Capítulo XXVIII
Basta de alcohol
—¡Maldición! ¡Quiero otro trago!
¿Recuerdan esa parte donde dije que no me alcoholizaría? Bueno, esa parte se fue al demonio.
Mi cabeza daba vueltas mientras las sonoras carcajadas de Eva retumbaban en mis tímpanos. El líquido de la botella se derramó un poco sobre nosotras, pero eso no evitó que dejáramos de reír y de girar en el carrusel del parque infantil en el que nos habíamos colado.
—¡Quinny! ¡Quinny! —chilló Eva deteniendo el carrusel.
—¿Eh?
—Cuando dije que quería hacer algo extremo, me refería a eso —señaló detrás de mí. Giré para encontrarme una pequeña tienda de supermercado.
—No entiendo que tiene de extremo una tienda común —me dió un manotazo en la nuca.
—Idiota, los carritos —mi cara le reflejó que seguía sin entender—. Robemos un carrito —dijo con una sonrisa maliciosa.
—No haré algo ilegal, Eva. Y si lo llegara a hacer sería algo grande, como robar un banco —sus ojos se iluminaron y la señalé inmediatamente—. No haremos eso.
—¡Boo! Que gallina, por eso no te atreves a decirle a James lo que sientes por él.
—Pfft, Claro que lo hago.
—Ajá
—Que sí.
—Ver para creer, amiga. Ver para creer.
Sin debatirme mucho, me empiné la botella y di un largo trago para luego indicarle a Eva que estacionara el auto de Eros un poco lejos de allí y caminara de regreso. A regañadientes lo hizo y cuando regresó, di otro trago a la botella y me dirigí hacia la tienda.
Me acerqué a los carritos y tomé uno, para manejarlo, si es que algo así se podía. Apenas vi a Eva, le pedí que subiera dentro de él y eso ocasionó que el guardia comenzará a gritarnos.
—¡A qué soy guay!
—Sí, Quinny, lo eres. ¡Por favor corre que viene el guardia!
—¿Eh? Tienes que bajarte.
—¡¿No ibas a robarlo?!
—¡Claro que no! ¡Mueve el trasero y bájate! ¡¡Ahora!! —giré y vi al guardia acercándose a paso apresurado.
—¡Joder! Quinny no puedo.
—¡¿Cómo que no puedes?!
—¡No puedo! ¡No salgo! ¡Me atoré! ¡¿Entiendes?!
—¡¡Oigan, detenganse ahí!! —gritó el guardia a pocos metros de nuestro lugar.
—¡Carajo!
Corrí como nunca antes había corrido, los gritos del guardia me hacían entrar en pánico y teniendo a Eva rezando frente a mí tampoco ayudaba mucho. Seguí corriendo y para mi suerte, encontré una bajada.
No lo pensé dos veces, me impulsé en ella y subí mis pies en el carrito, logrando perder al guardia. Bajamos a toda velocidad mientras el viento golpeaba nuestros rostros y claro, yo gritaba divirtiéndome y Eva lloraba.
—¡DIOS! ¡¿POR QUÉ?! ¡¿POR QUÉ TUVE QUE ELEGIR UNA MALA MEJOR AMIGA?! —lloriqueó cubriéndose el rostro con sus manos.
—¡¿DÓNDE ESTÁ?!
—¿DIOS? ¡NO LO SÉ! ¡TAMBIÉN ME PREGUNTO LO MISMO!
—¡NO, IDIOTA! ¡EL AUTO!
—¡AHH! ¡ESTÁ...! —descubrió su rostro y escaneó el lugar, mientras seguíamos en movimiento—. ¡SIP, ESTÁ UN PAR DE CALLES ANTES!
—¿UN PAR?
—¡NO, DE HECHO, SON MUCHOS PARES!
—¡¿MUCHOS PARES?! —asintió y yo maldije—. EVA SOSTENTE FUERTE, ESTO QUIZÁS DUELA.
—¿QUÉ VAS A...? ¡¡ESPERA!! ¡¿POR QUÉ VAS EN DIRECCIÓN A LA PARED?! ¡QUINNY, NO!
—¡¡SOSTENTE!!
Cerré los ojos antes de sentir el impacto, mientras escuchaba a Evolet maldecir mi nombre hasta al cansancio. Mi cuerpo cayó a un lado y apenas lo hice, abrí los ojos asegurándome de que Eva estuviera viva.
Nótese el sarcasmo.
—¿Sigues viva? —asintió—. ¡Demonios! —giró a verme indignada y carcajeé en respuesta.
—Debí suponer que la idea era matarme.
—¡Tú me retaste! —la señalé he inmediatamente recordé algo—. ¡Evolet! ¡El alcohol! —explayó sus ojos y revisó junto a ella.
—Aquí está el bebé —ambas suspiramos con alivio.
—¿Están bien? —un señor con lentes y cabello despeinado se acercó a nuestro lugar.
No tenía mal aspecto y a pesar de que era muy desconfiada, un chico de unos catorce o quince años, exactamente igual a él, le acompañaba mientras sostenía una bolsa de comida china.
La verdad, parecían ser buenas personas, por eso decidí aceptar la ayuda y pedirle que sacara a Eva del carrito.
—Muy bien —dijo apenas lo ayudé a colocar el carrito de pie nuevamente—. Chica, encoge tus piernas lo más que puedas, ayudate de tus brazos si quieres —Eva asintió he hizo lo que el señor le indicó—. Ahora tiraré de tus brazos.
Ella asintió nuevamente y el señor jaló de ella y terminó cargándola como un bebé para luego dejarla en el suelo.
—Abre los ojos, Eva —ella obedeció y apenas lo hizo, saltó encima de el señor abrazándolo.
—¡Muchas gracias!
—No se preocupen, tengo que darle un buen ejemplo a mi hijo —señaló al chico que había estado observando la escena—. A ver si así encuentra a una chica y no juega tantos videojuegos.
—Apuesto a que son buenos videojuegos —miré al chico que sólo se limitó a asentir.
Otra persona parecida a mí.
Nos despedimos y luego nos dirigimos al auto un par de calles más arriba, de hecho, muchos pares. No sin antes deshacernos de la evidencia del crimen.
Abandonar el carrito en un callejón.
—Tengo una idea —volteé para ver a Eva—. Esta botella nos va a durar hasta que lleguemos al auto —asentí—. Y la que nos queda, podemos invertirla en ir a cualquier lugar en el auto.
—¿Sin rumbo? —ella asintió—. Suene bien.
—¿Suene?
—Empiezan a enredarseme... Espera, así no era... las palalabras no salen, como debrian ser —y me sentía mareada y algo adormecida.
—Lo noté, no te pereocupes —bromeó y yo la acuchillé con mis ojos—. Mira, ahí está —señaló el auto y pasó a mi costado, agitando las llaves en su mano.
¿Y si...?
Sin pensarlo dos veces logré arrebatarle las llaves y corrí al puesto de conductor.
—¡No, Quinny! —le saqué la lengua—. ¡Es el auto de mi hermano!
—Tú te follaste al mío —encogí los hombros y ella abrió su boca sorprendida.
—¡Estás borracha!
—¡Cuando te follaste a mi hermano, no lo estabas! —carcajeé, intentando colocar la llave en el encendido.
—Quinny, tú no sabes manejar —giré a verla y le entregué las llaves.
—Tienes razón.
Salimos y tomamos camino a... bueno, ningun lugar en específico. Mientras Eva conducía, yo sacaba mi cabeza por la ventana y abría la boca como si fuera un perro.
¡Era muy divertido!
Ambas cantamos, reímos y bailamos por las calles de Nueva Orleans con Girls Just Wanna Have Fun y claramente nos alcoholizamos.
Yo estaba a punto de quedarme dormida. Lo había dicho, no tengo buena resistencia al alcohol, Eva por su parte apenas empezaba a embriagarse.
Ya estaba en el punto cariñoso, que dice idioteces y es sincero. Solo esperaba no cometer una estupidez.
***
EVOLET
—Eva —hice un ademan con mi cabeza para que hablara—. Estoy borracha —asentí—. Vamonos a casa, promelteme que no me dejareas hacer una tionteria —reprimí una carcajada.
Definitivamente Quinn borracha era lo mejor del jodido planeta.
—Claro, no te preocupes. Yo te cuido, amiga —le guiñe un ojo y cambié de ruta en dirección a casa.
A pesar de estar borracha, Quinny no dejaba de darle tragos a la botella de vodka. Yo había parado hace un rato por las ganas de hacer pis que tenía, ganas que comenzaban a incrementarse, tanto así que, me detuve para encontrar cualquier lugar donde soltarlo todo.
Literalmente.
—Espera aquí. Iré a hacer pis —corrí y entré al baño de una tienda.
Para cuando regresé tambaleándome al auto, en el lugar de copiloto donde se suponía debía estar Quinny, estaba vacío.
—¡Ay, carajo! —chillé y me aproximé al auto, pero...
Ahí estaba, Quinny con su cara aplastada contra el volante, mientras balbuceaba cosas incoherentes.
—Volví, dame mi lugar —ella negó aun con su cara en el volante y alzó una mano señalando el puesto de copiloto—. Si... creo que ya te dije que no vas a manejar.
—Tiengo una ide-a —levantó su rostro, junto con una sonrisa y sus ojos entrecerrados agregó—. ¿Dónde eshtamosh?
—Cerca de mi casa.
—Tú vives cerca de James.
—¡Oh, no, Quinny! No haremos eso —ella hizo un puchero he incluso sus lágrimas amenazaron con salir.
—¡Por favol! —juntó ambas manos en súplicas.
Lo menos que quería ahora era lidiar con una Quinny llorona y borracha, eso no. Suspiré y juré que me arrepentiría de esto.
—Está bien, ahora dame un lado —me tambaleé un poco pero logré estabilizarme.
—No, quiero conduchil yio —hipó
—Quinny, no sabes conducir, estás borracha, tienes hipo y es el auto de mi hermano.
—Quiero conduchil.
—Bien, conducirás pero no me hago responsable de nada y... te indicaré por donde ir, siento que terminaremos pérdidas sino lo hago.
Terminé aceptando por dos razones. Uno, eran las 12:24 am y no estaban pasando muchos coches a esa hora. Y dos, era una fiel fan al shippeo de Janny, también yo tenía un mal de amor. Amaba a mi mejor amiga y fuera lo que sea que tuviera que hacer con James, la apoyaba.
Además, Martin era un buen tipo, lo conocía desde pequeña y desde el día que vió a Quinny en el fondo de pantalla de mi móvil, estuvo muy interesado en ella. Por ello, no me extrañó cuando me dijo que desde hace mucho le gustaba Quinny.
Claro que los ayudaría a ambos, de hecho, debería ser conocida como Evolet Jackson, alias la cupido humana.
Y es lo irónico, ya que es mi hermano el que se llama Eros.
Definitivamente mis padres se equivocaron de nombre para sus hijos.
—Muy bien, apenas enciendas el auto gira despacio a la izquier... ¡Auch!
Quinny aceleró y giró, logrando que el auto se moviera como los de carreras en una curva y también que yo plantara la frente contra el asiento de conductor.
—Pero despa... ¡Ay, mierda! ¡No sobreviviremos! —aceleró por la calle vacía—. ¡GIRA A LA IZQUIERDA, OTRA VEZ! —volvió a girar rápidamente y mi cabeza se golpeó esta vez con la ventana detrás de mí.
—¿Y agora?
—«Agora» giras a la derecha por esa calle y frenas en la quinta casa —Quinny obedeció pero esta vez lo hizo con demasiado cuidado.
En serio, demasiado, tanto así que tardamos más de una hora intentando que ella aparcara el auto. Al parecer ahora sí conocía el freno.
Para cuando logró hacerlo ambas bajamos del auto y aunque me tambaleaba estaba más conciente que Quinny, la pobre estaba durmiéndose de pie mientras se sostenía del auto.
Era una mala idea, ambas estábamos borrachas, sobre todo ella, y si quiera podíamos sostenernos. Pero no me importó cuando me acerqué y abrazadas caminamos a la casa de James.
—¡Toquemos la puerta! —propuso Quinny con la voz aguda.
—Por fin logras decir algo bien, lástima que no es algo coherente —ella soltó una risita—. Quinn, todas las luces están apagadas, están dormidos, ¡No vamos a tocar la puerta!
—¡Shu ventana! ¡Shu ventana! —se soltó de mi hombro y corrió a una ventana que estaba muy arriba.
Quinny intentó escalar la pared de la casa, luego intentó sacar una telaraña de su mano haciendo la típica pose de Spider-Man. Y finalmente, miró las palmas de sus manos, las colocó en la pared he intentó impulsarse.
Cree que es una lagartija.
—Dime, ¿Es el amor o el alcohol qué te hacen idiota? —dije llegando a su lado.
—A ti por lo vistio ambos te hacen amagaradada.
—Touché —me agaché y golpeé mis hombros indicándole que subiera en ellos—. Pero antes, estás segura que esta es su ventana.
Ella asintió y subió a mis hombros; con toda la fuerza que me quedaba me levanté con Quinny sobre mí y, a pesar de tambalerme y caminar hacia los lados intentando no caerme, Quinny logró abrir la ventana.
—¿Y ahora qué?
—Escuchar esto —carraspeó aclarándose la garganta—. ¡Yoreleijijuuuu!
—¡Creo que tienes que decirlo más fuerte! —reí por lo bajo.
—Intentaré con otra algo más —cada vez era peor su forma de hablar—. ¡Rapunzel! ¡Riapunzel! ¡Deja craer tu calbello! ¡Esperra! Se estra movienyo.
Solo podía reír he intentar no moverme tanto, pero justamente fallé torciéndome el tobillo con una piedra y a pesar de que pude salvarnos y no nos caímos, Quinny golpeó su cabeza con el umbral de la ventana.
—¿Cuál es tlu pobema?
—Yo siento, yo también estoy borracha.
—Intenta empujagme dentro, lueho vendré por ti —como pude intenté empujarla con mis brazos, pero me congelé al escuchar una voz.
—¿Quinny...? —era James y,al parecer, Quinny también se había congelado.
—¡Niega a tu padre, y rehúsa tu nombre! ¡O, sino quieres, júrame tan sólo que me amas, y dejaré yo de ser una Capuleto! —hizo una pausa—. ¡Sólo tu nombre es mi enemigo! ¡Porque tú eres tú mismo, seas o no Montesco!
Finalmente había hablado correctamente. Sonreí a pesar de que nadie pudiera verme, pero esa sonrisa se ensanchó al escuchar lo que dijo Martin.
—¡Oh, dichosa, dichosa noche! Como es de noche, tengo miedo que esto no sea sino un sueño, dulce, halagador a lo sumo para ser real.
Levanté mis ojos y pude ver los labios de James cerca de los de Quinny. ¡Iban a besarse! ¡Y yo estaba aquí abajo! Emocionada, me tambaleé y casi Quinny se cae al suelo.
James la sostuvo de los brazos evitando la caída y se apresuró a ayudarla a subir por su ventana. En busca de apoyo, Quinny pisó mi cabeza con su pie y terminó de entrar.
Yo caí en el suelo y unos segundos después escuché a Martin llamarme, abrí los ojos y estaba con el torso descubierto asomándose por la ventana.
—¿Eva estás bien? —con una sonrisa asentí.
—Sí, ustedes hagan sus cosas, yo me quedaré aquí.
—¡Ya bajaré a buscarte! No te duermas.
Alcancé a escuchar antes de conciliar el sueño, pero mi sueño se vió interrumpido cuando sentí mi cuerpo siendo levantado.
Abrí los ojos y me encontré con un chico de tez blanca y ojos marrones que me llevaba en sus brazos. Al instante comencé a golpear su pecho.
—¡Suéltame! ¡Suéltame! ¡Tengo hermanos! —el chico me bajó, luego de cerrar la puerta principal de la casa de James—. ¡¿Por qué cara...?!
Calló mis gritos, colocando una mano en mi nuca y la otra en mi boca. Y con su rostro cerca del mío, susurró:
—Maldita sea, ¿Puedes callarte? Todos están dormidos y yo sólo estoy ayudando a mi primo —asentí inmediatamente y él me soltó.
—¿Martin es tu primo? —él asintió—. ¿Cómo te llamas? —me escaneó de arriba a abajo y finalmente habló:
—Easton.
—¿Eres Martin? ¿Lewis? ¿O...?
—Claro que no soy Lewis, que asco. Easton Woods —extendió su mano y yo la acepté.
—Evolet Jackson, mejor amiga de la chica que trae loquito a tu primo —él asintió.
—Bien, Evolet. Yo te llevaré a la habitación —abrí los ojos en sorpresa y él negó rápidamente—. No de esa forma.
—Yo no he dicho nada —dije antes de comenzar a subir las escaleras, asumiendo que la habitación estaba por allá.
—Evolet —el chico llamó y yo giré dirigiéndole mi atención—. Tienes dos opciones, duermes con Marie o duermes conmigo.
El chico esperaba mi respuesta recargado en una de las columnas frente a las escaleras, con sus manos dentro de los bolsillos de su mono deportivo, logrando que sus brazos trabajados y descubiertos por la playera de tirantes que llevaba puesta se tensaran un poco.
A ver, estaba borracha y a punto de dormir en cualquier lugar. Tenía dos opciones, dormir con el primo desconocido, ardiente y exhibicionista de Martin o irme a dormir con su hermana que, aparte de dar miedo, había amenazado con romperme la cara con una puerta.
Tan tierna.
Creo que la decisión está más que clara.
****
Aquí tienen el capítulo que les debía, me disculpo por no haberlo subido a tiempo, ese día tuve unos problemas familiares y no alcancé a publicarlo. Aún sigo en los problemas, pero intentaré subirles algún capítulo.
Dejando de lado todo eso, ¿Qué opinan del capítulo? ¿De todas las aventuras de Quinny y Evolet? ¿De Quinny borracha? ¿De Quinny conduciendo? ¡Y sí! ¿De Eva narrando?
Quiero aclarar que el final de este capítulo no fue algo planeado. No les mentiré, si me gustaría publicar una historia de Evolet, porque es un gran personaje y siento que con el final de este capítulo, podré darle comienzo a una nueva historia. Más adelante quizás también la vean por aquí.
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Los amo mucho, se me cuidan y besos en el rabo<3
~Jai.
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