Capítulo once: Aroma a jazmín
Dalma luego de haber confirmado que seguía teniendo el empleo, pidió permiso para comenzar el lunes y teniendo el visto bueno de Federico se dirigió al departamento.
Cuando llego tomo su bolso ya preparado con anterioridad, le dejo una nota a su amiga pegada al refrigerador explicando que no disponía del tiempo para esperarla, ya había enviado la solicitud de que empezará con el tratamiento de su madre, pero sí o si necesitaban su firma, como ella se haría cargo de todos los gastos necesitaban tener constancia.
Llego al hospital ya cuando el sol se puso, saludo a su madrina y la dejo que vaya a descansar, fue al cuarto de su madre y la encontró dormida, la admiro unos minutos y luego fue a dejar en orden todo lo referido al tratamiento.
Luego volvió con su madre que la encontró despierta, después de calurosa bienvenida, le interrogó el origen del dinero, casi se enfadó pensando que le había pedido a su padre y la había desobedecido, luego de jurarle que no lo busco y que aquel dinero es un préstamo quedo más tranquila, aunque igual tiene sospechas, porque que empresa prestaría tanto dinero, si no es un prestamista y no quería ver a su única hija metida en esos líos.
Dalma ya de noche volvió a la casa para ver que todo esté organizado, no pudo entrar de inmediato, no quiso entrar porque allí estaría sola, así que dio media vuelta y camino hasta llegar al parque central, donde ahora está mucho más iluminado, mucho más arreglado, se sentó en una banca mientras veía como las parejas llevan a sus hijos para que jueguen o para comer algo rápido y delicioso en uno de los diversos puestos.
Estaba tan absorta en ver que no noto que alguien se sentó al lado suyo, sino hasta que percibió un aroma a jazmín, ese perfume ella lo reconoció de inmediato.
Levantó la mirada e inmediatamente una sonrisa apareció en su apagado rostro.
—¡Rocío!
—Si mi heroína, la misma que viste y calsa, como lo ves —dice mientras se levanta y da unas vueltas.
Dalma como resorte se va hacia ella y en un cálido abrazo se dicen todo lo que con las palabras no.
Hace como tres o cuatro años, Rocío fue a estudiar fuera del país y se sintió un poco abandonada, ella ha sido la única amiga sincera que ha hecho, la conoció el primer día que se mudó, tenía alrededor de diez años, al principio no se topaban y eran tan distintas que nadie si imaginaria que tendrían algo en común, hasta el día que Dalma volviendo a su casa la escucho llorar, se acercó y la vio sin sus colitas que tanto le gustaba usar, al preguntarle le dijo que dos niños se lo quitaron, así que ella que en ese entonces no le temía a nada ni a nadie, fue y quito de las manos volviendo con las dos colitas intactas, Rocío en ese entonces la comenzó a decir mi heroína y la perseguía a todos lados y eventualmente se convirtieron en amigas.
—Cuando volviste, no me avisaste nada.
—Bueno, pensaba darte la sorpresa, fui a buscarte a tu universidad, pero fui yo quien me sorprendí, como que dejaste la universidad, si es tu sueño.
—Como me imagino, ya sabrás lo de la enfermedad de mi madre, necesito juntar dinero para su tratamiento y su pronta operación, no podría seguir gastando lo que no tengo, mientras mi mamá me necesita.
—¿Y qué hay de tu papá? Ya le pediste ayuda, él debe de ayudarte.
—Ya sabes, mi mamá se niega rotundamente, incluso me dijo que prefiere morirse a que papá la ayude.
—Que mal, si hubiera sabido que me necesitabas, hubiera regresado antes.
—Lo importante es que estás aquí, eso dejémoslo por un instante, estás preciosa como que el clima invernal te sentó muy bien y mira tus mejillas, están más rellenitas que me dan ganas de pellizcarlas y besarlas, Roo te extrañe.
—Tú también estás preciosa, mira hasta tus senos parecen más grandes ahora, a ver tu traste, si como me lo imaginaba han crecido, cuéntame ¿y como vas con tu novio?
—Ni me hables de ese idiota, descubrí que estaba conmigo por una apuesta, una estúpida apuesta.
—Noo, parecía el chico perfecto, y solo resultó ser un niño inmaduro más del planeta.
—Lo pensé y mejor así, porque ahora tengo que estar enfocada en mi madre y mi trabajo, estar en una relación solo me haría perder tiempo.
—Ya no hay chicos buenos —hasta que su mirada se dirige hacia un punto en específico —excepto por él. —Dice suspirando y completamente embobada.
Al ver a la misma dirección vio a Gabriel y fue testigo de cómo las mejillas de su amiga iban tomando un tono rojizo, a pesar de los años Gabi sigue siendo su platónico.
—Porque no vas y le dices que te gusta, ya han pasado años.
—Me siento insignificante ante él.
—Rocío, no puedo creer que tú estés hablando así, quien me dijo que las mujeres no debemos de sentirnos acomplejada, que siempre debemos ir para adelante y solo así sabremos si lo que soñamos es para nosotros o no.
Él es solo un chico más y si no te confiesas posiblemente lo pierdas para siempre.
De pronto, frente a ellas queda el recién nombrado y ambas no saben como disimular.
—Hola, ¿como están?
Autora: Danna
Univers
🪐NO OLVIDEN VOTAR🪐
solo le lleva unos segundos
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