—Mira Dalma —dice la mujer vestida de bata blanca y cabello grisaseo —la última vez que le hicimos los exámenes, ella tenía el 30% de posibilidad de éxito, con el tratamiento que le aplicamos esta última vez logramos reducirlo al tamaño que tenía y ahora tenemos un 50% de ventaja, veinte más que la última vez.

—Pero doctora, aún queda el otro 50, es mucho para arriesgar y ahora ella esta aún peor que la última vez.

—Comprendo lo que dices, esto que paso nos tomo por sorpresa tuvo una alergia a un medicamento, pero si no proseguimos a hacer la operación de extirpación, ahora tenemos una posibilidad, más tarde podría ser demasiado tarde, corremos riesgo que haga metástasis.

—Está bien, pero antes de darle mi respuesta, me deja verla unos minutos.

—Solo un momento.

Salió del consultorio encontrándose con tres personas que apenas la vieron, la abrazaron haciéndola sentir querida y protegida, como antes no se sentía, ese contacto se sintió tan sincero que se dejó, lo necesitaba y no podía decirlo.
Se separaron y ella tenía los ojos rojos reteniendo las lágrimas, se sentía tan inestable y vulnerable.

—Amor, No llores —dijo unos de los chicos mientra acomodaba su cabello —ella es una mujer fuerte y esto es una pelea más y saldrá ilesa porque es una guerrera.

Ella asiente y sonríe al ver a su trío favorito juntos para ella, no se esperaba verlos aquí junto.

Se vuelven a abrazar y minutos después sigue el mismo camino que la doctora, que la llevaría a un cuarto diferente al que estaba su madre con anterioridad.

Entro al cuarto y la vio acostada con una mascarilla de oxígeno y el horrible sonido de la máquina que tanto odia, no le gusta verla así conectada a tantos cables, como si de ellos dependiera su vida.
No desea verla así, quiere que este como antes sonriendo y viviendo.

—Mami, tengo miedo, tengo miedo de tomar una mala decisión y perderte por mi ignorancia, no podría vivir sin ti, eres tú mi motor, la persona que siempre me impulsa a hacer lo correcto y a pedir perdón cuando cometo un error... sí te vas quien me tirara de las orejas, te prometí muchas cosas y quiero que estés presente cuando te las cumpla una a una.

Se sentó en una silla, mientras se pasaba las manos por su cabello, quería que esta pesadilla acabe ya, ella no es tan fuerte y si lo es, es porque alguien más le da su fortaleza.

Ella sola no tenía la suficiente fortaleza para elegir, y si en este momento no lo hace, pone en riesgo a su madre, la única persona que la ama incondicionalmente.

Se levantó, comenzó a caminar imaginado que así ya tendría una decisión y es que ya la tiene pero teme que no sea la correcta.
Entonces recordó lo que su mamá una vez le dijo, "No hay decisiones fáciles, todo tiene un costo pero tienes que ser lo suficientemente fuerte para enfrentar cualquier obstáculo, fuerte para defender tu ideal y fuerte para decidir con sabiduría".
No era fuerte pero sabía que aquí no había que pensar mucho, como dijo Gabriel hace un momento ella es una guerrera y este es una batalla que ella la ganará.

Salió y en cuanto vio a la doctora le dio el permiso para que prosiguiera con la operación, no quiere pensar en los riesgos, solo en que su madre se recupere y esté con ella unos años más.

Sentía la garganta seca, así que fue a buscar algo de beber cuando se encontró con los chicos que traía agua, gaseosa y café, como se lo imaginaba eran para ella, solo que no sabían qué querría, así que llevaron todo lo que podían de bebida hasta snack.

—Chicos, ¿aún están aquí?

—Cariño, como piensas que te dejaremos sola, no después de lo que nos dijo Cleo, ¿aceptaste la operación?

Solo le dio un asentimiento que ellos entendieron, se pusieron a cada lado de ella y la llevaron a sentarse en las sillas del pasillo, cualquiera que viera esa escena la catalogarían como afortunada por tener tres galanes ahí para ella, y no está muy lejos a lo que ella piensa.
Se siente la más dichosa por tener personas que la aman tanto, aunque pasen los años ellos siempre serán sus hermanos.

Pasaron minutos eternos y horas que nunca acababan, Dalma se sentia sin fuerzas, no soportaba la incertidumbre de no saber, pero entonces salió una enfermera casi corriendo de la sala de operaciones y aunque ella se interpuso en su camino para que le dijera algo, solo pasó de ella.

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Autora: Danna
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