Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo XXXV

Mi confianza parecía
no valer nada

Un cuerpo alzándose con el mismo bate de béisbol con el que había sido golpeada hace unos instantes, detrás del desgraciado que se mantenía sobre mis caderas. Y juraba que era su cómplice, pero después de mucho tiempo, no estuve sola.

Logré abrir un poco más mis ojos, mientras él se mantenía enfocado en mí y en sus manos que se paseaban por mis piernas desnudas gracias al vestido.

El desconocido se acercó con cuidado, golpeando con todas sus fuerzas en un golpe seco al hijo de perra que estaba sobre mí, logrando que el antes mencionado cayera como un saco de papas a un costado.

Mi cabeza dolía y no podía ver con claridad, todo era borroso y oscuro. Pero mi último recuerdo de esa noche, antes de perder la conciencia o quizás morir en el callejón oscuro. Fue el rostro de James a centímetros del mío.

Hice una mueca apenas noté el fuerte dolor de cabeza que tenía y era tanto, que estaba segura de que al cortarla y abrirla, podría salir una especie de diosa con armadura incluida.

¿Atenea?

No, mi hija se llamaría diferente... ¿Quién sabe? Quizás tú seas mi hija.

Yo creo que sería al revés.

Ush, calla. Me duele y no quiero discutir.

No te preocupes, yo aquí arriba también estoy sufriendo.

Siento que rompieron mis costillas.

—Un par de costillas rotas y algunos hematomas en el cuerpo, nada grave —escuché una voz gruesa y me tensé.

Creo saber porqué sientes las costillas rotas.

—Pero esta vez tuvo una conmoción cerebral. Milagrosamente, no hay ningún tipo de sangrado interno y tampoco hemorragias —escuché un par de suspiros de alivio—. Sin embargo, deberá permanecer en observación por lo menos hasta que despierte y cuando lo haga les pido paciencia, lo más probable es que se encuentre somnolienta o confundida, en cualquiera de los dos casos, denle espacio.

—Gracias, doctor —logré reconocer las voces de mis padres.

A este paso y con tantos golpes en la cabeza, tenía dos opciones. O terminaba quedando loca y siendo enviada a un psiquiátrico y enamorarme de mi psiquiatra, o pierdo la memoria y alguien tendría que enamorarme todos los días.

Estás viendo muchas películas.

Intenté dormir una vez más, pero los sollozos en mi habitación no me dejaron hacerlo. Y sabía que no provenían de mamá, era papá.

Reprimí las lágrimas que se acumularon en mis cuencas mientras les escuchaba hablar.

—Es mi culpa, Quira.

—No, Pat, no lo es.

—Sí, lo es... Yo... yo sabía... yo debía protegerle y nunca estuve ahí para hacerlo —sus sollozos se hicieron más fuertes.

—Hey, Pat, no. Mírame, mírame —un silencio abarcó la habitación—. No es tu culpa, tú haz estado para Quinny siempre, absolutamente siempre.

—Pero... es que mírala, es una niña todavía y no lo merece, no se merece ninguna de las mierdas por las que ha pasado, es una buena chica.

—Tienes razón, es una buena chica —habló mamá con voz dulce—, pero también es una chica muy fuerte y mira todo lo que ha logrado, va lograrlo.

—Lo sé, va a lograrlo. Pero no quiero que la dañen más.

—Y no lo harán, eso ya no va a pasar —el sonido de un beso corto se escuchó antes de que volvieran a hablar—. Ven, vamos por un café.

—Está bien...

Finalmente el sonido de la puerta cerrándose me permitió moverme y abrir mis ojos, pero no necesité tantos minutos para romper a llorar.

Sentía que llorar era lo único que podía ayudarme en ese momento. Mi cabeza dolía y mi cuerpo también, pero las heridas de mi corazón dolían aún más y no todo giraba en torno a James, él me había engañado, mentido, manipulado y usado. Simplemente no valía la pena llorar por él, a pesar de lo mucho que me doliera quererlo como lo hacía.

Me dolía ver a papá sufriendo y culpandose por mí cuando la única culpable era yo. Por tomar decisiones apresuradas, por no haber actuado con el cerebro, por enamorarme de un desconocido y por ser una completa idiota todo este tiempo.

No solía odiar a nadie hasta ese día, porque incluso después de la noche donde empezó la pesadilla, no llegué a odiar a el malnacido. Pero esa noche odiaba con todas mis fuerzas a James, lo odiaba con todo mi corazón, con el mismo que se había ganado lleno de amor y que ahora había convertido en odio.

Porque no solo me había jodido a mí, también lo había hecho con mi familia, con Evolet, con Jacob y con todas las personas que nos rodeaban. Había traicionado la confianza que todos habíamos depositado en él y había traicionado el amor que le tenía.

Sin siquiera notarlo, mis mejillas estaban completamente mojadas con las lágrimas que había derramado.

Y papá tenía razón, no lo merecía. No merecía tener tanto dolor en la cabeza, no merecía tener costillas rotas, no merecía tener una confusión de pensamientos y sentimientos, mucho menos merecía un corazón roto. Y ellos tampoco merecían verme hecha una mierda, no otra vez.

¿Qué se supone que le cuente a mis nietos si sobrevivo de esta? «Corazón roto, casi muero. Sanación, enamoramiento. Casi muero y corazón roto» ¿Merecía solo desgracias en mi vida? ¿Es que no puedo ser feliz? ¿O al menos, estar bien?

El dolor en mi cabeza se intensificó aún más debido a las lágrimas que no paraban de brotar de mis ojos. Intenté moverme para calmarlo, pero fue un gran error, pues todo mi cuerpo dolía. Un suave quejido se escapó de mis labios.

Con una mueca giré mi cuerpo hacia un costado, encogí mis piernas y con mis manos abracé la manta que cubría mi bata de hospital, finalmente me dispuse a llorar y dejar salir todo lo que me atormentaba.

Lloré por horas, pensé por horas o quizás fue menos tiempo, pero se sintió muy largo y lento. Nunca alivió el dolor, tampoco dejó de doler, incluso llegué a pensar que dolía más. No estaba preparada, aún no estaba preparada para lidiar con todo esto y lo que se me venía.

Sentía que solo retrocedía y recordé a la niña que dañaron, la niña que no dejó su casa por años porque en ningún otro lugar lograba sentirse segura. Una niña con muchos sueños y metas, que tuvo que detener su vida porque sentía que se ahogaba en un vaso de agua. Una chica que lograba pequeñas cosas con grandes esfuerzos.

Sentía que todo lo que había logrado, se había ido a la basura. Estaba decepcionando a todos, lo sabía pero no podía evitar sentirme como la niña de catorce en aquél callejón sin salida.

Mis ojos no podían derramar más lágrimas después de tantas, mi nariz estaba congestionada y sentía mis ojos arder de tanto llorar. Con cada pensamiento le acompañaba un pestañeo, cada uno más pesado que el anterior y sin planearlo, me quedé dormida.

***

Caricias en mi cabello me despertaron y cuando pensé en retroceder al tacto y abrir mis ojos, me congelé al escuchar su voz.

—Bonita...

No, no, no.

No lo habían atrapado, nadie sabía lo que me había hecho y estaba aquí, en mi habitación jugando a ser el bueno, mientras que yo sabía que no era así y no podía hacer nada, porque no tenía la suficiente fuerza para enfrentarlo.

—Recuerdo la vez que estuviste en mi habitación, me preguntaste si tocaba y fui un completo idiota contigo —el sorbido de una nariz me confundió—. Te dije que no quería tocar nada, la verdad es que cuando me lo pediste, no encontraba una canción que describiera todo lo que comenzaba a sentir por ti.

Un silencio se instaló en el lugar por algunos minutos, posteriormente tomó mi mano y la sostuvo.

—Cuando fuiste a mi casa borracha a media noche, recordé esta canción, y aunque no lo recuerdes, canté esa canción para ti y hoy, si hay alguna canción que quiero cantarte es esta. Solo quiero que me escuches, di que no te irás.

Soltó mi mano y mientras fingía seguir dormida, escuché un par de acordes comenzar a darle vida a la canción. Su voz fue una caricia para mis oídos y aunque lo odiara, logró calmar el mar y revuelo de emociones que se acumulaban en mi pecho.

Un cover de Say You Won't Let Go de James Arthur, interpretado por James dió lugar en la habitación. Reprimí las lágrimas que amenazaron con salir una vez más.

Me dolía, dolía que estuviera aquí, a mi lado, diciéndome todo esto después de todo lo que me hizo. ¿No era suficiente todo el daño que me había hecho? ¿Cuánto más quería dañarme? Pero aún peor, ¿Cuánto más se lo permitiría?

—Bonita, no sé si me escuches, pero tengo mucho que contarte, te necesito y necesito que estés bien —tomó mi mano y pude sentir sus labios acariciar mi piel con cada palabra—. Me enamoré de ti, Quinny. Estoy enamorado de ti.

Arrebaté mi mano de las suyas y aunque me dolió, me recompuse rápidamente en la cama dejándolo sorprendido. Ahí estaba él, tan atrayente a los ojos pero tan podrido por dentro.

Su aspecto era un completo asco, el cabello desordenado, debajo de sus ojos celestes adornaban bolsas negras, dándole un aspecto cansado, llevaba la misma playera con su típica chaqueta encima. Y a pesar de su aspecto, sus ojos se iluminaron, llenos de brillo al verme despierta. Sin embargo, se apagaron al ver mi expresión y al escuchar las palabras que salieron de mi boca:

—Aléjate de mi, maldito psicópata.

—Boni...

—¡Ni se te ocurra llamarme así! ¡Te juro que voy a levantarme de aquí y haré trizas tu vida! Les diré a todos las verdad y expondré la clase de escoria que eres. Acabaré contigo, James Martin.

—Quinny, yo no...

—¡No quiero verte! ¡No quiero escucharte! ¡Sal de aquí! ¡¿Qué no lo entiendes?! —mis gritos se abrieron paso en la habitación.

—Quinn, cálmate —intentó tocar mi hombro para recostarme, pero la aparté de un manotazo.

—¡Que no me toques! —mis ojos se cristalizaron y me odié por éso.

Odiaba mostrarme débil ante él, odiaba mostrarle que podía afectarme y que había dañado mucho en mí.

La puerta de la habitación se abrió abruptamente, dejando ver los rostros preocupados de Pat y Quira. Esta vez no lo contuve y lloré mientras le pedía a gritos a mi mamá que alejara a James de mí.

—¡Mamá! ¡Sácalo de aquí! ¡Fue él quién intentó violarme!

Grité mientras señalaba repetidas veces a James. Pude observar como su expresión decayó aún más y sus ojos se llenaron de lágrimas. Papá se dedicó a observar la escena confundido, mientras que mamá no lo dudó y dió un paso para acercarse a James y alejarlo de mí, pero papá la detuvo.

—No... —dijo.

Y sentí mi mundo caer. Mi papá era todo para mí y ver que no creía lo que su hija le estaba diciendo, me dolía aún más de lo que James me había hecho.

—¿Qué? Pat... —mamá lo llamó para captar su atención—. ¡Pat! ¿Acaso no notas que es quién dañó a tu hija?

Mamá intentó zafarse del agarre de papá, pero no lo logró. Papá parecía no estar procesando las cosas, sin embargo cerró sus ojos y suspiró.

—James —ambos intercambiaron una mirada, para finalmente James asentir. Papá tomó a Quira por los hombros—. Escúchame, voy a explicarte todo, pero tú y yo tenemos que hablar y ellos dos también tienen que hacerlo.

—No voy a dejar a mi hija con un...

—Yo tampoco, pero confía en mí. No lo estás haciendo —Pat le interrumpió.

—Papá, yo no... —intenté decir.

—Quinny, por favor, son solo cinco minutos —rogó James.

—Suéltame —pidió Quira y Pat obedeció. Se acercó a mí, acomodó un mechón de cabello tras mi oreja y luego besó mi frente—. Estarás bien, nada va a pasarte, ¿está bien? Estaré detrás de esa puerta apenas me necesites, chiquita.

—Pero mamá, yo no... —Papá se acercó y me ofreció su mano, dudé pero finalmente la tomé.

—No dejaré que nadie siquiera piense en dañarte, chiquita. Solo escúchalo, merece una oportunidad de explicarte las cosas.

—Papá, pero..

—Quinny, tú puedes con esto —asentí y limpié mis lágrimas.

No dejé de sentir seguridad incluso cuando mis padres salieron de la habitación, dejándonos a mí y a James solos. Él estaba ahí y yo estaba muy indefensa, podía matarme si él quisiera, pero no lo hacía y eso me hacía dudar.

—Tienes cinco minutos.

—Necesitaré más que cinco minutos para contarte la verdad.

—¿Cuál verdad, James?

—La verdad del porqué llegué a tu vida y la verdad que todo este tiempo te oculté.

Tragué grueso antes de asentir. James tomó asiento en un banquillo que había al lado de la cama.

—Soy James Martin, aspirante a Derecho. Hijo de James Martin, un oficial de policía que lleva la investigación de varios casos de proxenetismo que se han reportado a lo largo de los últimos años, hasta el último y más actual, el tuyo.

»La primera vez que supe de ti, fue cuando mi papá habló del caso que estaba llevando. Había caído el pez gordo, dueño y jefe de todos los negocios que se dedicaban a la prostitución de niñas y adolescentes en ciertos clubes más bajos de la ciudad, sobre todo aquí en los suburbios de Nueva Orleans. Alrededor o quizás más de cuarenta casos, sin contar el tuyo, tú fuiste la única que no lograron atrapar.

Despegué mis ojos de mis manos y dirigí mi atención a él, que se dedicó a asentir confirmando lo que ya sabía.

—Sabíamos que el socio del pez gordo era quien se encargaba de conseguir, estudiar, espiar y cazar a las chicas y sabíamos que iría tras de ti. Teníamos sospechosos nada en concreto, excepto por uno y no podíamos levantar sospecha, por eso papá decidió enviarme aquí.

»Yo debía encargarme de corroborar nuestras sospechas, sin que nadie lo notara y también debía vigilarte...

—Tú... ¿Ya me conocías? —él asintió—. ¿Sabías todo de mí? —él negó.

—No, simplemente eras la chica que me dedicaría a cuidar y vigilar, solo para ver si él intentaba algo. No planeaba encontrarte tan pronto, pero cuando estaba tomando un taxi para ir a mi casa, pasé corriendo a tu lado y para cuando lo noté, te reconocí.

»No esperaba que fueras amiga de Evolet, pero eso me facilitaba más las cosas...

—Desde el principio... ¿Esto fue un juego? ¿Solo estabas conmigo para cuidarme? ¿Por tu plan y tu caso?

Mi cabeza dolía y dolía, cada vez más con cada palabra y con cada verdad que James soltaba. Recordé cada una de las veces que mencionaba recuerdos de aquella noche y de esta vez también. Todos se mezclaban en mi cerebro y no entendía nada, algunos borrosos y otros confusos.

—No. El plan era cuidarte y seguir el objetivo hasta reunir las suficientes pruebas para la captura y el juzgado —un silencio se acumuló en la sala—. Sí me enamoré de ti verdaderamente. Cuando se trataba de mis sentimientos y de ti, nunca te mentí, nada de eso era parte del plan.

Me atreví a escanear sus ojos en busca de algún ápice de mentira en él, pero no lo encontré. Sin embargo, no me confié, aún no estaba segura en qué creer.

—Mi papá...

—Él lo sabe.

—¿Cómo es qué...? —dejé la pregunta en el aire, pero él logró entender a lo que me refería.

—Un día me encontró siguiéndoles, me vi en la obligación de revelar mi identidad y mi secreto, aunque no por completo. Él accedió a ayudarme he incluso se alivió al saber que tenías a una especie de "guardaespaldas" protegiendote.

—¿Quién más lo sabía? —me atreví a preguntar.

—Quinny... Yo no...

—James, dijiste que me dirías la verdad y te estoy dando la oportunidad de que lo hagas.

Él tomó una bocanada de aire y pronunció el nombre que nunca hubiera pensado haber escuchado.

—Evolet.

—¿Qué? No —negué al instante—. Ella me lo hubiera dicho.

—Quinny, yo también lo hubiera hecho he incluso tu padre, pero no podíamos.

Sentí un nudo en la garganta y cuando intenté tragar se me hizo imposible. Mi pecho se sentía vacío pero a la vez presionado, era una sensación indescriptible, solo podía encontrarla parecida a la decepción, pero mucho peor.

Sentía que mi cabeza estallaría por tantas cosas y el dolor no paraba de incrementar, incluso mi abdomen y sus costados ardían cada vez que respiraba. Esto era un infierno.

La traición de James me quemaba, pero Pat y Evolet, sentía que me acuchillaban el corazón cada vez más. Y es que mi confianza parecía no valer nada para ellos.

Desde el día uno me había arriesgado a confiar en James, a pesar de que él no fuera capaz de contarme muchas cosas de él y hoy supe porqué. Con Pat teníamos una relación y confianza muy bonita, podía hablarle de cualquier cosa y él siempre se pondría a mi altura o en mis zapatos para entenderme, pero esa confianza y esa relación la había tirado por el caño, como si no valiera nada.

Y Evolet... ella era mi mejor amiga, la persona a quién le confiaba todos y cada uno de mis secretos, incluso los más oscuros. Mi caja de secretos y probablemente la persona en quién más confiaba en todo el planeta.

Claro que me dolía, pero sobre todo porque sabía que si los papeles se hubieran invertido, nunca dudaría en contarles al primer instante.

Supongo que los demás no estarían dispuestos a hacer por mí lo mismo que yo haría por ellos.

Me mantuve en silencio, mirando a la nada hasta que lo noté, las respuestas aparecieron ante mí. A medida que el dolor aumentó los recuerdos se esclarecieron de golpe, las imágenes ya no eran borrosas en mi mente. Tenía lo que siempre había querido, la verdad ante mí.

Recordé aquella maldita noche. El anillo en su mano, el mismo que tenía la madre de James que él le había obsequiado. La sensación helada he incómoda cada vez que caminaba sola, la misma cuando me lo cruzaba. Su sonrisa siniestra que siempre me ponía los pelos de punta, incluso si se disfrazaba de buena persona. Fumaba con su mano izquierda, la primera vez que me lo crucé fumaba.

La imágen antes de desmayarme dió paso en mis recuerdos, el momento en que vi su rostro, no eran los ojos celestes que tanto me gustaban, no era James, no había sido él...

—Fue Marc —dije en un susurro.

—Fue Marc —aseguró James.

—Pero no lo entiendo... ¿El anillo?

—El anillo era una marca que tenía con su socio, se deshizo de él y efectivamente lo encontré en una tienda de joyas, lo compré y cuando se lo obsequié a mamá, su rostro fue todo un poema. Ahí supe que lo teníamos.

—Pero tuvo tantas oportunidades de... ¿Por qué no lo hizo antes, hoy...?

—Hoy es 16 de Noviembre, Quinny —mis ojos se abrieron con sorpresa, ni siquiera lo había notado—. Fue el día en que...

—Lo sé —hice una pausa y continúe—. ¿Cómo explicas todo lo que dijiste cuando estuve en tu casa?

—Sé que asumiste que fui yo —dió un paso adelante—. Pero no fue mi voz la que escuchaste y mucho menos mis palabras, Marc me descubrió desde hace unas semanas, desde que hicimos lo nuestro más público —solo lo observé—. Me envió mensajes de voz amenazándome con hacerte daño.

Mis ojos se llenaron de lágrimas que no tardé en derramar, no quería verme débil y mucho menos delante de James, pero no podia evitar sentirme de la mierda, y sentirme de la mierda implicaba llorar.

Noté que James tenía su pomulo izquierdo con un tiñe de morado, un corte sobre su ceja y otro pequeño corte en su labio inferior. Sin contar todo el dolor que estaba sintiendo en su cuerpo, porque no debía ser tan inteligente para saber que había peleado.

—¿Dónde estabas? —pregunté con la voz cortada.

Sus ojos se cristalizaron y bajo su cabeza, quizás conteniendo todo lo que quería sacar. Quizás estaba siendo egoísta al recriminarle no haberme cuidado cuando más debía hacerlo. Y sí, yo podía cuidarme sola pero él había prometido quedarse incluso cuando ya no lo quisiera.

—Bonita... yo corrí detrás de ti, pero me interceptaron en una calle, me dejaron atontado. Sin embargo, como pude me levanté y corrí otra vez, para cuando llegué te estabas defendiendo pero luego te atacaron. Aproveché que habías dejado al ayudante adolorido y fui por el bate, no lo pensé dos veces y golpeé con todas mis fuerzas a Marc, te tomé en mis brazos y te desmayaste.

De mi garganta escaparon algunos sollozos silenciosos, cerré mis ojos y dejé caer lágrimas por mis mejillas. Un par de abrazos me envolvieron, dándome la fuerza que estaba buscando. Decidí dejar de fingir, ya estaba agotada, decidí dejar de luchar y lloré en el pecho de James.

Mi hombro se sintió húmedo y supe que a los dos nos estaba yendo mal, porque yo podía sentir cuánto le dolía y él podía sentir todo mi dolor. Y sabía que él estaba dispuesto a cargar con todo el infierno que ambos vivíamos, solo para que estuviera bien.

Me separé abruptamente y limpié mis lágrimas. Tomé una bocanada de aire antes de soltar lo que no estaba segura de querer decir.

—Yo... agradezco lo que hiciste, James. Pero... no quiero verte, no quiero lidiar con esto ahora, por favor.

Su semblante decayó demasiado, Sentía que había acabado con él y que había matado todas las esperanzas que tenía desde que entró por esa puerta, esperanzas de que lo perdonara.

Pero había decidido dejar de actuar con mi corazón y eso implicaba a James.

—Pero...

—Vete, no me hagas más daño del que ya me haz hecho.

Giré sobre mi cuerpo, dándole la espalda, no quería verlo marcharse. Cubrí mi boca con mis manos, intentando callar mis sollozos, hasta que escuché la puerta cerrarse por completo.

Lloré logrando incrementar el dolor de cabeza y cada vez dolía mi cuerpo, pero todos esos dolores eran superficiales a comparación con el dolor que llevaba mi corazón.

El chico del que me había enamorado, mi mejor amiga y mi padre... las personas de las que nunca hubiera dudado y las que creía que jamás dañarían ni un pedazo de mí, me habían lastimado peor de lo que lo había hecho el imbécil de Marc.

Y en ese momento de mi vida, no sabía si lo merecía o no.

Poco a poco mis ojos pesaban cada vez más, obligandome a cerrarlos y dejarme sumida en un profundo sueño lleno de oscuridad y vacío, justo como me encontraba.

A pesar de mantener mis ojos cerrados y engañarme a mí misma diciéndome que estaba descansando y que estaba dormida, no era así.

Y aunque me costará y odiará admitirlo, solo había sido capaz de descansar cuando vino la enfermera a administrar mi medicación.

Mis peores miedos se habían hecho realidad ese mismo día: volver a vivir la misma pesadilla, ser traicionada por los que amo, que James me mintiera, ser medicada y tener una recaída.

Tanto haber luchado para volver al mismo hueco de antes. Aunque tuviera ganas de ser feliz, no era merecedora de la felicidad.

***

Uy, primero que nada, perdón por tanto sufrimiento en el capítulo.

Segundo, perdón por no actualizar antes, se supone que ya tenía dos capítulos y se me borraron T_T Debería ser doble actualización, pero les dejaré ésta joyita por ahora, saboreenla.

Teorías del segundo involucrado en todo esto.

¿Qué opinan? ¿Se esperaban lo de Marc? Sé que algunas sí. ¿Quiénes desconfiaron de mi Jamón? Y a que no se esperaban lo de Pat y Evolet, lo sé, hasta a mí me dolió.

En fin, disfruten el capítulo. No se olviden de dejarme una linda y poderosa estrella, comenten y siganme en mis redes sociales como:

Los amo mucho, nos leemos pronto, besos jugosos en el rabo<33

~Jai.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro