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Capítulo 18

Wisconsin, Estados Unidos 🇺🇲

Días después

—¿Entonces hay fiesta? —le pregunté a Eduardo.

—Si, por ser fin de semestre.

—¿Y dónde va ser? —preguntó Sammy.

—Será en el salón principal de la universidad, la organizó Sofía —añadió Damián.

—Suena genial la idea, además una fiesta no nos caería mal —dijo finalmente Sammy.

—No sé, a mí si no me cuadra la idea de ir —dije.

—¿Por qué no? —me pregunto Sammy, le iba a responder, pero Eduardo intervino.

—Sé que la organiza una de las integrantes del trío dinámico, pero yo te aseguro que Sofía es muy diferente a las otras dos.

—Es que no es por ella.

—Ya lo sabemos es por Edward —añadió Damián, yo asentí.

—Mia cuanto quisiera yo que tú ya dejarás de sufrir por el imbécil de Edward y siento que ya deberías hacerte a la idea de que él ya tiene una vida y que tú no estás en ella.

—Tienes razón Sammy, entonces si iré a esa fiesta.

—Bien —dijeron los tres al mismo tiempo, yo me sonroje.

—Entonces pasamos por ustedes —dijo Eduardo.

—¿A qué horas es esa fiesta? —pregunte.

—La fiesta comienza a las 8:00p.m. me respondió Damián.

—Listo, entonces a las 7:30p.m. pueden pasar por nosotras —les dije, ellos asintieron.

—Bien, entonces a esa hora nos vemos —hablo Sammy.

....

—Me gusta ese vestido te hace ver súper sexy.

—Samanta ya te dije que no quiero verme sexy sino bonita.

Ella rodó los ojos.

—Bien, entonces te ves bonita con ese vestido, ¿mejor?

—Sí, mucho mejor y a ti te queda perfecto el tuyo.

—Ay gracias, lo sé, quedé hermosa —me dijo, yo me reí.

Samanta lleva puesto un vestido corto, más bien demasiado corto y es de color rojo, yo en cambio escogí un vestido corto, pero es azul oscuro, ambas llevamos zapatos altos, pero tampoco son muy altos, digamos mejor que son normales.

Sammy me hizo el favor de maquillarme porque yo la verdad soy pésima para los colores.

—Woo, quedaste hermosa —me dijo.

—Tú también quedaste hermosa, mucho más hermosa que yo.

—Gracias Mia, pero tu belleza es mucho más que la mía —me reí.

—Tonterías, pero bueno no vamos a pelear por eso.

—Está bien, sabes quedaste tan hermosa que vas a dejar a cualquiera sin habla.

—Sammy sabes que no me interesa eso.

—Tu no vas a estar mal solo porque el tonto de Edward está con Susan, tú debes mirar para otros horizontes como por ejemplo Eduardo.

—¿Eduardo?

—Si Mia, no me digas que no te has fijado en cómo te mira, él quiere ser tu novio.

—Sammy él no me interesa como novio, pero si como un gran amigo.

Ella rodó los ojos.

—Está bien, pero pienso que deberías darle una oportunidad.

Le iba a responder, pero...

Toc, Toc ✊🏻

—Yo abro —dijo Sammy, yo seguí peinándome —hola chicos, ya casi estamos listas.

—Tranquila nosotros esperamos aquí en el pasillo.

—Está bien.

Samanta entro por mí y me sacó a empujones.

—No los hagamos esperar.

—Igual ya terminé.

Ambas tomamos nuestras cosas y salimos, los dos quedaron boquiabiertos .😮🤤

—Ustedes están hermosas —nos dijo Damián.

—Gracias, ustedes también están guapos —les dije.

—Pues claro, no ves que estaré contigo —me dijo Eduardo, yo le sonreí.

—Buenos vamos que estamos sobre el tiempo —dijo Samanta.

....

Llegamos y ya el lugar estaba demasiado lleno, casi que no alcanzamos mesa.

—Esto está bellísimo —les dije.

—La verdad que sí —añadió Samanta.

—¿Quieren algo de beber?

—Si, gracias —dijimos las dos.

Y ellos se fueron por nuestras bebidas, ambas nos sentamos y nos pusimos a hablar sobre el lugar, sentí una mirada encima, busqué esa mirada y me encontré con...

—Edward —él me sonrió.

Samanta también buscaba algo.

—David —hablo y me miro —nos están mirando —asentí y decidimos ignorarlos.

Eduardo y Damián llegaron con nuestras bebidas.

—Brindemos por nuestra amistad —les dije, ellos se miraron.

—Amelia quisiera hablar contigo de algo te molestaría si vamos a otro lugar.

Yo lo mire y justamente sonó una canción genial.

—Vamos a bailar y después hablamos —él asintió, la canción era movida así que bailamos.

Y así pasaron cuatro canciones más.

—Debo ir al baño, Sammy ¿me acompañas?

—Si Mia, yo también debo ir al baño.

Ambos fuimos al baño.

.....

Amelia y Samanta se habían separado de ellos así que nosotros aprovechamos para acercarnos.

—Eduardo veo que no te quedó muy claro lo que te dije hace días.

Él me miro y se rio.

—Y a ti no te quedo claro que Amelia no es tuya.

—Ella es la mujer que amo y la quiero lejos de ti.

—Pues pregúntale a Amelia si me quiere lejos de ella.

—Aléjate de ella.

Él me iba a hablar, pero David lo interrumpió.

—Y a ti también te quiero lejos de Samanta, yo la amo y ella me ama a mí.

—Pues no parece que la amas mucho cuando estás con Violeta —me dijo.

—Lo que yo tengo con Violeta no es asunto tuyo, pero Samanta si es asunto mío.

—David yo quiero a Samanta y le puedo ofrecer muchas cosas más que tú, ya que ella para ti solo sería tu amante.

—Ella no es mi amante, ella es la mujer que amo.

—Ustedes no se metan más con ellas —nos dijo Eduardo.

—No, yo no quiero dejarte el camino libre con Amelia, yo la amo y eso tú lo sabes, así que te quiero lejos de Amelia es más te lo exijo sino atente a las consecuencias.

—Lo mismo te digo yo Damián, Samanta es mía.

—Oigan ustedes son un descaro —todos nos volteamos y nos encontramos con la mirada de Amelia y Samanta —¿cómo se atreven a hablar de nosotras como si fuéramos unos objetos? —hablo Samanta, David le hablo.

—Sammy yo...

No lo dejo continuar.

—Tú no tienes nada que exigirle a Damián porque hasta donde yo sé tú tienes un compromiso.

—Sammy yo...

Nuevamente no lo dejo continuar.

—Yo solo te pido que me dejes en paz, haz tu vida y déjame hacer la mía, tú ya decidiste por los dos —le dijo Samanta a David para finalmente irse.

David y Damián salieron detrás de ella, yo me fijé en Amelia.

—Amelia yo...

También me interrumpió.

—No, tu nada Edward, tu ahora estás con Susan, ella es tu pareja y no andes por ahí diciendo que me amas, que soy tuya, porque eso no es así.

—Amelia yo...

Ella tampoco me dejo hablar.

—Aléjate de mi vida, déjame intentar ser feliz de una vez por todas, Susan me lo ha quitado todo y hasta tu amor, así que ya no quiero saber nada más de ti.

—Ya la oíste, aléjate de ella.

—Tu no te metas imbécil este no es tu asunto.

—No Edward el que no es mi asunto eres tu —me miro y salió, Eduardo quiso salir detrás de ella, lo llame.

—¿Qué quieres Edward?

—Quiero esto —y le di un puñetazo, antes de que reaccionará salí detrás de Amelia.

Estaba a punto de salir del edificio de la universidad, así que la tome del brazo.

—Aunque no me creas tu eres mi asunto.

—Por Dios Edward ya déjame en paz de una maldita vez.

—En definitiva, no voy a dejarte en paz porque, aunque no me creas te amo Amelia.

—No es cierto, tu no me amas, porque si me amarás no estarías con Susan.

—Amelia todo tiene una explicación te lo juro.

—No quiero escucharla.

—No puedo permitir que otro te pretenda, me hierve la sangre de solo pensar que otro pueda besarte, abrazarte, tocarte, acercarse a ti, simplemente no puedo permitirlo, no cuando me muero por hacerlo.

—Edward, por favor yo...

No la deje continuar, la interrumpí como ella antes lo había hecho solo que yo lo hice mejor, la bese.

En definitiva, sus labios encajan perfecto con los míos, puse mis manos en su cintura y ella puso sus manos en mi cuello, para mí se detuvo el tiempo, éramos solamente ella y yo, mi corazón se me iba a salir, nos separamos por falta de aire.

—Te amo Amelia, no sabes cuánto te amo.

Ella me iba a responder, pero de un momento a otro alguien la tenía agarrada del cabello.

—Tu eres una maldita zorra, ¿cómo te atreves a besarte con mi novio?

Así es, esa persona es Susan.

—Susan me vas a arrancar el cabello.

—Eso es lo que quiero para enseñarte a respetar lo que es mío —Susan se le fue encima a Amelia, la tenía agarrada del cabello y le estaba dando golpes, Amelia trato de defenderse, pero fue inútil, yo traté de quitársela de encima, pero Susan de un empujón me tiro al suelo.

—Te odio maldita, te odio —le gritaba Susan a Amelia.

En unos minutos el lugar se llenó de gente, pude reconocer a alguien.

—Ayúdame a separarlas.

—¿Por qué Edward?, Susan desde hace días le tiene ganas a Amelia, deja que se desquite.

—Alan por favor, ayúdame.

—Ash, está bien.

Ya en este momento Amelia estaba encima de Susan.

—La que te odia soy yo, porque me lo has quitado todo hasta el amor de mi padre, pero algún día maldita perra me lo has de pagar.

Vaya, vaya, me gusto escuchar a Amelia hablándole así a Susan.

Pudimos separarlas, yo tomé a Amelia y Alan agarro a Susan.

—Esto no se queda así —le gritaba Susan a Amelia, Alan a fuerza de lidia se llevó a Susan, yo me quedé con Amelia, la tenía agarrada de la cintura.

—Edward, aún no acabo con ella.

—Ya bonita déjala no vale la pena.

Cuando vi que estaba más calmada, la solté y ella me miro.

—Edward no te quiero cerca, a partir de ahora estás muerto para mí.

Me dijo y se fue, no salí detrás de ella, decidí darle su espacio, llegó David.

—¿Es verdad que Amelia y Susan se agarraron a los golpes?

—Así es, Susan me descubrió dándole un beso a Amelia, entonces se le fue encima.

—Hubiera pagado por verlo —él se comenzó a reír —mírate ni que donjuán dizque dos mujeres a los golpes por ti —se rio más fuerte.

—Ja,ja,ja que risa —puse cara seria —y a ti ¿cómo te fue Samanta?

—Mal, no pude hablar con ella, el idiota de Damián se la llevó.

—Este par de amigos están peores que una patada en una...

—Es cierto, pero tenaz lo de Susan y Amelia —volvió a reírse.

—No pues que risa —entramos a la universidad, nos fuimos a nuestra habitación no quisimos seguir en la fiesta.

Recordé las palabras de Amelia.

—La que te odia soy yo, porque me lo has quitado todo hasta el amor de mi padre, pero algún día maldita perra me lo has de pagar.

Amelia tiene razón, Susan se las pagará todas, así sea tarde o temprano.

....

—¿Ya te sientes mejor? —me pregunto Alan.

—Si ya me siento mucho mejor, gracias por traerme a tu habitación.

—No es nada Susan, supuse que debía ayudarte.

—Y lo supusiste bien, porque estoy muy sola.

—No digas que estás sola, tienes a tu familia, a tus amigas, tienes a Edward.

—A ese ni me lo nombres, él no me quiere, está totalmente enamorado de la imbécil de Amelia.

—Entonces ¿por qué permites que este contigo si quiere a otra?

—Porque yo lo quiero, además Amelia se le metió por los ojos.

—Edward es un tonto porque tú eres una gran chica.

—Gracias Alan, eres un caballero, Sofía está en buenas manos.

—Si soy un caballero, pero estoy diciendo la verdad, eres una gran chica y cualquier hombre estaría feliz de tenerte.

—¿Hasta tu?

—Si no estuviera en una relación claro que sí.

Me levanté y le eché seguro a la puerta, él me miraba extrañado.

—Olvídate por un momento de Sofía y hagamos el amor.

No lo deje hablar, porque lo bese, entre beso y beso, caímos a la cama, Alan no puso mucha resistencia, así que hicimos cositas.

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