Capítulo 19
Wisconsin, Estados Unidos 🇺🇲
—Desde anoche no veo a Alan, estoy preocupada —le dije a Violeta.
—No seas exagerada, quizás se puso a tomar.
—No creo, él estuvo conmigo anoche y de un momento a otro se desapareció.
—Ya aparecerá, estoy pensando que él se pasó de copas y ahora tiene rasca.
Me levanté exaltada.
—Sabes que iré a su habitación a buscarlo.
—No creo que sea necesario, espera que él te busque.
—No, iré a buscarlo, ¿me acompañas?
—Si, pero espera yo entro al baño.
—Ay, pero que sea rápido.
....
—Susan por el amor de Dios contéstame.
Sistema, correo de voz, su llamada será cobrada después del tono.
—Mierda Susan, respóndeme.
Dios si Sofía llega a la habitación de Alan se dará cuenta de lo que paso y pues tampoco quiero que ella sufra, porque yo la quiero mucho
—¡Violeta no tengo todo el día!
Ya que Susan no me respondió, salí del baño.
—Sofía mejor ve tú es que me dio como un dolor de cabeza.
—Está bien, apenas encuentre a Alan te traeré una pastilla.
Asentí y ella salió.
....
Caminé hasta la habitación de Alan y lo más extraño es que Simón estaba a fuera de su habitación.
—Hola Simón, ¿qué haces aquí?
—No sé, llevo tratando de entrar a la habitación, pero no he podido hacerlo, está demasiado cerrada.
—¿Le pasó algo a Alan?
—No Sofía o bueno no sé, no pase la noche aquí.
La verdad yo me empecé a preocupar.
—¿Y ya tocaste?
—Si, pero no me ha abierto.
Él iba a tocar, pero está vez Alan abrió
—Simón que pena contigo, es que anoche llegué tan cansado y le puse seguro a la puerta —cuando Alan me miro, me habló —mi amor perdóname por anoche haberte dejado sola es que me quise venir a dormir.
—Tranquilo mi amor, yo solo quería saber que estas bien —él me dio un beso, los tres entramos a la habitación, pero sentimos un ruido en el baño.
—¿Y eso qué fue? —pregunto Simón.
—No sé, quizás el viento —hablo Alan.
—¿Quién hay en el baño? —le pregunté, Alan se rascó la nuca, eso fue demasiado extraño.
—No hay nadie, estás alucinando.
Empecé a caminar hacia el baño.
—Amor, vamos a desayunar.
—Claro que iremos, pero ahora solo quiero saber que pasa en el baño.
—Amor, espera, no amor...
Abrí la puerta del baño, aunque hubiera querido no hacerlo.
—¡Qué carajos haces aquí!
Susan estaba en el baño semidesnuda.
—Sofi, amiguis yo te lo puedo explicar —la ignoré y me fijé en Alan, él me miraba.
—¿Te acostaste con ella?
Él me agacho la cabeza.
—¡Te acostaste con ella!
—Ay Sofía, pues sí, él y yo anoche lo hicimos, ¿contenta? —me dijo Susan y de la manera más descarada, Alan trató de acercarse a mí.
—Ustedes dos son el colmo, Alan ¿cómo pudiste hacerme esto?
—Perdóname —le di una cachetada.
—No vales nada Alan y tu Susan eres mi amiga no entiendo cómo me hiciste esto.
Salí de esa habitación y me fui a mi habitación, al llegar busqué un maletín y empaque mis cosas.
—Sofía ¿paso algo a Alan?
—¿Lo sabías cierto?
—¿Qué Sofía?
—Por Dios Violeta conmigo no finjas, porque tu perfectamente sabes que Susan se acuesta con mi novio.
—Sofía yo...
—No tienes que decirle nada Violeta, la que debe explicarse soy yo.
—De ti no quiero nada.
—Pues vas a tener que escucharme.
—Susan lo que yo tengo que hacer es morirme y tú eres una descarada le quitaste la posibilidad a Amelia de ser feliz con Edward y ahora le pones los cuernos.
—¿Qué sabes de Edward?
—Ahí te dejo la inquietud.
Tomé mi maletín y salí de ahí, no iba a seguir en esa habitación con esas dos víboras.
....
—¿Escuchaste lo qué dijo? —le pregunté a Violeta, ella asintió —¿qué sabe ella?
—No lo sé Susan, aunque igual también te lo pudo decir por molestarte, está enojada.
—Igual tengo miedo de que algo sepa y me pueda echar a perder el plan con Edward.
—Tranquila ya verás que no —me dijo finalmente —y sabes me pone triste que Sofía se haya ido, le tomé apreció.
—Ella se fue porque quiso aquí nadie la echo.
Violeta se rio.
—¿Cómo más iba a reaccionar Sofía?
—No lo sé, no pensé que nos fuera a descubrir.
—Cómo sea, Sofía no es masoquista ella no se iba a quedar aquí después de que tú te acostarás con su novio.
—Es cierto, lo único que me importa es que ella no vaya a saber más de la cuenta porque me lo arruina todo.
—Ya Susan, tu tranquila.
....
Días después
—De verdad que Susan tiene la mano bastante pesada.
—¿Por qué lo dices?
—Lo digo porque ya han pasado varios días desde la pelea y tú sigues teniendo golpes.
—Es cierto, pero es que también supongo que soy de piel muy sensible.
—Tienes razón esa piel leche es algo sensible.
—Oye no soy de piel leche.
Nos reímos.
Toc, Toc ✊🏻
—Yo abro —le dije a Sammy —hola Sofía ¿cómo estás?, tiempo sin verte.
—Hola Amelia, ¿puedo pasar?
—Adelante.
Sofía entro y cerré la puerta.
—Hola Samanta.
Sammy abrió los ojos.
—Hola Sofía, no te veía desde la fiesta, ¿cómo estás?
—Lo que pasa es que me fui unos días, pero ahora si me voy del todo de la universidad.
—¿Por qué? —le dije, ella me miró fijamente.
—Convencí a mi mamá de que nos fuéramos para Italia con mi papá y ella acepto encantada.
—¿Por qué te vas? —le preguntó Sammy.
—Porque ya no quiero estar más aquí me hace daño.
—Entiendo y ¿Alan se va contigo? —volvió a preguntarle Sammy.
—¿Ustedes no lo saben?
Samanta y yo nos miramos, supongo que no hemos estado muy actualizadas sobre las cosas que pasan en la universidad.
—No, no sabemos nada —dijimos las dos al mismo tiempo.
—Alan me engaño —nos dijo.
—Vaya, me imagino como te debes de estar sintiendo —le dije.
Ella asintió.
—El que Alan me estuviera siendo infiel es duro, pero es más duro el saber con quién me fue infiel.
—¿Sabes con quién fue? —le preguntó Samanta, ella asintió.
—Me engaño con Susan.
Yo me estaba tomando un vaso de agua y al escuchar eso me ahogué, empecé a toser, Sammy llegó a socorrerme.
—Estoy bien —le dije a Sammy, ella me sonrió —¿cómo qué te engaño con Susan?
—Así es, hace días lo descubrí, por eso estuve tan perdida.
—Esa Susan es una zorra —hablo Sammy.
—¿Edward ya lo sabe? —le pregunté a Sofía, ella levantó los hombros.
—No lo sé, aunque supongo que no, porque si no ya la hubiera mandado a volar.
—Me imagino que sí —le dije.
—Chicas yo debo decirles algo.
—Sí claro por supuesto, te escuchamos —le dijo Samanta.
—Edward no quiere a Susan es más la odia él dice que siente repugnancia por ella —nos dijo Sofía, para mí fue inevitable no reírme.
—No entiendo, o sea ¿por qué dices eso, si evidentemente es todo lo contrario? —le dije a Sofía, ella siguió hablando.
—Amelia, Edward está con su Susan por amor a ti.
Mire a Sammy, ella estaba igual o peor de perdida que yo.
—O sea ahora sí me perdí, ¿cómo que por amor a mí?
—Así es Amelia, Edward se acercó a Susan y le dijo que quería a cambio de dejarte en paz es más hasta le ofreció dinero, pero como ella desde que lo conoció se obsesionó con él le exigió que fuera su novio.
—No te creo Sofía, o sea no quiero sonar grosera, pero esto me suena a una historia contada por una mujer despechada —le dije.
—Amelia te estoy diciendo la verdad.
No le dije nada más.
—Okay, supongamos que la historia es verdad, ¿qué ganaría Edward con todo esto? —le preguntó Samanta.
—La tranquilidad de Amelia.
—Eso es absurdo, está historia suena bastante armada —exclamé.
—Y eso que no les he contado lo demás —nos dijo.
—Adelante, síguenos contando —le hable.
—Esa no fue la única condición que le puso Susana a Edward.
—¿No?, o sea ¿qué hay más? —le pregunté, Sofía me miro y asintió.
—Susan también le dijo a Edward que David tenía que estar con Violeta —mire a Samanta y ella tenía los ojos bastantes abiertos.
—No, esto es absurdo —hablo.
—No es así Samanta, yo mismo las escuché, y para irme les diré otra cosa más.
—A ver, habla —le dije.
—Entre Susan y Violeta les robaron a ustedes un computador, un trabajo y una fotografía.
—Lo sabía, yo lo sabía, o sea no te quise decir nada para no preocuparte, pero yo si sospechaba de Susan —me dijo Samanta, y yo pues hasta en el fondo lo sabía.
—¿Sofía cómo sabes eso? —le pregunté.
—Yo estaba ahí cuando llegaron con sus cosas a la habitación, bueno chicas ya les dije lo que tenía que decirles, ya me voy —le íbamos a decir algo más, pero Sofía se fue.
—Todo lo que dijo Sofía es muy extraño —le dije a Sammy.
—Si, bastante extraño, pero puede ser cierto.
—¿Qué?
—Pues la historia, porque mira que ellos han estado empeñados de que todo tiene una explicación.
—Es cierto, quizás debamos hablar con ellos —le dije y ella asintió.
—Vamos a hablar con ellos.
Ambas salimos de nuestra habitación en búsqueda de los Wilson, creo que tienen muchas cosas que explicarnos.
....
Luego de estar en la habitación de Amelia fui a buscar a Susan.
—Se llegó tu hora de pagar —le dije al verla.
—Sofía amiga no quise que las cosas se terminarán así.
—Pero paso y ya no hay marcha atrás, ahora me iré para Italia y tu pagarás lo que debes.
—Yo no debo nada.
—Tu muy bien sabes que, si tienes deudas pendientes es más a Amelia le debes nada más y nada menos que su felicidad.
—Amelia no es feliz es porque no quiere.
—Tu no la has dejado, pero ya ella será feliz y más ahora que sabe que Edward está contigo por ella.
Susan comenzó a reír.
—No es cierto, tú no sabes nada Sofía.
—Al contrario, Susan yo lo sé todo y también sé que entre cielo y tierra no hay nada oculto.
—Sofia tú eres...
—Me quedaría discutiendo contigo, pero tengo un vuelvo que tomar, que estés bien Susan.
Le dije para finalmente irme, sonreí victoriosa algo se hizo de justicia.
....
Maldita Sofía ya me las pagarás o no mejor pagame ya.
Marque un número.
Llamada
—Hola amor, necesito que me hagas un favor, busca a tu amigo el del taller del aeropuerto y dile que deben averiar uno muy especial y que así de especial será su pago.
—Listo yo le digo que se ponga a hacer lo que tú dices.
—Gracias amor, eres un sol.
Fin de llamada
Ahora si Sofía voy a enseñarte que en boquita cerrada no entra mosco.
Sonreí.
—¿Qué haces Susan? —me pregunto Violeta.
—Violeta yo aquí estoy celebrando que me acabo de deshacer de algo que me estorba muchísimo.
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