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Capítulo 38 "Inhumano"

2 de Noviembre del 2018
Abismo. Castillo del Abismo.

Reunidos en la sala del trono, estaban Volkner, Dracks, Aldrich y Victor. Tras los dos últimos eventos ocurridos y con la pronta llegada de los ascensos, tenían la presión y responsabilidad de encontrar a los causantes de los dos últimos asesinatos.

-¿Así que solo lo mataste, sin juicio?

Victor se encogió de hombros ante la pregunta de su señor. Volkner suspiró.

-Ya no eran útiles.

Aldrich negó, en desacuerdo con esa respuesta.

-Aun así, Victor, no puedes matarlos porque sí, hay leyes que respetar.

La mirada del Cazador se posó de forma inmediata en su guardian, compañero y casi padre.

-Como Cazador, tengo la Libertad de saltarme las leyes del Abismo, con tal de salvaguardar la integridad y prosperidad del mismo.

-Pero de algún modo, debe de haber algo que te regule y controle.

-Mi compromiso como Cazador es para con su gente y su Señor.

-Señores, nos estamos desviando del tema.-Intervino Dracks.-Victor los mató, bien, como agente de inteligencia tiene esa jurisdicción. Fin, pasemos a lo importante. ¿Que les sacaste?

Volkner fijo la mirada en Victor. Interesado en esa respuesta. Realmente, la vida de esos hombres importaba poco con la información que poseían.

-Los líderes de todo esto, están asentados en una Ciudad más lejana, más que Gerfeullem, desconozco cual sea, sus planes son desestabilizar el Abismo y entre ellos está el gobernador de Dormenst.

Victor y Volkner compartieron una sonrisa. El señor del Abismo arqueó una ceja ante esa información. Realmente era un buen motivo para sacarlo a patadas del puesto y tomar la Ciudad por la fuerza.

-Un paso a la vez, si lo que dices es cierto, entonces tienen influencia en todo el territorio, son sutiles, como un fantasma, no podemos lanzarnos a otro conflicto abierto, la gente no lo querría.

Los tres asintieron. Volkner se llevó una mano a la barbilla.

-La población no querrá más pérdida de suministros en Guerra, no antes de reponernos.-Aldrich gruñó.-Por ahora no nos concentremos en ello, debemos de tomar medidas para el acto de los ascensos.

Victor, que se mantenía estático en su sitio, frunció el ceño por aquello que dijo Aldrich.

-¿Creen que intenten atacar durante el acto de ascensos?

-Eso es correcto, Victor, piénsalo, estará reunido todo el alto mando militar y mi persona, el único que no figura allí son tú, Aldrich y Rosamund, por supuesto encierro por desobediencia.-Volkner se puso de pie.-Aun así ¿Crees que perderán la oportunidad de acabar con todos nosotros de un solo ataque?

-Creemos que, del mismo modo que han comprado a hombres nuestros, pueden tener infiltrados en la Academia.-Advirtió Dracks.-Por lo que todo ser allí dentro puede ser un posible infiltrado.

Victor dió unos pasos, analizando todo lo que se le había dicho. Si era así, con todo el personal que había allí, en la academia, sería difícil averiguar a primeras, quien podría ser un infiltrado.

-Juguemos a su juego, entonces, envíenme allá como instructor de los cadetes, yo llamaré la atención, Aldrich y Rosamund pueden de encubiertos, si yo no los descubro, ellos podrán hacerlo.

-¿Y yo que?

Victor dirigió la a Dracks apuntandole con un dedo.

-¡Tu irás conmigo!

Dracks no aporto nada más, pero si mirada era digna de comedia. Victor miró a su señor esperando su aprobación.

-Bien, hagan lo que sea necesario, solo no llamen la atención. Necesitamos ser discretos.

-Así será.

Respondió seguro Victor.

************"******
3 de Noviembre del 2018
Abismo. Academia Militar del Abismo.

Una camioneta negra se detuvo en la entrada a la Academia Militar imperial del Abismo. Victor descendió con su uniforme de Gala, acompañado de una escolta de los Spectre. Comenzaba a retractarse de su decisión. Pero debía de seguir hasta el final. Junto con él, iría Dracks, igual vestido de gala.

Escoltados por los Spectres, ambos oficiales ingresaron a la Academia. A los minutos, de la camioneta bajaron Aldrich y Rosamund, con sus uniformes negros y equipo completo. Sin fusiles, solo pistolas de reglamento.

En el patio de la academia estaban formadas las distintas compañías. Todos con sus uniformes grises, de gala. Frente a ellos, el rector de la academia, un general. Los distintos maestros, instructores, y los Alférez Mayor.

En ese momento, irrumpieron en el patio, los dos oficiales escoltados por los comandos. Por un momento, Victor se sintió intimidado por tantas miradas encina de él. Luego, la ira dentro de él, fué el motor que le hizo seguir adelante sin pena alguna.

Al llegar fue recibido por el general y todo el personal. Compartiendo fuertes apretones de mano. Hecho eso, la mirada de todos ellos regresó a los cadetes, que estaban firmes, sin mover un pelo. Gran disciplina.

-¡Buenos días Cadetes!.-Exclamó el General.

-¡Buenos días Mi General de División!

-¡Jóvenes Cadetes, futuros oficiales del las distintas ramas de las fuerzas armadas Imperiales del Abismo! ¡Les presento al Teniente Cazador Victor Pérez!

Victor examinó con la mirada a cada uno de los cadetes. Buscaba nervios. Algún indicio de miedo, buscaba al traidor, quería hallarlo. Deseaba que estuviera allí, que titubease, que le diese un motivo para cortarle la garganta. Pero no hubo nada.

-A partir de hoy, el Teniente Cazador se incorporará a nuestra academia, para ayudar a formar al futuro oficial, trayendo conocimientos del combate real a la formación de ustedes. Ahora, dejemos que nuestro Teniente Cazador les dé unas palabras.

Inhalando profundamente, Victor dió un paso al frente, hacia todos los Cadetes. Debía de imponerse un respeto.

-¡Antes que nada! ¡Buenos días. Cadetes!

-¡Buenos días mi teniente cazador!

Victor había Sido cortado en seco. No esperaba que le respondiesen, nuestra de su buena disciplina. Victor sonrió ante eso.

-¡Algunos me conocerán, otros no! ¡Soy el teniente Cazador Victor Pérez. Comandante del Primer Batallón de Infantería de Choque, aquel que evitó la victoria de los merodeadores en la batalla de las llanuras sangrientas! Estaré aquí como su instructor por un tiempo.

Victor se tomó la libertad de caminar hacia los jóvenes en formación.

-Les estaré exigiendo lo más de ustedes, los prepararé junto con el Capitán Dracks, para los futuros conflictos que podrá tener el abismo, al que ustedes han jurado servir y proteger. Soy muy duro pero soy muy justo. Espero que en este turno que esté aquí, tengamos una buena relación.

Victor regresó con los demás oficiales. Luego, el rector de la academia dió las instrucciones del día. Para luego darles el mando de cada compañía a su oficial correspondiente. El rector les pidió a Víctor y a Dracks que le acompañasen hasta su oficina.

Mientras se alejaban. Victor miró por encima del hombro a los Cadetes. No había encontrado a un posible infiltrado. Se dijo que tal vez, no era ningúno de ellos, sino alguien del personal.

Recorrieron pasillos y pabellones. Pasaron por varías puertas hasta llegar a la oficina del rector dónde tomaron asiento junto con el rector.

Victor ojeó el lugar. Estanterías con libros, archiveros, ventanas con cortinas, típico escritorio de madera con algunos papeles desparramados. Típico. A Víctor ya le aburría la monotonía.

-Iré al grano porque, esto algo ocupado y supongo que ustedes igual. ¿Creen poder encontrar a algún sospechoso?

Victor en ese momento miró al suelo. No, no estaba seguro, él no era detective, era un cazador, un arma. Se dijo que para resolver esto y ver más allá de lo común, debería de comenzar a familiarizarse con su visión de Cazador.

-No es cuestión de creencias, es cuestión de que vamos a hacerlo.

Respondió un Dracks muy seguro. Victor gruñó por dentro, él no estaba tan seguro, se dijo que debía de esforzarse, puesto que toda esa responsabilidad caía en su persona. Que cosa más molesta, ¿Acaso no podía estar sin problemas y dejarlo sufrir en paz su perdida?

Inconscientemente, su mano apretó la cruz que llevaba en el pecho.

-Esto es muy importante, debemos de encontrar a cualquier posible sospechoso, ese acto debe de salir perfecto.

-Con todo respeto, señor, no nos importa el acto, nos importan las vidas de ustedes, nuestros generales.

El rector asintió con una leve mueca. Su atención luego fue hacia el cazador que tenía la cabeza baja y que apretaba con fuerza su puño, parecía tener una especie de ataque de nervios. Eso lo extrano mucho.

-¿Que opina usted, Teniente Cazador?

Victor alzó la mirada de golpe, sus ojos rojos y los negros del general se encontraron.

-Bueno...

Mientras tanto, Aldrich y Rosamund se habían colado a una zona alta de la academia, desde la cual podían tener vista del patio completo. En ese momento, estaba vacío, a esa hora, todos debían de estar en el comedor. Los dos estaban con prismáticos, observando pacientemente el sitio. Era perfecto. Los polvorines estaban dónde estaban ellos y por ende, si alguien quería jugar con explosivos, tendría que pasar por encima de ellos.

Pero por el momento todo estaba despejado.

-Solamente puedo pedirle confianza en nosotros.-Le dijo Victor al rector.-Mi presencia aquí es para sacar de su escondite al infiltrado.

-¿Quiere decir que usted es un señuelo?

Preguntó con asombro el rector. Victor, sin inmutarse, si miedo o nervio respondió, simple y llanamente.

-Si.

El rector lo miró sin creerlo. Usualmente los oficiales dejan ese tipo de trabajo a sus subalternos. Realmente este joven no era como ningún otro oficial que el hubiese conocido.

-Usted es temerario.

-Yo no lo veo así.

-¿Cómo le ve?

-Digamos que solo hago el trabajo que se me pide, sin tener que darle la responsabilidad a otro que sea de menor rango, porque es mí trabajo y por ende mí responsabilidad de que se cumpla.

El rector asintió.

-Eso es, admirable.

Luego de haber definido los últimos detalles, aclararon con Victor que el no estaría fijo en ninguna compañía sino que se iría rotando. Finalizado aquello, salieron de la oficina, caminando por los pasillos hacia el punto de encuentro con Aldrich y Rosamund.

-Lo veo muy difícil, me refiero a encontrar a los traidores antes del 7 de Diciembre.

-Solamente hay que presionarlos lo suficiente, como para que ellos salgan por su cuenta.

Una vez llegados a la recepción, dónde una cabo segundo, cumplía las funciones de secretaria. Ella les dedicó unas "Buenas tardes" que ellos respondieron. En pocos minutos, llegó la pareja con uniforme y equipo completo.

-Muchachos, ¿Que tal les fué con los cadetes?

Preguntó Aldrich con su tono burlon de siempre. Por lo menos, eso era algo que nunca cambiaría, supuso Victor.

-No hicimos gran cosa, nos presentamos y les dedicamos unas palabras, por el momento no tengo sospechosos.-Victor vio en ese momento, por el rabillo del ojo, a un cadete llegar con equipo de limpieza.-Hablamos con el rector, me asignará hoy un catre en el pabellón de oficiales, que es en dónde dormiré estos días. ¿Ustedes qué tal?

Rosamund hizo una mueca y Aldrich negó. El curioso cadete se mantuvo allí, abriendo la puerta del cuarto de limpieza con lentitud para oír lo que se decían.

-No Hubieron movimientos extraños, nos retiramos luego de que iniciasen las prácticas de orden cerrado en el patio de la academia.

El joven frunció el ceño. Con sutileza dirigió la mirada hacia ellos. Se desconcertó por un detalle.

Faltaba uno.

-¿Está interesante la conversación?

El joven se sobresaltó, dando un traspié a un lado. Con rapidez miró al oficial.

-Le recomiendo por su bien, si no quiere acabar en el Campo Disciplinario del Abismo, que se le olvide lo que acaba de oír.

El joven asintió con nerviosismo, antes de salir corriendo del sitio lleno de miedo. Victor lo miró desaparecer por un pasillo antes de volver con sus compañeros.

-Pobre joven estaba pálido.-Se burló Aldrich.

-Bueno, debemos de idear un plan para encontrar a esos traidores.-Dijo Rosamund con seriedad.

-Por el momento, nosotros nos encargaremos de buscar y meter presión a los cadetes, veamos si el estrés los hace salir.-Victor sonrió.-Ustedes podrían vigilar e investigar, cualquier sospechoso que vean. Debemos de trazar un plan.

Ese día, el grupo se separó. Aldrich y Rosamund se fueron al cuartel de los Spectre, mientras que Victor y Dracks se dirigían al pabellón de los oficiales, equipaje en mano. Pasaron junto a la dirección, luego entrando al pabellón. Allí, estaban reunidos, en la sala, un grupo de Tenientes, un par de capitanes y un Mayor jugando cartas. Ignorando la presencia de los recién llegados. Dracks arrugó el ceño. Ese mayor se le hacía conocido.

-Buenas noches.

Uno de los capitanes alzó la mirada, sonrió al ver con sus propios ojos al famoso Teniente Cazador. El hombre se puso de pie y el juego se detuvo con la mirada del resto de oficiales.

-Vaya, hemos estado esperando su llegada, señor.-El Mayor le dió la mano a Víctor, el correspondió.-Mayor Dolchst.

Fue cuando Dracks lo recordó.

-Teniente Cazador, Victor Pérez. El es el Capitán Dracks.

La cejas del Mayor se alzaron. Sonríendole al joven. Este le devolvió la sonrisa.

-¡Dracks! Ha pasado un tiempo.

-Eso mismo opino viejo.

Ambos compartieron un abrazo. Victor, ajeno a su camaderia, observó sus alrededores y a los demás oficiales. La sala estaba junto a un pasillo con múltiples puertas, supuso que allí estarían los catres. Victor pasó a ver a los oficiales, mientras Dracks y Dolchst hablaban. Los Tenientes se veían jóvenes, muy jóvenes, los capitanes estaban relajados y centrados en su juego, parecían no prestarle atención a su presencia.

-No se preocupe, señor, no es que le ignoren, solo están concentrados en su juego.-Victor dirigió la mirada al Mayor.-¿Supongo que vienen a buscar su catre no?

-Si.

-Siganme.

Se adentraron en el pasillo, dejando atrás a los hombres y si juego. Victor decidió descartarlos por el momento, no dieron ningún indicio sospechoso. Pasaron varías habitaciones, hasta que se detuvieron frente a una.

-Esta es la del Capitán Dracks.-Indicó el Mayor.

El hombre asintió. Se despidió de ambos y se adentró en su catre. Siguieron por el pasillo hasta la antepenultima habitación. Allí se detuvieron.

-Esta es la suya, mi Teniente Cazador.

Victor asintió. Le dió más gracias y se despidió. Al ingresar dejó su maleta debajo de la cama. En ella solo llevaba ropa, más que nada su ropa táctica. Tras eso, ojeó rápidamente el lugar. Era una simple habitación, con una cama tipo militar, una mesa de noche, un locker grande y una mesa de trabajo. Victor vió una nota pegada a la cerradura del locker. La tomó, ojeandola con una sonrisa que crecía cada vez más.

"La contraseña es 1945. Dentro te dejé unos regalitos, solo un adelanto, de parte del herrero"

~Volkner~

Victor ingresó la contraseña. Con un click, el locker se abrió, fue cuando el joven vio porqué era así de ancho el locker. Adentro estaban un par de pistolas, una Colt.45 nueva y reluciente, la otra era una Glock de auxiliar. Una navaja y otra espada plegable con la hoja nueva. Además estaba un chaleco antibalas para protección de VIP. Además había una escopeta de combate.

-¡Te amo Volkner!-Exclamó con una sonrisa.

Victor supo que con todo esto, tendría garantizado una misión éxitosa, solo quedaba el detalle más grande.

Encontrar a los traidores.

-Bueno, es hora de hacer al menos unas flexiones.

****************
4 de Noviembre del 2018.
Abismo. Academia Militar del Abismo.

Los cadetes de la primera compañía dormían plácidamente, solamente faltaban aquellos que estaban de guardia. Fue cuando a los dormitorios ingresó Victor acompañado de Dracks y el Mayor Dolchst. El teniente Cazador se paró ante las literas.

-¡Cadetes buenos días!

Al instante, todos los cadetes despertaron, respondiendo un "Buenos días" mientras bajaban de sus camas, aún con sueño en ellos.

-¡Atención! ¡Firmes!

Los jóvenes adoptaron la posición de firme, chocando los talones de sus pies. Quedando rectos.

-Son las 5:00 de la mañana. ¡Procedan a acomodar las camas!

Apenas fue Dada la orden, los cadetes no acostumbrados a la presión, debido a que los anteriores instructores se habían vuelto muy blandos. Dracks les gritaba presionandolos. Para meterles más presión, Victor contaba con rapidez. Cuando llegó a 30 se detuvo.

-¡Firmes!

Los jóvenes se pararon firmes junto a las literas, Victor comenzó a caminar frente a ellos, con las manos empuñadas.

-¡Tienen que aprender a trabar bajo presión! ¡En el combate de verdad no pueden ser lentos! ! Terminen de arreglar las camas!

Los jóvenes con rapidez se lanzaron a la tarea. Bajó los constantes gritos de Dracks. Victor llegó al 30 de nuevo.

-¡Firmes!

-¡Se queda quietos!

Gritó Dracks. Victor ojeó las camas. Estaban bien, luego se dirigió a los cadetes.

-Tienen 30 minutos para asearse, en orden a los baños ¡Ya!

Los jóvenes fueron en formación hacia los baños. Allí se cepillaron, bañaron y afeitaron. Volviendo a las habitaciones.

-¡Uniforme de Faena ya!

Los cadetes corrieron a su respectivo baúl, sacando los uniformes grises del ejército. Con rapidez se colocaban los pantalones bajó los constantes gritos y presión de Dracks. Apenas pasó un minuto.

-¡Firmes!

Los jóvenes, a medio uniforme se pararon firme junto a las literas, Victor negó.

-¡Tenderse sobre los puños! ¡Quiero 20!

Los jóvenes se colocaron en posición, como si fuese una flexión, con los puños en el suelo. Para sorpresa de todos, Victor realizó el castigo con ellos, haciendo las 20 flexiones todos.

-¡Uniformarse ya!

Con la misma presión los jóvenes se colocaron guerrera y gorra, terminando de uniformarse, parándose firmes sin necesidad de orden.

-Bien, todos, dirigirse al patio para revista de compañía. Necesito día voluntarios para secar las duchas.

Dos cadetes se ofrecieron, sus nombres fueron colocados en la lista de compañía como presentes. Los demás, en fila, se dirigieron al patio de la academia, dónde eran apenas la primera compañía en llegar.

-¡Formación!

Ordenó el Teniente Cazador. Los jóvenes se ordenaron en ocho columnas. Quedando firmes. Victor les dió las órdenes para tomar las distancias necesarias entre cada uno. Luego Dracks, por órdenes del cazador, pasó revista de cada miembro de la compañía. Bajo la atenta mirada de Victor. Buscaba un algo y no lo encontraba. Cuando ya iban casi terminando la lista de los jóvenes, el cazador notó algo.

Los dos cadetes aún no regresaban de la limpieza.

Sin decir nada, se dirigió hacia las duchas. Antes de irse, vió llegar a las otras compañías. Se adentró en las instalaciones, llegando al pabellón y dirigiéndose a las duchas.

Al llegar allí, se confirmó su sospecha. Las duchas estaban vacías. "Guarda la calma" se dijo a si mismo. Salió rumbo al pasillo. Un conserje pasaba por allí.

-Disculpe la molestia, señor, ¿No vió usted a día cadetes por aquí cerca?

El anciano le sonrió y acto seguido contestó:

-Hace varios minutos ví a dos jóvenes dirigirse a la cantina.

Victor asintió.

-Muchas gracias.

Sin dilación, emprendió el rumbo a la cantina. Oyendo al humilde anciano decir una frase que le hizo pensar.

-Gracias a usted por ser amable.

Atravesó varios pasillos, topandose con el personal de limpieza, administrativo y algún que otro cadete. Pasó por el comedor y cocina, llegando a la cantina que para ese momento estaba cerrada. Múltiples pensamientos invadian la mente del cazador. ¿Que estarían haciendo en la cantina? ¿Acaso serían ellos los infiltrados?

De todos modos. Por seguridad, desenfundó su arma. La cantina era una estancia con mesas y sillas dónde todos podían disfrutar de varías golosinas y postres que deseasen comprar.

El mostrador estaba cerrado, pero la puerta estaca abierta. Con lentitud se acercó, empujó con lentitud la puerta y se adentró en el almacén de la cantina.

En una esquina, pudo ver las sombras de los cadetes. Sin dudar, salió de la esquina con rapidez, apuntando. Pero su decepción fué inmediata.

-¿Se están comiendo el dulce de los postres?

Los dos cadetes se sobresaltaron al oír la voz del Teniente Cazador. Ambos miraron hacia atrás, topandose con la molesta mirada carmín del oficial. No pasó desapercibida la pistola que llevaba en su mano. Victor la enfundó.

-Larguense, ya les aplicare vuestros respectivos castigos.

Ambos cadetes, abandonaron con rapidez la zona. Victor suspiró con las manos en la cintura. Solo fue una falsa alarma que le frustró.

Entonces la radio que llevaba consigo en el cinturón, sonó.

-Victor, aquí Aldrich, hemos llegado a la academia, seguiremos con nuestro plan, corto

-Copiado, atento a cualquier evento fuera de lo común. Corto.

Victor a acomodó el radio en el cinturón. Salió del sitio, dirigiéndose a los pasillos. De reojo vió que apenas él ingresaba al pasillo, una figura, al extremo opuesto, desaparecía por la esquina.

Sin prestarle atención, Victor se dirigió a la oficina del rector a contarle lo sucedido. Detrás de él, aquella extraña figura volvió a mirarle.

Tras haber hablado con el rector, el joven oficial notó que casi toda la mañana se había ido, eran las diez. Decidió ir al patio con los jóvenes de la primera compañía, que apenas iban en primer año.

Al llegar, el Mayor Dolchst estaba dando una clase de lectura de mapas, uso de brújulas y estimación de distancias. Dracks, que estaba como auxiliar, al verle llegar se acercó a él.

-¿Dónde estuvo metido toda la mañana?

-Hubo una falsa alarma, dos cadetes fuera de sitio, se estaban comiendo el dulce de los postres.

Ambos negaron. Entonces Victor se acercó al Mayor que en ese momento estaba dando la parte teórica del uso de la brújula. Dolchst al verle, sonrió.

-Ah, cazador, los cadetes preguntaban por usted.-Ambos compartieron un apretón de manos.-Su ausencia fue repentina.

Victor asintió, dirigiendo luego la mirada al grupo de cadetes.

-Me disculpo por la ausencia muchachos, estuve resolviendo unos asuntos con un par de cadetes.-Victor les dedicó una dura mirada.-Ustedes saben quiénes son.

Hubo una risa general. El Mayor, se dirigió a Víctor.

-Mi Teniente Cazador, hasta donde sé, usted y los Spectres son expertos en estimar distancias.

Victor lo miró intrigado. Sonrió levemente.

-¿Como sabe usted eso?

-He oído historias. Creo que usted sería perfecto para darles una clase a los jóvenes.

El cazador asintió, volviendo la mirada a los cadetes.

-Los rumores son ciertos, al carecer de equipo nosotros tuvimos que adaptarnos a estimar las distancias con nuestro instinto.-Victor caminó hasta detrás de los cadetes.-Todos, miren hacia acá.

Los jóvenes, que estaban sentados en el suelo, volvieron la mirada al Teniente Cazador, girandose en sus lugares.

En ese momento, ingresaron al patio un pareja poco vista. Era la famosa y respetada Sargento Supervisor, Alexa Lawrence, acompañada por su alma gemela. Edison Amaro. Ambos iban vestidos con sus uniformes de camuflaje gris, ella con su extravagante cabello azulado y Edison con su cabello negro largo, acomodado en una cola de caballo. La mirada de ambos cayó en Victor. En seguida lo notaron, había cambiado, tanto su forma de pararse como de caminar.

-¿Cuántos metros hay de aquí a ese árbol?.-Preguntó señalando el árbol casi al final del patio.

-100 metros.

-No.

-400 metros.-Intentó otro.

-No.

-300 metros.

Victor asintió.

-¿Cómo lo supiste?

-Son, dos canchas de fútbol.

-Exacto, esa es la idea, tomen el conocimiento, las referencias que tienen y multipliquenlas. Por favor, sean realistas, no vayan a usar su pene como objeto de medición y decir dos kilómetros.

La sonrisa del cazador causó una gran carcajada general. Dracks incluso sonrió. Se podía decir que Victor tenía un sentido del humor poco común.

-Al final de todo, esto es solo una de las múltiples herramientas que tendrán, pero llegado el momento, deberán de confiar en vuestro instinto.

La mirada de Victor se enfocó en la pareja que se había detenido junto detrás de los cadetes, algo separados, para oír la clase. Alexa sintió su cuerpo helarse, al ver la mirada carmín del cazador.

-Ahora los dejaré con el Mayor Dolchst para que prosiga con la clase, pero antes les daré una noticia, dentro de poco, no se cuándo, se abrirá un curso de formación para aquellos que quieran ser un Spectre. Mayor Dolchst son todo suyos.

Victor se alejo de la morada de lis jóvenes, mientras que el oficial superior retomaba la lección. Se acercó a la pareja, deteniéndose junto a ellos. Sus miradas chocaron por momentos, Dracks se acercó a su superior, notando la tensión del ambiente. Victor no sabía que decir, y al notar eso, Alexa inició.

-Victor... Has cambiado.

El cazador sonrió de lado.

-Ustedes siguen iguales. El verlos aún me da diabetes.

Edison sonrió ante eso. Alexa soltó una baja risa.

-¿Ahora das clases a los cadetes?

Preguntó la peli azul. Victor suspiró dándole una mirada a los jóvenes.

-Necesitaba un respiro, según los psicólogos no estoy muy bien de esto.-Dijo señalando con un dedo su cabeza.

Alexa hizo una mueca de tristeza. Entendió A la perfección el porqué de ese mal en su cabeza, según él.

-Escucha, Victor, me enteré de lo que pasó.

-Si, desafortunado incidente.

La frialdad, con la que manejó eso la dejó fuera de lugar. No esperaba oír un tono tan frío, cuando ella se enteró de lo destruido que estaba.

-Mira, solamente quiero decirte que, si necesitas alguien con quién hablar o desahogarte, puedes buscarme, tengo dos semanas de permiso.

-Gracias, Alexa, pero no trates de sentirte como yo, nunca entenderás, mi dolor, a menos que pierdas a Edison.-Victor lo miró fijamente, haciéndolo estremecer.-Pero me encargaré de que eso no pase.

En ese momento, Aldrich y Rosamund estaban patrullando por la dirección general. Cuando subieron al segundo piso y giraron en una esquina, hacia el pasillo donde estaba el rector, se encontraron con su mejor oportunidad.

En la puerta del rector, agachado, estaba un hombre cubierto por una gran capa negra. El ser estaba tratando de forzar la puerta. Se giró al oír las pisadas, avistando a los dos recién llegados. Corrió.

-¡Alto!

Gritó Aldrich, comenzando la persecución. Lo persiguieron por un largo pasillo, antes de bajar de un salto por las escaleras, con la pareja en sus talones. Aldrich tomó el radio.

-Por más Cazador que seas, ni puedes protegernos a todos.-Afirmó Edison escéptico.

Victor se acercó a él, con las miradas de ambos chocando. La carmín y la marrón.

-Esta calavera, que porto en mi cuello, significa la Muerte que llevo y esta estrella, significa el sacrificio que estaré dispuesto a hacer. Solo por preservar la felicidad de los seres del Abismo.

Antes de que Edison pudiera responder, la radio de Victor sonó.

-¡Victor! ¡Estamos persiguiendo a un sospechoso, en dirección al comedor!

-Copiado, voy hacia allá.

Victor cortó comunicaciones, él y Dracks sabían que hacer. Pero, Edison y Alexa habían oído aquello. No tuvieron más remedio.

-Ustedes dos, conmigo, es una orden.

Y sin más, los cuatro emprendieron una carrera desenfundando sus pistolas.

Mientras, Aldrich y Alexa perseguían al sospechoso. Llegaron a un pasillo, dónde uno de los conserjes estaba limpiando. El hombre empujó con rudeza al anciano, tomando el cubo de agua, arrojándolo a sus perseguidores. Aún así, lograron mantener el ritmo.

Entró al comedor donde estaba almorzando un grupo de oficiales. Al verlo entrar así, se interpusieron en su camino. El hombre subió a la mesa, arrojando a los lados los platos y cubiertos.

Para su sorpresa, frente a el surgió la sombra de ojos rojos de Victor. La misma lo atacó con la hoz, la cual bloqueó con una daga. Le arrojó dos ataques más, los cuales esquivó. La segunda puerta del comedor se abrió de golpe, dejando ver al cazador.

Victor no dudo y disparó dos veces. El hombre se arrojó a un lado, lanzando una bomba de humo. Al salir del humo se encontró de frente con Edison. Se hizo hacia atrás, topandose con Alexa.

Luego sintió un duro golpe en su cabeza, cayó de rodillas, viendo un par de botas bien lustradas.

-Buenas noches.

Lo siguiente fue una dura patada en su rostro, dejándolo inconsciente. En ese momento, Dracks le quitó la capucha. Frente a ellos había un hombre de piel blanca y fracciones enfermizas, como sus grandes ojeras.

-Bien, llamen a los Spectres, que lo lleven a la...

Corriendo al sitio, llegó el rector, se notaba agitado por la gran carrera. Victor y todos los presentes le miraron asombrados.

-¡Han robado los polvorines!

Decir que la expresión de todos fue una de asombro, se quedaría corto. La expresión de rabia e impotencia en el rostro de Victor dejó algo asombrada a Alexa, era la primera vez que la veía. Por otro lado, Rosamund, ya conocía esa tétrica miradas.

Al llegar al polvorín se encontraron con dos guardias que recién recobraban la consciencia. El Cazador ojeó el sitio, faltaban varios barriles de polvorium.

-¿Cómo ocurrió esto?

Le preguntó a los dos guardias. Uno de ellos, el que estaba menos aturdido, le dió una respuesta poco satisfactoria.

-Lo único que recuerdo, es que dos oficiales llegaron con una escolta de soldados, tenían el rango de Teniente Coronel.-El guardía acarició su nuca.-No sospechamos de ellos, sus soldados nos dejaron inconscientes.

-Bien, mierda, genial joder.

La rabia comenzaba a apoderarse de él y lo sabía. Su comportamiento no era el suyo normal, por lo cual decidió alejarse.

-Capitan Dracks, quiero que informe de toda esta operación e incluya a los sargentos Edison y Alexa.

-Pero...

-¡Es una orden!

Exclamó Victor. Todos quedaron fuera de base. Sin más el cazador abandonó el sitio, dándole un golpe a la puerta en su salida. Se dirigió a su catre. Una vez allí se encerró. Se quitó el Kepis, y la guerrera de gala. Dejando ver el chaleco por encima de su camisa. Se quitó el cinturón donde llevaba la pistola.

Al sentarse en la cama suspiró. Todo era cada vez más complicado, no le gustaba fallar. Se había dicho que no fallaría de nuevo. No sé había dado de cuenta, pero en su mano sostenía con fuerza la cruz de plata al notar ello, la llevó frente a sus ojos observandola.

-Que su recuerdo sea tu fortaleza.

Fueron las palabras de Alwyrm en su mente, para luego dejarlo en paz. Victor suspiró, y con tristeza, le dió los acostumbrados tres besos a la Cruz.

La hora de dormir llegó al Abismo. Pero esa noche se llenaría de sangre. Fue un error haber creído que todos los Acechadores murieron con Gael en Gerfeullem. No, había quedado un grupo, a las órdenes del Híbrido y su Nueva causa.

Estos recibieron nuevo equipo, como armas nuevas y chalecos antibalas. Sus órdenes eran sencillas. Asesinar a Víctor y luego causar una masacre en la academia.

En ese momento, cuando todas las luces se apagaron y la gran mayoría dormía, se infiltraron en la academia. Victor meditaba en su habitación, plácidamente.

-Tenemos compañía.

Victor abrió los ojos.

A los pocos minutos, tres Acechadores estaban en su puerta, uno en cada lado y otro listo para ingresar y matar. Con lentitud, movió el pomo. Estaba abierta, sin dudar, la abrió de golpe. Apenas puso un pie dentro, una potente detonación resonó en el pasillo. El Acechador salió disparado hacia atrás, con un gran agujero en su pecho.

Escopeta en mano, Victor se acercó a la puerta, disparándole en la cabeza, volteando su arma en el acto, para así eliminar al otro Acechador.

Salió al pasillo, viendo el desastre de sangre por los destructivos impactos de su escopeta. Observó como los demás oficiales salían de sus catres, agitados por el sonido de los disparos. Todas las miradas cayeron en el.

-¿Que pasó aquí?

Preguntó el Mayor Dolchst. Victor frunció el ceño.

-Tenemos asesinos en la academia. Seguro ahora que me pudieron matar, iran a por los cadetes.

Fue cuando una radio en el suelo emitió la voz de lo que parecía, una mujer.

-Grupo alfa. ¿Me copian? ¿Han eliminado al objetivo?

Victor destrozó el radio de una pisada con su bota. Se dirigió a los oficiales.

-Vayan a la armería por el camino más rápido, yo iré a los dormitorios de los cadetes.

Victor llamó por refuerzos, mientras se dirigía a los pabellones de los cadetes. Mientras el grupo de oficiales iban hacia la armería.

En el patio de la academia, un grupo de más de diez hombres custodiando a una mujer, de ojos verdes y apariencia de vaquera. Cuervo, sostenía el radio con el que se comunicaba con el grupo encargado de asesinar a Víctor. Pero hasta ahora solo había estática.

-Grupo Bravo, procedan con el exterminio de los cadetes.

-Copiado.

Las múltiples proyecciones de luz de las linternas, alertaron a los cadetes, que siempre dormían en vigilia. Ellos bajaron de sus camas y con sigilo de escabulleron.

El grupo bravo, de cinco hombres, entró. Sus linternas, pegadas a sus subfusiles, iluminaban la estancia. Avanzaban con lentitud. Uno de ellos se acercó a una cama, notando que estaba vacía, todas estaban vacías.

Otro Acechador se giró, viendo de reojo unos orbes rojos en las sombras. Al girarse hacia ellos, de la penumbra surgió con un poderoso rugido, una de las sombras de Victor, el mercenario gritó mientras le disparaba. El garfio de la sombra se clavó en su cráneo.

-¡A la derecha!

Los mercenarios se giraron, disparándole. La sombra de ojos azules emergió enterrandole la espada en la espalda a otro Acechador, el hombre se ahogó en su sangre.

Los tres restantes se giraron hacia su compañero recién muerto. Al instante, el cazador apareció en la entrada al dormitorio, despachando con certeros tiros en el techo a dos de los tres. El último se giró hacia el, soltando una ráfaga. Victor la esquivó, deslizandose de un impulso hacia una de las camas. Le disparó, impactando en el hombro. La sombra de ojos azules terminó con la vida del moribundo.

La voz distorsionada, proveniente de una radio, captó la atención de Victor, este se acercó y la tomó.

-Grupo Bravo ¡¿Me copian?! Repito. Grupo bravo ¡¿Me copian!?

-Du wirst der nächste sein*

Victor arrojó el radio contra el piso, destrozandolo. Salió por la otra puerta, encontrándose con el grupo de cadetes. El de mayor rango, el Alférez Mayor recibió al cazador.

-Señor ¿Que está pasando?

Victor miró la puerta que daba al pasillo, esperando la aparición de más Acechadores. Por suertes, no llegó ninguno.

-Vienen a matarnos, matarme, en todo caso.-Victor introdujo los cartuchos faltantes en la Benelli M3.-Vamos, limpiare el camino hacia la armería.

En el patio, Cuervo con un extraño sentimiento de temor al oír esa amenaza que entendió perfectamente, decidió dirigir todas sus fuerzas a eliminar al cazador.

-A todos los grupos restantes, asesinen al cazador, está en los pabellones de la primera compañía.

Al llegar a los pasillos, Victor sacó la pistola auxiliar que llevaba enfundada en su lumbar y se la entregó al Alférez.

-Por si acaso llegan por la espalda.-El joven asintió y la tomó.-Vamos.

Los pasillos desolados pero iluminados los recibieron. Victor ingresó en cabeza, con la escopeta lista para usarse. Al final del pasillo aparecieron dos Acechadores disparando contra su objetivo. El cazador se hizo a un lado, esquivando y disparando, alcanzando a uno. Se cubrió tras una esquina. Los disparos del subfusil impactaban en el cemento, destrozando la pared. Apenas se detuvo, Victor avanzó disparándole, tres disparos en el ser del enemigo.

Otra andanada de balas, desde atrás. El oficial se agachó desenfundando su pistola, apuntó como pudo a los mercenarios, acabando con ambos. Al ponerse de pie y darse la vuelta, a quemarropa estaba otro que disparó hacia el cazador. El mismo logró desviar los tiros agarrando el cañón empujandolo hacia arriba. Con su otra mano le disparó con su pistola, dos impactos en el pecho y uno en la cabeza.

Escuchó rápidas pisadas acercarse, al girar sintió un agudo dolor en su rostro. Había recibido un golpe con la culata, por suerte, logró atrapar el brazo del enemigo, proyectandolo al suelo con su espalda, cayó de bruces, le apuntó y un click sonó. Con rapidez tomó su espada plegable, encajandola en la cabeza del enemigo.

Los disparos cesaron. Victor jadeó, luego, escupió sangre.

-¡Vamos!

Los cadetes ingresaron al pasillo, presenciando el campo de batalla. Luego miraron al teniente cazador.

-Hay que seguir.

En su imparable avance. Cuervo escuchaba con impotencia, como los hombres caían, podía oír los disparos y los gritos. No era que le importase sus vidas, pero sentía que estaba fallando su misión.

Llegó un punto, dónde los disparos cesaron, por un largo rato. La joven en ese momento, lamentaba no estar con su lobo, aún así, tenía un pergamino de teletransportación, para poder huir.

Lo vió.

Vió el destello carmesí de sus ojos, surgir de la penumbra, hacia la claridad que había en el patio. Frente a ella, venía el temido Teniente Cazador. Una mala sensación recorrió su cuerpo, al verlo llegar tan relajado, con las manos metidas en los bolsillos, no traía armas.

-Buenas noches, señorita cuervo.

La voz tan serena de Victor aumento ese mal presentimiento. Todos los Acechadores restantes le apuntaron. Eran diez armas apuntandole. No se inmutó.

-Lo pondré así, tú, te rindes junto con tus hombres, nos dirás todo lo que queremos saber o....

Dejó flotar la incógnita, incluso le pareció ver una sonrisa y una ceja arqueadas, como si eso le causase gracia o fuera divertido. Acaso se había vuelto loco.

-¿O qué?

Reto ella apuntandole con su revólver. El cazador se encogió de hombros. De repente, múltiples disparos vinieron desde detrás de Victor. En cuestión de segundos, incluso un disparo la desarmo, todos los merodeadores habían caído y los Spectres, liderados por Aldrich y Rosamund llegaron. Sus seres salieron de las sombras, haciendo honor a su nombre.

-¿Eso responde tu pregunta?

Rendida, ella tomó el pergamino, con fuerza, en su mano. Victor sabía que era eso. Aún así, la dejaría escapar, pues tenía una última función viva.

-Escucha bien mis palabras, Cazador, puedes haber ganado está vez, pero no vas a detenernos.

-Ya lo veremos.

Molesta, por la arrogancia del hombre. Abrió el pergamino. Una serie de símbolos alquímicos emergieron en colores verdosos, antes de desaparecer con un destello, evitando las balas de múltiples Spectres.

Victor suspiró.

-De cierto modo me lo esperaba.

Se dijo a si mismo, sereno. Aldrich y Rosamund llegaron a su lado junto con Dracks. Más atrás venían los oficiales armados con los cadetes.

-Victor, ¿Que pasó?

Victor suspiró, algo usado por el para dejar salir su frustración.

-Tal parece que, por capturar a uno de los suyos decidieron matarme.-Se encogió de hombros.-Cosas del oficio.

-Tienes suerte de que Rosamund tuviera el radio, yo ya me había ido a dormir.

Le dijo Aldrich con burla. Victir sonrió de lado.

-¿Ella te despertó?

-Si.

-Que desgracia.

Rosamund soltó una risa.

Se giró hacia la pareja. Atrás podía ver a los cadetes observar con cierta admiración a los comandos. El Cazador sabía que el descanso no llegaría pronto y que no debía perder tiempo con su próxima jugada.

-Bueno, los dejo con esto, yo iré a arreglar unos asuntos.

Victor pasó entre ellos, pero antes de teletransportarse, se giró nuevamente hacia la pareja.

-Por el abismo, besala de una vez y deje de mirarse tanto.

Sin más, Víctor desapareció. Dejándolos a ambos boquiabiertos.

Apenas comenzaba lo agitado de ese día.

*************
5 de Noviembre del 2018
Abismo. Cuartel Spectre.

Nuevamente, un balde de agua cayó sobre el hombres, sacándolo de la inconsciencia. Victor observaba al detenido, bastante maltratado por el trabajo bien hecho del torturador.

-Solamente necesito un nombre, una pista, cualquier información de tus jefes o colaboradores.

Victor esperaba que esto no siguiese por más tiempo. Pero el hombre se veía reacio a hablar. El joven negó.

-Torturador, arranquele una uña y coloque dos gotas de ácido en la herida para que nuestro invitado sienta placer.

La sonrisa de Victor y el asentimiento del torturador llenaron de miedo al detenido que, al no querer más dolor, habló.

-¡Está bien está bien! Hablaré.

No tardó en acercarse, con cierta rudeza, al hombre, colocando sus manos en los brazos del hombre.

-¡Entonces habla de una buena vez!

El detenido se veía asustado, tembloroso. Tragó duro a lo que Víctor se alejaba. El hombre parecía concentrarse a pesar del dolor.

-Yo formo parte del gremio de mercenarios de Beltruchs, allí me contrato un joven de ojos muy curiosos.

-De distintos colores ¿Cierto?

-Si.

-Condenado Híbrido. ¿Para que te pagó?

-Queria que robase las carpetas de información de los cadetes, no sé para qué las querría.

-¿Sabes dónde puedo ubicarlo?

-No, pero te puedo decir que logré entrar al abismo, con ayuda de una mafia que se dedica a la venta de drogas, secuestros, venta de personas y armas.

-¿Quienes son?

-Solo conozco a un viejo miembro de esa mafia, está en el campo Disciplinario, su nombre es Kestis.

Victor asintió. En ese momento ingresó uno de los Spectre. Seguido de Aldrich, el vanguardia miró el magullado cuerpo del hombre. Negó.

-¿Esto era el asunto pendiente?

Victor se colocó la guerrera de gala que estaba en la mesa junto con el Kepis.

-No, pero eso me espera en el Campo Disciplinario. Rodríguez.-El Specte le miró.-Llevelo de regreso a Alemania. No te quiero ver aquí de nuevo.

El hombre asintió. Victor salió del sitio seguido por Aldrich. Afuera dos Spectres le esperaban.

-Preparen un equipo táctico, iremos a dar un paseo.

-Si señor.

Dijeron ambos al unísono. Retirándose para buscar a sus compañeros. Luego de eso, Victor miró a su guardian. Ambos compartieron una mirada en silencio, en un ambiente tenso.

-¿La besaste?

Aldrich rodó los ojos con una sonrisa. El cazador sonrió de lado.

-No... Aún no.-Los dos compartieron una mirada pícara.-Necesito permiso de su majestad, mi Teniente Cazador, pues no deseo ganarme su ira.

Recito con ademanes muy exagerados. Victor soltó una baja risa ante ese espectáculo. Sinceramente, ese hombre tenía un humor que él imitó.

-No tienes porqué pedirme permiso. Espero que ella sea quien te domine.-Victor le dió la espalda mientras veía salir al hombre esposado, vigilado por el Spectre.-Asi puede que por fin tenga un padre y una madre ¿No crees?

-Victor.-Aldrich le dió un golpe en el hombro, amistoso.-Bueno no es tan mala idea.

-Pues tendrás que esforzarte, mi amor.

Ambos se congelaron. Se giraron hacia la puerta donde estaba Rosamund, recostada en el marco con una sonrisa y una ceja arqueada.

-¿Cuánto tiempo llevas ahí?

Preguntó Victor. Ella se encogió de hombros.

-Lo oí todo.

-Y no te vimos.-susurró Aldrich.

-Por eso yo digo que las mujeres son del demonio.-La sonrisa de Victor se borró.-De todos modos. Podrían ustedes dos venir conmigo al Campo Disciplinario, nunca he ido ahí.

-Claro.

-Seguro.-Respondió Rosamund.

-Nos vemos en el garaje entonces.

Dijo Victor con su ya típica seriedad de regreso, tomando rumbo al garaje, se retiró sin perder tiempo del lugar. Dejando solos a los generales. Su sonrisa no tardó en aparecer.

-¿De verdad oíste todo?

-Si.-Sonrió ladina.-Todo.

Ella se acercó al vanguardia, que ni se inmutó ante su cercanía.

-Aun no olvido nuestra pequeña cita. Me sorprende que un ancestro como tú pueda tener cierta... Labia.

La cercanía y tensión entre los dos era notoria la cual aumentó al poner una de sus manos en la cintura de ella.

-Bueno, cuando consideras que lo único hermoso que ha traído la existencia son las mujeres, pues decides aprender a relacionarte.

-¿Es eso?

-¿Que más podría ser?

Ella se acercó a él, casi rozando sus labios.

-Te estés enamorando.

Ella intentó alejarse pero él la mantuvo apegada a su cuerpo. Por instinto ella puso sus manos en los hombros de Aldrich. La mirada intensa del Vanguardia se posó en sus bellos ojos marrones.

-Tendras que esforzarte si quieres poseer estos labios.

Se separó de él. Dirigiéndose a la puerta, el vanguardia suspiró viéndola con una sonrisa retadora.

Suspiró dirigiéndose al garaje.

****************
5 de Noviembre del 2018.
Abismo. Campo Disciplinario del Abismo.

El Campo Disciplinario del Abismo era un centro formado para aquellos que eran detenidos por la ley. Condenados a años de cárcel. El recinto era militarizado y fuertemente custodiado. Muchas normas y pocas libertades. Los guardias vestían de negro, con el parche del recinto en su hombro. Portaban subfusiles Mp40. Tenían poca tolerancia a los comportamientos de los reos. Las palizas eran normales.

Todos los días eran rutinas para todo. El que no las cumplía, no terminaba muy bien. Los guardias pasaban junto a las celdas. Eran, una serie de celdas a ambos lados. Una pareja de guardias pasó en el pasillo.

-¡Pararse reclusos!

Los duros y rudos convictos se levantaron de las camas. Alejando el sueño. Los guardias se detenían al final del pasillo. En la entrada al mismo, dos guardias más llegaron para cubrirla y por encima habían pasarelas por las que habían más guardias.

-¡Reclusos! ¡Firmes!

Los hombres, con toda la rabia y molestia del mundo, adoptaban la odiada posición junto a las rejas de las celdas. Esperando la siguiente orden.

-¡Marcar el paso! ¡Ya!

El sonido de las pisadas de los hombres, a un solo paso, casi perfecto, resonaba en el pasillo. Tras unos minutos, otra pareja apareció, abriendo las celdas, aún sin salir de ellas, al estar todas abiertas, el guardia daba la siguiente orden.

-¡Formación!

En filas, los presos iban hacia el comedor, por su desayuno. Y así era todos los días. Al ser mixto, también habían mujeres pero en distintos pabellones, comedores y canchas. A comer y luego las horas libres en el patio. El contacto físico entre reos era prohibido. Hasta cierto punto.

Kestis, un viejo traficante de armas y drogas, vinculado a una mafia que por igual vendía esclavos, ingresó al patio, un lugar amplio, dónde los hombres hablaban, convivían e incluso se ejercitaban.

Al caminar por el mismo. El hombre de mirada afilada, cabello corto y cano, se dirigía hacia uno de sus pocos amigos en el campo. Lamentablemente, para el, se interpuso otro reo, de tendencias homosexuales, en su camino.

-¿A dónde vas papi?

Kestis lo apartó de un empujón.

-A un lado plaga.

El hombre lo tomó por el brazo con ira, ambos se miraron, con rabia.

-Tu no serás más que otro que voy a gozar.

Con rapidez le pasó la lengua por la mejilla. Kestis, movido por una súbita ira y deseo asesino, elevó un puño. Antes de hacer nada, un guardia entró en acción, arrojando al suelo de un golpe en la cabeza, con la culata del fusil, al reo y empujando con duereza al otro. Otro guardia más llegó, vigilando.

-¡Apartarse reos!

Ordenó con un fuerte grito. No era por nada, pero los guardias intimidaban con su mera presencia. Kestis se alejo sin llamar más la atención.

Una hora transcurrió en charlas monótonas, hasta que llegaron a un tema que preocupaba al recluso.

-¿Que piensas hacer con el asunto de ese guardia y tú mujer?

Kestis miró con rabia el suelo. Ese era el hombre que tenía en el primer lugar en su lista de próximos a asesinar.

-No lo sé, pero de qué lo mato, lo mato, ese asqueroso ha violado demasiadas mujeres aquí e incluso el rector no hace nada. Bastardo.

-Va a violar a tu mujer.

-Lo sé, y lo peor es que no puedo hacer nada.

En ese momento, su amigo vio como tres hombres, vestidos de negro y con máscaras en sus rostros se detenían en la salida al patio. Buscando algo, al encontrarlo, los hombres ingresaron al sitio.

Iban hacia ellos. El hombre no era tonto, reconoció sus vestimentas, había oído las historias sobre ellos. Los Spectre, los letales hombres al servicio del cazador, los mejor entrenados. No dudan y siempre cumplen las órdenes. Que ellos estuviesen ahí y fueran hacia ellos, era mala señal. Muchos de los presos se pusieron tensos al verlos.

-Mierda.... Ahí vienen los Spectre.

Kestis se giró, viendo a los temidos comandos ir a por ellos. Al acercarse, el trío observó con detalle a los hombres, miradas frías que los colocaron en la defensiva.

-Miren imbéciles, si vienen a matarme lo tendrán difícil por...

Sin prestarle atención, uno de los Spectre le habló.

-Necesitamos que nos acompañe. Nuestro comandante quiere hablar con usted.

Los comandos empujaron a Kestis por los hombros hacia la sala de interrogatorios. Su compañero vio con una mueca como se lo llevaban.

Victor lo esperaba junto con Rosamund, Aldrich y un par de Spectres. Lo vieron llegar por el pasillo. Junto con el trío de soldados. Al arribar, lo obligaron a sentarse. El cazador estaca listo a ir con todo pero el hombre le detuvo en seco alzando una mano.

-Accederé a contarle todo lo que usted desee, solo si me hace un favor.

La expresión amenazante de Victor se derrumbó ante ese imprevisto. No era malo, en absoluto, pero todo el guión de amenazas se derrumbó en segundos, dejándolo con su expresión sería e inmutable.

-¿No sé supone que deberias de hacerte el duro para no vender a los tuyos?

Preguntó Aldrich. Kestis rio como si fuese un chiste muy bueno el que acababan de contar.

-Miren, iré al grano, yo no le debo nada a esa mafia más que el hecho de estár aquí, e incluso su llegan a saber los vendí, no podrán hacerme nada. Esto está militarizado y todos sus guardias son incorruptibles, excepto uno..

Victor dió un paso al frente, intrigado por ello.

-¿A qué te refieres?

Kestis esbozó una sonrisa felina. Ya tenía lo que quería. Atención de alguien de afuera.

-El jefe de guardias ha violado luchas mujeres cuando son enviadas a confinamiento solitario, mi chica está ahí y me dijeron que él hacía allá. Salvela y yo te diré todo.

Con un sentimiento de rabia, casi ira, Victor se alejó de la mesa asintiendo a la información Dada.

-Violador....-Victor suspiró.-Usted y usted conmigo.

Victor señaló a dos de los Spectre. Estaba dispuesto a abandonar el sitio, solo que Aldrich le detuvo.

-No hagas un desastre.

Con un simple asentimiento. Victor se retiró. Llevándose un guardia consigo como guia. Si tener que matar a un guardia era el precio de la información, lo haría y más si era un asqueroso violador.

En otro sitio de la prisión, un lugar desolado, sucio, asqueroso, maloliente y lleno de insectos, estaba una pobre joven temblando de frío. La chica, de apenas 18 años, temblaba de frío. El jefe de guardias, un hombre sádico, obsesionado con el poder y la sumisión, le había dado un baño de agua helada con una manguera esa mañana.

Ahora la había dejado para morir de hipotermia, lo más seguro, si sobrevivia, sería violada. Esa mujer acabó allí tras intentar robar una tienda. Sus amigos huyeron al ver a los uniformados, ella quedó sola y fue inculpada.

Ahora esperaba un destino incierto. Allí, sola, con cucarachas e insectos y el miedo. El miedo a ser abusada, pues conoció muchas mujeres que allí fueron violadas e incluso golpeadas. Recostada en la esquina, con cierta comodidad.

Eso duró hasta oír el sonido de la pesada puerta de metal abrirse. En ella se detuvo la figura del guardia, que se acercaba armado hacia dentro. Con ella.

Se levantó de golpe, agitada, sabía muy bien a qué había ido, no es que fuese virgen, pero no sería violada por un cerdo.

-Aquí estoy. Gatita.

Antes de ella poder hacer nada, con rudeza la pegó contra la pared, acercando su nariz al cuello de ella, inhalando con profundidad. Luego suspiró, con una de sus manos, fue levantando la camisa de ella.

-Nos vamos a divertir mucho...

Con fuerza la palma abierta de ella impactó en el rostro del guardia, alejándolo un poco. Para nada pues, movido por la rabia, le dió un golpe en el rostro, arrojándola al suelo. Se acomodo encina de ella, atrapando sus brazos, ella se agitaba y forcejeaba. Gritaba.

-¡Ayuda! ¡Ayuda! ¡Me quiere violar!

Sus gritos fueron callados por otro golpe en su rostro.

-Calla perra.

Susurró. El guardia sacó una navaja, con la cual rasgo toda la camisa y sostén, dejando a la vista sus atributos. El guardia sonrió, poniéndose de pie.

-¡Me voy a divertir mucho!.-Dijo bajandose el pantalón y ropa interior, dejando ver su miembro.-Vas a usar tu sucia boca.

En ese momento, ingresó a la celda de castigo, el temido oficial imperial. Acompañado de sus Spectres.

-¡Guardia!

Gritó colérico. El aludido se dió la vuelta, casi infartado al oír el grito. Victor hizo una mueca de asco al ver al hombre con su miembro al aire. Sin decir nada, desenfundó su pistola y disparó, atinando justo en la entrepierna del hombre. El guardia cayó de golpe al suelo, gritando, con la sangre saliendo.

-Sacadlo de aquí.

Ordenó. Agarrándole por los brazos, los Spectre se retiraron con el guardia. Al verlo salir, dejando un rastro de sangre, suspiró. Enfundó su arma y se acercó a la joven que se había echo un ovillo en una esquina.

Victor se agachó frente a ella. La joven temblaba, el cazador suspiró, al verse en este tipo de cosas.

-Hey.. señorita.. mireme por favor.-Al ver que no reaccionaba, tomó su mano, ella la alejó.-Estas bien, estás a salvo, ya ese guardia no puede hacerte nada.

Ella, lentamente elevó la mirada, viendo un elegante uniforme negro, antes de llegar a un rostro moreno de ojos negros. Negros, intensos y profundos. Ella casi se pierde en ellos.

-¿Quien es usted?

-Soy el Teniente Cazador, Victor Pérez. Señorita.-Victor se puso de pie extendiendole una mano.-Kestis le espera, estoy aquí por él.

Sus ojos parecieron brillar, apenas escucho el nombre de su amado. Ella tomó la mano del cazador, ya menos asustada. Ante de salir, el la detuvo.

-Espera.

Victor recibió una manta de uno de los guardias que fué al sitio. Le cubrío su desnudes con ella, para así retirarse de la celda. Ambos recorrieron el centro, junto con los Spectre y detrás los dos que llevaban al guardia herido. No duraría mucho. Pasaron junto el comedor de las mujeres dónde, al ver al violador casi al borde de la muerte, todas se dirigieron allí.

Una de ellas. La más peligrosa de las reclusas se interpuso en el camino del cazador. Miró con desprecio a la joven que se ocultó detrás de él.

-¿Tanto es el buen trato que ahora la protege un oficial? Ella tuvo que ser violada, como la mayoría de aquí, a ver si aprendía algo de este mundo.

-Eso ya no tiene que ser así.

Victor y la mujer intercambiaron miradas filosas.

-¿Acaso esperas que confiemos en la palabra de un simple soldado?

-Bien, si así lo dices.

Victor se separó de ls joven, se quitó el rango del cuello, entregandolo al Spectre más cercano.

-Tengame eso.

Luego, se quitó la guerrera de gala, quedando solo con su camisa negra debajo. Ahí fue cuando se dirigió a la mujer.

-Ya no te hablo, ni como Teniente Cazador, ni como el cazador del abismo, ni como oficial o soldado. Ahora solo te hablo como Victor Pérez. Y como Victor Pérez, te puedo dar mi palabra de persona. Escuchá bien, de persona, en que ninguna será violada de nuevo.-Victor entonces se acercó al herido que estaba pálido.-¡Esto es la mayor prueba de mi palabra!

Al terminar, el silencio cubrió el sitio, como un espeso manto. Entonces la mujer sonrió, asintiendo, se hizo a un lado, dándole paso. Tras uniformarse y colocarse el rango, ellos siguieron con un coro de silbidos y aplausos.

Al llegar a la sala de interrogatorios, los tres esperaban allí en un silencio cómodo. Al llevar, los tres, dirigieron la mirada hacia ellos. Kestis, apenas la vio, se puso de pie.

-¡Mara!

Exclamó. Ella corrió hacía él y ambos se fundieron en un abrazo. Los militares los observaron, dejándolos disfrutar de su momento.

-Kestis, por favor.

El hombre asintió, separándose de ella.

-Muy bien, esto es todo lo que sé...

Fue una hora después de tener todo, que Victor y compañía se retiraron.

-Spectres, prepárense. Tenemos trabajo.

Y de verdad tenían un montón de trabajo de limpieza por delante.

****************
7 de Diciembre del 2018.
Abismo. Calles del los barrios bajos.

Durante dos días sin casi descanso, Victor, en términos prácticos, declaró la guerra a esa mafia que tenía poder en gran parte del Abismo. Cosa que él decidió cambiarse. En todos los sectores, ellos tenían influencia.

El y su grupo Spectre, desmantelaron un total de 20 bandas de maleantes al mando de esa mafia. 5 prostíbulos ilegales, dónde vendían mujeres secuestradas como juguetes sexuales. 10 puntos de venta de drogas, 6 almacenes de armas ilegales. En cada operativo, acabando con todos, y torturando en el acto al cabecilla.

Hasta que dió frutos, dándoles la dirección del lugar donde vivía el jefe de la mafia. Era un barrio bajo, con pocos guardias para no llamar la atención. Aunque esa técnica sirvió hasta ese día.

Ese día, era el ascenso de los generales de la Kaiserliche Abrungdarmee. Aún no habían atrapado a los enviados a eliminar a los generales. Pero Victor esperaba que con esa destrucción de la mafia, pudiese disuadirlos, aún así, tras matar al jefe la mafia, ellos irían de inmediato a prestar seguridad en el evento.

Dos camionetas negras pickup, con rejas para el agarré de los comandos en la parte trasera, serpenteaban por las calles. El cazador sonrió de lado, era extraño, ver carretas de madera y movidas por caballos, y de repente, vehículos de combustión.

El iba en la primera, en la parte trasera, con el grupo de asalto. Los comandos revisaban sus armas y verificaban sus equipos. Uno de ellos llevaba cargas explosivas. De vez en cuando, los operadores especiales le miraban de reojo, a Víctor, pues él iba con la mirada en el suelo del vehículo. Ellos eran testigos de las torturas que el realizó.

-Mi comandante ¿Se siente bien?

Se agitó, como saliendo de su ensoñación, entonces elevó la mirada, los Spectres le miraban expectativos.

-Tranquilos, solo es él estrés.-Se fijo en su alrededor, ya faltaba poco para llegar.-Parece que si pidieron guiarse del mapa que les dí.

Victor tomó la cruz que llevaba en su cuello, y como solía hacerlo, cuando sentía estrés, le dió tres besos cortos antes de retornarla a su sitio.

Los vehículos se detuvieron, con velocidad los Spectres descendieron. Detrás bajó Victor. Fusil al pecho. Eran tres grupos, el A, dirigido por Victor, entraría, el B cubriría la parte delantera y el C, daría la vuelta para cubrir la parte trasera.

El grupo, guiado por Víctor, se acercó a la puerta principal. Apuntando a la misma, con los operadores a los lados de la misma, dio la orden de colocar las cargas. Tras ser colocadas, el hombre se alejó. Las detonó, las explicaciones controladas debilitaron la puerta. Sin perder tiempo, uno de los Spectres pateó la puerta, del lado contrario, otro lanzó una granada aturdidora.

Entraron, habían tres hombres cegados en la recepción, los Spectre les eliminaron con precisión. Rápidamente se dirigieron a las habitaciones aledañas. Victor siguió recto, por las escaleras al segundo piso. De frente llegaron dos armados con ballestas. Se agachó, esquivando los virotes, disparó, eliminando a los dos. Prosiguió su avance acompañado de dos Spectres. Se escucharon más disparos.

-¡Sala despejada!

-¡Cocina despejada!

Se toparon con un pasillo, dónde al fondo estaban dos maleantes, armados con fusiles de cerrojo. Con rapidez, los comandos esquivaron los disparos. Entre los tres, acabaron con los guardianes. Se dividieron, despejando las habitaciones.

El cazador llegó a la del jefe. Reventó a tiros la cerraduras. La pateó, entrando. Apenas lo hizo, un cuerpo se arrojó sobre él, derribandolo. Ambos cayeron. Victor vio el rostro arrugado del jefe mafioso. Antes de nada, lo alejó de una patada en el abdomen. Victor, al ponerse de pie, observó el revolver del hombre apuntarle.

Victor tomó su mano, desviando el disparo. Ambos forcejearon, hasta que el joven tomó su espada, clavándola en el codo del mafioso, tomando el control del brazo.

-Ahora, maldito, vas a decirme para quienes trabajas.

Dijo Victor con molestia en su voz y sus ojos brillando de rabia.

-¡Ya es tarde para detenerlos!

Respondió el mafioso. Forcejearon, hasta que la pistola terminó apuntando al rostro del hombre. Se disparó. Destrozando el su cráneo y manchando el rostro del cazador de sangré.

Le dejó caer. Observando con molestia el desastre. A la escena llegaron dos Spectres.

-Bueno, un líder criminal menos. Vámonos, esto ya es cosa de la guardia.

Victor se quitó la guerrera de gala al salir, debido a que también se manchó de sangre. Afuera de la casa, ya estaba un grupo de la guardia esperando.

-Son todos suyos muchachos.

Dijo Victor, antes de subirse a la camioneta con los demás comandos. Se retiraron, dirigiéndose al sitio del acto.

Solo esperaba que tanto esfuerzo valiese la pena.

*************
7 de Diciembre del 2018
Abismo. Academia Militar Imperial.

La academia estaba agitada, en lo que era la limpieza y preparativos. Al llevar, Víctor vió dos tanques de su Batallón de Infantería de Choque. Arqueó una ceja, sabía que la seguridad sería mucha. Junto con los tanques, estaban hombre de su Batallón.

Decidió seguir de largo, hasta que una voz le llamó con fuerza. Se giró, viendo a tres soldados ir hacia él.

-¿Soldado Otto?

El aludido, iba vestido con su uniforme de gala gris, pero armado con su Mg42. En su cabeza no tenía casco ni Kepis sino una boina gris, al igual que sus compañeros.

-¡Mein Leutnant Jäger! ¡Buenos días!

-Buenos días, descansar. ¿Están de vigilancia?

El soldado asintió con energía. Victor notó las líneas en su cuello, sonrió de lado.

-Vaya, te ascendieron a Cabo Primero, bien. ¿Y tú otro fusilero?

-¿Klaus?.-Victor asintió.-Se especializó como francotirador, está vigilando el patio.

-¿Y ustedes?

-Yo me quedé como ametrallador, ellos siguen como fusileros.

-Bien, mantén los ojos bien abiertos.

-¡Si señor!

Víctor ingresó a la Academia. En la recepción, dió las órdenes a los Spectres de separarse y vigilar. Él, siguió hasta llegar al patio, dónde las compañías de cadetes se formaban, otros limpiaban y organizaban las mesas, con la bandera y los rangos. Victor vió de lejos a Aldrich y Rosamund.

Luego se acercó a él, el capitán Dracks.

-Mi Teniente Cazador, ¿Dónde se había metido? ¿Y si traje de gala?

-Se manchó de sangre, supongo eso responde tu pregunta inicial.

Dracks suspiró.

-Sigame.

Treinta minutos más tarde, Victor tenía uniforme nuevo. Una hora más tarde, el acto comenzó. El mismísimo Volkner, estuvo allí. Dió un discurso, sobre la responsabilidad de aquellos oficiales para con su gente, de la lealtad y de la valentía. La banda de Guerra entonó lo que sería el Himno del Abismo, aún sin lírica.  La bandera se alzó. Una bandera blanca, con un dragón negro alzado en sus patas traseras con toda Gloria.

Los cadetes saludaron militarmente a los nuevos generales al recibir sus grados. Con gallardía, con honor y Gloria. El acto fue increíble.

Pero a Víctor lo tenía inquietos, miraba a todos lados, buscando ese algo fuera de lugar, pero no lo había. Junto a el estaba Dracks, Aldrich, Rosamund, Alexa y Edison que ahora eran del S.I.I, nada, no había nada.

Al finalizar el acto, Victor les dedicó una mirada preocupada a sus compañeros. Ellos por igual estaban así.

—Siento que algo no está bien.

Susurró Victor para si. Aldrich colocó una mano en su hombro. Aún así, no lo calmó.

—Algo no está bien Aldrich. No lo está.

La Academia Militar estaba situada en una zona casi céntrica de la capital del abismo. Por lo que ellos pudieron sentir el desastre.

La plaza "Heer" ubicada cerca de la academia, estaba muy poblada ese día, al ser uno de los sitios con bastante tráfico de civiles diario. Esa misma plaza, de la nada, fue víctima de una potente explosión.

El poder de la detonación, estremeció la academia hasta sus cimientos. Los múltiples gritos de los heridos llegaron hacia ellos.

—¡Todos a la plaza ya!

Rugió Volkner. En ese momento, Victor,su grupo y los Spectre ya iban hacia el sitio. Corriendo con rapidez.

Al llegar, vieron la tragedia. Lo que antes era una hermosa plaza ahora era un sitio en llamas, las personas corrían, algunas en llamas, agonizando, otras ya muertas o heridas por la explosión.

Victor observó con impotencia todo, los gritos, le atormentaban, muestra de su fallo. Las llamas y la destrucción. Entre el fuego, todos vieron surgir la figura de un enemigo conocido. El Híbrido.

—Que esto sea una prueba Cazador, de que verás tu Abismo morir sin poder hacer nada.

Sin más, se desvaneció.

Tras cuatro horas de arduo trabajo, lograron controlar el desastre. Eran demasiados muertos, solo los más hábiles huyeron como sombras. Los daños materiales también eran muchos.

El abismo estaba de luto. Muchas familias, destruidas, acabadas.

Y con deseos de venganza.

**************
7 de Diciembre del 2018.
Abismo. Castillo del Abismo.

Victor, movido por la ira, una ira que bullia en su interior como un fuego volcánico a punto de estallar, ingresó de golpe en la sala del trono. Al entrar, Volkner que miraba su capital, me miró con unos ojos carmesíes, igualmente de intensos en ira.

—Mi señor..

—Vamos, pide y yo te lo daré.

Ambos se acercaban al otro.

—Quiero libertad de acción.

—Te la daré si los destruyes.

Ambos sonrieron.

—Tengo una propuesta.

—Yo la volveré realidad.

Tras dos horas de habla. Victor regreso a su habitación. Al entrar, se mareo, repentino, fortuito. Cerró los ojos y al abrirlos. Ya no estaba en el castillo.

Estaba en un prado Infinito. Antes de poder detallar nada, Victor sintió unos brazos envolverlo en un abrazo cargado de felicidad. Los reconoció.

—Victor...

—Angelique...

Y sintió que todo su humanidad, volvía hacia el.

Boom. Más problemas.

Espero les haya gustado el nuevo capítulo.

Síganme en facebook dónde suelo publicar cortos del mismo universo del cazador.

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En fin. Nos vemos en el próximo capítulo. !Hasta la próxima!

~Gott Min Uns~

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