Capítulo 64: Año Nuevo
–Lamento lo de mi abuela. –mencionó Gerald después de dejar a Ibis en la puerta de su casa.
–No, está bien. No fue tu culpa.
–También lamento el ambiente tenso que sentiste con Andrey presente.
–Eh, no. Sabes… él y yo hablamos, terminamos las cosas definitivamente y en buenos términos.
–Ya veo… Bien, entonces te dejo descansar.
–Sí, gracias. –dijo dándole un beso en la mejilla. Así Gerald se retiró e Ibis fue a acostarse en su cama, sacó su teléfono y marcó a Erika. –Hola, siento llamarte tan tarde.
–No, para nada, aún estaba despierta. Feliz Navidad.
–Feliz Navidad. Erika, hoy le di mi respuesta a Gerald, ahora soy su novia. Y bueno, tuvimos que decirle a su familia.
–Entiendo. ¿Cómo reaccionó Andrey?
–… No dijo nada frente a los presentes, esperó a hablar conmigo a solas. Terminamos por completo, espero que ahora las cosas sean mejor así… Erika, no puedo negarlo, me dolió y me enteré que se va a ir del país…
–Y no quieres que se vaya ¿verdad?
–Ya no sé si estoy haciendo bien, quería decirle que no se vaya o incluso… pedirle que me llevara con él. Pero también quiero intentarlo con Gerald. Estoy siendo un desastre. –su voz no pudo evitar que su tristeza se reluciera.
–Ay Ibis, no sé bien que puedo decirte. Pero siempre has sido muy amable. Te conozco bien, te desprendiste de esa manera de Andrey porque también sabes que si le pidieras eso, él lo haría. Ibis, ¿en verdad estás dispuesta a dejar marchar a Andrey?
–… Yo… –hubo un momento de silencio por parte de Ibis, momento en el que inhaló profundamente y luego lo soltó lento. –Sí…
Mientras tanto, Gerald había regresado a casa, encontró a sus abuelos maternos hablando con Vladimir, ellos se quedarían en su casa el tiempo en que Andrey arreglara sus cosas y volver juntos a Rusia, pues él avisó de su beca de intercambio después de que Ibis y él terminaran. Los demás ya habían subido a descansar. Él se despidió de ellos antes de dirigirse a su habitación, sin embargo, vio la puerta de Andrey un poco abierta, se asomó con cuidado y le entristeció verlo al borde de su cama, afligido y llorando esforzándose por mantenerse callado. Quería entrar, pero era muy obvio la razón por la que él estaba así, Gerald lo sabía porque alcanzó a verlos y escucharlos cuando ellos se despedían, además, después de todo, Andrey no se había rendido en recuperar a Ibis, pero ahora, ya no tenía oportunidad. Gerald decidió ir a su habitación y dejar que su hermano se desahogara.
Algunos días pasaron, era 31 de Diciembre por la noche y faltaban algunos minutos para año nuevo. Makari estaba feliz encendiendo luces de bengalas con sus abuelos maternos y con Ibis especialmente. Ella compartía tiempo todos, incluso con Andrey, cuando no estaba cerca con Julia. Andrey e Ibis ahora podían hablar bien, ambos aprendieron a llevarse como amigos, también Gerald y su hermano arreglaron sus diferencias.
–¿Y cuando te irás? –preguntó Ibis mientras aceptaba la copa de vino de Andrey.
–En marzo, cuando acabe mi curso, mis abuelos me acompañarán ese día y me quedaré en su casa.
–Ya veo, me siento muy feliz por ti.
–Gracias. Eh… Toma. –dijo entregándole un regaló rectangular y plano. –Me gustaría que te quedaras con esto.
–¿Uhm? ¿Qué es?
–No lo habrás, mejor en tu casa. Y si no te gusta, pues… puedes hacer lo que quieras con él.
–De acuerdo, pero me intrigas. –dijo provocando risa entre ambos.
–¡La foto! –gritó Louis trayendo su cámara y colocándola en un tripie
Todos se acomodaron en el patio, Ibis se colocó en el medio de los hermanos mayores mientras que Gerald la abrazaba, luego de la captura, la cuenta regresiva empezó, Ibis y Andrey se veían mientras contaban hasta que las 12 llegó y todos celebraron el año nuevo.
–Feliz año Ibis~ –mencionó divertida Julia habiéndose acercado a ella estando un poco apartada.
–… Feliz año. –respondió con poco agrado, pero manteniendo una leve sonrisa.
–Me alegro por tu relación con Gerald.
–Sí, sé que te alegra. –ella le abrazó dejando a Julia sorprendida y confusa. –Lamento que a ti no te haya funcionado esa oportunidad.
–… ¿Qué?
–Veo que ni así, lograste conquistar a Andrey. –Ibis se separó y golpeó levemente los brazos de Julia quien estaba incrédula a lo que Ibis le dijo mientras no dejaba de sonreírle. –Sea como sea, feliz año. –ella se retiró dejando a Julia allí.
–… Perra. –mencionó en sus adentros mientras se tomó su copa de vino rápido, luego se dirigió a Andrey que disfrutaba junto a su hermano menor y su padre, Julia lo volteó a ella y lo jaló de su camisa para besarlo enfrente de todos.
–… July…
–¿Qué te parece? Maldita enana. –replicó enojada viendo a Ibis. –Yo puedo hacer que se olvide de ti.
–July, detente. ¿Acaso ha bebido mucho? Rayos… Vamos July, mejor te llevo a qué descanses a tu casa.
–Espera, Andrey… –ella vio como Ibis sonreía burlona con sutileza.
–Perdonen esto, July, camina. –él se llevaba con algo de molestia, pidió un taxi y así la llevó hasta su departamento. –Duerme un poco ¿sí? –dijo estando en la sala.
–Andrey, ella me provocó.
–¿De qué hablas?
–Ella se burló de mí porque se está jactando de que no la has olvidado.
–Eso no es un secreto para nadie. La sigo amando. Yo creo que te confundiste por beber mucho, además, ella ahora tiene una relación con mi hermano.
–¡Ella me provocó! Andrey, déjame ayudarte a que la olvides, tú y yo podemos tener una vida juntos. –ella intentó besarlo de nuevo, y está vez trataba de forzarlo.
–¡July! ¡Basta! –él se negaba y la alejaba. –Yo no voy a utilizarte de esta manera porque sigo enamorado de Ibis.
–Si tan sólo me dejaras…
–He dicho que no. Ahora descansa un poco. Adiós. –sin más, el chico regresó al taxi que lo esperaba para llevarlo de nuevo a casa.
–… ¡Maldita sea! ¡Andrey! ¡Maldito imbécil! –ella comenzó a lanzar los cojines de sus muebles mientras maldecía a todos, especialmente a Ibis. –Pero me voy a quedar con él, de cualquier forma me facilitaste el trabajo. Así que feliz año, Ibis.
Andrey volvió a casa y se encontró a Ibis en la cocina tomando agua, él se acercó rascando su nuca y apenado por la escena de Julia.
–Oh vamos, no te vayas a disculpar. –rió bajo.
–Ella dijo que la provocaste. Jajaja… –sin quitar su sonrisa nerviosa vio como ella lo miraba divertida. –¿Lo hiciste?
–Y lo disfruté mucho. Sólo me vengué un poco.
–… Ah… –él comenzó a reír y contagió a la contraria. –Feliz año nuevo, Ibis.
–Feliz año nuevo, Andrey.
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