🏇 CAPITULO 16: EL JINETE 🏇
(Hace 620 años Aprox)
Perspectiva de Ann
"Me desperté teniendo una pesadilla:
El carbón ensuciaba mis dedos
El sol quemaba mi espalda
Pero la pesadilla terminó
Ahora los que sufren son otros"
Cuanto lamento el vestido que a veces se ensucia y las carnes frías que no alcanzo a comer por las noches, pero el tiempo con Pherkish abrió curiosidad en mí y tal vez pensé en un futuro vínculo entre mis padres y yo, ya que tenía mucho que preguntarles y seguramente poco que creerles.
Regresaba casi por los mismos caminos que veía a Pherkish pensativa en la ventana del carruaje, ahora era yo viendo esos árboles, cada una que pasaba era una pregunta y las hojas sus secuelas, que caían por el viento y de la velocidad en la que dejaba el carruaje en donde iba de regreso a casa.
Las descripciones básicas de mi hogar eran "común y corriente", no puedo quejarme del lugar donde vivía, si bien la jerarquía de nuestra familia nunca influyó negativamente en mi vida solo trataba de cumplir algunos sueños que tenía. Ya estaba cerca de llegar y la noche tenía apariencia a un desvelo con propósito. Era la hora de cenar y decidí cenar junto con mis padres, esos días ellos estaban en casa, era ya de noche y no muy tarde, recibían correos y hacían actividades que no impedían que pasen tiempo en casa, las cuales eran muy pocas.
Llegué y los saludé, mi padre conversaba con mi madre en un tono preocupado y corto. Al verme llegar me vieron de pies a cabeza y dijeron:
-Creo que la señorita debe ir llevando la cama donde su amiga la próxima vez ¿verdad? -dijo mi padre-
-A lo mejor tiene ya quien vaya a darnos posteridad y no nos lo ha contado -insinuaba mi madre-
No veo el porqué deba pedir disculpas -dije- es más, aunque no te daré nunca nietos -señalando a mi madre- pero hoy decidí llegar justo en horas para comer juntos ¿No creen que sería buena idea?
Ambos aceptaron con su cabeza o al menos creo que eso eso significó sus suspiros sincronizados. A veces pienso que si desean que me vaya de casa.
Les esperé cerca de la mesa para sentarnos juntos (mi padre siempre debe sentarse primero en su asiento). Lo que ocurría en ese momento era épico, exceptuando las fechas de fin de año no solemos estar los tres solos comiendo, es costumbre tener mucha gente aquí y allá en cosas del pueblo y reinado que me tiene sin cuidado, pero hoy era exclusivo. Había tal silencio que escuchaba a las cigarras y algunos grillos de las afueras en el patio de la casa, los cubiertos sonaban tan fuertes al tener contacto con los platos y solo faltaba la "tos" de alguien para romper el hielo del momento.
La cena estaba deliciosa, el aperitivo en la casa de Pherkish lo disfruté tan poco debido a lo que me estaba contando, la comida de la tarde fue disperso por la compañía de mis amigas, creo que en realidad tenía hambre y lo estaba disfrutando. Recordé el motivo de estar en la cena y pregunté de inmediato:
¿Quienes son los Sigurdianos y Las Artes Oscuras?
Ahora los "tosidos" sobraban porque empezaron a toser atragantandoce con la comida en sus bocas.
-Bueno, -hablaba mi padre con la comida aún en la boca- antes de eso ¿Has pensado aprender a cabalgar a caballo ya? Supongo que eso aprendiste en la feria el día de hoy.
Debo admitir que el cambio de tema de mi padre fue fenomenal; yo respondí:
-Tengo algo de miedo, no creo salir viva en una caída a la altura de un caballo corriendo desenfrenadamente.
-Pues deberías intentarlo, conozco a un buen jinete -replicó- ¿Te parecería que lo traiga mañana?
-Sí, es decir, espero solo salir con vida de eso.
-Perfecto, eso significa que ahora debemos irnos a descansar para prepararnos para mañana mi amor -lo decía mientras tomaba la mano de mi madre-
Y así murió inmediatamente mi pregunta, la única que tenía, al menos mañana aprendería a tener menos miedo a un caballo.
Regresé a mi cuarto para prepararme a descansar. Saqué mi ropa y en el espejo noté que mis piernas estaban rojas de las botas y el sol, a pesar de usar ropa adecuada para una tarde veraniega y sombrero estaba un poco quemada.
A veces envidiaba a Junthia, sus pechos eran más grandes que los míos y hacía que sus vestidos tengan realce. Junthia cuidaba mejor su apariencia que yo, en vez de aprender a montar un caballo debería aprender de Junthia a ser más femenina.
Me acosté pensando en la pregunta que no solo no fue resuelta sino que ignorada de una forma profesional, eso me llevó a tener más curiosidad, pero "curiosidad" es mi segundo nombre. Acabé de tomar una ducha y alistarme para descansar, anoté en mi diario las cosas de hoy sin dar tantos detalles, ya tenía mucho sueño.
Me desperté teniendo una pesadilla, soñé con dos bandos, guerras con espadas, armas y gente cayendo de sus caballos. ¿Habrá sido una premonición de lo que me ocurriría si me subo en un caballo? Mucha gente moría, fue atroz.
Pero era aún de madrugada, encendí una vela a lado de la mesa de mi cama, veía luego de unos minutos la primera gota de cera que se iba a derramar para luego dar paso a otra gota y luego a otra y a otra y terminaría haciendo un camino de cera derretida. Cuando me dí cuenta ya había perdido el sueño; me dirigí al balcón de mi cuarto, solo veía el paisaje nocturno con las nubes mezclando sus figuras con las montañas y los árboles que bordeaban los contornos que eran solo iluminados con el resplandor claro de la luna.
No suelo despertarme en horas de la madrugada pero si lo escribo es por lo que observaba, y es que viendo en dirección a los árboles observé luces, como si fueran personas con antorchas, pero no era tan solo luces, pues tenían ropas amarillas o al menos eso parecía. Tuve que rascarme los ojos un par de veces, pero lo que pareció que ví fue a esas mismas personas alejándose pero volando.
Ok, tenía que regresar a dormir, estaba segura que aún seguía durmiendo y era parte de la pesadilla que tenía. Me arropé de inmediato y apagué la llama débil de la vela para suprimir excusas y distracción.
Escuchaba una voz llamándome seguido de unos golpes a la puerta, ¡Ya era tarde! La clase con el jinete. Lo había olvidado.
Me duché y me preparé con una ropa adecuada para ese deporte y salí, bajaba las escaleras pensando en que mi padre estaría furioso por hacer esperar al maestro por mucho tiempo.
Fuí a la parte trasera de la casa es donde teníamos más espacio verde para algunas actividades, llegué, esperaba ver a mi padre pero no estaba, a cambio estaba el jinete que al voltearse noté que era el mismo jinete del día de ayer, Ben.
Me saludó diciendo:
-Hoy me llegó muy temprano una petición de tu padre el Rey que necesitaba usted aprender a cabalgar a caballo. Aquí estoy.
-No, lamento haberte hecho esperar de verdad.
Al principio tenía el impulso de preguntar por Pherkish, el chisme era lo primero, pero dejé que todo fluyera, si tenía que caerme del caballo que sea de inmediato.
El era muy técnico en lo que me explicaba, caballeroso y parecía que sabía bien lo que hablaba. Le dije que puede ahorrarse explicaciones de vanaglorias pues ya lo había visto cabalgar un día atrás en aquel evento.
Mientras me ayudaba a subir al caballo e ir cabalgando a paso lento decidí preguntarle:
-Y bien, ¿Cómo es que aprendiste este deporte?
-De niño, mi padre tuvo un accidente y yo a mis 11 años tenia que ir a ver al médico que estaba a 6 kilómetros y teníamos solo un caballo que mi padre lo sabía montar, entonces...
-Y ¿Qué le había ocurrido a tu papá?
-Se cayó del caballo.
-(No sabía si reírme o llorar) ¿De verdad? Te recuerdo que estoy en uno justo ahora.
-Y le recuerdo lo bueno que soy en esto.
El prosiguió:
-Solo me subí al caballo y fuí de inmediato. Al regresar recién ví lo que había pasado, era una locura. Luego de ello aprendí algunos trucos con los caballos y aquí estoy, enseñándole a la princesa de éstas tierras.
-Cuando lo dices de esa forma pierdo el interés.
-¿A que se refiere?
-A eso de "princesa", solo soy yo y ya. Siempre estuve alejada de toda pomposidad que conlleva esto.
-Entonces a la plebella del pueblo jaja
-Tampoco así.
Por momentos fue muy agradable pasar tiempo con Ben, estaba tan acostumbrada a mi rutina de vida que perdí la emoción de una conversación nueva e interesante hasta ahora.
Luego de unos minutos de reírnos de eso recordé a Pherkish, supongo que debía preguntarle ahora que estábamos en confianza:
-¿Cómo te va con Pherkish?
-Ella es tu amiga ¿Verdad?
-Es como mi hermana.
-Ayer se acercó a conversar conmigo, me siento apenado que a penas pude responderle algunas cosas porque mi grupo y yo teníamos que hacer otras cosas con los caballos, como bañarlos, darles de comer y todo antes de devolverlos a sus corrales y eso toma mucho tiempo.
-Osea, que la conoces desde ayer.
-Sí, básicamente sí.
-Y ¿Qué te pareció? es decir, es una buena chica, guapa e inteligente, ¿Verdad?
-Se ve que es algo tímida.
El caballo ya había dado como 10 vueltas caminando en toda la conversación y me ayudó a bajar. Lo ví a sus ojos, sus pestañas risadas eran hermosas y su sonrisa aún más.
Ahora entendía lo de los brazos fornidos y por unos segundos no me importaba cuántos árboles había talado, me quedé anonadada por segundos y fue donde supuse que la clase había terminado.
El dijo:
-No has preguntado mi nombre.
-Yo sé tu nombre.
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