Capítulo 23. ✨Familia✨
Aldora
Love me like you do, sonaba en mi mente en ese momento sabía que esa música aunque era muy vieja era perfecta para describirnos.
La primera vez que la escuche fue en unos viejos cases que mi abuela guardaba y me la aprendí tanto, que ahí estaba en ese momento repitiéndose en mi mente tanto que sonreía sin darme cuenta.
—Solo ámame como tú lo haces y por favor no me suelte jamás.—susurre mirando aquellos ojos que le dio color a mi mundo.
Él deposito un dulce beso en mi frente antes de asentir.
—Jamás, promesa de estrella.—dijo el colocando su mano en mi corazón el cual latía rápido por su culpa.
Yo que estaba mal y el que no ayudaba, pero lo comprendía yo también lo necesitaba.
Le di un último beso antes que mis parpado comenzaran a cerrarse solo por el cansancio, solo sé que después que dormí me levante ya Fénix no estaba en la habitación. No le di mucha vuelta y me fui a bañar, necesitaba un baño urgente porque las ganas de hacer pipí no se hicieron esperar con que también me dolía la espalda.
Como pude hice mis necesidades, me metí dentro de la bañera con el motivo de dura mucho tiempo dentro para que mis músculos comenzara a relajarse un poco. Llevaba mucho tiempo en la bañera porque unos golpe a la puerta del baño me hicieron que levantara la cabeza de golpee.
—Aldora ¿está ahí?— la voz de fénix se escuchó del otro lado y volví a recostar la cabeza en la bañera mientras cerraba los ojos de nuevo.
—¡Sí!—conteste.
Escuche como abría la puerta y entraba, después escuche que algo caía al suelo y cuando abrir los ojos para ver que era.
Pues el niño se estaba despojando de su ropa para meterse en la bañera conmigo, lo que capto más mi atención fue el mismo termo de esta tarde.
—Toma, Aurora que te lo tome todo. Que es como una vitamina para el bebe.—dijo tendiéndome, yo solo asentí y lo agarre.
Me eche hacia adelante cuando él me hizo señas que lo hiciera mientras él se metía, así que yo le daba la espalda pero me podía recostar de su pecho mientras me tomaba todo aquel líquido que sabía horrible.
—Dile a mi abuela que para la próxima le eche azúcar.—le dije vaciando todo el contenido y lo deje en el suelo el embace.
Lo pude sentir asentir cuando su cabeza se posó en mi hombro desnudo y dejaba un beso ahí para después dejar paso que sus manos recorrieran mi pequeña cintura para dejarla en un solo lugar.
—¿Dónde estaba?—pregunte después de unos minutos de silencio.
—Hablando con Crux de algunas cosas, y bueno a Crux que le encanta hablar mucho me retuvo hasta hace rato cuando Aurora me encontró de regreso hacia acá y me dio el termo.—explico el tan normal.
Yo solo asentí y agarre su mano, para comenzar hacer cualquier cosa que me distrajera de las ganas que tenia de abrazarlo y no soltarlo.
<<¿Es que esta electricidad me estaba volviendo a mi sola loca o qué?>>
—Hable con tu papá para hacerte una ecografía y así podamos conocer el sexo esta vez.
Yo me voltee sorprendida y solo dejo un beso en mi frente como siempre.
—¿Esta seguro?—pregunte con el corazón en la boca, a lo que el asintió convencido.—Bueno si tu o quiere, yo también porque no saber que será me está volviendo loca... además Franmar siempre trae cualquier clase de ropa de bebe sin saber el sexo y mi abuela también está comenzando a tejer.
—Trébol, habla más despacio.—coloco una mano en mi mejilla para que le explicara con más calma.
A veces me pasaba cuando yo estaba muy nerviosa o feliz, pero era algo que no iba a cambiar nunca.
—Solo que ya quiero saber el sexo ya.—sonreí cuando sus labios chocaron con los míos con tanta fuerza que podría jurar que me rompió el labio.
Después de bañarnos, cambiarnos estábamos los dos en la cama recostado en silencio. No era un silencio incomodo como a muchos, era un silencio muy de nosotros que nos justaba.
Ya estaba comenzando a quedarme dormida, cuando unos golpee a la puerta hicieron que abriera los ojos y mirara a Fénix que se levantaba abrir.
Él abrió la puerta dejando ver a mi padre que entraba con su ropa militar bien arreglada y buscaba algo dentro de la habitación hasta que sus ojos se posaron en mí y me sonrieron con ternura.
—Hola princesa, ¿Cómo esta ese revoltoso?—dijo acercándose hacia mí, dándome un beso en la frente y después a mi panza abultada.
Yo negué divertida, porque no entendía porque siempre le decían así al bebe.
—Yo sigo bien gracias por pregunta papá, y claro el bebe está más que feliz por tanto que lo consciente con los dulces que mandas.
Él sonrió triste y después volvió a dejar un beso en mi frente para posar su mirada en Fénix que estaba de brazos cruzado en la puerta.
—Ya tengo tu nueva unidad para que los entrenes, dentro de quince minutos te van esperar en el campo de entrenamiento y espero que seas fuerte con ellos.—le hablo fuerte y con autoridad a Fénix.
Él solo asintió sin mostrar ningún rastro de emoción en su rostro.
—Ahorita bajo...
—¿Puedo ir contigo?—hable interrumpiéndolo con mucha necesidad.
Los dos hombres se miraron un poco confundidos, pero ya yo no quería estar encerrada más. Quería tomar sol un rato y ver porque siempre abajo había tanto escándalo.
Vi que los dos hombres no decían nada y sabía cuál iba hacer su respuesta, así que aquí estaba yo en plan de que iba a fingir llorar con el único motivo que me dejen salir.
Fénix al ver mis lágrimas falsa, aunque para él fueran tan reales corrió a mi lado y me dio un beso en la frente desesperado.
—He, claro trébol. Solo que por favor mantente a la mirar, no vayas a llorar, ¿sí?—dijo Fénix mirándome y yo solo sonríe apartando las lágrimas falsas.
—Es la copia de su madre, esa manipuladora siempre sabía cuál era mi punto débil y lo usaba a su favor.—hablo mi padre riéndose, miraba a Fénix y a mí y después negaba divertido.
A mí me hizo gracia su comentario pero lo oculte, pero en cambio a Fénix no. Que termino echándolo de la habitación a las malas.
<<Iba hacer una tarde muy interesante.>>
***
<<Mala idea.>>
<<Si, esto era una mala idea.>>
<<¿Por qué permitían mujeres en un ejército?>>
—¡Firme!—grito Fénix tan fuerte que las cincuentas personas que tenía en su unidad lo hicieron al unánime.
Yo estaba que explotaba de celos y no de los buenos.
Hace cinco minutos que habíamos llegado, por lo que Fénix me dijo que podía sentarme en los banquitos que quedaba cerca de la armería que estaba super cerca y podía verme a la vez.
Todo iba tan bien cuando vi que al principio eran quince varones y no tanta mujeres en su unidad, pero después de unos minutos llego mi padre con más mujeres que hombres y cada una se ponía mantequilla al ver a mi Fénix.
<<Si no dejaban de mirarlo así, iba a terminar de agarrar un arma y terminar matándola cada una.>>
Y por cierto, las tenías tan cerca que no eran tan complicado solo era levantarme y agarrarla.
Era como si cada una de ellas no supiera que yo era la mujer de ese bobo y que además llevaba en el vientre un hijo de él. Y si lo sabían lo ignoraban porque los ojitos que le hacían era para coquetear, aunque él los ignorara.
<<Sigue así, porque a la primera que mires de más te corto las pelotas.>>
—Toma cuñada.—hablo Crux interrumpiendo mi campo de visión cuando quise fusilar con la mirada a una rubia que había roto fila para plantarse frente de mi novio.
Lo mire mal, pero agarre la botella de agua que me traía.
—¿Ustedes siempre tendrá esa electricidad de atraer mujer o es que nunca se le va acabar cuando se vuelva humanos?
Le di un trajo a mi agua, mientras veía como la rubia no dejaba de hablarle a mi novio. Ni siquiera le prestaba atención a lo que Crux hacia ahí, lo que me importaba era la rubia que en sus ojos se le notaba a legua que se moría por mi novio.
<<¿Soy yo o ya había dicho como tres veces novio a Fénix?>>
—Para tener ya un hijo en camino, creo que esa etiqueta no presta en esta ecuación. Yo diría que ya eres como su mujer y él tu marido.—hablo interrumpiendo mis pensamientos.
Lo mire mal, porque se me había olvidado que él también tenía poderes como Fénix.
—Apaga esa broma como hacia Fénix y solo responde mi pregunta.—le exigí.
Guardo unas armas pequeñas en un bolso mientras buscaba balas.
—No lo sé, apenas soy nuevo en todo esto y dudo si algún día se acabara.—explico muy normal.
Yo deje de mirarlo cuando vi que la rubia esta vez no volvía a colocarse en su puesto sino que permanecía a lado de mi fénix.
Gruñí molesta que termine de tomándome la botella de agua de un solo golpe y fingir sonreír tranquila cuando Fénix me miro.
—Si él no la aparta de su lado, te juro por el creador que agarre el arma que tiene en la mano y le daré un tiro en la frente a la rubia por resbalosa.—le hable a Crux sin borrar la sonrisa de mi rostro.
Fénix sonrió feliz y volvió a mirar su gente, aunque estábamos un poquito cerca él no podía escucharme y lo agradecía a la vez. En cambio Crux se rompió en risa mientras pasaba por mi lado y miraba lo que yo miraba.
—No te preocupes ya vamos a resolver esto de una vez, porque la energía que destila él bebe me está volviendo loco.—hablo Crux cargando la mochila de armas mientras caminaba hacia Fénix.
Cuando estuvo unos metros cerca lo llamo y vi como Fénix caminaba hacia él, cuando estuvo cerca Crux le dijo algo en el oído y pude notar en ese momento como la mirada de Fénix cayo en mi confundido para después asentir y darme una sonrisa tranquila.
Crux siguió su camino, y Fénix volvió a su unidad. Cuando estuvo ahí llamo a la rubia y después llamo a un moreno. Le dijo algo a los dos, solo pude ver que la rubia se puso muy triste pero volvió a su fila mientras que el moreno feliz permanecía alado de mi fénix.
<<Así me encanta, que obedeciera mis órdenes.>>
—Gracias bebe.—susurre feliz sobándome el vientre y detuve los movimientos a la hora de que sentí cuando el pequeñín me pateo.
Sonreí más feliz, porque él bebe me entendía y se lo agradecía mucho.
Ya habían pasado tres horas y en todo eso, ellos corrían por un circuito de pruebas y Fénix grita como si estuviera en el ejército. Yo en cambio ya estaba cansada, hambrienta y con un sueño que no me abandonaba por nada. Así que sin avisarle a Fénix porque lo vi muy ocupado, me fui a recorrer el lugar. En media hora había conocido las oficinas donde todos se reunían, el gimnasio y como yo tenía hambre fui a la cafetería que estaba vacía porque cada quien estaba en sus labores.
Me acerque a la barra donde estaba una chica que me imagino que era de mi edad o más, que estaba limpiando la barra para colocar la bandeja.
—Hola.—salude haciéndome nota.
Ella levanto la mirada del paño sucio para colocarla en mí y sonreír muy amigable. Así que tome asiento en una de las sillas de la barra y le regrese la sonrisa.
—Hola, ¿en qué puedo ayudarle señorita?—ella dejo el pañuelo y se colocó frente de mí en la barra.
Yo hice un gesto de molestia al escucharla llamarme señorita.
—Soy Aldora, no señorita. Creo que tenemos la misma edad.—ella asintió un poco incomoda pero no dijo más nada.
—¿Entonces en que puedo ayudarla Aldora?
Ella se veía tan amable, que estaba a nada de aprovecharme de su amabilidad con la única intención de obtener comida gratis.
Sonreí más amable y la mire a sus ojos café.
—Sé que mi padre y mi abuela le dieron el menú de comida que debo comer, pero es que ahora tengo hambre y unos antojos de comer una tarta de manzana.
Ella permaneció por unos minutos en silencio pero después asintió.
—Pa mí que oliste la tarta de manzana y por eso te dejaste caer por aquí.—yo sonreí como si me hubieran atrapado en el acto.
—Ok atrapada en el acto, solo un pedacito por fi.—me incline en la barra e hice puchero a lo que ella sonrió amable.
—Ta bien, ya vuelvo.—dijo ella dándose la vuelta.
<<Por fin, iba a morir en paz.>>
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