Agazapado entre cajas de nuevo material, telas y plásticos del almacén de Genie, Taehyung respiraba con dificultad mientras tenía la mirada perdida sobre sus manos que formaban dos puños agarrotados sobre sus propias muñecas.
—¡Taehyung! —se acercó Namjoon a él preocupado luego de haberlo estado buscando por todo lado —¿Estás bien?
—Estoy bien —Taehyung respiraba con dificultad y tenía la boca abierta para dejar pasar la mayor cantidad de aire.
Namjoon frotó su espalda. Al parecer estaba teniendo un ataque de ansiedad.
—¿Y Jeon? —preguntó Namjoon por su esposo —¿Lo sabe?
—¿Saber qué? —contestó cortante el menor de ellos.
—Te vi... ese día en la isla... cuando te llevé —confesó el mayor que lo había seguido hasta la casa de la colina y que había escuchado toda la conversación con el hombre del cabello gris.
"Puede que no llegues al año nuevo", le había dicho y él lo recordaba tan bien, aunque no entendía bien a qué se referían sus palabras.
—¡Para por favor! —gritó Taehyung en su estado ansioso, gimoteando y ya llorando —De verdad... estoy bien —le dedicó una sonrisa lastimera entre lágrimas y ojos hinchados —Ya es suficiente
Luego, se puso de pie con algo de dificultad y salió dando pasos cortos del almacén, dejando a Namjoon pensando. Sabía que no era de su incumbencia, no era su problema, pero debía hacer algo. No podía ver a Taehyung de esa manera.
***
Jungkook caminaba fuera del edificio de la empresa donde trabajaba junto a todo el personal a la hora de salida, acomodándose bien la bufanda.
Se detuvo en cuanto vio a Namjoon esperándolo apoyado sobre su coche. Era una sorpresa verlo ahí a esa hora y más cuando éste se acercó a saludarlo amablemente.
Namjoon le explicó que debía hablar con él y tras subirse al coche, y conducir por unos minutos, Namjoon se detuvo en una calle sin tráfico con las luces de estacionamiento encendidas.
—¿Kim está bien? —Namjoon comenzó la plática.
—¿No lo ves en la empresa acaso? —Jungkook no quiso sonar maleducado, pero ¿qué estaba haciendo Namjoon ahí?
—¿Ha cambiado en algo? —Namjoon siguió preguntando.
—¿Por qué lo preguntas? —Jungkook no entendía a qué venían tantas preguntas. Él sabía que Namjoon había intentado tener algo con Taehyung antes de que ellos volvieran a ser novios y se casaran. No podía confiar plenamente en él.
—A mí... a mí me solía gustar Kim —confesó Namjoon ganándose una mirada escéptica de Jungkook —No importa lo que pase, por favor, vigílalo muy bien.
Todo era tan confuso para el menor. ¿Tal vez esto tenía que ver con el malestar que se le había presentado hace unas semanas?
—Esto es tuyo ¿verdad? —Namjoon lo sacó de sus pensamientos al pasarle el amuleto de tela que había encontrado en su coche cuando había llevado a Taehyung a la isla hace unos días.
Jungkook revisó el pequeño trozo de tela y se le hizo algo familiar. Era sin duda de la isla de su infancia y adolescencia, pero al darle la vuelta, encontró su propio nombre escrito en la tela posterior. ¿Cómo podía haber llegado a ese lugar el amuleto que él llevaba en su infancia?
***
Taehyung yacía recostado bajo el árbol de navidad, sobre unas mantas en el piso, recibiendo el calorcito del sol, como tanto le gustaba.
Jungkook se acercó y lo tapó con otra manta.
—Estoy despierto —le anunció a su esposo, quien pensaba que dormía por haberlo visto sólo de espaldas. Jungkook se sentó a su lado.
—¿Estás... muy enfermo? —preguntó entre preocupado y algo tenso. Quería saber la verdad de sus propios labios.
—Sólo estoy un poco cansado —contestó sin darse la vuelta —¿Ya te dieron vacaciones? —le preguntó.
—Lo más pronto que puedo tomar vacaciones es en febrero
—El año que viene...
—Oye, Tae...
—Vamos a Southern Island —Taehyung lo interrumpió antes de que Jungkook sacara algo del bolsillo de sus jeans —es que dicen que en Nueva York nieva mucho. Es cálido y sería bueno ir a un lugar donde sirvan un delicioso pescado —Taehyung sonreía aferrándose a la manta. —Vamos a pasarla bien y relajarnos allá, estoy harto del invierno.
—Ayer vi a Namjoon —soltó Jungkook sin anestesia tras un silencio y tras no obtener respuesta, se acomodó más cerca de Taehyung para ganar su atención —Estás enfermo, ¿verdad?
Taehyung se sentó para quedar frente a Jungkook. Enseguida, éste le enseñó el amuleto que Namjoon le había devuelto.
Taehyung sólo le mantuvo la mirada con miles de cosas por decir, pero ninguna palabra coherente queriendo salir de sus labios.
—¿Por qué no dices nada? —Jungkook se estaba cansando de su silencio.
—Te equivocas —habló Taehyung por fin.
—¿Qué quieres decir? ¿Por qué tenías este amuleto contigo? —tantas preguntas sin respuestas iban a volverlo loco —¡Mírame! —exigió tomándolo de los hombros —Me estás escondiendo algo ¿verdad?
—Jungkook... yo... estoy... estoy realmente
De repente, unos gritos desesperados provenientes de afuera los interrumpieron.
—¡Ah! ¡Ayuda! ¡Ayuda por favor! ¡Hana!
Jungkook corrió hacia la terraza para ver una terrible escena. La madre de Hana estaba casi colgada del barandal y tenía a la niña agarrada a su mano a punto de caer al vacío.
—¡No te sueltes, Hana! —le gritaba la señora cada vez con menos fuerzas para sostenerla
—¡Mamá! —gritaba la niña colgando peligrosamente.
—¡Tae, llama al 911! —apuró Jungkook a su esposo que acababa de llegar a su lado a ver qué pasaba.
Apresuradamente, Jungkook rompió la delgada lámina que separaban ambos balcones y tomó el torso de la madre para ayudarla a subir a Hana.
—¡Aguanta Hana, aguanta! —Jungkook intentaba hacer contrapeso para que la señora no se cayera y pudiera seguir sosteniendo el brazo de la niña.
—¡Ya viene el equipo de rescate! —anunció Tae desde su lado del balcón.
—¡No puedo aguantar! ¡Sujétala por el otro lado! —gritó Jungkook para que Tae ayudara del otro lado de la señora, pero Taehyung no podía siquiera alcanzar el brazo de la niña a esa altura.
—¡Es inútil, no puedo alcanzarla! —gritó Taehyung, pero al ver la situación y a su alrededor se le ocurrió una idea.
La gente en el patio debajo de ellos se arremolinó al escuchar los gritos.
—¡Acerquen aunque sea un colchón! —gritaba Jungkook desesperado —¡Ya no aguantamos más!
Mientras tanto, Taehyung bajó rápidamente las gradas hasta un piso por debajo del departamento de Hana y sus papás. Tocó la puerta desesperadamente, hasta que un hombre le abrió.
Taehyung se escabulló dentro de ese departamento desconocido y corrió hacia el balcón.
Los pequeños deditos de Hana se iban escurriendo de la mano de su madre desesperada... hasta que no pudo aguantar más... y se soltó...
La madre de Hana cayó para atrás por el rebote y Jungkook vio como si fuese en cámara lenta cómo la niña iba cayendo de espaldas sin poder él alcanzarla con la mano que tenía extendida en el aire.
De pronto, vio que, desde el balcón del departamento inferior, Taehyung saltaba justo cuando Hana pasaba y la aferró contra su cuerpo, ambos cayendo juntos.
No podía ser posible... Taehyung se había lanzado a salvarla, pero nadie podría sobrevivir de una caída a tantos metros de distancia. Su heroísmo impulsivo tendría consecuencias fatales. Jungkook sólo cerró los ojos ante la realidad que no quería ver.
El mundo se detuvo, no hubo sonido alguno por unos segundos y Jungkook no quería abrir los ojos. Pero al no escuchar gritos sobresaltados, abrió de a poco los ojos y vio cómo Taehyung tenía sostenida a Hana junto a su pecho mientras él estaba de cuclillas sobre el piso, respirando pausadamente.
Los vecinos se acercaron rápidamente a ellos y a pesar de que Hana lloraba y gritaba por el susto, ninguno de ellos tenía ni un rasguño.
Taehyung se puso de pie luego de que los vecinos acostaran a Hana en un colchón que alguien había llevado tardíamente. Era un alivio para él que la pequeña saliera sin heridas.
Miró hacia arriba y vio a Jungkook en shock, aún con el brazo extendido hacia lo que él pensó sería la última vez que vería a su esposo con vida.
***
Luego de recibir la atención médica necesaria tras el esfuerzo de estirar tanto el brazo, Jungkook salía de la clínica esa misma noche acompañado por Taehyung.
—Es un alivio que Hana sólo tuviera su bracito dislocado y nada más, ¿verdad? —preguntó Tae caminando un pasito detrás de su esposo, sin tener respuesta —Y... tu brazo, ¿está bien? —tampoco recibió palabra, ni mirada alguna.
Taehyung posó su mano sobre el hombro de Jungkook, haciendo que éste se sobresaltara y lo mirara con sorpresa. Ambos se miraron a los ojos, uno con recelo el otro con temor. No se dijeron nada, y Jungkook volvió a emprender el camino.
Taehyung sólo miró a Jungkook alejarse de él paso a paso, como él sabía que ocurriría tarde o temprano. Tal vez era mejor así.
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