Capitulo 29 "Primer Curso de Operaciones Especiales SPECTRE II"
2do de Abril del 2018
Alemania. Poblado de Flakmern
Ese día, despertó de mal humor. Después de las pocas horas de descanso tras haber estado casi toda la noche reprendiendose mentalmente por lo que había echo, que era más que imprudente. No sabia porqué lo había echó, actuó bajo instinto, se dejó llevar por su parte más descontrolada. Cosa que en él, las pocas veces que eso pasaba, nunca terminaban bien.
Se levantó, sin perder tiempo se colocó su uniforme, botas negras lustrosas, pantalón táctico negro, sudadera negra de cuello de tortuga, se enfundó la pistola, se llevó la máscara en su mano izquierda y salió de su habitación. Recorrió el corto pasillo hasta llegar al cruce que llevaba al comedor, donde allí estaba un agotado Andy, vestido con el uniforme negro, esperando por su instructor. En la mesa yacía un delicioso pan con unos trozos de carne y una humeante taza de café. Depositó la máscara sobre la mesa, se sentó. Le dio un gran mordisco al pan para luego llevarse un generoso sorbo de café a la boca. Estaba dulce, como le gustaba. Al bajar la taza miró con una sonrisa un tanto malvada al joven Andy.
—¿Estas consciente que ese no es el uniforme de día cierto?.
Andy se miró la ropa antes de soltar una serie de impropios e insultos hacia la creación, parándose a regañadientes hacia su habitación para cambiarse al uniforme correcto. La sonrisa desapareció dejando ver de regreso el mal humor del Espectro ese día. Desde la sala de estar ingresó el fornido herrero, el cual al ver a Víctor le dirigió un buenos días que él le respondió. No tardó en notar su mal humor. Antes de poder responderle, el Espectro le habló.
—El desayuno, ¿Tu lo hiciste cierto?.
Preguntó antes de darle un buen mordisco a la carne. El herrero se sentó en una de las sillas, las cuales era un milagro poder soportar tal cantidad de músculo en un solo cuerpo.
—Si, de eso me he encargado yo hoy.—El herrero miró profundamente al Espectro.—La señorita Angelique se levantó con un humor no muy bueno el día de hoy, tanto así que se fue antes de que amaneciera, y por lo visto, tu eres casi el mismo caso.
—Se fue sola... ¡Mierda!.
Exclamó el Espectro golpeando con su puño la mesa. Suspiró, tomó otro sorbo de café antes de pararse mirando fijamente la puerta de salida, la cual estaba en la sala de estar. Se terminó rápidamente el café dejando la taza vacía en la mesa. Dirigió la mirada hacia Gwin. Tomó la máscara colocándosela.
—Guarda eso que más tarde lo termino, debo de iniciar el entrenamiento de los comandos y luego buscar a esa mujer.
Se dirigió hacia la puerta, antes de salir, el herrero le hizo detenerse con sus palabras.
—Trata de no volver a cometer el mismo error.
Él se detuvo con la mano en la puerta, bajó la mirada, la dirigió hacia el herrero, una mirada profunda y gélida tras los visores de la máscara.
—El error fue de ambos.
Treinta minutos más tarde iniciaron las prácticas. Ese día los comandos vieron múltiples escenarios de tácticas de asalto, en los cuales pudieron practicar el como asaltar y defender una casa o edificio. Luego vieron los diferentes tipos de movimientos en grupo que toda unidad militar debe de saber. Fue un día largo, pues unió ambos grupos, comandos y francotiradores para una práctica combinada en técnicas de asalto. Fueron largas horas de gritos y regaños por parte del Espectro hacia los aspirantes. A eso de las 4:39 de la tarde, los jóvenes yacían todos reunidos en el claro del bosque, descansando bajo la mirada gélida de su instructor que ese estuvo más amargado de lo normal.
Su mirada recorría a los jóvenes y sus números. Simón, un comando excepcional era el 20, Andy, otro joven que tenia futuro como comando era el número 150. Pudo ver al francotirador engreído, un tal Emerson Gonzales, el numero 45. Y así repasaba a cada uno de ellos. Entonces, se paró frente a ellos, captando la atención de varios de ellos.
—¡Jovenes!.—Gritó llamado la atencion de todos.—Hoy ha sido un día duro, y los que vienen lo serán aun más, pero falta poco para que todo este entrenamiento termine, aún les faltan pruebas, y hoy les anunciare una de ellas.
Todos los jóvenes le miraban expectantes, sabia que era hora de apretarles las cosas a ellos. Sonrió para sus adentros, pues sabia que de esa prueba sacaría a su personal de confianza.
—A partir de mañana comenzaran a montar guardias nocturnas y diurnas en el pueblo, para así garantizar su seguridad durante el día y la noche, cada turno de tres horas.—La mirada asombrada de los jóvenes no se hizo pasar por alto.—Se turnaran un grupo el dia y otro la noche. En el grupo de los Comandos los encargados seran: 20, 150 y 60.
Los mencionados se miraron entre si algo asombrados. El Espectro no perdió tiempo.
—En el grupo de los francotiradores serán: 45, 70, 86. Ustedes serán los encargados de que su respectiva guardia se cumpla y el cambio de haga. Ustedes formaran hoy los grupos los cuales pasaran anotados a mi persona ¡¿Entendido!?.
En ese momento, el Espectro pudo ver como una la figura femenina que estuvo azotando su mente todo el día, pasaba a paso rápido el camino hacia la casa del herrero. Eso tomó su atención. Su mente se lleno con solo un pensamiento, el cual era, arreglar las cosas con Angelique.
—¡Si mi comandante!.
El fuerte grito de los jóvenes casi le aturde, arrugo la frente algo desorientado pero sin perder tiempo comenzó a caminar.
—¡Pueden retirarse!.
Con rapidez corrió detrás de ella, sus botas rompían ramas y crujían hojas al avanzar. No tardó en darle alcance, estaban a pocos metros de la entrada, ella ni se molestó en girarse al oír las pisadas pero se detuvo al oír la voz del Espectro.
—Angelique.
Se quedó quieta. Con los puños cerrados. Cuando se giró, sus ojos verdes se toparon con la gélida mirada de la máscara. Victor llevó sus manos al borde de la misma, retirándola. Ahí fue cuando los negros ojos del Espectro se dejaron ver. Duraron un momento en silencio, ambos mirándose esperando algo del otro. Fue cuando el ojos negros decidió hablar.
—Yo... Lo siento.—Comenzó con torpeza pues nunca había tenido necesidad de disculparse.—Actué por impulso, no suelo ser así... Yo siempre he respetado la intimidad de los demás.. Y...
Se detuvo al ver como ella caminaba hacia él, a pasos rápidos que no le prepararon para la fuerte bofetada que le arrojó al estar frente a frente. Giró su rostro, asombrado, se llevó la mano a la mejilla. Asombrado, de la fuerza de la joven y del arrebato de la misma. No se lo había esperado, le había subestimado, un error que no volvería a cometer.
—Lo único que me molesta, es que no hayas terminado el trabajo.
Sin decir nada más se giró caminando hacia la casa entrando en ella. Víctor parpadeó confuso ante lo ultimo que había dicho. ¿Entonces no estaba molesta por lo que había pasado? Lo que le molestaba era que él no hubiera terminado, así que por ende ella estaba dispuesta a llegar a un nivel incluso más íntimo con él. Llegar a esa conclusión le dejó sin aliento.
Se colocó la máscara entrando en la casa, atravesó el lugar sin saludar a nadie aunque de todos modos no había nadie allí. En pocos segundos se había encerrado en su cuarto, aún con ese pensamiento en la cabeza. Se quitó la máscara cual objeto que le causaba asfixia, tomó una silla sencilla de madera sentándose, soltando una fuerte exhalación. El hecho de que sin tener una relación amorosa, ella estuviese dispuesta a llegar a tal nivel con él, con tan poco tiempo de conocerse le hizo quedar pensativo, incluso se sonrojó levemente, pues no se podía imaginar a él con ella, en plena fusión de pieles.
Fue entonces cuando pensó. ¿Acaso ella se siente atraída por mí? Cosa que le hizo darse cuenta de varias cosas. Su Ángel del Abismo podía sentirse atraída por él, eso podía explicar el comportamiento tan dulce que tenia con él. Nunca se había sentido atraído por nadie después de Alexa y tras verla con su alma gemela, supuso que su parte sentimental quedaría sepultada en el vacío oscuro de lo que tenia por corazón. Pero ese día se dio de cuenta de que no era así, pues al pensar en esa joven de ojos verdes, su cuerpo se aceleraba, su corazón se agitaba. Solo necesitó un empujón y la noche pasado lo había sido. Angelique captaba su atención.
"No obstante" se dijo."Debo de mantenerme enfocado en el entrenamiento de los Espectros" y esa fue la decisión que tomó. Su concentración se iría dirigida hacia sus espectros. Pues eran lo más importante por el momento. Aún así, no dejaría el asunto de Angelique de lado, asunto el cual tomaría por las riendas en su respectivo momento.
Lo que no sabía era que otro asunto del pasado volvería a acecharle.
5 de Abril del 2018
Alemania. Poblado de Flakmern
En los últimos días los pueblerinos de Flakmern quedaron asombrados al ver las múltiples patrullas que iban durante día y noche. El primer día, la gran mayoría quedó asombrada al ver a los jóvenes vestidos de camuflaje, llevando sus equipos completos, chalecos, cascos y armas. Víctor le explicó al jefe que era parte del entrenamiento y por igual podían usarlo para garantizar más seguridad en el pueblo, cosa la cual le pareció perfecta. Víctor tuvo el fugaz pensamiento de crear un cuerpo de policía para el poblado pero por el momento solo quedó así, como una idea.
—¡Formación en parejas, una detrás de la otra!
Les ordenó. Ese día les tocaba emprender un trote de 20 kilómetros, aunque eso ellos no lo sabían, lo que sabían era que iban a trotar 5 kilómetros y la regla era no parar hasta que él mismo se detuviera. Si, era algo cruel, pero los entrenamientos duros solo dejan a los mejores, eso es lo que se busca. Los jóvenes de ambos grupos, comandos y francotiradores se formaron en parejas, cada una detrás de la otra. Delante de la gran columna estaba el Espectro, el cual al ver la formación lista se giró.
—¡Todos detrás..
—¡Esperad!.—Gritó una voz femenina que él muy bien reconocía interrumpiéndole.
—"De cierto modo no me sorprende".—Se dijo mentalmente.
De entre el bosque apareció Angelique. Iba con su típica ropa de servidumbre, lo único fuera de lugar era el arma que llevaba consigo. Luego de que le dejase sola por un día, el ambiente tenso entre ellos disminuyó tras ella pedirle el no hablar sobre el tema, él accedió. Con una sonrisa Angelique se detuvo a su lado, Víctor observó el arma que llevaba con ella y sonrió tras la máscara. Llevaba un fusil Kalashnikov 47. Un Ak-47. No llevaba accesorios por lo cual se mantenía de fábrica.
—Quiero acompañarlos hoy.—Dijo ella.
—¿Segura de poder aguantar un trote tan largo?.—Le preguntó él.
—¿Tu puedes?.—Le retó.
El Espectro miró al frente.
—Eso hay que verlo.
Y comenzó a avanzar, en un trote continuo. A su lado se mantuvo Angelique y detrás de él, el resto de los aspirantes le siguieron. Eran 100 en total. Comenzaron avanzando por el sendero del bosque, sus fuertes pisadas levantaban pequeñas nubes de tierra al avanzar. A los lados se podía ver el verdoso suelo, los árboles, las flores y toda la naturaleza que les rodeaba. Avanzaron por dos kilómetros en silencio, hasta que uno de los jóvenes decidió animar el trote.
—¡Reclutas solteros!.—Gritó él. Los demás tardaron en responder, no sabían que decir, hasta que el mismo joven con una leve sonrisa les guió.—Tienen que decir: ¡Señor si Señor!.
El Espectro trotando al frente, mantuvo la mirada en la delantera pero con la atención en los aspirantes. Trotando con su fusil al frente, sentía que lo que venia seria interesante. Así que decidió hacerse el desinteresado y solo oír lo que dirían.
¡Reclutas Solteros!
¡Señor si señor!
¡Repitan lo que yo les diga!
¡Señor si señor!
¡Prefiero ser soltero y tener libertad!
¡Prefiero ser soltero y tener libertad!
¡Que estar encadenado por la eternidad!
¡Que estar encadenado por la eternidad!
¡Mi madre me dice vas de flor en flor!
¡Mi madre me dice vas de flor en flor!
¡Y yo le digo que reparto amor!
¡Y yo le digo que reparto amor!
¡Soy soltero!
¡Soy soltero!
¡Siempre lo seré!
¡Siempre lo seré!.
¡No tengo remedio!
¡No tengo remedio!
¡Ni lo tendré!
¡Ni lo tendré!
(Pequeño homenaje a Full metal Jacket)
Los múltiples jóvenes rieron por la animada lírica de ese canto. Soltaron bromas respecto a ellas. Aun manteniendo el trote que ahora se notaba más animado y rápido. El Espectro rió entre dientes, no esperaba algo así. Miró a Angelique la cual sonreía negando con la cabeza.
Así siguieron por varios kilómetros, con varias canciones más a lo largo de los mismos. Continuaron aun con sus cuerpos ya cansados, apenas llevaban 10 kilómetros, aunque ninguno lo había notado. Pues se mantenían fijos en los cantos y en seguir a su líder. Cruzaron un río que avanzaba con aguas rugientes. Sin detenerse aun con los pies mojados, continuaron. Entonces, Heredia, el número 60, dijo con fuerza.
—Mi comandante, cante usted.
A eso le siguió un fuerte coro de múltiples peticiones y afirmaciones, El Espectro miró a Angelique. Se veía cansada y con la frente perlada de sudor, ella le miró encogiéndose de hombros soltando una sonrisa.
—Dales lo que quieren.
El dirigió la mirada al frente, suspiró derrotado y sin más, decidió iniciar lo que seria el canto de guerra de los Espectros.
—Bien, repitan conmigo, ¡Este es el grito de guerra los Espectros!. Después de cada numero digan: Alemania.
¡Cuatro tres! ¡Cuatro tres dos uno!
!Cuatro tres! ¡Cuatro tres dos uno!
¡Uno!
¡Alemania!
¡Dos!
¡Alemania!
¡Tres!
¡Alemania!
¡Cuatro!
¡Alemania!
¡Adelante Alemania que con amor escuchas!
¡Adelante Alemania que con amor escuchas!
¡A estos los comandos de primera linea!
¡A estos los comandos de primera linea!
¡Que están dispuestos a ganar la lucha!
¡Que están dispuestos a ganar la lucha!
¡Y asegurar tu vivir tranquila!
¡Y asegurar tu vivir tranquila!
¡Las fuerzas especiales te ofrendamos gloria!
¡Las fuerzas especiales te ofrendamos gloria!
¡Los Espectros te damos la victoria!
¡Los Espectros te damos la victoria!
¡Y un, Dos tres cuatro!
¡Y un, dos tres cuatro!.
Una serie de silbidos y aplausos siguieron al culminar el canto. Gritos de jubiló llenaron el lugar, parecía que a todos les había gustado el canto que él se había inventado. Eso animó al Espectro. Habían llegado a una zona donde el camino se volvía algo estrecho y en los lados tenia hundimientos semicirculares parecidos a zanjas. Los jóvenes seguían distraídos en el potente canto de guerra. Victor miró a su compañera la cual le guiñó un ojo. Al volver la vista al frente, el tiempo pareció volverse lento frente a sus ojos.
Lo primero que vio, fue la figura femenina caminar al centro del camino. El Espectro se detuvo, al mismo tiempo que aquella figura se giraba hacía él. Era alta, vestía ropa militar, pero no pudo detallarla, solo pudo ver su rostro pintado con una calavera y la ametralladora pesada que llevaba entre sus manos y que ahora apuntaba hacia ellos.
—¡Dispersarse ya!
Gritó mientras empujaba con fuerza a Angelique la cual estaba sorprendida. La arrojó hacia la zanja derecha, sin poder arrojarse al suelo, extendió la mano hacia su atacante. La mujer no tardó en disparar hacia ellos. La ametralladora comenzó a escupir balas sin piedad, sin detenerse, un fuego automático de muerte y destrucción que volaba hacia ellos.
—¡Escudo de sombras!.
Las balas chocaron contra el escudo rebotando sin poder atravesarlo, los jóvenes aspirantes se arrojaron a los lados del camino, dentro las zanjas evitando las múltiples balas que iban hacia ellos. El Espectro avanzó usando el escudo para protegerse. Las balas no podían tocarle, se arrojó dentro de una zanja donde deshizo el escudo para así tomar en manos su fusil.
La mujer disparó varias ráfagas por encima de las cabezas de los jóvenes, obligándolos a mantener las cabezas abajo. Al decidir que no le seria útil en el cara a cara contra el Espectro, lo arrojó tomando el subfusil MP5 que portaba en la espalda. El Espectro no tardó en emerger apuntando con el rifle. Disparó una ráfaga mientras ella se movía evitando las balas, cubriéndose detrás de un árbol junto al camino. El Espectro avanzó apuntando, la mujer asomó rápidamente su arma en lo que fue un breve intercambio de tiros.
El Espectro sintió dos fuertes impactos en la zona pectoral, cayendo de espaldas, soltó un gruñido de dolor mientras se revisaba. Tenía dos impactos en el pecho. Se arrastró hacia atrás mientras que luchando contra el dolor se trataba de sentar, tosió por los fuertes impactos.
Angelique la cual se mantuvo bajo cobertura, decidió salir de su lugar asomándose. Ella pudo ver como Víctor recibía los dos impactos de bala. Sintió su corazón detenerse en lo que alzaba su fusil, apuntó hacia la mujer que había salido de su cobertura. Su dedo jaló del gatillo, disparando hacia la mujer que no tardó en cubrirse tras el árbol. La madera se astilló saliendo disparada en varias partes. Rosamund disparó varias ráfagas antes de agacharse evitando las balas que aquella mujer logró dispararle.
Sin tardar los jóvenes saliendo del asombro del momento alzaron sus armas disparando en equipo contra la mujer, aquello se había convertido en una lluvia de balas. Al verse suprimida la mujer tomó dos granadas de humo de su chaleco, arrojando una y luego otra. El humo comenzó a emerger de los contenedores. En pocos segundos una gruesa pantalla de humo cubrió a la mujer.
El Espectro le vio moverse entre el humo disparándole. Fallaron, dejó de lado su AK tomando su espada y teletransportandose dentro del humo. Detrás de la mujer ella se giró, pudo verla de cerca, vestía como un soldado, lo único notorio era la calavera pintada en su rostro. Ella se giró apuntándole con su arma a lo que él dejó el filo de la espada rozando su cuello. Ambos se miraron.
—Rindete.—Le ordenó él.
Ella se mantuvo con la mirada fija en él. Pasaron cortos segundos antes de que ella usando si fusil desviase la espada arrojando el arma sobre ella. El peso obligó al Espectro a separar el fusil del cuello de la enemiga. La mujer tomó su cuchillo, una letal arma corta de color negro reluciente. En cuestión de segundos ambas hojas chocaron soltando chispas. Se alejaron manteniendo la distancia del otro. La mujer atacó lanzándose con su cuchillo, el Espectro desvío la hoja y con estilo desarmó a la mujer arrojando lejos el cuchillo.
Lo que no se esperó fue que ella con su otra mano sacase su pistola disparándole tres veces en el pecho, tirándole de espaldas. La mujer se colocó frente a él, apuntándole al rostro.
—¡Victor!.
Gritó una voz femenina, la mujer abrió los ojos de más, entonces de giró. Rosamund se había abierto paso entre la niebla. Antes de poder dispararle Víctor alzó su mano hacia la mujer.
—¡Empuje!
Una onda de energía impacto en el cuerpo de la mujer arrojándola con extrema fuerza hacia atrás, lejos de la niebla. Rosamund se giró hacia él, con preocupación en sus ojos se arrodilló junto a él. Tocando el lugar de las heridas. Por suerte ninguna bala atravesó el chaleco. Las manos de la joven temblaban mientras revisaba los múltiples impactos.
—Tranquila, tranquila.—Le dijo con dificultad por el dolor.—Ninguna bala atravesó el chaleco.
Ella no tardó en remover la máscara, logrando ver así el rostro de Víctor. Tenia rastros de sangre en la cornisura del labio. El le sonrió a ella para calmarla, ella le devolvió la sonrisa.
—Ayudame a levantarme.
Se colocó la máscara y colocando un brazo detrás de la cabeza de Angelique se colocó de pie. Apoyándose en ella. Ambos abandonaron el humo. Al salir pudieron ver a los múltiples aspirantes alrededor de la mujer, varios le apuntaban mientras un grupo de cuatro le despojaban de sus armas y le amarraban las manos. La obligaron a ponerse de pie. El Espectro se acercó a ella ayudándose en Angelique, deteniéndose frente a la mujer.
—Llevenla a la casa del jefe, allí decidiremos que hacer con ella.
—Entendido mi comandante.
Los hombres comenzaron a avanzar llevando a la mujer, un grupo se colocó delante y otro atrás, manteniendo su atencion en la mujer y que esta no tratase de huir. Angelique y Víctor les siguieron, el camino de regreso fue más silencioso, en ese espeso silencio, Víctor no podia evitar pensar en que había visto esa mirada antes.
Pero por el momento, era descubrir quien era esa misteriosa mujer, le recordaba, le había visto en el gremio de mercenarios en Dormenst.
Nunca pensó en que ella le tendría por objetivo.
5 de Abril del 2018
Alemania. Poblado de Flakmern.
Al llegar al poblado, fueron nuevamente y de forma algo cansina, el centro de atención. Debido a la formación en la que iban, los rostros serios y gélidos de los jóvenes y del ambiente tenso que trajeron con ellos. Fue entonces cuando las miradas cayeron sobre la prisionera de los soldados. Detrás de la formación iban el Espectro y la fiel acompañante, Angelique. Todos les seguían con la mirada, no tardó en formarse un grupo detrás de ellos siguiéndoles hacia la casa del jefe.
En la entrada a la casa estaban los dos hombres que hacían las de guardias, al ver llegar al notorio grupo, se dirigían hacia el interior de la casa. Antes de siquiera entrar el jefe salió, a la espera del grupo. Los dos hombres se detuvieron frente a su jefe.
—Jefe, el grupo del Espectro ha llegado..
—Lo sé.
Fue lo único que respondió antes de iniciar su acercamiento al grupo. El Espectro y Angelique al verlo, decidieron adelantarse al grupo para recibirlo. Los jóvenes se apartaron dejando ver a la prisionera. Delante de ella se detuvo la pareja.
—Espectro, has traído un prisionero, de lo más peculiar debo decir.
El Espectro se acercó al jefe, aun con dolor en su cuerpo.
—Esta mujer nos emboscó mientras emprendiamos un trote, la neutralizamos y la hemos traído aquí para tomar una decisión en que hacer con ella.—Dijo con la característica voz mecánica de la máscara.
El anciano dirigió la mirada hacia el Espectro, calando hondo en él, esos dos orbes grises que a pesar de su condición parecían verlo todo.
—Eso lo decides tu, Espectro, pero mi consejo es que le interrogues, podrías descubrir cosas muy interesantes de ella.—Se dio media vuelta mirando hacia su casa.—Me retiro.
Sin decir nada más, el anciano se dio media vuelta dirigiéndose a su casa. Todos le miraban sin palabras, al adentrarse las miradas de todos los jóvenes cayeron sobre el Espectro. El cual dejó ver su faceta menos seria.
—Hmmm perfecto.—Dijo con tono sarcástico.—Llevemosla a la casa del herrero entonces, Heredia, Andy, Simón y Gonzales se quedarán conmigo en el interrogatorio.
Transcurrieron dos horas en lo que llegaron al lugar, mientras Gwin le preparaba una habitación para mantener a la mujer cautiva, en dejarla allí y en dispersar a los jóvenes aspirantes a excepción de los ya mencionados. El Espectro les ordenó seguir con sus guardias ya asignadas luego del medio día, y al día siguiente reunirse los dos grupos en el claro del bosque.
Luego de todo aquello, el grupo ahora yacía en la sala de estar. Gwin sentado en una de las sillas, descansando después de un día bastante corto en la forja. Angelique se encontraba preparando ese dulce líquido negro que Víctor adoraba. Los jóvenes aspirantes y el Espectro estaban sentados en el suelo del lugar. Además de ellos, Víctor había invocado a sus sombras para también tener sus opiniones.
El lugar estaba en silencio, la estancia, caracterizada por ser de madera como todas las del pueblo, la cual tenia sus sillones de madera cubiertos de piel, algunas mesas con cajones para guardar cosas. Unos floreros y poca decoración. Todo eso le daba igual al pensativo Espectro, que aún no daba inicio a la reunión. Dentro de él, pensaba y buscaba en sus recuerdos quien tenía la mirada así como esa mujer, pues se le hacia demasiado familiar. No lograba recordarlo. Se dijo que en ese momento le hacían falta Aldrich y el General P. Salió de sus pensamientos al ver como todos movían la cabeza hacia un lugar, miró hacia donde los demás. Vio como Angelique le daba una taza de café a Gwin y este le daba las gracias.
Lentamente le entregó una taza a cada uno de los presentes. No pasó desapercibida la mirada que le arrojó Andy a la ojos verdes, una mirada intensa, casi que brillaba. Víctor conocía aquello, aquel tipo de mirada, no sintió celos si no algo de pena por el joven, sabía que esa era la misma mirada que él tuvo con Alexa. Sonrió de lado. Entonces, una taza humeante frente a él le sacó de sus demandantes pensamientos. Miró el rostro de Angelique, no sabia como pero ella siempre le tenia una sonrisa. Pensó por un breve momento. ¿Será ella mi soulmate?.
—Gracias.
Tomó la taza y dio un sorbo. Dulce y amargo, perfecto. Ella tomó la ultima taza y se acomodó en una de las esquinas del sitio. Todos dieron varios sorbos a sus bebidas antes de que el Espectro decidiera hablar.
—Atención, todos por favor.—Pidió, la mirada atenta de todos los presentes cayó sobre el Espectro que no tardó en ponerse de pie para así proyectar mejor lo que iba a decir.—El accidente de hoy es la primera acción violenta que se ha vivido desde nuestra llegada a Flakmern, por lo visto la guerra nos está dando alcance, si esa mujer me rastreó hasta aquí, faltará mucho para que Gael y sus acechadores hagan lo mismo, por lo cual tomé la siguiente decisión. El curso Spectre durará aproximadamente dos meses más. Somos 100, espero que esos 100 logren culminar el curso. Ustedes, Andy, Gonzales, Simón y Heredia han sido los más sobresalientes, por lo cual ustedes posiblemente sean lideres de los futuros equipos de fuego o, puede que estén dentro de mi equipo. Ya veremos cuantos quedamos.
—Cuando terminemos nuestro entrenamiento, ¿Que se supone que haremos entonces?.—Preguntó Andy.
El Espectro dirigió la mirada hacia él, esa pregunta la había esperado desde hace semanas.
—Frenar el avance merodeador es el objetivo principal. Volviendo a los asuntos actuales, hoy será el interrogatorio de nuestra prisionera, pero antes cada uno de ustedes debe de saber que es lo que va a hacer.—Las miradas de todos eran de expectativa.—Angelique, tu vas a entrar y curar las heridas de esa mujer, también le vas a limpiar la cara, quiero verle su verdadero rostro, Heredia, usted entrará con ella atento de que la prisionera no intente nada, Simón y Andy, van a patrullar alrededor de la casa, no sabemos si esa mujer tiene refuerzos, Gonzales, usted busque una buena posición de tiro desde la cual pueda cubrir la casa, en caso de que nos ataquen, eliminelos. Yo me encargaré de interrogarla. ¿Entendido?
—¡Si mi comandante!.
El grupo se puso en marcha. Angelique negó con la cabeza aun sonriente mientras se dirigía a buscar las herramientas necesarias para la tarea que le había encomendado el Espectro. Cuando todos salieron de la habitación, Gwin le dirigió la mirada a Víctor.
—¿Que tan importante es esa mujer?
—La conozco.
Aseguró el Espectro.
5 de Abril del 2018
Alemania. Poblado de Flakmern.
Tenía las manos amordazadas. Era un nudo bastante simple y mal echo por lo que podría soltarse de él fácilmente. Podía hacerlo pero no lo hacia porque, ¿Que haría luego? ¿Un osado escape de película? No, las cosas no funcionaban así. Claro, podía obtener un arma de esa habitación. Le habían dejado en una habitacion que no era usada en mucho tiempo, testigo de ello era el polvo allí en el lugar. En los estantes y las mesas. Habían objetos de maderas que podía romper para obtener un arma, luego salir, pero luego venían las múltiples opciones.
Suspiró. Era inútil. Seguramente acabaría muerta con mas de cinco disparos en el pecho por uno de esos soldados. Un dato curiosos era que para ella, esos soldados se veían muy jóvenes. Estaban siendo entrenados por el Espectro de Alemania, el ver lo joven de los futuros soldados le hizo pensar en que los estaba preparando para luchar con los merodeadores. El único pero de toda esa idea, era que el Espectro tenia reputación de odiar a los merodeadores. Así que descartó esa opción.
La mujer suspiró, estaba sentada, con las manos delante de ella. Sin poder huir al verse superada en numero. Su instructor brasileño, aquel que le recibió cuando llegó a este asqueroso mundo sobrenatural, se sentiría decepcionado. Fue entrenada como un BOPE y aun así no tenía las agallas de usar el sigilo en su favor. Sonrió al recordar, que ese si fue un entrenamiento, como el que vivió en Venezuela con el GAC de la Guardia Nacional Bolivariana.
Ahí fue cuando recordó otra cosa. Recuerdo que fue interrumpido por el sonido de pisadas acercarse al lugar. Se puso de pie, a la defensiva. Esperando a ver con que intenciones ellos llegarían. Escuchó los pasos detenerse frente a la puerta. Entonces esta se deslizó dejando ver a dos personas.
Eran aquella mujer y uno de los soldados. La jovencita de piel blanca, ojos verdes y cabello negro corto, que iba vestida como una mujer de servidumbre, le hizo arquear una ceja. ¿Acaso tenían mujeres trabajando para la comodidad de ellos? Ese pensamiento la hizo enojar. Luego su mirada cayó en el soldado. Era moreno, de mirada fría y sería. Iba vestido de negro completamente, con chaleco táctico. Portaba un fusil G36. El soldado se mantuvo junto a la puerta, sin despegar la mirada de ella y con el dedo sobre el gatillo. "Listo para dispararme si intento algo" pensó. Fue entonces que la joven se acercó a ella. Se detuvo una vez estuvieron frente a frente.
—Hola, vengo a limpiarte cualquier herida o atenderla, dependiendo de ello.—Dijo con una amabilidad que no contrastaba con la faceta que había mostrado hace horas atrás.—También he venido a remover la pintura facial que llevas, por favor no te resistas son solo ordenes y será más cómodo para ambas el que seas colaborativa.
La mujer asintió sin ganas. El ver a la joven le recordó cuando gritó en medio del enfrentamiento. Había gritado un nombre. "Víctor" ese nombre que no esperaba oír en mucho tiempo. La joven revisó su rostro en busca de herida alguna pero solo encontró pocos raspones. Entonces retrocedió. Estuvo a punto de preguntarle por ello, solo que la joven habló antes.
—Necesito que te quites el uniforme para poder asegurarme de que no tengas herida alguna.
—No.—Soltó de forma abrupta.
La mirada de la mujer calló sobre el guardia. Heredia, al verse observado por la mujer le devolvió la mirada solo alzando una ceja, Angelique bufo entendiendo el asunto.
—Tranquilo, puedes esperarme afuera, de todos modos ella no es una amenaza para mí.
—¿Segura?
Angelique asintió con una mirada intensa. Heredia se encogió de hombros. Dejó solas a las mujeres. Angelique se puso de rodillas, le pidió a la mujer que hiciera lo mismo. Fue cuando aquella mercenaria, decidió preguntarle.
—Tu jefe, ¿Es el famoso Espectro?
Angelique metió un trapo dentro de un cubo de madera con agua. Lo sacó redujo el exceso de agua dejándolo solamente húmedo, lo acercó al rostro de la mujer.
—Soy su guardiana. Debo de velar por su bienestar.
La mujer sonrió con amargura, el tacto fresco del trapo húmedo le resultó un poco reconfortante. La pintura comenzó a ser removida.
—Debe de ser difícil de cuidar de alguien así.—Comentó ella.
Angelique se encogió de hombros restándole importancia al asunto. Como si fuera algo cotidiano, o de muy poca importancia.
—La verdad es que, por el tiempo que llevó con el, he notado que casi no necesita de alguien que vele por él, excepto cuando deciden atacarlo de la nada con armas automáticas.—Los ojos verdes de ella miraron con intensidad a la mujer.
—Capté la indirecta, solo seguía el contrato, el era mi objetivo, fin de la historia.—Dijo tajante la mujer.—Aunque por lo visto no es el fin, ¿le has llamado Víctor no es así?
Angelique no respondió al momento, siguió inmersa en su tarea de limpiar el rostro de la mujer. Por dentro se decida si debía o no de aclararle si debía de afirmar aquello. Había gritado el nombre del Espectro a todo pulmón, claro fue un momento de desespero, pero ahora se veía en un escenario incómodo. Optó por no responderle. La mujer entendió que la joven no le respondería la pregunta, algo obvio contando que el Espectro usaba ese seudónimo y la máscara para mantenerse en el anonimato.
Al terminar, dejó el trapo en el agua sucia por la pintura facial blanca y negra de la mujer. Un rostro de color moreno, casi chocolate, se dejó ver. Ahora podía ver a la hermosa y joven mujer detrás de él. Labios gruesos, rasgos finos, pestañas largas, nariz un poco perfilada, era un rostro atractivo, pero la mirada fría de sus ojos marrones, la mirada intensa te dejaba claro que esa mujer era peligrosa. Solo unos pocos raspones arruinaban su rostro, cosa de la cual ella se encargó al ponerle crema cicatrizante.
—Creo que eso es todo.—Angelique se levantó recogiendo sus utensilios. La mujer se levantó detrás de ella.
—¿No me vas a responder?.—La mujer seguía insistiendo.
—Aquello no me corresponde.—Respondió Angelique.
—Pero a mí si.
Las dos miraron a la figura parada en la puerta. Allí estaba el temido Espectro, o mejor dicho, allí estaba el ex cazador del abismo. Víctor entró a la habitación sin la mascara puesta, sus botas resonaban contra el duro suelo de madera. La mirada de la mujer y la de él, se mantenían sobre el otro. Fijas, en una guerra de voluntades. Angelique notó que Heredia ya no estaba junto a la puerta, no escuchó a Víctor ordenarle que se retirase.
—Esperame en la sala de estar, necesito hablar con la prisionera.
Angelique asintió abandonando el lugar, cerrando la puerta tras de sí. En un par de segundos ambos se hallaban solos. Un aura tensa estaba sobre ellos. En efecto se conocían, había pasado tiempo, mucho tiempo. Los rencores habían desaparecido pero aún estaba esa espina de molestia.
—Pensé que no te volvería a ver, Victor.
Los ojos negros de Víctor por un momento destellaron de color rojo. Entonces respondió.
—No me sorprende, después de todo fuiste tu quien se fue sin decir nada.—Suspiró antes de seguir.—Ha pasado tiempo, Rosamund.
—¿Ahora eres el Espectro de Alemania?.—Dijo con tono despectivo y burlesco.—¿Que pasó con eso de volver al abismo para reclamar tu titulo luego de estos dos años? Ahora no eres más que un mercenario.
—Y por lo visto tu no te apartas de ese camino, no puedes juzgarme.
—Hay que ganarse el pan, a este infierno al que me trajiste, matando es la mejor forma y la mejor pagada.
—En Venezuela fuera sido lo mismo, solo que allá estarías en un cuartel sin hacer nada, hablando con la verdad, allá las autoridades no hacen nada contra la guerrilla.
Ambos se arrojaban puñales que el otro desviaba con elegancia. Era una forma de descargar el leve odio residual que había entre ellos, uno causado por estar en Alemania y el otro por el abandono.
—En fin, de nada sirve discutir.—Declaró ella, terminando con el intercambio de palabras.
—Concuerdo.
—Asi que dime, ¿Que vas a hacer conmigo?
Víctor cerró los ojos alejándose un par de pasos. Dándole la espalda, gruñó algo entre dientes, entonces se giró hacia ella.
—No Puedo simplemente matarte, tenemos mucho de lo que hablar.
Al cabo de unas horas, Rosamund estaba disfrutando de una taza de café, sentada en medio de la sala de estar, rodeada por el grupo que se había quedado con el Espectro, entre ellos los aspirantes que habían sido llamados tras ella asegurarle que había venido sola. Los jóvenes se mantenían con sus armas bajas pero a la expectativa. El Espectro por su parte, solo la observaba detrás de la máscara, esperando que ella iniciara su historia.
—Tras haberme ido, vague durante días por el bosque, fueron días largos y difíciles, la falta de agua y comida son cosas que no le deseo a nadie. Luego de vagar, hambrienta y sedienta, logrando cazar unos conejos de pura suerte, llegué a una cabaña, bastante grande por cierto, dentro del bosque, con mis ultimas fuerzas me acerqué a ella, toqué la puerta de forma desesperada, entonces fue cuando el que seria mi futuro maestro, me recibió.
«Era un señor que rodaba los cincuenta años de edad a lo mucho, era alto, no muy musculoso, con el cabello castaño con ciertas canas, tenia el rostro afeitado y un par de ojos casi tan negros como los tuyos con una mirada seria, fría, siempre era así la mirada de él. Me recibió, de buenas a primeras, me alimentó y me dio un refugio. Durante unas semanas le colaboré en las tareas del lugar, cazar, busca agua, sembrar las plantas frutales, cosas por el estilo. Hasta que un grupo de mercenarios apareció. Iba sola y desarmada, pude con un par pero eran demasiados, iban a matarme. Fue cuando todos cayeron, con disparos en la cabeza, el hombre les había asesinado»
Todos se mantenían atentos a la historia, el único al que se le podía ver el rostro era a Víctor. Todos los demás tenían una expresión de cierta emoción, era algo normal debido al momento intenso del relato.
—Luego de ello, a los días quería irme, quería encontrar una forma de volver a la civilización, de alguna forma volver a Venezuela. Pero al contarle aquello a ese hombre, bueno, la realidad a veces puede ser cruel.—Soltó con desánimo.
—¿A que te refieres?.—Preguntó Gonzales.—¿Acaso te hizo algo?.
—No.—Respondió el Espectro.—Te contó la Ley de cruce entre mundo humano y sobrenatural ¿cierto?
Rosamund asintió. Ahora las mirada de todos caían sobre el Espectro que no tardó en responder a la pregunta no formulada.
—La dichosa ley de cruce entre el mundo humano y el sobrenatural fue creada hace años atrás por los primeros gobiernos humanos que tuvieron contacto con seres sobrenaturales, viendo lo fácil que era para ambos mundos cruzarse (ya que viven en el mismo plano) decidieron crear una ley para regular el cruce entre ambos. Dicha ley dicta: "Si un ser humano cruza al mundo sobrenatural ya sea por accidente o de forma premeditada, este pasará a ser un Sacra, por lo cual no podrá volver al mundo humano, a menos que dicha persona decida mantener todo lo visto en el mayor de los secretos, en caso de revelar lo que logre ver, la policía local de dicho país tiene el deber de apresar a dicha persona, otorgándole la pena máxima dependiendo de las leyes del país en cuestión" Si, es una ley brutal pero efectiva.
Rosamund suspiró al oírla. Sonrió en una mueca disconforme.
—Podía volver pero sabía que no podía callarme todo lo que había visto ya, me seria imposible y no quería acabar presa en alguna cárcel solo por divulgar la verdad. Así que decidí quedarme, aquel hombre se dedicó a enseñarme gran parte de las cosas que ahora uso como mercenario, largos meses entrenando para al final, simplemente irme a trabajar. Cobrar por matar un día, al día siguientes cobrar por matar ahora al que te contrató ayer. Así iba.
—Pasaron los años, hasta que atacaron Dormenst, pero antes de eso, llegó el encargo más peligroso jamás al gremio de mercenarios.—El Espectro le miró fijamente a los ojos.—El de matarme. Por lo visto, seguiste mi rastro hasta aquí, lo que ahora me preocupa, es quien o quienes puedan seguir ese mismo rastro.
Un silencio espeso inundó el lugar, todos se miraban por lo bajo, pues nadie sabia ya que decir. Simplemente esperaban palabra alguna de los focos de atención de aquel sitio, quienes eran, en efecto, aquella mercenario y el Espectro. Entonces, captando la atención de todos, el se levantó de donde estaba. Una vez de pie su mirada recorrió el lugar cayendo en cada uno de los presentes.
—Podeis iros a descansar, los lideres aspirantes volved con sus respectivos equipos,ya saben las guardias de hoy, mantengan los ojos bien abiertos y tú.—Señaló a Rosamund.—Por el momento ocuparas la habitación que fue tu celda, ahí tienes lo esencial para pasar la noche y tener un buen lugar de descanso.
Cada quien se fue por su lado. Los jóvenes aspirantes se retiraron tal como se les ordenó. Gwin decidió retirarse a sus aposentos a descansar, Angelique se retiró, no a sus aposentos, sino a la parte trasera de la casa a seguir leyendo una jugosa enciclopedia de animales sobrenaturales. El Espectro por su parte decidió pasar el resto de la tarde, recostado en uno de los arboles del patio perdido en sus pensamientos.
Rosamund, sin más opción al sentirse aún en incomodidad con la presencia de Victor, o de quien parece serlo físicamente, decidió ir al lugar donde la tenían recluida, ahora su habitación. Al llegar se encontró con la mochila que tenia al momento de ser capturada. Ahí reemplazó su ropa de campaña, toda sucia y maltratada por un uniforme negro completo, sin ponerse las botas, se acostó en la cama, dándole algo de descanso a su cuerpo, en poco tiempo se quedó dormida.
Mientras tanto, el Espectro recostado en el tronco, tras varios minutos de pensar en ello, soltó la idea en voz alta.
—Puede que ella sea la ayuda que necesito para hacer más fuertes estos dos meses de entrenamiento.
—¿Seguro?.
En ese momento Víctor soltó un corto grito mientras daba un salto del susto, justo a su lado, sin haberse dado de cuenta por estar tan metido en sus ideas, estaba Angelique la cual cerró su enciclopedia para mirar con una sonrisita al Espectro. El por su parte, soltó una baja risa.
—No estoy seguro de ello, pero, creo que puede funcionar.
5 junio del 2018
Alemania. Poblado de Flakmern
Tras haber tomado la decisión. El Espectro, incluyó a Rosamund como la segunda instructora del curso Spectre la cual fue la que tuvo mayor protagonismo durante los dos últimos meses del curso. Fueron varios cursos intensivos: Supervivencia, defensa personal, asaltos nocturnos, interrogación de rehenes, como moverse y desplazarse de noche, lectura de mapas, descripción de objetivos, leer distancias. También se les dieron clases teóricas de liderazgo, historia militar, estrategia, tácticas militares.
Lo intenso de los dos últimos meses redujeron el grupo por la mitad. Dejando solo la mitad de comandos y la mitad de francotiradores. Quedaron solo 50 comandos y 10 francotiradores. Los cuales lograron completar el curso exitosamente. Solo faltaba la ceremonia de graduación. Días antes de la misma, Rosamund se reunió con el Espectro, planteándole la idea de que todos los demás jóvenes que abandonaron el curso Spectre se usasen para formar un grupo de Guardias para Flakmern y así el pueblo tener siempre una defensa activa. Ambos lo discutieron con el jefe del pueblo y tras tener la aprobación, se hizo un llamado a los jóvenes que habían abandonado el curso. Ellos serian liderados por el ultimo joven en abandonar el curso, es decir, el aspirante más antiguo.
El día de la graduación, los aspirantes estaban en formación. En primera linea los más destacados, los cuales recibieron condecoraciones. Estos fueron los lideres de los aspirantes. Todos los jóvenes graduados del curso recibieron una medalla con una calavera y la respectiva máscara según el rango ganado durante el entrenamiento. Ese día los jóvenes llevaban de uniforme las botas, pantalón negro y sudaderas de camuflaje urbano con cuello de tortuga. También unas boinas negras con el símbolo de los Spectre, la calavera.
—Todos ustedes ahora son soldados especiales Spectre, los que salvaran Alemania desde las sombras, los que traerán fin a la guerra y paz a esta nación.
Exclamó el Espectro el cual se había quitado la mascara ante todos ellos. La sorpresa fue grande cuando todos vieron que el temido mercenario era sino un adolescente. Uno que se había ganado el respeto y miedo de muchos. Ese día, antes de todos retirarse, en medio del acto de promoción, llegó una visita inesperada. Mientras Víctor dedicaba unas ultimas palabras a los Spectre, una serie de aplausos rompió en el lugar. El silencio se hizo presente. Todos dirigieron sus miradas hacia el lugar del que provenía el sonido.
Desde el espesor del bosque, emergió una persona. Era alta, llevaba una serie de harapos por encima, que le servían de capa a pesar de estar casi destrozados. No se le veía el rostro. Victor se le interpuso apuntándole con su pistola. Detrás de él, Rosamund y Angelique hicieron lo mismo. El hombre alzó las manos.
—Vaya. ¿Acaso esa es forma de recibirme, Víctor?.
Al reconocer esa voz, Víctor bajo el arma. Una sonrisa ladina se asomó en su rostro.
—No puede ser...
—Reconozco que estoy impresionado, nunca creí que llegarias a este punto y mirate ahora.—El desconocido se quitó los harapos que le cubrían la cara.—Supongo que llegué tarde para el entrenamiento de estos jóvenes.
Ahí estaba, frente a el, Aldrich, su guardián. Tenia esa típica sonrisa engreída de él. Víctor solo enfundó el arma, las dos mujeres confundidas hicieron lo mismo.
Ese mismo día, los jóvenes de la guardia de Flakmern recibieron sus uniformes, rangos y jerarquías.
Luego de la fiesta y celebraciones esperadas en el pueblo, donde se vieron actos culturares y un delicioso festín. Era hora de ponerse manos a la obra. El alto mando de los Spectre conformado por: Victor el ahora comandante en jefe de los Spectre, Rosamund, General en jefe de los Spectre y Aldrich, Mayor general. También formaban parte de ello los Tenientes Spectre: Heredia, Gonzales, Simón y Andy.
Reunidos en una mesa colocada en medio de la sala de estar de la casa del herrero, estaban los miembros del alto mando. Todos con ropa de uso diario. Encima de la mesa estaba desplegado un mapa, el cual tenia encerrado en círculos varios lugares de interés. Era un mapa de Alemania.
—Muy bien, es hora de iniciar nuestra campaña bélica en este conflicto. He señalado en el mapa distintos lugares cercanos que son de interés.—Señaló un circulo rojo cercano a Flakmenr.—Ese de ahí es Beltruchs, por ahora está fuera de nuestro alcance, todos esos círculos pequeños son fuertes enemigos que por igual no vamos a atacar, todavía, si se fijan bien, desde Beltruchs hacia Dormenst y de Beltruchs hacia Gerfeullem, hay múltiples círculos rojos, bueno esos puestos de mando, campamentos, fortalezas y así vamos, lo que vamos a hacer primero, es ir hacia aquí.—Victor colocó su dedo sobre un punto específico del mapa.
Aldrich lo reconoció y no tardó en protestar.
—No.—Dijo abruptamente.—No vamos a volver al abismo, recuerda que ni tu ni yo somos muy bien recibidos allí.
—Mi comandante con todo respeto, ¿no es un trayecto algo lejano para donde estamos?.—Preguntó Heredia.
Víctor arqueó una ceja con una sonrisa.
—Nunca dije que fuéramos a entrar, aún, ustedes, el alto mando, mi plan es el siguiente.—Victor tomó una pausa antes de iniciar.—Tengo señalado en el mapa una base militar del Heer (ejercito de tierra alemán) donde tienen una docena de tanques Leopard 2a5 y artillerías autopropulsadas, antes de que digan algo, tengo gente que los puede manejar, el plan es llegar de noche, usar un portal para llevarnos los tanques, municiones, repuestos y si se puede cualquier suministro extra, luego, avanzar con esa columna blindada por todo Alemania hacia el abismo, tenemos poco tiempo pues los merodeadores están cerca del abismo. Nuestro objetivo es llegar allí y defenderlo.
—¿A pesar de todo lo que ha pasado aún piensas ayudar al abismo?.—Preguntó Rosamund.
—Si nos ganamos el apoyo del remanente del ejercito abismal, tendríamos mas tropas para enfrentar a los merodeadores, claro, primero tendría que eliminar a los dos oficiales corruptos que están con nuestro señor.
Victor y Aldrich se miraron, compartieron una significativa mirada antes de asentir.
—Es un plan arriesgado, pero puede resultar.—Dijo el vanguardia.
El resto del alto mando aceptó la idea.
Al cabo de dos días iniciaron la operación conocida como " Gepanzerte Überraschung" la cual comenzó con el robo de los blindados y la artillería. El robo fue como se planeó sin necesidad de disparar una bala, aprovechando la noche, los hábiles Spectre dejaron fuera de combate a los guardias, logrando así el robo de todo lo planeado.
Luego del robo, al tener los tanques Víctor volvió al Aeródromo donde el mismo traficante de armas le esperaba. Se llevó con él a los tanquistas, ademas de un radio con una frecuencia para comunicarse cuando necesitase apoyo aéreo.
Fue el 10 de Junio cuando partieron del pueblo. Las madres y padres se despedían de sus hijos entre lágrimas y abrazos. Entre las primeras horas del día, partieron del pueblo, la columna blindada inició su larga marcha. Con el tanque en cabeza, donde iba el Espectro. El cual iba acompañado de Angelique y Aldrich. Con el resto de los tanquistas. El sonido potente de las cadenas y los motores tronaban en los oídos de los presentes.
—¿Seguro que no trataran de matarnos apenas vernos?.
Victor pensó en las palabras del vanguardia.
—Somos su única esperanza, no los creo tan imbéciles.
31 De Julio del 2018
Alemania. Llanuras cercanas al Abismo.
El ambiente, lleno de una pesadez por la sorpresa, se mantenía tenso. Alexa aun no podía creer a quien tenia frente a ella. Estaba cambiado, muy cambiado. Ya no era el mismo Víctor que recordaba. O tal vez si, no podía saberlo. En escena entraron dos médicos de combate que se llevaron a Edison en una camilla.
—Necesito que los de mayor rango entre ustedes se agrupen y de reunan conmigo, claro si desean hacerlo, tienen hasta mañana, estaremos en el bosque, deteniendo cualquier avance enemigo.
Sin decir más Víctor se retiró. A los pocos segundos, la gran columna de tanques y soldados comenzó a moverse, dirigiéndose de regreso al lugar donde estaban escondidas las artillerías. Dejaron a un estable Edison junto a ellos, antes de desaparecer dentro del bosque, sin dejar rastro.
Como unos fantasmas.
Bueno aquí su escritor, al fin logró publicar desde que llegué de campamentos con las mil y un dificultades pero bueno. Aquí esta su capítulo.
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