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Capítulo 4

Wisconsin, Estados Unidos 🇺🇲

Cinco años después

Emma ya había superado todo sentimiento que tenía por su ex esposo, su hija Amelia estaba más tranquila y feliz, Olivia se había convertido en su mejor amiga y por último su relación con Ricardo cada día era más fuerte tanto así que:

—Los declaro marido y mujer —dijo el sacerdote, Emma y Ricardo se acaban de casar, después de cinco años de relación.

—Vivan los novios —Olivia y Amelia están lanzando pétalos de flores, Emma sonreía mucho y Ricardo se sentía más que feliz.

—Mi niña —mi madre se me acercó.

—Mami me alegro demasiado por ti, sé que serás muy feliz al lado de Ricardo.

—Lo sé mi amor, sabes que al principio tuve mis miedos, pero ahora soy demasiado feliz.

—Lo mejor de todo es que ahora que pienso irme a la universidad no quedarás tan sola.

—Hija, pero yo quería hacer las vueltas de la universidad contigo —me dijo mi madre.

Le iba a responder, pero Olivia me interrumpió.

—No te preocupes mi querida Emma, yo acompañó a Amelia a la universidad, sobre todo para tenerles el apartamento listo después de su luna de miel.

—Igual no estaré tranquila, sin embargo, Olivia cuida mucho a mi bebé.

—Una bebé de dieciocho años —añadió Ricardo.

—Yo sigo siendo una bebé, además ven acá te doy un abrazo —lo abrace —te quiero mucho Ricardo.

—Yo también te quiero mucho mi niña.

Un invitado de la boda se acercó hacía nosotros para decirnos.

—Es hora del brindis, además de que los novios bailen —ellos sonrieron y se fueron al centro.

Me alegra mucho ver a mi mamá tan feliz, además les cuento que no veo a mi papá desde el incidente, pero todo ha sido porque él no me contesta las llamadas, creo que cambio de número, además yo no he vuelto a Nueva York, igual espero que él esté bien.

—Vamos a tomarnos fotos —me dijo Olivia, yo la seguí, la boda a pesar de ser sencilla fue muy hermosa, además de muy animada, y la comida estuvo más que deliciosa.

....

—Hija por favor cuídate mucho, me llamas cualquier cosa, te dejo dinero en tu cuenta para lo que necesites, además para que cubras lo de la universidad, Amelia ya sabes que le estaré preguntando a Olivia por tu comportamiento, así que espero buenas noticias...

—Amor, por favor verás a tu hija en dos semanas.

—Ricardo, dos semanas para mí es una eternidad, por eso quiero despedirme bien, hija por favor cuídate mucho.

Ricardo y yo nos reímos, mi mamá nos miró raro.

—Mamita hermosa, ve tranquila a tu viaje que yo me quedo en buenas manos.

—Te extrañaré hija —mi mamá me dio un abrazo, yo también le di uno.

—Yo también te extrañaré mucho.

—Cuídense mucho, ya saben que quedan con todo lo que necesitan —nos dijo Ricardo a Olivia y a mí.

Olivia lo abrazo.

—Tú cuídate mucho hermanito —Ricardo le dio un beso en la frente.

Ellos finalmente se fueron a su Luna de miel, nosotras nos miramos.

—¿Fiesta en casa de Gisela o qué? —me dijo Olivia.

—Tú y tus fiestas, deberías ser más seria.

—Y tu deberías ser más animada corazón, tienes dieciocho años, no setenta —yo me reí.

—Vamos donde Gisela y nos tomamos unas copitas.

—Vamos entonces.

....

— ¡Amelia sal ya o voy por ti!

Olivia me gritaba desde la sala.

—Espera me estoy terminando de maquillar.

—Ash, vente así, que después de todo ese maquillaje se te va quitar.

—Espera, espera me pongo un poco de labial.

—Vámonos ya, el taxi no demora en llegar.

El citofono sonó, Olivia fue a contestarlo, yo me seguí aplicando un poco de maquillaje.

—Ya está abajo el taxi, nos vamos —me tomó del brazo y me arrastro.

—Pero podrías ser un poco más tierna —le dije.

—No, porque ya vamos tarde y a Gisela no le gusta esperar.

—Vale, pero igual ya nos vamos, cálmate.

...

Salimos del apartamento, mientras Olivia le echaba seguro a la puerta, pude ver que en el piso de arriba se estaban mudando.

—Tendremos nuevos vecinos —le dije a Olivia.

—Aquí siempre llega gente nueva, además será más vecinos de ustedes que míos.

—Es cierto, bueno vamos, no que tenías mucho afán.

—Verdad, vámonos, se nos hizo tarde.

Fiesta ahí te vamos.

....

—No me gusta el apartamento, está muy pequeño.

David rodó los ojos.

—Lo siento, pero fue un regalo de tu madre, así que no puedes quejarte.

—Tu que te conformas con nada.

David volvió a rodar los ojos

—No es que me conforme, pero es que lo necesitamos, estudiaremos aquí así que pues no tenemos de otra.

—Igual sigue sin gustarme el apartamento.

Estábamos entrando las últimas cosas cuando escuché un ruido en el piso de abajo, me asomé y eran dos chicas que estaban pasando.

—Por lo menos hay vecinas —le dije a David, él me miro y me dijo.

—Chale Edward, tú y tus mujeres.

—Yo solo digo, eh, pero estás muy anciano, mi mamá está en Londres, me estás regañando por todo.

—Es que tú eres un tipo difícil, y yo solo espero que no vayas a usar este apartamento de motel, porque ahí si me vas a conocer.

—¿Motel?, para nada, ese lugar se le queda en pañales, este apartamento será un club social particular, verás a mujeres en bikinis por aquí, además no me digas nada que tú tampoco eres fácil, también te echas las tuyas.

—No soy fácil, pero tú eres más playboy que yo.

—No es cierto.

—Si es cierto y yo daría todo lo que tengo por verte enamorado.

¿Enamorado?

No me gusta mucho la idea eso de querer mucho a una persona, para luego tener que llorar, además el amor solo existe en las novelas como Romeo y Julieta, o en el cine como en Yo antes de ti, pero definitivamente el amor en mi vida, no es que tenga espacio...

Soy Edward Wilson y tengo dieciocho años, casi diecinueve, porque los cumplo en tres meses, y por ahora viviré con el idiota de mi primo David Wilson, él tiene diecinueve años.

....

—Olivia, cálmate, haz tomado mucho —le dije, es la cuarta copa de Whisky que se toma.

—Déjame Amelia, tengo que ahogar mis penas.

—¿Tus penas?

—Sí, quiero ahogar lo mal que me va en el amor, así que voy por otra copa —cuando se levantó, se mareó.

—¿Te ayudo? —le pregunto Gisela.

—Yo, yo puedo sola, aunque voy a vomitar.
—Hazlo en el...

Tarde, Olivia se vómito en media sala.

—Mi piso —dijo Gisela, fue inevitable no reírme —Amelia, no te rías, sino me ayudas a limpiarlo.

—Vale, vale, ya me callo, pero Gisela debes aceptarlo fue demasiado chistoso.

Ella me fulminó con la mirada.

—Bueno tal vez no.

Olivia estaba en el baño, mire la hora están las 3: 30a.m.

—Deberíamos irnos a casa Olivia.

—¿Irnos?, no, Armelina yo quiero seguir la fiesta.

—Pero ya estás muy ebria, mira que ya ni me nombre supiste decir.

—Y yo no quiero más vómito en mi piso —dijo Gisela, me reí.

—Malei, sigamos la fiesta.

—Primero Armelina, Malei, ¿qué sigue ahora?

—Fiesta, fiesta —Olivia comenzó a brincar y eso hizo que le diera más vómito, pero está vez si vómito en el baño y menos mal porque si no Gisela la mata.

—Gisela ayúdame a llevarla al taxi.

—Pero yo no me quiero ir —decía Olivia.

—Mañana debes madrugar ya que tienes una pasarela, así que nos vamos.

—¿Madrugar?, si yo no hago nada por la vida, es más quiero fiesta y fiesta.

Le dije a Gisela.

—A Olivia ese Whisky le hizo como daño hasta se le olvidó que es una top model internacional.

—Bastante, solo espero que me pague mi lavada del piso —volví a reírme —Amelia si no quieres también pagar un diseño de sonrisa, deja de reírte.

—Vale, vale, Olivia pesa mucho, para ser tan flaca y fitness pesa mucho —esta vez Gisela se rio, después de varias luchas pudimos poner a Olivia en el taxi, me despedí de Gisela y nos fuimos.

....

—¡Los pollitos dicen pio, pio!

—Olivia, cállate vas a despertar a los vecinos —le puse la mano en su boca, pero ella me la quito.

— ¡Ya no tiene excusa, hoy salio con su amiga, dizque pa matar la tusa!

—Olivia por el amor de Dios cállate.

Ella se zafo de mi agarre y empezó a bailar mientras yo abría la puerta, después de tanta lucha con Olivia finalmente llegamos, la deje acostada en su cama, pero primero le quité los zapatos, ella inmediatamente se arropó, yo me fui a mi habitación, tenía demasiado sueño.

....

—Buenos días David, ya no solo tengo problema con el apartamento sino también con el edificio la gente es muy ruidosa, sobre todo en la madrugada.

—¿Tú también lo oíste?

—Pues claro, estuve a esto 👌🏻 de ir a callar ese ruido.

....

Me desperté gracias a los rayos del sol, no había cerrado las cortinas, miré la hora y eran las 10: 30a.m, me levanté y fui a la habitación de Olivia, ella ya estaba despierta.

—Buenos días —le dije.

—Ay Amelia, buenos días, quieres darme algo para la resaca.

—Es que ya no hay nada, todo lo acabaste hace poco.

—Entonces ve y me compras algo, haz esa obra de caridad conmigo.

—Vale, dame el dinero y voy a la farmacia.

Ella me entrego el dinero y salí.

....

En toda la entrada del edificio había dos chicos bastantes guapos y debía acercarme a ellos para poder pasar.

—Disculpen, me pueden dar permiso.

Ambos me miraron, me sentí intimidada.

—Claro preciosa, pasa —me dijo uno, yo le levante una ceja.

—Gracias y te regalo el preciosa —él se rio, iba a entrar, pero me tomo de la mano, me hizo mirarlo a los ojos y sinceramente que ojos tan hermosos e intimidantes tiene.

—Y si no te quiero recibir el regalo, sino que te lo doy a ti.

—Me sueltas por favor.

—Me llamo Edward —me dijo sonriendo arrogante —él, es mi primo David —lo miré y él me sonrió, le devolví la sonrisa —¿cómo te llamas?

—Te repito, me sueltas por favor.

—No te voy a soltar hasta que me digas tu nombre.

¿Y este qué se cree?, yo creo que este chico está en las drogas, lo peor es que más apretaba mi mano.

—Que me sueltes te digo, me duele.

—Dime tu nombre.

—Edward, suéltala, es una orden.

—Tu cállate y además no me das órdenes, dime tu nombre preciosa.

Me rendí, así que le dije mi nombre.

—Me llamo Emma.

Él me soltó y me sonrió.

—Un gusto en conocerte Emma.

—Lástima no poder decir lo mismo Edmundo y en la vida se te ocurra volver a tocarme, porque la próxima vez te golpeare —le dije para finalmente entrar al edificio.

—¡Me llamo Edward, no Edmundo!

Pues yo me llamo Amelia, no Emma.

Maldito Edward, ya me caes mal.

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