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Capítulo 4. ✨MI SOBRINO CONSENTIDO✨

Fénix 

 Dos golpee en la puerta hacen que guarde la foto que Aurora me regalo donde salía Estrellita con su barriguita y el cartel con mi nombre, ya el sol había salido y tenía que ponerme en marcha en mi misión. Después de estar pensando toda la noche solo pude ver la foto hasta quedarme analizando como seria si ella seguiría aquí.

—Adelante.—dije antes de apagar la luz de la habitación.

Una Aurora entro con una muda de ropa en los brazos sonriéndome, su pelo seguía con un rojizo con algunas canas y seguía siendo la misma chica amigable desde el día que la conocí.

—¿Cómo pasaste la noche? Espero que bien porque me costó un mundo arreglarte esta habitación y no dejarte que durmiera en esa cueva fea.—se sentó a mi lado en la cama antes de pasarme la muda de ropa que era una camiseta gris y un pantalón negro.

—En serio no te fueras preocupado por mí, yo se sobrevivir solo. Dure muchos años cuidando de mí mismo.

—De eso nada, aquí se hace lo que yo diga... además nos la debe.

Lo que eran Aurora y Estrellita, eran las mujeres más tercas y manipuladoras que yo había conocido aquí en la tierra. Las dos siempre se ponían de acuerdo para hacer mojitos y yo poder caer en sus encantos.

Resople cansado antes de darme por vencido.

—Usted manda mi capitana.—hice la seña como un marinero y eso le causo gracias haciendo que los dos riéramos juntos.

—Por favor ten cuidado a la hora de ir allá ¿Si?—ella coloco sus dos manos en mi cara y yo asentí como un niño cuando quería que su madre no se preocupara.

—Solo iré a ver y de regreso a la tienda no te preocupes.—le di un beso en la mejilla antes de levantarme he ir al baño a darme una ducha.

—¡Te esperamos abajo, no tarde que el desayuno se enfría!

—¡Oki doki!—le grite también haciendo que volviéramos a reír.

Después de bañarme y cambiarme de ropa baje al comedor donde todos estaban desayunado en familia y en armonía, Alida y Aldora estaban vestidas iguales con un uniforme raro que me provoco risa en mi interior, cuando me senté en la mesa note que todos estaban comiendo avena, cosa que tuve que desviar la vista hacia otro lado.

—Toma.—Aurora llamo mi atención cuando me coloco un plato diferente a lo que comía su familia, mi plato tenia tostada con huevo revuelto y muchas, pero muchas frutas picadas.—Lo que eras tú y Estrellita odiaban la avena.

En realidad su hija la amaba, pero como todos me miraban raro porque yo era el único que no comía avena, yo creo que ella lo adivino y solo asentí dándole las gracias.

—No te fueras molestado Rora, yo podía conseguir cualquier cosa en el camino.—dije un poco apenado pero ella negó como siempre y se dejó caer a mi lado.

Comencé a comer degustando la comida porque tenía mucha hambre cuando Alida carraspeo para llamar nuestra atención.

—He... ¿Fénix nos puedes contar un poco como tú y mamá se conocieron? Es que eres muy joven, he pensado mucho y sacado la cuenta y no creo que tengas treinta y cinco o seis.—hablo tan rápido que solo provoco que Aurora se riera.

Yo trague el bocado que me lleve a la boca y tome un trago de zumo de manzana antes de mirarla a ella y su hermana que estaban esperando una respuesta.

"Dios, ¿por qué es tan lindo?—dijo una en sus pensamiento provocándome una risita porque no sabía quién de las dos fue. Pero ya tenía una idea.

—He, conocí a Estrellita en la escuela donde ella estudiaba, unos niños se estaban metiendo con ella porque Estrellita siempre usaba un monto de estrella en sus vestidos o su cintillo.—río un poco al recordar la escena y Rora como que también al recordar a su hija.—Solo sé que me pare frente de ellos y la defendí, luego llego su abuela a recogerla y ella me lanzo...—señale con el tenedor a su abuela que se cubría la cara con una servilleta por lo penada que estaba.—Una de sus revista rara porque según ella yo le había prometido que le enseñaría mi estrella preferida pero nunca llegue al planetario.

—¡Si te lo merecías!—chillo ella muy roja por la pena y solo me causo risa.

—¡Abuela, ¿tú le pegaste a un niño?!—chillo Alida sorprendida mirándonos a los dos y mi vista se posó en Aldora cuando su collar cambio de color a rosado cuando nuestros ojos se conectaron, lo aparte primero cuando sentí de nuevo el cosquilleo.

—Créeme princesa en ese tiempo no parecía un niño.—contesto su abuela mirándome con complicidad.

—Y bueno, desde ese día las dos pertenecieron a mi familia hasta que mis hermanos me necesitaron y tuve que regresar a mi hogar.—termine de contar y comencé a comerme lo que quedaba de la comida.

—Me emociona saber que Estrellita siempre tuvo alguien que la cuidara cuando yo no estaba.—susurro Leo viendo su periódico antes de llevarse a la boca su taza de café.

—He, bueno nosotras nos vamos porque se nos está haciendo tarde para la universidad.—comento Aldora levantándose de la mesa un poco nerviosa.

Aurora se levantó antes de señalarme a mí y después a ella.

—El negocio abre a las once, Aldora siempre llega temprano pero como Fénix va resolver unos asuntos creo que llega para el mediodía a ayudarte cariño.—y después se puso firme y comenzó a mirar a todos de su familia.—Ha, antes que se me olvide, Fénix es un sobrino de la familia. Si preguntan, sus padres vivían en la zona pobre y como soy la única familia que le queda llego más de una semana y nadie sabía de él porque estaba pasando su duelo encerrado ¿oyeron?

Todos se miraron entre ellos confuso antes de asentir.

—Creo que es mejor que le hagamos caso a su abuela, porque ya conocemos las reglas del Alcalde y no queremos problema si saben que es un viajero.—hablo Leo mirando a sus nietas cosa que ella asintieron entendieron.

—No se preocupen, ni siquiera se darán cuenta que estuve aquí.—hable para calmarlas cuando sus collares cambiaron a un color opaco.

"¿Ahora tengo que fingir que es mi primo? Ah no, de eso nada.

"Perfecto y yo que quería llevármelo a la cama.

Pregunta sería del momento ¿Por qué la dos se escuchaba iguales? Ah no, yo no me iba a quedar a descubrirlo. De que iba a pagar ese modo lo iba a pagar, no quería problema con Aurora y Leo en esto momentos, además tenía trabajo que hacer.

—Ta bien, todos aquí obedecemos a la palabra de la abuela.—Aldora me miro por unos segundo antes de señalar la puerta con la cabeza y regalarme una sonrisa tímida que se vio muy linda en ella.— ¿Te vas con nosotros en el bus?

Negué con la cabeza antes de levantarme de la silla.

—No, primero tengo que desempacar. Será en otra ocasión.—ellas asintieron antes de despedirse de sus abuelos con besos y abrazos, yéndose a su paso.

Solo pude ver como ella se iba y algo en mi interiorme gritaba que me fuera con ella, pero a veces no se le puede hacer caso alcorazón.

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