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Capítulo 6. Medio de contacto con el alma

Hola de nuevo, ojala las cosas se vayan poniendo hermosas

Los invito a comentar siendo respetuosos.

YYY

Capítulo 6. Medio de contacto con el alma

Midoriya Izuku había permitido que todo lo que estuvo mal en su vida de antaño, le borrara los colores. Había abandonado todo lo que alguna vez conoció. Ya no tenía una sonrisa enorme que hiciera perder sus ojitos, ese cuerpo lindo había visto mejores tiempos; su pasión por escribir había quedado tan atrás. Su manía de tararear mientras cocinaba, ver series o películas de comedia o romance en la sala, comer los ositos de gomita que amaba con pasión, cantar en la ducha o solo porque tenía ganas de hacerlo, ordenar su pizza favorita todos los viernes; todo eso parecía esfumársele de lo que alguna vez fue parte de la personalidad marcada de Midoriya Izuku. Ahora esos pequeños detalles tan suyos que lograban llenarle de dicha y permitir que alguien lo conociera con esa gama de colores, habían desaparecido en lo recóndito de su ser.

Su departamento era aburrido, quitó todas las esculturas, pinturas y demás cosas que tenían fin decorativo en ese lugar que ahora de un enorme blanco vacío que daba miedo y sensación de estar en su propio manicomio o algo por el estilo. Sentado en el medio de esa enorme habitación, viendo la vida pasar sin saber nada más que dejaba de ser de día para hacerse de noche y viceversa; la vida se veía desde ese punto tan relativa.

Ahora en esa cama acostado, llorando escuchando la música tan triste que salía de aquel reproductor, sentía que por fin, alguien estaba tan roto como él. O por lo menos, alguna vez lo estuvo. Esa pieza dejaba tan en claro la tristeza del joven ahí que era imposible para Izuku no dejarse contagiar por esta. El chico rubio que parecía un bello ángel de la muerte, lo miraba con una duda infinita en su mirada, dejando a Midoriya algo cohibido de estar delante de una presencia que parecía querer escudriñarlo. Destruir las capas que escondían su centro roto y tocar sus fibras sensibles.

Llevaba años desde la última vez que deseó fundirse en una sola alma con alguien, solo para sentirse apoyado o en su defecto, apoyar a alguien.

¿Qué tenía ese hermoso hombre que con una sola mirada parecía que le provocaba el deseo de permitirle llegar hasta en fondo de su ser y adentrarse en su mente?

Bakugo Katsuki seguía estupefacto en su lugar, mirando las hermosas lágrimas descender, nunca vio a alguien que pareciera contagiarse con la tristeza de sus notas, de las composiciones donde demostraba el dolor desgarrador que yacía en su interior desde hacía demasiado tiempo.

Ese perfecto ser estaba llorando porque parecía comprender y compartir su dolor. Como si escuchando esa música, los dos fueran participes de un gran secreto. Una burbuja de intimidad comenzó a rodearlos, invitándolos a conocerse a través de simples acciones.

─ ¿Cómo es posible, que alguien tan roto pudiera seguir? ¿Cuál es el secreto?

Murmuró a la nada el pecoso, tomando desprevenido a Katsuki quien se salió de sus cavilaciones; parecía que el muchacho de las vendas se lo preguntaba más a si mismo que a Bakugo, aun así este solo posó sus orbes rojos llenos de intriga sobre la fina figura que descansaba en su cama.

─ Me temo que esa es una respuesta que no sé.

─El día que lo descubra ¿Me lo dirá?

El peli verde no cesaba con su silencioso llanto, y en esa pregunta su voz dulce se quebró. Un nudo en la garganta del de piel bronceada se instaló poderoso, porque ahora él también quería llorar. No sabía porque ese repentino deseo de llorar, sin embargo si sabía que la tristeza ajena lo rompía un poco. Observar al más bajito comprender el significado de aquella música tan triste, era algo que le daba tantas sensaciones contradictorias, sobre todo al percatarse de que el chico parecía simpatizar con él y lloraba porque la tristeza del mayor le contagió.

─ ¿Por qué carajos lloras?

Se animó a preguntar Bakugo, contralando el tono de su voz, para no permitir que el menor notara que estaba a punto de llorar también. El chico acostado en la cama giró solo un poco la cabeza para encarar a Katsuki.

─ Porque la canción es tan triste...se notaba...que usted sufría mucho cuando la escribió. Me da un poco de envidia, que usted pueda plasmar su dolor en algo más fácil de entender... sacarlo de su pecho y convertirlo en algo hermoso... Tal vez, si lo saca lo suficiente, por fin pueda dejar...todo aquello atrás...

El mas joven no pudo evitarlo y apartó su rostro del mayor nuevamente, para sumirse en su mundo de dolencias, volviendo a colocar esas barreras a su alrededor. Como si recién procesara su casi desliz. Porque se notaba que el chico no lloraría a mares, abrazándolo y suplicando su consuelo. Ocultaría todo aquello en su comportamiento introvertido y sonrisitas falsas, que comenzaban a herir al mayor; quien creyó que quizás, si el pecoso lo necesitaba, sería su consuelo, su apoyo. Mas fue perturbador para el más alto, notar cuanta desilusión traía todo aquello a su corazón; como si el menor rechazara sus buenas intenciones, lo que le dolía, pero no diría nada.

De todas maneras, no debía caer en el juego de querer proteger a alguien de esa forma, otra vez.

YYY

¿Qué tal si Izuku conoce a Kirishima? Lo veremos en el capítulo 7. Radiante 

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