Capítulo 65: Adiós
Primero de enero por la mañana e Ibis había despertado tarde, después de todo quedó muy cansada de la larga y divertida noche que tuvo en la casa de los euroasiáticos, vio el obsequio sin abrir que Andrey le había dado y lo tomó observándolo sonriente. Con mucho cuidado y curiosidad quitaba el envoltorio, su alegría fue intercambiado por asombro en cuando descubrió su regalo. Un pequeño cuadro de madera que en cuyo centro, estaba una imagen que había sido hecho en digital y era protegida por un vidrio. Era la misma imagen que Sergei le había enseñado del trabajo con el que Andrey obtuvo su beca, y junto a ese cuadro, una carta, escrita a puño y letra de Andrey.
Para Ibis:
Espero de todo corazón que esto no te ofenda, este arte fue con el que gané la beca para seguir mis estudios en el extranjero. Fue parte de un trabajo para obtener mi calificación en la materia, debíamos escoger algo para plasmar lo que más nos fuera especial y ponerle un nombre. Pues que mejor aquello que más amo y hace tan grata mi vida, y así lo llamé: «Mi Vida»
En la noche de navidad, me dijiste que yo fui tu primer amor, y me hizo feliz eso, me hubiera gustado haber seguido así, tú también fuiste el mío y creo que así será por mucho tiempo, sino es que por el resto de mi vida.
Me gustaría que conservaras este arte, pero tampoco te culparé si decides botarlo. Te lo obsequio porque me has dado mucha felicidad, y como dije, eres Mi Vida. Espero que estando lejos de aquí estos sentimientos disminuyan, aunque para ser sinceros, la última vez resultó ocurrir justo lo contrario.
Con esto no busco ni deseo reprochar algo o hacerte sentir mal, es todo lo contrario, deseo que sepas que acepto tu decisión y tu adiós, y que te deseo toda la felicidad del mundo para ti y mi hermano. Eres lo mejor que puede existir y por eso decidí plasmarte de esa manera, siendo tan bella ante mis ojos sin importar que y cuantas personas digan lo contrario, así que gracias por haberme querido, y formalmente le digo adiós a la relación tan maravillosa que me obsequiaste, y lamento no haber sido capaz de mantenerla.
Con amor, Andrey.
Lo ojos de Ibis se cristalizaban mientras leía cada línea de esa carta, sin embargo mantenía su sonrisa, no sabía si era porque trataba de no llorar más, o porque era su forma de negar el dolor que esas palabras le decían que ahora era Andrey quien terminaba con ella. Cubrió su boca para no dejar salir su sonido al llorar, pero luego la descubrió para abrazar esa carta y ese cuadro.
Por su parte, Andrey apenas había dormido algo por pensar en que clase de reacción tendría Ibis al abrir su obsequio, y que era lo que decidiría hacer con él. En ese instante, su teléfono sonó y observó el nombre de Ibis, tragó estando nervioso por pensar el porqué de su llamada, así que respiró profundo y contestó. La voz de la chica se oía más calmada, le comentó que ya había visto su regalo y eso puso más nervioso al joven.
–Muchas gracias Andrey, es un muy bonito regalo. Lo voy atesorar.
–… Me alegra que te haya gustado, no sabía si eso te ofendería.
–No, claro que no, al contrario, es muy alargador. Tienes mucho talento, te deseo lo mejor. Sé que conseguirás grandes cosas. Y acerca de la carta, también agradezco tus palabras.
–Cada cosa que dije es verdad.
–Lo sé. Por ello te llamo, porque te agradezco por esa relación. –hubo un silencio de esos que no son incómodos, sino que se atizaba con calidez. –Feliz Año Nuevo, otra vez. Hasta pronto.
–Hasta pronto, Ibis.
Ambos colgaron, Ibis sonreía viendo su regalo y Andrey ahora estaba mucho más calmado gracias a esa llamada, él se levantó y arregló para salir con tranquilidad. Bajaba las escaleras hasta que se acordó de algo y subió de nuevo a su habitación, tomó unas llaves y fue al dormitorio de su hermano mayor.
–Anoche nos dormimos tarde, ¿qué quieres? –cuestionó bostezando Gerald.
–Necesito pedirte un favor. Voy a ir a casa de un amigo a recoger un libro, pero necesito entregarle estás llaves a July.
–¿Llaves?
–Sí, sabes que su apartamento queda cerca de la universidad, y una vez tuve que quedarme un par de veces en su casa por unos exámenes, me dio una copia y se me ha olvidado regresárselas.
–¿Y por qué no se las llevas tú?
–Después de lo de anoche, no tengo ganas de verla. Cuando la dejé en su casa, trató de besarme a la fuerza, le he dicho muchas veces que no siento nada por ella y que no quiero ninguna relación. Sinceramente me estoy molestando por ello, por eso no quiero ir, pero tampoco quiero seguir olvidando darle sus llaves.
–Ya veo. –mencionó tomando las llaves. –Yo se las llevo, además, quiero pasar a ver a Ibis.
–Gracias, salúdala de mi parte.
–Claro.
Él se fue y Gerald se alistó para salir a cumplir con la diligencia de su hermano, tomó el auto y condujo hasta el apartamento de Julia, tocó la puerta un par de veces, pero no abría, así que decidió usar las llaves para entrar y colocarlas adentro.
–No está.
Pasó a la sala y observaba los cojines de los muebles tirados por el suelo, observaba por los lados para saber donde dejar las llaves para que ella las viera, pero no sabía en qué lugar, así que sacó su teléfono y marcaba a su hermano para que él le explicara a la chica luego decirle cómo entró y dónde dejaría el objeto.
–Ay, este es su número anterior…
Se detuvo en cuanto escuchó el sonido de un celular, se extrañó por ello y colgó, pero justo cuando lo hizo, el tono también paró, intrigado por ello, volvió a marcar y el sonido se hizo presente de nuevo, buscó el origen y entró a la habitación de Julia. El tono se escuchaba dentro de uno de los cajones de la mesa al lado de la cama, se acercó y revisó, encontrando el teléfono que Andrey había perdido.
Gerald dejó de llamar, y se dispuso a revisar el celular, así que lo desbloqueó, hacer eso no le fue difícil, después de todo su contraseña era bastante fácil, el nombre de quien era su novia por supuesto. Vio que el móvil tenía crédito, lo habían estado pagando todo este tiempo, pero ¿por qué? ¿y por qué Julia lo tenía? También revisó las conversaciones con Ibis, y ahí estaba el vídeo y la nota de voz, sin embargo, también observó otra cosa en otra conversación.
En el chat con Julia, ella tenía ese vídeo y nota de audio mandadas al celular de Andrey, minutos antes de que fueran mandadas al teléfono de Ibis. Gerald entretejía conclusiones, ya comenzaba a saber, quién era la verdadera culpable de todo.
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