Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo XVI (Segunda parte)

Esto era un completo caos

Sus ojos celestes dieron un repaso en mí, de arriba abajo y después en sentido contrario, para luego volver su vista a Jacob nuevamente.

—Conoces las reglas, Vásquec. Nada de chicas en el vestuario de chicos ¿O es qué las reglas cambiaron y no me enteré?

James llevaba el cabello desordenado, unos monos deportivos y su torso desnudo. Se acercó al lugar de Jacob pasando por mi lado, rozando su brazo con el cuero frío de mi chaqueta, logrando que nuevamente sus ojos se detuvieran en mí por un fugaz instante.

—¿Te molesta tanto qué sea a mí a quién vinieran a ver y no a ti, Martin? —contraatacó Jacob, alzando el mentón.

—Para nada, si me buscaran a mí, habría una fila demasiado larga. Solo para desearme suerte —estaban frente a frente y se podía sentir la tensión entre ellos, se detestaban—. Le preguntaré al entrenador sobre el nuevo regla...

—Muy bien —Evolet le dió un pequeño empujón a James, interponiéndose entre ambos—. Calma Martin, solo vinimos a desearle suerte a Jacob y ya nos vamos.

—¡Muy bien! Las acompaño hasta la salida, no queremos que alguien les salte encima —enganchó uno de sus brazos en el cuello de Evolet en un abrazo amistoso, mientras nos dirigíamos a la puerta.

Él estaba a mi derecha y podía sentir como me miraban, todos esos chicos lo hacían pero si había una mirada que pesara más que alguna otra en ese vestuario, era la de James. Volteé cruzándome con sus ojos y una sonrisa socarrona en su rostro.

—Viniste a desearle suerte a aquél idiota ¿Y te irás sin decirmelo a mí? Eso no es justo, bonita.

—Déjala tranquila, Martin —soltó Eva tranquilamente.

—Suerte —me limité a decir, muy cortante.

—No la necesito, serás mi amuleto de la suerte —declaró apenas llegamos a la puerta. Evolet salió, sin embargo, él me detuvo por el brazo y se acercó a mí—. Esta noche, ganaré ese partido, bonita, gracias a ti.

Tocó mi mentón con uno de sus dedos y me guiñó un ojo antes de regresar al lugar donde estaba antes y ahí estaba yo, viendo como se marchaba. Salí de mi ensoñación cuando escuché el grito de Eva, llamándome desde afuera y antes de que la puerta se cerrara, noté que él había girado al escuchar mi nombre.

—Corre, tenemos que ir a nuestros puestos —Evolet tomó mi brazo, tirando de él para arrastrarme hasta las gradas frente al campo de fútbol americano.

—¿Eso de allá dentro..? —pregunté apenas estuvimos en nuestros lugares.

—Ah, sí. Siempre es así, se han detestado siempre —le restó importancia, pero luego abrió los ojos y me miró—. Era James.

—Sí, lo sé.

—¡Oh, por Dios! ¡Hablaste con James! Y estuviste muy cerca de él —chillo en susurros—. ¿Qué tal estuvo? —recargó el mentón en su mano mientras alzaba las cejas repetidas veces.

—Bueno... me miró varias veces y antes de venir me dijo que ganaría el partido gracias a mí y que era su amuleto de la suerte, también me tocó. Eso es algo, ¿no?

—Uff, Martin y sus coqueterías. Pero, ¿Cómo te sentiste? —me da una mirada aún más curiosa.

—No mentiré, se me aceleró el corazón, sentí nuevamente el cosquilleo en mi barriga y... es muchísimo más atractivo en persona.

—Todavía te encanta ese idiota —comenta con una sonrisa—. Y mucho más ahora que lo viste.

—Sí, pero Ja... —corté mi frase apenas Evolet abrió los ojos, indicándome que no dijera nada más—. Ja, ja... Jamón, eso. El jamón es riquísimo —Eva se tapó la boca, reprimiendo sus risas.

—¡Hola! —escuché a mi lado izquierdo.

Giré mi rostro encontrándome con una pelinegra con reflejos grisáceos desgastados en su cabello, no era especialmente atractiva pero sí tenía una buena figura.

—Hola —me limité a responder.

Evolet me jaló acercando mi oreja a ella para susurrar: «ella es la nueva conquista de James» la miré con los ojos muy abiertos y luego dije en un susurro:

—¿Ella? —Eva asintió repetidas veces—. Yo estoy muchísimo mejor.

Evolet rió, negando con la cabeza y nos dispusimos a ver el juego.

No sabía mucho de fútbol americano, pero sabía lo básico y para mí, eso era anotar. Jacob había anotado un par de veces, James y algunos otros chicos también lo habían hecho.

Estaban en el último cuarto y el equipo contrario acababa de hacer un touchdown, sin bien tenían la oportunidad de una conversión, quedaban pocos minutos y los chicos estaban en su mayoría estresados y sudados.

Dieron inicio a la que sería la última jugada de la noche, el tiempo corría y así también lo hizo un chico del otro equipo, pero se vió interceptado por Jacob que logró arrebatarle el balón. Parecía una maquina corriendo por casi todo el campo, habían varios chicos del equipo contrario en frente de su camino. Y su única opción era James que corría a pocos pasos de llegar a la zona de anotación, hizo un largo pase lanzando el balón en dirección de James, él lo recibió perfectamente y lograron completar la jugada, segundos después, finalizó el último cuarto, otorgándole la victoria a el equipo de Jacob.

Gritos, aplausos, silbidos y vítores se escucharon en todo el campo, los chicos celebraban su triunfo y la chica a mi lado estaba un poco loca. James se regresó por el balón y le dijo algo a su entrenador, que le entregó un marcador y él escribió algo en el balón.

Dirigió su mirada a mi lugar y antes de lanzar el balón, guiñó uno de sus ojos, sin embargo, la chica a mi lado no paró de chillar como loca. El balón voló por el aire y para que no impactara en mi rostro lo tomé en mis manos y pude leer lo que decía.

«Te dije que ganaría, bonita, eres mi amuleto de la suerte»

Miré en su dirección con el balón en mis manos y él seguía ahí de pie, con una sonrisa en su rostro, movió su cabeza hacia un lado y le entregué el balón a la chica junto a mí, excusándome.

Todos comenzaron a salir del lugar para dirigirse a lo que sería la fiesta, algunas personas habían bajado al campo a felicitar a los chicos, entonces Evolet nos llevó hasta donde estaba Jacob.

—¡Ganaste! —le gritó emocionada.

—¡Ganamos! —la tomó de las manos, supongo que por lo sudoroso que estaba.

—Felicidades, J —dije en una sonrisa.

—Gracias, sí que das suerte, Q.

¿Dios? ¿Estás ahí? ¿Por qué tienen que decirme lo mismo?

—Bueno, bueno. Necesitas llevarnos a la fiesta —comentó Eva una vez más.

—Claro, me daré una ducha rápida y nos vamos.

—Bien, te esperaremos afuera.

—Está bien —luego de eso, se fue corriendo en dirección a la puerta que daba a el gimnasio y los vestuarios.

Salimos del campo y comenzamos a subir unas escaleras que daban a los asientos nuevamente, todo eso para irnos por la verdadera salida, pero un «psst» interrumpió mis pasos, giré y me encontré con nada más y nada menos que James, colgando de las barandas de la escalera.

—¿A mí no piensas felicitarme? —cuestiona con una sonrisa de lado.

—Felicitaciones —fue lo único que dije, a pesar de eso, me acerqué un poco.

—¿Así? ¿Sin besito? —recordé el sueño, inmediatamente—. ¿Al menos un abrazo?

—Pero no te conozco —arrugué mi rostro en una mueca.

—No, pero yo siento como si te conociera desde hace mucho —miré detrás de mí y Eva ya se había adelantado, quizás no notó cuando me dejó atrás.

—Gracias por lo del balón —ignoré su comentario.

—Ah, sí, gracias a ti por darme suerte —se acercó un poco más a mí, nuestros rostros estaban cerca pero aún había una distancia prudente entre nosotros—. Prometo recuperar el balón para ti, déjamelo.

—Da igual —su sonrisa se ensanchó aún más.

—Heriste mi ego, bonita, no voy a negarlo. Pero no creas que lo olvidé, me debes unas «felicitaciones» memorables —quizás ahora nuestros rostros si estaban más cerca—. ¿O no piensas dármelas? —inquiere en un tono bajito mientras miraba mis labios.

Demonios, en fotos era hermoso, en persona era hermoso y de cerca, era la perfección personificada.

Involuntariamente mi cuerpo se acercó a él he incliné mi rostro cerca del suyo y, cuando estuvimos a punto de juntar nuestros labios, dirigió su mirada detrás de mí y se soltó cayendo de pie en el césped, desapareciendo, no sin antes regalarme una última sonrisa sonrisa.

Giré encontrándome con Eva toda agitada, intentando recuperar el aliento. Seguramente había corrido por todos lados buscándome al ver que no estaba con ella.

—¡Aquí estás! —exclamó apenas pudo recuperar el aliento—. Corre, Jacob está esperándonos.

Jaló mi brazo y así corrimos hasta el auto de Jacob para irnos a la fiesta, en el camino ellos iban hablando y yo iba sumida en mis pensamientos, que no se trataban de alguien más que del castaño de ojos oceánicos.

Lo que me recordaba que...

Oye...

Oye, ¿Estás ahí?

¿Hablas conmigo?

Obvio. ¿Con quién más hablaría en mi cabeza?

Lo haces con muchas personas.

En fin, ¿Por qué no me haz reprochado? ¿O haz hecho tus comentarios hormonales?

¿Por qué? ¿La niña me extraña?

Ugh, no, basta. Te hubieras seguido quedando callada mejor.

Bueno, no molestes. Estaba bañándome.

¿Okey? No sabía que mi conciencia se bañaba en mi mente.

, todas las conciencias lo hacemos, cuando tienen pensamientos moja bragas.

Pero...

Y como a ti eso te pasa una vez al año, me toca aprovechar cuando pasa.

Vale, ¿Sabes? Sigue bañándote.

Lo de James había sido... más bien, había mucha tensión entre nosotros, no sabía definir qué tipo de tensión era, pero ¡Dios! Cada vez me encantaba más ese chico, no sólo físicamente, su personalidad era la de un idiota, pero un idiota peculiar.

Y cada vez que miraba sus ojos, esos ojos que me encantaban, el celeste tan único en ellos, sentía que veía el universo a través de ellos y eso me recordaba las veces que le había pedido ayuda al universo en busca de él. Una sonrisa se asomó en mis labios sin siquiera planearlo.

Salí de mis pensamientos y le escribí un mensaje a mamá, diciéndole que estaba bien, que todo estaba bien y que ahora nos dirigíamos a la fiesta.

No fue hasta ese momento que noté que no me había sentido paranoica ni asustada en toda la noche. Había estado tranquila, disfrutando y compartiendo con mis amigos, y, por supuesto, con James un par de veces.

Supongo que me sentía lo suficientemente cómoda para no notarlo hasta ese momento, ya veríamos como me iría en la fiesta.

Al llegar, bajamos del auto y nos adentramos en la casa, en el camino nos cruzamos con Carrie, la encargada de la cafetería que también estudiaba en esa secundaria, nos saludó animadamente y seguimos nuestros caminos.

Habían muchos adolescentes, en serio, demasiados. Incluso habían algunos de otras secundarias, nos acercamos a la mesa de tragos y Jacob nos trajo una ronda para empezar.

—Tus hermanos me mataría si me viera haciendo esto —admitió Jacob, entregándome un vaso lleno.

—Qué bueno que no están, entonces —sonríe Eva chocando nuestros vasos.

Mi relación con el alcohol no era exactamente buena. ¿A quién engaño? Era pésima, horrorosa, terrible, del asco. Pero eso no evitó que me empinara el vaso, tragándome todo el contenido de una vez. Al terminar vi los rostros de Jacob y Evolet en shock.

—Amiga, tú date. Yo te cuido esta noche —se ofreció ella, sonriendo.

—Qué poder para tragar —fue lo que masculló Jacob, logrando que soltemos un par de carcajadas.

Ahí nos mantuvimos charlando y bromeando hasta que Jacob se excusó diciendo que iría a saludar algunos chicos del equipo que ya estaban ahí. Me preguntaba si James ya había llegado o si vendría a la fiesta.

Recordemos a Quinny en el principio «No seguiría insistiendo»

¡Ahí estás! Vuelves a aparecer.

Sí, y ya me largo, otra vez.

—¿Qué tal si caminamos un poco? —le sugerí a Evolet, que estuvo de acuerdo.

Juntas caminamos por todo el lugar, pasamos por la cocina que tenía una salida al patio trasero, luego caminamos al patio frontal y lo que vi, me hizo dudar de mi misma.

—Eva...

—¿Hum? —ella miró a todos lados, como si buscara a alguien, probablemente a Jacob.

—¿Tienes buena resistencia al alcohol?

—Claro. ¿Por qué la pregunta?

—¿Y cuántos tragos haz tomado?

—Apenas tres —responde, confundida.

—¿Y cuántos necesitas para empezar a imaginar cosas?

—Depende, aunque quizás unos cinco o seis. ¿Por qué?

—Olvídalo —me reí, bien el alcohol empezaba a afectarme—. Es que pensé ver a Amanda allá sentada con Perry —seguí riendo mientras apuntaba el lugar.

—¡No puede ser! —Eva río y luego miró al lugar, al instante su sonrisa se esfumó—. Quinn, sí es Amanda y ese sí es Perry.

Yo seguía riendo pero porque había visto algo incluso peor.

—Eva, ¿Me creerías si te dijera que acabo de ver a Alec saliendo de un auto por allá? —señalé el lugar.

—Sí te creo, porque sí es él —hizo una pausa—. Y la cereza del pastel, mira quién acaba de llegar.

Giré mi rostro al mismo lugar en el que ella estaba viendo y la chica que se había sentado a mi lado durante el partido venía acompañada de quién se robó toda la atención.

—James —balbuceé apenas asimilé toda la mierda que era esto.

Y sí, amigos, esto era un completo caos.

***

Los dejo en tensión, estuve hasta las 4:20 de la mañana escribiendo ambos capítulos para traerlos juntos. Espero les gusten muchísimo, ya que amanecí escribiendo hahaha.

¿Qué opinan de la llegada de nuestro galanazo? Llegando perramente el James. ¿Quién es la chica que acaba de llegar con él? Y no solo eso. ¿Por qué rayos está Amanda con Perry si tiene novio? ¿O es Perry su novio? Y Alec, ¡Oh, Alec! Basta, no te queremos aquí.

Por cierto, ¿Evolet? ¿Quincy? ¿Qué pasa ahí? 👀

Se que les dije que habría salseo en este capítulo, pero se me hizo tan extenso hablar y contar algunas cosas, que decidí dejarlo para el próximo capítulo. Entonces ahí si habrá salseo asegurado.

No se olviden de votar y comentar. Siganme en mis redes:

Cuidense mucho, nos vemos en el próximo capítulo, los amo. Besos en el rabo<3

~Jai

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro