Capítulo 20 "La guerra Abismo-Merodeador I"
20 de Junio del 2016
Territorio en disputa. Cerca de la ciudad sobrenatural de Dormenst
La guerra encarnizada continuaba cobrando víctimas y víctimas. Tras el intento fallido de asesinato de Gael por parte del abismo, este había aumentado sus alianzas, consiguiendo mas poder bélico. Hecho que no pasó desapercibido ante los ojos de los oficiales superiores abismales que temían, más a la desconfianza y paranoia nacida de forma abrupta en su líder que del poder bélico de los merodeadores. Aun así, tenían órdenes y debían de cumplirlas. Los enfrentamientos tras el asesinato fallido por igual aumentaron, los merodeadores impulsados gracias a su nuevos aliados comenzaron a tener la iniciativa en cuanto a ataques a bases del abismo. Desencadenando en violentos enfrentamientos. La mayoría de ellos siendo solo simples escaramuzas.
El patrón se había repetido por aquellos dos meses. Claro, en el frente directo donde día y noche la guerra estaba presente en aquellos pobres diablos de ambos bandos, enviados a la primera línea como carne de cañón. Allí no importaba de que lado eras, ibas a morir de todos modos, incluso el mas optimista de los oficiales, ya sea del abismo o de los merodeadores tenían pocas esperanzas en los soldados enviados allí, incluso dudaban que los oficiales de aquellos soldados volvieran por igual. En la primera linea teníamos a la Fünfzehnte schwere Infanterie (Decimoquinta de infantería pesada) junto con los Regiment 10 y 9 de piqueros con pequeñas Brigade de ballesteros, contaban con algún que otro mago. De parte de los merodeadores teníamos el Quinto Cuerpo de infantería mercenaria con apoyo de dos Divisiones de infantería de choque, y muy recientemente habían recibido unidades de Catapultas, creando una notoria ventaja para los enemigos del abismo, a pesar de todo, en los combates los soldados abismales se destacaban.
Pero sin aliados, la guerra no pintaba bien para ellos. Volkner se había confiado y en tiempos de paz aisló el abismo de casi todo el mundo, cortando las relaciones políticas con las diversas ciudades sobrenaturales en Alemania, dejando para Gael el camino libre para ejercer influencia en ellas, ganándose el favor de sus lideres y asimilando a sus tropas. Por ende sus números crecían día a día. Eso era algo que desfavorecía al abismo.
Debido a la nueva guerra que se veía larga, Volkner inició un plan de "Modernización al Ejercito del Abismo". Primero comenzó por unificar cada cuerpo del abismo bajo el nombre de: Abgründige Bewaffnete Kraft (Fuerza armada abismal) Donde el Ejercito del Abismo pasó a adoptar su antiguo nombre en alemán: Abgründige Armee, se creó una escuela de unidades de asedio, donde se entrenaban a los soldados en el manejo de armas como las Catapultas y balistas. A toda la F.A.A se le fue entregadas nuevas armas de cuerpo a cuerpo, dándoles equipos nuevos a salvo de cualquier fallo en el campo de batalla. También se invirtió dinero en la adquisición de uniformes para la Fuerza Armada Abismal. Comprado al Ejército alemán, Volkner adquirió miles de uniformes para sus tropas con dos variantes, camuflaje de bosque y blanco para la nieve, también adquirió otro distinto para los oficiales de un patrón marrón y otro para los llamados S.O
La iniciativa S.O Spezielle Operationsgruppen, fue iniciada días después del fallido asesinato al líder merodeador. Esta iniciativa consistía en mejorar los entrenamientos de la distintas fuerzas destacadas del abismo, Ahora siendo catalogadas como fuerzas especiales. Parte de las mejoras fueron entrenamientos mas duros con nuevos profesores que se encargarían de enseñarles técnicas avanzadas de cuerpo a cuerpo, supervivencia etc. Aquellos grupos dentro del S.O son: Los Vigilantes del Abismo, La Vanguardia y Los Soldados Oscuros. Los vigilantes del abismo recibieron armaduras mejoradas de cuero con metal, se les otorgó mejores espadas y equipo de supervivencia al igual que un uniforme característico para ellos, era de un patrón camuflado gris. La Vanguardia, al ser tanto un cuerpo de protección para el Señor del Abismo y al mismo tiempo ser una unidad de choque pesado, se les otorgó el doble de equipo. Su uniforme era de camuflaje azul oscuro.
Para aquellos en el abismo se les entregó un uniforme sin blindaje, junto con espadas nuevas y varias armas más como por ejemplo, cimitarras. Para aquellos en el frente se les dio nuevas armaduras con pintura de camuflaje, mismas armas. Los soldados oscuros siguieron casi iguales al ser los mas modernos en cuanto a armas y entrenamiento, solo recibiendo un nuevo uniforme de camuflaje pixelado de bosque.
La guerra seguía sin piedad, y allí, en uno de los territorios en disputa mas importantes, estaba la Decimoquinta de infantería pesada. Habían logrado avanzar hasta hacer retroceder al enemigo a la ciudad sobrenatural de Dormenst. La cual había sido de ellos días atrás pero que tras un ataque incesante de infantería y catapultas, fueron obligados a retroceder. Pero con el pequeño apoyo de un grupo de avanzada que logró sabotear las catapultas, la batalla se había equilibrado y ahora debía de retomar la ciudad. Habían montado una larga serie de tiendas de campañas en el territorio controlado por ellos, cerca de los alrededores de la ciudad.
Era de noche, la luna brillaba a todo vapor, inundando los bosques de un halo azulado oscuro que solo hacia más enigmática y hermosa a la noche. En una tienda de campaña cuyo interior era el mas de los simples y comunes donde solo era llamativo el oficial allí
presente, el joven oficial se terminaba de lavar el rostro. Su mano se hundió en el agua que yacía en el recipiente de metal, la acuno entre sus manos, con rapidez se la llevó al rostro, la sensación reconfortante del agua fría era deliciosa considerando el haber estado tres días con el rostro lleno de hollín, barro e incluso sangre y mas porquerías. El agua era como una especie de pacificador. Entonces el oficial levantó la mirada y se vio en el espejo.
El recién ascendido Primer Teniente Dracks se había retirado apenas pudo a su tienda de campaña después de estar tres días con su pelotón en el frente, llenos de porquería. Había empleado una cubeta de agua, una pastilla de jabón y unos minutos para estar completamente aseado, como todo buen oficial, la presentación es todo, claro, no aplica en aquellos que son enviados al frente. Ya aseado y energías medianamente renovadas por ese baño, se vistió con su uniforme verde camuflado de oficial, junto con sus botas negras lustrosas y una gorra del mismo color y patrón del camuflaje. Se vio en el espejo, arregló uno que otro desarreglo por ahí. Vio la dos estrellas en el cuello de su uniforme, al igual que el nombre en su pecho y en el hombro su compañía.
Efectivamente, la compañia tormenta fue trasladada de la legión 314 a la Decimoquinta de infantería pesada como apoyo. El teniente Dracks gracias a su heroico rescate, fue ascendido y recomendado. Ahora esa acción tan heroica le trajo hasta aquí al igual que al Mayor Dixen, que se incorporó en el mando de oficiales superiores de la decimoquinta. Ahora debía de reportarse ante ellos, porqué sabía que muy pronto, habrían mas movimientos.
A paso rápido abandonó la tienda de campaña. El frío de la madrugada le recibió mientras el ambiente era rodeado por un tono azulado oscuro que contrastaba con las antorchas y hogueras que los distintos soldados habían colocados, ya fuese por el frío o por simplemente tener una fuente de luz. Los días eran lluviosos, no podía caminar sin hundir sus botas en el molesto barro, manchandolas. El primer teniente avanzó sin prestarle atención y moviéndose entre soldados y tiendas de campaña, llegó a su destino. La tienda de mando, o así le había llamado él. Se acomodó la gorra, se acercó a la entrada donde dos soldados hacían de guardias, tras ver de quien se trataba, se apartaron dejándole pasar.
Allí dentro, era por lo menos, mas organizada que la tienda de mando, allá con la 314. Los distintos oficiales estaban allí cada uno en su lugar, había algún que otro teniente, dos capitanes, un mayor y un coronel. Según información sacada por los sargentos con meses allí apostados, descubrió que el general asignado al mando de la decimoquinta como de los regimientos de apoyo, estaba en la retaguardia, enviando ordenes que elegía según los partes de tropas que eran enviados a el por los oficiales. Eso, para Dracks era ser cobarde, pero no lo comentó, ya que podría ser considerado como una falta grave de respeto a los superiores. La tienda era grande, con espacio suficiente para que los oficiales pudiesen estar comodos. Las camas estaban en una de las esquinas, mientras tenían unos pocos escritorios para los hombres allí. Llenos de documentos, partes e informes de las operaciones realizadas por la decimoquinta y los dos regimientos.
Dracks se dirigió al coronel que, de pie, ojeaba un mapa desplegado encima de uno de los escritorios mientras disfrutaba de un puro de tabaco. Por la marca vio que era de alta calidad. Dracks se paró firme frente a él, ganándose la mirada oscura de su superior. El ser del abismo sonrió al ver al joven teniente frente a él. Le sorprendió verlo allí, no hace mas de tres horas que había regresado con su pelotón, con una misión exitosa al sabotear las comunicaciones enemigas. Pensaba que el teniente estaría durmiendo como una roca, pero no, allí estaba.
—Oberleutnant* Dracks, es una sorpresa verle.—Comentó con algo de torpeza por el puro atravesado en sus labios.
—Oberst* Willswicht, venia a reportarme para cubrir mi puesto de mando.
El coronel alzó una ceja al ver la expresión del joven, no veía ni un rastro de agotamiento sino, una inquebrantable voluntad y una determinación que flamaba en sus ojos. Se permitió seguir ojeando el mapa mientras respondía.
—Ve e informa al Kapitän* Dolchts que le vas a relevar.
Dracks soltó un firme "Si señor" y se dirigió hacia el capitán que, tras un apretón de manos, le informó de su relevo. El capitán, con una sonrisa cedió su puesto de trabajo al teniente y se retiró, a paso cansado, de la tienda. Dracks se sentó un momento en la silla e inició su labor. Aprovechando que todo estaba en calma y no habían enfrentamientos debido a que las tropas de ambos lados sostenían posiciones mas no avanzaban. El reguero de papeles lo acomodó dividiéndolo en partes, ordenes, documentos e informes y actas. Tras tenerlos acomodados y despejado el escritorio, se puso se pie y se dirigió hacia el Coronel Willswicht. El cual con su dedo, trazaba líneas imaginarias en el mapa mientras murmuraba. Duró allí junto con el coronel, una hora siendo de asistente y consejero. Buscaban la mejor estrategia para retomar la ciudad.
De buenas a primeras, un ataque frontal solo seria un suicidio, dejándolos desprotegidos y sin tropas para frenar cualquier avance enemigo. Por lo que la mejor opción era darles una guerra de guerrillas. Debilitarlos acabando con sus mejores recursos, hasta llegar al punto de ser fácilmente asediables. De un momento a otro, el Mayor Dixen entró a la tienda de campaña. Dracks fue enviado de regreso a su escritorio mientras ambos oficiales superiores hablaban entre si, discutiendo la estrategia creada, el, mientras tanto, leyó los partes e informes de los soldados.
Por lo visto, aquellos vigilando el frente se les estaban agotando la comida, y las bajas habidas en la ultima batalla los habían dejado con la mitad de hombres, dificultándoles realizar sus labores de vigilancia. Solicitaban mas comida, agua y hombres de refuerzo. Dracks se puso de pie para consultarlo con el Coronel Willswicht, con respetó interrumpió la conversación de ambos hombres, dirigiéndose al coronel.
—Mein Oberst, los hombres en el frente, solicitan refuerzos, al igual que agua y comida.
Dracks le entregó el informe al coronel y tras ojearlo asintió.
—Muy bien, lleve usted este documento a la retaguardia, entregelo al oficial de turno y digale que lo haga llegar a los cuarteles de abastecimiento allí, ellos se encargarán. Pero antes, acerquese aquí, es hora de discutir sobre el plan de ataque.
Los tres se acercaron al mapa. La ciudad era grande, no tanto Beltruchst o como Gerfeullem. Pero mas que lo grande, era la cantidad de callejones, calles, casas y edificios que creaban un gran laberinto dando paso a combates urbanos que harían que tomar la ciudad fuese un proceso lento, y si allí era así, en las otras dos sería peor. Estos combates que serían en su mayoría cuerpo a cuerpo harían las cosas aun mas lentas. Pero antes de poder siquiera entrar en Dormenst tenían que romper el cerco de las tropas merodeadoras que protegían la ciudad de cualquier avance enemigo.
—Tenemos un fuerte cerco rodeando la ciudad, dicho cerco es la primera línea de defensa y está muy bien atrincherada, es la mas blindada, por así decirlo.—El coronel les miró de forma seria a ambos.—Nuestras tropas allí están coordinadas por el Leutnant Gristell, a su mando tenemos toda la primera línea de la Fünfzehnte, con apoyo de un par de grupos de ballesteros. Usted, Oberleutnant Drakcs, vaya allí y coordine las tropas, el Kapitän Dolchts sera enviado allí a relevarle de su mando apenas despierte, todavía faltan elementos por coordinar, pero el tiempo estimado de ataque es de dos días, por los momentos, usted y el Kapitän se encargaran de que ningún enemigo pase. ¡¿entendido!?
—¡Si señor!
—Bien, pues pongase en marcha Oberleutnant. El sobre el agua y la comida sera enviado por otro oficial en su lugar.
Dracks salió de allí como un suspiro, y con una escolta de dos pelotones abandonó el campamento, de regreso a la primera linea, no había descansado, pero ya tendría tiempo para tomar una siesta en el campamento de avanzada allí en el frente, por ahora lo importante era verificar y coordinar las defensas. Y mientras emprendían el viaje a su objetivo acompañado de los soldados del abismo, no pudo evitar pensar en lo siguiente:
¿Como estarían las cosas allí, en el abismo?.
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20 de Junio del 2016
Abismo, Control de zona de la Guardia del Abismo.
La guerra en el frente avanzaba de forma inclemente, con cada día más enfrentamientos y más aliados para los merodeadores, daba una imagen desesperanzadora a los oficiales de los distintos cuerpos armados. Y a pesar de que allí no estaba la guerra directa, la población del abismo era afectada de forma indirecta por la misma. Y eso lo notaban los guardias del abismo, en especial el Sargento Primero Krell, el cual estaba a punto de ser ascendido.
Aquella mañana había recibido la orden de su teniente, en el despacho del oficial, de ir con un grupo de guardias por las principales calles de la capital, en labores de patrullaje para resguardar a los civiles de cualquier amenaza infiltrada en el abismo. Por qué sí, habían agentes enemigos infiltrados en el abismo y eso constituía un peligro. Ahora estaba con su grupo, en el área de equipamiento del control de zona.
Se colocó el uniforme de camuflaje boscoso, se colocó por encima la notoria capa raída de la guardia del abismo y se enfundó su espada. Se giro al resto de su grupo, la gran mayoría estaban listos, y todos llevaban lanzas, solo el poesía una espada. Al cabo de media hora abandonaron el centro de control de zona, comenzando su patrullaje.
Desde que la guerra tomó el rumbo mas violento, cuando las batallas dejaron los bosques y comenzaron en las ciudades sobrenaturales, la población del abismo se veía cada día preocupada y agitada. El sargento, mientras avanzaba a paso calmado pero firme junto a sus hombres, pensó que a primera vista el ciudadano del abismo se veía igual que siempre, trabajador, serio, productivo y nunca fatigado pero, si te detenidas bien, podías apreciar lo que él. Nervios, eso se veía en la mirada de las personas, como caminaban rápido, agitados por quien sabe que pensamientos acerca de la guerra. Además, sumándole los últimos saboteos que habían ocurrido en el abismo. Porqué si, habían ocurrido saboteos y de ellos radiacaba su misión.
Hace tres días atrás, una de las principales armerías del ejército explotó, rápidamente el incendio fue controlado pero mucho material se perdió, la explosión por igual generó heridos. Luego, hace un día atrás, se habían incendiado dos almacenes de alimentos. No habían encontrado a los culpables, y por esos saboteos la presencia de la guardia se intensificó en la ciudad y en las entradas del abismo, donde incluso para ingresar debías de tener un permiso y papeles en regla. Pero lo mas notorio, y esto lo supo Krell por oír a las personas hablar mientras desayunaban en la calle, que lo que más les llamaba la atención era el despliegue constante de los Vigilantes del Abismo.
Recorrieron las calles del abismo, siempre atentos y vigilantes a cualquier amenaza. Pero tal parecía que seria una patrulla bastante normal. Pero la normalidad duró hasta que llegaron a una de las calles del comercio. Krell dividió a sus hombres, para así abarcar mas espacio en la zona tan grande y movida de la capital. Debido a que eran un numero impar, el quedó solo, nada nuevo, trabajaba mejor solo. Se movió entre las personas, esquivando a cuantos podían. No pudo evitar chocar contra una ser del abismo ya mayor que, al golpearse con él, dejó caer su bolso.
—Disculpe.—Dijo rápidamente Krell el cual se agachó y recogió el bolso devolviéndoselo.—Aquí tiene señora.
Ella le sonrió agradecida. Le agradeció por el gesto y ambos se separaron, pero al fijar su mirada al frente, notó algo fuera de lo normal. Allí casi en el punto donde aquella calle de comercio se unía con un parque, estaban lo que parecía ser un guardia del abismo, discutiendo, por lo que podía ver, con un joven que no pasaría de los 16 años. Ambos parecían hablarse duramente, sin llegar a los gritos y formar un escándalo pero si al punto de parecer que el guardia le amenazaba. Se dispuso a llegar a ese lugar y terminar en seco ese absurdo enfrentamiento y mientras llegaba, otra figura entró en la discusión, rápida como un trueno, una chica la cual, debido a su fama, reconoció al igual que su uniforme de camuflaje gris le decía claramente que era ella.
Alexa Lawrence, sargento segundo de los vigilantes del abismo había tenido que interceder por su "protegido", Edison, contra un guardia del abismo que por lo visto buscaba desquitarse con algún pobre tonto. Ella se paró firme frente al guardia y a pesar de ser mas baja que él, eso no le detuvo y con una mirada intensa le desafió. La altanería del guardia titubeó al reconocer el uniforme camuflado y las siglas S.O en el hombro y pecho de Alexa, pero aún así no se dejó intimidar.
—¿Ocurre algo, guardia?—Preguntó con una molestia notoria en ella, tanto con Edison por no obedecer, como con el guardia por rebajarse a tal nivel.
—Nada de tu interés, princesita, solo arreglábamos un pequeño problema entre tu amigo y yo.
Una chispa de rabia se encendió dentro de ella al oír tal falta de respeto hacia su ser. Miró a Edison por encima del hombro con una ceja arqueada pero luego la dirigió de nuevo al guardia.
—Pequeño problema, ¿pero lo suficientemente grande para casi armar un escandalo no?
—Deberías de decirle que tenga mas cuidado a la hora de caminar, no debe de andar tropezando a todo el mundo.—Amenazó el.
—Y tu deberías de dejar de creer que eres mejor que los demás por ser un simple guardia.—Respondió ella, con el mismo veneno del guardia.
—Te crees mejor solo por ser de las S.O.—Dijo acercándose y dándole un toque con fuerza en el hombro.
—Mira maldito imbécil.—Edison nos aguantó mas y de manotazo apartó la mano del guardia del cuerpo de Alexa.—¿Quien te crees tu para..
—¡¿Que está pasando aquí?.
El grito intimidante hizo que los tres girasen hacia la izquierda, de donde venia el grito. Vieron como un hombre con uniforme de camuflaje de bosque y capa raída se acercaba a ellos. "Otro guardia" pensó Alexa dirigiéndole por igual una mirada de molestia pero dicha molestia bajó un poco cuando vio las lineas en el cuello del hombre, era mayor rango que ella. Mientras ella le miraba con desconfianza, el otro guardia se notaba nervioso.
—S-Sergeant Krell..
—Sergeant Primero Krell, soldado.—Le corrigió con dureza.—¿Puedo saber cual era el problema entre usted y estos dos jóvenes?.
Edison, prepotente como solo él, salió al ataque.
—Mire señor no necesitamos su ayu.. ¡¡Ah!!.—Gritó al recibir un fuerte pisotón en su pie de parte de Alexa, la cual miró inocentemente al sargento cuando desvío la mirada hacia ellos.
Entonces, el guardia se explicó.
—Mein sergeant, yo iba haciendo mi ruta de patrullaje, cuando el me tropezó, con altanería, normalmente no seria algo que genere molestia, pero ni siquiera se disculpó, solo me miró por encima del hombro y con una mirada altanera me dijo: "Mira por donde caminas estorbo".
Se oyó el fuerte sonido de la palma de Alexa impactando en su frente, exasperada, inhalando profundamente para no matar al joven de cabello negro y largo detras de ella que veía toda la escena con indiferencia. Ella nunca se hizo voluntaria para ser la que le mostrase a Edison el abismo y lo introdujera al mundo militar del mismo. ¡Todo era culpa de Frederick! Solo por tener esas habilidades, Edison formaría parte de la Abgründige Bewaffnete Kraft.
Krell esbozó una pequeña sonrisa burlesca que nadie notó al ver la situación de estrés en la estaba la famosa vigilante, y decidió echarle una mano.
—Bueno soldado, tiene usted motivo para enojarse, es entendible.—Dijo el sargento con un tono de voz profesional y lenguaje técnico, lo cual hizo que una sonrisa apareciese en el rostro del guardia.—Pero.—La sonrisa del guardia cayó.—Debo de decirle que usted no quiere problemas con otros miembros de la Abgründige Bewaffnete Kraft, y menos si es de la S.O, por suerte estoy aquí, retirese, que yo me encargo de esto.
El guardia, asintió y aun con un tinte de molestia se giró y se retiró con un leve ondeó de su capa raída. Krell se volteó hacia los dos jóvenes, donde pudo ver como Alexa miraba con molestia al joven de cabello negro, el cual, miraba hacia otro lado indiferente.
—No tengo porqué explicarles el Por qué no se le busca problemas a un guardia, ¿cierto?.
El tono burlista hizo que Alexa rodase los ojos, encaró al sargento y usando el tono mas respetuoso que podía usar en ese momento de rabia, dijo:
—Muchas gracias, sergeant..—Alexa miró le nombre del uniforme, Gerfell.K.—Sergeant Gerfell, pero yo me encargaré de educar a este necio, solo espero que Aldrich termine rápido sus asuntos para que se encargue de él y me deje en paz.
Una mueca de dolor pasó por el rostro del joven, eso lo notó Krell haciendo que arquease una ceja. Asintió pero antes de hablar vio como se acercaba a ellos, a pasos calmados, una figura aun mas famosa en el abismo, la cual era símbolo de polémica por su reciente degradación. El ex capitán de vanguardia, ahora Primer Teniente, Aldrich se acercaba a ellos. Aunque para muchos en la fuerza seguía siendo capitán, aunque ya no llevase las tres estrellas en su uniforme.
—Mein Kapitän.—Saludó alzando la mano al estilo militar, Aldrich se detuvo frente a los jóvenes e limitó el saludo, luego ambos bajaron la mano.
—Sergeant Krell, lamentablemente ya no soy kapitän, ahora soy Oberleutnant.—Respondió el con cierto pesar.
—Para y para varios usted sigue siendo nuestro Kapitän, consideramos injusto su degradación.—Una expresión de molestia pasó en el rostro del sargento.—Todo por culpa de esos soldados oscuros.
Aldrich alzó la mano en un ademán de que se detuviese, con una sonrisa típica de él respondió.
—Este no es lugar para tratar ese tema.—entonces, cambió de tema.—¿Que ocurrió con estos dos jóvenes sergeant?
—Un pequeño altercado con uno de los guardias, nada muy fuerte.—Respondió como si nada.—Debes de controlar a ese joven, tiene un carácter y mal genio un poco descontrolado.
—¿¿¡¡Un poco!!??.—Gritó Alexa completamente molesta. Su mirada destilaba ira.—Gracias a ese imbécil casi he tenido que pelear con un guardia, tras haberlo seguido por casi toda la capital andando a su bola, no quiero tener que volver a cuidarlo Aldrich.
Y tras ese arranque de ira se alejó, a grandes zancadas, de ese lugar, los dos hombres le miraban algo sorprendidos mientras que las palabras duras y fuertes de Alexa habían calado hondo en Edison, una mueca de dolor cruzaba su rostro mientras la veía alejarse. Casi hipnotizado por ella.
—Vaya...
—Sergeant Krell, puede retirarse, yo me ocupo de ello.—Dijo Aldrich zanjando el asunto, el hombre asintió e hizo el saludo militar. Aldrich lo respondió.
—Hasta luego, mein Kapitän.
Y se retiró sin dejar que Aldrich le corrigiera sobre su rango. Se encogió de hombros y se giro hacía el joven Edison que aun veía el lugar por donde ella había desaparecido. Suspiró colocando una mano en el hombro del joven pelinegro.
—¿Que haré contigo?.
Mientras, Krell se alejaba de allí, reuniéndose con su grupo para retomar la ruta. Nunca pensó que conocería al ex capitán Aldrich, pero mas que conocerlo, lo que le llamó la atención fue la mirada angustiada y deprimida del vanguardia, como si llevase un peso encima.
Entonces, siguió con su patrulla.
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20 de Junio del 2016
Abismo, calle del comercio "C"
Veía con furia a ese guardia delante de ellos, si no fuera por él, todo ese lío no habría ocurrido. "Aunque también tengo parte de la culpa" se dijo Edison, el cual con las manos en los bolsillos veía indiferente la escena, el primer teniente Aldrich había aparecido en escena culminando el embrollo.
—¿¿¡¡Un poco!!??.—Gritó Alexa completamente molesta. Su mirada destilaba ira, ira hacia mi.—Gracias a ese imbécil casi he tenido que pelear con un guardia, tras haberlo seguido por casi toda la capital andando a su bola, no quiero tener que volver a cuidarlo Aldrich.
"O tal vez no" pensó al ver como ella se alejaba. Sintió un fuerte pinchazo en su pecho, en la zona donde estaría su corazón, sus palabras duras calaron hondo en su mente, repitiéndose una y otra vez, creando un dolor mas y más fuerte, le cual ignoró pero no evitó hacer una mueca por la molestia en su pecho. No sabía por qué aquella joven de cabellos azules le hacia sentir tal culpa, ni tampoco sabía por que al estas con ella un sentimiento de paz y alegría se instalaba e él. Era algo a lo que no estaba acostumbrado. Además, por mas que no lo quisiera admitir, muy dentro de él, le parecía hermosa. Su cabello azul bajando como cascadas de agua por sus hombros ondeandose al caminar, su rostro que se veía aguerrido le causaba una atracción fuera de lo común.
Y eso le incomodaba al estar cerca de ella.
Sintió que la realidad volvía a él, cuando sintió la mano de Aldrich posarse sobre su hombro. Exhaló el aire contenido en sus pulmones. ¿Cuanto tiempo había retenido la respiración? No lo sabia, el sonido de los vendedores anunciando su mercancía, el sonido de las personas moviéndose, el ajetreo y la gran bulla causada por la masa de personas, supo que la realidad había vuelto a él. Edison dirigió la mirada a Aldrich.
—Ni siquiera elegí ser parte de esto.—Dijo él con la mayor sequedad posible. Las calles de Beltruchst lo habían vuelto así.
—Tienes razón, no lo elegiste, pero por dos motivos distintos acabaste con nosotros y no puedes simplemente decir no, porque te costaría la vida.—Le respondió el vanguardia despreocupado.
El detalle fue que él, acostumbrado al peligro, se soltó bruscamente de la mano de Aldrich que yacía en su hombro, y tomando una pose defensiva convirtió su mano en una alargada hoja metálica la cual apuntaba al rostro de Aldrich. El vanguardia, sonrió burlón y sin que sus ojos cambiasen de color, desvío la punta de la hoja con el dedo.
—Tranquila fiera, que no era una amenaza sino, una advertencia.—Dijo burlón como él.
Eso exasperó al joven de cabello negro, el cual irrespetuoso y necio como solo el era, espetó:
—¿Y como puedo confiar en ti imbécil?.
Lentamente, la sonrisa de Aldrich se borró, una lentitud que dio paso a una expresión de seriedad que resultaba desconcertante y escalofriante, intimidante era la palabra. Exhaló lentamente mientras sus ojos pasaban del color marrón, al negro puro y luego ser dos orbes carmesíes atemorizantes. Un aura espectral, que podría ser humo negro lo rodeaba, Edison dio un paso atrás. Aldrich tenia años sin usar la intimidación. Todo lo que Edison veía era falso, excepto por los ojos carmesíes, pero el aura de humo era mera ilusión.
Cayó de espaldas asustado. En realidad ese aura si se lograba ver en combate pero era cuando el vanguardia usaba mucho poder. La hoja metálica desapareció dándole paso al brazo humano normal de humano. Se agachó frente al joven, apuntándole a la frente, mientras el mas puro miedo recorría el cuerpo de Edison. ¿Quien demonios era en realidad ese tal Aldrich? No lo sabía pero le temía desde ya.
—Te daré un consejo, niño malcriado, si quieres mantener tu cabeza sobre tus hombros primero: aprende a respetar a los demás, no solo por esos poderes tuyos, eres invencible. —La mirada carmín era intensa y mantenía casi congelado al joven de cabello negro.—Ahora, puedes irte del abismo, ¡Vamos largate si quieres! Pero no vivirás mucho en territorio merodeador después de haber escapado de Gael, o puedes quedarte aquí, hacerte mas fuerte y aprender a controlar tus poderes y descubrir porqué esa joven de cabellos azules te causa tantos sentimientos.
De repente, la realidad volvió a él. Miró a su alrededor, libre de la intimidación del vanguardia. Edison, vio como Aldrich había retomado su expresión neutra, con sus ojos marrones. Tenia la mano tendida hacia él.
—Decide, te quedas o te vas.—Ordenó.
—¿Como se que aquí no seré tratado como escoria?.
—Si te quedas, todo será explicado, Edison.
Dudó por unos momentos, pero al ver como Aldrich iba a retirar su mano, la atrapó y se puso de pie. Ambos se miraron y se soltaron la mano. Aldrich sonrió de lado.
—Primero, tenemos que arreglar tu pleito con Alexa.—Dijo Aldrich dándose la vuelta y caminando hacia el parque.
Edison se colocó a su lado.
—¿Es tan importante?. —Preguntó él.
—¿Acaso no lo es?.
Edison no comprendió aquello. Aldrich suspiró.
—Tu, al estar cerca de ella, sientes todos aquellas cosas porque ustedes dos son Soulmates, compañeros del alma, ustedes no podrán amar a otra persona como lo es a su soulmate ¿entiendes?.—Dijo con un tono serio.
Edison asintió, a pesar de todo, la idea no le disgustaba. El detalle era la reacción de ella.
—Pero por lo visto, eres tonto y ahora te ganaste su odio, temporal, pero si odio.—Aldrich y Edison hicieron una mueca.
Se rascó la nuca con nervios, suspirando sabiendo lo que debía de hacer.
—Supongo que debo de disculparme.
—Si.—Contestó el vanguardia.—Pero por el momento, tenemos un asunto que aclarar primero.
Ellos avanzaron hacia un lugar desconocido para Edison, pero no para el vanguardia. Se dirigían al sector residencial "B" donde suelen vivir la clase media-alta de la capital, y quería que, al ver como se comportaba la gente de allí, ya que suponía de donde venia su carácter tan hostil y explosivo. Así que mientras tomaban la ruta más rápida hacia el sector B, Aldrich siguió hablando con Edison.
—Los soulamtes o compañeros del alma son algo muy importante en todo ser humano que forma parte del mundo sobrenatural, en especial a aquellos que poseen habilidades muy poderosas como los marcados como Alexa y los Mímicos, si, se lo que eres y puedes llegar a ser, y escuchame, puedes ser muy poderoso por tu cuenta.—Dijo y con aquella información se ganó la atención de Edison. Él no sabia que demonios era.
—¿Que son los mímicos?.—Preguntó Edison ganándose una mirada de asombro de parte de Aldrich.
—¿No sabias que eras un mímico?.
—Nunca conocí a mis padres, larga historia.
—Bueno...—Aldrich vagó en su mente por un momento.—Supongo que puedo darte mas información mientras llegamos a nuestro destino, muy bien, escucha atentamente.
Aldrich se frotó las manos con cierta energía que no de veía en su mirada apagada y angustiada, Edison no lo admitiría pero, era la primera vez que alguien se ganaba su total atención, después de todo, uno de sus principales demonios era el saber qué o quien era el.
—Ustedes, los mímicos son una subespecie humana en el mundo sobrenatural con habilidades impresionantes desde convertir sus brazos en peligrosas armas, absorber el poder de otro ser con solo tocarlo o incluso, cambiar completamente de apariencia.—Relata Aldrich mientras Edison mantiene toda su atención en él.
«Ustedes siempre han sido conocidos como una especie guerrera y en extremo peligrosa desde que se les dio a conocer, peligrosos siempre ha estado en la descripción de ustedes, en un comienzo estaban en la ciudad muerta de Vellerwell. Claro antes de que los seres de la oscuridad atacasen, su ciudad fue destruida y gran parte de los tuyos exterminados. Los que escaparon huyeron a ciudades sobrenaturales. Sovereign, Axelst, StarValley, aunque la gran mayoría acabo en Gerfeullem o en Dormenst, por lo visto tu eres de Beltruchst.»
—¿Y que pasó cuando llegaron a esas ciudades?.—Preguntó con curiosidad, él siempre vivió como vagabundo hasta que conoció el oficio de... Sicario.
—Bueno, algunos trabajaron de obreros, otros como cocineros o ayudantes, pintores de casas y así, teniendo oficios que les daba la paga suficiente para poder sobrevivir, pero la gran mayoría.—Aldrich negó con la cabeza.—Acabaron en la pobreza, mendigando como pobres en las calles, pidiendo limosna y ayuda de quien fuera tan humilde como para darle al menos un trozo de pan. Entonces, eso desencadenó a que ustedes fueran usados para trabajos mas peligrosos.
«La gran mayoría optó por el servicio militar en la ciudad donde se encontrasen, ya que las tres ciudades, contaban con sus propios milicianos, siendo la fuerza armada mas grande la de Gerfeullem, algunos consiguieron puestos de altos cargos en dichas milicias, otros como servicio policíal en las ciudades y otros, acabaron en el bajo mundo, siendo usados como sicarios o trabajando para las mafias, en varias ocasiones matándose entre ellos.
—Ahora.—Dijo Aldrich.—Tu eres de los últimos de tu especie.
El resto del camino transcurrió en silencio. Mientras caminaban por calles que pasaban de estar llenas a con tan solo unas pocas personas, calles con casas de dos pisos, con tiendas y negocios, junto a ellos pasaron algunas patrullas de la guardia, y en otros momentos los carruajes que solo se podían permitir aquellos con un buen ingreso monetario. En todo ese camino Ediso, enfrascado en sus pensamientos, se mantuvo pensativo, esa conversación había aclarado muchas de sus dudas, y de repente, aquel lugar no se veía tan malo y si lo que decía el vanguardia era cierto, tendría que quedarse allí hasta que baje la marea. Sabia que estaban en plena guerra entre los merodeadores y el abismo así que solo le quedaba esperar que el abismo ganase, por su bien. Tras un tramo que se veía infinito, Aldrich volvió a hablar.
—Ah.... Hemos llegado.
Edison dirigió la mirada al frente, vio como una larga avenida se mostraba ante ellos. El suelo era de roca, a los lados habían casas de una planta, echas de piedra, las calles se veían alumbradas con el mismo sistema de luz de los parques, Edison entonces notó que era un lugar residencial. Pero lo que mas le dejó perplejo era los niños. Se podían ver a los niños en los pequeños jardines frente a las casas, usaban juguetes o simplemente su imaginación. Se les veía felices.. Alegres. Vio como de las casas salían los padres de las familias seguidos de sus esposas. Un viento frío les pasó por el frente a ambos, lo ignoró. Los padres de las familias se despedían de sus esposas con un dulce beso en los labios para luego dirigirse a sus trabajos. Se veían felices. No era nada comparado con la sociedad hipócrita y egocéntrica de Beltruchst. Frente a sus ojos, rápido como un rayo, pasó una visión de él junto aquella chica de cabello azul, donde ambos compartían un beso, se veían felices. Rápidamente volvió a la realidad.
Uno de los hombres pasó junto al Vanguardia.
—Buenos días, Kapitän Aldrich.
Dijo para luego seguir su camino, Edison se dirigió hacia el vanguardia, mientras este arqueaba una ceja.
—En Beltruchst, cosas así no se ven.. Es increíble.—Soltó aún sin salir de su sorpresa.—Allá son todos agresivos, egoístas e hipócritas, tanto los adultos como los hijos que solo viven del dinero de sus padres, me dan asco. Toda esa ciudad me da asco.
Aldrich se arrodilló frente a el, con esa expresión sería tan poco natural del vanguardia.
—Mi señor vio el potencial en ti, puedes ser parte de nuestra fuerza armada pero debes de decidir, se que lugar puedes ocupar, para ayudarte tanto con tu situación de vida como con tu situación con la joven Alexa.
—Con tal de que no sea con los dos traidores.
Aldrich, sonrió de lado.
—Vamos, tienes una disculpa pendiente.
Ambos dejaron atrás el sector residencial. Dejando atrás un lugar donde la felicidad se mantenía ajena de la guerra que azotaba fuera del abismo. Dejando atrás una falsa promesa de tranquilidad y paz.
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20 de Junio del 2016
Frontera del abismo.
La gélida brisa removía la tierra gris e incolora de los terrenos rocosos y abandonados d la frontera abismal. Creando remolinos de arenisca que podían incluso medir dos metros pero que a los segundos se deshacían convirtiéndolo en un espectáculo bastante único de ver por parte de la naturaleza de aquel lugar tan fuera de lo común. Otro remolino emergió, llevándose consigo piedras y rocas pequeñas. Un destello azul se vio a lo lejos, en el remolino se envolvió un rayo que giraba siendo parte del remolino creando un espectáculo de colores azules que destellaban formando leves explosiones de energía en el remolino, hasta que se desvaneció y con el la electricidad que giraba en él.
A varios metros, sobre un risco, estaba Alexa, sentada en el borde, una expresión seria surcaba su rostro escondiendo la molestia y tristeza que estaba en ella. Tenia que admitir que toda esa situación la estaba agobiando. Sus pies se balanceaban, su respiración era lenta y acompasada pero su interior era un desastre. Desde el asesinato fallido de Gael no había sido enviada al frente, cosa que agradecía, pero no había visto casi a Aldrich y lo que más le preocupaba, no había visto a Victor desde que él se quedó solo con su señor en la sala del trono.
Lo intentó, peleó e incluso le reclamó a su señor que le dejase verlo, con toda la molestia e ira acumulada. En aquel momento, Volkner sonrió de lado mientras le decía que era mejor que se olvidase de él, ya que no le vería por un buen tiempo, era injusto, apenas ambos se habían confesado, no tuvieron tiempo juntos. Entonces, fue despachada por los guardias. Para colmo, a los días, se le había encargado ser la guía de ese molesto joven de cabello negro.
Edison. Un escalofrío le recorría el cuerpo cada vez que le recordaba, eso junto a su ira, lo cual mantenía una batalla campal en su interior. Aquella tormenta de sentimientos contradictorios dentro de ella le causaba más molestia, ya que, en el fondo, sentía lo mismo que con Víctor pero, de cierto modo, mas fuerte, y ella no podía permitir eso. No podía llegar y encariñarse de alguien que apenas conocía, era ilógico. Y aún así, su corazón se aceleraba al recordar al extraño joven. Unas pisadas llamaron su atención. Eran dos pares de pisadas, no tenia que ser muy inteligente para saber quien era.
Se puso de pié y tras una larga exhalación, se giró, viendo tanto al vanguardia como a ese joven de cabello negro. Le ignoró centrando su mirada en Aldrich. Con el ceño fruncido, era una mirada nada agradable.
—¡Tu!.—Exclamó señalándolo.—A buenas horas vienes a aparecer.
El vanguardia solo sonrió de lado mientras se encogía de hombros, típico de él. Alexa se mantuvo calmada, ante la típica mirada burlesca de Aldrich.
—Se de qué quieres hablar conmigo, Alexa, pero te digo que se tanto como tú, tal vez algún que otro detalle, pero por el momento no podemos hacer nada.—Dijo con una mirada angustiada pero aun con su sonrisa.—Lo importante ahora es que este chico tiene unas disculpas que darte.
Aldrich le dio un leve empujón hacia adelante. Un silencio tenso e incómodo abrumó el lugar. Mentiría si no dijera que la sola presencia de ese joven le alteraba el ritmo de sus latidos y se maldecía por ello, se mantuvo con su expresión de molestia y seriedad, a pesar de ser una gelatina sin razón alguna por dentro. Y cuando habló, tragó grueso, cientos de emociones como las del día que lo encontró aparecieron.
—T-te pido perdón.—Dijo tartamudeando al principio, él no era de pedir mucho perdón.—Se que, he sido algo prepotente y arrogante desde que llegué aquí pero, por favor entiendeme, no he tenido la mejor de las vidas y he aprendido a ser así por las malas. Perdoname Alexa.
Y nuevamente el silencio reinó. Ella suspiró desviando la mirada, y tras unos segundos se acercó, con paso firme, a él. Y una vez estuvo a un par de metros, le dijo:
—Si quieres que te perdone, primero debes de ganartelo.
Pasó junto a Edison y se dirigió al vanguardia. El cual los miraba a ambos con una cena arqueada.
—Tenemos que hablar
Aldrich asintió, ella comenzó a caminar alejándose de ellos, el vanguardia le hizo una seña con la cabeza para que les siguiera, suspiró y resignado siguió a los dos. Solo le quedaba lograr encajar en un lugar el cual nunca creyó que existiera.
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21 de Junio del 2016
Cuartel de oficiales de la Fünfzehnte schwere Infanterie de primera línea, cercano a la ciudad de Dormenst.
Habían llegado el dia anterior, despues de una caminata de tres horas, el Primer Teniente Dracks había llegado a la defensa de primera linea, solo que su reunión con los oficiales de ese lugar se aplazó al día siguiente al estar los oficiales dormidos. Drakcs entonces decidió el junto con su escolta tomar un merecido descanso. Apenas tocó el colchón cayó en un profundo sueño donde vio imágenes de su familia. Su padre, madre, hermanos, todos antes del incendio, antes del día en que flamas anaranjadas y amarillas se llevasen impulsadas por la parca a los suyos. Vio imágenes, hórridas imágenes de sus familiares quemándose frente a él, siendo consumidos por las llamas mientras sus agónicos cuerpos pasaban de su forma oscura a su forma humana creando figuras horribles.
Se despertó, agitado y sudado, su respiración estaba descontrolada. Le tomó unos segundos calmarse. No era la primera vez que tenia esas pesadillas, aunque, con el tiempo, dejó de despertarse entre gritos y lágrimas. Al ver que ya era de mañana, Dracks decidió ponerse manos a la obra. Se puso de pie y tras asearse el rostro, ya lavado y presentable, se colocó el uniforme de camuflaje marrón, y tras colocarse la gorra salió de la tienda.
En la noche, cuando llegó, no notó que el cuartel de los oficiales se había establecido en la iglesia de un pequeño pueblo, en su mayoría destruido, por los combates. Pero ahora en la mañana, podía ver como un mezcla de tiendas de campaña y las mismas casas del pueblo eran usadas para el resguardo de los soldados. No tardó en unirsele sus dos pelotones, acompañado por los sargentos de ambos. Dracks no pudo evitar preguntar:
—¿Que pasó con los habitantes del poblado?.
A lo que uno de sus sargentos respondió.
—Fueron evacuados, los pocos que sobrevivieron.
Su tono sombrío, logró erizar su piel pero, ignorando aquello, siguió avanzando. Vio como los soldados rápidamente se desplegaban al llegar un grupo, hacia adelante, a primera línea. Llegó al cuartel de los oficiales, en los grandes portones de madera estaban apostados dos caballeros pesados. Con relucientes armaduras, espadas largas y escudos. Ambos se colocaron firmes al ver pasar al primer teniente junto con sus sargentos.
La gran iglesia, espaciosa como ella aún a pesar de estar casi intacta, pudo ver como la guerra la había afectado. Parte del techo de la iglesia fue derruido, creando un tragaluz que dejaba entrar una fuente de luz natural, los banco había sido desparramados y restos de astillas y trozos de madera yacían por el suelo de aquellos que fueron destruidos, las paredes mostraban patrones chamuscados de explosiones, posiblemente de granadas de polvorium. Salió de su análisis llegando al podio donde el cura solía dar las misas, ahora ocupado con una serie de mesas y sargentos agitados, dando órdenes y ayudando al teniente. Entonces, el teniente vio que se acercaba Dracks.
—Oberleutnant Dracks.—Saludó haciendo el típico saludo militar.
—Leutnant Gristell.—Saludó Dracks copiando el saludo.
Ambos hombres bajaron las manos, entonces Drakcs se colocó junto a Gristell. Ambos mirando el mapa de la primera linea junto con imágenes de Dormenst. Vio como posicionado frente a la ciudad estaba una serie de piedras con y otras pequeñas, y vio otra serie de piedras rodeando la ciudad con otras grandes colocadas en posiciones estratégicas en Dormenst. Dracks sonrió de lado y supo que era todo eso.
—Nuestro Oberst Willswicht, me ha enviado para dirigir la operación del asalto a Dormenst, me dijo que usted estaba a cargo.—Informó Dracks.
—¿No debería de haber enviado a alguien de un rango mayor? No es que desconfíe de usted, Oberleutnant, conozco muy bien su heroica hazaña, pero aun así, lo normal es que el mismo Oberst o el GröBer* se dirigiera hacia acá.
Dracks sonrió, por supuesto que él no era el encargado de dicha operación, así que decidió sacar al teniente de su duda.
—Tiene usted razón Leutnant, el Kapitän Dolchst junto conmigo y usted, claro está, coordinaremos las lineas de defensas y luego dirigiremos el ataque que se llevará a cabo posiblemente mañana o pasado.
El teniente Gristell asintió, comprendiendo mas calmado la situación y aliviado de tener a dos oficiales más para ayudarle a coordinar ese desastre logístico que tenían en la primera linea. Con energías aparentemente renovadas, Gristell se puso a las ordenes de Dracks.
—Muy bien, Oberleutnant ¿Cuales son sus ordenes?.
Dracks miró el mapa, sería un buen punto para iniciar el día, reformando la defensa de la primera linea para luego volverla una fuerza de ataque eficiente. Aunque, recordó el constante vaivén de solados hacia la segunda y primera linea. Se permitió un momento donde miró alrededor viendo el desastre de los sargentos que daban órdenes y leían partes de los soldados en la primera línea, se les veía estresados. Parecía que la situación en la primera linea no era bonita.
—Necesito saber el estado de los hombres en la primera linea de defensa.—Pidió Dracks.
Gristell asintió pidiéndole un momento, se dirigió a una pila se papeles cercanos y tras ojear el desorden tomó uno de los partes, una hoja arrugada, amarillenta por la vejez de la misma hoja dejando ver que sus recursos eran limitados y con machas de tierra. Se lo entregó a Dracks el cual lo leyó, en el informe se leía lo siguiente:
LEUTNANT GRISTELL. EL SERGEANT BRESTIN PIDE A USTED QUE SE LE SEA ENTREGADO LO MAS PRONTO POSIBLE COMIDA, AGUA, EQUIPO MEDICO Y REFUERZOS. HAN HABIDO PEQUENAS ESCARAMUZAS QUE HAN DEJADO HERIDOS IMPOSIBLES DE EVACUAR DEBIDO A LA FALTA DE PERSONAL, NECESITAMOS DISPONER DE TODO ELLO PARA REALIZAR UNA EVACUACION DE LOS HERIDOS, YA HAN HABIDO DOS BAJAS
Notó que la letra estaba echa con una caligrafía pésima y tosca, se veía como algo hecho de forma abrupta y apresurada, de allí concluyó que las cosas en la primera línea no estaban marchando bien. Había leído el informe allá en la retaguardia mas en esa versión no se especificaba la necesidad de medicinas o de que ya hubieran bajas. Eso fue un detalle que Dracks no pasó por alto y no tardó en mencionarlo a Gristell.
—Este informe había llegado al Oberst en la retaguardia pero en el no figuraban heridos ni necesidad de medicinas, como figura en este ¿Quien ha redactado la versión enviada a la retaguardia? Traigame a ese hombre ante mi como al mismo Sergeant Brestin, quiero a esos dos hombres aquí ya, el Kapitän Dolchst debe de estar por llegar.
Y fue justo como lo dijo. El hombre encargado de redactar la copia del informe hacia la retaguardia como el mismo sergeant Brestin fueron llamados ante el Oberleutnant Dracks, justo cuando los dos hombres llegaron a la iglesia, el Kapitän Dolchst llegaba con sus dos pelotones de escolta. Debían de encontrar a un culpable de tal error.
La guerra seguiria adelante, fiera como solo ella, y mientras esos hombres pronto serian los protagonistas de un juicio y de una gran batalla. Lejos de allí, muy lejos, en Venezuela. El infierno se hacia realidad para un pobre joven de apenas 14 años.
*Oberst: Coronel
*Oberleutnant: Primer Teniente
*Kapitän: Capitán
*Sergeant: Sargento.
*GroBër: Mayor.
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