Capítulo 2
Enemigos
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Viernes 5 de abril de 1957
París, Francia.
Hora: 12:43:23
Alban caminaba por el pasillo de la universidad al lado de Maciel, riendo y celebrando que el fin de semana había comenzado.
Frente a ellos venía August Clement, el mayor rival del más joven al ser de diferentes clases sociales.
-Y a nuestra izquierda tenemos al millonario que tiene compasión por los pobres miserables -habló Clement burlándose.
Los compañeros junto a él rieron.
Alban lo miró molesto- Y mira lo que tenemos, el riquillo que se cree la gran cosa solo porque su familia es amiga de los Reginald, si no fuera por eso nadie lo reconocería.
-Uuuuuuh -dijeron todos los presentes.
Maciel rió- Tienes mucha razón, amigo, mejor vámonos.
August los miró indignado- Mejor ser reconocido por tener un puesto importante a ser solo reconocido como el que está en este instituto por el dinero de su cajero automático, ¿o no Maciel?
-Se ve que no me conoces -alegó Camus- No necesito de una gran suma de dinero para sorprender a los profesores, si los impresiono es por mi inteligencia.
-Pero has de saber que no puedes comprar nada con buenas notas -contestó Clement.
-Al menos mi falta de dinero hace notar que mis notas no son compradas -declaró.
Todos volvieron a exclamar- ¡Uuuuuuh!
-Y yo no dependo económicamente de nadie -aclaró el otro.
-Y yo no tengo amistades por interés -comentó Alban mirando a los que estaban detrás de August.
Camus estaba dispuesto a retirarse junto con Maciel, al estar cerca de la salida, el menor ajustó su abrigo y bufanda, pues hacía frío.
-No estás en el Polo Norte para que te cubras tanto -se burló Clement.
Alban lo ignoró y siguió su camino hasta salir del instituto.
-Ese abrigo debe ser un lujo para alguien de tu posición -continuó burlándose.
El contrario lo ignoró nuevamente, pero su molestia comenzaba a crecer.
-Maciel, sabes que esa ropa pudo ser para tí si no fueras tan compasivo con los pobres -siguió
La ira de Alban continuaba creciendo.
-Solo ignóralo y vamos al auto de prisa -murmuró Maciel encaminando a su amigo a su vehículo.
Alban intentó respirar para calmar su enojo.
Sin embargo, el aire era muy frío y el joven subió la bufanda hasta su nariz para inhalar su propio aliento.
-Aunque por el estilo está claro que tu amiguito lo escogió, los pobres suelen ser tan simples.
Esto agotó la paciencia del menor.
-¡¿Quieres dejar de fastidiar e ir a casa a pudrirte en tu asqueroso dinero?! -exclamó enojado.
-Veo que tu paciencia es tan mínima como tu-
Un golpe de Alban lo interrumpió.
-¡Estoy harto de tí y tus estúpidas burlas! -gritó golpeándolo nuevamente.
-¡Alban, basta! -Maciel intentó intervenir.
Fue en vano, pues en ese momento ambos rivales comenzaron a pelear a golpes.
Bourdeau intentó sacar a su amigo de la pelea, pero la multitud se lo impedía aún cuando los empujara.
En el momento que escuchó una tos un tanto fuerte todos se apartaron poco a poco y Maciel intervino con rapidez.
-¡Alban! -exclamó acercándose a él.
El menor no dijo ni una palabra, su tos se hacía cada vez más fuerte y en su respiración se escuchaba una especie de silbido.
-¡¿Ya ves lo que provocas con tus idioteces?! -le reclamó a August con enojo.
Con algo de esfuerzo logra levantar a su amigo para llevarlo hasta su auto, empujando fuertemente a Clement en el proceso.
Toda la multitud se dispersó y se retiró en ese momento.
Una vez arriba del auto, Alban perdió la consciencia entre su respiración inestable, Maciel condució hasta el hospital tan rápido como pudo, logrando salvar la vida de su mejor amigo.
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Y ahí estaban ambos enemigos mirándose de frente, la tensión inundó la habitación y los presentes se llenaron de miedo de que hubiera una pelea entre ambos en ese momento.
-Camus.
-Clement. ¿Qué haces aquí? -preguntó el detective seriamente.
-Solo vine a apoyar a mi mejor amigo -alardeó August poniéndose al lado de Réchard- ¿Qué haces tú aquí?
-Resolviendo el caso del asesinato de su padre -aclaró Alban.
-¿Cómo estás tan seguro de que fue un asesinato? -cuestionó el otro.
-Tenemos pruebas de ello -interrumpió Maciel- En este momento debemos revisar las cámaras de seguridad -le recordó a su amigo.
-Pues no pierdan su tiempo y hagan su trabajo -habló August.
-August -lo llamó su amigo- No es tiempo de que su rivalidad intervenga en un caso tan serio -le dijo.
-Tienes razón, lo lamento -se disculpó Clement.
Maciel suspiró aliviado.
-Señora Angélique -llamó a la ama de llaves- ¿Sería tan amable de llevarnos hasta la habitación de las cámaras?
-C-claro -habló la mujer con nerviosismo- Vengan -dijo adelantándose.
Alban y Maciel la siguieron, no sin antes que el primer mencionado y August se declararan una última mirada de tensión.
Angélique mandó llamar al vigilante del cuarto de las cámaras y este último siguió la órden de Bourdeau de mostrarles las grabaciones de la oficina donde ocurrió el disparo.
-Amigo, estamos en medio de una situación delicada, pase lo que pase no caigas en las provocaciones que pueda causar Clement -advirtió Bourdeau a Alban mientras caminaban.
El otro suspiró- Cada vez que lo veo recuerdo todo el daño que me hizo con sus palabras -recordó seriamente.
-Recuerda también que a pesar de eso tú ganaste, ganaste la amistad y confianza de esta familia y él no pudo hacer nada más que tragarse su veneno -le dijo.
Alban rió al recordar el día que el difunto Antoine lo nombró amigo de su familia, August estaba ahí retorciendo su rostro de coraje.
Y ni hablar de la expresión que puso cuando Camus se burló de él sacándole la lengua.
-Es verdad, le demostré que no tenía razón y eso le hace más daño del que él me hizo -admitió.
-Concentrémonos en resolver el caso y olvidémonos de su existencia -aclaró Maciel.
Camus asintió y siguió caminando hasta llegar a la habitación de las cámaras.
-Aquí es -musitó Angélique abriendo la puerta.
Ambos investigadores entraron, encontrándose con un sistema un tanto avanzado para los años 60's.
-Necesitamos las grabaciones de la habitación del señor Antoine -solicitó Alban.
-La cámara 2 es la de la oficina -señaló el hombre encargado de las cámaras.
Este último retrasó la cinta de dicha cámara hasta la hora que se escuchó el disparo.
Todo transcurría normal aquella noche, Antoine caminaba hacia su librero, tal vez en busca de algunos documentos, sin embargo, a la hora 21:00:00 algo movió la cortina de la ventana e inmediatamente se escuchó el disparo que mató al gobernador.
La ama de llaves se cubrió los ojos con horror al ver esa escena.
-Tal y como lo sospechaba, un asesinato -afirmó Bourdeau.
Alban pidió que se retrocediera la cinta en busca de alguna pista sobre el culpable, mas no se encontró nada.
-¿El señor Antoine tenía enemigos? -preguntó Camus.
-Como era perteneciente al clan que tomó el gobierno desde hace cincuenta años, los Réginald han tenido ciertas fricciones con las familias rivales, los Beaumont y los Abbadie -explicó el vigilante- El señor Antoine ha intentado llegar a varios tratados de paz con ambos, pero aparentemente no hubo un acuerdo en concreto.
Camus asintió mientras Maciel tomaba notas.
-En realidad, los dos líderes actuales de los clanes se reunieron en la oficina del señor Antoine el día de ayer -comentó el hombre.
La cinta de la cámara de la oficina fue retrocedida nuevamente.
El lunes 27 de septiembre de 1965 a las 17:34:40 horas, Antoine, el líder de la familia Abbadie y el líder de los Beaumont estaban reunidos en la oficina de Réginald, el gobernador ponía unos documentos sobre la mesa mientras hablaba con ambos hombres.
En un momento, Beaumont estrechó la mano de Antoine, sin embargo, Abbadie salió de la habitación con aparente desacuerdo.
Alban supo que debía hablar con ambos jefes de familia para llegar más al fondo del caso.
-Maciel, toma nota, mañana visitaremos a los Beaumont y a los Abbadie -indicó.
El mayor anotó en su cuaderno y después de un puntazo lo cerró y guardó en su bolsillo.
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Miércoles 29 de septiembre de 1965
París, Francia.
Hora: 08:00:26.
Alban y Maciel terminaban su taza de chocolate caliente con tostadas para disponerse a trabajar en el caso del gobernador.
-Iremos primero con los Beaumont y después con los Abbadie -indicó Camus.
-Espero nos den respuestas a este caso -comentó Maciel.
-Mucha suerte, caballeros -deseó Jeanette.
-Gracias -dijeron ambos amigos.
-Sacaré el automóvil del garaje -avisó Bourdeau saliendo de la habitación.
-Bien, yo prepararé nuestras cosas -dijo Alban.
Una vez que el mayor salió, Jeanette y Camus se quedaron completamente a solas.
-Oye... -habló la joven- Sé que podrán con esto -animó- Demuéstrale una vez más a ese tal August que eres mucho más que él.
-Oh, eh... gracias -tartamudeó Alban.
-Si necesitas de mi ayuda sabes que cuentas con ella -comentó con dulzura.
El joven se ruborizó- Siempre es útil algo de inteligencia y brillo de una bella y gentil mujer -dijo tomando su mano.
Jeanette se sonrojó y rió.
El claxon del automóvil indicó a Alban que debía salir a iniciar la investigación, rápidamente puso sus cosas en su maletín, tomó su abrigo y se dispuso a salir de casa.
-Gracias por el desayuno, Jeannette, te veré luego -se despidió.
-Buena suerte -dijo la joven.
Camus subió al auto y ambos se pusieron en marcha.
Pero no contaban que a medio camino les ocurriría un percance.
-¡Auxilio! ¡Ladrones! -exclamó una voz femenina.
Los dos amigos se miraron a los ojos y no dudaron en ir a ayudar.
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Espero que les haya gustado, no olviden votar, comentar y compartir.
Aquí el segundo capítulo, lamento la tardanza pero ufff... si no es el aniversario de mi primer libro son ideas de las otras dos obras originales.
Pero aquí tienen, ojalá les guste.
Ah, sí, como se habrán dado cuenta, no estoy describiendo las características físicas de los personajes (solo sus edades), esto es porque quiero que cada quién tenga la libertad de imaginarlos con los rasgos que ustedes quieran.
Así que díganme, ¿cómo se imaginan a los personajes físicamente?
Bien, eso es todo y nos vemos.
Violett_User
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