La semana iniciaba una vez más para Jimin, quien odiaba tener que levantarse como cada mañana.

Refunfuñando y de muy mal humor, como siempre, entro a la ducha a asearse, mientras mantenía su ceño fruncido y sus pocas ganas de existir. Terminó, se cambió y bajo hasta la cocina, donde sus padres lo esperaban para desayunar.

- Traes una carita hijo, que juraría te dejo tú novia, pero luego recuerdo que no tienes y se me pasa - Dijo la señora Park, en tono burlón.

Jimin sintió que su mañana sería un asco. Rodó los ojos ante el comentario infantil de su madre y soltó un suspiro fastidiado por todo, como ya era costumbre en él. Tomo una manzana y dio media vuelta para salir de casa.

- Oye, ¿No piensas desayunar? - Preguntó el señor Park.

- No y no te esperaré, caminaré hasta el instituto.

- Pero está a 30 hora a pie Jimin - El señor Park frunció el ceño ante el comportamiento de su hijo.

Ya estaban acostumbrados a que él fuese así, pero esa mañana andaba peor que los días anteriores y no sabía la razón.

- Estoy a tiempo, me iré solo - Sin más que decir, el chico salió de casa.

Jimin salió de su casa, colocando la capucha de su sudadera, mientras afianzaba bien las correas de su mochila y colocaba una mascarilla sobre su rostro, deseando como siempre, que nadie lo reconozca.

Caminaba sin detenerse, mientras su mente viajaba por doquier, pensaba seriamente en una sola cosa o mejor dicho... Una sola persona, ¿Por qué pensaba tanto en el señor Min?, Era la pregunta de Jimin últimamente.

Volvió a suspirar como ya era costumbre, ya se había cansado de caminar, apenas llevaba 10 minutos y le faltaban 20 para llegar a la escuela. Sin embargo, en ese momento el claxon de un aunto sonó, sacando un salto del susto a Jimin.

El chico se detuvo y vio el auto en color azul oscuro. Frunció el ceño cuando no lo reconoció, hasta que la ventana del lado del copiloto fue bajando y pudo ver al dueño de este.

- ¿Quieres que te lleve Jimin? - El mencionado frunció el ceño una vez más y negó.

- No, gracias señor Min, prefiero caminar - Dijo racio el menor.

Siguió caminando, tratando de ignorar a su profesor, colocó sus audífonos, aunque no puso música, pues aunque no lo aceptará tenía curiosidad por lo que el señor Min le diga. Mientras Yoongi seguía al menor manejando lento, para cuidar sus pasos.

- Vamos Jimin, no seas orgulloso y sube, quedan menos de 15 minutos para entrar a clases y a ti te quedan 20 minutos caminando - Razonó el mayor.

Jimin apretó sus puños en las correas de su mochila, puesto que el señor Min tenía razón, le quedaba poco tiempo, pero era tan orgulloso que no aceptaría tan fácil, o eso creía él.

- Jiminie... - Y aquel pequeño diminutivo causó más de lo debido en el chico, quien volvió a detener sus pasos y volteó a ver al profesor Min, quien le sonreía.

Jamás nadie lo había llamado así, nadie aparte de su madre, todos lo ignoraban, para todos, Jimin era un chico invisible, era alguien sin importancia y un bulto más entre la sociedad, amaba estar en la oscuridad, pero sin darse cuenta empezó a desear ser notado, empezó a desear que alguien más se diera cuenta de él.

Sin embargo... Solo lo deseaba de una sola persona.

- ¿Qué dices Jiminie?, ¿Te llevo al instituto? - Preguntó una vez más el mayor, aún con aquella tierna sonrisa en su rostro.

- E-sta... Bien - Respondió el chico, mientras se acercaba al auto y subía a él.

Yoongi no pudo evitar sonreír, mientras Jimin se cohibía y fruncía sus labios, apretando su mochila a su pecho, que no había parado de acelerarse con el paso de los segundos.

- Jimin, quiero pedirte disculpas por haberme entrometido en tu vida, tú eres como te gusta ser y debo respetar la vida de mis alumnos, prometo no...

- Olvide el tema señor Min, por favor, solo... Dejemos el tema en el pasado - Dijo Jimin, deseando ignorar el tema y seguir con respiración hasta llegar al instituto.

El mayor decidió guardar silencio y aceptar que Jimin es un chico de 17 años, muy diferente a los de su misma edad, un chico reservado y amante de la soledad.

Al llegar al instituto, donde se estacionan los autos, Jimin colocó su capucha una vez más y su cubre bocas, como sus audífonos y espero un par de segundos, antes de bajar casi corriendo del auto.

Yoongi sonrió, pues sabía que Jimin odiaba tener tanta atención y si alguien lo veía bajar de su auto, no podría lograr su objetivo de cada mañana, que es pasar desapercibido. Aseguró su auto y entro al edificio, para iniciar una nueva mañana.

Ese día no le tocaba ninguna clase con sus alumnos, solamente con otras aulas, pero aún así, a la hora de almuerzo, no perdió mucho a tiempo, saco los dos empanedados que andaba y entro a su aula.

Ahí estaba, en el mismo lugar de siempre, como cada día, en la esquina del aula, con su capucha, audífonos y un libro en sus manos. Por tercera vez aquella mañana, Yoongi sonrió de solo ver al chico, se acercó a él y colocó sobre la mesa uno de los empanedados.

Jimin levantó la mirada, demasiado curioso por la acción y al ver al profesor Min, fue como si una ola de alivio haya recorrido su rostro, al darse cuenta que era él y no alguien más ajeno a su mundo, entonces Jimin pensó, ¿El señor Min no era ajeno a su mundo?

- Come algo Jimin - Dijo el profesor.

Jimin quitó sus audífonos y observo el empanenado, después al señor Min y repitiendo la acción dos veces más, hasta que decidió hablar.

- ¿Quiere envenenarme?, No caeré en su trampa, he leído muchos libros ficticios, ¿Sabe? - Apunto el chico con su dedo acusador.

Yoongi sonrió y río bajo, pero de ternura, en verdad que Jimin era un encanto y él no se daba cuenta de ello.

- ¿Qué libro leíste que te haya hecho dudar tanto de la comida?, ¿Por eso jamás almuerzas? - Preguntó Yoongi.

- No es por eso, la comida de aquí es un asco y mi madre... No es tan buena en la cocina y odio levantarme temprano para cocinar mi propia merienda - Le resto importancia el menor, ignorando también el hecho que Yoongi una vez más invadía su espacio.

- Oh, entonces es por eso, creí que algún libro había creado un miedo en ti - Río bajo el mayor, sin darse cuenta de la casi imperceptible sonrisa del chico.

- Quizá lo hayan hecho más de una vez... Pero este no es el caso - Respondió..

- Entonces... ¿Confías en que cocino bien y podrás comerte el empanedado? - Preguntó el mayor.

- Preparar un empanenado no es nada del otro mundo señor Min, pero lo haré y le aseguro que todos saben igual - Le resto importancia el chico.

La verdad era que el cuerpo de Jimin se había acostumbrado a no comer nada durante el día, si no hasta que llegaba a casa y su madre tenía cena lista... Bueno, aceptable u ordenaban a domicilio.

Aún así, tomo el empanenado, sacándolo de su envoltura, y dio un mordisco, bajo la atenta mirada del profesor, quien satisfecho sonrió victorioso por la reacción de Jimin.

El chico abrió amplios sus ojitos y lamió sus labios al sentir el delicioso aderezo en ellos, ¿Eso era real?, Se preguntó.

- ¿En verdad... Usted lo preparó? - Preguntó, mientras daba un segundo mordisco.

- Te dije que soy bueno en la cocina - Dijo con superiodad el mayor - ¿Sabe bien? - Preguntó Min.

- ¿Si digo que si, su ego aumentará? - Preguntó Jimin, recibiendo un asentimiento de parte del señor Min - Entonces no.

Ambos rieron después por la respuesta del chico y es que sin darse cuenta estaban conociéndo mucho uno del otro, estaban entrando poco a poco a la vida del contrario y creando un lazo irrompible.

Los empanedados de Yoongi resultaron ser mágicos y crear milagros.

Cómo bien dicen... La tercera es la vencida y está la fue para profesor y alumno.

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¡Hola amigos!

¿Qué les pareció este capítulo?

En verdad esperó que les haya gustado. Este es un nuevo acercamiento de parte de Jimin y Yoongi, ¿Creen que resulte?

¿Creen que Yoon logré sacar de su mundo Anti social a Jimin?

¡Nos leemos mañana!

Cap dedicado a: AlexandraRosales3

Bye💜

No olviden dejar su estrellita si les gusto el capítulo ⭐