Después de una noche exhaustiva para Dalma, llegó al edificio y al pagar el taxi, bajo del vehículo y a pasos lentos se dirigia al departamento con intensión de descansar, pero en frente suyo noto la presencia de la ultima persona que esperaba en esa noche, de imediato supo que esa noche no acabaría pronto.

Se dirijio hacia la persona para exigile que se fuera, que no estaba de humor para discutir con el, se encontraba mirando hacia otro lado mientras exhalaba humo de un cigarro, no es habitual en él, seguramente algo habrá pasado, pensó.

—¿Qué haces aquí, Nicolás? Creí dejarte claro que ya no quiero nada.

El chico en cuanto oyo su vo, se giro tiro la colilla del cigarrillo y de la nada tomándola por sorpresa la abraza, como si no quisiera que se apartara de él, su cuerpo temblaba, ahora era más evidente que algo le paso, esta situación no es la primera vez que la vive, ya había tenido este tipo de crisis y siempre se resguardaba en sus brazos, pero la diferencia es que ya no es su novia.

Pasaron unos minutos donde ella se quedó inmóvil, no sabia que hacer hasta que le empezó a acariciarle el cabello en un modo de tranquilizarlo, su cuerpo entero temblaba.

—Te encuentras mejor —pregunto Dalma cuando sintió que el cuerpo del contrario volvió a la normalidad y su ritmo igual.

—Perdón, no sabía a quién buscar, te necesitaba —dice apenado.

Con esa confesión ella quedó atómica, sabía que él está mal y que muy pocos lo conocen realmente y solo ella estaba en esos momentos incluso cuando él no se daba cuenta, se sentaron un rato más hasta que él se puso de pie y se fue sin decir palabra, no tuvo tiempo de decirle algo, pues en cuestión de segundos se montó en su coche y se fue.

Confundida subió al piso y al entrar su amiga la esperaba con una gran interrogante.

—¿Qué hacía el aquí? Vino a pedirte perdón otra vez, me hubieras dicho y salia yo a echarlo.

—No descuida, solo se encontraba mal y buscaba mi contención, me sentí mal por él.

—No me jodas y porque mejor no lo va a buscar consuelo con sus amiguitos o con la facilona de Samantha, ella gustosa lo consolará.

Después de explicarle que solo lo consoló porque de verdad lo necesitaba y no con otras intenciones, se despidió y se fue a dormir.

Al otro día llegó unos minutos tarde, y todo por culpa de su amiga que se olvidó sus llaves y por mitad del camino se tuvo que volver perdiendo esos minutos, cuando salió del ascensor vio a Eunice histérica, se notaba que necesitaba ayuda, el teléfono no dejaba de sonar y en el despacho Daemon seguía llamando a su asistente, inmediatamente se fue corriendo pensando que sería algo sobre las tareas que ayer le asigno.

Después de tocar y tener el permiso de pasar, la imagen de su jefe sin camisa apareció en su campo de visión como un déjà vu de unos días antes, con una diferencia.

—Señorita Valenzuela, venga por favor ayúdeme, me dio un calambre justo aquí —mientras apuntaba un lugar en su espalda alta.

Dos cosas paso, primero se sintió raro que la llamara por su apellido, eso significa que ya está ganando su aprobación.
Segundo le pidió por favor, estaba actuando raro.
Cuando sus manos temblorosas toco la espalda de su jefe, una corriente los conecto a ambos haciendo que soltara un suspiro que no paso desapercibido por Daemon. En si tambien pudo comprobar que si está bien formado y con buenos músculos como lo había imaginado la primera vez.

—Más fuerte, tus manos a comparación de Alex son muy suaves y livianas, ejerce más presión, no me lastimarás.

Después de unos minutos, ya el calambre le paso y colocándose la camisa, se volteó hacia su asistente que ya pensaba salir de ese lugar que cada vez sentía que se hacía más pequeño y con su jefe aún más.

—Señorita Valenzuela, el fin de semana necesito que venga conmigo a la fiesta de mis padres, festejan su aniversario y la necesito a usted como mi asistente, como sabe Alex, no está disponible.

Eso puso en aprietos a la joven, pues ya había quedado que esos días serían de su madre, pero tampoco es que estará dejando a su madre de lado para ir a bailar, como bien dijo su jefe, irá como su asistente, y eso significa trabajo.

—Si puedo señor.

Luego pasaron los días y cuando menos lo pensó ya estaba en manos de su amiga que se ofreció en arreglarla, y eso que le había dicho que iba a trabajar, esta le dijo que de todas formas tiene que ir presentable y bien guapa, quien dice y es su oportunidad de conseguir un novio rico.

Su jefe le había dado la dirección y que en cuanto llegue solo le diga en la entrada que es su asistente y que le dejarían pasar.

Entro a un salón hermoso y muy exclusivo, aun con poca decoración, se veía fabuloso y muy elegante, una música suave se oía de fondo, caminaba entre las personas sin saber quién eran ellos y quién era ella.
Hasta que vio a su jefe junto a tres personas, hacia él se dirigía cuando este la nota y viene hacia ella, no entendía, tal ves tendría una petición para ella o quería que le busque un Trago.

—Señor...

Sus palabras quedaron atoradas en su garganta, pues su jefe así lo decidió cuando le dio un beso, haciendo que hasta su corazón se parara un segundo y volviera a laltir a toda velocidad al otro.

—Madre, Padre y Daniel —dijo Daemon tomando de la mano a la joven —Ella es Dalma, mi novia.

De inmediato ella volteó su mirada hacia él, buscando alguna explicación, mientras la palabra novia seguía retumbando en su cabeza como un eco infinito.

«En que momento pase de asistente a novia» pensó.

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Autora: Danna
Univers