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Capítulo 12. Poca atención

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YYY

Capítulo  12. Poca atención

Unos hermosos ojos verdes, que cargaban la tristeza del dueño de aquellas gemas, eran demasiado sinceros. Tan trasparentes, dejando al descubierto la temblorosa alma que agonizaba dentro de aquel pecho, un sufrimiento lento pero constante y letal. Era imposible no perderse en aquellos bellísimos ojos, sobre todo si querías descubrir los secretos que intentaban tan celosamente de proteger. Esos ojitos rodeados de envidiables pestañas, que eran partes de un conjunto hermoso, pues lucían preciosos en aquel rostro de mejillas regordetas pecosas y labios abultados, y a veces escondidos entre los rizos verdes de su dueño; era sin lugar a dudas una vista digna de ser recordada.
Bakugo Katsuki había caído bajo el hechizo encantador de aquellos ojos preciosos, era un prisionero de las reacciones del adorable muchachito roto que tenía poseedor de aquellos encantos tan marcados. Katsuki era plastilina en las manos de ese chico, porque por verlo sonreír o escucharlo reír; estaba dispuesto a muchas cosas. Lo que ciertamente lo tenía preocupado, la última vez que cayó de forma tan determinada delante de alguien,  fue cruelmente destruido. Su corazón fue arrancado cruelmente de su pecho y pisoteado delante de él. Algo que nunca olvidara, por eso sentirse tan fácilmente adicto al pequeño pecoso, era una amarga espina que comenzaba a molestarle en el corazón.
Por eso, no podía evitar vagar mentalmente, entre sus pensamientos llenos de ojos bellos y un rostro angelical, preocupado por el dueño de estos y asustado por el efecto que este tenía sobre su persona.

─ ¡Katsuki con un demonio, fíjate lo que haces!

Ese gritó llegó para sacarlo de su mundo de fantasía, de nuevo. Ya con esta era la sexta vez que su jefe lo regañaba por algo. El hombre lucia realmente furioso, con la cara roja y una vena saltando en su cuello.

─ Lo siento.

Bakugo Katsuki aparte de vender canciones, trabajaba en una sala de boliche. Estaba de nuevo, acomodando mal los bolos. Así, la maquina no podría ponerlos en su lugar de vuelta, podría atorarse y estropearse.

─  Muchacho, de verdad deberías tener cuidado con lo que haces, fijarte bien antes de hacer las cosas. Si eso se llegara averiar costaría mucho dinero repararla ¡Eso saldría de tu paga!

Si bien su jefe era un hombrecito gritón y enojón, Bakugo sabía que era un buen hombre que no solía ser cruel con ellos, a menos claro, que hicieran algo mal. Por eso, pese que se Death se enojaba con la situación, no decía nada. La paga era decente y el trabajo no muy pesado.

El jefe, notó que algo raro se traía Katsuki, por eso solo lo observó largo y tendido. Su trabajador solía ser más quejumbroso cuando era regañado además de más de que hacia ruiditos de quejas cuando le tocaba hacer trabajos más pesados (físicamente hablando) y había estado callado todo el rato. Sin quitar esa mirada perdida. Por lo que el hombrecito suspiró. 

─ Mira muchacho, sé que tienes cosas en la cabeza últimamente, la tienes difícil eso igual lo sé. Pero aquí vienes a trabajar chico, y por peor día que hayamos tenido, no podemos dejar que eso nos afecte en nuestro empleo. Así que, dile a Kirishima que venga él a acomodar los bolos él, tú ve a la dulcería a acomodar las golosinas. Intenta relajarte y no pensar, si acabas rápido de trabajar te dejaré salir media hora antes ¿de acuerdo? Pero concéntrate ya y haz las cosas bien o se cancela el trato ¿está bien? Entonces ve, apresúrate.
Ante eso dicho, Katsuki sonrió sutilmente. Ese hombre era un buen jefe, pese a todo.

─ Gracias.

El hombre chaparrito y calvo sonrió amablemente.

─ Si, si de nada. Apresúrate.

Katsuki llegó volando a la parte de la dulcería de la bolera. Donde su mejor amigo, escuchaba música y bailaba mientras acomodaba los dulces, papitas, y demás chucherías en su lugar. Cuando Eijirou notó su presencia, le sonrió y sin dejar de bailar se acercó a él.

─ Con que ¿Tanto pensar en Izuku te está pudriendo el cerebro?

Bakugo torció los ojos.

─Deja de decir idioteces, dice el jefe que…

─ No te preocupes, ya escuché. Hoy estuviste causándole muchos problemas.

─ Yo no molestaría al viejo a propósito, a menos que fuese en una broma y no lo era.

─ Lo sé, y él también lo sabe, por eso te está dando la mano.

─ Lo cual agradezco.

─ Pero en serio amigo, deberías de dejar de torturar así tu propia mente, el chiquillo está bien con Mina.

El rubio se cruzó de brazos y apartó la mirada.

─ Ya sé.

─ bro, también deberías dejar de darle vueltas a lo que sea que estés sintiendo, concéntrate en ello cuando sea un problema ¿para que estresarse antes de tiempo? Relájate.

Con esto dicho, Kirishima salió de ahí, dándole un golpecito en la espalda a Katsuki en señal de apoyo. Dejándolo solo con sus pensamientos.

YYY

¿Qué tal si Izuku habla un poco de su pasado? Lo veremos en el capítulo 13. Mis amigos maravillosos.

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