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Capítulo 72: Regalo

La pareja iba de regresó en el auto, Andrey era quien conducía y se dirigían a desayunar con la familia de rusos, en la casa de la madre de Vladimir.

–¿Está bien que yo vaya? Creo que no le agrado a tu abuela por completo. Puedo esperar en el hotel.

–De ninguna manera, pronto serás mi esposa, y le haré saber que si no te acepta a ti, me estará negando a mi también. Pero, yo no creo que sea necesario, ella parece ser que realmente te acepta ahora.

Ibis sonría por el apoyo que tenía de Andrey, y no sólo de él, sino de Vladimir y sus hermanos. Al llegar, ambos bajaron del auto y caminaron tomados de las manos, al entrar notaron que Erika y Makari jugaban en el patio junto con Gerald y Vladimir, así que fueron allí.

–¡Ibis! –menciona el menor de los hermanos yendo a abrazar a la joven, quien corresponde el gesto. –¿Eh? Ibis, ¿qué le pasó a tu hombro?

–¿Mi hombro? –la chica volteó a ver y se apenó al notar que tenía una marca de mordida. –Ah... ehm... Me... Me mordió un perro... jajaja. –Ibis sonreía nerviosamente.

–Por lo que veo un perro algo grande~ –añade Erika de forma burlona, lo que puso a la menor un poco roja.

–Y por lo visto. –menciona Gerald también burlón hacia Andrey. –A ti te mordió tu gatita.

El mediano se sonrojó, pues él también tenía una marca más cerca del cuello, la pareja estaba avergonzada y sólo podían desviar la mirada. Fue entonces que Vladimir se acercó y notó las marcas de ambos.

–Uhm... Parece que los gatitos tuvieron una buena noche. –menciona el más grande mientras se ríe junto con Erika y Gerald.

–No entiendo. ¿De qué perro y qué gatitos hablan? –pregunta confuso Makari, quien no comprendía la conversación de los adultos.

–Jajaja, de ninguno, cariño. Lo entenderás cuando seas mayor. –dice Erika cargando al niño y llevándoselo adentro de la casa.

–Bien, vamos a comer, gatitos. –menciona Gerald mientras camina con Vladimir a la par que se están riendo.

Después de eso, la pareja estaba aún más apenada, sobretodo porque durante el desayuno, Gerald no dejaba de molestarlos diciéndoles gatitos, enfrente de los presentes, como sus tres abuelos, Víktor, Sergei y su familia. Gatito es una forma cariñosa con la que se refieren las parejas en Rusia. Su abuela Ivanna, por supuesto ya veía la relación con buenos ojos, algo que a Ibis y a Andrey relajaba mucho, al igual que al resto de la familia. El compromiso fue recalcado y dejando claro que era enserio, a lo que las felicitaciones no se hicieron esperar.

Después de unos días, todos, a excepción de Ibis, volvieron a México, ella se quedó el tiempo que Andrey necesitaba para que terminara sus asuntos universitarios antes de regresar juntos.

Durante ese tiempo los futuros esposos planeaban la boda, la única diferencia que ellos tenían era el tema del color, pues Andrey quería un color rojo mientras que Ibis deseaba su querido azul marino. Al final llegaron a un punto medio donde las sillas tendrían un listón azul marino mientras que las paredes tendrían listones color rojo. Por lo demás no tuvieron problema alguno. En cuanto a la fecha de la boda, ellos acordaron casarse en un mes por el civil y 5 meses después se haría la boda por la Iglesia y la fiesta.

Cuando regresaron a México, Vladimir le dio trabajo a Andrey dentro de la empresa.

–¿Dónde está Louis? –pregunta Andrey –Quiero felicitarlo por su matrimonio con Marcos.

–Él se encuentra con Marcos en la oficina. –Responde Ibis.

–¡Oh! Andrey que gusto verte –en ese momento Marcos y Louis venían hacia la pareja –Ya han pasado 3 años.

–... Ah... Louis... ¿De quién es ese niño? –dice el ruso intrigado por un pequeño de 6 años que tomaba de la mano a Marcos y Louis.

–Se llama Carlos –responde Marcos –Es nuestro hijo.

–Lo adoptamos hace 1 año. –agrega Louis.

–¡¿Qué?! ¿Qué otras cosas me he perdido? –pregunta Andrey sorprendido.

–Pues... –Ibis señaló hacia Gerald, Erika se acercaba a él, tomó con ambas manos el rostro del mayor y lo besó mientras Gerald la abrazaba –Ellos tienen una relación desde hace 2 años... –dice sonriendo.

–¡¿Qué?! Esto es una sorpresa y no dijeron nada cuando estuvimos en Rusia...

Gerald y Erika se acercaron a Ibis y Andrey para felicitarlos, la joven le pidió a su amiga que fuera su dama de honor junto a Vicky, cosa que ella aceptó con mucha alegría.

**El día de la boda**

Los 6 meses pasaron volando, ya estaban casados por lo civil y viviendo una vida matrimonial estable, feliz y llena de amor, pasión y comprensión. Todos estaban reunidos en la Iglesia, el padre de Ibis la llevaba al altar con su vestido blanco.

–Te la entregó, nunca la había visto tan feliz. Prométeme, que la cuidarás.

–Se lo juro. Me esforzaré para hacer que cada día ella sea feliz.

Andrey tomó de las manos a Ibis, y la ceremonia empezó, el sacerdote dijo las líneas y la pregunta esperada fue respondida por los novios.

Sí, acepto.

Makari por supuesto fue quien llevó los anillos, cada uno los tomó y dijeron sus votos.

–Puede besar a la novia. –dijo el sacerdote.

Los novios finalmente sellaron su amor con un tierno y apasionado beso mientras todos los presentes celebraban con ellos.

**En la fiesta**

Los novios harían su primer baile, Ekaterina es quien cantaba y los presentes observaban felizmente a la pareja recién casada.

–Aun me cuesta creer que estemos juntos aquí. –dice feliz Andrey.

–Lo sé, pero es real. Y ahora mismo me siento la persona más dichosa del mundo.

Ambos se detuvieron cuando escucharon un sonido, al voltear, en una de las decoraciones de flores que se encontraba frente a la pareja, se había posado un búho, no era uno común, este era de un color tan blanco como la nieve, y sus ojos tenían un color violeta.

–Nunca he visto uno así. –atina a decir Ibis. –Es muy hermoso.

El ave cantó, era como si se estuviera dirigiendo hacia la pareja. Después de eso, voló hasta la mesa en la que se encontraba Vladimir, Gerald y Makari, el búho se acercó al pequeño y dejó que él lo acariciara, un segundo cantó fue hecho por el misterioso animal, a la par que miraba a Vladimir y a Gerald. Luego este emprendió vuelo perdiéndose en el cielo estrellado.

–¿Alisa? –dijo Vladimir para sí mismo.

–¿Ma...má? –Andrey y Gerald se encontraban igual que su padre.

–¿Andrey? ¿Estás bien? –pregunta Ibis al ver a su esposo.

–Sí... No es nada... –Andrey dibuja una pequeña sonrisa y volteó a ver a Ibis. –¿Sabes? Mi madre siempre decía que, si un búho se acerca a ti y te canta, te está bendiciendo. Para ella, ellos traían fortuna.

–¿En verdad? Tu madre era una gran persona.

–Sí...

–Alisa se llamaba ¿no es así?

–Sí.

–Me gusta ese nombre. Suena perfecto para cuando nazca una pequeña. ¿No lo crees? –dice Ibis acercándose a Andrey.

–¿Qué?

–Bueno... –la joven frotaba su vientre mientras sonreía.

–¿Desde cuándo...?

–Dos meses.

–... ¿En verdad? –el joven con gran felicidad abraza a su esposa mientras la carga en brazos y da vueltas con ella. –¡Voy a ser papá!

Todos se asombraron ante la noticia y se sintieron felices por la pareja, Andrey no podía calmar su emoción que hasta lloraba de alegría. Ambos se veian fijamente a los ojos mientras volvían a bailar y demostranban su amor con otro beso ante los presentes, quienes no tienen dudas de que esta pareja esta bendecida.

Si oyes el canto de un búho, pon atención a lo que te rodea, ellos pueden salvarte la vida... o pueden estar por darte un regalo.




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