Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

12. Por un mensaje de audio

📅 MÁS TARDE

- ¿En serio te preguntó eso? -Lucía y Delia estaban sentadas en la cama de ésta última. Acababan de llegar de la feria. Al final habían conseguido un taxi y las dos se habían venido a casa mucho antes de lo que pensaban. Ahora estaban en pijama y Lucía le estaba contando a su amiga, todo lo que había pasado con Brahim.

- En serio, Delia. Me come la boca como si no hubiera un mañana y me suelta eso. No sé, a lo mejor pensaba que lo íbamos a hacer en el portal -la rubia encogió sus ojos y tomó otra galleta de chocolate de la caja de metal que su amiga se había agenciado de la cocina. 

- ¿Y lo hubieras hecho?

- Noooo. Joder, Delia. Tampoco estoy tan desesperada como para hacerlo en un portal -le contestó con rapidez, pues si bien era cierto, que deseaba a Brahim, no pensaba dejarse llevar y hacerlo en un portal. 

- Brahim te mola y mucho, ¿a qué si? -la pregunta de Delia iba acompañada por una juguetona sonrisa que la hizo reír a ella también.

- Pues si, que quieres que te diga. Pero paso de ser la tía con la que se acueste un par de veces y si te he visto no me acuerdo. No quiero ser otra Bandana más -le confesó ella con cierta aprensión. Pues, lo que se temía era acabar como la chica de las mechar rosas, llorándole a Brahim sin él la abandonaba. 

- Pues díselo -le sugirió Delia categóricamente. 

- ¡Ni que fuera tan fácil! 

- Lo es.

Delia se levantó y fue hacia su escritorio. Cogió su cuaderno y empezó a escribir. Cuando terminó se lo dio a Lucía para que lo leyera. Ella lo cogió y la miró resoplando. Lo que su amiga le había escrito era muy atrevido, pero mucho.

- Esto es muy fuerte, Delia -le dijo agitando el cuaderno sin saber aún si sería capaz de escribirle eso a Brahim. 

- Ya hija, pero o mueves el culo o Bandana o similar, te lo quitan. Venga, ¿a qué esperas?

Lucía miró a su amiga y chasqueó su lengua. Cogió su móvil, buscó el contacto de Brahim y le dio al audio mientras leía lo que Delia le había escrito.

- Hola Brahim. Mira, iré al grano. Sé que quieres meterte en mis bragas, y yo también quiero que lo hagas, pero no una, más de una vez. Y mientras estés en mis bragas, no quiero que andes por ahí metiéndote en las bragas de nadie más. Así que, tú verás lo que haces

Lucía se lo pensó unos segundos antes de enviar ese mensaje, pero, Delia le dio un codazo y terminó haciéndolo, para, al instante, arrepentirse. Estaba a punto de borrarlo cuando vio que él estaba en línea y que estaba escuchando el mensaje.

- ¡Ay dios! Que lo está escuchando, Delia - Lucía se llevó las dos manos a la cara y se mordió los labios nerviosa, pues no sabía hasta que punto, a Brahim le interesaba esa "exclusividad" que ella le proponía. 

- Para eso se lo has mandado hija de mi vida -le contestó su amiga haciendo un par de aspavientos con su mano. 

Lucía y Delia miraron el móvil. Brahim estaba escribiendo. Esa respuesta la estaba matando de los nervios. A los pocos segundos la respuesta apareció en la pantalla.

- Ok.

Lucía miró el móvil extrañada y luego a Delia.

- ¿Ok? ¿Y ya está? -dijo ella algo indignada- o sea, me estoy ofreciendo y me contesta con un OK. Este tío es gilipollas, pero gilipollas perdido.

- ¡Espera! Está escribiendo.

Ambas bajaron su mirada al móvil para ver que de nuevo aparecía el mensaje de escribiendo. Al instante apareció otro que esta vez hizo sonreír a Lucía.

- Pero tus bragas son mías y de nadie más. Mañana te espero a las 12.30 en el kiosco que hay al lado del taller. Nos vamos a la playa. No prepares nada que ya me encargo yo.

📅 AL DÍA SIGUIENTE

Lucía llegó puntual a su cita con Brahim. Casi ni pudo dormir pensando en su cita y en lo que le diría al verlo. Dobló la esquina y allí estaba él.

Estaba montado en su moto esperándola. Con sus gafas de sol y su pose de chico malo.
En cuanto llegó se saludaron brevemente y él le dio el casco para que se lo pusiera. Cuando ella se montó arrancó y salieron del pueblo en dirección a la playa. Él pensaba llevarla a una pequeña cala que conocía a una media hora más o menos del pueblo. Era un lugar muy bonito donde su abuela les llevaba de pequeños y desde que ella murió no había vuelto a ir por allí, y menos acompañado.

El mensaje de anoche de Lucía lo había dejado descolocado. Que ella le dijera tan claramente lo que quería de él era algo que no se esperaba. Pero sabía que con Lucía todo sería algo más que sexo, porque ella era algo más que eso. Lo fascinaba a la vez que la deseaba a partes iguales. Y estaba desarrollando por ella un sentimiento de protección que no había tenido nunca por nadie en su vida.

Llegaron a la playa en el tiempo previsto. La moto la dejó en el aparcamiento y mientras Lucía se quitaba el casco, él sacaba su mochila del sillín.

- Espero que lo que lleves ahí sea comida -le dijo ella riéndose, mientras señalaba lo que él llevaba entre sus manos. 

- Y yo espero que la próxima vez que me veas me des un beso en condiciones, no la mierda de saludo que me has dado esta mañana -Brahim apretó su mandíbula esperando la reacción de ella después de sus palabras. 

Lucía se acercó y puso sus manos en su cuello. Las de él viajaron hasta su cintura dejando que ella tomara la iniciativa. La rubia rozó sus labios unos segundos para mirarlo después y reírse.

- Buenos días, mi dios.

Brahim la agarró de la cintura y arrasó con su boca en cuanto sus labios se tocaron. Sentir de nuevo esos labios sobre los suyos lo tenían encendido. Porque Lucía era la puta cerilla que encendía todo su fuego. Porque besarla a ella era un infierno porque eso era Lucía, su infierno favorito. Repasó sus labios con los suyos un par de veces, antes de darle un pequeño mordisco y separarse, muy a desgana de esa boca. 

- Me alegro de que ya seas consciente de quien soy, rubita.

Lucía rodó sus ojos y le dio un corto beso a Brahim en los labios mientras él la cogía de la mano para llevarla hacia la playa. Esto si que no se lo esperaba la rubia. El que él la agarrara a las primeras de cambio. Y ella no iba a ser la que se quejara. Bajaron un pequeño camino de piedras y arena hasta llegar a la cala. En cuanto Lucía la vio se quedo maravillada. Apenas había gente y era muy tranquila, a la vez que preciosa.

- ¿Porqué siempre me traes a estos sitios tan bonitos? -le preguntó ella mientras Brahim la llevaba hasta la zona de las palmeras.

- Tal vez porque eres la única con la que quiero compartirlos.

Las mejillas de Lucia se calentaron al instante. Lo miró a los ojos mientras él ocultaba una sonrisa. A Lucía le gustaba cada vez más este Brahim que la dejaba sin palabras cuando menos lo pensaba. Dejaron sus cosas en el suelo y sacaron las toallas para ponerlas encima de un pequeño césped que había bajo las palmeras. Brahim se quitó la camiseta y le hizo un gesto a Lucía. Ella trago saliva al ver su torso desnudo. Brahim estaba fuerte. Sus marcados abdominales se acentuaban tras esa camiseta. Recorrió su cuerpo lentamente, disfrutando de cada trozo de piel desnuda que su mirada descubría. 

- ¿Vamos a bañarnos?

Ella asintió quitándose los pantalones cortos y la camiseta de tirantes que llevaba. Los ojos de Brahim recorrieron su cuerpo lentamente. Se había puesto un bikini rojo fuego que hacían un contraste infernal con su dorada piel y el rubio de su pelo. Fue subiendo su mirada deteniéndose en su cara la cual estaba de nuevo sonrosada.
El chico la cogió de la mano y lo atrajo hasta él.

- Eres jodidamente sexy, Lu.

Brahim la besó esta vez con más fiereza. Hundió su lengua en su boca, buscando la suya para poder tomarla y acariciarla con el mismo ardor con la que la besaba. Succionó uno de sus labios, tirando de él hasta volver a tomarlo. Su aliento se entremezclo en su boca mientras sus manos se perdían en la parte baja de su espalda. 

-Vamos al agua o me temo que no voy a poder separar mi boca de la tuya -la confesión de Brahim hizo que su corazón latiera desbocado y que incluso su estómago sufriera un vuelco. 

El moreno se separó de ella y volvió a cogerla de la mano para ir juntos hacia el agua. Al principio, estaba fría al primer contacto, pero poco a poco se acostumbraron a la temperatura después de nadar un rato.

- Ven aquí, anda -le dijo Brahim tirando de su mano hasta agarrarla de la cintura. La alzó de las caderas dejando que ella enroscara sus piernas en la parte de atrás de su espalda- cuéntame lo del mensaje de anoche.

Lucía se abrazó a Brahim muy avergonzada. Escondió la cara en su cuello mientras sus labios rozaban la piel del chico haciendo que él se estremeciera por su contacto. Él subió sus manos lentamente por la espalda de la chica y acercó su boca a su oído.

- Dime que es lo que que quieres, Lu -le rogó él bajando el tono de su voz hasta casi convertirse en un susurro. 

- Es que me da vergüenza -le dijo ella sin atreverse a despegarse de él. Sentía los latidos desbocados de su corazón como hacían eco contra su pecho. 

- Pues en el audio no te daba -Lucía se separó de él para encontrarse con la mirada burlona del chico, algo que la puso más nerviosa si cabe- vamos Lu, dilo.

Lucía se mojó los labios y tragó saliva sin dejar de mirar sus ojos, ni esas pestañas tan oscuras, ni la dulzura de su mirada. Se perdió en ellos. Se perdió en Brahim. 

- Tú y yo todo el verano, eso es lo que quiero, Brahim.

Lucía volvió a abrazarlo sin esperar una respuesta por su parte. Ya le habían dicho que él no era de estar atado a una tía. Que desde que estaba en el Castillo había salido con la mitad de las chicas del pueblo y con las del de al lado, pero era o eso, o nada. Lucía no estaba dispuesta a un par de polvos y luego verlo pasar delante de sus narices con otra, u otras.

Brahim cogió aire y sonrió. Él nunca salía más de dos veces con una tía. Sin sentimientos. Sin nada. Un par de revolcones y punto. Pero es que con Lucía todo era diferente. Pensar en estar con ella y luego tener que dejarla, o que luego estuviera con otro lo irritaba.

Todo el verano con ella.

Vale si, ¿Dónde hay que firmar?

- De acuerdo -le dijo Brahim intentando que ella tampoco notara lo nervioso que estaba. Lucía se separó de su cuello y lo miró muy sorprendida por su respuesta. No pensaba que él aceptara tan pronto. 

- ¿De verdad? -le preguntó ella casi sin creérselo.

- De verdad. Tú y yo y nadie más.

Lucía apretó los labios en una sonrisa que a él le pareció la puta sonrisa más bonita del mundo entero. No se ponía a gritar para que no lo tomaran por loco, pues era lo que quería.

- ¿Lo sellamos con un beso? -le preguntó él mirándola provocativamente.

Lucía se acercó a él y unió sus labios con los suyos rozándolos un poco para provocarlo. Brahim bajó sus manos hasta alcanzar su trasero y apretárselo bien fuerte mientras se lanzaba a por sus labios y los besaba desesperado. Se besaron con muchas ansías, tomando todo lo que el otro le ofrecía mientras sus lenguas se acariciaban.

- Sólo una cosa, Lu -le dijo Brahim mientras la bajaba de su cintura- no te enamores de mi.

- ¡Oh, por dios! -le dijo ella haciéndose la indignada- ¡serás chulo y creído!

Lucía le dio una palmada al agua y se la arrojó a Brahim mientras él intentaba protegerse con sus manos. Estuvieron así un rato jugando y nadando hasta que salieron del mar para volver a su sitio y comer algo. Después de secarse, tendieron sus toallas en el césped y se sentaron mientras Brahim sacaba de su mochila la comida. Le dio a Lucía un bocadillo envuelto en papel de plata y sacó dos refrescos de una pequeña bolsa refrigerada.

- Oye, esto está buenísimo -le dijo Lucía mordiendo su bocadillo y comiendo a dos carrillos.

- Lo ha hecho la cocinera del centro. Le he tenido que prometer que esta noche la ayudaría a recoger el comedor después de la cena para que me los hiciera -Lucía dejó de comer y miró a Brahim.

¿Tantas molestias por pasar el día con ella?

Y luego no quería que se enamorara.

- ¿Puedo preguntarte una cosa Brahim? -Lucía miró sus ojos marrones que a la luz día eran aún más, del color del chocolate con leche.

- Tú pregunta y ya veré yo si te contesto -Brahim le sacó la lengua a la rubia y ella rodó sus ojos bebiendo de su refresco.

- ¿No tienes toque de queda o algo así?

- Los días de semana si, los fines de semana son más permisivos. Aquello funciona por grados Lu. Depende de como te portes así de "privilegios" tienes -le contó mientras seguía comiendo su bocadillo. 

- O sea, que tú te portas bien... 

- Bueno, te diría que sí, pero no...sólo que ahora me interesa portarme bien -le contestó mirándola fijamente. Lucía sintió arder sus mejillas y desvió su mirada para seguir comiendo, pues Brahim la ponía tan nerviosa que no quería que él notara el efecto que tenía en ella. 

- ¿Cuánto llevas allí?

- Un año. A finales de septiembre cumplo los 19 y podré largarme de una puta vez de este pueblo -las últimas palabras las pronunció Brahim con un tono de voz bastante airado. Era su deseo. Lo que anhelaba desde que entró ahí. Irse. Ser libre. Vivir. 

- Yo cumplo los 19 un mes después -Lucía se mordió los labios informándole también, de la fecha de su próximo cumpleaños. 

- Si, pero seguro que tú celebras tu cumpleaños de una manera diferente a la mía.

- No te creas, Brahim. Desde que tengo 15 años yo no celebro mi cumpleaños... -le confesó ella con algo de tristeza en su voz. Pues tenía un motivo bastante grande, para que el día de su nacimiento pasara para ella, lo más desapercibido posible. 

- ¿Y eso? -le preguntó él muy interesado y queriendo saber esos ocultos motivos. 

- "Eso" entra dentro de el pacto que hicimos de contárnoslo todo -le contestó ella medio sonriendo.

Brahim captó al momento que ella no tenía ninguna ganas de hablar así que no la presionó. Cuando terminaron de comer se tumbaron en las toallas poniéndose de lado uno junto al otro. El chico le hacía cosquillas en la barriga rozando con la yema de sus dedos su piel desnuda.

- ¿Quieres que vayamos rápido o lento, Lu? -le preguntó Brahim mientras se perdía en su mirada. En esos ojos color miel que estaban siendo su perdición.

 Porque si, sabía que esta chica lo iba a ser, porque no era como las demás, y no iba a tratarla como a todas ellas. Si fuera por él paraba el tiempo en este momento para poder pasar todas las horas posibles con la rubia. Si fuera por él la tomaba ahora mismo en esta playa haciéndole el amor muy despacio.

- Quiero que vayamos, Brahim. Pero te lo advierto, al final serás tú quien se enamore de mi -ella se río tras sus últimas palabras, devolviéndole a él, lo que ya le había advertido.

- Muy segura estás tú de ti misma -le dijo él soltando una carcajada, y temiendo que eso sucediera. Que acabara loco por ella. 

- Bueno, esta es nuestra primera cita y aún no hemos acabado en la cama...yo diría que vamos avanzando.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro