Tras probar la miel de sus labios, nuestros oídos percibieron el sonido de la puerta abriéndose. Vi aparecer a un chico rapado con una mascarilla,vestido con el pijama del hospital y portando una caja en las manos mientras arrastraba un gotero.

—Hola Bruno—le saludó la joven.

—Hola Leyre, mi madre me ha cogido el monopoly de casa, te lo traía por si te apetece que echemos una partida.

—Claro ¿Juegas con nosotros Alex?

—Emmm...—musitó todavía atónito.

—Voy un momento a tu baño, ¿vale?—dijo el chaval desconocido.

—Claro.

—¡¿Quién coño es ese?!—preguntó furioso el joven de pelo azabache.

—Un buen amigo con el que me entiendo.

—¿Con el que te entiendes? ¿¡Qué pasa!? ¿¡Que yo no te entiendo!?

—Resulta distinto Alex, el sufre mi misma situación.

—¿Acaso no te sirve mi comprensión? ¡El ardor que achaco al amarte con tal furor! Mi dulce pajarillo.

—Se trata de intensidades distintas, cariño.

—Me voy, tal vez así descubras el inmenso dolor de mi pesar.

—¿Y tu novio?—preguntó el otro muchacho al salir del aseo.

—Se ha ido, y no es mi pareja, yo no salgo con idiotas celosos.

Aquello fue lo que comentó Leyre, con una angustia terrible en el pecho aguantando las lágrimas.

Espero que os haya agradado, tardaré un mes en actualizar. Lo siento, asuntos muy graves. Votad y comentad porfa <3