
Capítulo 29 "Primer Curso de Operaciones Especiales SPECTRE I"
21 de enero del 2018
Alemania. Poblado de Flakmern.
Luego de haber decidido como de llevaría a cabo el curso de operaciones especiales. Que duraría aproximadamente de cuatro a cinco meses, el cual se dividiría en tres etapas. El Espectro junto Angelique se dirigieron a la casa del jefe. Dejando a Gwin y al Joven Andy a cargo de los camiones de suministros. Atravesaron el pueblo a primera hora de la mañana. El pueblo estaba en pleno apogeo, los pueblerinos le miraban aún con desconfianza, pero otros le veían con cierta admiración y esperanza. Siguieron avanzando por su camino, pasando junto a la tienda del pueblo que tenia de todo, decidió que la vería después, ahora tenía cosas pendientes más importantes.
Llegaron al lugar, habían un par de hombres cortando el césped en los alrededores de la casa. Pasaron de ellos subiendo las escaleras e ingresando. Nuevamente los recibió aquella espaciosa sala de estar, donde estaba él hablando con una mujer que, por lo visto, se veía preocupada. Ella pareció no notar la presencia de ellos.
-Le digo que me parece una locura, ¡Una locura! Si dejamos que ese hombre convierta a nuestros hijos en asesinos profesionales y se va a la guerra con los merodeadores ¡Quiens sabe lo que nos harían!.-Exclamó histérica.-Nos van a traer la guerra a nuestras puertas y luego ¿Que? No somos guerreros, serán miles contra unos pocos jóvenes...
El Espectro no se hizo esperar al oír toda esa sarta de estupideces. Cierto, tenía motivos para tener, pero el no seria tan estúpido para traer la guerra a un terreno en desventaja. Si algo enseñaba la historia era a pelear en tus propios términos.
-Antes que nada señora, ese proceso de entrenamiento y preparación es voluntario.
La voz distorsionada del Espectro hizo eco en aquel lugar, junto con el sonido de sus botas. Ella le miró horrorizada, el jefe por su parte sonrió levemente al sentir sus presencias.
-Ah, Espectro, Angelique, han regresado.
-Si, he venido a decirte que traje todo lo necesario para comenzar, el proceso empieza hoy mismo en la noche. Avisa a tu gente, diles que les pasen por la casa del herrero, allí recibirán su primer equipo, luego de eso les estaré esperando en un claro dentro del bosque detrás de la forja. Es voluntario..
Recalcó mirando con intensidad a la señora que se le vio palidecer. Angelique rió y el anciano asintió.
-Los reuniré lo más rápido posible.
El Espectro se giró.
-Iré haciendo los preparativos.
La pareja abandonó la casa del jefe dirigiéndose hacia el hogar del herrero. Atravesaron las calles a paso rápido, pues el tiempo era oro y quería tener todo listo para esa noche. Llegaron a la casa, El Espectro ordenó a Angelique buscar a Andy, mientras el daba la vuelta y revisaba los camiones en la parte trasera, había que verificar que ningún curioso se hubiese llevado algo del equipo. Lo cual seria desastroso en manos inexpertas. Allí estaba el camión. De un verde oliva, inmenso y con cauchos enormes. Abrió la tapa trasera, subió e hizo una rápida revisión. Todo se veía en orden.
-Espectro.-Le llamó Angelique con su dulce voz desde fuera.
Habían acordado que le llamase así en publico, en privado si podía llamarle como siempre... "Mi Cazador.." pensó, eso le hizo sonreír. Temía agarrarle cariño, tanto así como para formar un lazo, temía el que se volviese importante. Lo peor, era que así estaba siendo. Salió por la parte trasera el camión cerrando la tapa. Allí estaba ella, que se podía ver inocente pero de inocente no había nada.
-Andy no está en la casa, deberíamos ir a la forja.
El Espectro dirigió la mirada a la forja con su chimenea humeante.
-Vamos.
Llegaron a la forja, entrando siendo recibidos por el calor abrasador del lugar. Tras recorrer la misma,llegaron al lugar donde estaban los dos hombres. Andy metía una espada al rojo vivo en agua dejando salir el vapor mientras que por otro lado, Gwin martillaba la hoja de otra arma. Andy al verlos dejó la hoja en reposo secándose el sudor de la frente. Se acercó a ellos con una sonrisa ladina.
-¿Terminaron con el jefe?.
-Si, esta noche empieza el curso de operaciones especiales. Necesitó que me ayudes con el mismo.
Andy negó con una sonrisa. El Espectro le miró confundido.
-Yo también pienso entrar al curso.
El Espectro alzó las cejas, un poco sorprendido. No se esperaba eso, se cruzó de brazos mirándole con seriedad.
-Bien, entonces te espero en el claro detrás de la forja unos metros bosque adentro. No te olvides de buscar el equipo en la casa.
Andy asintió.
-No será fácil.-Le advirtió el Espectro.
-El camino a la gloria nunca lo es.
Abandonaron la forja. Durante el camino de regreso a la casa El Espectro se sostenía la barbilla, pensativo. Ahora debía de buscar dos auxiliares para que le ayuden con el curso. Angelique no pues ella le había pedido, de forma muy tierna y casi imposible de negarse, que le enseñase a usar armas. Cosa a la cual él accedió después de mucha pelea. Detrás de él iba ella, observando cada paso del Espectro. Se preguntaba en que pensaba. Llegaron a la casa e ingresaron a la sala de estar. Allí se sentaron en unos rústicos muebles de madera, allí fue donde tuvo la idea.
-Ya se.-Exclamó.-Mis sombras me ayudaran con el curso.
Angelique, que se había sentado en uno de esos rústicos asientos delante del Espectro le miró alzando las cejas. No se esperaba ese tipo de decisión. Había visto a sus sombras en acción cuando recolectaron todo ese equipo, le parecían útiles, hasta cierto punto.
-¿Seguro de que podrán ser buenos ayudantes?.-Preguntó algo desconfiada.-Digo, se ven algo inestables.
Él asintió, se inclinó hacia adelante clavando su mirada gélida sobre ella.
-Verás, mi querido ángel guardián.-Una sonrisa surcó por su rostro a lo que sus ojos brillaban emocionados.-Cada sombra representa una parte de mi, la de ojos azules mi parte serena, calmada y calculadora en combate, la de ojos rojos representa mi lado violento, sanguinario e impiadoso. Pero cada una cumple ordenes como se les dice al pie de la letra.
Ella asintió entendiendo todo, el Espectro se cruzó de brazos mirando al techo de madera. Ahora solo de organizar todo. Angelique, vio como las sombras emergían del cuerpo del Espectro. Cada una tomando forma, hasta ser las dos sombras que ya conocía. El Espectro se puso de pie, caminando hacia la salida. Hoy seria un gran día.
-Angelique, ¿podrías llevarme el almuerzo al claro donde estaré? También lleva un fusil del camión y un par de cajas de municiones.
La ojiverde asintió emocionada comprendiendo lo que le quería decir. Víctor sonrió bajo la mascara, saliendo del lugar. Era hora de preparar el inicio de curso. Mientras tanto, reunidos en la casa del jefe del pueblo, estaba reunida una gran cantidad de gente. El jefe les había convocado, pues quería dar un anuncio importante. La gente hablaba entre ella, creando un bullicio notorio, entre ellos avanzaban Simón con su padre. Se abrían paso a duras penas entre las personas. De repente el ruido se detuvo, el jefe había salido de su casa.
A paso lento, caminando con su bastón acompañado de dos hombres del pueblo. A paso lento seguía avanzando, hasta detenerse frente a la multitud de la gente. Sus ojos ciegos, pero que veían más de lo que aparentaban, se pasearon por la multitud. Entonces, alzó una de sus manos tomando la atención del pueblo.
-Buenas tardes mi querido pueblo, del cual me siento honrado de ser jefe.-Dijo con voz fuerte y clara, una voz que no parecía a la de un anciano.-Los he convocado hoy, porque tengo un anuncio, uno que les trae la oportunidad de cambiar y de obtener esperanza.
La gente le miraban con expectativa. Simón se preguntaba si tendría ver que con aquello de crear guerreros entrenados por el Espectro. En su cinturón tenía enfundada su confiable daga, la cual nunca dejaba. Suponía que seria de aquello. Esperaba que fuese así, porque él esperaba poder unirse a ese régimen de entrenamiento, quería poder matar y cobrarse venganza de los merodeadores.
-A nuestro pueblo ha llegado un peculiar extranjero que, con él, ha traído parte de lo que se nos arrebató del pueblo, trajo al hijo de nuestro difunto herrero y con él ha traído la oportunidad de hacer un cambio.
La gente se miraba entre sí. Luego le miraron a él. Guardó silencio con expectativa, manteniendo la intriga. Así duró unos minutos.
-Como ya les había informado días atrás. El Espectro se ha ofrecido a entrenar a jóvenes del pueblo dispuestos a convertirse en guerreros, para así sumarse al esfuerzo bélico contra los merodeadores. Se convertirían en guerreros especiales, claro, todo ello voluntariamente, pues el proceso de entrenamiento será rudo y por eliminación.
Los jóvenes miraban a sus padres y estos a sus hijos asombrados. Luego con intriga miraron al líder. Todos tenían preguntas. Y estas no tardaron en llegar.
-¡¿Que tan rudo será?!
-¡¿Eso no nos traerá la guerra!?
-¡Es una locura!.
-¡¿No podríamos perder a nuestros hijos!?
Esos y muchos mas gritos se sumaron al bullicio. El jefe les dejó gritar sus preguntas, con una expresión de calma esperó hasta poder alzar la mano haciendo callar a todos los pueblerinos. Respondió a todas con solo una respuesta.
-Como ya les dije, el proceso será voluntario, solo aquellos que se vean aptos para entrar, se les esperará en la casa del herrero al atardecer allí se le dará su primer equipo e instrucciones. Sus hijos estarán ante peligro todo el tiempo, pues es parte de la formación de un guerrero especial, si desean abandonar pueden hacerlo cuando gusten. La guerra no recaerá sobre nosotros, porque la lucha será lejos de aquí.
Se detuvo, el silencio fue rotundo. Simón analizó sus palabras, tenía entonces que presentarse en la casa del herrero al atardecer. Perfecto, podría hacerlo. Se dijo que él proceso no podría ser tan fuerte y que solo lo decía para ahuyentar a los débiles, para solo quedarse con los más fuertes.
-Eso es todo mi gente, podéis retiraros.
El jefe se retiró de regreso a su casa. Dejando a la gente con miles de preguntas, aun tenían sus dudas al respecto, pero si su jefe lo decía, era porque sería un bien para ellos. La gran mayoría decidió invertir la tarde en hablar con sus hijos al respecto. Seria voluntario después de todo. Simón se retiró con su padre. Entraría, se convertiría en uno de los mejores guerreros de todos los tiempos.
El día pasó con rapidez. Los jóvenes se preparaban mentalmente para la formación, se imaginaban escenario fantasiosos donde pelearían contra el Espectro, espada con espada, entre danzas de batalla. Cosa que no estaba ni cerca de la realidad. Lo que ellos verían seria un proceso más crudo, fuerte y exigente. Ellos serían los nuevos comandos SPECTRE. El atardecer llegó y con ello la increíble oleada de jóvenes que salían de sus casas en dirección al hogar del herrero. Allí es donde les darían su primer equipo. Simón, al salir de su casa se topó con el río jóvenes. Se adentró en el mismo, moviéndose entre las personas con agilidad. Supo que había llegado cuando vio la forja, en lo alto, la cual reflejaba ciertos rayos del atardecer. Una leve columna de humo subía por su chimenea, las labores de herrería se habían terminado por ese día.
Una formación de jóvenes se hizo al llegar a la casa, donde les esperaba un ser que asustó a más de uno. Pues su apariencia física no era más que una sombra hecha de al parecer humo, con dos puntos azules como ojos. Al lado de esta, estaba el famoso herrero Gwin. Ambos sostenían entre sus manos, un uniforme de color verde oliva con las botas negras de media caña encima de este, al igual que una gorra con un numero, iban ordenados desde el 01. Repartidos por el suelo habían múltiples talegas. Los jóvenes se dividieron en dos filas. Simón había quedado casi en el numero veinte de la formación y fue por su rapidez al moverse entre los cuerpos, eran aproximadamente 350 aspirantes. Gwin, le entregó el uniforme al primer joven al mismo tiempo que la sombra lo hacia con el suyo. La sombra entonces exclamó:
-Su primera prueba es la siguiente: ¡Van a vestirse aquí mismo antes de ir al claro del bosque!
Los jóvenes y las pocas mujeres presentes se miraron entre si. Cohibidos de tener que vestirse delante de otros, de mostrar su intimidad a los demás. Las sombra profirió una carcajada.
-¡Si quieren ser verdaderos soldados, se acostumbraran a ver a sus compañeros incluso desnudos!
Ahí fue donde los primeros abandonaron, muchos dejaron las filas regresando a sus casas. No estaban dispuestos a dejar ver su desnudez solo para vestir un uniforme al cual no tenían respeto. Quedaban 310, la sombra rió.
-¡Vamos vestiros ya!.
La fila fue avanzando, mientras eso ocurría, los jóvenes con los uniformes ya entregados se disponían a vestirlos. Se despojaron de sus ropas frente a otros, colocándose el uniforme, no sabían nada de etiqueta militar, o de como vestir uno. Incluso no llevaban la bota del pantalón dentro de la misma bota militar, la sombra rió pero decidió no decir nada. Simón, al recibir su uniforme, caminó disimuladamente hacia la parte trasera de la casa donde se encontró el camión. Allí se cambió, recordó ver como el Espectro llevaba las botas, recreó lo más que pudo esa forma de llevarlas. Al volver al frente de la casa, se le fue entregada una talega y un fusil Mosing Nagant sin municiones. Al colocarse la talega en la espalda, sintió todo el peso que llevaba allí, casi se cae de rodillas, pero aguantó poniéndose de pie nuevamente. Entonces se colocó la gorra, era el 20.
Vio como los primeros listos se dirigían hacia el bosque detrás de la forja. No tardó en seguirles, quería demostrar que no le temía a nada. Demostraría que siempre podría estar antes que los demás. Siempre listo. Se adentró en el bosque, por un camino estrecho donde tenían que ir en fila india. El pesado equipo hacia la caminata un tanto tediosa, dolorosa para las piernas del aspirante. Tras caminar por lo que le pareció kilómetros, bajo la noche ya impuesta sobre ellos, pudieron verlos, puntos de luz en mitad de la nada. Eran antorchas, estaban colocadas en el claro. Simón podía oír los pasos seguidas de las quejas de los demás. El camino se les hizo eterno, ese peso en sus espaldas era un notable obstáculo.
Al llegar al claro, se quedaron algo confundidos. Era un claro enorme, con varias antorchas colocadas a lo largo, iluminando la zona con un color anaranjado amarillento, el cual con el viento luchaba contra las sombras de la noche, en el extremo opuesto al de ellos estaba un muñón de árbol, con una nota y a los lados de este habían dos muñones más, encima de estos, habían calaveras humanas mirando fijamente a los aspirantes. La gran mayoría de los recién llegados, se detuvieron.
Simón miró a los demás aspirantes, todos se miraron entre si, con cierto temor. Simón se armó de valor, avanzó, sin prestarle atención a las calaveras. Se detuvo frente al muñón, tomó la nota y la leyó.
PARA EL VALIENTE QUE SE ACERCÓ A LEER ESTO.
SU PRIMERA ORDEN SERÁ FORMARSE TODOS ENUMERADOS DEL MENOR A MAYOR NUMERO CON SUS FUSILES FRENTE AL PECHO.
ESPERO VERLOS FIRMES.
ESPECTRO.
Simón bajó la nota, se giró hacia los demás aspirantes. A un grupo más numeroso que solo crecía más y más. Simón decidió subir encima del muñón. Colocó las manos alrededor de su boca, buscando proyectar mas su voz. Entonces habló:
-¡Muchachos tomen formación del menor a mayor!.
Los aspirantes se miraron dudosos. Simón repitió la orden con más autoridad, dándose ver su autoridad. Los aspirantes entonces decidieron acatar la orden. Simón sin tardar se metió en la formación, tomando su lugar, encontró al numero 19, colocándose a su lado. Se paró firme, alzando el fusil frente a el, esperando que fuese de aquel modo, esperando. El grupo de 310 se formó en el claro, esperaron, por casi media hora, la cual se les hizo eterna. Iba a quejarse. El ver una figura emerger del claro le hizo callarse.
Era el famoso Espectro, saliendo del bosque. Llevaba ropa negra de pies a cabeza. Botas, pantalón táctico, sudadera de cuello tortuga, no llevaba chaleco ni armas, iba con guantes cubriendo sus manos. Aquella máscara tan característica de él, hacia acto de presencia, repasando por cada uno de ellos con sus ojos metálicos fríos. Tenia las manos tras la espalda examinando. A su lado, se detuvo otra se esas sombras, esta tenia los ojos rojos, una mirada espeluznante. El Espectro se detuvo delante del muñón del medio, entre las dos calaveras.
-¡Jovenes! ¡Nadie les ha llamado hasta aquí! ¡Si ustedes han venido es por su propio pié!.-Dijo con fuerza en su voz distorsionada.-¡Nadie los quiere aquí y definitivamente yo tampoco! ¡Ustedes han venido buscando convertirse en guerreros! ¡Su objetivo es soportar hasta el final y el mio es hacerlos renunciar! ¡De aquí solo salen los mejores!
Se detuvo mirando el impacto de sus palabras en los jóvenes que se mantenían firmes. Habían varios que miraban a los lados, con temor y duda.
-¡Sombras!.-Gritó y desde la negrura del bosque, emergieron más y más sombras, todas idénticas a esa sombra de ojos rojos.-!Avanzar!.
Las sombras, avanzaron hacia los jóvenes aspirantes que al verlas, temblaron de miedo. Estas se arrojaron sobre ellos, derribándolos, tomándolos del cuello de la camisa, mirándoles a los ojos.
-¡Pide piedad!
-¡Rindete!
Les gritaban mientras les miraban y agitaban con dureza. Otros, los que fueron derribados! Recibían patadas en la parte de las costillas y abdomen. Era un espectáculo de gritos, de órdenes, de maltratos. Una de las sombras se aferró a Simón el cual se mantuvo firme. Agarrado del cuello de la guerrera verde, le miraba con locura en sus orbes rojizos mientras le sacudia.
-¡Pide piedad! ¡Rindete! ¡Eres solo un pedazo de mierda!.
Entonces, mientras varios resistían los golpes, sacudidas y derribadas, uno de los aspirantes gritó con desespero, casi llanto.
-¡Me rindo!.-El silencio se hizo mientras todos le miraban, aspirantes y sombras.-¡Me rindo!.-Gritó en un sollozo.
El silencio reinó mientras todos los asustados aspirantes se miraban entre ellos, las sombras miraron hacia atrás, a la sombra verdadera. El Espectro asintió, las sombras soltaron de forma brusca a los jóvenes soltando gritos de euforia al aire.
-¡Pidió clemencia!
-¡Pidió clemencia!
-¡Se rindió!
Las sombras celebraban riendo mientras volvían a la oscuridad, dejando a los jóvenes detrás. Al llegar a la sombra del bosque se desvanecieron, dejando atrás una espesa capa de humo negro. El Espectro entonces miró al joven que se había rendido. El numero 39.
-Treinta y nueve, por favor quitese la gorra, retirese y deje su equipo en casa del herrero.
El joven le miró con molestia antes de quitarse con brusquedad la gorra verde donde ve veía su numeración. Abandonó el claro a rápidas zancadas. El Espectro, entonces, dirigió la mirada al resto de los jóvenes.
-¡A formarse ya!.-Rugió autoritario.
Los jóvenes acataron la orden con torpeza ante lo inesperado de la misma. En apenas un minuto estuvieron formados como lo estaban de menor a mayor. Todos firmes, con el fusil frente a sus cuerpos. El Espectro caminó hacía el primer joven acomodando el arma en la posición correcta, todos incluso Simón adoptaron la misma con rapidez. El Espectro asintió.
-Bien.. ¡A partir de hoy todos los días nos reuniremos aquí! ¡Su entrenamiento será en distintas partes de Alemania, dependiendo del curso!.-El Espectro hablaba alto y claro mientras caminaba por las filas de jovenes.-!Se referirán a mi como su Comandante, cada vez que dé una orden, ustedes me responderán con un fuerte y claro "Entendido mi Comandante"! ¿¡Entendido!?.
-¡Si mi comandante!.
Dijeron todos al unísono. El Espectro sonrió con malicia.
-Espero ver más ganas la próxima vez muchachos, les advierto que habrán días donde los destruiré físicamente con ejercicios, extenuantes trotes y complicadas actividades para formarlos a ustedes como Soldados y como miembros de una fuerza especial, tal vez la mejor que pisará esta guerra.-El Espectro regresó frente a ellos, deteniéndose mirándoles fijamente.-Solo de aquí saldrán los mejores. A partir de hoy, ese será vuestro uniforme al venir, el que se atreva a presentarse sin el uniforme adecuado o simplemente no volver sin entregar el uniforme, a estar en serios problemas. ¿¡Entendido!?.
-¡Si mi comandante!.
-Vale, se pueden retirar caballeros, nos veremos aquí mañana a las 0600.
Los jóvenes ese día se retiraron, con una suma enorme de nervios por lo que se les vendría encima, durante los próximos meses. Todos esperaban llegar al final, pero no todos lo lograrían. Eso, era un hecho. Simón y los otros aspirantes no sabían lo que les esperaba.
Durante las semanas siguientes, los jóvenes enfrentaron numerosas pruebas físicas, superando cursos de obstáculos donde tenían que correr, arrastrarse, escalar, e incluso atravesar ríos con todo el equipo completo. Trotando lo varios kilómetros. Eso era la primera fase, conocida como: El Infierno. A veces los jóvenes solo comían una cucharada de comida al día. Extenuantes eran las pruebas. Los jóvenes trotaban y trotaban por campos polvorosos, realizaban duros ejercicios, que, al culminar el día, sentían doler sus músculos. Simón, soportó cada una de las pruebas. Todo aquello bajo el acoso verbal de las sombras del Espectro y bajo la atenta mirada del mismo.
Durante uno de los múltiples campos de obstáculos, Simón se topó con una serpiente pues era el primero en el grupo. El reptil se le quedó mirando fijo, sacando su lengua cada tantos segundos. El temor le invadió, pues no sabia como reaccionar ante ello. El Espectro se colocó a su lado, mirando aquello que lo detenía.
-¿Que esperas?.-Le preguntó.-Apartala.
-Señor.. No se como señor..
-Pues con su bayoneta levante la serpiente y arrojela a un lado.
Simón le miró confundido.
-No sé cual es la bayoneta... Señor..
El Espectro con lentitud alzó su mano, bajo la atenta mirada de todos. Apuntando al cuchillo que estaba debajo del fusil.
-Ese objeto con forma de cuchillo.. ¡que es un maldito cuchillo es su bayoneta soldado!.-Le gritó sobresaltandolo.-Ahora use esa cosa y mueva la asquerosa serpiente, supongo que se quedó dormido en la clase sobre su arma.
Simón asintió soltando un torpe "Si señor". Con aquel cuchillo alzó la serpiente, la cual se dobló sobre el filo del cuchillo, la hizo a un lado y siguió avanzando con el fusil en alto. Los demás le siguieron.
De 310, quedaron 250. Los cuales aun seguían en la fase del infierno. Cursos de supervivencia, extenuantes escaladas. Largas y aburridas clases de historia militar, estrategia, pensamiento crítico, liderazgo, entre otros. Les enseñaba y preparaba en técnicas de derribo, desarme, combate cuerpo a cuerpo. Y así, combinado con el constante maltrato y difíciles cursos, fueron abandonando más. Mientras tanto, El Espectro entrenaba por separado a la joven de ojos verdes que se había interesado por las armas de fuego. Desde el primer día del Curso Spectre, ella también fue recibiendo entrenamiento y ella le devolvía a él las enseñanzas, mostrándole nuevas magias.
Así pasaron dos meses. Entonces, solo quedaron 100 jóvenes aspirantes. Victor no sabia que al iniciar la segunda fase del curso Spectre, tendría una serie de constantes molestias y sucesos que solo le harían salir de sus cabales.
********************
22 de Marzo del 2018
Alemania. Poblado de Flakmern.
Ese día, a las 0600 horas, estaban los 100 aspirantes, entre ellos un más fuerte, serio y firme Simón. Frente a ellos, estaba El Espectro junto con sus dos sombras y aquella joven de ojos verdes. Los tenia a todos en formación, firmes, mirando atentos al frente, pero listos para oír lo que tenia que decir.
—Debo de felicitarlos, han superado el infierno, la primera etapa del curso.—Las expresiones de los jóvenes se mantuvieron neutras.—Por lo tanto, hoy daré inicio a la segunda fase del entrenamiento, se dividirá en dos cursos: Comando y Francotirador.
El Espectro notó las miradas confundidas de los jóvenes hacia él. Por lo cuál decidió explicar que era un Comando y un francotirador.
—Como ya les expliqué, el mundo sobrenatural se ha quedado atrás tecnológicamente en lo que es la guerra, al igual que en sus métodos de entrenamiento. Los humanos han llevado este arte a un nuevo nivel y yo, los haré llegar a ese nivel. Ustedes serán fuerzas especiales, pero deben decidir su especialidad.—Su mirada repasó a cada uno de ellos.—Un Comando es aquel que cumple misiones de alta peligrosidad y dificultad, misiones de alto riesgo y valor critico, entrenados para usar todo tipo de armas y ser maquinas de matar, suelen actuar en silencio. Los Francotiradores, serán sus ángeles de la guarda, ellos estarán en la lejanía, cuidando de ustedes con rifles de francotirador, armas letales capaces de eliminar a enemigos a distancias impresionantes pero para ello, deben de pasar por un exhaustivo entrenamiento.
El Espectro suspiró bajando la mirada al suelo para luego elevarla.
—La decisión es suya, pero no todos ustedes saldrán de aquí como un fuerzas especiales.—Advirtió.—Pararse a la derecha aquellos que quieran participar en el curso de comandos y a la izquierda aquellos que desean entrar en el curso de francotiradores.
Los jóvenes se dispersaron de formación, rompiendo la marcha. Simón no dudó, se detuvo en el lado derecho. Pudo ver como 40 jóvenes se detuvieron en el lado izquierdo. Terminando así en 60 aspirantes a comandos y 40 aspirantes a francotiradores. El Espectro asintió, mirando las dos formaciones.
—Los aspirantes a comandos se dirigirán ahora mismo a la casa del herrero donde se les será entregado su nuevo equipo y se les dirá cuando les toca presentarse. Se pueden marchar.—Los jóvenes rompieron la marcha abandonando el lugar. Entonces, el Espectro se giró hacia los otros jóvenes.—Ustedes irán a la casa del herrero a las 7000 horas. Allí se les entregará su nuevo equipo, al igual que se les dirá cuando les tocará presentarse. Podéis marcharos.
Los jóvenes rompieron la marcha abandonando el lugar, dirigiéndose al poblado.
Ese día, el Espectro decidió descansar dirigiéndose a un río cercano donde los pueblerinos suelen pescar, el cual está a un kilometro del claro. Caminó hasta allí, entre la sana paz del bosque. Recorrió un sendero por el cual pudo ver pasar un par de aves por encima de él, metido en sus pensamientos. Se preguntaba. ¿Como Angelique se había vuelto tan cercana a él? Pues iba a ese río solo para verse con ella. No sabia el porqué de cuando estaba a su lado, sentía que podía estar tranquilo y que todo saldría bien. Era, incómodo al estar acostumbrado al vivir en la constante desconfianza y aún así, seguía siendo desconfiado.
Al llegar al río, fue recibido por el ruido de la corriente y el frescor del ambiente. Varios peces recorrían las aguas del río, por lo cual no era extraño ver osos por las cercanías. Buscó con la mirada a su Ángel del Abismo. Hasta encontrarla.
—No puede ser...
Dijo mientras se acercaba, por la orilla, a donde estaba ella. Angelique, estaba sentada, con una pierna estirada y otra arqueada, sobre una de las enormes piedras lizas que sobresalían de la corriente. Estaba con los ojos cerrados, recibiendo la fuerte brisa que jugaba con sus cortos cabellos. Su silueta, su figura era casi perfecta, su vestimenta negra resaltaba con la claridad del lugar, haciéndola ver fuera de sitio pero que aun así, allí resaltaba. Aquella demostración de su belleza le dejó impactado. Se detuvo en la orilla del río, junto a aquella gran roca.
—Angelique
La joven abrió los ojos, parpadeando para luego girarse hacia el Espectro. Al verlo le sonrió y le guiñó un ojo con picardía a lo cual el bajó la mirada aún sin acostumbrarse. Ella soltó una risa.
—A veces siento que estas siempre tratando de coquetearme.
Ella guardó silencio, dirigiendo la mirada a otro lado. Sin responder. El sonido de la corriente junto con la paz del lugar. Entonces ella habló:
—Si viniste mi cazador. Ven, sube a mi lado.
El suspiró, ese suspiro distorsionado causado por la mascara. Subió por un lado de la gran roca, llegando a la cima plana. Ella siguió sentada en el suelo plano de la roca. Sus piernas estaban desnudas, no con esas típicas medias largas, ni siquiera portaba los zapatos típicos de ella. Angelique suspiró apreciando el aire fresco del lugar.
—Adoro la paz de este lugar, la tranquilidad. Es un sitio hermoso, es bello. Sabes, a los ángeles del abismo no se les permite congeniar con sus protegidos, pero tu eres un caso especial, tu vida está en constante riesgo y, por lo tanto, decidí intervenir.
Se puso de pié. La fría superficie de la roca le hizo estremecer. Se acercó al Espectro sonriendo.
—Dato curioso, las relaciones amorosas o lascivas entre protegido y su ángel están prohibidas e igual aceptadas, todo depende del juicio de nuestra madre.—Ella acarició su mejilla.—A pesar de ser un angel, soy un ser malvado, pues he quitado vidas, incluso te pedí que me entrenases para aprender a matar más. Entonces te miro.
«Cuando llevas esa máscara, eres el famoso Espectro de Alemania, un temido mercenario, un ser a sangre fría, que solo vive por el dinero. Un ser asqueroso para los aristócratas, para los ricos y los mas pudientes, pero al mismo tiempo necesitan de ese ser, para no ensuciarse las manos ellos. Es cuando digo: El verdadero asesino son ellos a través de tus manos. Pero, cuando te veo sin la máscara, veo a un joven inocente, un joven con ojos que brillan al sonreír, ojos que se ven opacos por el dolor que ha tenido que pasar »
Ella llevó su mano al pecho del Espectro donde residía su corazón. Una caricia tan cálida que le hizo cristalizar los ojos.
—Pero más que todo, veo un corazón que late un corazón que anhela, un corazón lleno de emociones, un corazón lleno de amor y un alma apasionada, tan fuerte que arde como las llamas de aquellos legendarios Soberanos del Abismo.
Él, con lentitud, tomó la mano de Angelique con delicadeza, entonces se quitó la máscara dejándose la capucha puesta. Besó con cariño la frente de Angelique.
—Gracias....
Sin dudar le abrazó dejando salir toda esa presión, todo ese estrés y por encima de todo, consiguiendo en cierta parte la paz que tanto anhelaba.
Lo que no sabia, era que entre los arbustos del bosque. Una mujer, les observaba con unos prismáticos. Su ropaje era verde oliva, manchado de barro, tierra y sangre, su rostro se veía pintado de blanco y negro, reflejando la apariencia de una calavera. Encima de su cabeza llevaba una boina negra. Se quitó los binoculares, y sostuvo entre sus manos el subfusil silenciado MP5.
—Así que ella es importante para ti, Espectro....
********************
28 de Marzo del 2018
Ciudad Sobrenatural de Beltruchs.
Durante los siguientes días, los aspirantes continuaron con sus aun más exigentes pruebas. Aquel día, los jóvenes del curso de francotirador, recibieron sus equipos. Recibieron dos uniformes. Dos pares de botas. Los uniformes consistían en un uniforme camuflado de tipo woodland con botas negras que se usarían en las prácticas en el campo de tiro, y el otro, era un Guillie Suit verde para bosques. Para las prácticas en el bosque. Sus entrenamientos después del medio día, a partir de las 1230 horas. Los jóvenes del curso de comandos, recibieron dos uniformes y dos pares de botas por igual. Uno completamente negro para las practicas nocturnas, y otro camuflado para el bosque. El entrenamiento de ellos comenzarían a partir de las 6000 horas.
Los primeros entrenamientos de los comandos, fueron bastante sencillos. Arme y desarme de sus fusiles, los cuales eran los HKM416 luego como limpiar y mantener su arma. Control, manejo de la misma. Campos de tiro, diferencia entre disparar de pie, agachado y tumbado al suelo. Técnicas de tiro en grupos, moviendo en Dúo, en equipo. Como moverse en espacios cerrados, acompañamiento, movilidad y flexibilidad de sus compañeros.
—Atención, cuando los objetivos aparezcan les van a disparar.
Rápidamente la diana se alzó, los jóvenes alineados en fila paralelo al otro, con sus fusiles en sus manos. Apuntaron y dispararon a sus objetivos, ráfagas cortas. La diana bajo y otra más se alzó. Le dispararon, probando sus punterías. Luego, se les fue colocando uno a uno, disparando a las dianas. La prueba mas dificultosa, fue la de disparar y eliminar las dianas en movimiento, usando las coberturas para recargar.
Mientras tanto, en las tardes, los mismos procesos se repetían con los jóvenes francotiradores. largas clases sobre la importancia de medir la distancia, velocidad del viento, clima, humedad, velocidad de la bala, trayectoria de la misma, como la mínima contracción muscular, la mínima alteración cardiaca. Cualquier detalle podría interferir en el disparo. Continuas sesiones de disparos a blancos a distancias medias y largas. Donde los fallos, eran comunes.
—Tienen que aprender a concentrarse, ser calmados y precisos.—Les dijo el Espectro mientras caminaba detrás de los jóvenes que disparaban.—Todo son cálculos donde el más mínimo detalle importa.
Y así pasaron los largos días de entrenamiento.
Ese día, el Espectro decidió ir a Beltruchs, en busca de suministros para la casa, comida por encima de todo. Dejo a cargo del entrenamiento a sus dos sombras. Al salir de la casa, fue alcanzando por Angelique, la cual con una sonrisa le preguntó si podía acompañarle, el accedió asintiendo.
Eran casi 20 kilómetros de allí hasta Beltruchs, por lo cual El Espectro decidió usar un método de transporte más, efectivo. De dirigieron al camino suroeste del pueblo que llevaba a Beltruchs. Allí les esperaba su transporte.
—No pensaras que iremos montados en el lomo de tus blasters ¿Cierto?.
Soltó Angelique con cierta desconfianza, mirando ahora con recelo al esqueleto dragón de ojo azul que tenia a un lado de ella. El Espectro soltó una risa, mientras palmeaba el cráneo del otro blaster.
—Descubrí que podía montarlos como un caballo, cuando en uno de mis encargos fui derrotado, acabé desmayado, pero por suerte estos chicos duros me llevaron en sus lomos lejos del peligro.—Contó acariciando la cabeza del esqueleto cual perro.
—¿Se te escapó tu objetivo?.—Preguntó ella.
—Volví al día siguiente para matarlo.
—Oh.
El Espectro no tardó en subirse encima del cráneo del blaster, sosteniéndose del cráneo. Al estar arriba. Él le señaló la cabeza del otro blaster. Ella negó, con una sonrisa nerviosa.
—Solo sube a esa cosa, después de todo es mi creación, no te hará daño. Confía en mí.
Ella, rendida ante sus palabras. Se subió a regañadientes al blaster, con cierta dificultad, logro montarlo. Sosteniéndose con nervios del cráneo. Fue cuando el Espectro apuntó al frente.
—Blaster, vamos a Beltruchs.
Los dos soltaron un leve rugido. Sin tardar comenzaron a avanzar en cuatro patas, con calma, con cierta lentitud. El Espectro soltó una carcajada al oír los gritos de miedo de Angelique. Pero después de unos momentos se acostumbró al avance lento de los Blasters. Angelique sonrió, pues no era tan malo como esperaba.
—Oye.... No era como esperaba, pero a este ritmo tardaremos mucho.
El Espectro le dirigió la mirada.
—Esto era solo para que te acostumbrases, ahora te recomiendo que te aferres con fuerza.—Dijo inclinándose un poco sobre el blaster sosteniendose con fuerza.—¡Blasters a correr!
El rostro de Angelique se transformó en uno de horror. Los blasters aferraron sus garras en la tierra antes de lanzarse en una carrera por el sendero, corriendo a cuatro patas. Con un velocidad y agilidad asombrosa, esquivaban cualquier obstáculo que se les interpusiera. Angelique soltaba gritos de desespero mientras el Espectro se mantenía firme en el blaster. El camino fue movido, con el pasar de los minutos los nervios de Angelique se convirtieron en risas de diversión. Disfrutando del paseo. Continuaron por el camino a una velocidad impresionante. Tardaron apenas dos horas en llegar a Beltruchs.
En la entrada de Beltruchs, la cual ese día no estaba muy concurrida, estaba un guardia merodeador de turno. Descansaba dormitando en su silla, tenia a su lado su lanza. Su uniforme no era la típica armadura de ellos, este era un uniforme de colores rojos y blancos. Pues formaban parte del cuerpo de protección de Beltruchs. Descansaba tranquilo, hasta que el sonido de algo acercarse le hizo alzar la vista, aun en estado de sueño. Sus ojos se abrieron de más al ver las dos figuras esqueléticas. Gritó al verlos detenerse frente a él, cayendo de su silla. Los blasters levantaron nubes de polvo al detenerse. Sintió cierto frío recorrer su cuerpo al reconocer al Espectro, aquel que gozaba matar merodeadores.
El Espectro descendió de su blaster, Angelique hizo lo mismo. Ambos se acercaron al guardia el cual se levantaba limpiándose de cualquier rastro de polvo. Su mirada pasó por el Espectro deteniéndose en la hermosa Angelique. De cuerpo moldeado y rostro esculpido. Hizo salir los deseos más asquerosos de la gran mayoría de los mercenarios merodeadores.
—Buenos días.—Soltó el guardia, la pareja se detuvo frente a él.—Necesito sus papeles por...
El Espectro le interrumpió, alzando su mano. El guardia le miró con desconfianza.
—Saltemos las formalidades ¿Cuanto quieres por dejarnos pasar?
El guardia sonrió, dando una respuesta rápida.
—Para ti, son 100 piezas de oro, ahora necesitaría que la señorita se quede aquí conmigo, pues después de todo, necesito por lo menos registrar a alguien que haya ingresado.
El Espectro le miró fijamente. Angelique le miró con ojos asesinos, estuvo a punto de usar su magia. Adelantándose, un aura azul envolvió al guardia, el cuál no pudo reaccionar antes de ser arrojado con potencia hacia la pared de piedra de la entrada. El golpe fue con tal fuerza que le hizo caer mareado. El Espectro se detuvo a su lado.
—No.—Le soltó.
Ambos entraron a la ciudad. Adentrándose en las concurridas calles. Las altas edificaciones, ya fuesen casas, tabernas o tiendas. La gran mayoría hechas de piedra. Seres sobrenaturales iban de aquí para allá. El Espectro, acompañado de una fascinada Angelique, veían las múltiples criaturas. Vieron gnomos, por otro lado, pudieron ver en un puesto donde vendían arcos, a dos elfos, de cuerpos largos, flacos pero atléticos. Por otro lado, pudo ver hombres de musculaturas impresionantes. Lycans. Angelique sintió una ráfaga de viento pasando a su lado. Un escalofrío recorrió su cuerpo al sentir una mano fría tocando su cuello. Fruncio el ceño, con rapidez la tomó creando una ola de calor en su mano quemándola. Se giró para ver al vampiro sosteniéndose la mano, mirándole con odio.
Atravesaron varias calles, donde la guardia de Beltruchs, se pudo ver patrullando. De vez en cuando detenían a uno que otro ser sospechoso. Entonces, el Espectro se detuvo frente una tienda. Angelique se detuvo a su lado, apoyando su mano en su hombro. La tienda era un viejo edifico de piedra, los marcos de las ventanas eran de madera al igual que la puerta. La oji verde leyó el letrero del lugar. "Darner food place" ella arqueó una ceja ante el nombre, El Espectro se adentró. Ella le siguió.
La tienda por dentro, era muy sencilla. Todo era de madera. A la derecha de la puerta estaba el mostrador y hacia adelante habían múltiples hileras de estanterías con artículos de comida. Angelique pudo ver el porqué de ese lugar.
—Como puedes ver, trae comida del mundo humano.—Le susurró el Espectro al oído causándole escalofríos.—¿Como lo hace? No lo sé.
Se oyeron pasos acercándose a ellos. Del fondo de la tienda emergió un hombre mayor, de cabello canoso, piel un poco arrugada, de porte firme, con ropas grises y mirada viva e intensa. Se colocó detrás del mostrador, colocándose unas gafas. Al ver la figura del Espectro sonrió.
—Ah, Víctor, has vuelto.
Víctor se quitó la máscara sonriendole al encargado de la tienda, el cual cerró las ventanas que dejaban ver el interior, con rapidez cerró la puerta principal. El ángel del abismo se sorprendió cuando escuchó como ese hombre le llamaba por su nombre.
—Darner, ha pasado un tiempo.
El hombre se sentó detrás del mostrador asintiendo, debajo del mismo sacó un gran libro de tapa marrón el cual abrió.
—Veo que te has forjado una reputación, la ultima vez que viniste apenas tenías casi fama.
Víctor se acercó al mostrador tomando el libro, revisando el contenido de sus paginas. Siguió hablando mientras el encargado se daba la vuelta hacia unos estantes que tenia detrás, buscando algo en ellos.
—Estaba en Dormenst, me fui el día del ataque.
—Me he enterado de la noticia, el ejército del abismo esta perdiendo mucho terreno Víctor.
—Lo sé, pero yo los detendré.
Darner se giró hacia él, mirándole con cierta incredulidad. La mirada de Angelique y la de él chocaron por un momento. Entonces, el encargado volvió la mirada al estante continuando con su búsqueda.
—Al fin te has decidido pero, ¿Como lo harás?.
—Ya estoy en eso, pronto te enterarás.
El encargado se giró con un rollo de papel entre las manos. Se acercó a Víctor. El joven levantó la mirada, atisbando ese rollo de papel. El hombre se lo entregó, Víctor lo tomó y lo desenrollo. En el estaba la imagen en tinta negra de un hombre de cabellos largos y barba notoria. Abajo estaba escrito. "Elrich Sheen se busca vivo o muerto. Recompensa de 500 piezas de oro. Por los crímenes de trafico de armas"
Victor sonrió de lado comprendiendo lo que el hombre le quería decir. Angelique por su lado se adentró en la tienda viendo los diferentes víveres que allí habían. Ahí fue cuando Darner se acercó a Víctor susurrándole.
—Has encontrado el amor jovencito.
Víctor cerró el papel mirándole con seriedad.
—Entre nosotros no hay ningún tipo de relación amorosa, ella solo es mi guardián y yo su protegido.—Dijo enrollando el papel.
—Creeme, con solo ver el como te mira, se puede apreciar que tiene fuertes sentimientos por ti.
Víctor se giró, mirando a la joven. Ella miraba con atención los diferentes víveres allí disponibles. Luego dirigió la mirada al encargado de la tienda.
—¿Seguro?.
Antes de lograr responder, un ajetreo fuera captó la atención de los tres. Eran gritos, lejanos, sonidos de cosas caerse. Victor se colocó su máscara mientras Angelique se acercaba a su lado. Salió de la tienda empuñando su fusil AK con el cual apuntó a ambos lados de la calle. Nada. Bajó el arma, escuchó los gritos venir detrás de ellos. Ambos se giraron, viendo como un solo hombre corría hacia ellos, perseguido por varios guardias de Beltruchs. El Espectro se fijó en él, era el hombre del rollo. El traficante de armas. Parece que las cosas venían hacia él, era una buena suerte.
—Angelique, entra a la tienda, preparate para cerrar la puerta cuando entre. ¡Ve!.
Ella entró obedeciendo la orden, mirando entre la puerta y la cerradura. El Espectro vio como el hombre corría por su vida, tratando de alejarse de los múltiples guardias. El Espectro alzó el fusil, apuntando al frente, hacia los guardias. Cuando el traficante le vio, sintió que era su fin.
—¡Al suelo!.
Le gritó el Espectro. El hombre obedeció tirándose al suelo. En la mira del fusil entró el primer mercenario, disparó. Eran disparos semiautomáticos, el primer merodeador cayó, luego le siguió el otro y el otro. Caían de tiros en el pecho, viendo como la vida se les escapaba, la docena fue rápidamente eliminada bajo el estruendo de los disparos. Con rapidez el Espectro cambiaba de objetivo, acabando con todos sin ellos poder atacar. Cuando todos cayeron, el Espectro cambió el cargador de su fusil por otro, rastrillandolo.
Elrich Sheen se puso de pie, algo aturdido. Sin poder reponerse sintió como lo alzaban por el cuello de la camisa, estampándole contra una pared cercana. Enfocó la vista en esa persona, era el mismo hombre que le había salvado, ahora le apuntaba con una pistola en la frente. Los nervios pasaron por su cuerpo.
—¿Por qué te buscaban esos guardias?.—Le preguntó con su voz distorsionada.
El traficante le miró desafiante, sin miedo al arma frente a él.
—No te tengo miedo Espectro.—Espetó.—Si me buscaban era por no querer venderles armas a su campaña militar.
—¿Que tipo de armas?.—Preguntó.
—No es de tu incumbencia.
El cañón de la pistola se presionó en su frente. Apretó los dientes con molestia.
—Si me ayudas, puedo ayudarte traficante.—Presionó.
Se oyeron los gritos de varios hombres al correr. Los dos miraron en la dirección de donde vino el traficante, se acercaban mas guardias. Victor no dudó, quitó el cañón de la frente del hombre, sosteniéndolo del cuello lo llevó dentro a rastras. Apenas entraron Angelique cerró la puerta trancandola con todos los seguros. El Espectro empujó al hombre apuntándole levantando un dedo en donde estaría la boca. Pidiéndole silencio. Entonces, todos atentos, oyeron el pasar de las botas de los guardias. Iban a un trote rápido, deteniéndose frente a la tienda. Escuchó como uno de ellos soltaba varias palabras malsonantes al toparse con los muertos, ordenándole a sus hombres el seguir adelante. Esperaron, hasta que ya no se oyeron más el pisar de las botas. Darner, se asomó por una de las ventanas.
—Se han ido.—Informó.
Angelique, Darner y el mismo Elrich exhalaron de alivio. El único imperturbable era el Espectro que seguia apuntándole como si nada. Cuando se alivió, el traficante decidió retomar su poco amigable conversación con el Espectro.
—Se quien eres.—Espetó.—El famoso Espectro de Alemania, temido mercenario, conocido por sus múltiples trabajos de los cuales siempre acaba con su objetivo, tu trabajo más famoso fue el que hiciste en Noruega, oh si, creeme, las noticias vuelan.
—Vaya te has leído mi currículum que considerado de tu parte.—Soltó El Espectro con sarcasmo.—Pero eso no es lo importante Elrich, lo importante son aquello que tenias negociado con los merodeadores.
—¿Y que gano yo con decírtelo?.—Preguntó.
—Puedo ayudarte, estoy decidido a tomar cartas en esta guerra pero necesito recursos y necesito aliados. Si me ayudas, cuando tome el trono del abismo, tendrás un lugar donde poder vender tus armas.—Dijo con rotundidad.
Angelique le miró con ojos exhorbitados. Acaso pensaba tomar el trono del abismo, no, no lo creía capaz. Decidió esperar a ver como seguía el asunto. Elrich, se llevó las manos a los bolsillos, pensando y considerando tal opción.
—Tengo un aeródromo, a 8 kilómetros al Este de Beltruchs, se podría decir que fue un pequeño regalo a mi querido abuelo de parte del Fuhrer, que luego pasó a mi padre.—Puso sus manos sobre su pecho con una sonrisa.—Y luego a mí, si me llevas te mostraré lo que les iba a vender.
El Espectro compartió una mirada con Angelique. Ambos parecieron entenderse con la misma.
Media hora después los tres abandonaron Beltruch montados en los blasters del Espectro. Elrich había sido obligado a montarse en uno el cual, apenas sintió al hombre aferrado, arrancó en una rápida carrera mientras el hombre gritaba. El Espectros subió en el otro, con Angelique subiendo detrás de él. Un escalofrío, una corriente eléctrica recorrió su ser al sentir los cálidos brazos de ella rodear su cuerpo, ella recostó su rostro en su espalda, suspirando cómoda. El Espectro entonces hizo correr al blaster. En pocos minutos dieron alcance al otro. Mientras cabalgaban, con un Elrich más calmado. En cierto punto la ojos verdes le susurró.
—¿Tomarás el trono del abismo?.
El Espectro tardó en responder.
—No, pero pienso tener mi lugar en la jerarquía del abismo, es hora de cambiar las cosas.
Luego de tres horas, llegaron a la misteriosa base aérea. Metros antes de llegar, el Espectro pudo ver los enormes hangares por encima de los árboles. Al llegar, por un camino de tierra, una cerca con una casera de guardia vacía les recibió. Los blasters se detuvieron. Elrich bajó, algo mareado. Caminó tambaleándose de forma cómica, sacando unas llaves de sus bolsillos. Abrió un candado el cual mantenía cerrada la cerca, empujó el portón dándoles entrada. El Espectro bajó del blaster seguido de su ángel. Los tres ingresaron. Elrich alzó su mano hacia los múltiples hangares.
—Espectro y señorita, bienvenidos a mi humilde base.
El Espectro miraba la base con asombro, pues se sentía en la segunda guerra mundial. Era el propio aeródromo alemán. Incluso pudo ver unas cuantas esvásticas. Y uno que otro símbolo de la Wermacht. Angelique veía todo con curiosidad pero no era la misma que la del Espectro. Se detuvieron frente a un hangar. Cerrado, pero eso no duraría mucho.
—¡Aviadores!.—gritó con un fuerte eco.—¡Pueden salir!
Con un sonoro chirrido. Las mamparas del hangar se comenzaron a abrir. El Espectro no pudo creer lo que sus ojos vieron al terminar de abrirse. Allí había todo un escuadrón de aviadores, vestidos con sus uniformes de la segunda guerra mundial, uniformes de la Luftwafe. Cuando los observó con detenimiento, vio que todos eran muertos vivientes. Se podía ver en sus rostros secos, de colores grises oscuro casi como el cemento y ojos hundidos, con solo un punto de luz dentro de ellos. Avanzaron hacia ellos, el que los lideraba, iba vestido de negro.
—Ah jefe, ha vuelto.
—Así es, y traigo a su posible nuevo jefe...
Todas las miradas cayeron sobre el Espectro, el cual solo apuntó con su dedo al interior del hangar.
—¿Es eso un bombardero Junker ju 87?—Preguntó sin poder creer aquello que sus ojos veían.
Sin perder tiempo se adentró, recorriendo el interior del hangar, dirigiéndose hacia los varios aviones allí estacionados. Admirando sus estructuras. Angelique sonrió ante eso, pues parecía un niño curioso.
—Estos aviadores, junto con estos bombarderos y un par de Messermichst BF109 a cambio de protección y dinero era el trato con los merodeadores pero, tu propuesta es mejor, Espectro. Incluso tengo un par de tanquistas que saben manejar los modernos Leopardos de la Bundeswerh
El Espectro se giró hacia él. Extendiéndole la mano.
—¿Tenemos un trato?
Elrich apretó su mano con fuerza.
—Tenemos un trato.
Ese día, al atardecer. La pareja, El Espectro y Angelique volvieron a Beltruchs a retirar los suministros de la tienda de Darner. Luego regresaron a Flakmern, como si nada hubiese ocurrido. Ambos guardando el secreto de la gran ventaja que tendrían en un futuro. Cuando entren abiertamente en la guerra.
Solo faltaba terminar el Entrenamiento de los futuros Spectre. Victor no sabia los problemas que se le presentarían en ese entonces.
***********************
1ero de Abril del 2018
Alemania. Poblado de Flakmern
El terreno despejado, con unas dianas dispuestas a 500 metros se mantenía en paz. El estruendo cual relámpago quebró esa paz. La bala del fusil de precisión atravesó el campo a increíble velocidad impactando en la diana de metal, agitándose. La diana había sido echa con la forma de toda la parte superior de un ser humano, por lo menos, la silueta. Eran mas de diez dianas, todas siendo impactadas por los múltiples disparos de los francotiradores.
Los futuros francotiradores Spectre disparaban bajo la atenta mirada del Espectro, el cual caminaba detrás de ellos, arreglando sus errores y corriéndolos. Mientras caminaba, con el pié, pisó el pie de un joven que lo tenia mal colocado, llevándolo a la posición óptima.
—Jalar del gatillo, se volverá algo que harán por reflejo, sabrán que deben de disparar, pero no lo van a pensar como tal.—Decía mientras avanzaba.—Recuerden respirar con calma, pues entre cada respiro, podrán encontrar el momento de disparar.
Se detuvo detrás de un joven muy particular, el cual en lugar de apuntar con un ojo cerrado, mantenía los dos abiertos. Se agachó a su lado, observando su disparar. Disparó, tres veces, acertando dos.
—Se apunta con un solo ojo, no hay nada mas que ver que solo el objetivo.
El joven tardó en responder, mientras movía levemente la mira.
—Con todo respeto mi comandante, pero siempre hay más que ver.—Dijo retador.
El Espectro se puso de pie cruzando los brazos. Eso le había molestado, pues desafiaba su autoridad.
—Muy bien, harás flexiones, quiero 50...
El sonido de un disparo le interrumpió, la bala del joven salió disparada, no hacia en blanco sino hacia otro objetivo. De la nada una serpiente voló al recibir el impacto, levantando una nube de polvo. El joven miró la criatura muerta al igual que el Espectro. No lo podía creer, un novato le había dejado en ridículo. El joven se giró sobre su hombro mirando con una sonrisa engreída a su superior. Una risa en general pasó por los demás jóvenes.
Ese dia, fue estresante para Víctor. Todas las prácticas acaban fallidas. Simulaciones de asalto, canchas de tiro. Ambos grupos, el de comando y de francotiradores, habían estado en comportamiento pésimo, fue tanta la impotencia que los tuvo el resto del día haciendo físico, hasta decir basta, retomando el maltrato de sus sombras, demostrando así quien era el que estaba al mando, quien era el superior a ellos. Luego de haberlos molido físicamente. Los hizo retirarse, con una única advertencia, esperaba que esa insubordinación y falta de disciplina no se repitiese.
Ese día volvió a la casa con un fuerte dolor de cabeza, una frustración y molestia notoria, tanto así que cerró de un portazo. Lo cual hizo que desde la sala, un cómodo Gwin le mirase. Vio como Víctor se quitaba la máscara gruñendo de fastidio mientras se dirigía a las varias habitaciones de la parte trasera. El músculoso herrero se preguntó que le habría pasado al joven cazador.
A un paso lento, con la molestia pasando por su cuerpo. Víctor se acercó al pasillo donde estaban las múltiples habitaciones, se mantenía pensando en la mala racha que había tenido ese día, y que, por lo visto, debía de buscar a alguien más que sus simples sombras, para que le ayudase. Sus dedos palparon la superficie tosca de la madera perteneciente a la puerta. La jaló entrando sin fijarse con exactitud de quien era la habitación. Al fijarse, se quedó sin aliento. Su mirada se había topado con aquello que no debería de haber visto, algo prohibido.
Frente a él, estaba, a luz de la luna que entraba por las ventanas del final de la habitacion, Angelique. La hermosa joven de cuerpo curvilíneo estaba de perfil, en su ropa íntima. Un conjunto de lencería negra, que resaltaba sus pechos y sus glúteos. Recorriendo su cuerpo apegadas a su blanca piel que contrastaba con la oscura pieza. Sus negros ojos recorrieron sin poder evitar su cuerpo. Entonces, ella se giró descubriendo al cazador. La mirada de ambos chocaron, a lo que él saltó fuera de la habitación cerrando la puerta de forma abrupta.
El se apegó entonces a la pared. Respirando agitado, suspiró, sintiendo el latir desenfrenado de su corazón, sus mejillas ardían. No podía creer que hubiese cometido tal error en no fijarse la habitacion en la que iba entrar. Fue cuando su ceño se fruncio oyendo la risa de la joven. Se confundió, pues no se esperaba eso.
—Oh vamos, no creo que el magnifico Espectro de Alemania fuera fácilmente ahuyentado por una joven en ropa intima.—Dijo con burla en su voz.
Victor se paró rígido. Escuchando con atención. Eso era lo ultimo que le faltaba, que ella le tomase como objeto de burla. Escuchó otra risa de ella.
—Pobre Espectro, muy asesino pero no puede mantener fija la mirada a una hermosa joven..
Angelique por su parte, se estaba divirtiendo. No se habría esperado, jamás que algo así ocurriese pero el ver la cara de asombro de Víctor fue que le causó ternura y gracia. No creía que picarle con algo de burla haría que pasase lo siguiente. Sin darse de cuenta, Victor entró nuevamente a la habitación. Ella dejó de lado la risa, solo manteniendo su hermosa sonrisa en su rostro. Ella vio como él le miraba finamente, con el ceño levemente fruncido, ella no sentía pena, pues no le inquietaba que le viera en ropa intima.
—Perdona, pero tu expresión fue única y debía de aprovechar.
Víctor suspiró, le miró fijamente, caminando hacia ella. La sonrisa se borró de su rostro lentamente, aquello ya no le parecía tan gracioso. Angelique retrocedió un par de pasos, lo cual hizo que su espalda tocase la pared. Victor, fue cuando la acorraló contra la pared. La respiración de ella se detuvo. Nunca se imaginó que algo así sucediese. El mundo pareció detenerse entre ellos, la cercanía de sus cuerpos les causó una oleada de nervios.
Lentamente acercó su rostro, su nariz rozó su mejilla, dejando que en sus narices entrase su delicioso aroma que le causó escalofríos, sus manos rodearon su cintura, con su piel suave. Los nervios recorrieron el cuerpo de Angelique, la cual jadeo cuando el aliento de Víctor impactó en su cuello. Entonces, de forma brusca alzó la mirada, la mirada negra como el vacio contra la verdosa de ella chocaron.
Sus labios se rozaron.
Fue cuando el sé apartó, parpadeó y entonces, apenado se retiró sin decir palabra alguna. Se adentró en su habitación confundido. Con el corazón acelerado y los sentimientos vueltos un huracán.
Esa noche, dos personas no durmieron. Por el desastre en sus cuerpos sentimentales. Aquellos que por más que los oculten los forman.
Aquella noche, ese ángel del abismo no durmió.
Aquella noche, ese Espectro no durmió.
Bueno mis lectores aquí termina la primera parte de este capítulo. Apenas llegué ayer de campamento. Fue una experiencia dura, única, difícil y de mucho aprendizaje. He aprendido varias cosas del mundo militar que verán en el siguiente capítulo, y en los que vengan.
Nos vemos en el próximo capitulo donde tal vez les deje una foto mía uniformado quien sabe 7u7
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro