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Parte Uno

"Te odio, Afrodita."

Yeosang tiró el pomposo arreglo floral a la basura, pero las diferentes flores y hojas eran demasiado grandes para caber en el pequeño traste y tuvo que empujarlas dentro con el pie. No quería ver nada que le recordara a ese maldito festival que solo le traía disgustos y dolores de cabeza, hubiera preferido mil veces quedarse en casa.

"Ojalá te caigas de la maldita concha marina donde estás parada."

Llegó hasta su armario casi tropezando con sus propios pies por la frustración, rápidamente dejó caer la túnica de seda y se dispuso a cambiarse con lo primero que tomó, un par de pantalones y una camisa ambas de un reluciente blanco. Su madre se encargó de eliminar todo tipo de ropa colorida en un intento de que Yeosang no levantara malos comentarios en el festival Cronia.

—Cariño, Afrodita es la Diosa del amor y la belleza, no puedes vestir como un vago cuando deberías ser su viva imagen —dijo su madre hacía cuatro noches mientras metía las manos en su maleta—. Prepararé tu equipaje otra vez.

Deseó haber sido desobediente una vez en su vida y rehacer su maleta, tenía el derecho de vestir por comodidad y no por cuidar la reputación de una Diosa que lo tomó como su elegido sin preguntar su opinión. Gracias a ella ahora estaba atrapado entre obligaciones y costumbres enfermizas.

No importaba que los demás vieran su posición como una bendición, tampoco lo orgulloso que estaban sus padres por nacer con ese privilegio, Yeosang hubiera preferido ser una persona común y morir sin ser reconocido por algo más que tragar pollo frito día por medio.

— ¡Yeosangie! ¿Qué demonios pasó allá afuera? —Wooyoung gritó entrando por la puerta con un estruendo. Yeosang se volteó con una mueca de disgusto, no se percató de que no cerró la puerta correctamente—. Todos están hablando, jamás te habían visto molesto.

— ¡Estoy muy molesto!

Wooyoung aplastó una sonrisa.

—Uh... tu cara no está hecha para lucir enfadada, apenas parece que haces una rabieta con tu bailecito de la ira.

Yeosang abrió la boca para protestar, más una parte de él supo que era en vano y prefirió callarse. Se echó en su cama y aplastó una almohada contra su pecho en un intento de contenerse.

—No respetaron mi opinión —murmuró por lo bajo—. Desde un principio no quería estar allí, no completé el formulario de ingreso y me mantuve alejado de la tarima como precaución. ¿Por qué me nombraron de todas formas?

Wooyoung se dejó caer en el espacio libre de la cama y le revolvió el cabello en un intento amistoso de consolarlo. En otro momento Yeosang hubiera golpeado su mano para soltar un comentario sarcástico que los llevaría a una pelea de cosquillas, ahora no tenía ánimos para nada más que dormir y esperar su muerte.

—Yeosangie, eres el elegido de Afrodita. Si no ganabas el concurso de belleza en la Cronia el mundo entero explotaría.

Prefirió morderse su labio inferior antes de hacer un puchero lamentoso. Las náuseas que sintió cuando el elegido de Hermes gritó su nombre desde el escenario volvieron. Fue una humillación para él y para los concursantes legítimos que fueron despreciados para coronarlo ganador. Rogaba porque ninguno de ellos le guardara rencor, lo peor que podría pasarle sería recibir odio por algo que se escapaba de sus manos.

—Odio las costumbres de este festival.

—No es una costumbre. Afrodita te escogió por ser uno de los humanos más hermosos y nadie puede negarlo.

Enterró su rostro más profundamente en la almohada. Wooyoung también era hermoso, una representación de Artemisa en su forma mortal, poseía cabello y ojos oscuros como la noche, además de un par de lunares estratégicamente puestos en su cara, como pequeñas estrellas que salpicaron ahí.

La diferencia entre ellos era que todos reconocían a Wooyoung más allá de su apariencia, sabían que era cálido y amable, no había persona que no lo adorase.

Yeosang no, a él lo reconocían porque Afrodita lo escogió por su belleza sin nada más por agregar. Gracias a eso solo lo veían como una cara bonita repleta de vanidad.

Hubiera preferido ser escogido por un Dios diferente, alguien que viera más allá de su apariencia y le ayudara a resaltar otras cualidades suyas. Desgraciadamente no fue su caso y ahora estaba atrapado detrás de la sombra de Afrodita, de su belleza y egocentrismo.

El asunto le tenía enfermo, quería olvidarse por completo de ella y buscar su propia identidad. Su plan era pasar desapercibido ese año de la Cronia hasta hacerse de su independencia, y falló estrepitosamente el primer día convirtiéndose en el centro de atención sin siquiera intentarlo.

—Solo llevamos un día de esto y ya quiero marcharme. ¿Puedo pedirle a Hongjoong que me deje irme? Estamos en su ciudad y es el anfitrión, nadie lo cuestionará.

— ¿Harías eso?

Wooyoung sabía la respuesta, Yeosang también; por supuesto que no podría. De algún modo sentía que estaba aprovechándose de su amistad con Hongjoong y su corazón no soportaría la culpa, suficiente tenía con pedir su tarjeta de crédito para conseguir comida. Realmente lo quería y respetaba, era como un hermano que se hizo cargo de guiarlos cuando estaban aprendiendo. A Yeosang le gustaba pensar que era la fiel representación de Atenea, sabio y tenaz.

—No, no puedo darle más trabajo.

Suspiró pesadamente y escondió su rostro en la almohada. Intentaría hacer lo mismo de los años anteriores, aferrarse a sus amigos y ser amable con el resto para no ser comparado con la arrogante Diosa del amor. Por algún motivo muchos mezclaban al Dios con el elegido considerándolo uno mismo, una desgracia para los que no se sentían cómodos con su Dios y sus acciones pasadas.

Yeosang estaba harto de tener gente intentando meterse en sus pantalones porque juraban que compartía los principios de la Diosa cuando era todo lo contrario. En el templo lo obligaron a aprender su historia de principio a fin, lo que provocó que Yeosang comenzara a odiar lo malo de Afrodita, el egocentrismo, lo superficial, la promiscuidad, la infidelidad. Se prometió no caer en ninguna de esas cosas y ese era su código irrompible.

Seonghwa lo entendía más que bien, el pobre ponía una sonrisa incómoda cada vez que alguien intentaba hablarle sobre las hazañas de Poseidón y sus múltiples amoríos. Hacía un par de años le confesó a Yeosang que escribió los pecados del Dios del mar en una libreta para recordarse que su posición no era una bendición, sino un trabajo asignado.

—Vamos, Yeosangie. Solo debes aguantar cuatro días y nos tendrás a tu lado en cada momento, bastará con hacer oídos sordos a los rumores estúpidos y volveremos a casa para seguir con nuestras vidas.

Yeosang quitó la almohada de su rostro para mirar a Wooyoung a los ojos.

— ¿Qué rumores?

El pesado silencio que cayó en la habitación fue roto segundos después por la risa falsa de Wooyoung.

— ¿No es algo tarde? Deberíamos volver al festival para las competencias deportivas, San debe estar haciendo pucheros porque no estamos ahí para animarlo en tiro al arco.

—Wooyoung.

Su mejor amigo gruñó por lo bajo.

—Bien, algunos se preguntan por cuál representación de "Los amores de Afrodita" caerás primero. Sabes que son unos nerds de la mitología y se esperan que la historia se repita, un matrimonio con el elegido de Hefesto, unos amoríos con otros elegidos de los Dioses y tal vez dormir con un par de personas normales realmente apuestas.

Yeosang lo miró casi en blanco.

—Saben que Afrodita y yo somos entidades separadas, ¿cierto?

— ¡Son estúpidos! No tienes que preocuparte por eso. Si son demasiado molestos patearemos sus traseros lejos de ti, solo pídelo.

Eso sería fantástico, aunque no estaba dispuesto a caer tan bajo como para golpear a alguien.

O mejor dicho, aún no estaba dispuesto a golpear a alguien.

Desde hacía años sabía el tipo de rumores que corrían a su alrededor y cómo el resto no hacía más que sumar otros en cada festival. Todos se preguntaban ansiosamente por qué nunca se le vio enamorado o tonteando con personas al azar cuando su rasgo más importante debía ser el amor. Por algún tiempo inventaron que tenía algunos amantes en su templo, que en realidad estaba saliendo con uno de sus amigos e incluso que se comprometió con alguien normal, pero se descubrió que eran solo mentiras y el misterio siguió.

"El elegido de Afrodita no es más que una cara bonita repleta de vanidad, la fiel representación de su Diosa. Solo espera y verás."

Estupideces así solían decir.

—Estaré bien, sabes que tengo un plan para esto.

Wooyoung hizo una mueca.

— ¿Aun piensas comprometerte con el elegido de Hefesto?

Sí, ese era el plan. En la mitología Afrodita jamás le fue fiel a Hefesto, lo despreciaba por su fealdad y se entregó a muchos hombres bellos para complacerse. Yeosang quería hacer lo contrario. Era normal que los elegidos se casaran entre sí y hacía muchísimo tiempo que era rodeado por regalos provenientes del templo de Hefesto, era cuestión de aceptar su propuesta y se acabó. Les demostraría a los demás que era lo contrario a su Diosa.

—Es una buena idea.

— ¡Es una pésima idea! Comprendo que quieras casarte y ser fiel, pero que lo hagas sin siquiera enamorarte es horrible. —Wooyoung le arrebató la almohada y lo golpeó con la misma—. Tienes que recapacitar, no todos tienen la suerte de Yunho, ¿sabes?

Yunho era otro de sus amigos de la infancia, era el elegido de Perséfone y la representación humana de la primavera. No existió persona que se resistiera a sus encantos, incluso logró decorar el cabello de Yeosang con flores y convencerlo de visitar su templo para enseñarle poesía. Yunho fue comprometido en su mayoría de edad con el elegido de Hades sin siquiera conocerlo antes.

En un principio Yeosang estaba preocupado por su amigo, al menos hasta que conoció al elegido de Hades, Mingi, quien resultó ser agradable y divertido. En cuestión de unas semanas se convirtió en un amigo preciado por el que darían la vida. Además su relación con Yunho se desarrolló como una película de romance cliché, pasaron de desconocidos a amigos, y de amigos a amantes. Bastó con un año para que Mingi llevara coronas de flores en cada festival.

Yeosang reclamaba que los dos juntos le daban diabetes, aunque muy en el fondo de su corazón anhelaba una relación así.

—No me importa si no resulta bien, necesito quitarme esta presión de encima, es imposible que lo tolere hasta que otro tome mi lugar.

—No es como si no tuvieras otra opción, definitivamente existen personas entre los elegidos que no son unos estúpidos. —Wooyoung intentó animarlo tirando de su camisa—. Trata de relacionarte con alguien más durante el festival, nadie te dejaría hablando solo.

— ¿Intentas ayudarme o...?

Su voz no sonó más fuerte que un murmullo, así que Wooyoung siguió hablando.

— ¿Qué tal el elegido de Ares? Lo he visto junto a Hongjoong y Seonghwa, es lindo.

Ares no. Ares nunca. No pasó toda su vida alejándose del elegido del amante más famoso de Afrodita para eso.

—No alimentaré la extraña telenovela que intentan montar aquí, mucho menos cuando intentan compararme con Afrodita.

—Oh vamos, no estás comprometido con el elegido de Hefesto aún.

—Afrodita sí lo estaba y lo engañó con Ares.

—A veces me pregunto por qué no te escogió Hera, serías mucho más feliz repartiendo castigos a los infieles.

—No, ella castigó a las amantes de Zeus cuando debió castigarlo a él, tal vez cortarle la po-

Wooyoung le dio un golpecito en el hombro antes de que pudiera seguir maldiciendo.

— ¡Todo es un dilema contigo! —Wooyoung se levantó de la cama y comenzó a jalarlo por los brazos para levantarlo. Yeosang prefirió quedarse como peso muerto y hacerle el trabajo difícil—. ¡Levántate de una vez! San hará pucheros todo el festival si no lo vemos competir.

Después de molestar a Wooyoung un poco más se levantó de la cama y dejó que lo empujara fuera del templo de Atenea. Los ánimos no habían bajado ni un poco y la música alta se oía por todas partes, la Cronia no reunía solamente a todos los elegidos en una ciudad, se celebraba en todas partes sin distinción. Siendo sincero le gustaba, de no ser por los banquetes que reunían a los elegidos durante las noches para fingir que se agradaban sería perfecto.

Llegaron hasta el estadio en relativa paz, aunque hubo algunos murmullos con sus nombres. Yeosang prefirió hacer oídos sordos cuando escuchó que hablaban de él, más no pudo hacerlo cuando se trató de Wooyoung. Se preguntaban por qué no participaba en el concurso de arquería ese año cuando era una de las especialidades de Artemisa y por defecto, la suya. Yeosang apretó los dientes cuando escuchó a alguien decir que lo hacía para que el elegido de Apolo, que además era su novio, ganara fácilmente la competencia.

Su mejor amigo dijo que no participaría en nada ese año porque quería divertirse sin pensar en un horario, pero un montón de personas sacaron sus propias conclusiones. Eran tan malditamente molestos.

— ¡Ahí están!

Wooyoung tiró de su mano y lo arrastró hacia las gradas del estadio que ya estaban casi repletas. Yeosang hizo una mueca al pensar en el inminente contacto humano, pero se calmó al notar a sus amigos en medio de la multitud. Mingi alzó la mano cuando los notó y Yunho hizo señas exageradas para que se acercaran, Wooyoung se rió, por supuesto, y así terminaron transformándose en el (ruidoso) centro de atención.

— ¡Yeosang, felicidades por ganar! —Yunho felicitó.

—Ni lo menciones, eché a volar la diadema por la ventana y tiré el bouquet de flores a la basura. —Yeosang se abstuvo de hacer el bailecito de la ira y se conformó con acomodarse junto a sus amigos—. ¿Cuál es el plan de este año?

Después de su compromiso Yunho y Mingi se encargaron de realizar el plan a seguir en cada festival, una forma de saber en qué lugar y momento estar sin perderse de nada ni descuidar sus obligaciones. A veces conseguían unir a Hongjoong y Seonghwa al plan, pero era una tarea difícil, el anfitrión siempre estaba ocupado en la Cronia y Seonghwa estaba muy preocupado por impedir su colapso.

—Hongjoong no llamó, así que tendremos una hora libre después de la competencia de San —Mingi recitó casi de memoria—. Pensábamos ir a la Palestra, un amigo participará en pankrátion, ¡y debo estar ahí o no me lo perdonará!

Pankrátion no era más que boxeo antiguo griego y lucha. A Yeosang no le hacía demasiada ilusión ver a un montón de personas golpeándose hasta quedar uno en pie.

La competencia de tiro al arco comenzó. Hubo muchas personas nuevas y bastante diestras, pero no fueron rival para San. Desde pequeño fue instruido en las especialidades de Apolo y aun cuando el arco no era realmente lo suyo hizo hasta lo imposible para perfeccionarse.

Cuando se proponía algo no se rendía hasta alcanzarlo, razón por la que ganó el primer lugar. Al recibir su medalla los notó entre el público e hizo exagerados corazones con sus manos.

La premiación terminó, se reunieron con San fuera del estadio y pronto acabaron envueltos en un empalagoso abrazo grupal.

Por un pequeño momento deseó que su situación fuera diferente. Si Yeosang consiguiera estar en paz consigo mismo y las personas a su alrededor podría hacer lo que quisiera, participaría en las competencias de su gusto y celebraría los logros con sus amigos. Nada impuesto, nada premeditado. Simplemente sería él.

Cuando llegó su turno de felicitar a San, no pudo decir nada porque lo abrazó de sorpresa. No necesitó que explicara algo, San sabía cómo estaba sintiéndose en ese momento.

—Tranquilo, Yeosangie. Todo mejorará.

Esperaba que tuviera razón.

Se dirigieron hacia la palestra entre chistes y risas en las que no participó, prefirió escuchar su desastre mientras San y Wooyoung lo llevaban de la mano como si fuese su hijo adoptado.

En la palestra había un bullicio, muchos ciudadanos hacían fila para entrar y soltaban murmullos preocupados sobre no conseguir lugar, para su fortuna pudieron entrar rápidamente por su posición como elegidos. Parecía que sería un torneo interesante, aunque Yeosang no tenía ni la menor idea de quiénes estarían compitiendo.

Yeosang pensó en tomar asiento y fingir que estaba mirando la competencia, de todas formas no conocía a quién estaban alentando. Eso pensó. Al menos hasta que una persona entró en su campo de visión como un destello de luz.

No estaba alardeando como el resto de participantes que intentaban lucir su musculatura en pequeñas prendas ajustadas, simplemente vestía una camiseta oscura y pantalones cortos holgados como quien sale a trotar por la mañana. Estaba demasiado lejos como para caer en detalles sobre su rostro, pero definitivamente era lindo y su cabello oscuro parecía sedoso.

Admiró su apariencia antes de caer en cuenta de pequeños detalles que le hicieron gracia. El chico estaba en silencio y mayormente mantenía la seriedad en su rostro, pero por momentos apretaba una sonrisa burlona entre los labios, como si quisiera reírse de los elegidos que se esforzaban por desfilar como pavos reales para el público. Sea quien sea, estaba pensando lo mismo que Yeosang, había gente que no tenía sentido del ridículo.

Wooyoung silbó a su lado y Yeosang se sonrojó, fue descubierto mirando muy, demasiado fijamente a un extraño.

— ¿Cupido te envió un flechazo?

—No, no lo hizo. Soy frío como una estatua, mis sentimientos están enterrados en lo profundo de mi ser y... y... ¿acaba de sonreír?

Wooyoung se rió.

—Un momento, ¿con quién tiene un flechazo? —Yunho preguntó mirando a los competidores, Wooyoung señaló escuetamente al chico—. Oh, esto es bueno.

Yeosang miró a sus amigos con curiosidad, sobre todo por las sonrisas macabras mal disimuladas que cargaban en los labios. Mingi apenas levantó la cabeza para enterarse de qué sucedía, palideció y golpeó su hombro.

— ¡Espera, Yeosang...! —Mingi intentó hablar, pero Wooyoung golpeó su codo contra sus costillas consiguiendo que se doblegara—. ¡Ey! ¿Por qué me golpeas?

Wooyoung abrazó a Mingi susurrando un par de cosas que Yeosang no consiguió ni trató entender, sería una pérdida de tiempo.

— ¿Qué ocurre? —preguntó a Yunho, quien solo se rió por lo bajo y no respondió.

La competencia comenzó y el tema quedó olvidado. Yeosang solo se concentró en el chico que llamó su atención pasando por alto el resto de combates, al menos hasta que fue su turno y su corazón saltó en su pecho por el temor. Apenas alguien llamaba su atención y ya estaba en peligro de muerte, demonios, su suerte era un chiste.

Su temor desapareció rápidamente. No tuvo oportunidad ni de jadear antes de que el chico desconocido doblegara a su contrincante contra el suelo ganando con una rapidez monstruosa. La reacción del público fue inmediata y los gritos retumbaron en sus oídos.

Una pregunta se asentó en su cabeza, ¿quién era él?

—Jongho es muy bueno, siento pena por el otro chico y todos los que vengan después. —San se lamentó—. ¿Deberíamos enviar condolencias?

Yeosang volteó a verlo tan rápido que casi escuchó su cuello romperse.

— ¿Lo conoces?

—Es por él que estamos aquí, dijo que si no veníamos golpearía a Mingi. —Yunho se encogió de hombros, sabiendo que la amenaza no era más que una jugarreta—. No era necesario, íbamos a venir de todas formas.

Parpadeó por la incredulidad. Sus amigos no eran ajenos al chico, incluso Wooyoung parecía conocerlo. En realidad, todo el mundo parecía conocerlo... menos él.

Está bien, Yeosang se alejaba de todos los elegidos que no fueran sus amigos y pasó los últimos años de su vida prácticamente viviendo bajo una piedra, pero no había forma en que no se hubiera topado con el "chico desconocido que llamó su atención sin hacer nada" antes, ¿por qué no lo conocía?

— ¿Por qué...? Uh... digo...

—Es el elegido de un Dios menor, no le des importancia. —San sonrió gatunamente mientras respondía sin necesidad de que terminara sus balbuceos.

Se conformó con eso por el momento. Regresó a fijarse en el resto de combates, cada vez había menos contrincantes en la tabla de clasificación y el final se acercaba a pasos agigantados. Choi Jongho (ahora no más "el chico desconocido que llamó su atención sin hacer nada") ganó cada uno de sus combates con facilidad, apenas sudando un poco.

Yeosang en verdad trató de no pensar demasiado en cómo sus músculos se flexionaron en cada pelea, pero su mente dramática (y gay) lo llevó a preguntarse si se sentiría seguro entre sus brazos. Necesitaba un abrazo, además sería mucho mejor si Jongho lo miraba con esa sonrisita victoriosa que hacía al ganar y-

Mierda. Perdió su línea de pensamientos otra vez.

La ovación del público lo sacó fuera de su imaginación desastrosa como un golpe de aire frío. La competencia terminó en algún momento y ya estaban por la mitad de la entrega de medallas, no se sorprendió cuando notó a Jongho recibiendo la medalla de oro del primer lugar.

Yeosang realmente aplaudió en un torneo que no le interesaba de nada, lo que atrajo las miradas mal disimuladas de sus amigos y codazos juguetones entre ellos.

— ¿Por qué no vamos a felicitarlo? Podríamos presentarlos. —San guiñó un ojo hacia Yeosang. Era más que obvio que intentaba empujarlo hacia Jongho.

— ¿Por qué no regresamos y ya? Estoy cansado, no es...

—No, no. Deberíamos ir ahora, podemos invitarlo a pasar juntos el banquete —Wooyoung insistió colgándose del hombro de San—. Sería genial. ¿No, Yeosangie?

— ¡No! ¿Ustedes están intentando...? ¡Esperen, suéltenme!

Yeosang no pudo seguir protestando porque fue arrastrado, por tercera vez en ese maldito día, por sus amigos hacia el gimnasio de la palestra. Estaba gritando internamente y tal vez chillando como cerdo que arrastraban al matadero mientras se preguntaba por qué terminó siendo amigo de un grupo de desquiciados.

Su mente comenzó a correr kilómetros por hora y su pánico aumentó por cada paso que se acercaban. ¿Ahora qué diablos decía? "Hola, soy Yeosang. Odio este festival y me atraganto con comida para no llorar. Oh, y creo que eres lindo. ¿Me das tu número?"

¡Mala idea, pésima idea!

— ¡Ey, Jongho! —Yunho lo llamó agitando su mano y Yeosang estaba a nada de vomitar cuando los ojos del chico se fijaron en el desastre andante que iba hacia él—. ¡Felicidades!

Mingi intentó abrazarlo, pero Jongho puso una mano contra su pecho para guardar la distancia.

—Sin besos.

— ¡Era un abrazo!

—No intentes engañarme.

Yeosang intentó esconderse detrás de sus amigos mientras la discusión robaba la atención. En verdad quería salir corriendo para refugiarse en su habitación otra vez, no debió dejar que Wooyoung lo sacara, se hubiera ahorrado esa situación embarazosa.

Aun así la pequeña curiosidad en su interior lo hizo alzarse sobre las puntitas de sus pies y mirar por encima del hombro de San, tratando de admirar los detalles que no pudo notar a la distancia. La primera palabra que cruzó su mente fue "confianza". Jongho demostraba confianza, realmente parecía que no existía nada que no pudiera hacer y para alguien como Yeosang que se hacía más pequeño intentando no ser notado, fue algo atractivo. Era apenas unos centímetros más alto que él mismo, pero poseía hombros anchos y un cuerpo firme. Por el contrario, su rostro era suave, sus ojos redondos y sus labios moldeados, casi irónico por la madurez que irradiaba.

Jongho se fijó en él y Yeosang perdió el aliento, arrepintiéndose de haberlo mirado tan fijamente. ¿Y si Jongho lo increpaba? Nunca fue un buen luchador y moriría si era obligado a pelear, aún más si su contrincante era Jongho, ya lo había visto doblegar a sujetos musculosos como si se trataran de plastilina,

—Oh, cierto. —Yunho mencionó de una forma nulamente sutil—. Trajimos a los chicos con nosotros. A San y Wooyoung ya lo conoces, entonces queremos presentarte...

Wooyoung lo empujó hacia delante para acercarlo, pero tropezó. Pensó que caería al suelo y cerró los ojos esperando un impacto que no llegó, Jongho sostuvo firmemente sus hombros para ayudarlo a mantenerse sobre sus pies.

Oh, malditos clichés de telenovela barata.

La tierra debería tragarlo y escupirlo en Malasia, necesitaba iniciar una nueva vida lo más lejos posible.

—Es Kang Yeosang. Le hablamos un poco de ti y creímos que sería bueno si se conocían —San lo presentó como un padre dando a su hijo en matrimonio.

En serio quería volver a casa y no volver a salir hasta el año próximo.

Jongho pasó por alto todo el desastre que lo rodeaba y ofreció su mano en un saludo amistoso, Yeosang le devolvió el apretón, notando que su mano era un poco más grande que la suya y que había algo de aspereza en sus dedos, seguramente debido a todo el ejercicio que hacía.

— ¿Disfrutaste el torneo?

Yeosang asintió. Era una mentira, lo único que hizo fue seguirlo con la mirada pasando por alto la competencia. ¡Y claramente no pensaba admitirlo!

—Sí, yo... digo tú, es decir, felicidades por ganar —consiguió felicitarlo entre sus balbuceos.

—Gracias. —Jongho sonrió más con dulzura que con orgullo, perdiendo a Yeosang otra vez. Maldita sea su concentración pobretona—. Fue más sencillo desde que cambiaron el uniforme del año pasado.

Contuvo el impulso de sacudir la cabeza. Claro. El uniforme de lucha del año anterior no era más que tela cubriendo lo necesario, demasiado arcaico e incómodo de mirar.

—Es bueno que no hayan tenido que luchar casi en bo-

San cubrió su boca impidiendo que terminara de decir su grosería. Sí, realmente su cerebro se apagó cuando Wooyoung lo empujó hacia Jongho.

—Sí, es una suerte. —Jongho rió haciéndole recordar al sonido de las campanillas y derritiendo su corazón—. ¿Los veré en el banquete?

Oh, no. Todavía no decidía si estaría en ese lugar del infierno, no soportaría mantener una sonrisa por cortesía y escuchar comentarios absurdos de los que no tenía permitido burlarse.

— ¡Claro! Yeosang está muy emocionado de estar allí. —Wooyoung sonrió y Yeosang hizo una nota mental, necesitaba encontrar un nuevo mejor amigo.

Los chicos compartieron algunos comentarios amistosos mientras Yeosang se preguntaba si podía comprar algo de dignidad por internet, en verdad necesitaba un poco por si acababa perdiéndola esa noche. Lo que era bastante probable, últimamente no tenía demasiada suerte.

—... estaría bien, ¿cierto? —San preguntó hacia Yeosang sacándolo de sus pensamientos, toda la atención estaba en él de nuevo.

Era culpa de su concentración pobretona.

— ¿Qué?

—Hablábamos sobre encontrarnos dentro del salón para no llamar la atención, nosotros y tú, ellos por su lado —Wooyoung le explicó. Era una buena idea. Demasiados elegidos de renombre en el mismo lugar era llamativo y no tardarían en ser interceptados por gente intentando acercarse, pero valía la pena intentarlo—. Yeosangie está de acuerdo.

—No dije nada.

—Te conozco desde hace mucho, sé lo que pasa por tu cabeza. —Wooyoung alcanzó su costado para hacerle cosquillas haciéndolo retorcerse como una muñeca de trapo. ¿Tenía que hacer eso delante de Jongho?

Odiaba allí. Quería irse.

Como si sus plegarias hubieran sido escuchadas, Wooyoung y San volvieron a tomar sus brazos para arrastrarlo y esta vez estaba completamente de acuerdo.

Sin embargo, él lo llamó.

—Yeosang. —Por un segundo, juró que Jongho se mantuvo admirándolo con un sentimiento parecido al afecto—. Es bueno verte de nuevo.

No tuvo tiempo de preguntarle de qué hablaba.

La hora del banquete llegó entre sus deseos de escapar y sus ansias de encontrarse con Jongho de nuevo. La diferencia entre las emociones lo hizo sentirse mareado y caer en la cama con la mente en cualquier plano astral existente, ignorando a Wooyoung y San que revoloteaban por su habitación revisando su armario y llamándolo angelito puritano por toda la ropa blanca.

Ignorando el ruido persistente de sus amigos se sumió en sus pensamientos tan dispersos como la neblina, porque aunque intentaba pensar en una manera de sobrevivir a los banquetes de cada noche de algún modo acababa pensando en Jongho. Decir que no llamó su atención sería una completa mentira, lo tenía luchando contra su parte fantasiosa y romántica, esa que trató de aplastar y que nunca murió.

Ahogó un suspiro contra la almohada. Rogaba que todo terminara pronto, lo peor que podría pasarle sería ceder a un capricho romántico fantasioso que pondría en peligro todos sus planes.

Cuando la hora estaba cerca se obligó a levantarse de la cama y despedir a sus amigos por la puerta, todos tenían que ponerse en marcha. Usó el traje que eligieron para él (aunque todos los que trajo eran condenadamente similares) y se conformó con arreglar su cabello para no parecer un desastre.

Eventualmente volvió a encontrarse con sus amigos en el salón del banquete, Wooyoung y San estaban alejados de los demás, compartiendo risas y un par de golpecitos juguetones. Bastó con llamarlos para acabar atrapado en un abrazo tipo sándwich que lo hizo sentir mejor aunque no pensaba admitirlo en voz alta.

Antes de poder evitarlo sus ojos se perdieron buscando alguien en la multitud. Ni siquiera tuvo tiempo de pensar en la deliciosa comida y el vino, estaba demasiado ansioso, y se odió a sí mismo por eso. No se suponía que debía estar esperando por ver a Jongho, debía fingir que era otro día como cualquier otro. Pensaban pasar la velada juntos como un grupo de amigos, se reirían un poco y acabaría, no tendrían una cita romántica a la luz de las velas con música jazz de fondo.

Mejor dicho, ¿quién estaba mezclando el romance aquí? Él no, claro.

Su ola de pensamientos se detuvo al notar a un pequeño grupo de personas acercándose.

— ¡Hola! Pensábamos en venir a saludar, no hemos tenido la oportunidad en lo que va de festival.

Hizo una mueca y dio un paso atrás para dejarles la situación a sus amigos. No era bueno socializando y las personas que no lo conocían solían confundir su sinceridad con la soberbia, y por supuesto que no necesitaba eso ahora.

Admiró cómo San sobrellevó la situación con una sonrisa y la forma suave en que Wooyoung se rió de las bromas sin sentido, ninguna de las dos era una actitud real, era obvio, pero era lo necesario.

—Oh, ¿y el elegido de Afrodita está disfrutando el festival? —Uno de los desconocidos preguntó.

Yeosang casi entrecerró los ojos. Estaba cómodo en el fondo, gracias.

—Sí... uhm...

—Claro que debe disfrutarlo. Fue escogido como la belleza de este año otra vez... aun cuando no estaba participando formalmente. —La sonrisa de una de las chicas le causó náuseas—. El jurado tomó la decisión correcta, ¿no?

—No... no, de hecho...

— ¿Qué pasa con esta charla pasivo agresiva? —Wooyoung increpó a la chica al notar que se quedó sin palabras. Nueva nota mental, no necesitaba otro mejor amigo, amaba al suyo—. Si quieres decir algo, dilo.

El ambiente era tan pesado que podía cortarlo con un cuchillo. El grupo de desconocidos se disculpó torpemente y se retiró con malas palabras entre los dientes. El poco buen ánimo que tenía murió, ni las palmaditas que San dejó en su espalda lograron consolarlo.

—Iré afuera un momento.

Wooyoung hizo una mueca.

—Yeosangie, no dejes que te afecte.

—Sí. No te preocupes, solo quiero respirar un poco. —Yeosang se forzó a sonreír para no arruinar el momento—. Volveré en un rato, lo prometo.

Se movió casi por instinto hacia el jardín, la gran mayoría del tiempo solía escaparse allí para tener un momento a solas lejos de la música y el bullicio de las voces. Sabiéndose de memoria cada esquina encontró rápidamente la pérgola y se dejó caer sobre una de las bancas de cemento, al menos no tenía que impresionar a nadie allí.

No podía lidiar con eso. Yeosang no servía para los intercambios de palabras rudas, su parte que intentaba agradar al resto chocaba estrepitosamente con la que quería defenderse y al final acababa quedándose sin nada por decir.

De algún modo, era culpa de Afrodita también. Yeosang no debería estar debatiéndose entre salvar su reputación o la reputación de la Diosa, pero ahí estaba.

Dejó que el tiempo pasara, sabía que debía levantarse pronto y cumplir con la promesa de regresar, pero la idea de quedarse peleando mentalmente con una entidad que jamás le respondería fue mucho más tentadora.

— ¿Yeosang? —En cuanto escuchó su nombre se sentó correctamente en la banqueta. Un momento estaba solo y al siguiente... Jongho estaba allí con una evidente preocupación. Debió cubrirse la boca para no preguntarle si era una alucinación suya o algo así—. Me dijeron que estarías aquí.

— ¿Y por qué viniste? —Odió que sonara tan a la defensiva cuando estaba realmente conmovido. El chico se dio el tiempo de encontrarlo en el jardín y tuvo el descaro de responderle así.

Para su fortuna Jongho no tomó sus provocaciones y se sentó a su lado dejando una botella entre ellos.

— ¿Qué es...?

—Vino. —Yeosang jadeó ante la respuesta vaga—. La conseguí por ahí.

— ¿Cómo puedes conseguir una botella entera por ahí?

No era una opción, definitivamente debió robarla del banquete y llevarla hasta allí. A Jongho no pareció importarle, se encogió de hombros y le acercó un vasito de papel desechable que aceptó con más dudas que respuestas.

—Pude hacerlo con la botella, desgraciadamente robar copas es mucho más difícil.

La sonrisita victoriosa estaba de vuelta y era mucho más hermosa de cerca.

Yeosang se olvidó de sus preguntas y soltó una pequeña risita cuando Jongho consiguió abrir la botella de vino dejando un desastre espumoso en el suelo. Dejó que rellenara su vaso hasta el borde y guardó silencio.

Era un escenario extraño, pero era el maldito elegido de una diosa griega, ya no existían muchas cosas que pudieran impresionarlo. Simplemente se dejó llevar por la música a la lejanía, el hermoso jardín y el cielo estrellado sobre su cabeza.

En la cuarta ronda se sintió como un chico aleatorio bebiendo vino dulce en un vasito de papel desechable, no un mal elegido intentando sobrevivir en un mundo que jamás lograría comprender.

Miró a su inesperado compañero de copas recibiendo un susto de muerte, también lo estaba mirando con una atención aplastante. A diferencia de Yeosang no se avergonzó en lo absoluto, en su lugar le regaló una sonrisa.

— ¿Estás bien?

—Estoy mejor. —Intentó guardar la calma jugando con sus manos.

Por el inframundo, era lindo, era demasiado lindo, y Yeosang era un desastre que apenas podía mantener sus ideas juntas.

Malditas Moiras, ¿por qué hicieron aparecer a alguien así en su camino?

— ¿Te gustaría hablar? —Jongho preguntó por primera vez evidenciando su preocupación en su voz.

Sabía que intentaría preguntar por qué estaba allí, lejos de sus amigos y haciendo cualquier cosa menos lo que debería, y sinceramente no tenía ganas de decirlo. No convertiría a ese chico amable en su pañuelo de lágrimas en su primer encuentro, no pensaba dar una demostración más patética de la que ya había hecho.

En su lugar, dejó caer su mirada al vaso de Jongho, aun el primero y casi repleto.

— ¿Por qué no estás bebiendo?

—Es empalagoso, no me gusta.

Su cerebro sufrió un corto circuito, ¿entonces por qué la robó en primer lugar?

—Ni siquiera es tan dulce.

—Sigue siendo dulce de algún modo. —Jongho hizo una mueca que le pareció graciosa, realmente quería aplastar sus mejillas.

—Eres extraño.

—Hay formas más agradables de decirlo.

—Oh, no era un halago. —Yeosang se encogió de hombros. Su boca fue más rápida que su cerebro... otra vez.

Jongho empujó juguetonamente su costado y Yeosang cedió bajo su propio peso, dejándose caer contra él y suspirando al notar que su hombro era un buen lugar para descansar. ¿Era el vino? ¿Fue el vino? Porque definitivamente no tendría el valor de hacer algo así estando sobrio.

Jongho no lo alejó, en su lugar lo ayudó a recostarse correctamente y no como un desastre. No podría decir que fue por él, pero agradecía que no se alejara.

— ¿Puedo verte mañana?

Yeosang parpadeó lentamente por la somnolencia, amando el sentimiento burbujeante, el dulce sabor del vino bailando en su paladar y el calor de Jongho a su alrededor. Era un pequeño paraíso secreto entre todo ese desastre de festival y no quería pensar en qué ocurriría mañana, solo quería disfrutar ese momento cada segundo que durase.

—Sí.

— ¿Lo prometes?

Yeosang asintió restregando su mejilla contra la tela suave del traje de Jongho. Era un buen lugar para dormir, en cualquier momento podría caer en los brazos de Morfeo.

Y así fue.

¡Hola! Estoy aquí después de consumir mitos griegos por horas. No pensé demasiado en cómo funciona este universo, simplemente funciona... ¡pero si tienes alguna pregunta por favor házmelo saber! Estaré encantada de responder.

¡Algo de vocabulario! Estas son las palabras griegas que usé y las que puedes desconocer:

*Cronia: Era una fiesta en Atenas celebrada en el mes del Hecatombeon, dedicada a Cronos, padre de Zeus. Tenía un carácter público y nacional, se hacían muchos concursos y juegos, también se caracterizaba por reunir a todos en un gran banquete.

*Palestra: Es una escuela de lucha griega. Los eventos que no requerían mucho espacio, tal como la lucha y el boxeo, se practicaban allí.

*Moiras: En la mitología griega, las tres moiras eran la personificación del destino.

*Morfeo: Dios del sueño. La expresión "Caer en los brazos de Morfeo" se refiere a dormir profundamente.

Subiré la siguiente parte de esta historia muy pronto, contará con tres partes nada más.

En fin, ¡espero que les haya gustado! Un beso.

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