Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

OCHO | "Sustos de muerte y sensaciones placenteras" (Parte II)

Empiné el vaso rojo y bebí el contenido de un solo golpe, vi como Nickolas se ponía de pie y abrazaba "amistosamente" a la castaña frente a mi. Crucé mis piernas en un intento de no levantarme y mandar todo al mismísimo infierno, debía controlarme y no parecer una loca desquiciada.

— Felicidades, capitán— dijo sonriendo, mostrando su perfecta hilera de dientes blancos— Hace mucho no te veía por aquí.

— He estado ocupado— dijo el rubio con simpleza, me miró por sobre su hombro ¿Ahora recuerdas que vine contigo? Pensé— ¿Cómo has estado?

— Excelente, muy bien a decir verdad— dijo y cerré los ojos con fuerza.

Inhalé y exhalé varias veces, abrí los ojos observando como el líquido del vaso se estaba escaseando y yo necesitaba más, mucho más de esto.

— Iré a la cocina— anuncié y me percaté de como Nickolas se giró, pero el único en asentir fue Chase.

Caminé lo más rápido que pude y me perdí en medio de toda la gente, agradecí que Nickolas no me haya seguido, porque necesitaba pensar. Pensar y respirar.

Cuando llegué a la cocina y busqué cerveza, necesitaba olvidarme de todo al menos un segundo, pero era imposible. ¿Por qué estoy actuando de esta manera se preguntarán? Pues, es más sencillo de lo que parece.

Jhenna Cooper, alta, esbelta, inteligente y el revolcón oficial de Nickolas "Nick" Price. ¿Cómo lo sé? Vuelvo y repito, es todo lo que se escucha en el campus. Jhenna es la típica chica rica y bonita por la cual todos los chicos babean, la persiguen, la veneran. Capitana del equipo de porristas y supongo que, ya graduada de arquitectura. Desde los inicios, la única vez que hablé de esto con alguien, fue hace como un año y también estoy segura de que fue con Mery. Si, ella es mi fuente de confianza.

Jhenna Cooper y Nickolas "Nick" Price no son pareja, pero siempre están juntos, no son amigos, pero si personas que comparten fluidos en el acto sexual. ¿Tenían una relación abierta? Algo parecido, él podía meterse con quién quisiera y ella también, sin embargo, dormían— se acostaban— juntos de vez en cuando— lo que consiste en todas las veces que estaban en una fiesta—, eso sí, no mezclaban sentimientos.

¡Ya lo sé! Estoy informada de muchas cosas para no ser tan popular, y para tener tan pocos amigos. Pero debo admitir que, Mery es muy habladora y de aquello no me quejo. Bueno, en todo caso, el tema aquí no es este, sino más bien, el arranque de celos que estoy teniendo y ese remolino abstracto de sensaciones que me invaden cada vez que pienso en como inició mi relación con Nickolas.

¿Esto terminará alguna vez? Me vuelvo a preguntar y me vuelvo a poner triste de tan solo pensar en eso. No sé ni cómo sentirme al respecto, él siempre me ha dicho está conmigo porque le gusto y porque me quiere ¿Debo dudar de él?

«Pero no te preocupes por ella, ni por ninguna otra... Ahora mismo, mi prioridad eres tú y solamente tú.» Sus palabras llegan a mi mente y me concentro en eso, en su voz diciéndome que me quería aquel día en mi casa, luego de contarle todo lo que afligía. Cerré los ojos y suspiré unos momentos, no creo que él me engañe después de todo lo que hemos vivido juntos, más y cuando ambos tenemos sentimientos de por medio.

— No creo que el vaso se vaya a poner más interesante— dice una voz a mi lado y eso logra sobresaltarme, observo a Thom y este me sonríe— No quise asustarte.

— No, está bien— negué medio sonriendo, él me causaba mala espina, pero no podía decir nada, pues está era su casa— No te preocupes.

— Lo hace, créeme— se acerca y después se apoya sobre la encimera, desvío mi mirada y destapo la botella de cerveza con el destapador que estaba sobre la barra— Nickolas está con Jhenna.

— Lo sé— es todo lo que digo, a lo lejos enfoco al rubio hablando con la castaña. Solo están hablando— Supongo que, es bueno conversar con los amigos de vez en cuando ¿No?

— No con esa clase de amigos— niega, le da un trago a su cerveza y yo hago lo propio con la mía— Pero quizás están hablando de ti, se ven muy bien juntos por cierto, tú y Nickolas.

— Gracias, supongo— golpeteé el mármol de granito marrón con mis uñas largas, las cuales están pintadas de color negro.

— Todo esto es nuevo para ti ¿Verdad?— hace un gesto con la mano, asiento— Por suerte, encontraste a Nickolas en su mejor momento, ya no tendrás que aguantar tantas fiestas universitarias.

— No es tan malo como parece— digo luego de darle un largo trago a mi bebida— Supongo que te acostumbras.

— Así es, pero no siempre es bueno— se impulsa y se pone recto— Cuidado con la bebida— señala mi botella ya medio vacía y asiento.

Lo veo perderse entre la gente y me quedo de pie ahí, sin tener ganas de moverme. Estoy jodida, demasiado. Vuelvo a mirar a Nickolas y este le sonríe a Jhenna, ruedo los ojos y maldigo internamente. Me bebo lo que queda de la cerveza y busco otra, la destapo y siento el líquido bajar por mi garganta. No sabe tan mal, después de todo. Bueno, creo que ahora nada me sabe mal, odio estar aquí, odio que Nickolas esté hablando con su ex y ¡Odio malditamente con todas mis jodidas fuerzas estar celosa! ¡Maldición! Si mi hermana me viera, se burlaría de mi y con justas razones.

Siento unas grandes manos en mi cintura, pero no me muevo, sé que es él, su aroma es inconfundible para mí. Su rostro se esconde en mi cuello y lo siento aspirar mi olor, sus manos ahora se posan en mi abdomen y me atrae más hacia su pecho, dejo caer mi cabeza hacia atrás y un beso es dejado en mi sien.

— ¿Por qué siento que estás molesta conmigo?— pregunta, reí porque tenía razón.

— Porque lo estoy— inhalo profundo y suelto un suspiro, sus labios se pegan a mi mejilla.

— No sabes lo que me gusta como se ve tu trasero en ese shorts— murmura llevándose mi lóbulo entre sus dientes, sonreí y me giré entre sus brazos— No quiero que estés celosa por algo que pasó hace mucho tiempo, y que no significó nada— dice sosteniendo mi rostro.

— ¿No te gusta?— pregunto frunciendo el entrecejo, él rodó los ojos y se inclinó para besar mi frente.

Eres insufrible— reí y chillé cuando me alzó, y me sentó sobre el mesón. Su cuerpo se posicionó entre mis piernas y rodeó mi cintura con sus brazos— La única chica que me gusta, tiene unos rizos hermosos, se le forman unos lindos hoyuelos en las mejillas cada vez que sonríe y tiene una sonrisa preciosa— dice mirándome con sus preciosos ojos— Tiene un par de ojos marrones o quizás negros, no lo sé. Me encanta perderme en su mirada e intentar descifrar su color— pincha mi costado con su dedo haciéndome reír— Su risa es el sonido más encantador que he escuchado en toda mi vida, es dulce, amable, muy sexy y hermosa— mi corazón se acelera y mis ojos se cristalizan... ¿Una persona se puede emborrachar con dos cervezas?— Oh ¿Sabes que más? Tiene un trasero que me está volviendo loco— susurra y yo jadeo sorprendida, suelto una carcajada— Nadie me gusta más que tú, rizos— apoya su frente sobre la mía— Nadie más se ha ganado un puesto en mi vida como lo has hecho tú, nunca he querido a nadie como te quiero a ti.

Oh Dios, Nickolas— rodeo su cuello con mis brazos y escondo mi rostro en el mismo— Yo también te quiero, te quiero demasiado.

Sus manos se perdieron en mis rizos y me besó, fue el beso más dulce que me ha dado, su lengua empuja la mía y comienzan un juego que me vuela la cabeza. Estamos en público, debo controlarme ¡Estamos en público! Me separo de él jadeando, mi respiración es un desastre y una sonrisa aparece en sus labios.

— ¿Cuánto has bebido?— preguntó mirando las cervezas en la barra.

— Dos o tres, no lo sé— arrugo la nariz, él sonríe.

— ¿Eres mala con el alcohol?— acarició mi barbilla con sus dedos, me encogí de hombros. Eso no lo sabía, nunca había bebido mucho— Bueno, busquemos agua.

El rubio se estiró y tomó una botella de agua que estaba chorreando por el frío de la misma, destapó la misma y me la tendió.

— Hasta el fondo— me dijo, llevé la botella a mis labios, pero él me empinó más la botellita para que el líquido bajara más rápido— No te necesito borracha, nena.

— No estoy... — hipé y sonrió.

— Ya veo, no eres muy receptiva con el alcohol— me quitó la botella y besó mi frente— Vamos a la sala.

— Okey— su mano empujó mi espalda baja hacia adelante y me ayudó a bajar del mesón, me mareé al instante... ¡Definitivamente yo era la única persona que se emborrachaba con dos cervezas!

— ¿Qué sucede?— preguntó Nickolas cuando tiró de mi y no me moví ni un centímetro.

— Tengo ganas de hacer pis— susurré, él se echó a reír y yo rodé los ojos.

— Hay un baño bajo las escaleras— dijo y miró por sobre mi hombro— Ese está horrible, mejor subimos... Al final del pasillo está el otro baño...

— No, está bien— lo detuve por el brazo, le sonríe— Yo voy.

— ¿Segura?— pregunta, asiento con rapidez— No tardes.

— No lo haré— un último beso es dejado en mis labios y soy capaz de llevar mis pies hasta el borde de las escaleras.

La gente y la música no colaboran, debo tener una borrachera de los mil demonios y es que aún me sorprendo, ¿Cómo me voy a embriagar con dos cervezas? ¡Dos! Al parecer soy única en el mundo y el universo. Subí las escaleras agarrándome firmemente del barandal, porque lo último que quería era morir en una fiesta de fraternidad, y más por una borrachera tan absurda.

Bufé sin saber por qué y cuando llegué a arriba, fui directamente al final de pasillo, la puerta estaba abierta por lo que pude entrar con facilidad. Cerré con pestillo y encendí la luz— luego de luchar por encontrar el interruptor—, sufrí como condenada al intentar bajarme el shorts y subirlo después de vaciar mi vejiga.

¡Dios mío! No vuelvo a oler una cerveza en mi vida, era horrible y sigo preguntándome ¿Cómo carajos me vine a emborrachar con dos cervezas? ¡Maldición! Me pasé las manos por el cabello y me lo quité de la cara, inhalé profundamente y salí del baño otra vez. La casa estaba más llena, creo. La música estaba más alta, la gente estaba más loca y yo, más mareada.

Entonces, antes de siquiera poder dar un paso en dirección a las escaleras, un tirón en mi brazo izquierdo me jaló hacia ese mismo lado. Un grito escapó de mi boca, pero este quedó amortiguado por el alto volumen de la música, parpadeé varias veces intentando adaptarme a la oscuridad, a la cual fui sometida bruscamente. No tuve éxito alguno, pero una puerta se cerró con fuerza detrás de mi y eso hizo que el miedo me invadieran de golpe.

Había una silueta frente a mi, mis ojos la captaron gracias a la poca luz que entraba por la ventana y solo entonces, me di cuenta de que estaba en una habitación.

— Hasta que por fin estamos solos— dijo una voz masculina que conocía a la perfección y eso me erizó la piel de punta a punta, logrando que el efecto del alcohol se fuera de sopetón— Supongo que, aquí hablaremos mejor.

La luz se prendió y me cegó de repente, pero sabía que Thom estaba frente a mi. Me giré y quise caminar hacia la puerta con rapidez, pero me vi siendo prisionera de dos manos grandes y fuertes, mi espalda chocó contra la pared al lado de la puerta y me encontré con su rostro a centímetros del mío.

— Estoy harto, hasta la mierda que si— siseó, mis ojos estaban muy abiertos y el miedo me revolvía el estómago. Su mirada estaba roja y fija en la mía, su respiración salía con fuerza entre sus dientes y comprendí que estaba molesto— Al muy maldito de Nickolas no le bastó con quedarse con el puesto en The Eagles, sino que también se tuvo que meter con Jhenna— espetó y mi cuerpo tembló— Tu novio es un hijo de puta que obtiene lo quiere con tan solo abrir la boca— ríe con cinismo y aprieta la mandíbula— Desde que llegó a la universidad no ha hecho más que creerse la gran mierda, pero no es más que una basura.

¿Por qué me estaba diciendo eso? Tenía miedo, de él, de mi, de no saber que hacer. Intenté soltarme y empujarlo, pero solo consigo que él me estrelle otra vez contra la pared, mis ojos se llenaron de lágrimas al verlo sonreír en un gesto tétrico.

— Eres muy linda— acarició mi mejilla con su dedo índice, pero yo esquivé su toque rodando el rostro hacia un lado, su risa incrementó el miedo en mi sistema y solo entonces quise llorar— A tu novio no le molestará compartirte un poco ¿Cierto?— sollocé al sentir como su mano se perdió bajo mi camisa, cerré los ojos cuando su rostro se acercó más al mío— No creo que le importe que te haga esto... — besó mi mejilla y la primera lágrima cayó— Oh no, bonita, te va a gustar.

— Por favor— susurré, mi labio inferior comenzó a temblar cuando el miedo y el terror era lo único que habitaba en mi cuerpo, quería que se alejara, que se fuera y todo esto terminara.

— Ni siquiera hemos comenzado— susurró enterrando su rostro en mi cuello, cerré mis manos en puños sin saber que más hacer— No vas a olvidarme nunca...

Y la puerta se abrió de golpe, me sobresalté pero no sentí más, solo el cuerpo de Thom siendo quitado sobre el mío, abrí los ojos cuando me sentí liberada y divisé como Nickolas estaba sobre Thom. Los dos, en el suelo, pero Nick estaba atestando fuertes golpes sobre su cara.

— ¡Maldito hijo de puta!— escuché la rabia en el tono de voz del rubio, su brazo no se detenía, se estrellaba con fuerza sobre la cara del castaño sin parar— ¡Eres una maldita basura! ¿Quién demonios te crees para acercarte a mi novia?

No sabía que hacer, jamás lo había oído hablar así, golpear a alguien, ni mucho menos expresarse con tanta irá. Otra persona entró a la habitación y vi como Chase intentaba separar a Nickolas del cuerpo de Thom.

— Basta, hermano— dijo, pero Nickolas no se detuvo— ¡Basta, Nick! No vale la pena— Chase logró alejar a Nickolas de aquel tipo, pero eso no impidió que el rubio siguiera hablando.

— Te voy a hundir— lo señaló, Thom estaba en suelo apoyado sobre su codo, con la nariz y gran parte del rostro ensangrentado— Te vas a arrepentir de haberte metido conmigo, maldita escoria.

— Sal de aquí, Nick— le dijo Chase— Yo me encargo, saca a Rose de aquí, vamos.

El rubio se giró hacia mi y se acercó al instante. Mi cuerpo era gelatina, mi respiración errática y mi cabeza estaba en shock. ¿Qué demonios había pasado? El cuerpo entero me temblaba de punta a punta y no podía contener las lágrimas que me bajaban por las mejillas.

— ¿Estás bien?— me preguntó sujetando mi rostro, sollocé sin evitarlo— Ya, amor. Estoy aquí, lo siento mucho. Ven— me rodeó con uno de sus brazos y me sacó de ahí.

No fui consciente de nada más hasta que estuvimos en el auto, de alguna manera Nickolas nos adentró al todo terreno y me sentó en su regazo, sus brazos me rodeaban y eso me hizo llorar aún más.

— Lo siento tanto— no dejaba de decir, sus labios estaban en mi frente y en mi mejilla, sus manos subían y bajaban por mis brazos en un intento de calmarme, pero nada funcionaba— Debí ir contigo, debí estar ahí... Lo lamento.

— Él... — susurré y busqué su mirada, lo vi borroso por mis ojos empañados, pero logré articular palabra— Él estaba ahí, pero no...

— ¿No te hizo nada?— sorbí mi nariz y negué, bajé la mirada— ¿Te tocó?

— No— hipé, sus dedos secaron mis lágrimas— Tenía miedo...

— Está bien— besó mi frente, y luego apoyó la suya sobre la mía— Estoy aquí y no dejaré que nada te pase.

— Lo sé— suspiré.

Me recosté sobre su pecho y estuvimos ahí por lo que parecieron horas, pero solo fueron unos minutos eternos en los cuáles logré alejar el temblor que el miedo me producía de mi cuerpo, logré dejar de pensar en el mal rato que el estúpido de Thom me hizo pasar, logré dejar de llorar y pude concentrarme en calmarme.

— ¿Te sientes mejor?— preguntó Nickolas apretando sus brazos a mi alrededor.

— Si— dije un poco cohibida, pero más tranquila— Ya estoy bien.

— ¿Quieres que vayamos a mi departamento a ver una película?— asentí, porque quería salir de aquí, y ciertamente, tampoco quería ir a mi casa.

Besó mi frente y luego me deslicé hacia el asiento del copiloto, me puse el cinturón y me abracé a mi misma. Una de las manos de Nickolas se entrelazó con la mía y no me soltó en todo el camino. Mi mente, sin embargo, seguía vagando por los hechos sucedidos hace menos de treinta minutos. La mirada cargada de odio de Thom, sabía que estaba ebrio, pero su mirada y sus expresiones eran inconfundibles.

Recuerdo las veces que estuve presente en todos los encuentros con Thom, en como miraba a Nickolas, su manera de hablarle, esa frialdad y hasta cierto punto, envidia. Todas sus palabras, cuando Chase dijo que Thom siempre ha estado detrás de Jhenna, cuando claramente, ella estaba con Nickolas. Sus respuestas ante las felicitaciones que le hacían al rubio, su claro desagrado por el hecho de que a Nickolas le dieron un puesto en un equipo en la NFL de mayores.

¿Por qué pagarlo así? ¿Por qué propasarse conmigo de aquella manera? Solo había una respuesta para eso, lastimar a Nickolas y aunque no lo parezca, creo que funcionó. Miro de reojo a mi novio cuando entra a la autopista, su mirada está fija en la carreta, su mandíbula tensa y su mano cerrada con fuerza alrededor del volante.

— Estoy bien— le garantizo, parpadea y me observa unos segundos antes de volver su vista hacia la calle— No es tu culpa.

— Si lo es— apretando la mandíbula no me mira— Él siempre ha sido así, siempre ha actuado como si quisiera ser más que yo, y no es una competencia... Nunca fue una maldita competencia— soltó mi mano y apretó el volante con más fuerza de la necesaria, sus nudillos se volvieron blancos en el proceso— Siempre lo tuve presente, él siempre me miraba como si intentara estar en mi lugar, y con Jhenna fue así. Al ver que estaba conmigo y toda la cosa... Dejé de verme con Jhenna hace más de siete meses por lo mismo, no quería tener problemas y menos cuando ya estaba por entrar a mi último semestre— explicó, tomó una lenta respiración y soltó el aire por la boca— Pero ahora se pasó de la raya, se metió conmigo de una manera demasiado personal...

— Nickolas...

— Eres lo más importante para mí, y todos lo saben— sus palabras me dejan sin respiración, mi corazón se acelera— Las cosas cambian cuando estás con alguien, Rose. Y cambiaron drásticamente cuando llegaste a mi vida, porque si alguien te hace daño, me hace daño a mi también.

— Pero estoy bien— apoyé mi mano sobre su antebrazo y le di un ligero apretón, su cuerpo estaba tenso, pero mi toque logró alivianar el ambiente— No tienes porque meterte en problemas, mucho menos ahora— no dijo nada, resoplé y esperé a que se detuviera en un semáforo para sujetar su barbilla y girar su rostro en mi dirección— Prométeme que no harás nada que te perjudique— exigí, volvió a apretar la mandíbula— Prométemelo, rubio.

— Lo prometo— dijo al fin, acaricié su mejilla y después lo dejé libre para que siguiera conduciendo.

Suspiro, cierro los ojos sintiéndolos calientes por haber estado llorando, hacia mucho tiempo que no lloraba de esta manera y no quiero volver a hacerlo. Ahora, el mareo de la alcoholizada que me di hace unas horas y realmente me sorprende que me haya emborrachado con dos malditas cervezas. Me odio, me odio por no aguantar nada. El auto se detiene y abro los ojos, mi mirada va hacia la calle y me sorprendo al ver otro edificio gigante, pero este parece ser de apartamentos.

Nickolas se baja del auto y yo me concentro en quitarme el cinturón, cosa que no consigo. La puerta a mi lado se abre y Nick me mira burlón, me quita el cinturón y me ayuda a bajar del todo terreno.

— No puedo creer que estés borracha— dice, ruedo los ojos y acepto que su brazo rodeé mi cintura— Solo bebiste dos cervezas.

— Ni yo me lo creo— bufo, caminamos hasta el interior del edificio, es más bonito de lo que pensé, todo es de mármol— No es como si bebiera muy seguido.

— Ya me doy cuenta— ríe y besa mi sien, esperamos a que las puertas del ascensor se abran y entramos una vez que lo hacen— Recuérdame no dejarte sola con las cervezas.

— Lo tendré en cuenta, de todas maneras, no estoy tan ebria— le sigo el juego y me apoyo sobre una de las paredes de metal— ¿Ahora entiendes por qué siempre digo que soy la persona más desafortunada del planeta?

— Si, creo que ya entiendo por dónde va la cosa— sonríe y se acerca, sus manos se apoyan a los lados de mi cabeza, obligándome a levantar el rostro y mirarlo— Tus rizos se notan más el día de hoy.

— Te dije que tenían personalidad propia— recuerdo, sus sonrisa crece y sus labios se acercan a los míos. Su boca roza la mía y todo se distorsiona, su respiración comienza a mezclarse con mis intentos fallidos de mantener la compostura— Pensé que vivías con tus padres.

— No podía permitirme ciertas cosas cuando vivía con ellos— dice, su nariz acaricia mi barbilla.

— Como... ¿Cómo cuáles?— cuestiono cerrando los ojos, eché mi cabeza hacia atrás y dejé que su rostro bajara a mi cuello.

— Lo normal— se encogió de hombros, una de sus manos subió y se enterró en mi cabello— Cosas cómo estás, por ejemplo.

Un gemido muere en mi boca cuando sus labios se funden con los míos, inevitablemente, mis manos suben a su cuello y se pierden en su cabello— que está más largo—, mientras que su mano libre se enrolla en mi cintura y me pega con fuerza contra su pecho. Todo a mi alrededor desaparece cuando su lengua entra en juego con la mía, el leve click de las puertas del ascensor al abrirse se escucha, pero eso no interrumpe nuestro contacto.

Nickolas me despegó de la pared y me guió fuera del elevador sin dejar de besarme, no sé hacia donde íbamos, pero ciertamente, no me importaba. Quería seguir besándolo, seguir sintiendo como nuestros cuerpos se juntaban y se calentaban aún más.

— Espera— murmuró, su boca dejó la mía para rebuscar las llaves en su bolsillo. Pero yo seguía emocionada, mis labios bajaron por su mejilla hacia su barbilla y llegué directamente hasta su cuello, comencé a besarlo y a succionar su piel entre mis labios— Rose, no me muerdas...

— Cállate y bésame— dije de golpe, sus ojos se encontraron con los míos y llamearon bajo la luz de pasillo. La puerta se abrió detrás de nosotros y Nickolas nos adentró hacia el mismo, nos dio la vuelta y mi espalda chocó contra la madera detrás de mi.

— ¿Eso quieres?— asentí, sus dedos acariciaron mis mejillas— las cuales supuse, estaban rojas— y su mirada recorrió todo mi rostro— ¿Estás segura?

— Si— suspiré, sus ojos buscaban alguna pizca de inseguridad y arrepentimiento.

— No hay prisa, rizos— dijo, y lo sabía. Sabía que si decía que no, él lo respetaría, él mantendría esa hermosa sonrisa en su rostro y me diría no había problema. Pero yo quería hacerlo.

Quiero estar contigo— susurro, mirando fijamente sus irises azules, esos ojos que me vuelven loca y que me encantan.

Sin decir nada más, sus manos sujetan mi rostro y sus labios bajan a los míos, me besa con lentitud, con cuidado y con amor. Abrazo su cuello y me acerco más a él, todo lo que mi cuerpo lo permite. Desconecto mi mente y me dejo llevar por todas las sensaciones que él me trasmite, con esa seguridad y confianza ciega que ambos tenemos y que se forjó de tal manera, que ninguno de los dos se dio cuenta.

Una extraña electricidad me recorre el cuerpo entero cuando sus manos bajan a mi trasero y me alza, mis piernas se envuelven en su cintura y después los siento caminar por todo el departamento. Soy dejada en el suelo nuevamente, mis manos se desesperan por desnudarlo, por tenerlo piel con piel y sentirlo más cerca. Sus labios se desplazan por mi cuello una vez que le quito cada botón de su camisa negra, bajándola por sus brazos y dejándola caer al suelo. Las suyas, sin embargo, no dejan de acariciarme, de quitarme la camisa de los Yankees con demasiada delicadeza, mordiendo el lóbulo de mi oreja me despoja de la prenda, dejándome únicamente con el sujetador negro.

Sus ojos son dos profundos pozos azules, su mirada es el deseo vivo y pasional que siente por mi, sus labios vuelven a cerrarse sobre los míos y todo pensamiento se va de mi mente al continente suramericano a bailar salsa. Yo misma, sin saber que más hacer, de deshago de mis zapatos con un puntapié y llevo mis manos a su abdomen. Ay, carajo, sus abdominales. Sus dedos se desplazan a mi vientre y se enganchan en el elástico de mis shorts, y agradecí que no tuvieran botón, por lo que él solo los bajó. Me sacudí un poco y dejé caer la prenda por mis piernas, sentí su sonrisa sobre mis labios y me encantó eso.

Listo, estaba en ropa interior frente a mi novio, frente al hombre más sexy, dulce, tierno y cariñoso que haya conocido. Solamente tenía una palabra para describir lo que sentía en ese momento. Fantástico. Su mirada resplandeciente era todo lo que estaba bien en este mundo y es que estaba que me ponía a brincar en un solo pie, porque su mirada estaba siendo dirigida a mi. Di un paso en su dirección y llevé mis manos al botón de sus jeans, sin siquiera dejar de mirarlo, sin dejar de apreciar la belleza masculina de su rostro. Él me ayudó a deshacerse de su jeans para quedar únicamente en bóxer frente a mi, sus manos se pasearon por mi cintura y pude sentir su piel caliente sobre la mía.

Cerré los ojos y dejé caer mi cabeza hacia atrás cuando volvió a besarme, le rodeé el cuello con los brazos y le devolví el beso con devoción, intentando demostrarle todo lo que sentía por él. Me elevó entre sus brazos y segundos después estaba sobre la cama, su cuerpo yacía sobre el mío en medio de mis piernas, rozándose en los lugares correctos para que, en consecuencia, me retorciera debajo de él.

— ¿Ya te dije antes que eres demasiado hermosa?— preguntó, mordí mi labio inferior y sonreí con los ojos cerrados— Porque eres jodidamente hermosa, y me encantas, rizos.

— Tú también me encantas— le susurré de vuelta y sostuve su rostro entre mis manos para poder mirarlo a los ojos, acaricié sus labios con las yemas de mis dedos y sonreí otra vez— Te amo, Nickolas.

— Pero yo te amo más— enfatizó cada palabra con su típica cara de niño malo y reí, su mano se perdió bajo mi espalda y encontró el broche de mi sujetador, con delicadeza me quitó aquella incómoda prenda y besó mis labios una vez más.

Pasé mis manos por su espalda y gemí al sentir la humedad de sus besos bajar de mi cuello hasta mi pecho, arqueé mi espalda hacia él y me sentí en el cielo cuando volvió a besarme.

Aquella noche fue la mejor de toda mi vida, sin duda alguna. Y no, no me refiero a ella de esa manera porque haya tenido sexo con mi novio. No. Para nada, en lo absoluto. Me refiero a ella porque, sencillamente, me encontré a mi misma confiando en Nickolas a ojos cerrados, me encontré a mi misma queriéndolo de una manera en la que jamás creí querer a alguien.

Me encontré a mi misma, amando a mi príncipe azul y no puedo dejar de pensar en que, fue la mejor sensación del mundo.

¡Voten y comenten mucho!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro