Me encontraba sentado en un banco del parque, regando las plantas con mi dolor. Me pareció ver a Leyre yendo hacia el estanque de los patos, pero solo era un sueño, un sueño tan dulce como el que había sido estas semanas. Ella y yo, desnudos, cada uno frente al otro, tocándonos, tan cerca, y a la vez tan lejos, con las almas a flor de piel, frágiles, como las ramitas de aquellos árboles, abriendo nuestros corazones. Me congelaba, me hipnotizaba, con sus ojitos miel. Pensé que jamás volvería a encontrarme al lado de una persona con semejante tragedia, tan destrozada, y aún en pie. Desde que la conocí lloro cada día por su tragedia, la cercana idea de perderla... fuego en mi garganta, opresión en mi pecho, colmillos en mis adentros, navajas rasgando cada centímetro de mi piel... ¡Era imposible, me mataba el invierno! Pues yo la quería, con todo mi ser, lo descubrí en uno de esos días en los que desconocemos nuestra persona, pero... el hecho de que tuviera otro... otro hombre al que confesarle sus infiernos y revelarle sus miedos, me atravesaba tal flecha letal. Supongo que es hora de retirarme del salón en el que tanto tiempo hemos bailado los dos, mi turno pasó, no hay otra opción, se quebró el amor. Lo mejor será que me encierre en mi celda a maldecirme y hundirme.

¿Han llorado con este capítulo? Porque yo he mojado mis mejillas, mientras lo escribía. Se supone que sigo de vacaciones pero leo mis escritos y no puedo evitar continuarlos, me afectan tanto... Votad por lo que más queráis. Un abrazo muy fuerte. <3

PD: En Noviembre me voy a Madrid a ver a Birdy en concierto, si no sabéis quién es os dejo una canción suya. ESTOY DESEANDO VERLA.