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Capítulo IV

¿Una familia de mafiosos?

Observaba desde las sombras la casa ante mis ojos, era de estilo hogareña y podía jurar que una familia feliz vivía dentro. El ambiente se veía cálido y acogedor, mientras que en el arbusto dónde me escondía, moría de hipotermia lentamente.

Lenta y dolorosamente.

¡Oh, por favor! Amas el frío, estúpida.

Sí, pero no planeo morir de ésta forma.

Tienes razón, sería deprimente. Incluso morirías virgen.

Ya había caído la noche y yo aún esperaba a Evolet, para no aburrirme había decidido espiar y así obtener mejor información.

Claro, ¿Por qué no admites que estabas esperando ver al chico pasar por la ventana, casualmente con poca ropa?

Porque no es así.

Entonces, ¿Tu excusa es...?

Es decir, no sabía si eran una familia de mafiosos.

En ese caso tendrías un novio mafioso incluyendo dinero, poder, un chico atractivo, sexy, buenazo y caliente.

Que no lo quiero para novio.

Apuesto a que folla riquísimo.

Bueno... eso cambia las cosas...

—¡BUUUU! —el rollo de papel higiénico que había conseguido y con el cuál espiaba había terminado en el suelo luego del brinco que di del susto.

—¡¿Cuál carajos es tu problema?! —le reprendí en un susurro a Evolet, que se mantenía de pie a mi lado.

—¡¿Qué carajos haces tú ahí?! —me reprendió de la misma forma. La miré.

—¡Oh, no lo sé! ¿Qué crees? Me gusta estar en contacto con el suelo y los arbustos en una noche fría —fingí una sonrisa—. ¡Estoy escondida espiando, tonta!

—¡¿Crees que ése insignificante arbusto es capaz de ocultar siquiera la mitad de tu trasero?! —cerró los ojos y se tomó el puente de la nariz—. Los vecinos de allá te están viendo, disimula —agregó entre dientes.

Vale, quizás todo mi culo estaba expuesto pero, en mi defensa, mi cabeza estaba bien escondida.

Exacto, porque es mejor tener el culo frío que el cerebro ¿no?

Podemos calentarnos el culo rápidamente.

Uff, tienes razón. Podemos incluir al chico en ello.

Vale, vale, mejor calla y mantengamos nuestro culo frío.

Miré a los vecinos, saludé con la mano y señalé uno de mis pendientes, moví los labios gesticulando un «lo encontré». Ellos levantaron sus pulgares y me sonrieron en respuesta, luego de eso desaparecieron y yo tiré a Evolet del brazo, tan violentamente que terminó en el suelo conmigo.

—¿Puedes explicarme? No estoy entendiendo nada —me dijo con una sonrisa fingida.

Le conté la historía desde el principio, le hablé de mis sospechas, del plan y aclaré que no estaba interesada de ninguna forma romántica de el chico de los helados caídos.

Vale, ya le haz puesto muchos apodos.

—Me emociona, te ayudaré —chilló dando aplausos—. ¿Qué haremos primero?

—Lo primero es que te calles, es una misión secreta. Nadie debe de enterarse, así que baja la voz o cierra la boca —volví a reprenderla en susurros.

—Vale, lo pillo. Me callo —guardó silencio e hizo un cierre en su boca con los dedos.

Seguí mirando, pero...

—¿Puedo preguntar algo? —suspiré y la miré.

—Ya lo estás haciendo.

—Si buscaste la dirección de la señora Sam —«señora Sam» ya tenía apodo—. Y te saltaste un millón de protocolos he hiciste cosas ilegales, de hecho, sigues haciéndolo. Eso sin contar que estás fuera de casa a esta hora, cosa que no es normal en ti —tomó una bocanada de aire y siguió hablando—. Explícame, ¿Qué demonios haces aquí y no en esa puerta llamando a buscar lo que sea que estés buscando?

—Estoy... evaluando, ¡no! Estudiando, sí, eso, estudiando... Ahm, ¿el terreno? —sonreí y volví mi vista a la casa.

—Ah, claro, lo normal.

—Exacto.

—¿Y por qué no tomar riesgos, tocar la puerta y preguntar por el misterioso chico —preguntó nuevamente.

—Porque me conoces, y Quinny Tucker no corre riegos.

—Cierto, a menos que éste obligada a hacerlo.

—Así es.

¿Eh? ¿Qué quiso decir con...?

Volví mi vista a Evolet pero ya no estaba a mi lado, miré a todos lados en busca de ella, solo que no la veía. Sin embargo, por el rabillo del ojo capté una sombra en la puerta principal de la casa. Había llegado alguien, ¿Sería el chico? Dirigí mis «binoculares» a la puerta pero sólo era Evolet tocando.

¡ERA EVOLET TOCANDO!

¡Espera, no!

¡Siii!

Volví a mirar, estaba haciéndome señas de que me apresurara y fuera allí, me golpeé la frente y fui a regañadientes.

No iba a dejarla sola. Es decir, no sabíamos que nos esperaba del otro lado de la puerta.

Tú sólo quieres ver al chico, admítelo.

Podían ser mafiosos.

Ajá.

—¿Qué parte del plan decía venir a llamar a su puerta? Porque no lo recuerdo —digo en un susurro, llegando a su lado.

—Expresé mi desacuerdo con el plan y decidí improvisar —susurró en respuesta, orgullosa.

—¡Sabías que yo estaba en desacuerdo con esto! —la miré indignada.

—Sí, pero...

—¿Qué quieren? —la puerta se abrió de golpe, giré mi rostro pero dirigí mis ojos al suelo al ver un par de coletas castañas. Era una niña y tenía cara de pocos amigos.

—¡Hola, niñita! —Evolet se agachó a su altura y le sonrió abiertamente.

—Vuelve a decirme «niñita» y tu nariz quedará estampada contra la puerta cuando la cierre de golpe en tu cara —advirtió, señalándola con un dedo, Evolet me miró con los ojos desorbitados—. Volveré a preguntar, ¿Qué quieren? —esta vez dirigió su atención a mí.

Creo que sí son una familia de mafiosos.

—Oye, ¿Está tu mamá en casa o alguien mayor con quién podamos hablar? —pregunté duramente, fingiendo ser una chica ruda, el color negro del enterizo me ayudaba bastante para aparentar, me miró de arriba a abajo con sus ojos marrones.

—¡Carmen! —gritó la niña y una señora de edad mayor se apresuró a la puerta, mientras que a su vez la niña desaparecía.

—Es mi nieta y nunca me dice abuela —nos sonrió amablemente la señora— Lamento la imprudencia de Marie.

—No se preocupe —le dijo Evolet y en sus ojos se reflejó un claro «Habla de una vez y larguemonos de aquí»

—Estamos buscando a la señora Lewis, ¿se encuentra en casa? —su sonrisa se borró inmediatamente y su cara cambió a una expresión fría e inescrutable.

—Aquí no vive ninguna señora Lewis, es mejor que se marchen —dijo duramente.

—Pero... —intenté decir.

—Te he dicho que aquí no vive nadie con ese apellido, te habrás equivocado de dirección, no vuelvan. Buenas noches —fue lo último que dijo antes de cerrarnos la puerta en la cara.

Son mafiosos, no tengo pruebas pero tampoco dudas.

Ambas nos miramos muy sorprendidas, no hicimos otra cosa más que marcharnos a casa. Estaba pensando y maquinando, ya me había metido lo suficiente en la investigación, no podía salirme de esto y mucho menos después del misterio que acababa de pasar.

—Sé lo que estás pensando y es mala idea —Evolet interrumpió mis pensamientos, obtuvo mi atención—. La señor tiene razón, Quinn, te equivocaste de dirección y ya está.

—No afirmes que me equivoqué, sabes de sobra que siempre rectifico todo —frené de golpe y la miré.

—Sí, pero hay una primera vez para todo y puede que estés buscando en el lugar correcto —se cruzó de brazos, su expresión era seria.

—Estoy completamente segura que en esa casa vive la señora Samantha y aún más segura de que esa familia esconde secretos y yo los voy a descubrir.

—¿Es que no tienes nada bueno que hacer con tu vida, Quinny? —vale, ya estaba empezando a cabrearme y no me gustaba para nada la dirección que estaba tomando la discusión.

—Claro que sí, y tú más que nadie lo sabe —la miré con el ceño fruncido.

—¡¿Entonces por qué estás aquí, haciendo todo esto?! Por algo sin importancia, ¡Por un capricho! Deberías estar estudiando o leyendo como siempre en tu habitación. No en la calle y mucho menos a estas horas, vine porque no quería dejarte sola, después de lo que pa...

Exploté.

—¡¿Por qué carajos no entienden que ya pasó?! ¡Ya estoy bien! ¡Sólo quiero dejarlo atrás y no necesito que siempre estén ustedes ahí para recordármelo! ¡Puedo salir a la hora que quiera, eso ya no va a cambiar nada de lo que pasó! Nada lo hará. ¡Entiéndanlo de una maldita vez! ¿Tan difícil es eso? —me di la vuelta dispuesta a marcharme a casa.

—Sólo intentamos cuidarte —le oigo decir a Evolet.

—No lo necesito, gracias por tu ayuda pero ya no la necesitaré más, haré esto por mi cuenta y espero que al menos seas capaz de guardar el secreto, sin tener que avisarselo a mi madre. ¿O no le dijiste que estabas conmigo y que llegaría tarde? —pregunté sarcásticamente. Sabía que lo había hecho, mamá no me había llamado por ello.

Evolet bajo la cabeza apenada, intento disculparse pero apenas escuché un «Lo...» la corté.

—Increíble —reí amargamente—. Me largo, Evolet.

Podía escuchar como Evolet gritaba mi nombre pero me fui de allí pisando fuertemente y a paso rápido. Estaba cegada de la furia, tanto así que no me di cuenta cuando choqué mi hombro derecho con una persona que iba caminando en sentido contrario a mí, sentí como pequeñas gotas cayeron en mi brazo. Ni siquiera me detuve a mirar y seguí mi camino.

Después de haber caminado, logré relajarme y calmar mi ira. Era aún más de noche y mi calle estaba oscura, mi estómago no dejaba de avisarme que ya había pasado la cena. Ya casi llegaba a casa, pero me detuve cuando escuché un sonido detrás de mi. Miré sobre mi hombro, pero no había nadie.

No pasa nada.

Seguí caminando, me había puesto alerta pero quizás había sido la fría brisa moviendo las hojas de los árboles. Llegué a casa, todos preocupados esperaban por mí en la sala, aclaré que no tenía hambre y que tampoco tenía ánimos de hablar. Mamá insistió en hacerlo y dió inicio al interrogatorio.

Cosas como: «¿Volviste sola?», «¿Dónde está Evolet?», «¿Por qué regresas a ésta hora?», «¿Dónde estabas?»,«¿Qué estabas haciendo?», «¿Estás bien?», «¿Te pasó algo?», «¿Está todo bien?», «¿Pasó algo que quieras contarnos?», No paraban de salir de su boca.

—No pasó nada, todo está bien, hablamos mañana, estoy cansada —respondí duramente, ganandome una mala mirada de Quincy y subí a mi habitación, ignorandolo por completo. Sin embargo, podía escuchar sus voces en el inicio del corredor.

¿Qué le pasa? No tenía porque tratar a mamá así señaló Quincy.

Déjala tranquila, no tuvo un buen díaescuché a Queen decir.

Eso no justifica que haya tratado a tu mamá de esa forma —vale, ése era Malcolm, él era mi cuñado, el novio de Queen.

Subiré a hablar con ella, creo que es lo mejor —dijo ésta vez mamá.

Ella está bien, sino fuera así nos lo diría, relajense un poco y denle su espacio —volvió a hablar Queen.

Pero... —intentó decir mamá.

Mamá, déjalo estar. Quiere estar sola, mañana hablaremos con ella, esperemos a que se le pase concluyó Quincy.

Bueno, no estoy convencida pero está bien.

Dejé de prestarles atención y sumida en mis pensamientos me recosté en la cama, pensé en todo. Desde que había conocido a la señora hasta mi discusión con Evolet. Si lo que la anciana y Evolet decían era cierto, no tenía nada y no estaba mínimamente cerca de encontrar a la señora Sam.

Pero igual lo haría.

¡Oh, por favor, universo. Ayúdanos!

Me paré de golpe al escuchar un ruido en mi ventana, me lo pensé antes de abrir e inspeccionar qué había sido, después del episodio en la oscura calle hace un rato quizás estaba algo paranoica.

Me acerqué lentamente, me asomé y no vi nada, abrí la ventana y saqué mi cabeza afuera, no había nada raro a excepción de una figura extraña en la rama del árbol junto a mi habitación, entonces escuché...

—Meow —una linda y pequeña gatita de pelaje blanco salió de las sombras, noté como se aferraba fuertemente a la rama con sus garras clavadas ahí.

Cuando me di cuenta ya estaba escalando en la rama para salvarla, la tomé en mis brazos y regresé a la ventana de mi habitación. La revisé un poco y no tenía ninguna herida, entonces bajé a la cocina. Preparé leche tibia para ambas y un sándwich unicamente para mí, la acompañé hasta que terminó y subí a mi habitación con ella en mis brazos, mientras nos preparábamos para una noche juntas.

***

Capítulo dedicado especialmente a mi Camilasa que me pidió actualizar. Aquí tienes chiquita, todo tuyo.

¿De qué estarán hablando Evolet y Quinny? ¿Qué secreto esconde la anciana? ¿Dónde está la señora Sam? Y sobre todo, ¿cuando aparece nuestro chico de las maletas? No se me alteren que en el próximo capítulo aclaremos algunas cositas.

¿Qué les pareció el pequeño rescate? Esta es otra cualidad de nuestra Quinny y sí, su sueño es ser veterinaria, le apasionan mucho los animales. Por cierto, acá abajo les dejó un edit para que la conozcan un poco mejor.

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~Jai.

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