DIEZ | "Locuras llenas de felicidad" (FINAL)
Camino lo más rápido que puedo, mis pies se mueven uno delante del otro a velocidad máxima, y maldigo al arquitecto del estadio de The Eagles por haber puesto los baños tan lejos de las gradas. Tenía dos opciones, correr al baño o quedarme en medio de las personas y vomitar delante de todo el mundo— cosa que no iba a hacer—, así que decidí quedarme con la opción uno. Cómo puedo, entro al baño de mujeres y empujo una de las puertas de las cabinas— y por suerte el baño está limpio—, entro sin ningún inconveniente y cierro la puerta detrás de mi. Sin espera alguna, me arrodillo ante el váter y expulso todo mi estómago.
Mi vientre se aprieta, los ojos se me cierran con fuerza mientras que de mi boca no para de salir líquido asqueroso— lo que me da más asco— y me obliga a hacer más fuerza. Mi garganta comienza a arder y de mis ojos a salir pequeñas lágrimas sin mi consentimiento. Mi descarga se detiene y soy capaz sostenerme de una de las paredes de metal del cubículo y llevar mi mano libre a la palanca para que mi vómito se vaya. Inhalo profundo por la nariz y exhalo despacio por la boca.
Cuando estuve segura— no mucho, en realidad— de que no me desplomaré si me levanto, me pongo de pie. Salgo de la cabina y voy directamente al lavamanos, agradezco una y mil veces más por no maquillarme, y me enjuago la cara y lo boca continuas veces, hasta lograr disipar la sensación de náuseas de mi sistema. Varias chicas entran vistiendo la camiseta oficial de The Eagles con el número y el nombre de mi novio— que yo también llevo puesta—, y me encanta que ya lo tengan mucho en cuenta.
Salgo del baño y camino a uno de los tantos puestos de comida rápida que están dentro del estadio, me compro dos chicles de menta y una botella de agua, las mentas desaparecen en el interior de mi boca con rapidez y suspiro aliviada cuando es el único sabor que aborda mi cavidad bucal.
— ¿Solo eso, señorita?— pregunta el señor del puesto.
— Si— le sonrío y espero por mi cambio, la gente comienza a gritar y sé que han anotado otra vez, una sonrisa se me escapa cuando mis ojos van a la pantalla de televisión que cuelga de una de las paredes. Mi novio es el responsable de toda la algarabía de las personas, lo veo chocar puños con sus compañeros.
— Ese chico, Price, es todo un espectáculo— dice el señor mientras cuenta el dinero— Es lo mejor que The Eagles ha podido traer desde hace mucho tiempo, ojalá firme y se quede con nosotros la próxima temporada.
— Es muy bueno ¿Cierto?— le pregunto al señor cómo quien no quiere la cosa, este asiente con entusiasmo y yo le sonrío, me da el cambio y la botella de agua— Gracias.
Camino hacia las gradas nuevamente, mastico el chicle unos segundos más mientras el sabor a menta sigue presente en mi boca, decido apoyarme sobre una de las columnas de la estructura, si me vuelvo a sentar volveré a marearme. El juego está por terminar, la gente se emociona mucho más, los gritos, los halagos hacia el equipo es todo lo que se escucha.
Aún no puedo creer que haya pasado un año desde que conocí a Nickolas "Nick" Price, hace un año intentó sobornarme para que fuera su novia— bueno, no me sobornó—, un año desde que comencé a conocerlo por quién realmente es y no por lo que yo veía desde lejos. Me enamoré del chico más guapo, sexy, atlético, famoso, asombroso y amoroso de todos, ¿Lo genial de todo? Que él también se enamoró de mí y ahora ninguno puede ocultar lo que siente por el otro.
Desde que Nickolas firmó con The Eagles todo ha sido un sube y baja de emociones, al principio fue difícil para el rubio, teniendo en cuenta que él era el más joven y los demás jugadores ya eran unos treintones y cuarentones que pensaban que Nickolas les quitaría su puesto como cabeza de equipo. El rubio, por otra parte, lo estaba llevando bastante mal, hasta tal punto de venir a verlo jugar cada fin de semana o quedarme con él en su nuevo departamento— puesto que tuvo que buscar un departamento cerca del estadio para estar al día con sus constantes entrenamientos— para que se sintiera más tranquilo— cosa que recomendó su entrenador—, lo hice sin objeción alguna.
Pero todo lo malo, siempre dura poco, solo fue una etapa que duró los primeros tres meses, luego de eso el equipo comenzó a integrarlo y a volverlo uno de los suyos. Ahora, The Eagles es uno de los equipos de la NFL con mejor ranking en toda la liga, con más anotaciones y pases completados gracias al excelente rendimiento de todos los jugadores, en especial, mi novio.
El juego da por finalizado, quedando ganador The Eagles con una diferencia de 18 – 35, lo cuál hace que la multitud se vuelva loca. Boto el chicle en uno de los cestos de basura y abro la botellita de agua y bebo la mitad de un solo sorbo mientras camino hacia la parte inferior del campo. Todos los jugadores están respondiendo preguntas, la prensa no los deja en paz en ningún momento, lo cual es muy estresante.
Me pongo de puntillas y buscó entre todas las cabezas a Nickolas, pero no lo veo por ninguna parte, me giro en todas las direcciones y nada. Frunzo el ceño y decido achinar mis ojos y buscarlo atentamente, a unos pocos metros lo veo. Ya no lleva su casco, pero si el uniforme— y se ve sexy—, una periodista le indica que se ponga frente a la cámara, sus manos caen en su cintura mientras asiente y mira hacia abajo, escuchando lo que la mujer le dice. Responde y una de sus manos se levanta y se pasea por la parte trasera de su oreja, asiente otra vez y su rostro se gira hacia todas las personas, sus ojos se topan con los míos y sus labios se estiran en una sonrisa.
Lo veo rascar su nuca y despedirse de la periodista poniéndole una mano en el hombro, le da una última sonrisa a la cámara y se aleja, abriéndose paso hacia mi. Me pongo de puntillas y alzo los brazos al momento de que sus manos rodean mi cintura y su cabeza se agacha para juntar sus labios con los míos, pongo mis manos encima del protector del pecho de la equipación y me alejo cuando un flash da de lleno junto a nosotros. Nickolas observa al chico con la cámara y luego abre su mano para colocarla a un lado de mi cara, vuelve a besarme y sonríe.
— ¿Dónde nos vemos?— cuestiono, sabiendo que no dejarán de hacernos fotos y ninguno de los dos quiere estar rondando por las redes sociales.
— En el estacionamiento de los vestidores— dice, asiento y recibo otro beso en los labios— Ten tu teléfono en la mano.
— Está bien— me besó una última vez y después acarició mi barbilla con sus dedos y se fue.
Caminé despacio hacia la salida del estadio y rodeé el mismo hasta llegar al dicho estacionamiento, me crucé de brazos y esperé. Eso de estar en el ojo y en la boca de todos no es algo que me llame la atención, pero debo acostumbrarme a ello, mi novio en un deportista reconocido en todo el país, su perfil de Instagram ahora es profesional y lo siguen más de un millón de personas y, aunque mi perfil es privado, a mi me llegan solicitudes de personas que ni siquiera conozco, y sé que es porque Nickolas tiene más fotos mías en su Instagram que yo en el mío. Todos quieren saber quién es la novia de Nickolas "Nick" Price y eso revoluciona las redes.
Mi teléfono suena en el bolsillo trasero de mis shorts, pero antes de tomarlo, un bocinazo llama mi atención, el todo terreno de Nickolas está frente a mi, con una gran sonrisa me apresuro a caminar hacia el auto y subir al mismo.
— ¿Me tardé mucho?— pregunta a lo que yo niego con rapidez.
— No, felicidades, mi amor— acaricio su mejilla con mis dedos— Estuviste increíble.
— Siempre juego bien cuando estás aquí, lo sabes— hago un puchero por la ternura que me causa y sonrío después.
— Siempre juegas bien, bobo— pellizco el lóbulo de su oreja y su mano va a mi pierna, pasea sus dedos por mi piel y el hecho de que me haya puesto un short me agrada mucho— Te eché de menos.
— Y yo a ti— entrelaza nuestros dedos— No veo la hora en que termines la universidad y te vengas a vivir conmigo— dice y mi corazón se acelera, hace más de dos semanas que no nos veíamos, él por los entrenamientos y yo porque estoy en mi octavo y último semestre, cosa que me ocupa demasiado, y ahora más que estoy haciendo las prácticas en la empresa del señor Ken, el papá de Nickolas— ¿Todo bien con la universidad?
— Si, todo va bien. Estoy muy ocupada con mi tesis, pero está quedando genial— digo mordiendo mi uña, observándolo de reojo— Jeremy dice que será la mejor tesis de todas, teniendo en cuenta claro, que quise hacerla sola.
— ¿Sobre qué va?
— Sobre la contaduría y administración de Industrial Price Company— Nickolas abre mucho sus ojos y me mira sorprendida— Tu padre me alentó a hacerla sobre su empresa, es una de las más grandes y desarrolladas entre toda la lista que tenía.
— Bueno, quedará increíble, nena, no te preocupes por eso— apretó mi muslo y giró el volante— ¿McDonald's o KFC?
— Mmm... KFC— arrugo la nariz— Tengo el estómago revuelto y no quiero comer carne.
— ¿Te sientes bien?— pregunta un poco preocupado, asiento— ¿Segura?
— Si, solo comí sushi con Mery ayer por la tarde y eso me cayó mal— frunzo el entrecejo, pero luego sacudo la cabeza— ¿Ya pensaste sobre la propuesta de The Eagles para la próxima temporada?
— Estoy en ello, tengo otras ofertas, pero no quiero irme de Nueva York— dijo entrando al autoservicio, el todo terreno se detiene y sus dedos golpetean el volante— Al menos no por ahora, quiero seguir aquí un tiempo, quizás después.
— Bueno, deberías hablar con Katherine para que esté al pendiente de todo— sugiero, mi teléfono suena y Mery me envía un mensaje diciendo; «¡NO PIERDES EL TIEMPO! Pásatelo genial» junto con la fotografía de Nickolas y yo besándonos— Cielos, las noticias vuelan.
— Que te digo— suspira mientras ve la pantalla de mi teléfono— ¿Qué quieres?
— Alitas, oh, y helado también— digo sin quitar la mirada de mi teléfono, le tecleo a Mery que recuerde que mañana me ayudará con mis cosas, el trayecto de mi residencia hasta el departamento de Nickolas es un tanto largo, son cuarenta minutos de diferencia y eso nos complica el proceso.
Decidí mudarme con él luego de que se estableció completamente en su nuevo departamento, claro, que papá tuvo una charla de hombre a hombre con él— y no sé que hablaron, pero no pierdo la esperanza de que algún día me digan—, pero la de la decisión final, fui yo. Amo a este hombre, es mi príncipe azul, ambos nos complementamos y lo vimos como un experimento para ver qué tal nos va conviviendo juntos.
Cuando llegamos al edificio ambos bajamos del todo terreno, caminamos hacia el elevador y cierro los ojos una vez estamos adentro. Aún no me acostumbro a que viva tan arriba, pero es una práctica para vencer el miedo, pues viviré aquí también. Caminamos hacia la puerta negra de madera con la placa H – 35 en la misma, Nickolas abre la puerta y yo entro detrás de él, enciendo la luz y cierro la puerta otra vez.
— ¡Ordenaste todo!— sonrío y él hace igual, camino hasta la habitación con el rubio detrás de mi— ¿Hiciste la compra?
— Si, hace dos días— dice, se quita la chaqueta y la camisa, se me seca la boca de tan solo verlo. Está más grande y sexy desde la última vez que lo vi— Sabía que venías, solo por eso.
— Claro— bufo riendo y rodando los ojos, me siento en la orilla de la cama y me quito los zapatos, el rubio frente a mi se desprende de su ropa y queda solo en bóxer— No te recordaba tan alto— le digo, suelta una risita y rebusca entre su ropa, saca unos shorts deportivos negros y se los pone, toma una de sus camisas negras de franela y me la lanza a la cabeza.
— Doble entrenamiento— dice, se acerca a mi una vez que me quita la camiseta de The Eagles y sujeta mis caderas con sus manos. Su rostro baja a mi cuello y aspira mi olor— En serio te extrañaba.
— Y yo a ti— rodeo sus hombros con mis brazos y beso sus labios una vez que su rostro sale de mi cuello, su cabello está húmedo y su piel está caliente— Se nos está enfriando la comida— suspiro cuando mi espalda choca contra el colchón, rodeo su cintura con mis piernas y dejo que mi lengua juegue con la suya.
— Siempre pensando en la comida— se burla, se lleva mi labio inferior entre sus dientes y luego lo succiona, acaricio sus mejillas y luego paso mis manos hacia sus hombros.
— Espero que hayas comprado suficiente comida, no solo porque yo esté aquí— le digo, me da un pico y se levanta, vuelvo a sentarme y me quito el short para después pasar la camisa por mi cabeza— No te vas a morir de hambre, además, no puedo estar llamándote siempre para saber si comiste o no.
Me giro a verlo y se inclina un poco en mi dirección para estar a mi altura.
— No sabía que te necesitaba tanto hasta ahora— susurra y mi respiración se corta, mis mejillas se sonrojaron y sus ojos brillaron. Dejó un leve golpe en mi frente con sus dedos, después se dio media vuelta y salió de la habitación.
— ¡No eres menos hombre siendo así de dulce y tierno ¿Sabes?!— exclamé para que pudiera escucharme.
— ¡Me comeré tus alitas!— gritó de vuelta y solté una carcajada.
Él es muy tierno, pero le da vergüenza, eso me lo había comentado hace un tiempo, pero él no sabía que yo amaba que se pusiera así, que me dijera cosas lindas y que se pusiera nervioso frente a mi. Salgo de la habitación y me encuentro con Nickolas en el sofá, en la mesita del centro está el enorme pote de alistas junto con el helado de vainilla y chocolate que había pedido, el rubio pasa los canales y pone una película de Marvel y palmea el lugar vacío junto a él en el sofá.
Me apresuro a llegar a él, tomo el pote de alitas y lo pongo en mis piernas, el brazo de Nickolas me rodea y mira atento la televisión. Yo por otra parte, comienzo a hacer una extraña mezcla entre las alitas y el helado. Delicioso.
— Te va a doler el estómago después— me advirtió, me encogí de hombros y le di un gran mordisco a mi alita cubierta de helado— Mi club de fans está triste, nuestra demostración de afecto les dejó mal sabor de boca.
— Si, que triste— sigo comiendo— Esas chicas te aman, Nickolas.
— Y yo te amo a ti, pero no puedo evitar decir que es genial tener un club de fans— ríe y bebe de su Coca-Cola, sonrío y abro la boca cuando me tiende una papa frita con salsa de tomate— Aunque hay ciertas chicas que son muy intensas.
— No puedes culparlas— miro como Hulk aplasta a uno de los secuaces malvados de Loki— A mi también me acosan, me están ofreciendo una gran suma de dinero para que te deje y me vaya del país.
— ¿En serio?— pregunta sorprendido, asiento mientras sonrío, recordando a la niña de diez años que me escribió eso hace una semana— ¿Y estás pensando en aceptarla?
— Es una gran oferta, pero no voy a dejarte— lo miro a través de mis pestañas y él se inclina para besar mi frente— Te amo, y no te dejaría por un millón de dólares— sonrío— Quizás por dos millones, pero no por uno.
— Te odio, rizos— se ríe y sigue comiendo.
Así pasamos el resto de la hora, viendo Avengers y comiendo, claro, que yo comí más que él. Luego, nos abrazamos en el sofá y comenzamos a besarnos, una cosa llegó a la otra— si saben de qué modo ¿Verdad?— y... Bueno, ahora estamos respirando como si fuésemos corrido una maratón.
— En serio te extrañé— su nariz roza la mía, su mano sube y baja por mi espalda, mientras que con la otra aleja el cabello de mi rostro.
— Yo también te extrañé mucho— cierro los ojos, paseo mis dedos por su pecho, sintiendo su piel caliente bajo la mía— Pero, creo y estoy más que segura que solo extrañaste tenerme desnuda.
— Si, solo por eso— dice con diversión y sonrío— Debemos buscar tus cosas.
— Lo sé, Mery me va a ayudar a empacar mañana— informo, su mano acaricia mi cintura— Trataré de traerme lo más que pueda el próximo fin de semana, ya sabes, para que después no quede tanto trabajo.
— ¿Seguimos con la regla de tu padre?— sonrío.
— Esa fue su condición— murmuro, me acerco más al cuerpo del rubio— Papá solo quiere que termine la universidad sin distracciones.
— ¿Yo supongo una distracción?— cuestiona mirándome, asentí— Vaya, me hieres.
— Si, bueno, mira como estamos y hace unos segundos veíamos una película— me burlo, sus manos se aprietan a mi alrededor, inclino mi cabeza hacia atrás y cierro los ojos cuando sus labios se juntan con los míos— Me distraes mucho, demasiado y lo sabes.
— Si, me encanta distraerte— sigue besándome, mi brazo rodea su cuello y abro mi boca para recibir su lengua, gimo cuando su mano sujeta mi pierna y me obliga a subirme sobre él. Tira de mi cabello para dejar mi cuello al descubierto, sus labios caen en esa parte y me muerde, succiona y chupa mi piel— Te amo.
— Te amo— entierro mis dedos en sus hombros y dejo que sea él quien dirija la segunda ronda.
[...]
Vuelvo a salir del baño, ese malestar no se me quita y sigo vomitando. Creo que tengo una bacteria en el estómago y por eso estoy así, odio estar enferma, y más si me da vómito. Mery me observa sentada en el suelo de mi habitación, yo sin observarla mucho tiempo, me dejó caer sobre mi cama y después cierro los ojos.
— Voy a llorar— lloriqueo, me paso las manos por la cara en un intento de quitarme la fatiga y respirar profundamente— Debería ir al doctor.
— Si, creo que si— dice mi amiga, se levanta del suelo y se acerca a la cama, pone su mano en mi frente y luego frunció el ceño— Que raro, no tienes fiebre.
— Pero me siento mal— refunfuño, me doy la vuelta.
— ¿Todavía tienes ganas de vomitar?— pregunta, asiento porque es verdad, todavía tengo náuseas— ¿Tienes mareo?
— Si— susurro.
— ¿Desde cuándo estás así?— se sienta junto a mi y saca su teléfono.
— Hace una semana, dos... No sé— me doy la vuelta en la cama y quedo boca abajo en la misma.
— Rose, ¿Cuándo fue tu último periodo?— frunzo el entrecejo ante su pregunta.
— ¿Qué?— la miro de reojo— No lo sé, hace un mes... Debería llegarme...
Todo a mi alrededor se detuvo, todo llega a mi de sopetón, la respiración se me atasca en la garganta.
— ¿Hay alguna posibilidad de que estés embarazada?— pregunta, mis ojos no ven más allá de su rostro, mi corazón golpeteaba con fuerza dentro de mi pecho.
— No... Yo no sé...
¿Embarazada? ¿Qué? Yo ni siquiera sé... ¡¿Embarazada?! El aire comienza faltarme, todo a mi alrededor da muchas vueltas. ¿Por qué? Nosotros siempre fuimos cuidadosos, precavidos con todo el tema de lo sexual, y es que Nickolas siempre ha usado preservativo y... ¿Y si se rompió? No, no puede ser... Yo no puedo estar embarazada, dentro de dos meses es mi graduación... ¡Dios mío!
— ¡Rose! Respira, respira conmigo— soy consciente de que Mery sostiene mi rostro entre sus manos, las lágrimas bajan por mis mejillas y todo está distorsionado— Relájate, todo estará bien ¿Si?— un sollozo se me escapó— No dejes de respirar... Rose...
Entonces, todos se volvió oscuro...
[...]
— Oye, Rose— una voz me llama, pero yo quiero seguir durmiendo— Rose, despierta. Vamos, abre los ojos— parpadeo varias veces y me encuentro con un bombillo de luz blanca que me deja ciega por unos segundos— Eso es, hola, Rose— enfoco a un señor que no logro reconocer— Soy el doctor Bennett, soy el encargado de tu estadía aquí ¿Recuerdas como llegaste?
— Yo... — carraspeo sintiendo la garganta seca— Estaba en mi habitación y... — «¿Hay alguna posibilidad de que estés embarazada?» trago el nudo que se forma en mi garganta— Me desmayé.
— Si, sufriste un ataque de pánico y también estás deshidratada— informó, moví mi brazo y sentí un pinchazo de dolor ahí, miré y vi una intravenosa en la parte interna de mi codo— Te suministramos unas vitaminas y líquidos, necesitamos que te repongas, llevas una nueva vida dentro de ti— me quedé pasmada ante sus palabras, estoy embarazada. El doctor al ver mi cara de susto e incredulidad, me dio una sonrisa comprensiva— Supongo que, el ataque de pánico fue porque no te esperabas esto ¿Cierto?— asentí, sintiendo mis ojos cristalizarse— No sé tú posición, pero si sé que un bebé nunca será un error, así que tranquilízate y respira, porque esa criatura te necesita más que nunca— apretó mi mano y tomó una libreta y un lapicero— Si no estoy equivocado, un jugador de la NFL está en sala de espera...
Mierda, Nickolas. ¿Ahora?
» ¿Lo conoces?— preguntó.
— Es mi novio— susurro, él sonrió y caminó hacia la puerta, desapareció detrás de la misma y reapareció segundos después, esta vez con Nickolas detrás. El doctor nos dejó a solas.
— Carajo, rizos— el rubio se acercó a mi y tomó mi mano, beso el dorso y se inclinó para besar mi frente— Me asustaste— besó mis labios unos segundos, cerré los ojos y subí mi mano a su mejilla— ¿Estás bien?
— Yo... — miré sus ojos azules con los míos llenos de lágrimas— Debo decirte algo...
— Esto es por lo de tu dolor de estómago ¿Verdad?— asentí, sus dedos acariciaron mi barbilla, apoyó su frente sobre la mía— Estás embarazada ¿Cierto?
— ¿Qué?— pregunto con los ojos muy abiertos, sus manos sostienen mis mejillas, besó mi frente y cerró los ojos unos segundos— ¿Cómo...?
— Hablé con mamá está mañana después de que te fueras— dijo, dejándome un más confundida aún— Llegamos al tema y le comenté que te estabas sintiendo mal, ella me preguntó si existía la remota posibilidad de que estuvieras... Embarazada, no supe que responderle y le dije que te llamaría— dice sin dejar de mirarme— Estuve apunto de llamarte, pero Mery me dijo que estabas en el hospital, ella también me preguntó lo mismo.
— Yo no sabía— me apresuro a decir, las lágrimas comienzan a salir y mis manos a temblar— No pensé que...
— Amor, está bien— Nickolas besó la palma de mi mano y acarició mi mejilla— Nunca pensé que pasaría, creí que todo estaba en orden...
— Yo también— susurré, sorbí mi nariz— Sé que estás en el mejor momento de tu carrera y que yo estoy apunto de graduarme...
— Cariño, no importa— me interrumpió, me besó castamente y sonrió después— Vamos a tener un bebé.
— Si...
¿Por qué estaba tan contento? Bueno, no es como si yo estuviera muy triste pero... Creí que se lo tomaría diferente, muy diferente en realidad.
— ¿Acaso no quieres tenerlo?— cuestionó alarmado.
— No, no es eso... Jamás pensaría en abortar, ni más faltaba— ni loca, nunca mataría a un bebé, mucho menos si era mi bebé, y ahora no empezaría a pensar en aborto— Solo que, me tomó muy por sorpresa... Creo que estoy en shock.
— Si, yo también— ríe, pero yo hago una mueca— ¿Qué sucede?
— Apenas y habíamos convencido a papá para que me dejara ir a vivir contigo— su sonrisa se hace más grande— ¿Puedes ayudarme?— estiré mi mano y me ayudó a sentarme— Gracias, esta cama es horrible— me reí, él acarició mi mejilla— ¿No estás asustado?
— Si, mucho, pero me preocupa más que piensas tú— dijo, asentí ante sus ojos curiosos.
— Bueno, no sé, estoy muy sorprendida— entrelacé nuestros dedos, pero dejé mis ojos fijos en los suyos— También me gustaría que hubiese sido más adelante y ambos estuviéramos más establecidos, ya sabes. Pero es... Nuestro bebé, algo que, es solo de nosotros dos— le sonrío— Nosotros nos hemos saltado muchas cosas ¿No crees?
— Creo que sí, no somos como las parejas usuales— eso me hace sonreír, toco sus labios con mis dedos— ¿Es normal que me sienta muy emocionado?
— No lo sé, pero ahora, yo también lo estoy— mi estómago se apretó ante la sensación de felicidad que me abordó de repente— Te amo.
— Y yo te amo a ti— me dijo antes de besarme.
Definitivamente, nosotros no éramos una pareja normal. Habíamos iniciado de una manera poco convencional, pero eso no desprestigia nuestra historia, eso nos hace diferentes, nos hace únicos.
¡Voten y comenten mucho!
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