Samuel

en línea.

Sal un momento.

Estoy ocupado.

Vamos, será rápido.

***

Guillermo suspiró y dejó su laptop sobre la cama. Se puso sus pantuflas de dinosaurio y salió de la habitación.

—Samuel, déjate de juegos... —dijo mientras caminaba a la puerta de entrada. Pero al abrir se llevó una enorme sorpresa.

Ahí, justo al frente suyo, un ramo de rosas rojas yacía elegante sobre el piso. Miró a su alrededor, pero no había nadie. Confundido, pero sonriente, entró de nuevo a casa con las hermosas flores en las manos.

A plena vista, una tarjeta lila sobresalía, por un lado. La tomó y leyó su contenido.

"Sé que no te gustan las flores, pero yo las veo y me es imposible no pensar en ti. Porque eres hermoso, como ellas... incluso más. Una flor para otra flor.

—Samuel".