Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 42 "El Reino de los Ángeles I"

23 de Diciembre del 2018.
Abismo. Capital.

El Primer Batallón de Policía Militar Panzergrenadier llegó al Abismo en vísperas de navidad, gracias al increíbles esfuerzo de los hombres en no hacer paradas largas en el trayecto de regreso. Idea propuesta por Rosamund al decidir que todos merecían volver con sus familias para tal fecha.

Cómo era de esperarse, todos los oficiales aceptaron la idea.

El batallón llegó a primera hora a la frontera, siendo recibidos por los Vigilantes del Abismo, con uniformes de camuflaje gris. Varios saludaron a Alexa, e incluso se encontró con Xia, que estaba de guardia en ese turno.

Los soldados agotados de su largo viaje pero no derrotados, llegaron a los barracones del batallón y se les cedió un permiso de tres días. La euforia y emoción en las filas Panzergrenadier estaba por los cielos. Mientras, Victor se reunía con Volkner.

Fue recibido con un abrazo, bastante cálido, como el de un padre tras recibír la noticia del escape del Híbrido. Luego de ello fue despachado a descansar. Lo necesitaba.

Al dirigirse a su habitación, se encontró con Rosamund y Aldrich, ambos con ropa más, casual. Victor arqueó una ceja divertido.

-¿Se cansaron del uniforme?

-Si.

Respondieron ambos al unísono. El cazador notó que más atrás venían Erika y Giselle.

-Pense que ellas se quedarían en el batallón.

-No, yo les asignare una habitación aquí mientras.-Indicó Adrich- ¿Cuando las liberas?

-Mañana, estoy cansado.

El joven pasó junto a la pareja, acercándose a las féminas. Cerró los ojos por momento, sintió sus comillas crecer al estar cerca de ambas mujeres marcadas como sus seguidoras. Suspiró y abrió sus ojos negros. Ambas lo miraban expectantes.

-Tengo sed de sangre pero al mismo tiempo sueño, así que por hoy ambas están libres de mi.-De un momento a otro el cazador apareció detrás de ambas con una sonrisa.-Pero no implica que no las visite por la noche. Mis fieles servidoras.

Susurró con una sonrisa malvada, antes de dirigirse a su habitación. Su carcajada resonó por los pasillos. Poniendo a los cuatro con los pelos de gallina.

-Creo qué tantos problemas le han afectado.

Comentó Rosamund. Los demás asintieron de acuerdo con ella.

Victor se encaminó por los pasillos del castillo, rumbo a su habitación. Durante el camino se encontró con una patrulla de la Guardia Imperial que al verle se pararon firmes y dieron el saludo Militar. Mientras más se acercaba a su habitación, más era la seriedad, molestia en su rostro.

Antes de abrir la puerta de madera, está se abrió del otro lado revelando a una mujer adulta con ropas de servidumbre. Ella se sobresaltó al ver los orbes rojos del cazador. Rápidamente bajó la mirada en sumisión.

-D-disculpe señor, no sabía de su llegada.-Victor ingresó en la habitación-Su habitación fue limpiada y acomodada según las indicaciones de nuestro señor.

Victor se quitó el Kepis, la guerrera de gala y los guantes, todo colocado en orden en el armario. Luego se dirigió a la mujer.

-Señora, no baje la mirada ante mi, pues yo no soy más que usted-Ella alzó la mirada topandose con dos ojos negros y una sonrisa casi cálida.-Nunca baje la mirada ante nadie, porque nadie es más que el otro.

La mujer se retiró con una sonrisa. Victor suspiró, la molestia y la seriedad volvieron a él. Se miró en el espejo en si habitación. Su cabello estaba más largo, unas ojeras notorias en sus ojos. Una simple camisa negra cubría su torso. Miró la Marca de Cazador. La Calavera en el centro, El dragón que recorria su brazo con sus fauces abiertas como si fuese a comerse la marca, junto con las inscripciones en Alemán de cazador y espectro. Y ahora, un Ojo que derramaba una gota de Sangre acompañaba al resto.

-¿Tomé la decisión correcta?

En ese instante, Alwyrm habló en su mente.

-Ser un Cazador de Sangre puede ser muy útil, considerando que eres propenso a salir herido.

Victor sonrió de lado. Tenía razón, era un imán para las heridas y los problemas.

-Siento que tantas marcas en mi mano van a opacar mi mano.

-Agradece que no son como las mías, o tendrías marcas en todo tu cuerpo.

-Cierto.

Victor caminó hacia su cama, se quitó botas, medias y pantalón quedando solo en su ropa interior. Se metió bajo las sábanas con un suspiro de molestia.

-¿Que te molesta, cazador?

-Desde que salimos de Kolstaft, no he vuelto a ver a Angelique en sueños y si te soy sincero.-Victor cerró los ojos-Temo en no verla esta noche también.

Y sin más preámbulos. Llevado por su cuerpo derrotado, agotado hasta en su mente, cayó en brazos de Morfeo. Encontrando el descanso físico que necesitaba.

Esa noche, por igual, no vió a su amado angel.

*****************
24 de Diciembre del 2018.
Abismo. Capital.
(

*) Reproducir multimedia.

Despertó, descansado y de mal humor. Se colocó encima una ropa más casual. Sus botas, pantalón negro, camisa negra y un suéter. Siempre con sus espadas y pistola.

Era navidad, pero una navidad no muy linda para el joven cazador.

Se encaminó al comedor. Un sitio amplio donde los guardias, servidumbre e incluso El Señor del Abismo y el Cazador del Abismo, comían. Todos en compañía. Algo que había implementado volkner. No le gustaba comer solo, además, siempre fue de compartir con sus trabajadores.

Ese día, al no haber misiones, peligros o movimiento. Victor estuvo gran parte de la mañana con Volkner en la sala del trono. Dónde mantuvieron una larga e interesante conversación en diversos temas.

Los ciudadanos del Abismo podían ver, con asombro, al enorme dragón sobrevolar el castillo. Victor había soltado a Alwyrm para que no se quedase encerrado.

-¿Cómo encontraste ese gato?

Preguntó Volkner viendo al mínimo recorrer el amplio salón del trono. Inquieto, animado, casi corriendo y acechando.

-Fue en Dormenst, lo encontré casi muerto en una estructura destruida por nosotros y lo adopté.

La mañana prosiguió, hablando de temas varios sobre las habilidades de un Cazador y los eventos de la campaña Panzergrenadier, al igual que el proyecto de formar un cuerpo de policía para el abismo y de aumentar su fuerza armada. El día se volvió interesante cuando Volkner tocó un tema delicado, al notar el humor del joven.

-¿Cómo llevas lo de Angelique?.

Preguntó tomando la copa que tenía, llena de vino, en una mesita cercana a su trono. Dirigiendo la mirada al cazador. Victor estaba pensativo, con su visión en uno de los ventanales.

-Lo llevaba bien, hasta hace unos días.

-¿Hasta hace unos días?-Con ademanes elegantes Volkner dejó la copa en la mesa y se acercó a Victor.

El cazador suspiró, como si rememorar aquello fuera de lo más pesado y doloroso. Lo era, pues ese ángel había robado el corazón del Cazador.

-Ella no murió, nos seguíamos viendo en.. una especie de mundo o espacio creado por ella, como una ilusión la cual me atraía en sueños, era algo increíble.-Con una sonrisa caída Victor miró a su señor-Lo era, hasta que ambos discutimos por mi imprudencia y... Vi como ese espacio se destruyó.

Victor miró hacia un punto nada preciso en el salón del trono. Volkner analizó toda la historia, eso era muy fuera de lo común e impresionante al mismo tiempo.

-Pensé que nos veríamos en mis próximos sueños, pero no fué así.

Pocos segundos de silencio se interpusieron entre ellos. Volkner regreso a la mesa y le dió otro sorbo a su copa.

-Desde entonces, no la volviste a ver.

-Si.

-Si está viva, hay un sitio donde puede estar.

Como un anzuelo capta la atención de un pez, eso captó la de Victor, que con un brillo esperanzado en sus ojos miró a Volkner. Este se había sentado en el trono, con una pose muy pensativa.

-¿Dónde? ¿Dónde puede estar?

Preguntó acercandose con rapidez, El Señor del Abismo no alzó la mirada, solo frunció el ceño.

-Hay historias, Victor, historias, muchas, sobre el misterioso Reino de los Ángeles aquel lugar donde nuestra señora, el Abismo, lleva a aquellas muertas que se convierten en nuestros ángeles.

Victor se sentó en el suelo, prestando atención a lo que Volkner relataba. Esperaba que algo de todo eso le sirviera para poder buscar, por lo menos un indicio. Para así ir en busca de su ángel. Volkner prosiguió con ello.

-Dicen que es un reino, hermoso, majestuoso, dónde los angeles se forman y entrenan para cumplir sus funciones una vez tengan la edad requerida. Nadie conoce la verdad absoluta, ni yo, muy pocos han ido.

Las esperanzas de Victor bajaron a una velocidad de vértigo, volviendo a sus malos ánimos.

-Pero, hay algo que puede ayudarnos. ¿Dónde está Aldrich?

-Justo aquí.

Ambos elevaron la mirada solo para ver descender desde la espesa oscuridad del techo, al vanguardia en su forma de sombra. Se deslizó por el aire hasta tocar suelo, dónde se puso de pie, con ambos orbes rojos y una sonrisa llena de colmillos. Hasta que eso se desapareció, dando paso al apuesto vanguardia.

-Necesito aprender a hacer eso-Susurró Victor.

-Aldrich, necesito que tú y Victor, vayan a la biblioteca del castillo y traigan el libro titulado como El Nacimiento del Abismo. Tomo 3. El Reino de los Ángeles. Está en una de las partes más antiguas, pueden pedirle ayuda al bibliotecario si lo desean.

Ambos se retiraron del salón del trono. Al paso apresurado de Victor, con las esperanzas de nuevo arriba. Esperanzas que subieron como la espuma. Mientras iban de camino a la biblioteca, Aldrich no pudo evitar preguntar.

-No estarás pensando en ir a buscar a Angelique ¿No?

-Exactamente eso quiero hacer.

Aldrich negó con una sonrisa. Esa persistencia y terquedad con el amor le recordó a Volkner cuando eran jóvenes. Quizás por eso estaba ayudando a Victor. El Vanguardia sintió nostalgia y el deseo de ayudar al joven en su peligrosa travesía. Lo detuvo, tomandolo por el hombro.

-Sabes que cuentas con mi apoyo, para esto y lo que sea.

El joven le dió una sonrisa, de alegría, algo que no veía mucho.

-Gracias. Al igual que yo apoyo tu relación con Rosamund. No le vayas a romper el corazón.

Aldrich desvío la mirada, con una sonrisa de lado, mientras que Victor arqueaba una ceja. El Vanguardia solo asintió.

-Si le rompo el corazón ella me rompe a mi-Dijo con cierto tono lastimero.-Por cierto, ¿y tus servidoras?

-Deben de estar con tu novia. Ahora vamos, mientras más rápido tenga ese libro, más rápido podré buscar a Angelique.

Victor retomo el paso, dejaba atrás por un momento a Adrich. Él sonrió con sinceridad al pensar en la morena, esa mujer, militar y mercenario que le volvió loco desde que la conoció. Miró su marca, en su mano izquierda, el escudo atravesado por dos espadas. Brillaba tenue al pensar en ella. En su Soulmate.

-Tantos años.. y al fin te tengo.

Sin más preámbulos retomó el paso y alcanzó al cazador.

Al llegar a su destino. Dos puertas de madera, enormes, se interpusieron en su camino. Ingresaron a la enorme biblioteca del castillo. Les dió la bienvenida una enorme estancia, tan larga que el fondo era una mancha negra y tan alta que tenía tres pisos más de solo libros. El lugar era iluminado por una cantidad anormal de fuegos fatuos. Asegurando que siempre haya iluminación fácil de mantener. Un par de pasos dentro, Victor veía con asombro el enorme lugar.

-Es impresionante ¿Cómo no ví esto antes?

Aldrich dibujo esa sonrisa burlona en sus labios, con un brillo malvado en sus ojos.

-Te recuerdo que eres un imán de problemas y cuando no estás en un problema, estás en modo General terror destruyendo y matando.

-Calla-Victor se encogió de hombros y se adentró.-Eso es lo que hacen los cazadores.

-Si, por eso son un peligro.

Agregó Adrich con una sonrisa preocupada y llena de nervios. Ambos llegaron hasta el sitio del bibliotecario. Un escritorio grande, con múltiples anotaciones, una vela, campana y libro de registros. Pero él no estaba.

-Ah correcto.-Dijo Victor con una mueca.

-Prueba con la campana.

Siguiendo las indicaciones del Vanguardia, Victor dió dos toques a la campana. Resonó, no hubo respuesta.

-Bueno, tal parece que esto será más largo de lo esperado.

El cazador gruñó de molestia.

-Siento que mi vida es un mal chiste.

Gracias a los múltiples fuegos fatuos ubicados estratégicamente, encerrados en cubos de cristal, podían ver los libros, ordenados por orden alfabético. No había orden de género, pues lo que era fantasía para los humanos, era realidad para ellos. No obstante, Victor pudo ver entre las estanterías, títulos de diversas novelas, historias, bestiarios y armas. Múltiples libros.

Entraron por la "A" y debían de ir hacia la "E" hacia la cual no tardaron de ir. Atravesando cuatro largas estanterías.

-Vale, ya estamos en la "E" ahora como buscamos ese libro.

Aldrich se llevó una mano a su barbilla, decorada por una tenue barba, pensando. El Vanguardia miró el nombre de un libro. Guiandose por la primera letra y la segunda, supo que estaban en la "ES", dirigió la mirada hacia el final del pasillo, un fondo oscuro. Ambos hicieron muecas.

-Esto va a ser largo.

Tras largos minutos adentrándose en la biblioteca, examinando libros y libros, buscando, solo topandose con más polvo mientras más se adentraban, llegaron a un punto dónde Victor, en su impaciencia estuvo a punto de quejarse. El movimiento rápido de una sombra y varios libros caer llamó su atención, alzando la pistola hacia esa dirección. Aldrich miró por igual, tomando su espada.

-No estamos solos.-Informó Victor.

A pasos cortos y vista larga, con malas intenciones, ambos se acercaron. Vieron una pila de libros en el suelo, caída. Varios susurros y voces que provenian desde otro lado captaron su atención. Estaban lo suficientemente lejos como para no ser entendibles. Con una seña, el Cazador indicó al Vanguardia que se acercasen en silencio.

Momentos de tensión, mientras se acercaban a los dueños de las voces, pisando con lentitud, evitando que sus botas los delatasen. Podían oír con más claridad, cada vez más cerca.

-Se supone que mi trabajo era guiarte, no ser tu asistente.

Dijo la primera voz, con un tono de molestia y aburrimiento en ella. Parecía que preferiría hacer cualquier otra cosa que estar ahí.

-Calmado, está búsqueda es de lo más importante ¡ya lo verás!

La segunda voz hablaba con cierta rapidez, nerviosismo, su dueño parecía alguien muy apurado o con muchos nervios. Pero la razón de esos nervios no era clara. El cazador y Vanguardia se apoyaron a una estantería, detrás de esta podían oír las voces discutir.

-¿De verdad crees que tú bestiario era tan importante para acabar aquí?

-¡Si! Ese ejemplar tenía múltiples especies sobrenaturales aún desconocidas. Y ellos lo sabían.

Victor afianzó el agarre en su pistola. Salió de su cobertura, apuntando con velocidad a los desconocidos.

-¡Quietos!

Ambos hombres dieron un sobresalto, uno de ellos incluso arrojó un libro por los aires, el cual terminó aterrizando encima de el, enviándolo de cabeza al suelo. Al comprobar quienes eran, el cazador bajó el arma.

Primer sujeto era un hombre, ya mayor, con una incipiente calva gris, vestia una larga túnica negra y entre sus manos llevaba un libro de registros. Adrich al verlo, lo reconoció.

-Es el bibliotecario, estábamos buscándole.

-Disculpe mi ausencia, vanguardia, pero estaba ocupado con este personaje.

Al momento, Victor miró al otro hombre con una ceja arqueada. Este se puso de pie, quitándose el polvo de su elegante traje negro, su rostro era el de alguien adulto y su larga barba le daba una apariencia de ser alguien lleno de conocimiento, pero sus ojos. Esa mirada llena de locura y ciertos nervios sempiternos le hizo reconocerlo.

-Geoff von strauffberg.

-El Cazador del Abismo ¡Que agradable reencuentro!

Victor hizo una mueca.

-Si si, agradable para ti.

Susurro causando una sonrisa en el vanguardia. Aldrich no tardó en tomar control de la situación.

-¿No se supone que tú estabas detenido por la Guardia Imperial?

Geoff tomó el libro que había arrojado por los aires antes de responder a la pregunta.

-Estaba, pero me liberaron bajo órdenes de vuestro señor, de todos modos no tenían de que culparme-Se aclaró la garganta.-Ahora digo con mi búsqueda.

-La cual aún no específicas-Comentó con molestia el bibliotecario.

-Solamente busco reivindicar mi nombre.

Victor ya había perdido suficiente tiempo en una conversación banal que no le llevaría a ningún lado.

-Si si, muy lindo y todo, pero tú búsqueda tendrá que seguir sin él-Señaló al bibliotecario.-Necesitamos su ayuda, son órdenes de nuestro señor.

-¿Y que desean buscar?

-El Nacimiento del Abismo, Tomo 3...

-El Reino de los Ángeles.-Terminó Geoff por él, los tres me dirigieron la mirada-Se dónde está.

El bibliotecario lo miró algo asombrado al igual que el resto, Victor no perdió tiempo en el momento.

-Llevanos entonces.

Se adentraron en la enorme biblioteca, dirigiéndose cada vez más a las profundidades. Mientras más profundo más polvo e insectos. Incluso Victor pudo ver una araña, bastante grande.

-Odio esas cosas.

Soltó con cierto asco en su cuerpo. El grupo prosiguió hasta llegar a una zona circular, con tres pedestales de piedra blanca, el sitio estaba iluminado pero las cantidades de polvo revelaban que no había sido visitado en años.

-Tenia años en venir a esta sección de la biblioteca. ¿Cómo conoces de esto Geoff?

Cuestionó el bibliotecario, el hombre le dirigió la mirada con una pequeña sonrisa.

-Tu no eres el único en conocer los secretos del Abismo.

Sin prestarles atención al ambos adultos. Victor y Aldrich de acercaron a los pedestales. Allí estaban los tres primeros tomos del nacimiento del Abismo. Desde la creación del mismo abismo, la larva historia de este y por supuesto.

-El reino de los angeles.

Leyó Victor tomando el libro. Sopló en su cobertura, sacando el polvo para así ver su forma. Era un libro grueso, grande. De tacos dura, color negro con las letras doradas. Cierto brillo mágico podía verse salir de esas letras. Con una sonrisa, Victor miró a Adrich.

-Lo tenemos.

******************
24 de Diciembre del 2018.
Abismo. Castillo del Abismo.

-Cuando, el Abismo fue creado y poblado, poco a poco, formándose bajo el sistema de una monarquía. El comercio fue floreciendo al igual que las amenazas y de forma constante la fuerza Militar del Abismo. En esas épocas, habían más reinos pequeños esparcidos por Alemania, que buscaban hacerse con el Abismo-Relataba Volkner.

«El Imperio del Abismo surgió con el avance y poderío de su fuerza militar sobre otros reinos. Siendo llevados por sus genios Militares y guerreros especiales, como sus Cazadores. El Abismo, al ver estos tiempos de Guerra, decidió dar una ayuda a su gente. Desde había tiempo, ella había formado un reino aparte, un reino glorioso dónde solo las Estrellas Muertas accedían y vivían como los angeles del Abismo. Un Reino formado por grandes estructuras imponentes, de una belleza y perfección magistrales. Inigualables. Que dejarían embelesados a más de uno. Con hermosas fuentes, jardines colgantes y un aura ancestral. Verdaderamente un paraíso donde se creaban a los Angeles del Abismo.»

Victor y Aldrich se mantenían a la expectativa de lo que oían. Sonaba como un lugar tan importante que llegar allí no sería fácil. Observando a Volkner que surcaba por las páginas, en busca de alguna forma de acceder allí. Porque, debía de haberla. ¿No? Entonces, el Señor del Abismo se detuvo. Arrugó la frente y leyó.

-Durante un periodo de tiempo indefinido y desconocido, el Abismo le permitió a sus hijos una oportunidad de acercarse a ella, en busca de conocimiento o deseos. Para ello, habían múltiples santuarios dedicados a alabarla cuál religión, dispersados por el Abismo.

«Solo escogía a aquellos que tenían las cualidades dignas de entrar al Reino de los Ángeles. Ya sea porque eran puros de corazón o porque su búsqueda era sincera y para un bien. Nunca se supo bajo que lineamientos se guiaba. Hasta que un día cometió un error y dejó entrar a quien no debía. Dicho ser desconocido, acabó con la existencia de tres Guardianes del Abismo y trató de robar un anillo sagrado allí escondido. Pero fue detenido, maldecido y expulsado por el Abismo. Desde ese entonces, nadie más volvió a ingresar al Reino de los Ángeles. Muy pocos registros quedan de algunos pocos que han logrado ingresar a dicho reino, jamás han regresado»

Victor caminaba pensativo, hasta ahora la mejor pista que le había dado ese libro, era ubicar alguno de esos santuarios. Pues era más que claro que no ingresaria a ese reino por decisión del Abismo.

-Bueno-Volkner se levantó del trono.-Tendremos que ponernos manos a la obra, por ahora nuestra mejor pista son los antigüos santuarios en el Abismo.

-¿Vas a ayudarme?

Preguntó Victor aún sin creerse eso. Volkner asintió acomodándose la corona con un dedo.

-No todos los días se presenta la oportunidad de ir al Reino de los Angeles. Creo que sé dónde podría estar nuestra mejor pista.-Volkner sonrió con confianza.

-¿Y esa sería?

Se adelantó a preguntar Aldrich con el ceño fruncido.

-Rosamund, me contó, que Angelique le dijo sobre un templo al que fue llamada por ese ángel-Victor se tensó y apretó los puños al oír a la mencionada.-Ese podría ser nuestro mejor punto de partida.

-Vamos a necesitar a Alwyrm. Vamos-Ordenó Victor con iniciativa. Volkner tenía razón, era su única y mejor pista para iniciar.

Los tres partieron del sitio, sin casi armas o equipo. En una peligrosa búsqueda que podría costarles la vida, pues se enfrentarían a seres en extremo peligrosos.

Pero nada detiene la fuerza de voluntad de un Cazador.

*******************
24 de Diciembre del 2018.
Venezuela. Estado Lara. Barquisimeto.

Como la fecha y ocasión lo ameritaban, en la ciudad de Barquisimeto, capital del estado Lara, un grupo de amigos, estudiantes recién ingresados a quinto año de bachillerato, se habían reunido a compartir una tarde de navidad, disfrutando de unas buenas risas y una que otra bebida alcohólica.

-Entonces así es como yo opino que los Morrocoyo pueden ser una pieza importante en la evolución.

Dijo con una sonrisa uno de ellos. De cabello largo, ojos rasgados y cuerpo atlético. Otro de ellos, uno bien alto, de piel oscura cabello corto y físico muy desarrollado, lo miró incrédulo.

-No, Bruno, todos sabemos que la evolución soy yo, negro.

-Solamente porque vayas al gimnasio y levantes mucho peso no implica que seas la evolución.-Le respondió otro con un falso tono indignado.

Entonces la carcajada de la única mujer presente captó la atención de todos. La joven de cabello platinado, ojos cafés y cuerpo esbelto se estaba dando un buen espectáculo con la conversación de los hombres.

-¿Cómo pasamos de hablar sobre morrocoys a qué César sea o no la evolución?

-No, Laury, lo que pasa es que, Gamaliel..

El sonido de llamada de teléfono de Laury cortó la conversación. Ella tomó su celular táctil y respondió la llamada. Era de uno de sus mercenarias, Carlys.

-¿Alo?

-Laury, nos acaba de llegar un contrato pero... No me da buena espina.

Laury se acomodó mejor en su asiento y con un ademán hizo callar a los hombres. Eso era más importante.

-¿Porqué dices eso?

-El contrato es de asesinato. Un solo objetivo. Solamente dice que es un adolescente, no especifica más. Aquí viene lo preocupante. Es de mucho dinero, demasiado, y es en Alemania, dice que en caso de aceptar el contrato se nos indicará un sitio donde nos van a proporcionar más información y el transporte.

Laury quedó un rato pensativa. Eso era algo que no ocurría todos los días. Tanto dinero por solo un objetivo y en otro país. Realmente era algo muy inusual. Desde que la situación de crisis en el país los obligó a volverse Mercenarios, nunca habían recibido un contrato así. Además, algo que los hacia únicos, eran sus habilidades individuales.

-¿Laury?

-Si, acéptalo y enviame el sitio de encuentro.

-Vale, ya lo hago.

-Y prepara tu equipo.

-Si, vale, adiós.

-Adios.

Laury miró con cierta seriedad a sus amigos. César supo de inmediato que eso no era algo bueno. Eso era algo muy común en él, esa forma de reconocer cuando alguien tenía ciertos pensamientos nada bonitos.

-Tenemos trabajo muchachos.

Todos se dieron miradas serías. Pero para mantener la calma ella no tardó en decir.

-Tranquilos, aún vamos a pasar navidades con nuestras familias.

Todos suspiraron, lo que no sabían era que ese sería uno de los trabajos más difíciles en tener.

***************
24 de Diciembre del 2018.
Venezuela. Ubicación desconocida.

-Ahora Contratas Mercenarios. No te va a funcionar.

Las tres figuras atravesaron el oscuro pasillo, pasando junto a ellos una pareja de guardias armados con fusiles automáticos. La mujer sonrió con cierta maldad.

-Estos mercenarios son mejores que tus Acechadores, eso te lo puedo asegurar.

El Híbrido hizo una mueca de molestia. Los tres siguieron avanzado, doblando en una esquina. Otro par de guardias estaban vigilando. Su tercer acompañante, que se mantenía callado, decidió hablar.

-Te digo, de buena manera que no lo vas a matar con unos simples mercenarios.

La mujer se giró mirándolos a ambos, mejor dicho, la oscuridad en sus rostros, pues todos llevaba las largas tunicas marrones que cubrían sus rostros.

-La idea no es que lo maten, quiero ver hasta donde es capaz de combatir.-Retomó la vista al frente.-Ademas no son simples mercenarios. Cada uno tiene algo que los hace únicos.

-¿Cómo sabes eso?

Le preguntó el híbrido. Los tres se detuvieron ante un inmenso portón de madera. Antes de ingresar, ella dirigió la mirada a su hermano.

-Son adolescentes, ya han robado bancos y asesinado líderes criminales, si no fueran especiales ya estarían muertos.-Ella dirigió su mirada al portón.-Fin del tema.

Ordenó. El híbrido hizo una mueca propia de un niño y su otro hermano sonrió de lado negando divertido.

Sin esperar más, ingresaron.

*******************
Lugar Atemporal.
Reino de los Ángeles. Dormitorios.

Despertar, para muchos, era un gran regocijo, pues podías vivir otro día más. Amar, sentir, desarrollarte y cumplir tus sueños. Pero para Angelique, despertar significaba sentir el dolor en sus músculos por las largas horas de extenuantes entrenamientos físicos, usados como método disciplinario. Cómo castigo.

Despertó, sus músculos agotados y adoloridos eran señal de que ese sería otro día donde se desmayaría por la fatiga. Sonrió cansada, pues deseaba un día en el que se desmayase y no volviera a abrir los ojos.

Se levantó de su cama, en ropa interior se dirigió a su armario donde se colocó sus ropajes ligeros, aptos para actividades físicas y por encima una larga y elegante túnica blanca con bordes dorados.

Su existencia se había vuelto un infierno desde que regresó al reino. Puesta bajo un régimen disciplinario por órdenes del Abismo, a cargo de aquella guardian que casi los acaba matando. Ella se había encargado de hacerle la vida imposible a Angelique, tanto psicólogica como físicamente.

No estaba acostumbrada. Era levantada con gritos y exigencias, obligandola a vestirse bajo presión y por hacerlo lento se le imponían extenuantes carreras al final del día, antes de los otros ejercicios. Luego del levante, era obligada a limpiar una sección del lugar donde estaban bajo la estricta vigilancia de aquella guardian, si duraba mucho, adiós desayuno.

Luego era enviada a las actividades matutinas en el reino como lo era estudiar historia, religión y sobre las magias que se podían aprender. Luego era el rezo a su madre, el Abismo, luego el almuerzo. Durante el almuerzo, vino la parte psicólogica más fuerte. El rechazo. Angelique lo había notado, más no lo creyó por completo hasta ese momento.

Jerssien, la Guardian del Abismo, dispersó por todo el reino el hecho de que Angelique se había enamorado y mantenido intimidad con su protegido. Colocandola por el suelo, al incluir que ahora estaba bajo régimen disciplinario. Para los otros ángeles, ella era una lacra que no merecía estar con ellos.

Todos se alejaron de ella, incluso aquellas que consideró sus amigas. La hicieron a un lado, llamándole impura. Al conseguir un puesto, sola en el comedor, aguantó las lágrimas de impotencia. Para colmo de males, su nemesis estaba allí. Con una expresión neutra, pero por dentro de alegría, le susurró al oído:

-Esto es lo que te espera y mereces, jamás volverás a ser un Ángel completo y nunca serás una Guardian del Abismo.

Pero y todos los días se convirtieron en eso, exigencias, servicio, estudiar, rezar, comer, y hacer ejercicio hasta caer muerta. Hasta reventar, bajo el constante recordatorio de que era una plaga.

El error de jerssien, era que todo eso en lugar de quebrar a Angelique, la hizo más fuerte. Gracias al distanciamiento pudo notar como la sociedad de los Ángeles se había podrido, bajo una falsa cortina de pureza y comportamiento ético. Se escondía la avaricia de escalar, de superar y tener poder. No eran como en sus inicios. Se habían descarrilado. Al Abismo no parecía importarle.

En ese punto, el distanciamiento no le afectaba. Pero la falta de sueño y los ejercicios hasta reventar era lo que la tenía al borde. Sumándose a todo ello, el dolor de la tristeza por haber discutido con Victor. Era lo que menos quería. Era su paz en la tormenta, de forma irónica, pues la vida del joven era una misma tormenta.

Pero ese día, todo cambio.

Angelique ya vestida con su túnica, escucho los pasos de Jerssien. La mujer sin importarle nada, ingresó encontrándose a Angelique lista. Ya tenía tres días así. Con molestia, la Guardian ingresó.

-Si crees que levantarte antes y estar lista vas a ganarme, estás equivocada.

Angelique le miró con burla y con ojeras.

-Yo soy indestructible, Jerssien.

Para su sorpresa, la enorme mujer la tomó del cuello, elevándola. ¿Cómo era posible tener tal físico para una mujer? Se preguntó.

-Ya lo veremos.

La soltó y examinó el cuarto. Otro detalle, si encontraba polvo acumulado, era otro castigo físico. Para su mala suerte, Angelique había limpiado todo. Roja de ira, se colocó frente a la Ángel. Ella le miraba aún con burla.

-¿Todo bien, mi Guardian?

-Mira asquerosa plaga...

Una súbita explosión seguida de un temblor que hizo tambalear ambas irrumpió la paz del reino. Los estruendos de gritos y más explosiónes leves llegaron a los oídos de ellas. Incluso Angelique escuchó disparos.

Y luego vino el grito.

-¡¡Voy a arrancarle los brazos a esa guardian y dárselos de comer!!

Rugió, una voz cargada de odio, de la ira más pura. Tanto que parecía desgarrar el cuello del dueño, que Angelique reconoció.

-Victor...

Susurró asombrada. Una mueca de emoción se marcó en el rostro de la guardian. Que miró con maldad a Angelique.

-Tu noviecito cometió un error en venir.-La Angel guardian tomó su arma, un hacha de Guerra-Pues ahora no lo va a salvar nuestra señora.

Al momento, un Guardian llegó hasta la habitación de Angelique, apoyándose en el marco. Ambas vieron con asombro su brazo faltante, como este había dejado un rastro de sangre.

-¡Xen!-La guardian le miró asombrada y por inercia se acercó a él, el Hombre se vino hacia adelante, siendo atrapado por el ángel-Tu brazo...

-Jerssien.. debes detenerlo...

El charco de sangre se había vuelto notorio en el suelo. A ese paso moriría con facilidad. Esa fue la conclusión de Angelique. Sorprendida al ver a Xen, el supuesto mejor Guardian del Abismo, al borde de la muerte. No creía que fuese Victor, pues aunque fuese Cazador del Abismo, sus habilidades de combate estaban por debajo de las del Guardian.

-¿A quien debo detener?

Preguntó con cierto temor la guardian. Si compañero se veía más débil cada segundo. En el fondo se oían más gritos y disparos.

-Ese Cazador... Del Abismo... Viene por ella...

Dirigió la mirada a Angelique. La guardian hizo lo mismo. Pero lo siguiente congeló la sangre de Jerssien.

-Y por ti... Se enteró de todo lo que le hacíamos..

Tosió, soltando sangre, la guardian lo colocó en el piso. Estaba pálido. En sus últimos respiros.

-Detenlo.... No puede llegar a nuestra señora.

Sus ojos perdieron brillo, quedando vacíos. El Guardian había muerto. Jerssien cerró los ojos a lo que Angelique miró el fallecido sin empatía o tristeza. Era solo una imagen que su cerebro guardo como algo poco relevante.

El alma del angel ascendió de su cuerpo, en forma de esfera de color dorado. Energía pura, que se movió y salió de la estructura, perdiéndose en el mar de estrellas. Jerssien se puso de pie, observando a Angelique.

-Tu, vendrás conmigo, es hora de reunirnos con tu noviecito-La tomó con fuerza del hombro, arrojandola al pasillo fuera de la habitación-¿No te emociona?

Salió al pasillo. Observando a la Ángel ponerse de pie.

-Vamos.

Ordenó y se encaminó hacía el origen de los gritos y explosiones. Angelique fue detrás de ella. Con mil incógnitas. La mayor de todas era.

¿Cómo logró llegar al Reino?

*****************
24 de Diciembre del 2018.
Abismo. Templo Abismal.

A lomos de Alwyrm. Aldrich, Volkner y Victor, el jinete, surcaron los oscuros cielos del Abismo, saliendo de la capital bajo la mirada asombrada de niños y adultos por igual. Al salir de los terrenos poblados, se adentraron en la zona no poblada. Aquella que solo era una llanura de piedras, polvo y más piedras, antes pobladas por dragones como Alwyrm. Antes de la llegada de los matadragones.

Recorrieron esas largas expansiones de terreno, buscando aquel templo. El sitio donde esa guardian se encontró con Angelique. Pero ante ellos solo había nada más que vacío y vacío.

Y piedras enormes.

-Coño de la...

-¡Allí!

Volkner señaló con su espada una formación de rocas. Parecía un cañón naciendo de la superficie y ascendiendo por unos cuantos metros antes de tornarse en un semicírculo y encerrar algo. Alwyrm giró hasta el sitio. Descendió, aterrizando en la entrada, era muy grande para poder ingresar desde arriba. Los tres hombres bajaron del dragón.

-Vale, si no está aquí voy a insultar a los dioses.

Comentó Victor tomando entre sus manos, su fusil Ak-103 con sus mejoras. En la espalda llevaba una escopeta, en el cinturón su pistola y dos espadas. Aldrich lo observó. El y Volkner solo llevaban sus espadas.

-Vas armado como si fueras a la guerra.

Observó Volkner, Víctor se encogió de hombros.

-Nunca se sabe, dudo mucho que nos reciban con mucha amabilidad.

Los tres ingresaron al cañón. Alwyrm se volvió humo y entró al cuerpo del cazador. Recorrieron por minutos, el polvoroso camino, siendo encerrados por las paredes cada vez más altas. Manteniéndose alertas ante cualquier movimiento o amenaza.

-Si me reciben con mujeres y comida no me quejaría.

Victor con el fusil listo para apuntar, miró con una mueca incrédula a Aldrich el cual le sonrió fingiendo inocencia. Volkner negó con una sonrisa divertida.

-No sería algo muy típico ser recibidos con comida y mujeres.

Añadió el regente con su tono de voz grueso y elegante. Parecía que los años lo habían vuelto un verdadero gobernante, con errores, pero fiel a su gente.

-Pero es posible. ¿No?

-No.

Aldrich hizo un puchero de tristeza, sin ver la sonrisa del cazador por su comportamiento. Fue tal la distracción del Vanguardia, que apenas notaron que habían llegado al centro de la estructura. Realmente Aldrich era el hombre para aliviar la tensión de cualquier situación.

Delante de ellos, estaba una gran estatua de una mujer, era el Abismo esculpida. Detrás de la estatua cubierta de polvo, se encontraba una gran estructura, conservada, con la apariencia de una iglesia europea de la época media. Los tres se miraron. Victor bajó el fusil dejándolo colgar del pecho por la correa.

-Bueno, acabo de recordar que dejé a Hitler en el salón del trono...

-¡Grandioso dueño!

Victor se palmeo el rostro con la risa de Aldrich. Volkner le colocó una mano en si hombro.

-Tranquilo, mientras tú estabas en la biblioteca, yo lo deje en tu habitación con agua, comida y una ratón de tela.

-Oh, Gracias.

-Ahora, entremos.

Los tres ingresaron, con un chirrido de las puertas al no tener bisagras buenas. Una vez dentro, los tres observaron la antigua fachada. Con un techo de madera, múltiples bancos dónde rezar hechos de madera. Figuras del Abismo por las paredes y al fondo, en el lugar donde estaría el cura, estaba una mujer vestida de negro, rezando. Sobre ella, estaba un destello de luz que se mantenía estático en su sitio, como si fuese un objeto que flotaba.

Los tres observaron con desconfianza a la aparentemente mujer, de la cual solo se veían sus pies. El resto estaba cubierto por su túnica. Con lentitud. Los tres avanzaron, liderados por Volkner.

La mujer se puso de pie lentamente. Se giró con velocidad hacia ellos, a lo cual un Victor bien entrenado y disciplinado alzó su fusil. Sus ojos se iluminaron de color dorado, congelando a los tres hombres en sus sitios. Sin quitarse la capa, cubriendo sus ojos, avanzó un par de pasos hacia los hombres. Victor ordenaba a su cuerpo moverse. Este no respondía, estático, sus músculos no obedecían las órdenes de su cerebro.

-Ustedes, no deberían de estar aquí, vuestra indigna presencia mancha este lugar sagrado.

A pesar de no poder mover si cuerpo, sus ojos aún respondían al igual que podía mover su boca, más no tenía algo que decir, la tenía verificada como amenaza y debía eliminarla. Sus ojos se dirigieron a Volkner y con esfuerzo a Aldrich. Veía a Volkner relajado en su sitio, a diferencia del Vanguardia que estaba tan tenso como el mismo.

-¿Quien eres tu? ¿Acaso no reconoces a tu señor?

La mujer avanzó con pies de pluma, parecía flotar, caminaba con tal delicadeza. Está continúo su avance inflexible.

-Tu no eres mi señor, yo solo respondo a mi señora. Tu eres solo un objeto para dirigir el Abismo hasta el regreso de nuestra diosa.

-Entonces, eres un Ángel del Abismo con el egocentrismo muy alto, creyendo en el regreso del Abismo. Es por seres como yo, que esto se ha mantenido.

-¡Silencio!

La mujer se detuvo tras su fuerte grito, de su túnica, sacó una larga Guadaña, con un filo dotado de destellos oscuros con un mango de madera negra. Las pupilas de Victor se dilataron ante el inminente peligro y su evidente falta de movilidad.

-¡Genial! ¡Que buena jugada mi señor!

Espeto Aldrich con ironía, observando por igual a la mujer con la peligrosa arma. Volkner solo sonrió. ¡¿Sonrió!? Victor quedó asombrado, en lo que tenía de conocer al Señor del Abismo, casi nunca lo veía sonreír y ahora sonreía a la muerte.

-Veo que eres un Ángel muy violento.

-Soy la Gran Guardiana líder de los guardianes del Abismo, y verdugo de los insolentes a nuestra madre.

La sonrisa de Volkner pasó de confiada, a retadora.

-Entonces, has valer tu título y mátame.

La reto. Ella tensó la mandíbula, apretó su agarre en su Guadaña y se acercó más rápido. Victor y Aldrich, presas del pánico ante la inminente muerte buscaban como salir de ls locura que acababa de cometer su señor.

—¡Volkner tantos años sin combatir te volvieron loco!

—¿Tanto desconfías de mi?

Victor gritaba un rotundo "Si" por dentro, pero sus esfuerzos estaban más en ubicar una forma de eliminar la amenaza que de injuriar a Volkner como Aldrich que lanzaba insultos y reclamos al confiado líder. El Cazador no entendió el comportamiento de Volkner hasta que Alwyrm intervino.

¿Tanto desconfias de tu señor, Victor?

Si, si desconfío

Victor pudo jurar el sentir como el enorme reptil sonreía mostrando sus comillos en ese espacio dentro de él.

—¿Seguro que está congelado?

Ahí fue cuando Victor decidió detallar a Volkner. Y pido ver cómo este movió sus dedos y si rostro adquiria una expresión de ansia. Ahí fue cuando Victor entendió, Volkner estaba confiado porque ese efecto paralizador no influia en él.

La mujer se acercó con su guadaña lista para cortar la cabeza del señor del Abismo. Cómo si eso fuese un juego, Volkner mantuvo su sonrisa.

—¿Listo para morir?

—¿Que tan engreída eres? ¿Este es tu hechizo de parálisis más fuerte?

—Con seres como ustedes, alguien como yo no debe de usar nada más que hechizos débiles.

—Me lo supuse.

Con una gran velocidad, un aura azul cubrió la mano de Volkner la cual extendió. Desde un extremo de la sala, un tablón de madera voló.  La mujer al notar su error gritó de ira lanzando un corte, que Volkner esquivó de un salto. Al caer, la tabla aterrizó en las manos de él y cuál beisbolista, le propinó un fuerte impacto en el rostro, rompiendo la tabla.

Ls fuerza fue tal, que la arrojó contra una hilera de bancos rompiéndola. Volkner entonces desenfundó su espada. La mujer se colocó de rodillas, apoyada en su guadaña. Una gota de sangre abandonó su rostro herido.

—¿Cómo te atreves a herir a un Guardian del Abismo?

—Soy tu señor, intentaste y seguirás intentando, digo intentar porque no vas a poder.—Volkner suspiró.—No vas a poder matarme.

Con un grito de ira la mujer se lanzó en zanfarrancho de combate al señor del Abismo. Con un corte vertical. La Guadaña soltó chispas al chocar con el suelo. Asombrada, ella vio a Volkner de pie sobre uno de los bancos.

—Te falta velocidad—Dijo con una mueca que causó rabia en la guardian. Está arrojó otro corte que el detuvo como si nada con su espada.—Y fuerza.

Otro grito surgió de la mujer. Destrozó con su guadaña el banco de madera. Vio como Volkner saltó de regreso al pasillo, sin desear perder tiempo, ella corrió hacía el, cortando de nuevo la nada, era muy rápido para ella. Se giró cortando, solo para ser detenida su arma en seco por la espada del señor del abismo, de tal modo que la punta rozo su rostro.

—¡Oh vaya!—Tocó la punta de la guadaña.—¡Que descuidada! ¡Le falta filo!

Victor y Aldrich observaban incrédulos el espectáculo frente ellos. La mujer atacaba sin piedad y Volkner solo esquivaba las acometidas de la Gran Guardiana. Jugando con ella, parecía que todo eso era un simple juego para el señor del abismo. Las carcajada de Alwyrm resonaban en la mente de Victor.

—¡Deja de huir!

Uno de sus cortes impactó en la estatua del Abismo, cortandola a la mitad. Se detuvo en seco al ver eso.

—Eso no le gustará a tu señora.

La guardian sostuvo con fuerza su arma y llevadas por una rabia colosal, se arrojó con ira sobre el señor del abismo, que la recibió con una sonrisa. Lanzó el corte, Volkner con un paso lateral lo esquivó. Colocó un pie sobre la Guadaña inmovilizandola. Su rostro dejó de ser risueño.

—El verdadero guerreo nunca subestima a su rival.

La mujer quedó fría por dentro, toda rabia desapareció y está fue sustituida por miedo al hallarse bajo un efecto paralizador, resultado de haber mirado a los ojos a Volkner. En ese punto del conflicto, los otros dos presentes no entendían lo que ocurría.

—Te dejaste llevar, no usaste tu magia y al final caiste en tu propio truco.—Volkner sonrió.—¡Eres una pésima guardian!

La mujer retomo el control de sus músculos, trató de atacar al momento en que Volkner dió un tajo preciso, directo a los ojos. Gritó de dolor, llevandose las manos a los ojos sangrantes, soltó la Guadaña y cayó de rodillas, bajo el dolor.

Victor recuperó el control de su cuerpo, sus músculos se tensaron y sus ojos brillaron de rojo al momento de salir despedido, escopeta en mano, hacia la Guardian.

Mientras tanto, Aldrich salió disparado por la tensión acumulada, sin control, contra unos bancos de madera, destrozadolos.

En su ceguera y dolor, lo último que la mujer sintió, fue el cañón de la escopeta en su pecho. El frío metal. Elevó la mirada, a dónde estaría el rostro de Victor, con brusquedad, revelando sus cuencas sangrientas. Una imagen horripilante.

—Todos morirán.

Victor disparó. La mujer cayó hacia atrás, herida de muerte, con el agujero de bala en su pecho. Su alma, una esfera de luz de color dorado que dejó asombrado a Victor, emergio y huyó hacia el destello de luz, abriendo un portal. Desapareciendo en él.

—Vaya....

Aldrich se levantó ente tanto desastre. Volkner por igual observaba el portal en lo que el Vanguardia se acercaba. El portal era negro con puntos dorados y descargas eléctricas.

—Sabes, no dudaré más de ti, Volkner.

—Siempre dices eso, nunca lo cumples.

—Cierto.

Victor se llevó la escopeta a la espalda y tomó el fusil. Su mirada fija en el portal.

—Esto no será fácil.

Suspiró Victor.

—Cuando es por amor, nunca lo es.

Agregó Volkner.

—Bendito sea el amor.

Agregó Aldrich.

Sin más dilación, los tres saltaron dentro del portal. Viajando así, al famoso y misterioso Reino de los Ángeles.

Apenas comenzaba el caos.

******************
25 de Diciembre del 2018.
Venezuela. Lara. Zona Industrial.

El grupo de Mercenarios, bajo el seudónimo de La Muerte Fantasma habían recibido la dirección de encuentro. En un almacén abandonado de la zona industrial. Para tomar medidas preventivas por la extrañeza del contrato ante una posible trampa, el grupo se dividió en dos.

Laury, dirigiendo el primer grupo en compañía de Gamaliel, Carlys, Azul y Ana, ingresaron a la zona de almacenes.

—El sitio es el almacén... 1-24

Siguieron caminando bajo el tenso silencio de ls fría noche. Cada quien empuñando sus armas. Laury poseía un Subfusil Mp5 con silenciador. Gamaliel que iba a su lado, tenía un Steyr Aug. Carlys llevaba un arco compuesto, Azul una escopeta de combate y Ana llevaba cuchillos arrojadizos.

—Sigo diciendo que esto es una mala idea.

Se quejó Ana por la tensa situación en la que estaban.

—Deja de quejarte, si ya estamos aqui, ya es tarde para arrepentirse.

Continuaron avanzado, pero las quejas y temores seguían. Era normal, pues ellos siempre tenían la ventaja. Pero no todo es constante.

—¿Y si resulta ser una trampa?

Dijo Azul con nervios a lo que Carlys sonrió de lado, casi en una mueca.

—No es una trampa Azul, si fuese una trampa ya estaríamos muertos.

—Pero...

Laury intervino.

—Coño ya les dije que no nos van a matar.

—¿Y como estás tan segura?

Retó Ana, Gamaliel suspiró ante la muy probable discusión que se venía.

—¡Si nos quisieran matar, ya nos estarían disparando por lo distraídas de ustedes!

—¿Y si nos piensan meter presos?

—¡Entonces este lugar estaria lleno de patrullas del FAES!

Ahí fue cuando gracias a su escándalo, desde la radio el segundo equipo intervino. Estos eran el equipo de vigilancia, confirmado por César, controlando el fusil de francotirador M-200 Intervención  y de Bruno que era su avistador. El radio sonó, era la voz de César.

—¡Coño mujeres cálmense que sus peleas solo van a empeorar la cosa!

Ambos estaban sobre unos almacenes a una distancia considerable de ellos. Al borde del techo, con el fusil apoyado. En ese momento Bruno trató de tomar el radio.

—Dame eso que voy a decirles algo.

—No, el radio es mi responsabilidad.

—Pero préstame eso.

—No.

Y comenzó otra discusión por el radio, dónde ambos, con las manos en el aparato, empezaron a pelear por uso de este. Entre jalón y jalón, el radio se resbaló y cayó al vacío, bajo la mirada de ambos.

—Culo.

Espeto Bruno, luego el miró a César. El joven de grandes músculos le miraba con molestia.

—¡El coño de tu ma...

Volviendo con el primer grupo, la discusión hubiera seguido de no ser por Gamaliel que ubico el almacén.

—Señoritas, este es el almacén.

Señaló Gamaliel. Unas enormes manparas de metal con el número 1-24 pintado, con la pinturas cayéndose, estaba ante ellos. La atención en la discusión desapareció y todo estaba en ese almacén. El segundo grupo ahora vigilaba incomunicado, observando los posibles peligros. Hasta ahora, ninguno.

Antes de ingresar al almacén, el ruido de un objeto metálico al caer atrajo la atención y las miras de la Muerte Fantasma. Frente a ellos, saliendo de un callejón, apareció la figura de uno de sus mayores dolores de cabeza y compañía.

—Loreannys...

—Laury...

Ambas mujeres se miraron con cierta rivalidad. Allí estaba Loreannis. Líder de los Protectores, junto con todo su equipo. Un total de 7 con ella. Los últimos protectores.

—¿Que hace una parrilla andante como tú por aquí?

Pregunto laury burlándose del control del fuego de la mujer. Sin dejar de apuntarle. Ella se veía relajada con su espada de doble filo en la mano. No sabía que un fusil de francotirador ahora mismo le apuntaba en la cabeza.

—Negocios, conociendo a los asquerosos mercenarios de La Muerte Fantasma, supongo que están aquí por lo mismo.

—Y no te equivocas.

Una tercera voz femenina rompió la escena. Ni César supo el momento exacto de la aparición de esa figura, era como si hubiera salido de la nada. La mujer cubierta bajo la túnica, sonrió a los dos grupos.

—Yo soy quien les ha llamado aquí, bajen sus armas, pues me interesa que ambos colaboren en esta misión.

Loreannis la miró con burla.

—¿Colaborar para matar a un simple adolescente?

La sonrisa de la mujer se expandió ante ese comentario.

—No es cualquier adolescente.

Y eso le dió muy una mala espina a Laury.

Por lo visto esa sería una noche larga.

Lo único bueno de la CUARENTENA es el tiempo para escribir. Díganme como la llevan en su país, como lo manejan.

Bueno, aquí tenemos otro capítulo más, espero hayan disfrutado de los Soundtrack que elegí para este en concreto. Ya introduje una nueva serie de personajes que darán mucho que hablar.

Nos veremos en el Próximo Capítulo: El Reino de los Ángeles II

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro