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Capitulo 2 "Busqueda"

Atravesando los oscuros y largos pasillos de piedra del Castillo del Señor del Abismo. Víctor, con paso firme, ceño fruncido y una seriedad palpable, avanzaba hacia el cuarto el trono de su señor. Se encontró con la inmensa puerta doble de madera pulida y con finos detalles de Dragones Abismales. Víctor entró.

La estancia era enorme. Una gigantesca habitación cuadrada con Pilares en las paredes laterales. Una larga alfombra escarlata que daba desde la entrada de la habitación hasta los pies del trono. Un gran ventanal que dejaba entrar la tenue luz plateada cual luna llena. La única luz en el abismo. Frente al ventanal, yacía sentado, con su penetrante mirada oscura. El Señor del Abismo. Victor se acercó, se quitó la capucha y la media máscara como señal de respeto para así arrodillarse frente a su señor.

-Mi Señor.

-Victor, al fin llegas. Esta vez tardaste más de lo habitual.- dijo con voz neutra.-¿Ocurrió algo?

-Un Merodeador logró entrar, señor.

La sorpresa fue notoria en los ojos del Señor del Abismo. Respiró profundo y se puso de pie.

-Puedes levantarte.- dijo, Víctor se puso de pie, su Señor le miraba con, intriga.- Cuentame, ¿Que ocurrió?.

Víctor sonrió de lado, y desvío la mirada hacia la oscuridad. Recordando con detalle.

-Mientras recorría las calles, noté a alguien sospechoso, vi como entró a un callejón y le seguí por la oscuridad, me atacó con una flecha.- Víctor ahogó una risa.-Era un licántropo, uno joven, tal vez un Delta o un Gamma, dudo que envíen a un Omega o a un Alfa, era un Merodeador, ningún clan buscaría guerra con nosotros, al final trató de transformarse pero lo maté antes.- dijo, su Señor asintió, rápido preciso, como le enseño Aldrich, todo cazador debe de ser así. Sentía orgullo de el.

-Tambien traía Polvorium...

Los ojos del gobernante oscuro salieron de órbita.

-¡¿Que!?.- casi gritó asombrado.

Víctor asintió.

-Aldrich cree saber el por qué.- Víctor se cruzó de brazos y sonrió levantando una ceja.
Una nube de humo negro emergió de el, rodeándolo hasta separarse y lentamente tomar forma, primero notandose el color rojizo de sus ojos. Se transformó en un elegante hombre de armadura negra resplandeciente, ojos negros y cabello del mismo color, su mirada era del típico casanova, y su sonrisa rompecorazones. Hizo una reverencia y su rostro se torno serio.

-Mi señor.- Su tono de voz era, serio, y profundo, sin nada de su habitual toque burlón. Era algo poco común de ver.- Sospechó que buscaba usar el Polvorium para ya sea atacar una de nuestras bases del ejército o, para atacar directamente el castillo.- pasó saliva y suspiró.- También sospecho que, hay algún traidor entre los vigilantes del abismo.

El ambiente quedó en silencio, esa declaración era fuerte. Los Vigilantes del Abismo era uno de sus grupos mas queridos. Pero Aldrich era un Capitán de la Vanguardia. Uno de los mas antiguos y experimentados. Nunca solía fallar, nunca le traicionaría.

-Muy bien, si es así, quiero que ustedes investiguen y encuentren al responsable, o la causa de ello. Pero descansen, en especial tu, Víctor, mañana de seguro empieza tu entrenamiento con el FAES, ¿o era el UOTE? No recuerdo bien.- Víctor río ante esa escena.- Pueden retirarse.

Ambos hicieron una reverencia, Aldrich regresó al cuerpo de Víctor y el joven cazador se retiró. Dejando solo al señor del abismo con sus pensamientos. Apenas salió al pasillo se dirigió a su habitación, recorrió varios pasillos, iluminados por antorchas. Su tenue luz amarilla iluminaba mas no los pequeños rincones de los pasillos. Atravesó un largo pasillo, sacó una llave y abrió la puerta al final del mismo. La cerró y pasó llave. Con pasos lentos se acercó a una silla y dejó sobre ella la capa, la camisa y sus guantes. Tomó una toalla y se dirigió al baño. Esta habitación había sido preparada especialmente para el, con suministro de agua incluido.

Una vez allí, se quitó las botas, el pantalón y sus boxees. Dejando ver su figura degalda y esbelta, junto con su piel morena. Se adentro a la ducha y se dio un relajador baño. Suspiró mientras el agua caía sobre el, para el, era relajante. Como si el agua se llevara toda la presión a la que es sometido. Como si se llevara el pasado.

Tras un largo rato salió del baño, con la toalla envuelta alrededor de su cintura. Se colocó un par limpio de boxers y con nada mas que ellos, se envolvió en las sabanas. El sueño rapidamente le derribó.

Aquella noche, tuvo un sueño. Extraño.

Primero. Un gran edificio, largo, de dos plantas. Con paredes amarillas y pintura caída en algunos lados por falta de cuidado. Algunas ventanas rotas y unos pocos agujeros en los azulejos del piso.

Luego. A un joven, rubio y de piel clara, con una sonrisa maliciosa en el, sus ojos eran, fuera de lo común. El izquierdo era rojo y el derecho amarillo.

Vio a una Joven de cabellos rojizos llorando al borde de un acantilado, con una espada ensangrentada a su lado. Sus cabellos eran movidos por el viento, su llanto era, inconsolable.

Vio a un joven, sonriendo, feliz. Con su grupo de amigos. Una chica llegó, y sin dudar se abrazaron para luego unir sus labios en un lento y cariñoso beso.

El resto, fue oscuridad. Acompañada de un grito lleno de odio, rencor y locura, seguido de una risa sanguinaria.

***********

-¿Nervioso?.

La mirada del joven cazador se mantenía fija en el paisaje, que lograba ver a través de la ventana de la camioneta. Donde eran trasladados, El presidente, El señor del Abismo, Victor, Aldrich y los guardaespaldas del presidente. Sonrió y miro de reojo a su señor.

-Sentí mas nervios cuando entré por primera vez al abismo, esto no es nada.

El Señor del Abismo soltó una leve risa, a Víctor le gustaba el ambiente del vehículo, frío gracias al aire acondicionado que se colaba entre sus fosas nasales, suspiró y se acomodó en el asiento para así fijar su mirada al frente. Se habían trasladado desde el palacio de Miraflores con destino a la UNES (Universidad Nacional Experimental de la Seguridad), mas específicamente, en el centro de entrenamiento del FAES en el Junquito. Al final, tras un largo camino por las calles llenas de trafico de Caracas y de haber tomado la autopista, llegaron a la sede del FAES.

Se toparon con un porton negro, custodiado por dos miembros del FAES\UOTE. Llevaban sus uniformes unicolor gris, camisa y pantalón, sus botas negras y guantes, al igual que sus chalecos donde llevaban la pistola, en los hombros, en letras blancas y grandes se leía "UOTE", los dos guardias portaban cascos y medias mascaras. Sus armas eran el fusil estándar de Venezuela. El Automatic Kalashnikov 103, Abreviado como AK103. Víctor los miro fijamente. Tratando de hacerse una idea de lo que le esperaba.

Uno de ellos se acercó a la ventanilla del chofer. A paso lento y calmado, llevaba el fusil sujeto a el gracias a una correa, lo tenia encima del pecho, apuntando hacia abajo. Se bajó su mascara una vez bajó la ventanilla, miró hacia adentro del vehículo. Asegurándose de que no hubiese nada raro. Vio al presidente y asintió.

-Pasen.

El hombre se alejó, le hizo una señal a su compañero y este abrió el portón. El vehículo entró, el portón se cerró nuevamente. La camioneta se estacionó. Los pasajeros descendieron, la zona era un estacionamiento que daba al frente de un gran edificó de concreto de paredes blancas, en la entrada se podía leer "Cuartel del FAES, PNB". El calor del día impactó en la piel del joven. El calor era reconfortante tras tanto frío. Vio como el presidente y sus guardaespaldas tomaba rumbo junto con su Señor.

-Deberias de seguirlos, después de todo, no conoces el lugar y aquí, no tienes privilegios.- Le avisó Aldrich en su mente, Víctor asintió y siguió a su señor.

Los hombres hablaban animadamente, Víctor los seguía un poco atrás pero sin perderlos. Tenia sus manos en sus bolsillos, su andar era calmado, lento. Vio como un grupo de hombres vestidos con camisas negras, jeans y botas pasaban a su lado trotando en formación. Los observó, entonces retomó el paso siguiendo a su señor. Se giraron a la izquierda y subieron varias escaleras. Victor les siguió y al final entraron a la sede del FAES.

Dentro, había un pulido piso de azulejos rojos. Las paredes eran blancas y tenia aire acondicionado, por lo que el lugar era fresco, se dividía en varios pasillos y escaleras por lo que el edificio era grande. El grupo avanzó y se detuvo frente a la secretaria. La mujer de cabello arreglado y de vestimenta formal, levantó la mirada de la computadora, su rostro fue de sorpresa al ver al mismo Presidente. Ella sonrió tímida.

-Señor presidente, que sorpresa verlo por aquí.- soltó ella con un poco de emoción. El le sonrió.

-Señorita, buscó al Capitán Joel, ¿Se encuentra aquí?.- preguntó manteniendo su sonrisa.

-Si, en el segundo piso,cuarta puerta a la Izquierda.

-Muchas Gracias.

El presidente junto con sus acompañantes se retiraron por el pasillo. La secretaria lo miró por última vez. A mitad del pasillo, Aldrich se materializó, Víctor se giró y levantó una ceja interrogante.

-No me digas que iras con..... La secretaria.- dijo Víctor con paciencia

-Parece que necesita mi ayuda.- Víctor bufo ante la respuesta, se giró y siguió al grupo dejando atrás a un sonriente vanguardia. Aldrich se giró y carraspeo un poco su voz, una vez listo, fue a por su siguiente conquista.

Víctor, siguiendo al grupo. Subió varias escaleras, hasta llegar al segundo piso. Ahí solo fue cuestión de seguir las indicaciones. Tomaron el pasillo de la Izquierda, y en la cuarta puerta, donde dos miembros del FAES montaban, nos detuvimos. Ellos al reconocer al presidente, bajaron la guardia, el susodicho tocó la puerta tres veces.

-¡Adelante!.- se oyó gritar una voz desde dentro de la habitación.

Los tres hombres entraron al despacho del Jefe de la Unidad UOTE en Caracas. Un despacho sencillo, paredes blancas, con aire acondicionado, varios muebles y un escritorio provisto de una computadora. El hombre se levantó del sillón marrón. Entonces Víctor le vio mejor.

Era, alto, de piel morena y ojos avellana. Se notaba que su cuerpo era esbelto y ágil. El hombre llevaba el cabello corto peinado hacia atrás, vestía con una chaqueta azul, una camisa negra, unos jeans y un par de botas militares. Se puso de pie y se presentó.

-Capitan Joel, Jefe de la UOTE aquí en el Junquito. ¿En que puedo servirle, señor presidente?.- preguntó con voz firme. El presidente sonrió e hizo que sus guardias se retirasen. Una vez echo eso, su mirada cayó de nuevo en Joel.

-Capitan Joel, necesito un favor.

El capitán llevó una mano a su barbilla, apoyándola en sus nudillos, su mirada era de curiosidad. El presidente siguio hablando.

-Necesito que entrenes a este chico de aquí.- El Presidente señaló a Víctor, Joel le escaneó con la mirada, Víctor solo fruncio el ceño. Luego su mirada cayó en El Señor del abismo, el cual ni se inmutó. Tras haber escaneado a ambos seres. Se cruzó de brazos con una sonrisa.

-Tienes mucho que explicar.

**********

La noche era fría en el abismo. Bueno, siempre era de noche y siempre hacia frío en el abismo. Era ese momento del día, por así llamarlo, en el abismo donde los seres se iban a sus casas, ya sea a descansar o simplemente a relajarse un poco. Las calles estaban solas, solo los que les tocaba el turno "nocturno" de la guardia se encontraba en ellas. Desde un tejado alto de una de las casas, una figura encapuchada de ojos rojos observaba el panorama. Su misión era explorar un poco, y si todo se veía en orden en las calles, tendría una pequeña charla con el líder de Los Vigilantes del Abismo. Suspiró. Decidió moverse, sin tardar Víctor corrió por el tejado, ganando velocidad y saltando hacia el otro cercano. Sin dudar recorrió un tramo de las calles, haciendo pequeñas paradas para observar el ambiente, tranquilo, muy tranquilo.

Una pequeña brisa agitó levemente su capa, tanta tranquilidad le, preocupaba. Un sonido, tan agudo como un silbido, atravesó sus oídos, lo siguiente que vio fue la punta de metal de la flecha, alzó el brazo, esperando que el impacto no fuese muy doloroso. Antes de siquiera poder tocarle, Aldrich se materializó y la partió de un rápido movimiento de espada. Le tomó por el cuello arrojándolo a una chimenea donde el también se cubrió. Victor le miró, con la adrenalina del momento en su sistema, Aldrich le devolvió la mirada, con su típica sonrisa burlona. De repente cinco flechas impactaron contra la chimenea.

-¡Un patético Vanguardia y un pobre puberto no se entrometeran en mi misión!.- gritó su atacante. Victor soltó una risa baja. Se asomó y vio tres pares de ojos sobresalir en la oscuridad, eran rojos. Víctor supuso que serian vampiros, de nivel bajo. Otras cinco flechas rozaron su cara antes de cubrirse. Con la espalda contra la chimenea, sacó su ballesta y de uno de los bolsillos extras, sacó flechas benditas.

-No nos han atacado cuerpo a cuerpo, deben de ser vampiros muy débiles.- dijo Aldrich confirmando su suposición. Victor le miró y le sonrió.

-¿Alguna idea?.- preguntó mientras introdujo de golpe el cargador de la ballesta, si, esta ballesta se alimentaba por cargador.

-Te asomas y disparas, mientras eso ocurre yo me teletransporto hacia ellos, los enfrento y mientras se distraen conmigo, llegas tu y los eliminas con tu espadón. ¿Entendido?.- la mirada de Aldrich era seria, Víctor asintió secamente.

Respiró profundo, tomó con fuerza la ballesta y se asomó, apuntó y disparó, una ráfaga de cinco flechas salió disparada hacia ellos, su visión se tornó mas clara al usar aquel poder enseñado por Aldrich. Vio como los vampiros se hacían a un lado esquivando las flechas. Aldrich salió de la cobertura, sus ojos brillaban con su tono carmesí, desenvainó su espada larga, la cual adquirió ese tono violáceo en el filo de la hoja y se teletransporto hacia los vampiros. Cual nube de humo negro desapareció y apareció frente a los vampiros. El primero que tomó desprevino fue decapitado de un rápido corte en el cuello. La mirada del vampiro se volvió vacía y mientras su cabeza se separaba de su cuerpo, el mismo se volvió polvo.

Aldrich se giró encarando a los otros dos, uno de ellos le atacó con sus garras, pero el solo dio un leve salto hacia atrás esquivándolo. Se colocó en una pose defensiva, mientras los vampiros se distraían con el Vanguardia. Victor a toda velocidad corría hacia ellos, desenvainando su espadón, un vampiro trató de atacar a Aldrich, pero el ágil Vanguardia le propinó un golpe con el mango de la espada, atontándolo, antes de arrojarlo lejos con un impulso mágico. Los músculos del brazo de Víctor se tensaron, el vampiro se giró y lo ultimo que vio fue el espadón descender para clavarse en su clavícula, y de allí cortarlo en ángulo. Partiendo su cuerpo de lado.

Solo quedaba uno.

El vampiro se lanzó hacia Víctor, el joven de giró, sus ojos rojos se posaron en los ojos igualmente rojos del vampiro, lo tomó por el brazo con fuerza, Victor giró jalando el brazo del vampiro hacia abajo, obligando al vampiro a casi agacharse al usar su energía en contra, este giró su rostro para ver el espadón caer sobre su cuello.

Murió y se convirtió en polvo, deshaciéndose en los dedos del Cazador. El joven suspiró relajándose. Envaino el espadón y recargó la ballesta. Retiró el cargador, y lo guardó sacando otro de sus bolsos de cuero extra. Lo introdujo y colocó la ballesta en su cintura. Su mirada cayó en Aldrich, los ojos de ambos seres habían regresado a sus tonos normales. La mirada del ser abismal era sería, mientras observaba los restos de polvo.

-Creo que tendremos que..-La mirada de Aldrich se conectó con la de Víctor.- Tener una pequeña charla con el líder de los Vigilantes del Abismo.

-Si..-Victor miró hacia la frontera del abismo.-Una...pequeña charla.

********
En su despacho, el líder de los Vigilantes del Abismo descansaba con unos ronquidos muy notorios, tenía todo el peso de su cuerpo sobre la silla y los pies sobre la mesa.

De una fuerte patada, la puerta de su despacho de vino abajo, el líder se despertó de golpe y cayó de su silla, rápido pero algo atontado levantó la mirada, el pasillo estaba iluminado por las antorchas, la luz amarilla entraba desde la puerta. Entonces una figura alta y otra mas baja entraron. Una con armadura negra, y otra con una capa y armadura mas ligera. Ambas negras.

-Nichser, tiene mucho que explicar.- la voz gruesa del vanguardia retumbó en el despacho.

Fue cuando supo. Que algo del exterior, les había jugado una buena.

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