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✝️ CAPITULO 17: EL OBISPO ✝️

(En la actualidad)

Perspectiva de Ben

"Me desperté teniendo una pesadilla

Los incautos proferían amenazas

Los incendios forestales consumían todo

Cumplían los verdes nefastos con las ruptura de grietas

A veces extraño a Alessia"

Tenía la sensación de haber estado aquí antes, el ruido común en las calles por personas hacían evidente el descubrimiento de un nuevo mundo. Esperaba pacientemente encontrar el próximo paso en camino a la voluntad de Ann Balá, caminaba por las calles lindas y pavimentadas de esta ciudad, todo parecía tranquilo sin ninguna agitación de importancia, buscaba desesperadamente en las alturas de algunas calles un lugar donde quedarme.

A lo lejos ví una capilla grande hecha de ladrillos con aspecto medieval y sus puertas grandes estaban abiertas. La capilla era hermosa, al entrar me asombré que los techos eran tan altos que pareciera que tocaran el cielo, había muchas pinturas y estatuas que representaban la santidad del lugar me imagino.

En una esquina estaba alguien barriendo por debajo de las bancas con un atuendo formal y oscuro, me acerqué a preguntarle:

-Buenos días, no soy de aquí y no tengo donde quedarme.

-Todos somos peregrinos en ésta vida muchacho. Mucho gusto (extendió su mano para saludarme) soy el obispo de ésta capilla. ¿Cómo te llamas?

-Me llamo Ben, ¿Y usted?

-Puedes llamarme Sigurd o también Obispo.

El era muy joven, tenía una barba corta y cabello corto, era delgado pero no tan alto, creo que tenía 35 años más o menos. Le mencioné que venía de otro país y me quedé sin dinero y no sabía donde quedarme.

El estaba dispuesto a que me quedara en la capilla, aún habían unos cuartos pequeños pero que solo podía ayudarme por unos días. Yo acepté, me llevó en ese momento a esas habitaciones para dejar mi mochila con lo que llevaba, luego me dijo:

-Dentro de poco empezará la reunión de la misa matutina, ¿Quisieras ayudarme a terminar de barrer?

-Claro, ¿Por qué no?

Mientras barría pensaba que tenía ahora un problema menos que pensar este día, el obispo Sigurd se veía muy listo y decidí conversar con él después. La misa comenzó y me quedé toda esa hora escuchando, y dentro de mí rezando con ellos para tener protección de lo alto.

El Obispo era muy popular, todos deseaban saludarlo y contarles su vida y escuchar lo que tenía que decir, creo que denotaba su sabiduría y confianza con sus feligreses. Tal vez había algo en lo que decía que podría servirme.

Al culminar la misa me preguntó:

-Y Ben, ¿Qué piensas hacer ahora?

-Pensaba ir a la calle a buscar algo de comida.

-No digas eso, en la casa de Dios siempre hay espacio para uno más en la mesa. Ven, vamos a mi casa.

Caminamos mientras veía el lugar, era un extraño en tierras extrañas y solo conocía a una persona. Me comentaba que éste era un pueblo pequeño, él conoce a casi todos los habitantes del pueblo y que ahora iba a conocer a su familia.

Llegamos y entramos y su esposa le recibió con un beso y su hija mayor con un abrazo, ella era hermosa y además le preguntó a su padre:

-¿Quién es él?

-El es un amigo mío y va a comer con nosotros.

Me presentó a su esposa y a su mascota que era un perro labrador.
Me senté y él se sentó en la sala cerca de mí y dijo:

- Y bien, ¿Que te ha traído por estos lares?

-Bueno, yo estoy en busca de algo.

-En busca de que, ¿Propósito en la vida? ¿Algún tesoro escondido?

-Creo que sería difícil explicar pero estoy buscando la voluntad de Ann Balá.

Al escuchar eso su rostro cambió a algo de seriedad, se levantó a cerrar un poco más la puerta que conecta con la cocina y se volvió a sentar y dijo:

-Creo que no escuché muy bien Ben.

-Bueno, ella hace mucho tiempo solía darme mensajes y aquí estoy.

Yo hablaba de forma titubeante, después de la experiencia con Ecke no sabía con qué otras cosas podía encontrarme. El Obispo me dijo:

-Supongo que tienes entendido que no puedes ir por ahí diciendo estas cosas ¿verdad?

-No tengo más que un día por ésta ciudad.

-Bien, uhmm (se levantó y caminaba)
¿Te parece si vamos a comer?

Mientras decía eso sonreía y cambiamos de tema. En la mesa estaba ya su familia, como era de esperarse yo era el centro de atención a preguntas, respondía lo mejor que podía sin mentir o dar tantos detalles de mi vida, cambié mi versión por consejo del Obispo Sigurd del porqué estaba por ahí y ahora dije que quería encontrar un nuevo trabajo.

La comida estaba deliciosa, su casa era pequeña pero muy modesta y ordenada, para seguir conversando pregunté:

-Y usted ¿Siempre anda vestido así? (Era una camisa obispal oscura con una cinta blanca en el medio)

Todos se rieron

-¿Esto? No, solo que es más cómodo dejarlo ahí porque yo trabajo en la capilla y vengo a casa para comer y otras cosas.

-Oh ya veo

Todos nos volvimos a reír de mi pregunta ignorante. Me propuso si deseo ayudarle en su oficina, que si tenia conocimiento de computadoras y de hojas sería una gran ayuda para él hasta que consiga otro lugar donde pueda irme, así que acepte, no tenía otro plan y lo acompañé a la capilla después de la comida y me despedí de su esposa y su hija.

Me enseñó donde poner los archivos actuales, los antiguos y los reciclables, los cuartos diferían según el tiempo y (creo yo) los casos que recibía. Era mucho trabajo que hacía pero tenía gente voluntaria también.

Mientras ordenaba unas hojas Sigurd me preguntó:

- Y... Eso que dijiste de que te habla, ¿a que se debe? ¿Tienes que hacer algo?

-No lo sé, solo voy caminando e improvisando mientras que espero sus instrucciones.
¿Por qué?

-Bueno, no hagas caso, solo era curiosidad.

Pasó así la tarde y el ya se estaba preparando para irse a casa, yo estaba arreglando la cama de una plaza para quedarme pero el Obispo me dijo si quería acompañarle a casa, esa noche iban a hacer una reunión especial y que si deseaba comer las galletas especiales de su esposa podría acompañarle, por supuesto acepté, de lo contrario me quedaría solo en los cuartos de la capilla.

Al llegar a casa su amable esposa me recibió pero su hija mayor no parecía muy contenta. Me quedé sentado en los muebles de la sala y Sigurd hablaba con su esposa en la cocina.

La reunión era parecido a una charla sobre Dios para su familia, un tiempo donde todos participaban y hablaban en confianza, yo estaba muy tímido y preferí participar solo cuando era necesario. Cuando trajeron las galletas lo disfrutamos con leche tibia, estaba muy agradecido por su hospitalidad conmigo.

Al terminar empezaron a contar historias de terror o leyendas de ese lugar. Yo hacía la misma afirmación "el obispo siempre debe usar esa ropa" Todos nos reíamos de nuevo.

La hija mayor cuyo nombre era "Adahlia" (y lo supe porque escuchaba que le decían así) empezó a contar una leyenda antigua que iba más o menos así:

- Hace muchos años no muy lejos de aquí había una princesa que era muy mala y egoísta. Perdió a su amor y por medio de la magia negra reencarnó y usurpó el puesto de la familia de su amor para encontrarlo en el futuro en la sangre de la familia de ese hombre.

Se dice que se vestía de una reina hermosa para engañar a chicos guapos que se parecía al hombre que amaba pero por debajo de su velo era la más tenebrosa calaveraaaaa (voz de miedo)

Fin

El padre de Adahlia respondió:

Bien, ¿Quién quiere más galletas?

Todos levantamos la mano. Su esposa se levantó a ver más galletas, el señor Sigurd le hacía miradas cruzadas a Adahlia que no entendía y ella dijo:

-Es solo un cuento papá, no seas aguafiestas.

La reunión familiar se terminó y todos nos levantamos y me quedé en el mueble a esperar en que parte el piso iría a dormir. Ví pasar a Adahlia y le interrumpí con una pregunta:

-¿Qué tiene de verdad la historia que contaste?

-Es solo una leyenda, no tienes porqué tomarlo en serio. -replicó-

-Vi las señas que te hacía tu papá ¿Sucede algo?

Ella vió que nadie venga y se acercó y se sentó en una silla cerca de donde yo estaba y dijo:

-La verdad es que mi padre ha investigado esa historia para su tesis en la universidad y creo que eso le trae recuerdos creo, algo así.

-Tu tienes 15 años por lo menos.

-Ah, sí. Soy adoptada.

-Ok, solo preguntaba tu edad.

-Eso no importa. Bueno, que descanses.

Adahlia se fue y me quedé con eso en la mente, qué lugar tan perfecto, el Obispo Sigurd parecía saber algo más que una leyenda, él era mi punto de partida.

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