Capítulo 33 "Guerra Relámpago"
22 de Agosto del 2018
Abismo. Calles de la Capital.
Por las calles de la capital, cerca de una zona urbana conocida por ser un lugar lleno de gente pudiente, de dinero, con múltiples negocios y tiendas. Parques llenos de zonas verdes. Un lugar agradable para estar bajo las luces artífices de colores purpúreos que alumbraban el lugar. Abrumado por el sentimiento de la felicidad, Víctor caminaba junto a Angelique. Cuando la conoció no creyó que acabarían así, paseando por las calles del abismo agarrados de la mano. Sonrió por lo bajo.
—¿Estas feliz?.—La voz dulce de ella le sacó de sus pensamientos.
Víctor dirigió su mirada apenas ella se detuvo. Esos orbes verdes le miraron con brillo y expectativa. Le parecieron hermosos.
—¿Como no podría estarlo? Es... Nunca creí que acabaríamos así.—Dijo alzando sus manos juntas.
Angelique rió moviendo los dedos entrelazados con los de él. De forma juguetona que al Espectro le pareció tierna. Ella apretó su mano con fuerza. Como si no quisiera soltarla.
—¿Te arrepientes?.—Preguntó alzando una ceja.
—No.
La atrajo hasta él tomándola de la cintura para probar de nuevo la exquisitez de sus labios, ella no se negó dejándole llevar el beso, sentir ella como era ser guiada, pues ambos eran novatos en el amor. Era un momento donde el mundo se volvía ajeno a ellos, solo ellos dos estaban. Se separó rozando sus labios con una sonrisa y un leve sonrojo.
—De lo único que me arrepiento ahora, se que sonará atrevido y pido disculpas por ello, es no haberme grabado mejor tu imagen ese día en Flakmern.—Le susurró en su oído.
Ella soltó una risa, le golpeó en el pecho alejándolo a lo que él extendió los brazos con inocencia. Un señor que estaba en el parque observando el lugar vio a la pareja como un par de jóvenes enamorados, el señor sonrió y retomó su lectura de un viejo libro. Angelique se acercó al cazador con las manos en la espalda, su rostro tenía una expresión juguetona en él.
—Pues, lamento decirte que esta obra de arte.—Dijo señalándose a si mismo cual modelo.—No puede ser visto por ojos impuros, después de todo soy un ángel. Seria un pecado.
Angelique se alejó adelantándose en el camino. Victor parpadeó y antes de seguirla susurró:
—Entonces me convertiré en un pecador.
El joven retomó el paso junto a su ángel. Angelique veía el pasar de las personas, bien vestidas, profesores, ingenieros, estudiantes, alguna que otra patrulla de la guardia que al ver a Víctor se le paraban firmes, cosa que comenzaba a cansarle. Cuando pasaron junto a la ultima patrulla el suspiró y ella soltó un risa.
—Vaya parece que pasaste de ser el enemigo numero 1 de la guardia a ser el oficial al que todos se le paran firmes. Apuesto oficial.—Le guiñó un ojo. Victor desvío la mirada algo cohibido por ese guiño.
—No es gracioso, ya se torna fastidioso que todo soldado que te vea se pare firme como si los fuera a castigar por no hacerlo, se que lo hacen por respeto pero, dioses.—Entonces Víctor reparó en su cumplido.—¿De verdad te parezco apuesto?
Angelique siguió caminando, con Víctor a su lado, el joven tomó de forma discreta la mano de su ángel a lo que ella sonrió de lado. Continuaron observando tiendas de diferentes cosas, ropa, comida, recuerdos. Junto a un parque estaba una pequeña tienda de recuerdos a la cual Angelique entró. Dejando a un sorprendido Víctor que parpadeó algo fuera de lugar.
Mientras la joven estaba dentro, Víctor se sentó en un banca del parque cercano. Se acomodó en el observando a las personas pasar. Una madre pasó con un niño, el cual al ver la oscura y elegante figura del oficial abrió sus ojos de más en admiración. La madre le sonrió al teniente cazador a los que él movió su gorra asintiendo con una sonrisa.
Angelique al salir pudo ver la figura relajada de Víctor, sentado en el parque.
Ella se acercó, colocándose a sus espaldas, con delicadeza tomó su rostro obligándolo a mirar hacia arriba para robarle un beso casto en los labios.
—A pesar de no tener físico de atleta o unos extraordinarios con un cabello liso, tienes un encanto, no físico, más allá, tu mirada, la intensidad de ella, tu porte, tu gallardía, eso es lo que te hace apuesto.—Victor sonrió sincero ante las palabras de su ángel.
—Gracias.
Ella se sentó a su lado, le mostró un anillo y una cadena, ambos eran plateados, ambos tenían calaveras en ellos. Angelique se colocó el anillo, le entregó la cadena a Víctor. El la tomó examinándola.
—Tomalo como un recuerdo, cuando estemos lejos eso te mantendrá conmigo.—Ella le sonrió.
—Gracias.
Ambos salieron del lugar, continuando por su camino. Hablaron de temas banales, preguntándose cosas el uno al otro. Resulta que hay un plano más allá del físico, donde residen los seres sin humanidad. Angelique estaba con los ángeles del abismo bajo el cuidado del mismos abismo. Si, Víctor al enterarse de eso quedó boquiabierto.
—¿Dices que el Abismo es más que solo un sitio?
—Si.—El asombro de Víctor le hizo sonreír.
—¿Pero entonces de donde vienes tu?.—Habia logrado captar la atencion de Víctor.—Si no naciste como ser humano.
Ambos se detuvieron con el borde de un río que dividía ese sector con otro. Si, en el abismo habían grandes ríos provenientes de Alemania que cruzaban la montaña en la cual estaba oculto el mismo. Solo que en ese río había un ecosistema y especies nuevas, únicas, a ese lugar de sombras. Los dos se apoyaron en las barras de metal admirado la bóveda negra que le servía como cielo.
—Los ángeles del abismo nacemos de las estrellas muertas, aquellas que pierden su brillo, aquellas se desaparecen en la oscuridad. Somos tomadas y llevadas ante nuestra madre, la cual nos da la vida como sus ángeles oscuros.—Ella hablaba en un tono melódico, acompasado, como aquel que usan las madres al contar un cuento a sus hijos.—Somos criadas bajo una fuerte disciplina, somos en extremo peligrosas, pero se nos entrena para no usar nuestros poderes de forma indiscriminada. Somos enviadas a proteger la vida de seres del abismo, hasta que estos cumplan sus destinos.
Victor escuchó todo aquello hipnotizado por su voz. Pero al rebobinar, un disgusto recorrió su cuerpo.
—Entonces.. ¿Te irás?.—Preguntó con cierta tristeza en su voz.
Ella bajó la mirada a las oscura aguas alquitranadas. Dos peces surcaron la superifice, sus escamas eran negras con pequeños puntos blancos, como una galaxia. Los mismos se hundieron.
—Eso es lo que debe de pasar, cuando cumplas tu destino.—Ella le sonrió con un leve pesar.—Además, hay que ser francos, en algún momento encontraras a tu soulmate.
El silencio se instauró entre los dos. Por momentos se arrepentía de haber dicho eso, pero debía de ser realista, el amor de Víctor por ella no seria eterno, él ya estaba destinado a otra persona. Sin esperarlo, los brazos del joven la rodearon. Ella se giró mirándole a los ojos.
—No quiero que te vayas, no quiero que me dejes...—Le susurró dejando su frente en el hombro de ella.—A pesar de tener un soulmate, yo nunca podría olvidarte.
Angelique se conmovió, limpiando una lágrima que se escurrió. Aquellas palabras le tocaron en su alma.
—A pesar de ser un ser destinado a sembrar muerte y terror, tienes un corazón de melón.—Le apuntó en el corazón.—Aunque me aparten de ti, jamás dejaré de cuidarte mi Espectro.
Ella colocó su mano detrás de la cabeza del oficial, uniendo sus labios en un beso lento y tierno, donde los sentimientos se dejaron aflorar, Víctor la apegó a el con fuerza. Perdiéndose en el sabor de los labios de su ángel. No quería, no quería perderla. Al separarse el le dio un beso corto.
Retomaron su camino, recorriendo las calles de la capital. Disfrutando de ese día único para los dos.
22 de Agosto del 2018
Alemania. Bosques cercanos al Abismo.
La linea de trincheras se había establecido en el bosque, usando lo aprendido, camuflaron las mismas usando arbustos de la zona, cubriéndolas. Así fue como convirtieron los nidos de ametralladoras en letales trampas. Era una linea medio kilometro, cada tres horas se turnaban los soldados ocupando los puestos de fusileros y los ametralladores. Mas atrás, escondidos, estaba el campamento donde se habían asentado, tiendas de campaña y una fogata donde estaba la olla en la que hacían las tres comidas.
En ese momento, apenas había empezado el turno de medio día. Otto junto con sus compañeros se metieron en la trinchera. El soldado revisó la Mg verificando que estuviese correctamente cargada. Los demás se supieron cómodos, recostándose en la pared de la misma con los fusiles sobre las piernas. Junto con ellos se rotó un sargento encargado de vigilar el comportamiento de los soldados. Los minutos pasaban, lentos, mientras que de vez en cuando sacaban algún tema de conversación. Reían y conversaban. En algunos ya les hacia falta sus familias. En algunos no, pues se sentían emocionados, como si estuvieran en la mayor aventura de sus vidas.
Más allá, uno de los soldados yacía con la cara en el suelo, tenia unos prismáticos en sus ojos vigilando el lugar. Al principio no vio nada. No fue hasta que vio movimiento entre los arbustos, pudo ver siluetas para después ver con claridad las figuras acorazadas de los mercenarios merodeadores. Ese era un grupo pequeño, que contaba solo con unos hombres con espadas y dos con ballestas. A lo largo, más y más grupos pequeños aparecían, veían a todos lados, como si buscasen algo. Los buscaban a ellos.
—¡Sargento!.—Le llamó en voz baja.—Enemigos.
El sargento se acercó tomando los prismáticos, al ver a los soldados enemigos, dio la orden de eliminarlos por sorpresa. Atraerlos hacia los nidos de ametralladoras, no dejar a ninguno vivo para que lleve sus posiciones hacia sus superiores.
—Soldado, muévase por las trincheras, que no disparen hasta que suene el silbato.
—¡Entendido mi sargento!.—Exclamó en voz baja.
El soldado se movió con rapidez por la linea de trincheras avisando a los demás soldados de las ordenes. Pasaron los minutos y la patrulla enemiga, incauta, se acercaba a ellos, despacio, paso a paso. Los soldados del abismo se tensaron, tenían los dedos listos sobre los gatillos, expectantes a la hora de abrir fuego. Ahí había todo un pelotón enemigo. El pitar del silbato atrajo la atención de todos. Los soldados enemigos miraron en derredor pero eso no les salvó. Las ametralladoras dispararon como muerte que emergía de la tierra, la primera ráfaga que Otto disparó casi partió a la mitad a mercenario incauto. Los disparos de los rifles comenzaron a sonar mientras los cuerpos caían. El pánico invadió al enemigo.
Los mercenarios caían como moscas ante el fuego de ametralladora, las ráfagas cual rasgar de tela aniquilaban a los enemigos, los ballesteros se agacharon apuntando, buscando un objetivo pero solo cayeron por los disparos de los precisos fusiles.
Klaus, vio como un mercenario bastante pequeño corría huyendo del peligro, apuntó y disparó dándole en la pierna. El objetivo cayó casi gritando de dolor, agarrándose la pierna, la bala había atravesado el peroné. Su casco cayó, ahí fue cuando Klaus pudo ver entre la violencia de la guerra, el rostro de un niño que no sabia donde estaba parado. Solo pudo ver sus ojos lagrimosos, entre el campo de batalla antes de que una letal ráfaga de ametralladora le atravesase el pecho como maquina de coser. Fue el asombro que le hizo detener los disparos.
Los demás soldados lanzaron granadas barriendo el resto del grupo. Un numeroso grupo de cadáveres quedó en el lugar. Varios soldados alzaban sus cascos observando con mejor detalle el panorama. Klaus se permitió respirar. Sus compañeros se mantenían a la expectativa. Al cabo de unos minutos, el sargento les ordenó salir de las trincheras, exceptuando a los ametralladores que debían permanecer en sus puestos.
—¡Revisen los cadáveres por rastros de supervivientes!.
No habían supervivientes. Eso era un hecho. O al menos, esa era la imagen inicial del panorama. Los soldados se encontraron con la escena repleta de cuerpos con agujeros y sangre, incluso algunos cuerpos mutilados por las granadas. Klaus se acercó entre los cuerpos, hasta el cadáver del niño. Fue cuando, sorpresivamente, pudo atisbar la respiración dificultosa del joven. El niño tenía la mirada perdida en el cielo, en sus ojos café se podía ver el miedo de aquel que todavía no sabia aceptar a la muerte.
—Acabe con su sufrimiento.
La voz del Sargento Primero le hizo girarse, ahí estaba, armado con su subfusil y acompañado de los dos camaradas se Klaus y Otto. El oficial desenfundó su pistola y se la tendió a Klaus.
—Matalo.
Klaus se mantuvo congelado, no sabía que hacer. Negarse a una orden era recibir un castigo severo, pero no tenía la frialdad para asesinar a alguien así. El suboficial guardó la pistola, le dio una mirada reprobatoria antes de hacerse a un lado, dejando ver a la General en Jefe Rosamund acompañada de dos Spectres. Ella se acercó intimidando al joven con su gélida mirada y rostro de calavera. Desenfundó su pistola y le disparó entre ceja y ceja, dando fin al sufrimiento del pobre. El sonido del disparo hizo que las miradas de todos los soldados estuvieran sobre ellos. Enfundó la pistola con calma, como si nada hubiese pasado.
—¡¿Que miran!?.—Les gritó el oficial.
—Sargento Primero.—Le llamó con calma Rosamund. El sargento se giró colocándose firme ante ella.
—Diga mi general.
—Ordene a sus hombres que apilen los cuerpos, luego prendanlos en fuego.—Rosamund observó el panorama.—Los enemigos ahora saben donde están, le recomiendo que se cambien de posición, porque el siguiente ataque será distinto para no tener los mismos fallos. Vaya pues.
—Entendido mi general.—El sargento se giró rápidamente gritándole órdenes a sus subalternos.
Klaus se disponía a ir con el resto pero la voz de la general le detuvo.
—¿Sabes cargar un cuerpo?.
Klaus, con duda respondió.
—No
—Bien pues hoy aprenderás, Rodriguez ayudelo.—Le ordenó Rosamund a uno de sus escoltas Spectre señalando el cuerpo del joven.
El soldado tomó de las manos al joven, con recelo, Rodriguez tomó las piernas alzándole. Ambos caminaron hacia el montón de cuerpos que comenzaba a formarse. Más allá pudo ver a Erich y a Dolchner cargar otro cuerpo. "De la que se salvó Otto" fue su pensamiento. Llegaron, arrojaron al joven junto con los demás cuerpos. Klaus suspiró.
—Te doy un consejo, no sientas remordimiento ni lastima si quieres salir vivo.
Entonces la general se retiró con los dos Spectres, ambos desapareciendo en los bosques. Durante el resto del día movieron los cuerpos a un lugar alejado, buscando dejar lejos la pestilencia. Usaron gasoil que llevaban los Spectres, prendiendo así la antorcha humana de cadáveres. Al anochecer, se podía ver un gran destello amarillo en el Bosque y una nube de humo ascender hasta el cielo. Buscando el perdón de esas almas desdichadas.
Ese día, antes de repartirse las guardias, un francotirador Spectre, apareció en el lugar, les dijo que tenían permiso de dormir corrido, puesto que él solo mantendría la vigilancia. Sin más despareció. El sargento no se confió, dando la orden de que solo un soldado por nido de ametralladora estuviese despierto, así se irían turnando. No sabían que de verdad tenían en sus espaldas,,escondido en el bosque con mira nocturna e infrarroja cualquier movimiento.
Tenían una parca.
***********************
22 de Agosto del 2018
Abismo. Castillo del Abismo.
(No, no se emocionen)
Luego de haber pasado todo un día juntos, sin preocupaciones ni peligros, Víctor y Angelique estaban ahora admirando la vista que ofrecía la capital, desde el balcón de la habitación del ahora Teniente Cazador. Juntos, observaban en silencio, disfrutando de la compañía del otro. Los pensamientos de Víctor vagaban. Eran inquietos, incontrolables. Iban desde preocupaciones sobre la guerra, mañana volvería al frente y lo más seguro es que Gael y su alto mando ya supieran de los nuevos soldados del abismo. Luego cambiaban sobre la situación del frente, ¿estarían esos jóvenes aguantando bien? ¿O acaso habían sido arrasados por los acechadores y estos repelidos por los Spectre? No tenia idea y no quería encontrar sorpresas al día siguiente.
—Hey.
Victor dio un respingo, Angelique le había llamado mientras agitaba su mano frente a él. Dirigió la mirada hacia ella topándose con esos hermosos orbes verdes. Ella soltó una leve risa al ver la reacción tan inusual del Espectro, que siempre parecía estar tenso y alerta.
—Te noto ausente ¿En que piensas tanto?.—Preguntó colocando ambas manos en el barandal y recostando su rostro sobre ellas, quedando así de medio lado.
—En la guerra, en el curso de esta, en como estará el frente y el como le ira a esos jóvenes soldados.—Soltó él con pesadez.
Fue cuando sintió su mano posarse sobre la de suya. Víctor sintió la calidez que emanaba la palma de su ángel, la misma que le sonreía.
—Relajate un poco ¿si? Apenas ha pasado un día y ya vas a entrar en nervios, solo disfruta de él.—Le respondió con voz suave y calmada.
—Es que... Simplemente no puedo sacarlo de mi cabeza.—Suspiró con cierta molestia.—He vivido acostumbrado a preocuparme por todo, siempre tengo mis pensamientos sobre temas de, estrés e importancia.
Angelique acarició con suavidad la mano del joven, lentamente ella se acercó a el abrazándolo por la espalda, Víctor se tensó, no estaba acostumbrado a recibir abrazos y menos de mujeres, e incluso menos el sentir los pechos de ella contra su espalda. Pasaron unos segundos donde se permitió relajarse. Acostumbrarse a la calidez de ella.
—¿Incluso cuando estas conmigo?.—Le preguntó.
—No.
Pasó un rato donde ambos estuvieron sin decir nada. Entre pensamiento y pensamiento, la joven de ojos verdes, que resaltaba por su falta de inocencia y evidente tendencia a ser juguetona con los temas en doble sentido, tuvo una idea para distraer al joven.
—Ya sé, te daré un verdadero motivo para distraer tu mente por lo que queda de noche.—Le susurró en su oído.
Ese susurro, le hizo recorrer un escalofrío al joven, que tragó grueso ante ello, al no poder verla, no notó la sonrisa pícara de la joven.
—¿A que te refieres?.
Ella se apartó de Víctor. El apenas al girarse para verla sintió los suaves y cálidos labios de ella atrapar los suyos en un beso que venia con intenciones de ser lento, suave, de esos que permiten disfrutar de los labios de tu pareja a gusto, de esos que buscan el sentir de ambos. Se dejó guiar por ella, a lo que Angelique tiró de su uniforme, adentrándose ambos en la habitacion. Las manos de Víctor atraparon la cintura de ella apegandola a el, sin darse de cuenta acabó sentado en el borde de la cama, con ella sentada en su regazo.
—Ange...—ella le colocó un dedo encima de los labios, callandolo.
—Solo relajate.—Le susurro ella.
Sin más atrapó de regreso sus labios, siento el choque de ellos el único sonido en la habitacion. Con lentitud ella tomó la el kepis de oficial dejándolo en algún sitio, Víctor notó la falta de su gorra. Pero le dejó pasar. Fue en un momento donde ambos se separaron para tomar el aire, los jadeos eran notorios y el brillar de los ojos de ambos igual. La Jovencita acaricio el cabello corto del oficial. Lentamente su mano bajó hasta el primer botón del la camisa, el atrapó su mano deteniéndola.
—No se si sea porque te arraigo demasiado, cosa la cual dudo.—Ella le dio una mirada enojada.—¿Pero no crees que, para lo que supongo que va a pasar, vamos algo rápido?
Ella le sonrió, claro, podía ser un inexperto en el amor, pero Víctor no era inocente y sabia que, ellos dos, más besos y caricias, agregado a eso un cuarto, da igual a muchas cosas sexuales. Ella acarició con delicadeza su mejilla, pudo sentir la presencia del vello facial muy corto que tenia.
—Tranquilo, eso va a pasar cuanto tu tomes la iniciativa.—Ella le dio una sonrisa burlona.—Tendrás que seducirme, joven oficial.
—Pude derrotar a una hidra, creo que no seria tan difícil eso.
—Ya lo veremos, en fin, solo quiero distraerte de todo lo de afuera, relajate, solo por hoy.
Sin más palabras, ella atacó nuevamente los labios del Espectro. Donde ambos se dejaron llevar. Angelique poco a poco des abotonó la camisa de él, separándose solo para quitársela. El estuvo a punto de decir algo pero ella nuevamente le calló con un dedo.
—Relajate.
Los besos volvieron robándole la consciencia a ambos. Victor pudo sentir las manos de su ángel recorrer con lentitud su pecho. El Espectro decidió entonces, desabotonar la elegante camisa de su ángel, ella sonrió entre sus labios, se separaron dejando ver el sostén de lencería negra que ella usaba, que no dejaba nada a la imaginación. El calor se almacenó en las mejillas del oficial.
—Que tierno, te sonrojaste al verme en sostén.—Dijo burlona tocando su mejilla, se hacia inclinado y al sentarse notó algo duro en su trasero.—Oh, vaya.
—Si, así funcionamos los hombres.—Dijo algo incómodo.
—Tranquilo.. Es normal.
Esa noche ambos se permitieron pasar una velada intima, no llegando a lo sexual, pero si conociéndose más a fondo. Victor ese día guardaría como un tesoro esa hermosa e inigualable imagen mental que le dejó su angel, y ella se grabaría las reacciones de su protegido.
—Te amo... Mi Ángel.
—Te amo Mi Espectro.
Esa noche, pasó con calidez.
*********************
23 de Agosto del 2018
Abismo. Castillo del Abismo.
Dormía plácidamente. Había pasado demasiado tiempo desde que dormía así, sin problemas, sin estrés. El poder dormir sin tener que tener un ojo abierto, atento a cualquier peligro, era algo gratificante. Se sentía relajado, descansado, había recuperado horas de sueño que muy pocas veces en su vida como mercenario, pudo tener. Lentamente salió de los brazos de morfeo, recuperando la sensación de su cuerpo. Abrió los ojos, logrando ver el techo rocoso. Una gélida brisa entró en la habitación, acariciando el rostro de Víctor. El mismo frío acarició su cuerpo pero este fue disipado por el calor corporal debajo de las sabanas. Entonces, al girar un poco la mirada, pudo ver a Angelique acostada sobre su pecho, con su rostro escondido en su cuello.
Sonrió sintiéndose en sana paz. Cerró los ojos acariciando el cabello corto de la joven, bajando hasta poder recorrer su espalda, delineandola con calma. Su mano bajó hasta casi llegar al trasero de ella, la tentación era mucha, pero decidió retirar su mano. Fue cuando una risa juguetona captó su atención, miró a Angelique y esta tenia su rostro levemente inclinado, aun en su cuello pero dejando ver su ojo verdoso abierto. Luego la sonrisa de ella emergió.
—Oh, a pesar de tener la oportunidad de aprovechar al estar yo dormida, prefieres respetar mi cuerpo. ¡Eso es tan tierno!.—exclamó revolviéndose, Víctor entronó los ojos.—No sabes cuanto me derrite ese acto el corazón.
Ella se incorporó sobre él, estirándose dejando que la sabana cayese por su espalda revelando su cuerpo aun cubierto por su ropa intima, para Víctor, fue como ver a un mismísimo ángel, ciertamente ella lo era, solo que uno no convencional. La joven se inclinó apoyando sus manos en el pecho de Víctor. Le dedicó un casto beso que el recibió con gusto.
—Buenos días Mi tierno Espectro.—Le dijo ella con burla.
—Buenos días.—Respondió él.—Y no soy tierno, solo te doy el respeto que mereces.
—Eres, tan tierno.—Ella sonreía con burla.—Pero hey, tranquilo, aprecio el que me respetes, pero no viene mal algo de atrevimiento o picardía. De vez en cuando.
Angelique se sentó en la zona abdominal de Víctor, repasando con sus dedos el cuerpo del Espectro. El arqueó una ceja haciéndose una idea que no le gustó.
—Pareces toda una experta en esos temas ¿No?.—Preguntó Tenso.
Ella le miró extrañada, pero tras notar el tono de voz y como lo dijo, dedujo un sola cosa: celos. No lo podía creer.
—¿Acaso eso que puedo oler son celos?—Ella sonrió divertida.—¡Tierno!.
—¡No! No son celos... No lo son.—Negó desviando la mirada.
Ella observó con detenimiento sus facciones. Su cornisura se elevo juguetona mientras apretaba los cachetes del joven.
—¿Estas pensando en que, en el pasado, tuve una pareja de cual aprendí todo esto no?.—Preguntó con calma retirando levemente las manos de las mejilla del cazador.
—Si.—Respondió sin mirarle.—Si, es eso. Nunca me ha ido bien en el amor y no quiero llegar a decepcionar tus expectativas.
Angelique se incorporó quedando recta, así el podía ver toda su hermosa figura. Ella acarició su mandíbula con un brillo en los ojos inigualable.
—Eres tierno, y mucho, pero calmado, de ti no tengo expectativas.—Ella bajó hasta tener sus labios sobre el abdomen del Espectro.—Cuando vi como eras, supe que seria todo un gusto el ayudarte a aprender sobre las relaciones de una pareja.
Repartió un camino de lentos besos por todo el cuerpo de él. Victor se tensó hasta sentir los labios de ella sobre su cuello, era algo que jamás había experimentado.
—Ver como reaccionas es, interesante.
Un par de toques a la puerta rompieron el íntimo ambiente de la pareja. Angelique se sentó de nuevo encima de Víctor, pero al no medir donde se sentó en una zona donde no debía. La puerta se abrió dejando ver la figura de un recién uniformado Aldrich que ingresó. Ante el, pudo ver a la joven ángel sentada arriba de su protegido y a Víctor sonriendo le mientras se inclinaba para verle.
—Te esperan en... La sala de guerra... Creo que vine en mal momento.—Dijo cerrando la puerta tras de sí.
Angelique y Víctor se miraron antes de soltar una fuerte carcajada, ella se inclinó para robarle un beso que le dejó sin aliento. Corrientes eléctricas surcaron sus pieles cuando las lenguas de ambos se encontraron, dándole la ventaja a ella. Al separarse ella notó al duro rozar su trasero. Un pequeño tono rojizo adornó sus blancas mejillas.
—Hay algo duro tocando mi trasero.
—En momentos como este, así es como los hombres funcionamos, la mayoría.
Víctor decidió ingresar al baño que había en sus aposentos. Apenas el agua, la cual era usada mediante un vaso grande de madera, tocó su cuerpo soltó un jadeo por lo frío. Tras terminar de ducharse, ambos se vistieron con sus uniformes de oficiales. El teniente Cazador se acomodó el correaje donde ajustó la funda de su pistola, enfundó su Colt.45 y abandonaron el sitio estando ya listos.
Era hora de volver a la guerra.
******************************
23 de Agosto del 2018
Alemania. Linea de defensa del Ejercito Imperial del Abismo.
Esa fría mañana los soldados hacían una formación para en orden, recibir su ración diaria de desayuno. Los jóvenes iban con sus tazas de metal pasando junto al cocinero que les servía con un gran cucharón metálico. Otto recibió su desayuno, detrás de él iba el resto de su equipo. Los cuatro se sentaron en un tronco, dadas las gracias al Abismo por dichos alimentos, iniciaron su desayuno. Eran carne con papas. La ración era lo justo para cada soldado, tomando en cuenta la crisis en el Abismo, era más de lo que podían haber comido aquellos soldados que defendieron las llanuras antes de la llegada de los Spectre. Pero la comida era la menor de sus preocupaciones, sus mentes estaban con la duda de cuando seria el siguiente ataque. Eso era lo que calaba los nervios de los allí presentes, y por supuesto, quienes morirían y quienes saldrían con vida.
—¿Creen que regresen?.—Preguntó Erich, tomando un pedazo de papa con su cuchara.—Los merodeadores digo.
—Después de lo de ayer, supongo que estarán buscando una mejor estrategia, no les conviene perder tantos hombres.—Comentó Dolchner.
—Ayer maté a un niño.—Dijo con voz fúnebre Klaus.—Un desgraciado niño. ¿Pueden creerlo? Esos Malnacidos aceptan incluso niños en sus filas, solo para darles mas grosor, y ellos solo lo hacen por el oro. No, a ellos no les importa el perder hombres.
Otto estuvo a punto de comentar pero la aparición del Sargento Primero les hizo tensarse a los tres. La fría mirada del suboficial armado con su Mp40 entre sus manos, les mantenía a la expectativa. Se detuvo frente a ellos relajándose.
—El soldado Klaus tiene razón, volverán, a ellos no les importa perder hombres a costa de la victoria. Nosotros y esos Spectres somos lo único que evita que ellos pongan sus sucias manos en el abismo.—El Suboficial suspiró acomodándose la gorra.—Terminen rápido, no pueden dejar sus puestos descuidados ¡Vamos! ¡Schnell!
Tras apurarles en su desayuno, el sargento decidió seguir caminando el perímetro. No esperaba ver al Teniente Cazador emerger del bosque junto con el otro general y una escolta de Spectres. Rápidamente actuó.
—¡Achtung! ¡Oficial Superior Presente!.—Gritó advirtiendo al resto.
Víctor se adentró en el campamento acompañado del General y una curiosa Angelique que se dedicaba a observar a los jóvenes soldados. Detrás de ellos iba el equipo Spectre dirigido por Andy, el cuál no podía evitar observar a la joven ángel de reojo cada vez que podía. Víctor se acercó al sargento primero.
—Buenos días, Sargento Primero Waster ¿Donde está el Sargento Ayudante Vanmer?.—Preguntó al ver al susodicho.
—Fue llamado al Abismo para ayudar con el entrenamiento de los soldados, me han dejado a mi a cargo mi Teniente Cazador.—Respondió.
—¿Y no tiene a nadie más que le ayude?.—Preguntó el General.
—Claro que sí. ¡Rarsten y Dalmer!.—Les llamó.
Desde la hoguera donde estaba el cocinero repartiendo la comida a los últimos soldados, salieron corriendo dos soldados. Ambos se detuvieron junto al sargento parándose firmes. El general les examinó.
—Descansen, ¿Ustedes son?.
—Sargento Segundo Rarstern.—Se presentó el hombre de cabello castaño.
—Sargento Segundo Dalmer.—Se presentó un joven de cabello negro.
La mirada tanto de Victor como del General recorrió a los tres suboficiales. Fue cuando una observadora Angelique se percató de un pequeño detalle en el sargento primero.
—¿Por qué él no lleva puesta la correa del fusil?.—Preguntó ella parándose junto a Víctor
Víctor arqueó una ceja al notar que, en efecto, el sargento mayor no llevaba puesta la bandolera. Ante la mirada inquisidora de ambos oficiales, el Sargento se la colocó.
—Bien, sargento Waster, déjeme presentarle a mi plana mayor de la cual usted recibirá ordenes y respetará.—En ese momento del bosque emergieron el resto de los grupos Spectres junto con Rosamund y Aldrich.— La cual está formada por mí, el General aquí presente, la Genera en jefe Rosamund que supongo usted conoce y al Mayor General Aldrich, la señorita aquí es su Coronel Angelique, todos ellos estarán con nosotros en la futura campaña, hoy han venido porque es indispensable una reunión para planear la campaña que se llevará a cabo.
—Mi Teniente Cazador, podemos reunirnos en la tienda de campaña de los suboficiales.
—Perfecto, vamos allá.
Otto pudo ver como el numeroso grupo formado por los sargentos, los oficiales y lo soldados especiales se dirigían a la retaguardia donde estaban las tiendas de campaña. Otto sintió envidia al ver esos pulcros y elegantes uniformes que portaban los altos mandos, dejando ver toda la altanería de ellos. Sus compañeros al levantarse captaron su atención. Ellos habían terminado la comida, Otto apuró sus ultimas cucharadas para pararse, los tres guardaron sus tazas y volvieron a la trinchera.
Mientras, el numeroso grupo había llegado ya a las tiendas de campañas vigiladas apenas por dos soldados, sin prestarles atención los sargentos y los oficiales ingresaron dejando afuera a los Spectres que se encargarían de vigilar. Apenas llegar, Gonzales trepó un árbol, se sentó en una rama gruesa, donde con facilidad pudo tomar su fusil y apuntar vigilando la linea.
Mientras, el grupo al mando se había reunido en una mesa dentro de la tienda. Era rudimentaria, desarmable. En la misma estaba un mapa donde se podía ver todo el territorio Alemán.
—¿Cual es la situación?.—Preguntó Victor.
—Hemos recibido un par de asaltos, pero nada muy notorio, hemos eliminado a los soldados enemigos, hoy esperamos otro ataque más fuerte.—Informó el sargento primero.
—¿No han avanzado más allá de la linea cierto?.
—No, nos hemos mantenido en nuestras posiciones evitando el avance enemigo.
Victor asintió, sabía que era de hora de avanzar, debían de recuperar terreno, su objetivo era llegar a Dormenst a finales de Agosto, tomar Beltruchs a mediados de Septiembre o antes si era posible y para Octubre estar !marchando en Gerfeullem, la capital enemiga. Para eso debía de usar una táctica de guerra relámpago, una guerra de armas combinadas. El legado del tercer Reich y de las Wermacht. La Blitzkrieg.
—Bien, en el tiempo que duré de mercenario pude aprender varias cosas de los merodeadores. Aquí en el bosque.—Colocó su dedo en el lugar mencionado.—Seguramente habrá un campamento enemigo, disperso pero no muy separado, dirigido por un capitán, el general estará en Dormenst, recuerden que son cuatro, por lo que el ultimo estará con Gael. Pero por ahora vamos a centrarnos, ese campamento debe de tener un medio de comunicación con el general, posiblemente un mensajero.
—¿Que propones, Víctor?.—Preguntó Rosamund.
—Un equipo Spectre atacará el campamento de noche, yo un equipo e iré con ustedes, Limpiaremos el lugar, dejando el paso libre para la infantería, una vez esté listo, avisaremos a la infantería para que avance, por igual los tanques avanzaran por el camino hacia la salida del bosque, si logramos hacerlo todo en el tiempo estipulado, para cuando envíen refuerzos ya habremos tomado el bosque y formado una linea de defensa en las afueras de este. ¿Preguntas?
Todos asintieron al plan, era a prueba de fallos, si todo salia bien, estarían un paso más a llegar a Dormenst. El sonido de los disparos alertó a todos en la tienda menos a los Sargentos que, despreocupados tomaron sus subfusiles.
—Otro ataque enemigo, tranquilo mi Teniente Cazador ellos podrán manejarlo.—El sargento vio como Víctor le daba la espalda.
Pero para cuando terminó de hablarle, Víctor ya había salido de la tienda reuniéndose con los Spectres, detrás de él aparecieron los demás. El general se desvaneció entrando en el cuerpo del Cazador. Los sargentos vieron aquello con asombro.
—Spectre 4 dirija a su grupo a las trincheras, del en apoyo a los soldados, Spectre 6 y 7 rodeenlos por el flanco y eliminenlos, Spectre 5.. ¿Donde está el Spectre 5?.—El sonido del fusil de francotirador le respondió, alzó la mirada para ver a Gonzales colocar otra bala en la recamara.—Usted quede allí.
El Espectro tomó su fusil que llevaba en la espalda apegado con una correa, lo rastrillo preparándolo para la acción. Detrás de él, Angelique, Aldrich y Rosamund tomaron sus armas junto con los sargentos avanzando hacia la linea.
En las trincheras resonaban el tronar de las armas. De la nada un grupo de mercenarios aparecieron cargando en una carrera suicida contra las trincheras. Los disparos acabaron con los primeros pero unos pocos lograron llegar a las trincheras colándose en ellas. Otto se agachó esquivando un corte con una espada, a lo que Klaus le empujaba a un lado, desenfundó su pistola disparándole al merodeador a quemarropa.
—¡Sigue disparando!.
Le gritó el hombre mientras tomaba su fusil y lo recargaba. Ambos apuntaron de regreso al campo disparando contra los otros enemigos que surgían. Dolchner disparó impactando en el pecho a un merodeador. Entre la confusión le pareció ver una mancha borrosa en mirad de la batalla. Erich, bajó su fusil presenciando con horror como cuatro enormes figuras peludas emergían del bosque. Los cuatro licántropos arrojaron un poderoso rugido. Junto con ellos, otras figuras más humanas aparecieron, desvaneciéndose en un segundo.
—¡Son licántropos y vampiros!.
Gritó uno de los cabos. Cuando se giró al campo de batalla lo primero que sintió fue la sangre invadir su boca. Frente a él estaba uno de esos pestilentes demonios chupasangre. Le había atravesado el pecho. Mordió su cuello arrancandole la cabeza. Los demás soldados vieron aquello horrorizados, mientras que los otros vampiros invadían la trinchera junto con los enormes seres peludos.
—¡Cuidado!
Dos soldados dispararon contra uno de los vampiros el cual recibió los disparos. El ser sólo siguió caminando mientras las balas caían como si fuesen nada. En un parpadeo los dos hombres estaban con sus cuellos degollados, ahogándose en su sangre. Por otro lado, un soldado le disparó a un lobo una una pistola, viendo como el ser ni se inmutaba ante las heridas. La bestia atrapó su cabeza entre sus manos aplastándole contra el suelo. El licántropo alzó el cuerpo sin vida con orgullo, antes de que una bala calibre .338 le volase la tapa de los sesos.
Uno de los licántropos observó con dolor como su compañero caía. Con furia se giró hacia el bosque donde pudo ver a los Spectres emerger junto con sus oficiales. En un arranque de ira arremetió contra ellos. Sin importarle nada, antes de lograr nada la espada de Aldrich estaba atravesando su estomago, se detuvo en seco, el Mayor General sacó la espada para luego decapitar al lobo.
Los Spectres tomaron una formación en fila todos agachados disparando a ráfagas contra los mercenarios que se acercaban, eran demasiados y con las torretas sin poder hacer nada seria difícil contenerlos.
Erich le arrojó un puñetazo a uno de los vampiros el cual le esquivó, tomó su mano y lo arrojó contra la pared de la trinchera. Alzó su puño recibiendo un disparo en el rostro. El vampiro se giro para ver a Dolchner metiendo otra bala en la recámara. Se dispuso a avanzar hacia él, distraído no notó como de la nada Víctor cayó a su lado decapitándolo en el acto. El oficial se giró alzó su palma izquierda de la cual emergió un largo tentáculo que atravesó el corazón de otro vampiro.
Rosamund disparó sin piedad sobre un licántropo que estaba a punto de terminar con la vida de un soldado. El ser rugió lanzándose sobre ella. Para sorpresa del ser apareció Aldrich que con elegancia le cortó a la mitad. Eso no evitó que el ultimo lobo embistiese a la General, abrió sus fauces sin esperar que ella metiera una granada en su boca. Con la otra mano le clavó un cuchillo en el ojo antes de ser arrojado con un pulso por Aldrich. La granada reventó destrozando toda la parte superior del ser.
—¡A sus puestos ametralladores!.—Ordenó Waster disparando junto con los Spectres que mantenían a raya a los mercenarios. Estos parecían no acabar. Los comandos literalmente disparaban sus treinta balas, recargaban y volvían a disparar.
Víctor por su parte emergió una espada mágica del suelo atravesando a uno de los vampiros, se giró recibiendo el impacto de un puñetazo en su rostro. Lo derribó haciéndolo deslizarse por el terroso suelo. El vampiro le alzó tomándole del cuello. El Espectro fruncio el entrecejo al sentir ese fétido olor a cadáver del vampiro.
—Vas a lamentarlo Espectro.
—Lo único que lamento es que hayas ensuciado mi uniforme.
La cabeza del vampiro tocó suelo al ser decapitado por Angelique. Víctor bajó de pie tomando si fusil y disparando los dos contra los mercenarios que estaban a punto de entrar en la trinchera. Una vez muertos, ambos recargaron sus armas.
—Tambien lamento que mi novia me haya visto en ese estado.
Trepó la trinchera. La ojos verdes sonrió ante eso subiendo por igual. Los Spectres junto con Rosamund y Aldrich subieron de la trinchera, todos abrieron fuego contra los enemigos obligando a huir al resto ante la cortina de fuego. Al darse la vuelta se encontraron con los otros equipos Spectre que les exterminaron. Los soldados cesaron el fuego, dejando un silencio inquietante.
—¡Despejado!.—Gritó el Spectre 6
Víctor suspiró relajándose. Su adrenalina bajó. Los soldados emergieron de sus trincheras revisando a los muertos excepto los ametralladores. Víctor se puso de pie, observó el panorama. Muchos cuerpos para un espacio tan cerrado. Rosamund se acercó a él junto con los Spectres y Aldrich. Angelique por su parte se mantuvo a su lado?
—Parece que ya nos empiezan a tomar con seriedad.—Comentó ella.
—Si, llevate a los Spectres con los tanques, descansen y preparense para la noche, dudo que vuelvan a atacar, yo me quedaré con los soldados.
Rosamund asintió, asumiendo el mando de los Spectres, los operadores especiales se retiraron. Entonces quedó Aldrich. El observó con una ceja arqueada a la pareja a lo que Víctor detectó sus intenciones.
—Así que... ¿Tendré nietos?.—Preguntó con burla.
Angelique se sonrojó soltando una risa a lo que Víctor se cruzó de brazos mirándole con molestia, a la engreída sonrisa del vanguardia.
—Calla, no pasó nada.—Victor arqueó una ceja.—Necesito un favor de ti, podrías pedir en el Abismo la transferencia de diez soldados más, necesitamos cubrir a los muertos.
—Cuenta con eso.
Aldrich desapareció dejando a la pareja sola. Ambos veían como los soldados movían los cuerpos bajo las órdenes de los sargentos. Victor exhaló viendo todo aquello, apenas era el inicio de una campaña arriesgada para el fin de una guerra, la cual no se ganaría solo con balas, necesitaban recursos, necesitaban abrir las rutas comerciales para poder tener ingresos del comercio con las otras ciudades, aparte de Dormenst Beltruchs y Gerfeullem. En Noruega había unas cuantas que podrían comerciar con el Abismo pero antes debían de liberar las rutas. Era tanto el estrés, pero la mano de Angelique al aferrarse a la suya le hizo relajarse.
—¡Tenemos diez muertos mi sargento!.— le avisó uno de los soldados.
Fue cuando Angelique miró a Víctor.
—Como supiste cuantas bajas habían?
—El general.—Respondió Víctor.
El resto del día fue solo montar guardia tras quemar los cuerpos. Las tiendas fueron desmontadas. Todos se prepararon, pues apenas fuesen la media noche, comenzaría el siguiente avance del abismo.
*****************
24 de Agosto del 2018
Alemania. Bosques cercanos a las llanuras.
Al amparo de la hermosa luna que con su esplendor bañaba los campos nocturnos con sus luces azuladas y blancas, dejando ver lo hermoso dentro de la temida oscuridad. En el campamento merodeador, el capitán esperaba la llegada del mensajero que siempre partía de Dormenst bajo el manto nocturno, evitando las miradas curiosas. Aun no llegaba, debía de pasar el reporte para así informar de las perdidas y de la aparición del Espectro en combate. Dependían de eso.
En otro lado los Sargentos encargados del Batallón de choque del Ejercito Imperial habían desmontado todo el campamento, preparándose para el avance. Los soldados alistaban sus armas ignorando el duro frío de la noche. Se les otorgó un privilegio, cada uno pudo beber una taza de café para el frío.
Más atrás, los Spectres terminaban de inspeccionar sus armas. Rosamund con su rostro pintado de calavera, esperaba sentada sobre uno de los tanques al líder de los Espectros. Pudo ver tres figuras aparecer en medio de la oscuridad. Eran Victor, Aldrich y Angelique. La general dudo que esa mujer tuviera los conocimientos y habilidades para una operación de este tipo, si pensaba llevarla, ella se negaría.
Victor, ahora vestido con su típica ropa del Espectro. La máscara se veía atemorizante entre tanta oscuridad. En sus manos traía una bolsa la cual le entregó a Heredia. Rosamund bajo del tanque acercándose a la escena.
—¿Recuerdan las prácticas de asaltos nocturnos? Pues ahí tienen, gafas de visión nocturna y miras láser para sus armas, cuidenlos, pues son los únicos que tenemos.—Avisó Víctor.
Rosamund tomó sus gafas y mira láser. Tras eso se acercó al grupo que se había formado alrededor del Teniente Cazador. Ella no perdía tiempo.
—¿Cual es el plan?.—Preguntó ella.
—Usted, mi persona y yo dirigirémos cada uno un grupo, Angelique se encargará de cuidar a los soldados en su avance una vez tengamos limpiado el campamento.—El Espectro le miró a los ojos.—Puedes ir, estaré bien.
Ella asintió para en pocos segundos desaparecer entre las sombras. Víctor vio su figura perderse, dirigió de regreso la mirada a sus comandos. Retomó el tema.
—Yo iré con el equipo de Heredia, Aldrich con el de Simón, Rosamund iras con Andy. Gonzales, Mujica y Machado ustedes serán equipos de francotirador, se encargaran de cubrirnos y avisar cualquier movimiento enemigo. ¿Estamos claros?.
—¡Si mi comandante!
—Bien, alistense, salimos en diez.
Una vez todos estuvieron listos, los grupos Spectres se adentraron en el bosque, dando por comenzada la misión. Iban en formación de diamante, la cual era, el equipo del Espectro en el medio, adelante, los otros dos equipos más atrás a los lados. Más atrás de todos ellos iba el grupo de francotiradores.
Avanzaron por el oscuro paisaje, a pasos rápidos pero cautos, asegurándose de dar cada pisada con firmeza. Vigilando los alredores, para ellos el mundo de veía como un lugar de color verdoso y negro, llegó un punto donde pasaron junto al campamento de los soldados, donde avanzaron sin ellos notarlos. Atravesaron las lineas de las trincheras, adentrándose en territorio enemigo.
Con sigilo, recorrieron el bosque, atravesando arbustos y sorteando obstáculos. Víctor se detuvo alzando un puño, los demás se detuvieron agachándose. Detrás de ellos los demás equipos se agacharon por igual. El Espectro detectó un destello en sus visores, al quitárselos, pudo ver una luz amarilla en el bosque, se movía. Era una patrulla enemiga. Se detuvieron dejando que la misma se acercase, eran dos mercenarios que caminaban desprevenidos. Iban por un pequeño sendero de tierra, hablando de temas sin importancia.
—Spectre, acabe con el derecha en silencio.
Le ordenó en voz baja. Desde el otro lado del camino, pudo ver como otro de los Spectre se acercaba para eliminar al otro mercenario. Ambos, en apenas segundos surgieron de la maleza tomándolos a ambos por los hombros, clavando sus cuchillos en sus cuellos mientras los arrojaban a al suelo. El Espectro le disparó a la lámpara de aceite destrozándola.
Dejando atrás los dos cadáveres, los comandos avanzaron. Siguieron por al menos 20 minutos más antes de ver las múltiples antorchas que indicaban la presencia del campamento merodeador. Gonzales se subió a un árbol junto con sus otros dos compañeros, desde el cual tenían mejor visión del campamento. Mientras los demás avanzaban, ellos avistaban a los enemigos.
—Atención Spectre 1, delante de ustedes hay dos guardias, corto.
—Copiado Spectre 5.
El equipo de Victor se acerco con sigilo, dos guardias vigilaban ese sector frente a ellos. Víctor le indicó al Spectre a su lado que eliminase al guardia a su señal. Dos disparos silenciosos terminaron con la vida del primer guardia, el segundo reacciono apenas vio caer el cuerpo, solo para el recibir dos impactos por igual. Los cuerpos fueron arrastrados hacia la maleza, entonces el equipo de Victor ingresó al campamento.
Avanzaron apegados a las carpas, las cuales estaban de tal forma que entre una y otra, habían espacios cual callejón. Se detuvieron en la primera, dos Spectres ingresaron acabando con todo le personal dentro con sigilo. Avanzaron a la siguiente repitiendo el proceso. Llegaron a una donde se detuvieron, repentinamente el cuerpo de un mercenario cayó muerto a los pies del Espectro. Ese guardia venia del callejón, había sido Gonzales quien le mató.
Por otro lado, ingresó el equipo de Rosamund. La letal fémina atrapó a un desprevenido guardia derribándolo, una vez en el suelo le clavó el cuchillo en el cuello. El resto de su equipo siguió avanzando haciendo limpieza. El equipo de Adrich a diferencia de los equipos de sus dos compañeros, avanzaba entre los espacios de las carpas. Iban por el medio del campamento eliminando a todo aquel desafortunado que se los topase. Al llegar a la zona central, pudieron ver como un mercenario caía de repente, muerto. Su compañero se alertó solo para caer de espaldas apenas girarse con un tiro en el pecho. El vanguardia observó que ese mercenario era el encargado de llevar los mensajes a Dormenst.
Poco a poco, a un ritmo rápido y discreto, los Spectre hacían limpieza del campamento enemigo. Cuando todo el contingente enemigo estuvo eliminado, el grupo de Rosamund y Aldrich tomaron el centro del campamento. El equipo de Victor avanzó con precisión sobre la tienda de los oficiales. Con tiros exactos eliminaron a los dos guardias fuera. Los oficiales no lograron reaccionar a tiempo, sin darles momento de actuar, Heredia, el Espectro y otro comando ingresaron a tiro limpio. Heredia eliminó a uno que estaba sentando en la mesa, el comando eliminó a los otros dos y Víctor acabó con otro sentado arrojándolo de la silla. El capitán les vio con temor y desarmado.
—¡Arriba las manos! ¡De rodillas!.—Le ordenó el comando apuntándole.
—Heredia, encarguese de él.—Ordenó el Espectro.
Heredia se acerco por detrás del sujeto, le dio un fuerte golpe con la culata, noqueándolo en el acto. Entre él y el otro comando le sacaron agarrado de los hombros. Los demás equipos se reunieron con ellos. Victor vio un caballo amarrado a un poste y supuso lo peor.
—¿Ese caballo es del mensajero?.—Preguntó señalándolo.
—Si.—Respondio Aldrich.
—Bien, genial, joder.—Victor tomo su radio.—Aquí Spectre 1a Spectre 1 Blindado ¿Me copia?.
—Le copio Spectre 1, aquí esta lista el pelotón blindado Spectre.—Por el radio se escuchaba la voz del comandante tanquista.
—Avancen hasta la salida del bosque, una vez allí formen un perímetro defensivo para la infantería, corto
—Entendido Spectre 1, Avanzamos hacia la salida del bosque, corto.
Victor soltó el radio. Le ordeno entonces a Rodriguez que se encargase de vigilar al capitan que habían amarrado a un poste. Luego le dio la orden al equipo de Gonzales de retroceder y avisar a la infantería.
—¡Nosotros iremos a asegurar la zona Vamos!.
Los grupos se dividieron, quedando Rodriguez solo con el capitán. El equipo de Gonzales retrocedió y los otros equipos avanzaron por el bosque. Una vez tomasen la siguiente salida del bosque, tendrían la zona que daba acceso a los distintos caminos que atraviesan los bosques de Alemania, junto con sus pueblos y ciudades sobrenaturales, una vez dentro de ellos, sería un duro combate de guerrilla.
El equipo de corrió veloz hacia la posición de los soldados de infantería. Allí esperaban en las trincheras al mando de la joven Angelique. Ella no tenia experiencia militar, eso era obvio y Víctor no era tonto, el único deber de ella era cuidar a los soldados. Cosa que al sentir las tres personas acercarse, les apuntó con su Ak 47. Bajó la guardia al reconocer a los Spectres que se acercaron a ella sin demora.
—Señorita Angelique, el camino está despejado para el avance.—Informó Gonzales.
Ella asintió. Tras informarle a los sargentos, ellos dieron la orden de avanzar. El batallón entonces comenzó a atravesar el bosque, mientras que metros más atrás, venían en columna los tanques por el camino de tierra. Todos dirigiéndose al lugar donde, en el peor de los casos, llegarían disparando y luchando en campo abierto. Recorrían terreno sin pararse, sin perder tiempo. Pues iban en una carrera contra el tiempo. Ya seria cuestión de poco tiempo que notasen la falta del mensajero, por lo que enviarían refuerzos.
Los Spectre llegaron a la zona objetivo, desplegándose en agachados todos vigilaban la zona, nada, más adelante había otra linea de bosque la cual se conectaba con los múltiples caminos entre los bosques que llevaban a las múltiples ciudades y pueblos sobrenaturales. La zona estaba en calma, aun el fuerte enemigo, que debería de estar cerca, no había echado en falta el mensajero, aún. Solo esperaba que los refuerzos llegasen rápido.
Más atrás, al amparo de la madrugada, pues ya para ese momento, era las 0300 horas. Los tanques se oían rugir por el camino de tierra. Del bosque surgieron los soldados como sombras oscuras en la noche, guiadas por la Ángel del Abismo. Los tanques levantaban nubes de tierra a su paso, mientras el suelo temblaba ante su temple. Se distribuyeron formando un semicírculo, creando así un perímetro de defensa. Los soldados como su entrenamiento dictaba, se arrojaron al suelo, otros se agachaban, tomando mejores posiciones de tiro. La desventaja de ellos y todos los que no tenían visión nocturna era que no podían ver gran cosa.
—Atención Spectre 1, hemos detectado múltiples señales de calor en el bosque, corto.
Y así era. A través de las modernas miras térmicas de los Leopard, se podían detectar a los múltiples mercenarios merodeadores que a tientas avanzaban por la noche. Bajo las ordenes de un capitán desesperado, sin saber a que combatirían y donde lo harían.
—¡Atención a todos! ¡Enemigos en la linea del bosque!.—Alertó Víctor.
—¡Pero mi Teniente! ¡No podemos ver nada!.
Víctor maldijo por lo bajo. Entonces recordó un método en el cual ellos podrían ver, dejando a sus enemigos despistados.
—¡Spectres quitarse las gafas nocturnas rápido!.—Los comandos se miraron entre si, al final obedeciendo.—Atención Spectre Blindado 1, arroje bengalas en las posiciones enemigas, corto.
—Copiado Spectre 1, lanzando bengalas, corto.
Los tanques arrojaron los proyectiles lumínicos hacía las posiciones enemigas. Estos al detonarse proyectaron potentes fuentes de luces rojizas, dejando ver en primera instancia a los enemigos asombrados por la repentina luz.
—¡Abran fuego!.
Fue en segundos donde la lluvia de plomo se precipitó sobre los mercenarios enemigos, cayendo con rapidez, eran objetivos fáciles, presas del desconcierto. Los tanques disparaban con sus cañones, eliminando grupos con sus potentes disparos. En cuestión de momentos los enemigos fueron obligados a huir por la superioridad del enemigo, desapareciendo bosque adentro. Entonces, los disparos cesaron. Pasaron tensos minutos donde todos se mantenían a la expectativa. Entonces, Víctor, decidió pararse, caminó al frente, soltó su fusil y extendió su mano, con los ojos, cada uno de su ya conocido color. Extendió la palma mientras que detrás de él, aparecían los temidos blasters.
Los esqueletos de dragón cargaron la energía en sus núcleos, para luego expulsarla como un rayo letal de energía pura que, al impactar con los sitios donde cayeron las bengalas, explotaron, dejando una gran nube de humo. Luego de ellos, Víctor se giró hacia sus tropas.
—Ahí no queda nadie con vida.
La mañana llegó, anunciando un nuevo día. El Abismo había retomado el bosque que daba con la única entrada al mismo. Y tras ese nuevo empuje, habían dejado en claro que ahora su única dirección seria hacia adelante. Al amanecer, estaba el Teniente Cazador sentado en la torreta de uno de los tanques. Observando el bosque en el cual, una vez dentro, seria su primer paso para volver hacia Dormenst, luego,destruirían cada fuerte, base, campamento enemigo, devolviendo la libertad a los pueblos y dándole la venganza a su gente. A los clanes vampiros, a las manadas de licántropos. Los bosques de los trasgos, ogros, goblins, trolls y así en adelante.
A su lado se sentó Angelique recostándose a su hombro. El suspiró relajándose, cómodo por su compañía.
—No les ordenaste el hacer otra línea de defensa.—Comentó ella.
—No hace falta, en ese momento Aldrich deberia de estar informando sobre nuestros avances, y ordenando la colocación de las lineas por otro batallón, nosotros debemos de seguir hacia adelante.
Ella le miró de perfil, observando su figura, seria, misteriosa. Que ocultaba a un joven algo torpe, honesto e inocente.
—¿Por qué nuestro señor no está aquí?
Victor hizo una mueca.
—Es mera política, el no debe de abandonar el Abismo. ¿Por qué? Bueno, él es el máximo gobernante de dicho lugar, entonces, él no puede dejar dicho lugar porque ese lugar tiene una inestabilidad social y económica, política no porque literalmente están en una monarquía pero bueno, entonces si el deja el lugar, ese lugar será propenso a explotar porque la gente dirá: "Oye nuestro señor se fue a luchar una guerra y no afronta la crisis del abismo" y por ende él no puede dejar el lugar. En resumen odio la política.—Victor tenia la mala costumbre de hablar rápido en poco tiempo, lo cual dejó a una impactada Angelique que solo parpadeaba.
—Yo solo entendí: Política, lugar, lugar, lugar, lugar, odio la política.—Ella soltó una risa.
—Bueno, eso mismo, odio la política, los políticos y... A la política en general pero bueno.—Victor se puso de pie limpiándose la tierra del pantalón.—Aldrich debe de estar por llegar.
Al momento de decirlo, la figura del Vanguardia se materializó de las sombras, con su característica sonrisa de él. Víctor al verlo se colocó su gorra de oficial.
—Bueno, pues tenemos luz verde para seguir, ya están en camino los refuerzos.
—De todos modos no me importaba la opinión de ellos, solo los refuerzos.—Victor se encogió de hombros. Se giró hacia las tropas que estaban en sus tareas.—¡Atención todo el personal! ¡Partimos en 30!.
Todos los soldados se apresuraron en acomodar las cosas. Municiones y equipo, terminaron de alistar todo y cuando llegó el momento, partieron. El plan de Víctor era tomar el fuerte y una vez allí, aguantar hasta el siguiente avance. El oficial se subió al tanque líder, los demás Spectres se subieron en los tanques de atrás y los soldados en los tanques restantes. La columna avanzó hasta ingresar al bosque. Victor supo que de ahí en adelante no había vuelta atrás.
Desde ese momento. Comenzaría la guerra relámpago.
************************
30 de Agosto del 2018
Alemania. Ciudad Sobrenatural de Dormenst.
Al comenzar la guerra relámpago de Víctor, ese mismo día tomaron el fuerte merodeador. Simplemente llegaron con el poder de los tanques, reventando la entrada a punta de cañonazos, los merodeadores confundidos no pudieron hacer nada ante la rápida entrada de los comandos y la infantería que, usando sus armas, doblegaron a sus enemigos. Al tomar el fuerte, descansaron un día. Al anochecer, la comisión que iba hacia el fuerte fue emboscada por los Spectre siendo eliminados.
Al día siguiente partieron. Avanzaron por los caminos destruyendo cada asentamiento merodeador, usando sus recursos y liberando a las personas y pueblos. Eran rápidos, precisos u legales, al punto de tener a los merodeadores en confusión y alerta. No tenían como advertir los movimientos de sus enemigos.
Para final de mes, Víctor estaba ante su objetivo final de ese mes. Dormenst, la ciudad que ha visto más de la guerra. Desde la linea del Bosque, ellos podían ver , mediante binoculares, la ciudad, estaba aún en reconstrucción. Se podía ver a la gente trabajando, arreglando los muros, pero no había rastros de los merodeadores. Victor fruncio el ceño. Su plan se estaba desmoronando, pues pensaba utilizar el apoyo aéreo para destruir las defensas exteriores pero, no había nada, solo civiles.
Tras una hora más de observación, Víctor decidió reunir a las tropas. Su plan había cambiado a uno incierto y poco seguro. Una vez todos reunidos, él habló.
—Señores, les tengo una noticia, no hay presencia de merodeadores en la zona.—Todos le miraron confundidos.—Por eso he decidido que entraremos a la ciudad, mi persona, Angelique, y el Mayor General Aldrich con un equipo Spectre. Iremos a verificar, si no volvemos en diez minutos, asalten la ciudad. La General Rosamund queda al mando.
Entonces partieron, recorrieron el tramo hacia la ciudad, a la expectativa. Cuando llegaron, el recibimiento fue, para nada lo que esperaban. Un civil que trabajaba en la reconstrucción de la entrada, al verlos, casi salta de alegría, eso lo delataba su sonrisa.
—¡Soldados del Abismo! ¡Al fin han llegado!.—Exclamó el hombre regresando a su trabajo.—A Claude le encantará saber de su llegada.
Victor y Heredia compartieron una mirada. El oficial alzó una ceja y el comando soltó una risa nerviosa.
—Esto no era lo que esperaba.
—Yo menos.—Luego miró al resto.—Entremos.
Ingresaron a la ciudad, recibiendo apenas entrar múltiples elogios y saludos de la gente. Se veían felices, con su llegada. Entre ellos se miraban estupefactos, no era para nada lo que esperaban. Entre la multitud apareció un hombre escoltado por otros dos. Los tres iban provistos de armaduras ligeras, de tonos rojizos, con varias zonas descubiertas. El líder de los hombres se plantó frente al Espectro. El mismo llevó su mano a su pistola por precaución.
—Al fin llegan, ¿Ustedes son los soldados del Abismo?.—El hombre les miró con extrañeza.—Son menos de lo que esperábamos, de todos modos, soy Claude, líder de la rebelión de Dormenst.
El hombre extendió su mano nacía Víctor. El joven la tomó por cortesía.
—Heredia ve con el resto, files que vengan, es seguro.—Le ordenó.
Los comandos se retiraron. Dejando a Victor, su vanguardia y su Ángel con el misterioso líder. El hombre les sonrió, contento de su llegada.
—Les esperábamos, pensábamos que eran más.
—Un momento, ¿Nos esperaban?.—Preguntó el oficial.
Fue cuando el General que en todos esos días había estado dentro de Víctor dándole consejos tácticos y de estrategias, se materializó ante el hombre dejándolo estupefacto. Tenían un cigarro en su boca.
—Parece que la historia de nuestro batallón se ha extendido.—Comentó.
—Lo que ocurre, es lo siguiente, la historia de la fuerza imparable de un grupo de soldados del abismo tenia en pánico a todo el regimiento aquí en Dormenst, nosotros, los rebeldes habíamos planeado por meses el relevarnos, pero la aparición de ustedes fue clave, porque se descuidaron, ayer fue cuando los expulsamos.
—¿No han atacado?.—Preguntó Victor.
—Aún no.
—Pues lo harán hoy.
El súbito estallido de gritos de jubiló captó la atencion de todos. Victor se giró viendo a la gente alegrarse y celebrar el llegar de los tanques con el resto de los soldados. El oficial se hizo a un lado, dándole visión al líder de la rebelión. Extendió su brazo hasta sus compañeros.
—Esos, son mis soldados.
El hombre asintió con una sonrisa.
El resto del día, transcurrió en montar una linea de defensa en conjunto con la resistencia de Dormenst. En la parte Este, estaba la formación de trincheras con ametralladoras y apoyo de tanques, además en los muros estaban los francotiradores Spectre activos en la vigilancia. Al anochecer, Víctor declaró Dormenst, nuevamente bajo el control del Abismo.
Se habían reunido en un lo que antaño era la casa del Gobernador, ahora sede de la rebelión. Los oficiales Spectre se reunieron en el antiguo despacho del gobernador con los lideres de la rebelión. Los oficiales se mantenían relajados, no como los rebeldes que con solo ver la pinta de Rosamund o la máscara que Víctor llevaba amarrada a su cinturón, se morían de miedo.
—Cuentenos, Teniente Cazador, o mejor dicho, Espectro de Alemania, como acabó al mando de un batallón de soldados del Abismo y de estos Spectres suyos.—Preguntó el líder rebelde.
—Solo diré que no fue fácil. Pero el que quiere puede.—Respondió con simpleza.
—Tiene razón, ahora, ¿Se quedaran aquí?.
—No por mucho, mi unidad avanzará dentro de poco con rumbo a Beltruchs, luego Gerfeullem, más atrás vendrá una comisión de oficiales de alto mando a negociar con ustedes la colocación de una base militar aquí.—Informó Víctor.
—Me parece perfecto, seguro que llegaremos a un acuerdo.
Victor sonrió, pues nuevas alianzas se abrían para ellos.
Listo!!!!
Nuevo capítulo jóvenes :v
¿Quien quiere conocer a su escritor?
Disfrutenlo. Nos leemos en la próxima.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro