Ibis miraba el reloj de pared con las 8:50 de la mañana, veía a la manecilla de los segundos seguir mientras a Gerald y a un pequeño grupo de nuevos empleados.

–Ibis… –una voz distante la llamaba. –¡Ibis!

–… –la joven volteó rápido y con sorpresa para ver a una chica alta y rubia vestida a la moda. –Ekaterina…

–Al fin despiertas. –dijo abrazándola y zangoloteándola divertida. –¡Qué alegría verte!

–Jajaja igualmente, pero ¿qué haces aquí?

–Mi padre y yo vinimos a una junta con Vladimir y la señora Ivanna. Estoy siendo un éxito en Rusia como solista. Ahora estoy aquí para un evento.

–Me alegro mucho por ti, muchas felicidades.

–Sí, pero tengo un problema muy grande.

–¿Qué? ¿Cuál? ¿Puedo ayudarte?

–Espero que sí, necesito que me expliques, –Ekaterina tomó las mejillas de la más baja y empezó a jalarlas. –¿por qué terminaste con Andrey siendo que perdí contra ti, y además estás saliendo con Gerald?

–… Ah… –la euroasiática la soltó y cruzó los brazos. –Bueno… pasaron muchas cosas…

–Pues vas a explicármelas cuando salga de la junta. Tenemos mucho de que hablar, porque en verdad, fue una sorpresa recibir esa noticia cuando hablé con Andrey. Él se escuchaba muy afligido, me contó poco… Él en verdad te quiere.

–… –Ibis desviaba la mirada, fue entonces que el padre de Ekaterina la llamaba porque la junta iba a empezar, así que se despidieron. –Supongo que Andrey ya debió de haber salido al aeropuerto a esperar su vuelo.

Ella volvía a mirar el reloj y eran las 9 en punto, ellos debían de salir temprano en caso de que haya tráfico y así no retrasarse para tomar el avión.

–Ibis, ya está el grupo reunido. –habló Gerald captando su atención.

–Bien, vamos. –dijo sonriente y empezando a caminar, pero el mayor la detuvo tomándola de la mano. –¿Qué pasa?

–… Estás pensando en Andrey ¿verdad?

–No…

–Ibis. –él le sonrió y la acercó entrelazando sus dedos. –Es muy evidente que sí. –suspiró con algo de tristeza. –Es claro que lo vas a seguir amando, y conmigo no va a ser así.

–Gerald, no… Te quiero, en verdad. Quiero que esto funcione.

–Lo sé, sé que te esfuerzas por nuestra relación, y sé que me quieres, pero no de la misma manera con la que quieres a mi hermano.

–Gerald…

–Escucha, yo… tengo que decirte algo importante. No quiero que me odies por no decirlo antes, Andrey me pidió no hacerlo por ti, pero yo no puedo seguir así sabiendo que lo de ustedes tiene solución.

–¿De qué hablas?

–El día de año nuevo, Andrey me pidió ir a dejar las llaves a July, entré a su casa y como no sabía donde dejarlas, llamé a mi hermano, pero estaba marcando por error a su anterior número, el que perdió. Y lo encontré en la casa de July.

–… No comprendo… ¿Por qué estaba en su casa?

–July planeó todo, la confronté, confesó que se aprovechó de Andrey estando borracho, ella envío primero ese vídeo y audio de su celular al de él, y luego te las reenvío a ti. Y el audio tiene explicación, no olvides que él siempre te niega como novia y dice que no te quiere, porque termina gritando que eres su prometida y que te ama. Ella grabó esa primera parte.

–… Es verdad... Pero ¿cómo…?

–Ibis… Tú y Andrey fueron separados injustamente, él jamás te engañó, todo fue una treta vil de July. Andrey cortó todo lazo con ella después de que no tuvo más remedio para ocultarlo, pero el muy idiota piensa que es mejor dejarte ser feliz conmigo porque según él, no creyó en tus sospechas sobre ella.

–Por eso ya no he visto a Julia cerca de él… y por eso ahora siempre me evita…

–Así es… Él quiere que seas feliz, y yo también, pero no lo vas a ser conmigo, sólo puedes serlo con él… –Gerald se vio sorprendido y confuso cuando Ibis lo jaló a besarlo en los labios. –… Supongo que ese beso no fue para decirme que vamos a seguir juntos.

–No. –respondió con amabilidad mientras le regalaba una sonrisa gentil, contagiando al contrario. –Gracias por todo. ¿Puedes encargarte del recorrido?

–¿Eh? Sí… ¿Por qué?

–Tengo un vuelo que alcanzar. –dijo dándole un fuerte abrazo para luego soltarlo, pero en la esquina, Erika venía saliendo. –Oh, genial, hazme un favor y haz el recorrido con Gerald. ¿Sí? Muchas gracias. ¡Adiós! –mencionó con euforia dejando confundida a su amiga, quien se acercó a Gerald.

–¿Qué acaba de pasar?

–Acabamos de terminar.

–¿Qué?

–Y ahora va a buscar a Andrey para regresar.

–¡¿Qué?!

–Tienes un problema auditivo. –dijo divertido y tomando a la chica de los hombros empujándola a llevársela con él. –Vamos, que tenemos un recorrido dar.

–… ¿Qué rayos está pasando…?

El mayor sonreía y se sentía extrañamente feliz a pesar de que acababa de aceptar, que dejó ir a quien ama, sin embargo, eso era precisamente lo que lo hacía sentir así. Ahora Ibis estaba dispuesta a ver a Andrey y dejarle saber lo que en realidad siente.