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Capítulo 67: ¿Es lo correcto?

Una semana había pasado desde que Andrey y Gerald descubrieron la verdad, ambos seguían guardando el secreto al igual que Julia, quien se mantenía alejada del mediano aunque hubo ocasiones en las que trató de contactarlo, más él la trataba con desagrado. Gerald habló con su padre para ver si así hacían entrar en razón a su hermano de que arreglara las cosas con Ibis, sin embargo, él seguía necio en guardar silencio, y así se lo exigía a ellos.

–¡Hola! –Erika y Vicky sorprendieron a Ibis en la sala.

–¡Erika! ¡Vicky! ¡Bienvenidas! –ella se levantó a abrazarlas. –¿Cómo les fue?

–Muy bien, mi familia les mandan saludos. –contestó Erika.

–A mí me fue genial también. –añadía Vicky. –Anthony me presentó a su familia que vino a pasar las fiestas aquí también.

–Pensé que se quedarían más tiempo con sus seres queridos. –atinaba a decir Ibis.

–No, teníamos que volver contigo. –mencionaba Erika, las tres se sentaron juntas en el sofá. –Cuéntanos, ¿cómo te ha ido con Gerald y Andrey?

–Bien, Andrey y yo nos llevamos bien como amigos. Y con Gerald no me quejo, es muy caballeroso y atento.

–¿Cómo Andrey? –preguntó curiosa la rubia.

–… No voy a compararlos…

–A veces lo haces inconscientemente ¿no? Y no es malo.

–A veces… No es tan meloso como Andrey, pero también es cariñoso. Pero…

–¿Pero?

–Últimamente ha estado actuando un poco extraño. Habla más sobre Andrey y cuando me invita a su casa a comer, a veces lo invita con nosotros.

–¿Qué? ¿Y eso?

–No lo comprendo… Supongo que es porque ahora se llevan bien, y me alegra, pero es muy extraño.

–¿Y ya le has comentado algo a tu familia? –cuestionó Erika.

–El 31 de diciembre por la mañana, Gerald y yo hicimos una videollamada a mi familia. Se sorprendieron, por supuesto, pero aceptaron nuestra decisión.

–Ya veo. Me alegro por ti, pero a mí no me va tan bien. Dame un poco de tu suerte~

–Jajaja ¿por qué lo dices?

–¿Recuerdan al bartender? Resultó ser gay. Así que ni siquiera obtuve una cita.

El trío chicas reían y disfrutaban de su reencuentro, conversaban divirtiéndose contando lo que pasaron en sus vacaciones. Andrey por su parte, seguía arreglando sus cosas y sobretodo, su vida antes de volver a Rusia, aunque era mejor decir que estaba deseando que el tiempo de irse llegara pronto para alejarse lo más posible de Ibis, pues sentía que cada día quería ir con ella y revelarle las cosas para volver juntos, pero también se detenía porque sentía que estaba siendo egoísta con su hermano y con ella, ya que sabía, se esforzaba por sacar adelante su relación con Gerald.

Un par de meses y algunos días pasaron rápido, Andrey a veces ayudaba en la empresa de su padre con algunos trabajos y proyectos, de vez en cuando veía a Ibis, pero siempre terminaba sus conversaciones rápido para no tener que estar tan cerca de esa sonrisa y esos ojos dorados que siempre le ha gustado ver. Su abuela notaba muy bien como su nieto sonreía y suspiraba cada que él estaba cerca o la miraba.

–¿Sigue creyendo que ella es dañina para su familia? –preguntó Sergei burlón a su señora. Estaban a solas en su oficina.

–Ha causado un sinnúmero de problemas.

–Yo no lo creo. ¿Puedo preguntar el porqué usted ya no trata de alejar a la señorita Ibis de su familia?

–… Sergei, lo que te voy a decir es muy delicado, sé que serás muy discreto.

–Por supuesto.

–Mi hijo me confesó que intentó suicidarse, y que esa niña lo salvó. –la cara del hombre se tornó muy sorprendido. –Ella no me agrada para ser pareja de mis nietos, pero no voy a negar que he aprendido que es una buena mujer. Y esto último, nunca lo dije ¿de acuerdo?

–Por supuesto. –el mayor rió por eso, luego salió debido a que la anciana se lo ordenó porque haría una llamada.

–Me enteré que fallaste en quedarte con Andrey. –dijo estando al teléfono.

… Puedo hacerlo y yo… –Julia estaba al otro lado del teléfono.

–No puedes. Escucha, te seguiré pagando la renta del departamento, y si quieres volver a Rusia, yo me encargo, pero mantente alejada de mi nieto.

Usted fue quien me pidió hacer esto.

–Así es, pero ya no te requiero, Ibis igual seguirá siendo parte de mi familia, me guste o no. Así que ya sabes, luego hablaremos sobre si decides quedarte aquí a terminar tus estudios, que es lo que preferiría; o si te irás a Rusia de nuevo.

Señora…

La anciana no dejó que ella hablara cuando le colgó, después de todo debía trabajar. Ella aceptó que Ibis siguiera teniendo relación con su familia fuera de la forma que sea, ella veía el bien que le hacía al menor de sus nietos, la amistad que tenía con su hijo, la ternura con la que Andrey y Gerald mostraban con ella y sobretodo, la felicidad que causaba en su familia, era simple, ella quería una mujer que fuera elegante y sofisticada como era Alisa, su nuera fallecida, pero ahora se conformaba con que mostrara la misma alegría con la que esa mujer siempre esparcía.

La señora Ivanna ya no intentaba de ninguna forma hacer que Gerald e Ibis terminaran, ni siquiera se inmiscuía en sus asuntos, sólo los dejaba pasar. También había logrado mantener una relación de trabajo estable con la chica, aprendiendo a moderar su lenguaje a la hora de hablar con los demás empleados, e Ibis, aprendió a manejar mejor los asuntos de la empresa, era una aprendizaje mutuo y de retroalimentación. En el caso de Julia, ella aceptó quedarse en México hasta que terminara sus estudios, luego podría regresar a Rusia, la señora Ivanna fue quien favoreció esa decisión para que así, no le ocasionara problemas a Andrey mientras estuviera allá.

**1 mes después**

–¿Ya tienen todo listo? –preguntó Vladimir a Andrey y a sus suegros.

–Sí, nuestro vuelo despega a las 10, así que tendremos algo de tiempo antes de irnos. –contestó el chico.

–Lamentamos que nadie pueda ir a despedirlos al aeropuerto. –mencionó Gerald. –Papá y la abuela Ivanna tienen una junta y yo tengo que dar un recorrido de la empresa a unas personas junto a Ibis, y Makari, pues está en la escuela.

–No se preocupen, lo entendemos, además, ya nos están despidiendo ahora ¿no? Gracias, a los dos. Lo llamaré seguido, lo prometo.

–… ¿No quieres decirle algo a Ibis antes de nos vayamos a la empresa?

–… No.

Gerald y Vladimir se despidieron de Andrey y de sus abuelos maternos, quienes los vieron marcharse en el auto rumbo a la empresa. Apenas eran las 8:30 de la mañana y padre e hijo llegaron al edificio, Vladimir fue a su oficina y Gerald se dirigió a buscar a Ibis.

–Hoy se va a Rusia. –mencionó acercándose a besarla en la cabeza.

–Lo sé, su vuelo es a las 10 ¿no?

–Sí… Oye Ibis. Esta es una pregunta hipotética. Si las cosas entre tú y Andrey hubiera tenido una explicación… ¿Lo hubieras intentado con él otra vez?

–… ¿Por qué la pregunta?

–Sólo es una pregunta hipotética…

–Pues, hipotéticamente te respondo que no lo sé, no creo que las cosas se pudieran haber resuelto tan fácil.

–Pero y si…

–Gerald ¿qué pasa? Desde año nuevo has estado muy extraño, mencionas mucho a Andrey.

–Es que… –el joven recordaba aquello que le pidió su hermano, no decir nada. –Es sólo que deseo que te sientas tan cómoda como lo hacías con Andrey…

–Gerald… No necesitas ser como Andrey, cada uno tiene lo suyo. Y me gusta como eres. –Ibis lo tomó del rostro y lo acercó a besarlo con ternura. –Bien, vamos a prepararnos para el recorrido. –dijo soltándolo y caminando primero, el mayor sonreía.

Ibis, podrás quererme, pero no me amas. –pensaba mientras seguía a la chica. –Espero estar haciendo lo correcto con cumplir tu petición, Andrey.

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