NUEVE | "Una buena mañana y otro sueño cumplido"
Abrí mis ojos, sintiendo un pinchazo de dolor en mis sienes, la luz me golpeó con fuerza y de lleno en la cara. Pero no me moví, ni siquiera parpadeé, pues estaba demasiado cómoda en dónde me encontraba y sinceramente, no quería moverme.
El brazo de Nickolas me rodeaba y mi cabeza estaba sobre su pecho, su perfume me invadía y toda esa mezcla me impedía querer levantarme de la cama. Sus labios se presionaron en mi coronilla cuando deslicé mis dedos por su pecho hasta su abdomen, y luego dejé mi mano abierta sobre el mismo. Me apretó más contra su cuerpo y cerré los ojos suspirando.
— No te ha pasado alguna vez, ¿Que te gustan las uvas pero no las cosas con sabor a uva? Porque en si, las cosas con sabor a uva saben a morado y no exactamente a uva— dije sin saber por qué. El cuerpo de Nickolas vibró contra el mío a causa de su risa— Así como también está aquel dilema con el color naranja y la naranja en si, porque ¿En realidad el color naranja fue inventado por la fruta o la naranja se llama de ese modo por el color?
— ¿A qué vienen esas extrañas analogías tan temprano por la mañana?— preguntó besando mi frente.
— No lo sé, creo que sigo dormida o quizás ebria— murmuré, me removí un poco y lo miré, su sonrisa deslumbró en medio de la iluminada habitación.
— Buenos días, rizos— sonreí y cerré los ojos para recibir su pequeño beso.
— Buenos días— dije luego de separar nuestros labios.
— ¿Cómo te sientes?— cuestionó alejando el cabello de mi cara.
— Excelente— sonreí. Besó mis labios otra vez y suspiró— ¿Qué hora es?
— Las ocho— dice, me acomodo y me pongo de espaldas sobre el colchón.
Miro el techo y el contraste que tiene el color gris con la luz del sol que entra por las ventanas que están detrás de la cama. Todo los recuerdos de anoche llegan a mi mente— pero alejo los sexuales porque no soy tan pervertida—, y me concentro en las palabras de Nickolas ayer. «Él siempre ha sido así, siempre ha actuado como si quisiera ser más que yo, y no es una competencia... Nunca fue una maldita competencia» ¿Competencia? ¿Por qué?
— ¿Desde cuando tienes problemas con Thom?— pregunto, giro mi rostro en dirección del rubio, quien cierra los ojos y aprieta el puente de su nariz con sus dedos.
— ¿Por qué estás pensando en eso?— cuestiona.
— Porque quiero responder a todas las interrogantes que se están formando en mi mente, Nickolas— respondo, sus ojos se abren otra vez y parpadea en mi dirección, suspira y comienza.
— Cuando llegué a la universidad, él ya tenía un año en la fraternidad, Chase y él eran los encargados de recibirme, lo normal— explica— Era protocolo de la fraternidad y eso era común, desde un principio supe que no le caí bien, pero eso no me importaba. A lo largo de mi vida me he topado con personas a las que no les caigo bien y eso es normal, no me interesa— se encoge de hombros— Recibí una beca deportiva por mi buen rendimiento en el equipo de mi secundaria y ciertamente, la NYU estaba encantada de recibirme en su equipo. Claro, que solo entraba como suplente al principio, después mi técnica mejoró muchísimo y eso le agradó al entrenador...
— ¿Thom era el capitán del equipo o algo así?— le pregunto interrumpiendo su discurso.
— No, él era un buen jugador y era titular en el equipo— asiento— La cosa siguió igual, escuchaba sus comentarios sarcásticos como «¿Qué beneficios no se pueden obtener con un apellido como el tuyo?» Y continuaban, pero trataba de no darle mucha importancia, no quería problemas— cierra los ojos otra vez— Cuando comencé a hablar con Jhenna, no tenía ni idea de que Thom estuviera enamorado de ella, me enteré de aquello hace exactamente seis meses y por eso dejé de verme con ella, porque repito, no quería problemas. Además, no quería una relación con nadie en aquel momento y por eso también me alejé, me centré en el equipo y en mi carrera, y hace tres meses el entrenador quiso elegir al nuevo capitán del equipo y me escogió, los chicos estaban de acuerdo y hasta donde yo sabía, Thom no puso quejas ni resistencias al respecto— dijo— Y, en lo que se refiere al puesto en la NFL no es culpa mía, los dueños del equipo llegaron un día en un partido normal y me propusieron jugar para ellos, esa noche no hablé con Thom en ningún momento y tampoco me importaba. Le cuestioné la oferta a mi padre y nos pareció bien a ambos, mi sueño desde muy niño ha sido jugar en la NFL, sin importar el equipo y me importa un carajo que Thom sienta que me he ganado las cosas por el dinero de mi familia o por el apellido, las cosas no fueron de ese modo y sinceramente, no quiero explicarle nada, porque yo no le debo ninguna explicación.
— Lo sé, no tienes porque disculparte con alguien por cumplir tus sueños— le dije, entrelacé mi mano con la suya y llámame su atención— Pero si quizás, pudieran hablar y discutir civilizadamente todo este problema, tal vez pueda haber una solución...
— ¿Crees que después de lo que te hizo anoche yo quiero entablar una conversación civilizada con él?— soltó una risa sin humor, rodé los ojos y bufó— No hablaré con él, no le debo ninguna disculpa, en todo caso, él es quien debe disculparse. ¿Es que acaso no te importa lo que ocurrió anoche?
— Si, me importa y mucho, porque me asusté demasiado— me sincero, frunzo el entrecejo y lo miro— Nickolas, las cosas no se arreglan a los golpes, ni mucho menos a las amenazas, no puedes darte el lujo de tener gente en tu contra. Y, aunque sé que Thom estaba muy molesto ayer, también sé que estaba ebrio y las personas borrachas no son conscientes de sus actos— le digo, lo veo rodar los ojos— Y no lo estoy justificando, solo digo que siempre hay una manera de solucionar los problemas.
— Eres demasiado tierna cuando te lo propones— ahora es mi turno de rodar los ojos.
— Bueno, cambiemos de tema... Futura estrella de la NFL— pinché y sonreí mientras él se pasaba las manos por la cara— ¿Estás nervioso?
— No, solo que... Ahora todo será un tanto diferente— dice, se gira y yo hago lo mismo hasta que estamos frente a frente— Estaré más ocupado de lo normal y ya no podré verte luchar con tus rizos por culpa del viento.
— ¡Ay! Pero vendré a visitarte siempre que pueda, así que no te preocupes por eso— le aseguré entrelazando mis dedos con los suyos cuando su mano busca la mía, él me sonríe y yo me sonrojo— Es uno de tus sueños y si tú eres feliz con él, yo estaré feliz contigo.
Ya habíamos tocado ese tema, el estar en la NFL lo iba a mantener más ocupado, el equipo, las entrevistas y todo lo relacionado con su nueva fama. También me había contado sobre lo que pensaba acerca de su nuevo estatus de y la manera en la que lo van a reconocer en la calle, de como las cosas van a ser diferente para nosotros y nuestro noviazgo.
Las cosas iban a cambiar, pero haríamos todo lo que estuviera en nuestras manos para que todo siga funcionando de la manera en la que lo está haciendo. Porque queríamos que funcionara, queríamos seguir con nuestra relación y con todo nuestro remolino de sentimientos.
— Lo sé— besó mi mano y se acercó más a mi para besar mis labios— De todos modos, tienes que venir a los juegos que se hagan aquí en la ciudad y cuando estés libre, a los juegos que se hagan fuera.
— ¿Quieres secuestrarme o algo así?— pregunto divertida, él asiente con su sonrisa pícara y se apoya en su antebrazo para mirarme mejor— Bueno, estaré encantada de irme de rehén, bueno, cuando esté libre.
— Eso es, debes colaborar, de lo contrario todo acabará mal— presiona sus labios contra los míos y se cierne sobre mi, pasó una de mis manos por su cuello y su cabello rubio— Deberías peinarte menos.
— ¿Qué?— pregunto confundida— ¿Por qué?
— Porque tus rizos se ven más cuando estás despeinada— comienza a besar mi mejilla.
— Oh, bueno... No es como si me esmerara mucho en peinarme, la verdad— río al sentir su respiración en mi cuello— ¡Ay! ¡Nickolas!— exclamé cuando sus dientes se clavaron en mi cuello— ¿Por qué me muerdes?
— Venganza— simplificó, no entendí a qué se refería, pero no logré decir nada más, dejó un beso en mis labios y se impulsó para salir de la cama.
Y ahí estaba él, desnudo, en todo su esplendor. Este era otro de los tantos— muchos— momentos en los que me preguntaba ¿Este chico es realmente mi novio? Porque ¡Dios mío! Él era demasiado sexy y...
— ¿Te gusta lo que ves?— cuestiona sacándome de mis pensamientos, mi mirada sube de golpe— porque si, estaba admirando a Mini Nick—, me sonrojé ante su mirada divertida.
— Si— no iba a mentirle, me encantaba lo que veía. Me senté sobre la cama y enrollé la sábana a mi alrededor— Pero mejor ponte algo antes de que termine más roja que un tomate.
— Cómo quieras— ríe y me guiña un ojo, me levanto y camino a no sé dónde.
— ¿El baño?— pregunto, señala otra puerta y me dirijo a la misma.
Cierro la puerta detrás de mi y me miró en el espejo, frunzo el ceño. Parezco una completa loca, me lavo la cara y me espabilo un poco antes de salir otra vez del baño. Busco mi ropa interior y me la pongo, después de encontrar mi shorts y la camina de los Yankees, más intentar— cosa que no hago— arreglar mi cabello, salí en busca del rubio de mi novio.
Lo encuentro sentado en uno de los taburetes de la cocina, vistiendo únicamente unos shorts deportivos, sus codos estaban apoyados en la barra y tenía el teléfono en sus manos. Me acerco a él y le propino un leve mordisco en el hombro, se queja pero no dice nada. Beso la misma zona y apoyo mi barbilla sobre su hombro, lo miro a través de mis pestañas y lo detallo detenidamente.
— ¿Qué quieres desayunar?— pregunta mirando fijamente su teléfono.
— No lo sé— me encojo de hombros— ¿Qué tienes en la cocina?
— Nada— abro mucho los ojos.
— ¡¿Cómo que no tienes nada?!— jadeo ante su tono desinteresado.
— Normalmente no desayuno aquí— dice, me alejo un poco de él y lo observo como si tuviera tres ojos— Voy a casa de mamá o desayuno en la cafetería del campus, puede que también pida algo...
— ¡Estás loco!— pellizco su brazo y él frunce el entrecejo— ¿Cómo es que no te has muerto de hambre?
— No es para tanto...
— ¡Si lo es!— camino hacia la nevera, bueno, por lo menos tiene agua. Cierro los ojos exasperada, este hombre está demente. Observo el reloj que está en la pared y veo que solo son las ocho treinta— Vas a vestirte y vamos a ir comprar algo para llenar está nevera.
— Nena...
— Nena nada— fruncí el ceño— ¿Cómo has sobrevivido sin nada en la nevera?— se encogió de hombros— ¡No te golpeo porque que te amo! De lo contrario...
— Cálmate, mujer— se echó a reír, lo fulminé con la mirada, me crucé de brazos y sé acercó a mi para besarme— Estás muy mandona hoy, rizos— pasó sus manos por mi cabello y besó mi frente— Iré a cambiarme, tú te quedarás aquí y no te volverás loca ¿De acuerdo?
— Si, si— me sacudí y me alejé de él.
Lo vi sonreír y darse la vuelta para ir a su habitación otra vez, lo detallé unos segundos y mordí mi labio inferior al comprobar lo bueno que se veía.
— Por cierto— se detuvo antes de entrar y le dio palmaditas al marco de la puerta, después me observó— Yo también te amo.
Sonreí y me sonrojé después de verlo desaparecer en su habitación.
¿Habrá más mañanas así en mi vida? Espero que sí.
[...]
— En primicia y antes que nadie más, conversando desde el estadio de The Eagles— dijo el periodista enviado por el periódico The Time— Nos encontramos en vivo y en directo desde Nueva York, la casa de las águilas y en la cuna dónde nacen los sueño. Aquí y ahora, transmitiendo el fichaje oficial de uno de los jóvenes talentos más conocido en toda la ciudad— sonrió después de hablar sobre el micrófono— Sin más que agregar, Nickolas Price, bienvenido a tu nueva casa.
— Hola, es un placer estar aquí hoy— respondió el rubio con una gran sonrisa en su rostro.
— Tú fichaje ha sido uno de los más importantes de la historia de The Eagles ¿Cómo te sientes al respecto?— preguntó.
— Feliz, muy emocionado con todo lo bueno que ha estado pasando, contento y agradecido con el caluroso recibimiento que me han dado todos los aficionados, junto con el equipo— dijo Nickolas sin dejar de sonreír, eso me hizo sonreír a mi también, pero traté de disimularlo un poco.
— Eres la nueva estrella más esperada en la NFL está temporada— comentó el periodista leyendo uno de los papeles que tenía en las manos— Eres muy conocido por tu excelente rendimiento en tu antiguo equipo, en la universidad. Pero no sabemos mucho acerca de cómo comenzó este amor por el futbol. Así que cuéntanos un poco sobre eso ¿Cuándo decidiste jugar este deporte?
— Bueno, desde muy pequeño me llamó la atención el futbol, recuerdo que cuando era niño me sentaba todos los fines de semana a ver los partidos de The Eagles con mi padre y creo que desde entonces me gusta el fútbol— respondió y miré cómo su padre sonreía a mi lado, Beatriz tomó la mano de su esposo y ambos se obsequiaron una sonrisa orgullosa.
— Desde muy niño tienes madera para futbolista, eso es sorprendente, pocos jugadores aman del deporte desde niños, pero esto solo nos dice que serás un gran jugador— garantizó, el rubio asintió y frotó su barbilla con sus dedos— Cuéntanos, Nick ¿Qué metas tienes para esta nueva etapa de tu vida?
— Primero, adaptarme e integrarme con los jugadores y con todas las personas que siguen al equipo— se encogió de hombros en un gesto propio de concentración— Luego, contribuir en todos los juegos y ayudar para seguir siendo el mejor equipo de la NFL.
— Así se habla, y creo que todos los aficionados están encantados de escuchar esas palabras de tu parte— el rubio sonríe y se cruza de brazos— Una pregunta que muchos se han estado haciendo ¿Tienes planeado continuar con este fichaje después de un año?
— Puede, nada es seguro. Siempre que pueda generar frutos y que todo marche bien, las cosas que recibiremos serán grandes, así que si, puede que está no sea mi última parada en The Eagles— dijo, el periodista asintió y continuó con su entrevista.
— Nick Price es todo un espectáculo y eso nos lleva a la pregunta de todas las aficionadas— Nickolas sonríe sabiendo la pregunta que se viene— ¿Acostumbras a dedicarle tus anotaciones a alguien en especial?
— A mí familia, cada uno de mis triunfos están dedicados a ellos y a todos los que siempre me han apoyado sin importar qué— todos sueltan un "aww" en coro que hace reír— Pero si te refieres a si le dedico mis anotaciones a alguien de manera sentimental, si, cada una de ellas ya tiene nombre y apellido— me sonrojo cuando su mirada se cruza con la mía.
— Eso quiere decir que tú corazón ya tiene dueña— afirmó el periodista, Nickolas asintió en respuesta— ¿Está presente el día de hoy?
— Si, mis rizos de la suerte siempre me acompañan— dice sin dejar de mirarme y eso hace que los ojos del otro sujeto vengan en mi dirección.
— En ese caso, lo siento, chicas. Nick Price ya tiene dueña— suelto una risita y Nickolas sonríe en conjunto— Ya para finalizar la entrevista, ¿Puedes definirnos en dos palabras lo que significa para ti el futbol?
— Esfuerzo y perseverancia— dijo y entonces, no me pude sentir más orgullosa de él.
— Te deseamos todo el éxito en esta temporada con The Eagles, Nick— ambos se dieron un apretón de manos— Gracias por tu tiempo y amabilidad.
— Gracias a ustedes— sonrió.
Una vez que la entrevista terminó, le tomaron varias fotos a Nick con el uniforme del equipo, otras firmando el contrato y después firmó varios autógrafos de los aficionados que estaban en el estadio.
— Mi niño— lloriqueó Beatriz antes de caminar hacia su hijo, quien la recibió de brazos abiertos, la rodeó en un fuerte abrazo— Soy la madre más orgullosa del planeta, te mereces muchas cosas más, mi bebé.
— Gracias, mamá— Nickolas besó su mejilla y volvió a abrazarla.
— Eres el mejor, hermano— Chase lo abrazó y sonrió con él, y es que Chase era diferente al resto de sus amigos, porque él si lo apoyaba y era feliz cuando Nick cumplía sus metas.
— Gracias, Chase.
— ¡En la cara de todos, hermanito!— alardeó Jeremy abrazando a su hermano menor— Felicidades.
— Gracias, Jer— sonriendo se alejaron y el siguiente en abrazar al rubio fue su padre.
— Quién diría que mi hijo menor sería jugador de la NFL ¿Eh?— Nickolas soltó una risa y se dejó abrazar por su padre— Estoy muy orgulloso de ti, hijo.
— Gracias, papá— dijo, una vez que todos lo felicitaron, me miró— ¿Dónde están mis rizos de la suerte?
— ¡ Aquí!— abrí mis brazos para mostrarle la camisa con su número y su nombre. Sonrió y se acercó a mi, lo rodeé con mis brazos y lo apreté con fuerza cuando me elevó del suelo unos centímetros— ¡Felicidades! ¡Estoy muy orgullosa de ti!— le dije, una vez en el suelo, me puse de puntillas y sujeté sus mejillas, besé sus labios cortarme y le sonreí en grande— Este es uno de los muchos triunfos que vendrán, ya verás.
— Gracias, preciosa— besó la punta de mi nariz y luego mis labios— Te ves hermosa con esa camisa.
— ¿Te gusta?— di una vuelta y lo miré desde mi lugar— Es de mi novio.
— Bueno, ese novio tuyo es muy afortunado— rodeó mi cintura con sus brazos y me pegó a su pecho, bajó sus labios a los míos y antes de besarme me susurró— Te amo, rizos.
— Te amo, Nick— le dije de vuelta antes de juntar nuestros labios.
Otro sueño cumplido, y yo estaba muy feliz por él y por todo lo bueno que ha pasado en su vida desde que nos conocemos. Mis aspiraciones estaban en verlo feliz y ser feliz junto a él, y tenía en cuenta que, Nickolas era uno de mis sueños cumplidos.
[...]
Estaba sentada en las piernas de mi novio mientras la voz de G-Eazy retumbaba por todo el club, las personas bailaban y bebían hasta hartarse. Habíamos decidido venir a una discoteca de un club privado que pertenecía al padre de Nickolas y él, bueno, no se negó a venir. Estuvo intentando persuadirme para que nos fuéramos a su departamento a seguir la celebración de la manera en la que ya se están imaginando— cosa que no me parecía tan mala idea—, pero logré decirle que viniéramos al club para que celebrara con Chase y él resto de sus amigos, y claro, lo besé unas cuantas veces para que terminara accediendo.
Chase y Nickolas hablaban de no sé que cosa acerca del fútbol, pero yo no les prestaba atención porque no entendía nada, pero sonreía cada vez que Nick dejaba la conversación a medias para poder besarme. Cómo ahora.
— Ustedes son peor que el chicle— se queja Chase con una mueca que me hace sonreír.
— ¿Qué sucedió con Mery?— le pregunto, recordando que el pelinegro ha estado detrás de mi amiga desde que la vio en el último juego de la temporada.
— Es demasiado tímida y... Creo que le doy miedo— arruga la nariz y yo reí levemente, los brazos de Nickolas se apretaron a mi alrededor— Pero no me daré por vencido, esa chica será la madre de mis hijos a si sea lo último que haga— afirma con tanta intensidad que me da un poco de miedo, pero lo disimulo sonriendo. El pelinegro se distrae con su teléfono y frunce el ceño levemente, teclea algo rápidamente y después mira a Nickolas— Nick, hermano. Thom está aquí y quiere hablar contigo— el cuerpo del rubio se tensa debajo del mío y cuando lo miro, me encuentro con su ceño fruncido— Nickolas, sé que estuvo mal lo que hizo y me disculpo contigo, Rose, porque es mi amigo y sé que el alcohol lo sacó de sus cabales.
— No te preocupes, no es tu culpa— le sonrío y me remuevo un poco para pasar uno de mis brazos por el cuello del rubio— Oye, mírame— lo llamo pero mira a todos lados menos a mi, pongo mi mano en su barbilla y elevo su rostro, obligándolo a mirarme— ¿Quieres solucionar esto de una vez por todas?— le pregunto acariciando el corto cabello de su nuca, apretando la mandíbula asiente, sonrío— Bueno, entonces, habla con él.
— Dile que entre— espeta Nickolas en dirección a Chase quien asiente y teclea otra vez en su teléfono— A veces eres demasiado odiosa.
— Así te gusto, cariño— le guiño uno de mis ojos y beso su mejilla— Relájate y solo habla con él.
Intento moverme del regazo del rubio, pero solo recibo que su agarre en mi cintura se vuelva más firme, entre la oscuridad y las luces de colores, veo como Thom se abre paso entre las personas. Cuando está a unos metros de nosotros, diviso su rostro y los cardenales que abarcan el mismo, lleva una curita en la ceja y otra en el puente de la nariz, tiene el labio partido y un moretón en la mejilla. Creo que Nickolas debió ser boxeador y no futbolista.
— Hermano— lo saluda Chase con una sonrisa tensa y lo invita a tomar asiento, el castaño lo hace y lo veo tragar forzado. Nos quedamos en silencio unos minutos, en los cuáles la mirada de Thom se cruza con la mía un par de veces, a lo que yo me dedico a jugar con los dedos de la mano de Nickolas.
— Lamento mucho lo que ocurrió anoche, Rose— murmura el castaño mirándome fijamente y puedo apreciar el arrepentimiento marcando su mirada— No sé que demonios me ocurrió, yo sé que no es excusa decir que estaba ebrio, pero es la única decente que encuentro para darte— suspira y se pasa las manos por el cabello antes de apoyar los codos sobre sus rodillas— Lo lamento mucho, de verdad.
— Entiendo que el alcohol puede cambiar la perspectiva de las personas— digo, vuelve a mirarme y asiente, le regalo una sonrisa tranquilizadora que parece ralentizar el temblor en sus manos— No te preocupes por eso, estoy bien.
— Nickolas...
— No entiendo porque carajos me odias— escupió el rubio interrumpiendo a Thom— Si es por lo de Jhenna, lo siento, no sabía lo que sentías por ella y de todos modos, si te molestaba debías decirme en su debido momento y terminar jodiéndolo con lo que hiciste anoche.
— Lo sé, hermano y lo siento mucho, en serio— el castaño parecía estar martirizándose, cosa que me ponía incómoda, pues sabía que estaba arrepentido. Le di un ligero pellizco a la mano de Nickolas y este entendió mi acción.
— Espero que esto no se repita, Thom, lo digo en serio— la potencia en su voz me sorprende, pero no digo nada— Hay una vocecita en mi cabeza que me dice que; siga partiéndote la cara, pero voy a ignorarla porque no quiero problemas.
— En serio lo siento...
— Esta bien— ahora soy yo quien habla, le vuelvo a sonreír y me inclino para apretar su mano, él me devuelve el gesto y sonríe conmigo— Todo está bien ahora.
Nickolas aprieta su agarre en mi cintura y me atrae otra vez hacia su pecho, sus labios caen sobre mi mejilla y me apachurra contra él. Me reí ante su acción y recibí gustosa su beso, me apoyé en él y dejé que la noche pasara así. Con él abrazándome.
¡Voten y comenten mucho!
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