El fin de semana fue un total fiasco tanto para Yoongi como para Jimin.

El mayor se mantuvo el fin de semana vagando por sus pensamientos, haciéndose mil preguntas, mil teorías y muchas ideas, ¿Qué pasará con él ahora?, ¿Jimin estará bien?, ¿Necesitara algo?, ¿Habrá tenido un problema?, ¿Lo odiará y por eso no fue al instituto?, ¿Jimin tendrá sentimientos por él?, ¿Cómo recuperará la confianza del lindo chico?, ¿Qué está bien y que está mal?

Demasiadas preguntas y cero respuestas.

El azabache se estaba ahogando en un vaso con agua, estaba al borde de la locura. Por primera vez, su casa parecía un chiquero, envolturas de frituras y restos de esta por todos lados, botes de fideos terminados o a medio comer, uno que otro refresco, pero abundando el soju, sin duda Yoongi estaba mal. Ni siquiera había preparado clases para la siguiente semana.

Si no se levantaba de aquel sofá, en verdad se volvería loco y sobre todo terminaría en un basurero.

Por otro lado, Jimin había estado sufriendo mucho a causa de la gripa. Vomitaba todo lo que llegaba a su estómago, la fiebre no quería bajar, su garganta dolía, se sentía del asco y estaba demasiado pálido. La noche del sábado la familia Park paso en constante desveló, así que el señor Heechul, padre de Jimin, decidió llevar a su hijo al hospital, aunque este se negaba rotundamente.

Lo llevó obligado, pues no estaba dispuesto a soportar ver a su hijo en aquellas condiciones. Mina, la madre de Jimin, estaba realmente preocupada, sabía que algo provocó que Jimin se empezará a sentir mal y aunque ella no sabía nada, sabía que su pequeño era demasiado terco para aceptar sus malestares o siquiera para contarles algo a ellos.

El día sábado Jimin paso en el hospital, conectado a una intravenosa, que le pasaba suero y uno que otro medicamento para bajar la fiebre y dolores musculares. Cerca de las 6:00pm, Jimin junto a sus padres regresaron a casa con el chico aún débil pero mucho mejor que los dos días anteriores.

El castaño no deseo saber nada del mundo hasta sentirse mejor. Sus padres habían preparado la habitación para que él estuviese cómodo, lo arroparon y cuidaron como si tuviese cinco años y no les molestaba, la salud de su hijo era primero.

El día domingo Jimin durmió casi todo el día, comiendo por pocos las sopas de su madre, dos veces nada más había vomitado, después logró pasar un poco de comida. El doctor les había explicado que nada más era un resfriado debido al aire, pero que no explicaba el dolor estomacal si al parecer las últimas semanas había comido bastante bien.

Los señores Park incluso se extrañaron pues Jimin odiaba comer en el instituto, no desayunaba en casa, aunque las últimas semanas lo hacía, incluso cenaba con ellos, así que no comprendían a que se debían los vómitos de Jimin.

Pero sentirte enfermo no siempre debe ser por salud, ¿O si?

Jimin en realidad se sentía deprimido, asustado, confundido, ilusionado, entusiasmado, pero sobre todo aterrorizado. Su corazón dolía, el aire le faltaba y su mente lo mataba, ¿Cómo sentirse bien?

- ¿Cómo te sientes cariño? - Preguntó la señora Park a su hijo.

- Mejor - Fue la corta repuesta del chico, mientras observaba la resplandeciente luna brillar a través de su ventana.

- Mañana...

- No - Dijo Jimin, no dejando hablar a la señora Park - No quiero ir al instituto, me niego.

- Tranquilo cariño, solo iba a decirte que llame y pedí permiso para que faltaras los días necesarios hasta que te sientas mejor.

Jimin asintió y trato de relajarse, se sentía demasiado tenso y preocupado, no sabía que haría cuando tenga que regresar a clases, se volverá realmente loco y sobre todo el pensar tener la presencia del señor Min frente a él... No sabe que hará.

- Minnie, dime cielo, ¿Hay algo que te preocupes? - Preguntó la señora Park.

- Mamá - Jimin realmente sonó preocupado, algo que logró preocupar más a Mina - Tú... Tienes cinco años menos que papá... ¿Nunca les importó la edad o...?

- Nunca, tú padre era un chico muy popular en la escuela, ¿Sabes? - Sonrió Mina - Apuesto, inteligente y el más codiciado, siempre con una hermosa sonrisa en su rostro, desbordaba alegría.

- ¿Y tú? - Preguntó con curiosidad el castaño a lo que Mina sonrió, trayendo recuerdos a su mente.

- Yo era una nerd sabelo todo, pero estaba cuatro grados abajo de tu padre, mientras él estaba en último de la prepa, yo estaba en primero de secundaria, era una mocosa a su lado y él, el chico más codiciado. Pero ese año... Nos enamoramos y no nos importaron las críticas, incluso nuestros padres nos dieron la espalda.

- ¿Mis abuelos no los aceptaban? - Preguntó Jimin, demasiado sorprendido por la historia de su madre.

- Así es, ellos se negaban a nuestra relación, nos intentaron separar de mil maneras, pero sabes mi niño, tú padre y yo, jamás nos rendimos, nos hemos amado demasiado y jamás cambiará. Por eso siempre te apoyamos en todo, no queremos ser como nuestros padres, tú mi pequeño Minnie, siempre contarás con nosotros sin importar que.

La señora Park sonrió y abrazo a su hijo, quien no se alejó como solía hacerlo, no renegó por el afecto que su madre le estaba dando como solía hacerlo. Correspondió al abrazo y se sintió cálido entre los brazos de ella.

- Tú y papá se aman mucho, ¿No?

- Como no tienes una idea cielo.

- ¿Siempre se amarán?

- Siempre y cuando la confianza y amor viva en nuestros corazones.

- ¿Eres feliz?

- Lo soy mi niño, soy feliz con tu padre.

Jimin sonrió levemente por la respuesta de su madre y deseo que ellos vivieran su felicidad siempre, hasta como en ese momento, y sobre todo que él pudiera encontrar esa felicidad pronto.

- ¿Estás enamorado mi pequeño Minnie? - Preguntó en susurros la señora Park.

Jimin cerró sus ojitos y negó lentamente, Mina sonrió pues sintió la inseguridad de su hijo y ella sabía perfectamente sobre ese sentimiento de inseguridad y miedo al amor. Abrazó más fuerte a su pequeño y depósito un casto beso sobre su frente.

- Confía en ti, confía en el amor Minnie, a veces no nos damos cuenta de lo valioso que es esa persona hasta que la perdemos. Se libre mi niño, se tú, ama, vive y se feliz.

Con esas últimas palabras, Mina se puso de pie y dejó solo a su hijo, pues sabía que este tenía mucho que pensar.

Mientras Jimin se recostó nuevamente, observando siempre la hermosa luna brillar, su mente seguía divagando y tratando de descifrar sus verdaderos sentimientos.

¿En verdad tenía sentimientos por el señor Min?

Jimin se negaba a esa idea, no quería creer que su corazoncito palpitaria desenfrenado por su profesor de literatura, por aquel atractivo hombre que le robaba la mirada, no quería aceptar que la calides y la sonrisa del señor Min estuviese robando toda su atención y sobre todo... Su mundo.

El castaño soltó un sonoro suspiró, el cual indicaba lo casado que se sentía y sobre todo lo inseguro que se encontraba. No sería nada sencillo que Jimin aceptará sus sentimientos y solo esperaba no volverse loco.

- ¿Qué debo sentir?, ¿Esto... Esta bien? - Preguntaba a la luna el chico, mientras sostenía su puñito sobre su pecho.

Los sentimientos de Jimin... Estaban ahí, solo que él no los quería ver, al menos no aún.

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¡Hola amigos!

¿Qué les pareció este capítulo?

Esperó que les haya gustado mucho, intenté transmitir los verdaderos sentimientos de Jimin y como se dan cuenta, sigue confundido con lo que realmente siente.

La historia será corta, pero me aseguraré que disfruten y amen siempre cada capítulo ^^

¡Nos leemos pronto!

Capítulo dedicado a: sun_starx3

Bye💜

No olviden dejar su estrellita si les gusto el capítulo ⭐