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26. Chat Blanc

Día 26

Chat Blanc

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Marinette, Nino y Alya estaban en la habitación de la primera, mirándose entre sí, sin decir nada. Estaban sentados en el suelo de la habitación, con una bandeja con cuatro vasos y diversas bollerías de la panadería. Marinette desvió la mirada a la trampilla, cuando ésta se abrió mostrando a Adrien que lucía demasiado agotado.

—¿Todo bien? —le preguntó.

—Después de un ir y venir con Nathalie, conseguí que me diera dos horas —dijo, sentándose a su lado apoyando la cabeza en el hombro de Marinette completamente derrotado—. Le tuve que recordar que me dejaron solo una semana en Milán, para que me dejen quedar.

Marinette no dijo nada, solo elevó su mano hacia la mejilla del rubio y le hizo una suave caricia, mientras la pareja frente a ellos, comían macarrones mirando la escena.

—Bien, eso explica muchas cosas —dijo Alya, mirando el par—. Digo, no todos los días ves a Marinette actuando tan tranquila al lado de Adrien.

—¿O sea que los tres sabemos que Adrien es Chat Noir? —preguntó Nino con toda la inocencia, Marinette miró a Alya que le hizo un gesto negativo con la cabeza, suspiró al darse cuenta de que Nino desconocía su identidad.

—Así es, pero como deben saber, mi identidad debe ser un secreto, sobre todo porque me involucré con una civil —los miró a ambos, pero más a Nino que a Alya, después de todo, sabía que ella conocía el secreto sobre Marinette.

—Tranquilo viejo, sí, sé que cometí una indiscreción gigantesca contigo —le dijo, completamente arrepentido—. Pero, solo te lo dije porque eras tú, solo porque eras mi mejor amigo. Nunca se lo diría a alguien más.

—Bueno, mucho de superhéroes —dijo Marinette, sintiéndose incomoda, tampoco podía ponerse en modo Ladybug, pues Nino no sabía toda la verdad—, ¿Quieren hacer algo?

Los cuatro pasaron la tarde conversando, jugando videojuegos y cuando Adrien se retiró, Nino lo hizo con él, Alya dijo que quería quedarse con Marinette un rato más.

—Así que todo en uno, ¿eh? —le dijo, dándole un leve codazo a la chica de coletas cuando quedaron solas.

—Ni me lo digas, siento que voy a morir —exclamó llevándose las manos a las mejillas—. Íbamos a hacer de cuenta de que nada pasaba, que éramos simple compañeros de colegio...

—Perdóname —la interrumpió—, pero no parecían ni un poco solo compañeros de clases —le recalcó, haciendo comillas con sus dedos—. Las miradas que se dan, esa necesidad de contacto físico que tienen, es imposible de ocultar, incluso desde antes de saber quiénes eran.

—Alya... —susurró, tomándole ambas manos a su amiga—... tienes un gran peso sobre ti, por favor, necesito que seas cuidadosa.

—Tranquila, seré cuidadosa —le dijo, abrazándola—. No mencionaremos más esto, ¿te parece? —Marinette afirmó—. Ahora con respecto a Nino...

—Confiaremos que Nino sabrá proteger a su mejor amigo —dijo Marinette, apoyando su cabeza contra la de Alya—. Adrien también merece tener con quien hablar o con quien armar coartadas como nosotras.

—Me alegra que no quieras matar al gato —comentó la de lentes, sonriéndole.

—Ganas no me faltan —respondió con seriedad— pero tengo que cuidarlo, ahora que los secretos están revelados y que sé que Chat Noir es Adrien, no puedo dejar que mi pesadilla lo alcance.

—¿Algún día me contaras de ella? —preguntó Alya, sabiendo que lo que sea que ella guardaba era una carga aun mayor que ser Ladybug.

—Solo podría contárselo a él —le dijo en señal de disculpa—. Es algo que solo nos concierne a los dos.

Alya la miró y la abrazó con fuerza.

—Sabes que te admiró, ¿verdad? —Marinette afirmó con la cabeza abrazando a su amiga.

—Lo sé.

...

Adrien llegó a la mansión bastante contento, pasar la tarde con sus amigos, siendo como realmente era, fue realmente gratificante. Poder permitirse ser fiel a sí mismo era algo que disfrutaba al estar con Marinette y ahora que podía serlo con Alya y Nino, su emoción realmente estaba reflejada en su rostro, pero como era de esperarse no le duró mucho tiempo, pues al cruzar la puerta, su padre lo esperaba al pie de las escaleras, eso ya no era un buen augurio.

—¿Qué ha pasado hoy con Lila? —Adrien al escuchar eso, tuvo que hacer un sobre esfuerzo para no poder los ojos en blanco.

—¿Qué te ha dicho?

—Que has sido maleducado con ella —respondió, aun manteniendo la seriedad—. No recuerdo que te educáramos para faltarle el respeto a una dama.

—¿Respeto? —no pudo evitar reírse de aquello, aunque se disculpó con rapidez—. Nunca le falté el respeto, solo le dije que no me parecía justo como estaban tratando a Marinette, la lastimaron y encima se jactaban de eso. —al ver que su padre no decía nada continuó—. Y después, Lila me recordó que ella está trabajando contigo y yo le recordé que acepté eso para que dejara de meterse con Marinette, nada más.

—Es la segunda vez que mencionas a la señorita Dupain-Cheng —preguntó, llevando sus manos a la espalda— ante la mirada inquisidora de su padre— Acaso, ¿pasa algo con ella? —Adrien aspiró profundamente y casi sin poder evitarlo abrió la boca.

—Ella me gusta padre, y no quiero que la lastimen —luego, se arrepintió de decirlo, ¡Él iba a negarlo! ¿Por qué lo afirmó? Asustado se miró ambas manos, volvió la mirada a su padre que lo miraba fijamente.

—Sabes que no tienes permitido tener pareja, ¿verdad?

—Lo sé —le contestó.

—No querrás que la carrera de la joven, se trunque ahora que está haciéndose de un nombre entre la gente de París, ¿verdad? —aquello le supo a amenaza, así que dio un paso hacia su padre.

—¿Por qué harías eso? —preguntó sin comprender—. Marinette no te ha hecho nada, al contrario, hizo un bombín que he usado, algo que Audrey hizo tendencia en el mundo. Alguien como ella debería ser potenciada, no alguien como Lila.

Gabriel estaba a punto de volver a llevar su mano a su espalda, pero se contuvo.

—¿No has pensado que pasará el día que tenga una entrevista? —le preguntó—. Lila abrirá su boca, dirá esa sarta de mentiras que solo en su cabeza son realidad y tu reputación se pondrá en duda.

—Explícate.

—Todo lo que dice Lila es mentira —le comentó—. Si se descubre que la musa de Gabriel es una mentirosa, ¿Cómo quedará tu reputación, padre? Sé que te preocupa que Marinette pueda aprovecharse de mí, pero, ¿Quién es la que realmente se está aprovechando? Y no de mí, específicamente.

Gabriel frunció el ceño ante las palabras de Adrien.

—Retírate a tu habitación y quédate ahí —le ordenó.

—Sí, padre —respondió, subiendo las escaleras.

...

Adrien entró a su habitación, y lanzó su bolso con toda la rabia del mundo. Estaba tan enojado que solo quería escapar por la ventana hacia el balcón de Marinette, pero por alguna razón no podía mover el cuerpo, ni encontrar las energías para pedir la transformación. Se dejó caer de espaldas en la cama y tomó su teléfono celular.

«Iré a medianoche» envió, no tardó en recibir respuesta.

«¿Chouquette rellenos de crema de chocolate y avellanas?»

Adrien giró en su cama con una sonrisa. Ella lo conocía tan bien.

«Si, pero más voy por el especial de abrazos y caricias en el pelo»

Espero, pero no recibió ninguna respuesta. Volvió a girar, esperando que Marinette respondiera algo, pero nada.

Estaba por volver a enviar algo, cuando un ruido lo alertó, elevó la mirada para encontrar a Multimouse sentada en su ventana.

—Hola... —lo saludó.

Adrien la vio y no entendió bien por qué motivo, sintió la necesidad de correr a ella y abrazarla.

—¿Qué haces aquí?

—Vine a entregar el especial de abrazos y caricias en el pelo a domicilio —le informó con una enorme sonrisa, Adrien la vio tan encantado, que la volvió a abrazar.

Luego, la tomó de la mano y la subió hacia el segundo piso de la habitación.

—Espérame aquí —le dijo. Multimouse le afirmó y éste bajó con rapidez las escaleras, se acercó a su teléfono y le marcó a su chef. Se caminó por su habitación, completamente nervioso hasta que tocaron a la puerta. Un hombre que Marinette no conocía, ingresó a la habitación con una bandeja.

—Siempre me salva —le dijo, a lo que el hombre solo afirmó con una sonrisa.

—Solo hago caso a las palabras de la difunta señora —le recordó. Adrien sonrió de forma melancólica y éste se retiró.

Adrien cerró la puerta y luego, tomó la bandeja y subió hasta donde Marinette lo esperaba, Mullo estaba a su lado junto a Tikki.

—¿Todo está bien?

—No sé —respondió—, Lila me acusó con mi padre, y como que le dije un par de cosas que no le gustaron, así que técnicamente estoy castigado sin poder salir de mi cuarto, y tenia miedo de que viniera a controlarme o a decirme algo por eso te había dicho de ir a media noche.

—Entiendo.

Marinette observó la bandeja con distintos bocadillos, todos se veían de buena calidad y hecho por profesionales. Se llevó uno a la boca y lo saboreó, estaba delicioso. Luego, miró a Adrien y se palmeó el regazo con ambas manos.

—¿eh?

—Ven —le dijo Marinette, Adrien se acostó en el suelo y puso su cabeza en el regazo de Marinette, ella inmediatamente empezó a acariciarle el pelo.

—Necesitaba esto...

—¿Quieres que te cuente una historia?

—Bueno... —respondió cerrando los ojos—... ¿sobre qué?

—Solo un pequeño gatito blanco, llamado Chat Blanc. 

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