Capítulo 36 "Un Último Beso"
10 de Octubre del 2018
Abismo. Castillo del Abismo.
Tras los días de celebración. Hubo que volver al trabajo. Ahora las tensiones eran más políticas que para mala suerte de todos estaban enlazadas en lo militar. El realzamiento del Abismo como imperio y su aplastante victoria creó una poderosa sensación de alivio al no tener a los merodeadores y de pánico al recordar los tiempos pasados dónde la nación tiranica gobernaba con puño de acero.
Las ciudades de Beltruchs y Dormenst querían su independencia como antes. Habían enviado un mensaje al Abismo solicitando la pronta asistencia de su líder para llegar a un acuerdo con él.
Los altos mandos del Abismo se habían reunido con Volkner. Entre ellos La General en Jefe Rosamund. El Mayor General Aldrich y el Teniente Cazador Victor Pérez. Ya no era un consejo de Guerra pero la seriedad era casi igual.
—Yo opino que se les debería dar su independencia. Después de todo apenas nos estamos recuperando.
Uno de los generales del Ejército había hablado. Volkner prestó atención a su punto de vista. Tenía cierto peso. El abismo apenas resurgía de un encarnizado combate que les había costado muchos recursos y hombres.
—Lo mejor sería mantenerlos en nuestro poder. Podríamos dejar un regimiento de la guardia del abismo en cada ciudad, así podemos garantizar el comercio con el abismo bajo nuestra influencia.—Objeto un general de la Guardia.
—Esa idea me gusta. Justo ahora es cuando necesitamos recursos y dinero.—Volkner asentía a la idea. Le parecía perfecta.
—Creo que deberíamos de primero negociar con los líderes de las ciudades. Convencerlos de que sus ciudades estarán mejor bajo nuestro dominio.—Aldrich había intervenido.—Un pueblo descontento puede traer inconvenientes.
—Yo apoyo la idea del General Aldrich. Si cobramos con el apoyo de sus líderes, la gente nos seguirá sin chistar.
El Señor del Abismo asentía ante las sabias palabras de sus allegados. Tenían razón. Para controlar a la gente debían de controlar a sus líderes. Por lo que debería de desempolvar sus habilidades para la diplomacia.
—Tenemos que ser cautelosos. Tenemos tres opciones: o tomar las ciudades por la diplomacia, la violencia o retirarnos. Al igual tendremos problemas con las manadas de lobos, clanes vampiros y terrenos controlados por magos y brujos.—Victor suspiró pasando una mano por su rostro visiblemente estresado.—Si optamos por la violencia, que sea hasta el final.
Esas duras y tétricas palabras finales del joven cazador en esa reunión calaron hondo en todos. Al darse por finalizada, con eso de que Volkner avisaría el día de su partida. Los generales se retiraron. Victor estuvo a punto de retirarse con un andar lento y desganado pero Volkner le detuvo queriendo hablar con y sus allegados en privado. Cuando estuvieron todos solos. En la oscura sala del trono. Lugar frío e imponente. Volkner decídio hablar. Había notado el rostro agotado de Victor. Estresado y algo molesto. Además, los tres notaron algo. ¿Dónde estaba Angelique? Si no estaba con su protegido. En dónde estaría la joven angel.
—Victor, te veo cansado y estresado. Dime ¿Que ocurre?
Le preguntó con voz calmada Aldrich, como un padre que se preocupa por su hijo adolescente. El joven sintió la mano del vanguardia acariciar su cabello.
—Es Angelique, eso es lo que ocurre.—Dijo con desgano.
—Hablando de eso ¿Dónde está ella?—Preguntó Volkner.
Victor, casi del tamaño del vanguardia se separó un poco de él mirando a la nada. Tenía ambas manos en la cintura.
—He ahí el problema. Ha estado desapareciendo sin dejar rastro y vuelve en intervalos irregulares.—Suspiró frustrado.
—Rosamund ¿Podrías buscar a Angelique por el castillo?
Ella asintió sin decir palabra. Abandonó la sala del trono a pasos rápidos. Una vez se había alejado, Aldrich formuló la pregunta clave.
—¿Cuando comenzó?
Victor suspiró.
—Hace ya cinco días...
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5 de Octubre del 2018
Abismo. Castillo del Abismo.
Teniente Cazador Pérez Victor.
Ese día Yo habia tenido una larga práctica de asalto con el Primer Batallón de Infantería de Choque. Ese día porté el uniforme camuflado de campaña. Regresé con el uniforme lleno de lodo y tierra.
Ese día no me había encontrado con Angelique. Claro, había dormido con ella, pero en la mañana ella se excusó, diciendo que tenía un asunto que resolver.
—¿Quieres que te acompañe?
Le pregunté mientras me colocaba las botas esa mañana. Ella negó con un ademán de su mano regalandome una hermosa sonrisa. Que lleno de calidez mi interior. Aún me era difícil creer que alguien como ella podía amar a alguien como yo.
—Tranquilo, estaré aquí cuando llegues.— Lo dijo de tal forma que decidí confiar en su palabra.
Cabe destacar la pequeña decepción que tuve al ver que en realidad ella no estaba para mí llegada. Con simpleza me encogí de hombros. Me senté en la cama y mientras me quitaba las botas, miré hacia el cielo pensando en ella. Cómo acto de reflejo acaricié la cruz de plata que me regaló.
"Debe de haber tenido un retraso. Es fuerte puede cuidarse sola" me dije en forma de consuelo. Solo que ese consuelo se derribo al pasar una hora.
Luego fueron dos. Ya tenía los nerviosa crispados. Estuve a punto de montar a Alwyrm y buscarla. Cuando tenía mi confiable Colt en mis manos, ví su figura surcar la noche a alta velocidad. Aterrizó en el balcón con gracia. Me alivie al verla.
Ese Alivio no duró mucho.
Apenas entró se arrojo a mis brazos, sollozando. Lloraba sin consuelo. La abracé con fuerza, mucha fuerza. Me dolió verla así.
—¿Que te ocurrió mi Ángel?.—Pregunté acunando sus mejillas entre mis manos.
Con delicadeza limpié las lágrimas de su rostro. Ella temblaba a lo que reparti una série de dulces besos desde su frente hasta sus carnosos labios. Compartimos un beso íntimo que.... Me dejó sentir lo mal que ella estaba.
Nos sentamos en la cama. Esperaba que ella iniciara. Incluso la tomé de la mano dándole confianza.
—Necesito.. tiempo si. Por hoy solo quiero descansar en tus brazos.—Pidió aferrándose a mí.
No sé lo negué.
—¿Me prometes que me lo dirás mañana?.—Le pregunté con suavidad.
Ella asintió. Esa noche la pasamos cálidamente los dos. Solo qué al día siguiente los problemas continuaron. Al despertar, con calma le pedí una respuesta la cual evadió al final escapando con la excusa de decir que tenía que "Arreglar ese asunto" .
Durante los días siguientes fue una rutina estresante de repetición. Llevaba, adiós uniforme,llevaba ella, le pedía respuestas y las evadía. Hasta que hace dos días, cuando le exigí una respuesta las cosas se fueron de control.
—Angelique, ya, por favor, no quiero más evasivas, quiero la verdad.
Le pedí tomándola por los hombres. Pero eso pareció no gustarle. Puesto que se sacudió y con ojos lastimosos se fué. La busqué pero no hubo resultado.
Ya van dos días sin verla..
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10 de Octubre del 2018
Abismo. Castillo del Abismo. Sala del trono.
Victor suspiró. Estresado por la situación. A Aldrich no pareció gustarle para nada como estaba yendo todo aquello. Sabía que Victor era muy apegado a sus sentimientos. El perder a Angelique podría resultar en una armadura del eclipse sin control.
Se estremeció de miedo con solo pensarlo. Por lo que se dijo a si mismo que haría lo que estuviese en sus manos de evitar cualquier desastre posible.
—Tranquilo Victor, te ayudaremos a encontrar a Angelique y si es necesario tienes el apoyo del ejército del Abismo.—Volkner colocó una mano en su hombro.—Te ayudaremos en lo más posible.
—Y así podrán seguir cojiendo como conejos—Dijo Aldrich con una sonrisa. Victor le miró con ojos abiertos de más algo sonrojado.—Oh créeme que no son discretos.
La risa de ambos hombres resonó en la sala del trono. Victor al final rió dejando salir un poco de su estrés. En realidad necesitaba algo así. Quien diría que las primeras risas en mucho tiempo en la sala del trono serían en un día tan funesto como aquel.
Mientras tanto. Rastreando como la buena soldado de fuerzas especiales que es, decidió comenzar su búsqueda por el último lugar donde se le vió. La habitación de Victor.
Se guiaba por la posibilidad de que ella estuvieses allí esperando a Víctor. Cosa que no era segura y de no ser así, sería un buen inicio para trazar un plan de búsqueda. Solamente que si no estaba allí, no estaría en ningún lugar del castillo.
Rosamund abrió la puerta con lentitud asomando medio rostro. Oscuridad. Entró de lleno. Al hacerlo sintió un cuerp yoo chocar contra ella y unos brazos rodearla. Eso la sorprendió, fijándose que era a quien buscaba, a Angelique.
—Victor perdón.. perdón..—Dijo con rapidez abrazandola, cuando los brazos de Rosamund la rodearon supo que no era su cazador.—¿Rosamund?
Ella le sonrió con dulzura. Limpió las lágrimas que amenazaban con arruinar su angelical rostro.
—Te estube buscando, aunque dentro de poco tendrás a todo el ejército siguiendo tu rastro
La sonrisa cómica de Rosamund desconcertó a Angelique.
—¿Por qué?.
—Porque te has ganado el corazón de un militar, de un oficial y el cariño de su tropa, ellos te defenderían a capa y espada. Él haría lo que fuera por tenerte a su lado.
Angelique sonrió, con el corazón latiendo de alegría. Se sintió un poco mejor, dejando ir la pesadez de su conciencia.
—Pensaba.. que estaría molesto conmigo, por haberlo evadido.
—Tal vez un poco, pero el amor que tiene hacía ti es mayor.—Rosamund se separó de ella.—Está preocupado por ti y ahora todos lo estamos.
Rosamund se agachó tomando ambas manos de la Ángel.
—¿Podrías decirme que pasó?
Angelique hizo una mueca. Asintió relatando la larga historia del porqué de tantos problemas.
Desde hace cinco días atrás.
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5 de Octubre del 2018
Abismo. Fronteras del Abismo.
Angelique. Angel del Abismo.
Desperté, agitada por el fuerte sueño que tuve. Mi respiración era agitada, sentía las corrientes de nervios, de miedo y molestia recorrer mi cuerpo. Observé mi entorno. Era la habitación de Victor. Al verlo dormír a mi lado, sonreí. Me enfoqué en calmar mi agitada respiración, incluso una leve capa de sudor cubría mi frente.
Al estar ya tranquila, me acosté, acomodandome junto a mi Espectro. Lo iba a acompañar hasta su despertar, apenas despertaste partiría hacia el lugar que se le ordenó en sueños.
Victor despertó, después de lo que sería una dulce sesión de besos que, lograron reconfortar mi ahora atormentada alma. Cuando se colocaba su hermoso uniforme camuflado. Tenía una prácticas ese día.
Me excusé diciendo que tenía asuntos que resolver. El se ofreció en acompañarme pero me negué con un ademán de mi mano mientras lo veía colocarse las botas. Le sonreí alejando cualquier mal presentimiento.
—Tranquilo, estaré aquí cuando llegues.—Le dije pero ni yo estaba segura de ello.
Cuando él estaba por retirarse. Deposité un dulce beso en su mejilla antes de dirigirme al balcón. Me impulse saltando al vacío, desplegue mis alas y volé.
Acostumbrada a volar con mis alas, surque con rapidez toda la capital del Abismo. Observando sus laberinticas calles, sentía el site impactar en mi rostro que siempre me daba esa sensación de Libertad.
Al abandonar la ciudad no tardé en adentrarme en las grises, solitarias y rocosas fronteras del Abismo. El paisaje solitario, con vientos rápidos que movían nubes de polvo.
Los solitarios terrenos de rocas eran antes hogar de múltiples especies del Abismo, sobresaliendo los soberanos del abismo.
Me dirigí hacia un extremo más alejado de todo. En el Norte. Dónde el abismo parecía infinito. A más de 1.000 metros de distancia de la capital. Allí había un formación rocosas de gran altura simulando picos como si fuese un cañón surgiendo de la superficie.
Aterricé desapareciendo mis alas al tocar suelo. Mis manos tocaron la funda de la pistolas que llevaba en la cintura. Allí llevaba una poderosa Colt.M1911 regalo de mi Espectro. Suspiré alejando los nervios. Y recibiendo una ola de confianza como si la misma pistola fuese Victor. Avancé adentrándome en la formación rocosa.
El ambiente era, frío, solitario. Apreté con fuerza la pistola. Atravesando el corredor de piedra. Hacia lo alto, se veían picos afilados.
Al llegar al final del camino se abría en un círculo espacioso de paredes lisas. En el centro estaba una estructura algo derruida la cual antaño, por lo que podía ver, era una especie de iglesia.
Frente a la iglesia o templo, observé que había una estatua. Me acerqué, fue cuando ví quién era. La figura de nuestra diosa. Era el Abismo. Nuestra cuidadora. Con suavidad acaricié la figura de la estatua. Lleva de polvo pero a diferencia de la iglesia, está estaba intacta.
Una brisa helada invadió el lugar. Acariciando y dándome escalofríos en la piel. Suspiré, algo dentro de mí le decía que allí dentro. Estaría mi esperado encuentro.
Al ingresar a través de unas puertas de madera algo agujereadas, pude ver el interior del lugar. Era el típico interior de un templo. Con los sitios para orar y múltiples figuras de nuestra diosa. Un rato de luz, el cuál me permitía ver, entraba por el techo derruido. Así fue como Vi al final del sitio a una persona parada.
Parecía orar, pues estaba con la cabeza baja. Pero al detallar su vestimenta supe quién era. Una sensación de miedo me recorrió. Aquella mujer llevaba una pesada armadura negra con una capa gris cubriendo su espalda y cabeza con capucha. Se podía ver la gruesa hacha de guerra que también llevaba consigo.
A paso rápido me acerqué hasta quedar unos metros tras ella. Pasé incluso por los escombros del techo. Me arrodillé con la mirada hacia ella.
Tardó, no sé, fueron unos largos minutos. Antes de oír como las pesadas placas de metal sonaban al moverse ella. Se giró mirándome con sus fríos ojos grises, que se veían como dos puntos gélidos en medio de la oscuridad de la capucha. Al quitársela pude ver su cabello más largo que el mío qué al igual era negro.
—Levantate. ¿Viniste sola?.
Al levantarme, las dos nos miramos con cierto odio, aquello lo preguntó con una típica voz fría como ella. Ambas nos sostuvimos las miradas.
—Vine, como pediste al ingresar sin permiso en mis sueños.—Dije con molestia al recordar aquello.
Ella esbozó una sonrisa engreída que me hizo hervir la sangre.
—Disculpa si no te gustó, pero me gusta divertirme en mi trabajo, en fin.—Su sonrisa se borró.—Fuiste inteligente en venir sola. Pensaba que vendrías con ese cazador y una comitiva del ejército.
—Estoy creyendo que hubiera sido más inteligente venir acompañada que sola.—Mi voz salió cargada de desconfianza.
—¿Acaso desconfías de una de tus hermanas?
—Despues de amenazarme de muerte si no venía sola, estoy en todo mi derecho de desconfiar. Estaría más seguras con ellos a mi lado.
Sin poder predecirlo, ella tomó su hacha y con rapidez la apuntó a mi cuello, dirigiendo la punta entre las dos cuchillas a mi cuello.
—Si los traías me habría divertido acabando con ellos, con esos débiles Spectre que ustedes admiran junto con su amado cazador.—Retiró el arma.—Si lo amas tanto, fuiste inteligente.
Esa última frase me congeló.¿Cómo sabía ella eso? Era un peligro para todos que eso parase a oídos de nuestra señora.
—¿Cómo sabes eso?.
Pregunté entre dientes. Ella, no tardó en darme una respuesta que me decepcionó. De todo.
—Nuestra señora me envió a vigilarte, se hace con los angeles enviados a proteger personas. Cabe destacar que nuestra señora no confía en ti, por eso me envió a mí.
Esas últimas palabras me destruyeron. No, no podía ser. ¿Desconfiar de mí? ¿Por qué? Pero si ella misma en persona, diciendo que confiaba en mí una tarea de esa magnitud, fue la que me encomendó dicha misión. Dude de su palabra.
—¿Desconfiar de mi? Pero si ella misma fue la que me encomendó esto.
Aquella mujer me miró fijamente unos segundos. Como si pudiera ver la pequeña decepción dentro de mí, tiró las dos últimas estocadas.
—Nuestra señora dudó de ti, pues sabía el tipo de mujerzuela que eres.—En ese momento una de mis cejas se arqueó.—Para ella nada es un secreto, Angelique..
Abrí mis ojos de más. No podía ser lo que creía. No podía saberlo, pero la recién formada sonrisa en su rostro me dijo lo contrario:
«En efecto, Angelique, ella sabía de tu ser lujurioso, de tus múltiples veces en las que te adentrabas en el mundo del morbo y lo carnal, de como múltiples veces explorabas tu cuerpo de forma impura»
Todo eso me dejó, helada, fría, di dos pasos antes de casi caer de la impresión. Aún quedaba el último golpe.
—Así es, ya se enteró de vuestra relación, sabiendo que es prohibido enamorarse de tu protegido lo hiciste, se te hubiera perdonado pero..—Ella se acercó a mí con rapidez.—Besarlo, tener intimidad con el...
Lo siguiente que sentí fue su dura mano enguantada impactar mi mejilla con tal fuerza que me arrojó de bruces al suelo. La miré, fue tal el impacto que dejé caer la pistola. Está hizo un ruido al caer que atrajo la atención de ella.
—¿Que es esto?.—la agarró alzandola.—No puede ser, ahora incluso usas su armas, ¿Acaso el amor te ha cegado? Pero bueno, ya no perderé el tiempo. Tienes una semana para despedirte de él, si no es así volveré en 7 días con nuestra señora a llevarte a la fuerza, te esperaré aquí todos los días si eres inteligente.
La mujer se giró caminando hacia donde la encontré. Allí se detuvo y me miró de reojo antes de desaparecer. Con la pistola.
Huí de ahí lo más rápido posible. Volé con cientos de sentimientos encontrados. Ira, tristeza, rabia, impotencia. No podía ser, mi secreto, aunque lo que más me dolía fue la desconfianza y el como me veía nuestra señora.
Llorando volví con Víctor. Sin decir nada me refugié en sus brazos. Solo quería olvidarlo todo. Le prometí decirle pero, no lo cumplí, los días siguientes lo evadía. No quería verlo triste por mi pronta partida.
Todos los días iba hacia esa iglesia. Trataba de razonar con ella. Con esa asquerosa Guardian del Abismo pero ella solo decía:
—Ordenes, son órdenes.
El día que la colme la paciencia, dónde trató de atacarme, me dió un ultimátum:
—Cuatro días Angelique. Hazlo o sufre.
Luego discutí con Víctor. Fue tanto así que decidí esconderme.
Ahora solo quedan dos días.
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10 de Octubre del 2019
Abismo. Castillo del Abismo.
Angelique se había desahogado al poder contar todo ello. Ambas se habían sentado en el pasillo con los brazos de Rosamund dándole un reconfortante abrazo. Eso era lo que ella más quería en ese momento.
—¿Quién era esa Guardián del Abismo?.—Preguntó mientras acariciaba su cabello corto.
—Ambas fuimos, compañeras desde pequeñas, inseparables, hasta que ella fue ascendida a Guardián del Abismo.—Decepcionada de lo que diría a continuación, Angelique inhaló profundamente antes de exhalar con pesadez.—Entonces se volvió engreída, soberbia, creída. Nos volvimos enemigas, tiempo después, me asignaron está misión.
Rosamund asintió comprendiendo el asunto. Hizo una mueca de molestia. Ambas se pusieron de pie, la General le hizo mirarla.
—Debes de hablar con Víctor y más que todo con Volkner. Él podría, no sé, abogar por tí.
Dijo tomándola de las manos tratando de insuflaurle algo de positivismo, pero con una mueca derrotada ella le soltó de las manos dándole la espalda.
—No lo sé, Rosamund, creí que lo mejor sería irme.
—¡¿Que!?.
Angelique ni se inmutó por la fuerte exclamación de la mujer. Se giró encarandola con ojos lagrimosos.
—Piensalo, primero: Victor tiene una marca, por lo tanto tendrá un Soulmate en algún sitio, segundo: nuestra relación si es que se logra mantener, sería prohibida.—Soltó con voz derrotada.—¿Crees que eso sería algo que él merezca?
Rosamund. Negó acercándose a Angelique. Con fuerza la tomó de los hombros.
—El haría lo que fuese por tí, si algo hemos visto, es que Victor daría la vida por aquellos que son de él.
Angelique estuvo a punto de responder, no supo si sería instinto, presentimiento o el destino pero se giró su rostro hacia una ventana a su derecha, captando como una figura se acercaba a ella a toda velocidad. No podía ser.
Sin poder decir nada, arrojó a ambas al suelo. Rosamund se asombró por la fuerza y por lo repentino. Ambas cayeron, ella no comprendía nada pero pronto lo haría.
La pared derecha reventó arrojando los múltiples ladrillos y escombros contra la pared contraria. Entre el polvillo, ambas pudieron ver lo que para ellas era la titánica figura de un caballero alado cual arcangel de la biblia. Era una mujer por su cuerpo esbelto, entre sus manos portaba una hacha de guerra.
—¡Se acabó el tiempo Angelique!.—Gritó con estruendo.—Nuestra señora ha ordenado tu regreso. ¡Rindete o sufre!
Exclamó apuntando su hacha hacia Angelique. Ella invoco su espada apuntandole con ella a la guardia, retandola. Sola no estaba, a su lado Rosamund le apuntó con una pistola. La Guardián afiló sus ojos.
—Grave error.
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10 de Octubre del 2018
Alemania. Castillo del Abismo. Sala del trono.
Mientras Angelique contaba su versión de la historia a Rosamund, Volkner había ordenado a Aldrich que llamase a los guardias y el oficial de turno. Al igual que a la vanguardia. Eficaz como solo él, no tardó en ir a por ellos. Dejando solos a Victor y a Volkner. El joven tenía ciertos nervios que se veían en una se sus piernas.
—Calmado Victor, tu solo mantente frío que así podrás encontrarla con mayor facilidad.—Volkner le hablaba de una forma tranquilizadora.
—Entiendame, mi señor, que ella se ha vuelto muy importante para mí.
Los labios se Volkner. Siempre serious formaron una sonrisa invadida de nostalgia al escuchar la voz de enamorado de Victor. El se sentó en el trono, cruzando los brazos y soltando un suspiro. Aprovechando que Aldrich duraría, le contaría algo bastante viejo a a Víctor. Decidió comenzar por una pregunta.
—¿Que harías si te encuentras con tu sulmate?.—Preguntó anticipando una respuesta.—Tendrias que dejar a Angelique porqué nadie puede vivir sin su alma gemela.
—¿A qué te refieres?.—Le preguntó en respueta Victor no gustandole a dónde iba la conversación.
—Solamente digo que debes de ver la realidad de las cosas, un lazo entre soulmates es inquebrantable, y el amor entre ellos único y fuerte.—Todo aquello lo decía con una voz triste y nostalgica.—Ustedes pueden amarse con toda la fuerza que deseen, pero llegado el momento, deberás de tomar una decisión: tu alma gemela o un amor imperfecto.
Victor contempló aquella decisiones. Notó por igual el tono triste en la voz del Señor del Abismo.
—¿Acaso usted amó a alguien más que su soulmate?
Volkner negó.
—Te digo, por qué al conocer a mi Hermosa Lizette, sentí toda esa descarga de sentimientos hacia tu alma gemela, la Unión que se crea es única, pero al igual lo es el dolor al rechazo o a perder a tu alma gemela.
Fue cuando Victor supo cómo terminaba esa historia.
—¿Ella...?
—Si, ella murió, era una Guardian del Abismo, la conocí como tú conociste a Angelique, como una Angel del Abismo pero a diferencia de ustedes, ella era mi alma gemela
«En esos tiempos el Abismo estaba en guerra contra una serie de reinos sobrenaturales, que ya no se ven en este plano, yo era un Cazador General. A punto de ser ascendido a Señor del Abismo. Tuvimos un apasionado romance y en batalla siempre con nuestro compañero de armas, Aldrich.
Ella murió, antes de ganar la Guerra, una flecha envenenada. Desde ese día algo murió en mí»
Volkner tomó un trago de una copa llena con un vino rojizo. Victor prestó suma atención a la historia.
—¿Luego que..
Un potente estruendo que pareció hacer temblar el castillo entero silencio al cazador. Ambos se miraron. Volkner se paró del trono abruptamente mientras que Victor se giraba hacia el lugar de donde vino el estruendo con un frío recorriendo su cuerpo junto con una serie de nervios.
Volkner corrió hacía las dobles puertas con su espada en mano. Al abrirlas se giró hacia Victor.
—Vamos.
Ambos con sus espadas corrieron por los laberinticos pasillos del castillo. Oyendo múltiples estruendos, golpes de metales y disparos.
Para nadie en el castillo paso desapercibido todo el desastre. Por lo cual Aldrich y la Vanguardia en conjunto con la guardia del Abismo acudieron al sitio.
Victor y Volkner cruzaron en una esquina. Al adentrarse en el pasillo corrieron unos metros antes de que una de las paredes reventase frenandolos en seco.
En el suelo estaba una adolorida Angelique que alzó la mirada retadora. Del agujero que daba con un pasillo aledaño, ingresó la guardian.
Para Victor se vio como una titánica figura, no por lo alto sino por lo acorazado. Dos enormes alas emergian de su espalda. En sus manos portaba una enorme hacha de guerra y su fuerte casco cubría su rostro. Victor no tardó en apuntarle con su mano izquierda donde tomó su pistola. Le disparó en la cabeza pero para su mala suerte la bala rebotó.
La mirada de la guardian cayó sobre él.
—El famoso Cazador del Abismo.—La guardian se giró hacia el apuntandole con su hacha.—Moriras por haber manchado la gracia de un Ángel ¡pecador!
Victor no se dejó intimidar. Le apuntó con su espada, sintiendo una ola de nervios al ver que su pistola no había perforado el casco. Esos mismos nervios venían al ver herida a Angelique.
Con suma velocidad la mujer alzó el hacha y la encajó en el suelo agrietandolo. El Espectro se había echo a un lado, con la mirada fija en el otro, pudo ver sus ojos tornarse rojos.
Al mismo tiempo, Volkner saltaba sobre el hacha, impulsandose saltó de nuevo, cayendo detrás de la guardian, la mujer bloqueó la espada de Volkner con la placa de metal de su antebrazo.
—Un Guardian del Abismo no puede atentar contra la vida de un Cazador.
—Pero este cometió un grave pecado.
Un poderoso impacto arrojó a la mujer metros adentro del pasillo. Victor le había arrojado una Esfera Oscura.
La mujer se había incrustado contra una gruesa pared. Aturdida por el impacto. Victor dió una serie de pasos, sus ojos rojos brillaron al igual que su marca. Una serie de hilos negros emergieron de ella recorriendo su brazo, cual serpientes envolviendo su presa. En su palma se materializó una gran bola de color negro.
—Implosion Oscura.
La bola fue arrojada hacia ella, al impactar creó un vacío de atracción atrayendo escombros antes de crear una gran explosión.
Victor y Volkner presenciaron el hecho. El Cazador se acercó hasta Angelique, la cual se puso de pie con dificultad. Sintió miedo ante un posible grito de Victor, por su enojo. Eso se desvaneció al encontrarse entre sus brazos. Ella le abrazó.
—Victor..
—Tranquila, no estoy enojado contigo.—Le limpió el sucio de una de sus mejillas.—Te amo.
Ella sonrió. Recordó a Rosamund y como está fue derribada por un puñetazo de esa guardian. Fue cuando por el agujero se mostró la figura de Rosamund que se adentró en el otro pasillo. La Ángel la vio por encima del hombro de Victor.
—¡Rosamund!
Exclamó al ver a la mujer intacta. Está sonrió. Tomándola por sorpresa, la enorme hacha de guerra surgió desde el final del pasillo. Fueron segundos en los que la general vio con horror el enorme arma y como a una velocidad asombrosa Volkner partía en dos la misma con su espada.
Los afilados ojos carmesíes escrutaron el oscuro pasillo. La figuras de la guardian surgió desde las sombras. Al mismo tiempo Aldrich llegaba acompañado de vanguardias y guardias.
Los guardas corrieron hacia su señor posicionándose a su lado. Con sus fusiles apuntaron a la mujer disparándole. Solo para ver cómo las balas rebotaban inútilmente en su dura coraza.
—Soldados retirense.—Ordenó Aldrich en ese momento posicionándose junto a su señor.—Esto es nuestro combate.
La Guardian se detuvo a unos metros invocando otra hacha entre sus manos.
Allí estaban. Un Señor del Abismo y un Vanguardia, contra una Guardian del Abismo. Victor, Rosamund y Angelique eran expectadores junto con los soldados allí presentes.
—Victor, vete con Angelique, ponla a salvo.—Ordenó Volkner.—Es claro que viene a por ella. Ve, es una orden.
En ese momento, la Guardian reposo su hacha en el suelo creando un leve estruendo.
—¿Acaso un señor del abismo tan antiguo como tú piensa permitir ese pecado?.—Cuestionó con molestia.
—Hace tiempo atrás, cometí el error de no apoyar a mi Cazador del Abismo, esta vez, ni será así.—Volkner le apuntó con su espada.
La guardian gruñó.
—Que así sea.
Dijo apuntando su arma hacia el Señor del Abismo. Aldrich copiando la acción de ambos con su espada dijo con burla.
—¿Cómo en los viejos tiempos no?
Ambos sonrieron.
—Como en los viejos tiempos.
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Fueron cortos segundos en los que Aldrich se impulsaba con sus piernas hacia la guardian. Mientras que Victor y Angelique huían hacia las escaleras seguidos de los soldados.
La espada de Aldrich impactó con el filo del hacha, estas se despegaron dándole paso a Volkner de enterrar su hoja en el metal del hacha, enterrando el filo unos centímetros dentro.
La mirada de ambos era de concentración pura en su adversario. La guardian elevó la mirada cuando el Vanguardia saltó. De su mano arrojo múltiples agujas negras que se enterraron en la coraza de su pechera. Simultáneamente explotaron haciéndola retroceder varios pasos, con estelas de humo recorriendo su cuerpo.
En ese exacto momento una enorme serpiente negra, como el alquitrán, aparecía desde la mano de Volkner. Con sus dos orbes rojizos la enorme criatura escamada vio a su rival antes de lanzarse sobre él. La mordió en todo el centro del cuerpo, estrellandola contra el suelo y arrastrandola contra el mismo.
La guardian sin dejarse vencer cortó la cabeza del oscuro ser. El mismo se desvaneció en espeso humo negro. Ya molesta por la pérdida de tiempo, la Guardian recurrió a su propia magia.
—¡Suficiente!
La mujer blandio su hacha de la cual salió disparada una onda de energía con la forma del filo. Volkner sin temer, se interpuso extendiendo su mano la cual recibió el impacto sin daño alguno. Al instante Aldrich entró en escena con una poderosa lanza de oscuridad la cual arrojó hacia la mujer.
Lamentablemente, falló. La mujer se elevó con sus alas evitando el ataque. Dejándose caer hacia ellos enterró su hacha en el suelo creando una onda de choque de energía. La descarga enérgica arrojó a los dos hombres contra las paredes.
En ese instante la mujer destrozó otra pared. Saltó al vacío oscuro volando en cacería a sus presas. Volkner y Aldrich se recuperaron con rapidez del aturdimiento. Sin decir palabra alguna porque ambos sabían que debían de hacer. Emprendieron una carrera hacia los dos jóvenes.
—¡Corre Angelique!
Le gritó Victor mientras la jalaba del brazo. El grupo corria creando un estruendo con sus botas, alejándose lo más posible de la amenaza. "Aldrich y Volkner la van a matar eso seguro" pensó Victor.
Pero la realidad es decepcionante a menudo. En ese instante la pared derecha frente a ellos reventó. Victor soltó a Angelique al momento que detenía con su espada el impacto del hacha que salía del polvo como un emisario de muerte. Tal era la fuerza que el cazador tuve que usar las dos manos para detener el letal filo. A su misma vez, los fusiles de cerrojo de los soldados disparaban, impactando y rebotando las balas. Victor se arrodilló ante la fuerza descomunal de la mujer.
Desde atrás Angelique sin quedarse de brazos cruzados, arrojó una esfera de energía la cual impactó en el pecho de la mujer obligándola a dar unos pasos atrás.
—¡Columnas de fuego!
Del suelo emergieron multiples columnas de fuego invocadas por el cazador. La misma impactó con fuerza en el lecho de la mujer dejando una mancha negra en la coraza. Aún así no retrocedió. Incluso agarró a Víctor por el cuello de la guerrera. El joven sintió sus pies abandonar el suelo e incluso trató de cortarle el brazo pero su espada se le cayó al rebotar contra la armadura.
—¡Maldito estorbo!
Con impresionante fuerza la mujer arrojó a Víctor por el agujero el en que entró, al vacío.
—¡No! ¡Victor!
Gritó Angelique. La guardian e giró hacia ella. Alzó el hacha. Ante de poder hacer algo un tentáculo negro salió a través del agujero envolviéndose en su pecho como una constrictor. Victor empleando más fuerza de la que tenía la atrajo hacia él Victor antes de el caer sin freno.
La guardian usó sus alas para detener su caída. Al dirigir su mirada hacia el cuerpo que caía del Cazador se encontró con la aterradora estampa de Alwyrm volando hacia ella con sus fauces abiertas.
La Guardian lo esquivó por poco. El dragón evitó chocar contra el castillo elevándose. La guardian vio con asombro una especie que todos daban por extinta. Al girar el dragón buscando enfilarse hacia la mujer, pudo ver con más asombro aún que, cual jinete, ese Cazador montaba al Dragón.
Victor la miró, le apuntó con su fusil de asalto disparándole a lomos de Alwyrm. La mujer cruzó los brazos, bloqueando las balas. El rugido del dragón le advirtió de su cercanía. Nuevamente abrió sus fauces dispuesta a matarla con sus poderosos colmillos.
Lo esquivó. Tratando de impactarlo con su hacha la cual esquivó. El dragón se giró hacia ella arrojando una potente llamarada. Su armadura logró protegerla del poderoso fuego.
La mujer trató de atacarlo con su hacha cosa que no pudo al ser desequilibrada por el viento cruzado arrojado por las alas del enorme dragón al volar.
El mundo le dió vueltas hasta que se estabilizó. Lo siguiente que vio fue una bola de fuego Negro volar hacia ella. El impacto fue de tal potencia que la arrojó al suelo del patio del castillo.
Con un inmenso dolor recorriendo su cuerpo, producto de los múltiples ataques. La guardian se levantó, viendo cómo frente a ella aterrizaba el gran dragón haciendo temblar el suelo.
La Guardian se apoyó en su hacha. Victor se mantuvo sobre el dragón que gruñia hacia la mujer.
Desde el agujero en la pared del castillo, todos habían visto el combate aéreo. Rosamund saltó al vacío volando con sus alas. Rosamund trató de detenerla pero no pudo.
Ella aterrizó entre Victor y la guardian. Sin esperar el bajó colocándose frente a ella de forma defensiva, apuntando a la mujer con su fusil.
—¿Por qué bajaste?
Le preguntó por lo bajo.
—No puedo quedarme de brazos cruzados.
Respondió ella invocando su espada en sus manos. La guardian veía asombrada la determinación de ambos, como se llevaban hasta el final.
—En este punto mis objetivos estarían muertos o se habrían rendido pero...—Vio como detrás de ellos venían un grupo de soldados del Abismo.—Ustedes parecen no conocer la palabra rendición.
—Ni la cobardía.
Angelique hizo a un lado a Víctor cargando hacia la guardian. Con fuerza tomó su hacha lista para enfrentar a la Ángel. Vida que no ocurrió, puesto que una voz venida desde el más allá detuvo aquel conflicto.
—¡Suficiente!
Una orden venida desde lo más recóndito del Abismo. Tan fuerte que el Abismo pareció temblar. Angelique dió unos pasos atrás a lo que Victor tomó su mano. Se apretaron con fuerza. No había ser en el Abismos que no hubiese oído esa orden. El abismo pareció retenerse.
La guardian se arrodilló. Con la mirada al suelo. Angelique palideció porque, en el fondo, sabía muy bien de quién era esa orden.
Una luz pareció destellar en el Abismo, hasta que está se apareció justo arriba de la guardian. Está de un fuerte destelló que cegó a los presentes.
Al recuperar la visión, lo que estaba ante ellos, era algo que imaginaban presenciar jamás. Una figura etérea flotaba arriba de la guardian. Su cuerpo estaba cubierto por una túnica larga que se ondeaba al flotar. Al igual que su largo cabello. Describirlos era imposible al momento, puesto que su cuerpo parecía cubierto por una base de piedra.
La figura tocó tierra. En ese mismo momento, Volkner descendio junto con Aldrich en una plataforma echa de oscuridad sólida que al tocar suelo se desvaneció. Al colocarse junto a los jóvenes solo pudo fruncir el ceño.
—Imposible..
Angelique se aferró con fuerza q a Víctor, cosa que no pasó desapercibida ante los ojos del ser. No tardó en caerse la piedra de su cuerpo, agrietandolo, cayendo por trozos.
Cuando está se desprendió, dejó a la vista la piel más blanca, el cabello más negro y unos ojos violentas resplandecientes de poder puro. Angelique no tuvo más remedio que arrodillarse con la mirada al suelo. Alwyrm gruñó reconociendo muy bien quien era esa entidad.
Ahí fue cuando todos comprendieron con temor, quién era.
Era el mismísimo Abismo frente ellos. Para esa entidad no pasó por alto el hecho de que sus hijos le veían más con miedo que con felicidad e incluso algunos le apuntaban con sus armas. Pero su mirada se centró en tres personas:
Volkner, Señor del Abismo
Victor, Cazador del Abismo
Angelique, Ángel del Abismo.
—Levantarse, hijas mías.
Ordenó con una voz que sobrepasaba la comprensión. Era hermosa, perfecta e inigualable. Las dos mujeres acataron su orden. El Abismo examinó a su guardian, herida pero en pie de lucha. Luego miró a su Angel. Se veía herida pero nada muy grave. En ese mismo instante, Angelique se sintió intimidada por la escrutadora mirada de la entidad. En ese mismo Victor se colocó a su lado listo para defenderla.
—Jerssien, parece que tu información es acertada respecto a Angelique mantiene una relación prohibida con su protegido.
La Guardian asintió. Una sonrisa se pintó bajo su casco.
—Sin embargo tú misión era recuperarla, no crear un conflicto dónde tratarías de acabar con la vida del mismo protegido de tu hermana.—La deidad se colocó frente a su guardian.—Por lo que debes de ser castigada.
De su túnica desenvaino una larga espada de hoja negra y bordes purpureos. La enterró en el abdomen de la mujer. La misma se contorsiono de dolor. Atravesó su coraza como nada.
Jerssien, guardian del Abismo, sintió como su ser se desvanecia, literalmente se convertía en polvo de estrellas, hasta desvanecerse ante la fija mirada de su señora.
Angelique vio con horror aquel castigo, imaginando lo horrendo del suyo al haber cometido un pecado. La deidad entonces, se giró hacia ella.
—Angelique, por igual has cometido algo prohibido y blasfemo, rompiendo dos reglas, por lo cuál debes ser castigada.
La entidad procedió a acercarse, pero la intervención de Volkner la detuvo.
—Alto, ha pesar de hacer cometido dos errores, ella cumplió en proteger a su objetivo e incluso contribuyó en la salvación del mismo abismo.—El se había colocado frente a los jóvenes.—Eso tiene que tener peso para usted, que es la madre de todos los seres del Abismo.
Ambos se miraron con fijeza. En silencio, a los ojos del otro. Volkner pareció ver algo de conocido en ellos.
—Tienes razón, señor del Abismo, aún así debe de ser castigada.
Victor ya no aguanto.
—Y una mierda.
Sin esperar más se puso en combate, alzó su fusil listo para disparar, antes de poder siquiera jalar del gatillo todos fueron arrojado hacia atrás por una fuerza superior menos Angelique.
Alwyrm rugió de rabia. Victor se paró de golpe corriendo hacia ella solo para quedarse estático en el sitio. Sin poder mover un músculo, lo intentaba pero esa fuerza mayor lo tenía congelado, solo viendo sin hacer nada.
—¡No! ¡Angelique!
La deidad se acercó a la Ángel que se había resignado a recibir su castigo, con la frente bien en alto, ella esperó.
—Angelique, Ángel del Abismo, has cometido dos gallos graves, no obstante, debido a tus acciones buenas de mayor peso, recibirás un castigo menor.
Angelique se giró hacia Victor. Ella le sonrió.
—Te amo...
Lo siguiente fue un dolor indescriptible al sentir la hoja atravesar su cuerpo. Soltó un jadeo ahogado. Todos veían atónitos aquello.
—¡Noooo!.
Gritó Victor liberandose solo por orden de la misma deidad del Abismo. Corrió hacía la joven, atrapandola en sus brazos, pudo ver un hilo de sangre bajar por su labio. El miedo, un miedo que había vivido desde la batalla de Gerfeullem se instaló en su cuerpo.
—No.. no Angelique no.—Dijo tomandola fuerte de las manos
El pánico incrementó cuando vio que sus pies comenzaban a desvanecerse, lentamente, una muerte inexorable.
Ella con una mano acarició su mejilla. El la tomo.
—Tienes que aguantar, por favor, aguanta.. no puedes morir.—Con rabia Victor dejó salir la primera lágrima.—No ahora que tenemos paz..
—Victor... Es inevitable.
—P-pero dijiste que nunca me dejarías.—Su voz temblaba.—No.. no
—Hey.. tranquilo.. recuerda que.. mientras tengas la cruz... Que te di nunca te dejaré..—Le sonrió tiernamente.
Victor la sacó apretándola con fuerza. Angelique sonrió.
—Te amo Victor..
El pudo ver con impotencia como gran parte de su cuerpo se desvanecia, sin dudar le dió algo de él. La Calavera con estrella que portaba en el cuello de su guerrera, su rango de metal.
—Ten ésto contigo... A dónde vayas..—Victor dejó correr otra lágrima.—Te Amo Angelique...
Sin dudar la besó. Un beso lento cargado de sentimientos, de tristeza y de una promesa. Nunca olvidarla. La envolvió en sus brazos apretándola a él. Aún besandose.
Sintió menos su figura...
Y luego menos..
Hasta que ya no sintió nada...
Tenía miedo de abrir los ojos y toparse con la triste realidad, lo hizo, viendo con crueldad la realidad. Frente a el solo estaba el Abismo. Un torrente de odio puro recorrió su cuerpo entero. Odio puro por lo injusto, por la rabia y el dolor.
—¡Te odio!
Le gritó con todas sus fuerzas. El Abismo no pareció verse afectada.
—El odio, forja a los Cazadores.
Considerado hecho su trabajo. La deidad dejando todos pasmados y asombrados.
No podía creerlo. Angelique se había ido. No podía ser cierto, no quería aceptarlo, más no tuvo más remedio. Cayó de rodillas, con el dolor invadiendo su cuerpo.
—¡Noooo!
Gritó al cielo oscuro. Su marca flameaba por la ira acumulada. Alwyrm quien compartía su dolor rugió hacia el cielo dejando salir una lengua de fuego carmesí.
Aldrich corrió hacía Victor. Abrazándolo, como lo haría un padre con su hijo. Victor lloró sin consuelo, había perdido a quien más amaba. Volkner se acercó solo para recibir entre sus brazos al desdichado cazador.
Los Spectre llevaron, los guardas del castillo. Incluso las tripulaciones de los tanques. Todos vieron la figura destrozada de su líder. No la poderosa e invencible si no una... vulnerable.
Victor ese día, se sumió en el peor de sus dolores.
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20 de Diciembre del 2018
Alemania. Ciudad Sobrenatural de Kolstaft.
3 meses después.
La ciudad de Kolstaft, cuna de la rebelión anti-imperial ardía en llamas.
Los gritos de agonía de sus ciudadanos llenaban el aires junto con el crujir de la madera.
Los causantes de ello caminaban por las calles, con sus armas en las manos matando a todo civil que se atravesase. Ya fuese hombre, mujer o niño. Las órdenes eran claras: no prisioneros.
Los tanques Leopard ametrallaban a esos que intentaban huir. El combate de hace minutos atrás había barrido toda la fuerza combatiente, ahora solo exterminaban a los civiles.
En el centro de la Ciudad, aquellos civiles que se vieron en medio del combate principal. Tenían suerte pues por ahora eran prisioneros, un lujo muy grande considerando la reputación de dicho Batallón Blindado.
Con miedo veían la ejecución del líder, de las manos del General a mando de ese batallón.
El líder rebelde, con el rostro magullado, alzó la mirada sin miedo a su destino. Pudo ver el negro orificio del revolver apuntarle a la cara.
El disparo se produjo, destrozando el cráneo del líder. Eso quedó grabado en las mentes de los civiles, pero no serían capaces de contar aquella atrocidad en el futuro.
—Señor ¿Que hacemos con los civiles?.—Preguntó el capitán.
—Matenlos a todos.
Los ametralladoras silenciaron sus gritos de piedad cuando la orden de fuego fue Dada. Bajo la estricta observación del general imperial.
La última imagen de muchos de los ejecutados fue, o el arma, o la silueta del soldado. Pero para uno de los niños presentes, fue la del líder enemigo.
Vestido con un uniforme elegante de color negro, acompañado de un dragób que se podía ver entre el fuego.
La imagen... Esa fue la última imagen.
La del General Cazador Victor Pérez. Del 1er Batallón Panzergrenadier de la Policía Militar Del Abismo.
Boom, explosión.
Bienvenidos al 4to arco.
Tengo muchas sorpresas para éste.
Aprovecho para darles este último capítulo del año. Agradecido con los lectores fieles que me apoyan. Gracias desde lo más profundo.
Seguidme en Instagram dónde público de vez en cuando imágenes relevantes al libro y más adelante avances.
Assassinflyer1
Sin más que decirle. Desearles un feliz día a todos.
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