los lentes se cayeran y a su vez James, que estaba prácticamente sobre mí, abrazándome.

Escaneé la playa y era cierto, no estaba al frente. Pero no tardé ni dos minutos en divisar al mocoso con su pelota.

—Allá está—señalé unos puestos más adelante.

—Ah sí, está con una chica... Desconocida—James se volvió a verme y yo a él.

—Ignoraré el hecho de que sólo le prestaste atención a la chica desconocida—me levanté sacudiéndome la arena del trasero—Iré por él, no sé que hace con desconocidos.

—¡Tú tuviste una buena experiencia con un desconocido, no lo olvides!

Gritó el ojiazul y al fondo escuché las risas de ambos, me limité a sacarles el dedo corazón y seguir mi camino hasta el chiquillo.

—Milton. ¿Qué haces aquí? Te dije que te quedarás cerca—le recriminé apenas llegué a su lugar.

—Tía, luego voy—se volvió a mí y de cubrió el rostro asegurándose que sólo yo viera cuando movió sus labios—Estoy hablando con una chica.

—Sí bueno, chico, chica, perro o gato, lo que sea. Es una desconocida y sabes que no tienes permitido hablar con desconocidos—me crucé de brazos.

—Oh, hola—la chica de cabello chocolate y aspecto tierno se acercó a mí. Era una chica de preparatoria—Soy Destiny Ambrose.

Sonrió amable, ofreciendome su mano, la cuál tarde en aceptar y sólo lo hice por la mirada asesina que me dirigía mi sobrino.

—Quinny Tucker.

—Un gusto. Sólo estaba jugando un rato con Milton—desordenó su cabello—No pasa nada, no quise meterlo en problemas.

—No es eso, sólo que su mamá lo está buscando.

—Vale, entiendo.

—¡Dest!—gritó un chico rubio detrás de nosotros—¡Ven!

—Bueno, ése es mi llamado. Fue un placer, señorita Quinny y adiós pequeño Milton.

Volvió a desordenar su cabello y corrió a dónde le esperaban otro par de chicos y chicas más, que asumí serían sus amigos.

—Creo que me he enamorado—suspiró.

—Por supuesto que sí, mocoso—ironicé y nos dirigí de regreso a nuestro lugar.

De vuelta, Queen no hizo otra cosa que prestarle toda su atención a Milton. Quincy y Malcom estaban sentados a un lado mientras compartían un par de cervezas. Y James llegó corriendo a mi lugar y me alzó en brazos para seguir corriendo y meternos al mar.

Grité, chillé y pataleé intentando detenerlo, pero me fue imposible. Si fama de jugador de fútbol americano le servía de mucho. Mis pies tocaron el agua apenas me bajó para unir nuestros labios y empujarnos a ambos bajo el mar, lograndome sacar una sonrisa.

La tarde había caído y a lo lejos, se podía apreciar la perfecta vista de un atardecer sobre el mar, mientras James me abrazaba por detrás y acunaba su rostro sobre mi hombro, y nuestras manos permanecían entrelazadas a la altura de mi pecho.

—Es hermoso—susurré admirando la vista.

—Lo es—se movió quedando frente a mí—Pero se ve más hermoso a través de tus ojos.

Sonreí.

—Te amo.

—Yo te amo a ti.

Lo besé una vez más y quise quedarme así por horas. Sólo nosotros dos, en el mar, besándonos, riéndonos, viendo el atardecer, disfrutando el uno del otro y de nuestros instantes de felicidad.

Pero debíamos volver. El verano se había acabado y aunque habían sido unas magníficas vaciones de verano al lado de mis hermano, mi hermana y su familia, y por supuesto mi novio. Dentro de dos días debíamos volver a tomar un vuelo de regreso a Boston, pues aún debíamos acabar nuestras carreras.

Sin embargo, Carolina del Sur me había tratado tan bien, que definitivamente volvería sin dudas.

—Debemos de volver a venir dentro de algunos años.

James y yo caminábamos tomados de la mano con rumbo al coche, dónde también se dirigían los demás.

—Volveremos, bonita—me miró—¿Quién sabe? Quizás con un mini James.

—¡Oh, no! No le pondremos a nuestro hijos James—me miró mal—¡No mires así! Ya hay dos James en tu familia y de verdad, Sam y yo nos volveríamos locas repitiendo ése nombre todo el tiempo.

Rio y asintió varias veces.

—Tienes razón, pero tampoco la inicial de su nombre sera la "q".

—Tampoco lo tenía en mente—ambos sonreímos.

Me gustaba esto, planear mi futuro e imaginarme y verme en el junto a James. Y que él hiciera lo mismo, me gustaba aún más.

—Conozco a la persona correcta para elegir el nombre de nuestros futuros hijos—compartimos miradas y yo asentí.

—Por supuesto—sonreí de lado.

—Eva—dijimos al unísono y reímos juntos.

***

Dentro de unos días cumplimos un año de estar publicados aquí en Wattpad🧡

Y aunque no recuerde con exactitud la fecha en que comencé a escribir esta historia, sé que fueron a principios de septiembre y finales de agosto.

También quería subirles algo y desde hace días éstos dos se me han pasado muchísimo por la cabeza. No mentiré, los extraño, pero me alegra ver lo mucho que han crecido y también lo mucho en que me han ayudado a crecer a mí. Siempre serán mis chiquitos.

Luego les subiré el extra de un año. Cuídense mucho, no se olviden de votar y comentar. Los amo, besos en las nalgas.<33

Ah, y síganme en mis redes, chikibabys.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro