Capítulo 11
Wisconsin, Estados Unidos 🇺🇲
Llegamos a la habitación y Sammy tiene una cara de felicidad que no puede con ella.
—Cálmate solo fuimos a cine —le dije, ella se tiro a su cama.
—Eso es más que suficiente para mí.
Me reí.
—Tú no tienes arreglo y se me había olvidado que este fin de semana iremos a mi casa porque mi mamá quiere conocerte.
—Vale, y el otro fin de semana iras a mi casa.
Asentí, me gustaría conocer a los diablitos que tiene Samanta y a su querido padre.
—Me daré un baño —le dije.
—Yo tengo hambre, buscaré algo de comer.
—¿Tienes hambre? —le pregunté.
—La verdad sí, las palomitas no es que llenen mucho.
—Pues te deseo suerte buscando comida, y por ahí derecho tráeme algo.
—Si claro, ahora me ibas a criticar.
Cerré la puerta del baño.
—Entonces no me traigas nada.
—Para que después digas que soy mala, mejor te traigo comida.
Se fue y cerró la puerta.
....
Al salir del baño sentí ruidos en la habitación pensé que había sido Samanta así que me relaje, pero no había nadie, así que me asuste, sentí una presencia detrás de mí, mi corazón se me iba a salir y del susto se me cayó la toalla, no tuve valor para darme la vuelta.
—No quería que estuvieras más triste así que te traje esto —me dijeron en mi oído, reconocí la voz, me di la vuelta.
—Gracias Edward.
—Espero te guste esa paleta.
—La verdad sí, pero debo aceptar que me asustaste.
Él se me acercó y me dijo.
—Mejor me voy porque esta habitación sola y tu desnuda, no precisamente pienso como un caballero.
Se fue dándome un beso en la mejilla, pero entendí su mensaje, yo estaba desnuda o bueno en ropa interior, pero eso es igual a nada, levanté la toalla y mis mejillas se ruborizaron, rápidamente busqué mi pijama.
Luego de unos minutos llego Samanta.
—Conseguí unas hamburguesas —me dijo.
—Tu sí que eres fitness.
—Tengo hambre y no me importa —me dijo pasándome una señora hamburguesa.
—No creo ser capaz de comerme todo esto.
—Tonterías, es más toma —me dijo pasándome la gaseosa.
—Edward estuvo aquí.
Samanta casi se ahoga.
—¿Y qué pasó? —me preguntó mientras regulaba su respiración.
—Pues aparte de que me vio desnuda, vino a traerme está paleta.
Samanta escupió su bebida, casi, casi me cae en la cara.
—¿Cómo que te vio desnuda?, hay Mia tu no pudiste haberte acostado con Edward o ¿sí?
Negué.
—No tuvimos sexo, él se metió a la habitación cuando yo me estaba bañando, además sentí un ruido y del susto se me cayó la toalla, el resto ya lo sabes.
Ella se rio.
—A ti te pasan unas cosas como de que tu ex estudia aquí al igual que la tipa con quien te engaño, sin mencionarte que ella corteja a tu enamorado.
—No voy a hablar del tema —le dije mordiendo mi hamburguesa, ella soltó una risa.
....
—Algo me pasa con Amelia —le dije a David, él se rio.
—¿Por qué lo dices?
—La tuve desnuda frente a mí y no fui capaz de hacerle nada, antes preferí mejor irme, cuando yo Edward Wilson soy un monstruo sexual, un ninfómano.
Él soltó una carcajada, yo lo mire feo.
—¿Cómo que viste a Amelia desnuda?
—Pues quise llevarle algo para que se sintiera mejor, ella se estaba bañando como llegué de sorpresa del susto se le cayó la toalla.
—¿Se le cayó? o ¿ella se la quitó a propósito?
—Como haya sido, igual llego a la conclusión de que algo me pasa con ella.
—Todos nos hemos dado cuenta menos tú, y bueno me iré a dormir mañana hay clases.
—Vale, descansa primo.
....
—¿Qué haces aquí Edward? —me dijo Amelia, yo le sonreí.
—Te quiero invitar a almorzar.
—No es necesario, yo iré con Sammy a almorzar.
—Samanta se acaba de ir con David, vamos y después damos un paseo.
—Está bien.
....
—Busca la mesa, yo compraré la comida —le dije y ella se fue.
—Espero te guste.
—Todo se ve delicioso —me dijo, mientras comíamos, platicamos de nuestras cosas, aunque ahora fui yo el que le contó sus cosas.
—¡Edward, ¿se puede saber porque no me has buscado?!
Nos dimos la vuelta y Susan estaba acompañada de sus amigas, yo me levanté.
—Susan por favor, entre nosotros solo hay una amistad.
—¡Claro ahora es una amistad y ya estás buscando a la que se conforma con sobras, buscas a la zorra de Amelia!
Amelia no dijo nada.
—Susan por favor respeta.
—Y su amiga la tal Sammy, me está quitando a David —hablo Violeta.
—No es cierto, ella no te ha quitado nada porque nunca lo has tenido —le dijo Amelia a Violeta, ella iba a golpear a Amelia, pero Susan intervino después se acercó desafiante a Amelia.
....
—Está me la pagas maldita zorra, ahora si haré de tu vida un infierno, porque a mí nadie me quita al hombre que me gusta y dile a tu amiga que se alejé de David, porque él es mucho hombre para semejante puta.
No le dije nada, simplemente se fue.
—Vaya no conocía esa parte de Susan —me dijo Edward.
—Para que veas —le dije.
—Ya no me agrada Susan.
Le sonreí y seguimos comiendo, no es que le tenga miedo a las amenazas de Susan, solo es que, pues ella es bastante obstinada, no va a descansar hasta verme hundida, pero bueno al terminar el almuerzo, Edward me dijo.
—Vamos a dar un paseo.
—Vamos —le dije.
....
Fin de semana
—Samanta vamos que Ricardo nos está esperando —le grite.
—Ya voy, espera que estoy organizando mi maleta.
—Tuviste toda la semana si no vienes en cinco minutos me voy.
—No, no, ya voy, espérame.
—Vamos, deja todo cerrado muy bien —me dijo Samanta.
—No creo que pasé algo, muchos se van este fin de semana —le dije.
—Está bien Mia, vamos que tú estás de afán.
—Yo no estoy de afán, solo no me gusta hacer esperar a Ricardo, luego mi mamá se enoja y no hay quien la aguante —levante los hombros y nos fuimos.
....
—Hola Ricardo —le dije dándole un abrazo —ella es mi amiga Samanta.
—Hola señor Ricardo —dijo Sammy.
—Nada de señor, dime Ricardo y es un placer conocerte Samanta, ven dame tu maleta y te ayudo.
Ambas nos subimos: yo de copiloto y Sammy atrás, Ricardo se subió y arrancó el auto.
....
—Ya se fueron las tontas esas —le dije a Violeta y a Simón.
—Entonces vamos —nos dijo Simón —que las tontas no dejaron bien cerrada la habitación.
Entramos a la habitación de Amelia y Samanta.
—Miren que puede ser importante para ellas y que les duela perder —les dije.
—Está bien, pero ¿ustedes qué traman con esto? —nos dijo Simón.
—Venganza, Amelia se quedó con Edward y él me gusta mucho —le dije.
—Además su amiga se quedó con David, él me buscaba, pero desde hace días ni me mira —añadió Violeta.
—Susan, ¿tú tienes algo con Edward? —me pregunto Simón soltando un suspiro.
—No lo tengo por culpa de Amelia —dije mientras miraba el lugar buscando lo que sea importante para ellas.
—Miren esto —Violeta nos mostró una foto de Samanta cuando estaba pequeña y había una señora me imagino que su madre.
—Esa foto debe ser importante para ella —hablo Simón y la metió en una bolsa —y de Amelia se ve importante este trabajo.
—A ver leamos el título: Importancia del derecho familiar, si se ve importante —lo metí en la bolsa donde metimos la foto de Samanta —bueno entonces ya nos podemos ir, pero nos llevaremos también la computadora de Amelia —hablé.
—Pero es que eso ya es un robo muy grande —dijeron Violeta y Simón al mismo tiempo.
—A ver de nada me sirve llevarme su trabajo, si lo puede hacer nuevamente.
Ellos no me dijeron nada más, solo asintieron y nos fuimos.
....
—Me encanta mucho conocerte Samanta, Amelia me ha hablado mucho de ti —le dijo mi mamá a Sammy.
—A mí también me da mucho gusto conocerte señora Emma.
—Nada de señora, dime Emma bueno pasemos a la mesa.
Nos sentamos los cuatro a almorzar.
—Cuéntanos Sammy ¿con quién vives? —le pregunto Ricardo.
—Yo vivo con mi papá y mis hermanas gemelas de seis años.
—¿Y tu mamá? —preguntó mi madre.
—Ella falleció de cáncer hace tres años —nos dijo.
—Lo siento mucho, debió ser muy duro para ti.
—Pues sí, pero mi mamá ya no vivía conmigo sino con su novio.
—Pero igual fue tu madre —le dijo mi mamá.
—Pues sí, pero yo hace mucho tiempo había dejado de verla.
Quise cambiar de tema así que le hablé a mi mamá.
—Mamá, ¿sabes quiénes también estudian allá en la universidad?
—No hija, no sé.
—Susan y hace poco entro Simón.
—¿En serio hija?
—Si, además de Edward y David —añadió Samanta soltando una risita.
—Oh que bien, hace días no los veo, son adorables —dijo mi madre.
Samanta me hizo señas y me susurró.
—¿No le vas a decir a tu mamá lo que te dijo Susan respecto a tu padre?
Negué.
—No es el momento.
Toc, Toc ✊🏻
—Yo abro —nos dijo Ricardo —hola chicos, pasen.
—Hola Edward, ¿qué tal David? —hablo mi madre y le dio un beso en la mejilla a cada uno.
—Hola Emma, estás bellísima —le dijo Edward.
—Apoyo a mi primo, usted cada vez es más hermosa.
—Bueno, bueno es mi esposa y yo soy demasiado celoso, posesivo y tóxico —les dijo Ricardo, ellos se pusieron rojos, pero luego se rieron.
—Hola chicas —nos dijo Edward, lo mire desafiante para luego preguntarle.
—¿Me estás siguiendo?
—No para nada, solo quisimos saludarlas y decirles que estaremos en la casa.
—Es cierto, estaremos en la casa juiciosos —añadió David.
—Igual no tienen por qué contarnos sus cosas —les dijo Samanta.
—Lo sé, pero quisimos hacerlo —le dijo David, ella rodó los ojos, los cuatro nos quedamos en silencio.
—Bueno, propongo que vayamos al parque de diversiones —dijo Edward.
—Ash, tu pareces peor que un chicle —le dije, él se me acercó.
—Acaso no quieres eso.
—No quiero eso, así que aléjate de mí —le dije.
—Pues yo sí quiero ir —dijo Sammy.
—Entonces yo te llevo —le dijo David, ella sonrió.
—Ash, mira que ellos van a ir —me dijo Edward.
—Pues ve tú con ellos —le dije.
—No, yo quiero ir contigo.
—Pues yo no Edward, déjame en paz —le di la espalda y me fui a mi habitación, ahí me quedé hasta que luego sentí que cerraron la puerta principal.
Supongo que se fueron, no quiero a Edward cerca.
Toc, Toc ✊🏻
—Adelante.
Entró Samanta con una cara de pocos amigos.
—Ellos ya se fueron.
—Entiendo.
—Fuiste un poco grosera con Edward.
—Es que estoy cansada de que me persiga como una garrapata, no quiero nada con él.
—¿Segura?
—Ay Samanta te lo he dicho mil veces, Edward no me gusta.
—Sino que te fascina —la mire feo —ya, ya igual no debiste haberlo despachado de esa manera.
—Si, como tú digas —le dije mientras me acostaba, Sammy hizo lo mismo.
—Yo si te acepto que me gusta David.
—Eso ya lo sé.
—Y a mí no me da pena reconocerlo.
—Pudrete Samanta.
....
—Te juro que no le hice nada, te lo juro.
—Pues algo tuvo que pasar para que Amelia no haya querido salir contigo, cuando te venia aceptando todas las invitaciones.
—No sé y me preocupa no la quiero lejos de mí —David abrió los ojos —no me mires así, te dije que desde que me contó lo que Susan y su padre le hicieron, además lo del idiota de Simón, yo la quiero proteger.
—Pero ella no te quiere cerca creo que lo dejo muy claro.
—No quiero que ella se aleje de mí.
—Algo tuviste que hacerle.
—Yo no le hice nada.
—¿Entonces?
—No lo sé David, yo solo sé que la quiero cerca mío.
—¿Por qué Edward? —me preguntó David.
—Porque me muero por ella, estoy enamorado de Amelia —David me miro divertido.
—Siempre lo supe Edward.
—Yo también lo sabía solo que no lo quise reconocer, pero ahora que supe parte de su pasado, me hizo querer protegerla, la amo David, la amo como nunca creí amar a nadie y no quiero que ella me aleje de su vida.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro