Me terminé de vestir, y luego, bajé las escaleras de la forma más rápida que mis tacones podían soportar.

—¿Te vas, Pan? —escuché el sonido de una voz femenina detrás de mí.

—Sí, Bra, me iré ya. Dile a Marron si la vez que la espero en casa. Hasta luego —le dije besando su mejilla para luego retirarme, escuchando una «Hasta luego, Pan» de parte de la chica de cabello extravagante.

Tomé el auto de mi amiga Marron y me fui a casa, estaba más que segura de que la rubia se enojaría al enterarse que se tendría que irse caminando a esas horas de la noche.

Me metí en mi cuarto y traté de dormir, pero no logré, fue un esfuerzo sin éxito alguno. Me pasé toda la noche pensando en él, ese chico fabulosamente guapo que una vez por estúpida perdí, y en el hermoso hijo que ahora teníamos como fruto del amor que tuvimos ambos alguna vez.

—Trunks... —susurré mientras se me resbalaban unas cuantas lágrimas desde mis ojos hasta el rabillo de mis labios —¿Cómo pude ser tan tonta? —me decía a mí misma mientras sujetaba con ambas manos mi cabeza.

Una semana transcurrió después de la dichosa fiesta aquella donde hice de nuevo el amor con Trunks, porque, a decir verdad, para mí sí fue hacer el amor, no sé si para él fue solamente sexo, o por quitarse las ganas que tenía guardadas desde hace tiempo. No lo sé.

Me estaba duchando cuando me sentí mareada de un momento a otro, corrí rápidamente hasta donde estaba el retrete y vomité, no supe qué me pudo haber hecho daño, las frutas no podían ser malas, últimamente sólo eso desayunaba, comía y cenaba.

—No puede ser —dije exaltada —. ¿O tal vez sí?

Los próximos tres días me los pasé pegada a mi ventana para ver si podía ver a un Trunks parado en frente de mí, dedicándome una de sus mejores sonrisas, pero luego reaccionaba y me preguntaba por qué habría de hacer algo como eso, no tenía por qué. Pero aún así, no perdía las esperanzas de que algo como eso, o al menos parecido pudiese llegar a pasar. Soñar no cuesta nada, pero este sueño que tenía actualmente me estaba costando.

Me alegré la vez que lo vi en su ventana, me miró fijamente por unos segundos, su semblante era frío, podía notarle eso a la distancia que fuera. Por unos segundos desapareció, pero después lo vi cruzar de su jardín frontal al mío. Cuanta alegría sentía, mi propio corazón casi salía de su punto dando saltos inmemorables.

—¿Puedes bajar? —me preguntó desde abajo, su semblante no había cambiado en lo absoluto.

—¿Tú puede subir? —pregunté con una sonrisa a lo que él sólo frunció el entrecejo.

—Ok —mencionó secamente y yo sonreí aún más.

Segundos después ya estaba en mí habitación, quería recibirlo con un beso, pero él sólo se apartó y empezó a hablar:

—Quiero hablar contigo —dijo mirándome a los ojos.

—¿Sobre qué? —pregunté incrédula sobre la situación.

—Te he visto estos días pegada a la ventana, mirando hacia mi casa... —empezó dando pequeños círculos en la habitación —Pan, me voy a casar —soltó de una vez por todas, parándose en seco y volviendo su mirada hacia mi rostro impactado por tal noticia.

—¿Qué? —pregunté como por inercia, como si las palabras hubiesen salido de mi boca por sí solas —Tú... —me costaba trabajo siquiera mover la mandíbula para poder articular palabra —Tú... No puedes casarte —dije con un deje de voz, y con los ojos llorosos —No puedes hacerlo, Trunks... No puedes —me acerqué a él queriendo tomar su brazo, pero él se apartó de mí.

—¿Por qué no? —cuestionó más serio aún —Tú decidiste rehacer tu vida cuando estábamos juntos, ¿por qué no he de hacerlo yo ahora que estamos separados? —se acercó a mí y me enfrentó. Yo sólo bajé mi cabeza como respuesta a su pregunta —¡Contestame, Pan! —su tono de voz subió.

—Estoy embarazada, Trunks —le dije llorando silenciosamente.

Sus ojos se abrieron como platos al escuchar tal noticia —¿A–Ah, sí? —mencionó haciéndose el tonto —¿Y de quién? —preguntó incrédulo.

—¿Cómo que de quién? —le grité —¡De ti, de ti y únicamente de ti, Trunks!

—¿Cómo saber si es verdad? —se dio vuelta y se encaminó hacia la ventana —Ambos sabemos que no eras una santa, Pan. Pudiste haber estado con otro minutos después que estuviste conmigo esa noche... —No terminó de hablar. No. No lo dejé continuar. Una sonora cachetada en su mejilla derecha lo hizo callar.

—Vete de mi casa, Trunks —dije apuntando la puerta eufórica —. ¡Vete de mi casa, estúpido! —lo tomé del brazo y lo empujé hacia la puerta —Pero algo ten por seguro, Trunks Brief, no me volverás a ver nunca cerca de ti, olvídate que existo, has de cuenta que jamás me conociste. ¡VETE! —le lancé la puerta en su cara y me dejé caer al piso llorando.

—Te odio, Trunks —susurré llorando —. Te odio tanto... Tanto, hasta el punto de amarte infinitamente...

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Continuará...

¡La manifestación!

Al fin llegué actualizando este fic que termina en el próximo capítulo. Espero que les haya gustado, y de paso les paso un poco de spam, estoy escribiendo un libro de memes para esas personas que son como yo cof cof pervertidos cof  cof.  La pueden encontrar en mi perfil, lean y voten, y les mando un beso y un abrazo virtual.

Hasta el próximo y último cap.